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El documento propone tres pilares fundamentales para reconstruir la industria petroquímica venezolana: profesionales éticos que antepongan los objetivos comunes sobre sus propios intereses, profesionales solidarios que trabajen en equipo para el bienestar común, y profesionales con vocación por el aprendizaje constante ante un mundo en rápida evolución. El autor argumenta que siguiendo estos principios, Venezuela podría convertirse nuevamente en líder mundial en la industria petrolera y petroquímica.
El documento propone tres pilares fundamentales para reconstruir la industria petroquímica venezolana: profesionales éticos que antepongan los objetivos comunes sobre sus propios intereses, profesionales solidarios que trabajen en equipo para el bienestar común, y profesionales con vocación por el aprendizaje constante ante un mundo en rápida evolución. El autor argumenta que siguiendo estos principios, Venezuela podría convertirse nuevamente en líder mundial en la industria petrolera y petroquímica.
El documento propone tres pilares fundamentales para reconstruir la industria petroquímica venezolana: profesionales éticos que antepongan los objetivos comunes sobre sus propios intereses, profesionales solidarios que trabajen en equipo para el bienestar común, y profesionales con vocación por el aprendizaje constante ante un mundo en rápida evolución. El autor argumenta que siguiendo estos principios, Venezuela podría convertirse nuevamente en líder mundial en la industria petrolera y petroquímica.
Estructura de texto correcta: introducción inspiradora, desarrollo
con argumentos y reflexiones y conclusión con un llamado a la acción al lector. Redacción y ortografía de buen nivel. Comparto una pequeña corrección en el texto.
Una industria petroquímica con excelencia hasta los tuétanos
La petroquímica: el arte de convertir petróleo o gas natural en materias primas para el
funcionamiento del aparato productivo de cualquier país. Sí, englobo a todo el aparato productivo porque no existe industria que no utilice en su día a día algún insumo proveniente de la petroquímica. Ejemplo de ética, solidaridad y vocación por el aprendizaje. Así visualizo la petroquímica venezolana en el futuro. Estamos de trabajando para que así sea, mucho más temprano que tarde. De lo que sí estamos seguros, es que Venezuela no puede esperar más. Los venezolanos fuimos bendecidos con petróleo, muchísimo petróleo. Estábamos destinados a ser líderes a nivel mundial; hoy día, tenemos la necesidad de importar hasta la gasolina que utilizan nuestros vehículos: el colmo de los colmos. A lo largo de las últimas décadas, nos hemos acostumbrado a que, en nuestro país, todo lo relacionado con petróleo sea sinónimo de codicia, amiguismo, corrupción y destrucción. Se ha eliminado la meritocracia, se ha destruido la esperanza, se ha valorado más un contacto dentro de una compañía que un título universitario. Aplica para todo, pero la industria petroquímica ha sido uno de los personajes más afectados. Extraordinarios profesionales, destacados, estudiados y con un enorme potencial, han tenido que salir de nuestras fronteras buscando futuro, prosperidad y esperanza. Cada vez somos menos los que quedamos, pero aún podemos sacar a Venezuela adelante. Para ello, son tres los pilares básicos sobre los cuales debemos comenzar a construir. No estamos hablando de la teoría de la relatividad de Einstein, o de física cuántica aplicada. Son valores y principios básicos, con los cuales podemos llegar lejos. La industria necesita profesionales éticos, que bajo ninguna circunstancia antepongan sus intereses propios sobre los objetivos comunes. En la nueva petroquímica no hay lugar para la corrupción, y la ética marcará la pauta del accionar de nuestros gerentes. Tenemos una meta en común, la cual no puede ser cumplida si como decimos los venezolanos: cada quien jala para su lado. Profesionales solidarios, que no duden en dar una mano a un compañero, en transmitir conocimientos, en guiar, en formar, en acompañar y en trabajar en pro del bienestar de sus equipos de trabajo cada día de su gestión. En los últimos años, hemos perdido el sentido de solidaridad que tanto caracterizaba al venezolano de la época de nuestros padres. Recuperar la industria no es trabajo de una persona, debemos ser un ejemplo de unidad, integridad y solidaridad en nuestros equipos de trabajo. Finalmente, que abunde la vocación por el aprendizaje. En ocasiones hemos escuchado la frase: nuestros maestros tienen vocación por la enseñanza. Ahora bien, ¿los alumnos tienen vocación por el aprendizaje? Soy partidario de que los profesionales del futuro no pueden dejar de aprender. Ante un mundo globalizado, repleto de tecnologías que quedan obsoletas cada vez más rápido, es vital la adaptación del ser humano y la constante actualización de sus conocimientos. La gerencia que se enseñaba hace 10 años, no es la misma que se enseña hoy. Las herramientas que utilizábamos el año pasado, no son las mismas que utilizamos hoy (sino pregúntenle a los amigos de Zoom o Google Meet). Para cumplir con estas premisas se requiere vocación. No será posible, si el hecho de adquirir nuevos aprendizajes no es un hábito para los profesionales del futuro. Tres pilares básicos que, en perspectiva, son la base fundamental de una Venezuela potencia a nivel petróleo y petroquímico para los próximos años. Hago un énfasis especial en el rol de nuestros profesionales. Si visualizamos los pasillos de Pequiven en el año 2035, destacamos expertos en comunicación, quienes conocen a su audiencia objetivo, saben transmitir el mensaje por el canal correcto y dar los feedbacks necesarios; gerentes que garantizan la calidad de servicios, sacan el máximo de nuestros recursos para darle al cliente lo que necesita, cuando lo necesita y donde lo necesita; maestros de la toma de decisiones, que expanden y evalúan todas las alternativas, eliminan sesgos y parten de objetivos claros y precisos; una gestión de talento humano impecable, adaptada a la realidad económica y social del país, el sueño de cualquier recién graduado de la época, es trabajar en esta industria; y finalmente, personas que aman a su país, que aprendieron de los errores del pasado y siguiendo el camino de la ética, la solidaridad y el aprendizaje, desarrollan una tierra de esperanza que vayamos a donde vayamos, con orgullo nos haga decir que somos venezolanos hasta los tuétanos. Entonces… ¿El último que salga que apague la luz? O ¿Apostamos por reconstruir la industria petroquímica nacional, el aparato productivo y trabajamos por la Venezuela que todos queremos?