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Rivera Martínez Jessica Alejandra

América Latina siglo XX 2602


Profr. Julio César Cervantes.
Perón como ejemplo de su sociedad.
Lo único que recuerdo es lo que no he visto, respondí. Algo que jamás podré ver. Lo recuerdo a usted
abriendo los brazos y saludando a las multitudes en la Plaza de Mayo. Veo los estandartes que flamean, los
coros de obreros que no paran de cantar Perón, Perón, mientras usted sigue saludándolos, largo rato. Por fin,
su mano contiene el vocerío.

Nadie respira. Miles y miles de personas alzan los ojos en éxtasis hacia donde usted está, en los balcones de
la Casa Rosada. En el hueco de aquel gigantesco silencio se abre paso su voz: ¡Coompañeeros! Le oigo esa
sola palabra y luego vítores otra vez, clamores. Mi recuerdo es algo que conocí en los cines, que oí por la
radio. Nada que haya pertenecido a mi realidad.

Tomás Eloy Martínez, La Novela de Perón.

La vida de las grandes figuras políticas latinoamericanas del siglo XX se ha


convertido en tema de escrutinio público debido a las fuertes influencias que han
tenido en el destino de las naciones que han estado a su cargo y cómo las
sociedades han visto modificados su estilo de vida, su cultura, costumbres y, por
supuesto, su pensamiento con base en el tipo de régimen que impusieron. Tomás
Eloy Martínez usa La novela de Perón para contar cómo este hombre influyó en la
Argentina de la segunda mitad del siglo XX humanizando al personaje y dejando
ver el culto que se tenía hacia él por parte de la sociedad.

El autor maneja una narrativa en la que la dualidad de realidad y ficción está


siempre latente aunada a la inclusión de un personaje que lo representa dentro de
ese mundo que se ha inventado y le da participación dentro de la historia como
alguien que vivió lo que está contando pero que lo hizo desde el profesionalismo y
que, aparentemente, no muestra subjetividad. Esto creo que es muy importante
pues cuando recurre a la descripción del fervor que es publicitado a través de
medios masivos de comunicación, pretende hacerlo desde los hechos y no de la
propia experiencia.

De la misma forma, creo que recurre a comentarios sarcásticos; incluso podría


parecer que gusta de usar un tono de humor “negro” para algunos
acontecimientos que necesitan ser menos parecidos a la realidad como cuando “el
General” está a punto de abandonar España:

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Profr. Julio César Cervantes.
El General alzaba los brazos y allí estaba, de pronto, el arrullo de la
muchedumbre. Miles de palomas se estremecían con el saludo ritual,
¡Compañeros!, y lo vitoreaban agitando fotos y cartelones. Más allá, entre la
plantación de rosales y las torres de los palomares, junto a la casilla donde se
apostaban los guardias civiles del generalísimo Franco1

Creo que el autor utiliza a las palomas de una forma metafórica para hacer
referencia a cómo quienes seguían al líder Perón, lo hacían cuales animales
dóciles que no contaban con mayor capacidad de reflexión y no era
necesariamente porque estuviera pretendiendo ofender a la sociedad sino más
bien porque de alguna manera equiparaba la conexión entre la capacidad de
servicio y disposición de ambos seres: palomas y humanos.

Otra manera de acercarse a la sociedad argentina es con la multiplicad de


historias inmersas en una misma narrativa que constituyen distintas realidades y,
que a su vez, pretenden contar distintas verdades para que el autor muestre cómo
hay una susceptibilidad por parte del lector de creer una u otra historia según la
cantidad de información que posee. Infiero que lo hace para eludir las palabras de
Perón insertadas en la primera página del libro

Los argentinos, como usted sabe, nos caracterizamos por creer que tenemos
siempre la verdad. A esta casa vienen muchos argentinos queriéndome vender
una verdad distinta como si fuese la única. ¿Y yo, qué quiere que haga? ¡Les creo
a todos!2

Un ejemplo perspicaz de Eloy es utilizar los vínculos familiares para mostrar la


dualidad que había en cómo recibir a Juan Domingo Perón tras el tiempo de exilio:
si vincularse con él resultaba peligroso, si era mejor ir con cuidado para tenerlo de
su lado pero no demasiado como para que en la investigación pericial les resultara
conflictivo. Si bien es cierto que no toda la sociedad podía verse afectada como su
propia familia, creo que sí se trata de reflejar la amargura de recordar quiénes
contaban con familiares que se encontraban presos por alguna decisión tomada
por Perón y cómo apoyarle en su regreso sería contradictorio o no. El fervor que
en un principio equiparó con las palomas, ahora se veía sometido a un trato de
alerta permanente.

1
Eloy Martínez, Tomás, La novela de Perón, Titivillus, México, p. 7.
2
Ibíd., p. 4.

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Profr. Julio César Cervantes.
La mayor parte de la historia utiliza a personajes centrales que se vinculan con
historias de menor relevancia para mostrar que la historia de Argentina durante el
siglo veinte (y me atrevo a decir que la de América Latina) sigue contándose a
través de personajes individuales que han sido posicionados en cierto lugar de
privilegio y con adquisición de poder pero no por ello significa que dejen de ser
humanos, de seguir ideales y de cometer errores propios de su contexto, como
cualquier otro individuo de a pie.

La figura de la mujer es importante desde una perspectiva particular. Iniciando con


un fervor notorio hacia la imagen de la Virgen que sostiene la idea de una
sociedad notoriamente religiosa, lo que puede dar lugar a la presencia del
misticismo o simplemente como reflejo directo del elemento unificador más
importante:

Al cabo de un tiempo, la Virgen empezó a venir sin el Niño. Aparecía embozada,


con orejas de tísica. Sus tetas enormes se iban convirtiendo en peritas escuálidas.
Arcángelo la esperaba con tanta compasión que le brotaba llanto de todo el
cuerpo, hasta de la planta de los pies. Cierta vez, cuando la Virgen se acercó a
consolarlo, él se atrevió a descorrerle el velo de la cara. Y si bien supo, sin la
menor sombra de duda, que aquella era la Santísima Virgen de los altares, las
facciones que vio en el sueño fueron las de Isabelita Martínez3

Algo que considero importante, y que quizás el autor pudo dejar más claro, es si
presentar a Eva Perón como esa figura que, por sí misma no habría tenido un
lugar importante o destacado por su apariencia física y sólo la adquirió cuando se
convirtió en la esposa del General:

El pueblo la imaginaba rubia y de ojos celestes pero Evita Duarte no era como la
pulpera de Santa Lucía cuando llegó a Buenos Aires en 1935: no cantaba como
una calandria, no reflejaba la gloria del día. Era (dicen) nada, o menos que nada:
un gorrión de lavadero, un caramelo mordido, tan delgadita que daba lástima. Se
fue volviendo hermosa con la pasión, con la memoria y con la muerte. Se tejió a sí
misma una crisálida de belleza, fue empollándose reina, quién lo hubiera creído.4

De esa manera, también muestra la importancia de que una sociedad sostenga la


imagen de un gran líder y de que esos grandes personajes no existirían si no fuera
por un pueblo que le entrona y le da esa facultad, con lo que la metáfora de los
3
Ibíd., p. 21
4
Ibíd., p. 209 - 210.

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animales quizás queda explicada de mejor forma al mostrar que, si bien parecía
que les seguían con fervor ciego, también era una manera de explicar y justificar
su propia realidad.

Por otro lado, también hay una viuda que adquiere un papel significativo durante
toda la novela que nos va acercando a su vida: Isabelita. Creo que el autor utiliza
a esta mujer para mostrar que en la sociedad argentina también había mujeres
que podían evolucionar y crecer por sus experiencias y que, para cuando llegan a
la “plenitud” de su vida, ya contaban con las características necesarias para
destacar sin tener que atribuirlo todo a una oportunidad de oro:

Isabelita, la viuda, era por fin la presidenta de la República. Actuaba con estudiada
gravedad, para estar a la altura. Cada dos o tres horas daba una vuelta por la
capilla ardiente, custodiada por los edecanes militares. Rezaba un padrenuestro,
acomodaba el pelo del difunto y con un pañuelito negro le secaba la saliva.5

Isabelita representa a más de una viuda que el autor decide mencionar pero no
por ello se enfrenta a una situación distinta de no ser comparada con su difunto
esposo, como con las otras viudas pues es otra manera de reflejar que con las
historias individuales pueden contarse las historias generales.

Finalmente, creo que La Novela de Perón es la oportunidad que utiliza Tomás Eloy
Martínez para mezclar su experiencia personal con la historia de su patria, de
mezclar los acontecimientos históricos con la ficción que le facilita la oportunidad
de contar cómo era la sociedad sin tener que decir de primera mano que su
subjetividad va a intervenir. Eloy busca dar un realismo que será sometido a
escrutinio del lector según lo considere necesario y vea las conexiones entre los
actos del General, de los personajes secundarios y de los efectos en una sociedad
que llora la muerte de Perón a sabiendas de todo lo que vivió durante su mandato.

5
Ibíd., p. 297.

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Profr. Julio César Cervantes.
FUENTE CONSULTADA
Eloy Martínez, Tomás, La novela de Perón, Titivillus, México, 304 pp. En línea
[https://prepa.unimatehuala.edu.mx/pluginfile.php/7362/mod_glossary/attachment/
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