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En esta carta San Francisco les pide a los clérigos tener especial cuidado por
el Sacramento de la Eucaristía
Estemos atentos todos los clérigos al gran pecado e ignorancia que cometen algunos
respecto al santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo y sus purísimos
nombres y palabras escritas que consagran su cuerpo. Sabemos que no puede existir
el cuerpo, si previamente no ha sido consagrado por la palabra y nada tenemos ni
vemos corporalmente en este mundo del Altísimo mismo, sino el cuerpo y la sangre,
los nombres y las palabras, por los que hemos sido hechos libres pasando de la
muerte a la vida.
Todos aquellos que administran estos santos misterios, especialmente los que los
administran de forma indebida y sin cuidado, consideren en su interior cuán viles
son los cálices, los corporales y los manteles en los que se sacrifica el cuerpo y la
sangre de NUESTRO SEÑOR
Es nuestro deber corregir cuanto antes estas faltas y otras semejantes; si encontramos o vemos que el
santísimo cuerpo de nuestro Señor Jesucristo está indebidamente colocado y abandonado, retírenlo de
allí, pónganlo y guárdenlo en un lugar digno. Del mismo modo, dondequiera que se encuentren los
nombres y palabras escritas del Señor (Biblia) en lugares indecentes, colóquenlo en un lugar digno.
Y sabemos que todas estas cosas debemos guardarlas por encima de todo, según los mandamientos del
Señor y las prescripciones de la Santa Madre Iglesia. Y el que no haga esto, sepa que tendrá que dar
cuenta ante nuestro Señor Jesucristo.
Yo si siervo y súbdito: mis respetos con reverencia, paz verdadera del cielo y bondad sincera en el Señor.
Dada la enfermedad y debilidad de mi cuerpo, no puedo visitarles personalmente a cada uno, me propuse
hacerles llegar por medio de esta carta las palabras de nuestro Señor Jesucristo, que palabra del Padre, y
del Espíritu Santo, que son espíritu y vida.
Esta palabra del Padre, tan digna, tan santa y gloriosa, fue anunciada por el mismo Altísimo Padre desde
el cielo, por medio del Arcángel Gabriel a la santa y gloriosa Virgen María, en la que recibió la carne
verdadera de nuestra humanidad y fragilidad.
Y, siendo sobremanera rico, quiso acoger la pobreza en este mundo, junto con la Bienaventurada Virgen
María, su Madre.
Y poco antes de la pasión celebró la Pascua con sus discípulos; y tomando el pan dio gracias, lo bendijo y
lo partió diciendo: “Tomen y coman, esto es mi cuerpo” y tomando el cáliz dijo: “Esta es mi sangre del
Nuevo Testamento, que será derramado por ustedes y por todos para el perdón de los pecados”. Después
oró al Padre diciendo: “Padre, si es posible, que pase de mi este cáliz” y sudó como gruesas gotas de
sangre, que chorreban hasta el suelo.
Puso, sin embargo, su voluntad en la voluntad del Padre diciendo: “Padre que se haga tu voluntad, no
como yo quiero, sino como quieres tú”.
Y la voluntad de su Padre fue que su bendito Hijo, a quien nos dio y que por nosotros nació, se ofreció a sí
mismo, por medio de su propia sangre, como sacrificio y hostia en el altar de la cruz, no por sí, por quien
todo fue hecho, sino por nuestros pecados, dejándonos ejemplo para que sigamos sus huellas. Y quiere
que todos seamos salvos por Él y que lo recibamos con un corazón puro y un cuerpo casto”
FRANCIACTIVIDADES
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c. Según la carta de san Francisco a los Laicos ¿Para qué nos da ejemplo?
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d. ¿Cuáles fueron las palabras de Jesús para darnos su cuerpo y sangre?
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Paz y bien querido Panchito, espero que todo esté muy
bien pronto, un poquito de paciencia y todo pasará. No
te olvides de pedir a Jesús y a nuestra mamita la
Virgen María que proteja a las familias de todo mal.
RECUERDA POR FAVOR HAY QUE IR APRENDIENDO LAS SIGUIENTES ORACIONES QUE NOS AYUDARAN EN LA
PRIMERA COMUNIÓN:
El credo
El acto de contrición
Yo confieso
La comunión espiritual