Cap.03 Vulcanismo y Rocas Igneas

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Algunas obras de ingeniería requieren, como rubro de

especial importancia, la disponibilidad de fuentes de emprésti-


tos situados a pequeña distancia de la obra y con frecuencia la
no existencia de tales fuentes motivan un cambio sustancial en
la índole del proyecto; como sería, por ejemplo, el cambio de
un muro de embalse de tierra a uno de concreto. También aquí
puede ser valioso un conocimiento geol6gíco elemental que permi
ta una primera evaluaci6n de disponibilidades de fuentes de em-
préstitos y lo mismo si éstas contienen, en principio, materia-
les adecuados y en voltmen suficiente para los requerimientos
de la obra en proyecto.
A semejanza de los anteriores sería posible señalar mi
merosos otros ejemplos donde el ingeniero civil, a cargo de pro
yectos o de construcciones de obras importantes, puede encon-
trar una herramienta valiosa en sus conocimientos de rocas y mi
nerales, aunque estos conocimientos sean tan elementales como
los proporcionados en el transcurso del presente apunte de cla-
ses
III VULCANISMO Y ROCAS IGNEAS
Definiciones, naturaleza y origen del magma; volcanis-
mo y características distintivas de volcanes, tipos de
materiales extrusivos, distribuci6n de volcanes y for-
mas de erupción, calderas, volcanes activos e inacti-
vos, cráteres y conos seudo-volcánicos; vulcanismo in-
trusivo y modos de ocurrencia de cuerpos intrusivos.
Estructura y textura de rocas ígneas, composición y
clasificaci6n, rocas ígneas comunes y sus propiedades
ingeníeriles principales, problemas geotécnicos liga-
dos a rocas ígneas, minerales asociados a vulcanismo.

III-? VULCANISMO
111-1.1 Definiciones; naturaleza y origen del magma
El término vulcanismo engloba todos los fenómenos liga
dos al emplazamiento y movimiento de materiales fundidos Órigi
nados en el interior de la Tierra incluyendo, además, la solidi
ficación de dichos materiales y su transformación en el grupo
de rocas que hemos denominado ígneas. Cuando la solidificación
se produce en o sobre la superficie terrestre, tal cual ocurre
con las erupciones volcánicas, el vulcanismo es de naturaleza
intrusiva y las rocas correspondientes se denominan ígneas in -
trusivas
El magma puede caracterizarse como un fluido natural,
en partes líquido y en partes gaseoso, cuya composici6n es pre-
dominante de silicatos semejantes a los que configuran la mayor
proporción de las rocas y minerales comunes; contiene, además,
algunos óxidos y sulfuros metálicos, como también numerosos ele
mentos y compuestos los cuales se mantienen en solución míen -
tras prevalecen grandes presiones y que, en la medida de la a-
proximación del magma hacia la superficie, se volatilizan a ga-
ses llamándose por ésto componentes volátiles. El vapor de a-
gua representa corrientemente del orden de 80% del volumen de
gases magmáticos que se observan durante las erupciones; siéndo
relativamente importantes el di6xido de • carbono (CO2), hidróge-
no sulfurado (H2S), azufre (S) , dióxido de azufre (SO2), ácido
clorhídrico (HCl) y cloruro de amonio (NH4C1); aparecen, en mu-
cho menor proporción, ácido fluorhídrico (HF), nitrógeno (N2),
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hidrógeno (H2), metano (CH4), y monóxido de carbono (CO)


El magma tendría una temperatura del orden de 700 a
L200°C y, de acuerdo con los conocimientos geológicos actuales,
ocurre dentro del interior de la Tierra en forma de zonas loca-
les, a modo de bolsones, especialmente bajo cadenas montañosas
geológicamente activas o con frecuentes erupciones volcánicas.
En base de la información entregada por el comportamiento de
ondas sísmicas en el interior de la Tierra, es probable que la
mayoría de los volcánes estén alimentados por cámaras magmáti-
cas originadas a profundidades no mayores que 50 a 75 km bajo
la superficie.
La discusión de la fuente del calor necesario para la
formación de magma exige plantear, previamente, algunas ideas
acerca del calor terrestre. En este aspecto es conocido el he-
cho de que la profudización de sondajes y las excavaciones sub-
terráneas a gran hondura, revelan un aumento gradual de la tem-
peratura de la Tierra desde la superficie hacia su interior. En
la misma superficie la temperatura depende del calor recibido
del Sol y resulta, obviamente, variable con las estaciones del
año, pero, el promedio anual es notablemente uniforme para cada
región que se considere; bajo la superficie y hasta una cierta
hondura, influye la temperatura exterior y se presentan cambios
estacionales, sin embargo se alcanza luego un nivel donde exis-
te una temperatura constante y similar al promedio térmico anu-
al de la superficie encontrándose, tal nivel, a una profundidad
usualmente variable entre 2 y 40 m según las características de
la zona de referencia. Por debajo del nivel de temperaturas
constantes deja de influir el calor recibido del Sol y se produ
ce un aumento regular, con la profundidad, de los valores térmi
cos; este aumento, el cual solamente puede derivar de calor in-
terno o propio de la Tierra, se expresa a través del llamado
Grado Geotérmico que indica el número de metros para los cuales
se verifica el aumento de 1°C.
Si se ccnsidera el conjunto de la corteza terrestre,el
valor rnedic del grado geotérmico es de 33 m, pero varía amplia-
mente de una región a otra y depende de numerosas variables
siendo, las principales, el tipo y disposición de las rocas ba-
jo la superficie, proximidad de materiales ígneos todavía en
proceso de enfriamiento, cercanía respecto de océanos los cua-
les materializan un efecto refrigerador, y existencia de una
concentración de elementos radiactivos en las rocas. Es mayor
bajo los mares y menor por debajo de las cadenas montañosas,es
pecialmente si éstas son de rocas nuevas o geológicamente acti
vas;ioS valores extremos conocidos se-presentan en algunas zo-
nas de Australia 19m) y en Johannesburgo, Africa, (111 m).
Hasta el descubrimiento de la radiactividad, en 1896,
era opinión casi unánime de los geólogos que la Tierra estaba
en proceso de enfriamiento y se explicaba la existencia del
magma como remanentes localizados del calor original; similar
explicación tenía la pérdida de calor, desde la superficie ha-
cia el espacio exterior, motivado por el grado geotérmico y
equivalente al flujo natural desde un cuerpo caliente, o sea
el intericr de la Tierra, hacia otro de menor temperatura en
la superficie.
La desintegración de elementos radiactivos presentes
en las rocas genera calor, y ha sido estimado que bastaría el
contenido de componentes radiactivos de un solo tipo de rocas,
- 50 -

las correspondientes a los granitos, para justificar sobradamen


te el flujo calórico de la Tierra al espacio exterior. Del mis-
mo modo s, es predominante actualmente la teoría que asocia e1
origen del magma al calor producido en zonas de concentración -
de elementos radiactivos y una mayoría de geólogos supone ahora
que nuestro planeta no esta enfriándose sino, por el contrario,
esta calentándose.
Cabe destacar que los elementos radiactivos principa-
les son el uranio, tono y potasio; ellos abundan en los gran¡
tos, son menos importantes en los basaltos, y bastante más su
ordinados en los restantes tipos de rocas que pueden encontrar-
se en la Tierra. Por otra parte, los granitos son preponderan-
tes dentro de la corteza terrestre situada bajo las áreas conti
nentales, mientras, los basaltos, predominan dentro de la corte
za correspondiente a los fondos oceánicos.
Importa señalar,adems, el hecho de que la corteza re-
presenta la envoltura o capa más superficial del globo terré -
queo y cuyo espesor, de acuerdo a los resultados de mediciones
sísmicas, varía del orden de 35 a 70 km en las regiones conti-
nentales y de 5 a 20 km por debajo de los fondos marinos de las
cuencas oceánicas profundas. El límite inferior de la corteza
queda materializado, también en base de mediciones sísmicas,por
el techo de una segunda capa que se extendería hasta 2.900 km
bajo la superficie y la cual, denominada manto, se compondría
esencialmente de rocas con bajo contenido de elementos radiacti
VOS. Finalmente y tal como detallaremos en el desarrollo de
estc curso, bajo el manto y hasta el centro de la Tierra, se
encuentra el llamado Núcleo que se compondría esencialmente de
una aleación, en parte presumiblemente líquida y en parte sóli-
da, de hierro y níquel.
A todos los antecedentes expuestos debemos agregar el
hecho de que numerosos geofísicos suponen temperaturas, hacia
el interior de la Tierra, no mayores que 6.000°C y, probablemen
te, del orden de 3.000 a 4.000°C; es decir, el grado geotérmico
sería válido hasta una cierta hondura y de allí hacia el inte-
rior de la Tierra la temperatura se estabiliza.
En base de lo anterior podemos señalar las siguientes
hipótesis para explicar, en función de los conocimientos actua-
les, el origen del calor terrestre y del magma:
(a) El calor terrestre deriva de la desintegración ra
diactiva de elementos contenidos en las rocas,
principalmente de las existentes en la capa más
superficial, o corteza, cuyo espesor es variable
entre 5 y 70 km.
(b) Las rocas con mayor potencial radiactivo son los
granitos, especialmente abundantes en la corteza
situada dentro de las áreas continentales y donde
sería potencialmente favorable la formación de ma
terial magmático a partir de concentraciones loca
les de material radiactivo.
Cabría suponer, entonces, que las manifestaciones
volcánicas de las zonas continentales tienen su
origen poco profundo y radicado netamente dentro
de la corteza.
51 -

(c) Las rocas basálticas, abundantes en la corteza si


tuada bajo los fondos oceánicos, tienen del orden
de 1/3 del potencial radiactivo de los granitos y
posiblemente no suficiente para justificar el gra
do geotérmico de los fondos marinos o para justi
ficar las erupciones volcánicas de las cuencas o-
ceánicas.
Podría estimarse, en este caso, un aporte de ca-
lor adicional proveniente de las regiones superio
res del manto y cuyo origen podría no correspon-
der, en lo esencial, a desintegraci6n radiactiva.
(d) Es probable que el conjunto de la corteza se está
paulatinamente calentando, fundamentalmente por
la desintegrací6n de elementos radiactivos.
Es posible que hacia el interior de la Tierra
existan fuentes de calor, derivadas de remanentes
de una etapa anterior más caliente del planeta,
mantenidas principalmente por lá reducida conduc-
tividad térmica de las rocas.

111-1.2 Volcanismo y características distintivas de


volcánes.
El volcanismo engloba los fenómenos relacionados con
la salida a la superficie de magmas con inclusión de la forma-
ción de rocas, denominadas ígneas extrusivas, a contar de la
consolidación por enfriamiento del material- magmático. La emi-
sión del magma se produce a través de un conducto central, o
más frecuentemente por un grupo de ellos; fluyendo en estado l
quido a modo de lavas; como también en forma de fragmentos roco
sos, parcial o totalmente solidificados, -conocidos con el nom-
bre de productos piroclásticos y los cuales son usualmente lan-
zados con violencia al exterior; o bien en estado de gases,
principalmente vapor de agua, y originando -en ciertas erupcio-
nes columnas con aspecto de hongos atómicos que se elevan va -
nos miles de m sobre la superficie. En todo caso, aunque al-
gunos volcanes emiten casi exclusivamente un mismo tipo de mate
rial, es corriente durante una erupción la emisión de lavas, pi
roclásticos y gases.
Los volcanes son montañas o colinas construidas con
los materiales procedentes de su propia actividad, típicamente
adoptan una forma de cono y manifiestan, hacia la cumbre de és-
te, una cavidad de planta circular a elíptica que corresponde
al cráter principal y tiene, corrientemente, diámetro de algu-
nas centenas de m. Con frecuencia el cono muestra otros cráte-
res, denominados parásitos, ubicados- erráticainente y correspon-
dientes a centros de emisión que pueden o no quedar activados
durante una determinada erupción; a menudo sucede que el cráter
principal permanece inactivo, mientras uno o varios de los crá-
teres parásitos ha. entrado en una etapa de erupción notable. No
son raros, tampoco, los volcanes cuyos cráteres principales se
componen de dos o más cavidades próximas. -
La forma del cono depende en lo principal del tipo de
material con el cual está corst±tiído y así se - distinguen conos
de lavas, de pirociásticos, y compuestos o estratiformes. Los
52 -

conos de lavas, denominados también volcanes en escudo, son de


5sra1mnte muy ancha y de laderas suaves; suelen alcan-
zar grandes dimensiones debido, esencialmente, al desarrollo
de innumerables erupciones caracterizadas por la emisión de la
vas fluidas o poco viscosas que escurren suavemente por las la
deras. Ejemp.Los notables de este tipo lo configuran los llama
dos volcanes hawaianos, el Mauna Loa y el Kilauea, los cuales
tienen su base en el fondo del océano Pacífico y se levantan
más de 4.000 m.s.n.m.; dado que la profundidad del Pacífico en
esta región es de unos 5000, resulta que aquellos volcanes su
peran los 9.000 m de altura, pero, dejan la impresión de co -
rresponder a platos invertidos debido a sus dimensiones de base
y a la suave pendiente de las laderas. Los volcanes en escudo
son generalmente de composición basáltica hasta andesítica y
pueden citarse como ejemplos de Chile, si bien sus conos contie
nen en partes intercalaciones de pirociásticos, el Antuco en la
provincia de Bio Bio y el Choshuenco en la provincia de Valdi-
via.

Los conos ásticos están construidos esencial-


mente con los productos qué emiten los volcanes, ya consolida-
dos o parcialmente so1idificados,duante explosiones y erupcio-
nes violentas; estos productos pueden corresponder a cenizas
extraordinariamente finas y también a bloques de rocas de va -
ríos m de diámetro existiendo, entre ambas categorías, cual -
quier gama granulomtrica o de tamaños Estos conos son general-
mente bajos, especialmente aquellos compuestos predominantemen-
te de cenizas, debido a una menor resistencia de los materiales
piroclsticos a los procesos de erosión en comparación con las
lavas, usualmente duras y resistentes, que componen los conos
de volcanes en escudo; tienen, por otra parte, laderas más empi
nadas.

Iosçn puestos oestratiformes se presentan en


forma de intercalaciones de capas correspondientes a lavas y a
piroclásticos, representan la situación de la mayoría de los
volcanes chilenos y, probablemente, del mundo. Pueden alcanzar
alturas considerables y la pendiente de las laderas, a veces
tan suave como en el caso de los volcanes en escudo, es corrien
temente menos empinada que la de los conos de pirocláticos y
más abrupta que la de los conos de lavas
111-1.3 Tipos de materiales extrusivos

Los productos de una erupción se clasifican como lavas,


piroclásticos y gases o vapores. La denominación de lava seña-
la tanto al material fundido que fluye sobre la superficie, co-
mo al material posteriormente consolidado a roca por enfriamien
to. La lava puede ser muy viscosa, de escurrimiento lento y
con tendencia a consolidarse, por enfriamiento, dentro de los
mismos conductos por los cuales fluye; de esta manera tales la-
vas, las cuales son de composición ácida o con abundante conte-
nido de sílice, suelen provocar tapones temporales en los con-
ductos volcánicos que son rotos, en forma violentisima, por ex
plosiones derivadas de la acumulación de gases y presiones ba-
jo el tapón. Por el contrarío las lavas básicas o con menor
contenido de sílice, cual es el caso de las denominadas basálti
cas, son menos viscosas, más fluidas y dejan escapar con mayor
facilidad su contenido de gases a pesar de que, normalmente,
tienen menor porcentaje de gases que las lavas ácidas; estas
lavas fluidas son típicas de lOS volcanes en escudo o de tipo
hawaiano.
53 -

Según el aspecto de su superficie, las lavas solid:ri


cadas a rocas se clasifican del modo siguiente:
Lavas fragmentosas o ' aa " que corresponden a las que
presentan una capa, la superior de la colada, consti-
tuida por fragmentos heterogéneos angulosos o bien
por roca extraordinariamente fracturada y plagada de
cavidades irregulares a manera de poros. Una colada
o flujo de lava líquida tiene usualmente espesor no
mayor que 6 a 10 m, pudiendo alcanzarse espesores de
varios cientos de m en la medida del desarrollo de mu
chas coladas sucesivas, y en el techo de cada colada
individual de lava"aaaparece un espesor de 1 a 2 m
de material fragmentado el cual se repite, dentro de
un perfil de muchas coladas"aa",en la parte superior
de cada una.
Por debajo de la zona quebrada y permeable se locali-
zan normalmente y dentro de la colada de referencia,
lavas densas e impermeables; esto se explica por el
hecho de que al salir a la superficie el material mag
mático, se enfría y consolida rpidamentF la parte su
perior mientras sigúe fluyendo, al estado líquido, el
material inferior; esto crea diferencias térmicas fu-
ertes que tienden al agrietamiento de la región supe-
rior y las fracturas se ven amplificadas por el esca-
pe lento de gases, desde la zona todavía al estado u
guido que puede enfriarse lentamente originando una
roca densa e impermeable.
Las lavas"aa"deben su denominación a la región de Ha-
wai donde son abundantes y típicamente aparecen en la
vas de naturaleza básica o del tipo de basaltos y an-
desitas. Son frecuentes en Chile dentro de la activi
dad volcánica cuaternaria a reciente y muthas veces
crean problemas, por sus intercalaciones francamente
permeables, en zonas de embalses artificiales y natu-
rales; así por ejemplo el cierre occidental de la La-
guna Invernada, en la región cordillerana de Talca,
esta configurado por a lo menos 200 m de espesor de
lavas"aa"que posibilitan infiltraciones de aguas, de
la laguna, estimadas de 5 a 9 m 3 /s, siendo las pérdi-
das máximas en verano cuando el nivel de la laguna es
más alto y mínimas en el invierno cuando se presenta
el nivel más bajo. En Laguna Invernada esta la toma
de aguas de la Central Hidroeléctrica Cipreses de pro
piedad de la Empresa Nacional de Electricidad S.A. -
- ENDESA - y no cabe duda que el monto de filtracio -
nes significa una pérdida económica enorme, debido al
no aprovechamiento de ése caudal para la generación
de energía.
Lavas cordadas o"pahoehoe" son aquellas de aspecto su-
perficialmente denso, casi como pulidas y semejantes,
en cierta forma, a rollos de cuerdas repartidos al
azar. El nombre'tpahcehoeproviene también de Hawai y
este tipo de lava, también propia de materiales bas1
ticos o andesticos, es menos corriente en Chile apa-
reciendo, de modo muy destacado, dentro del valle del
río Fuy que conecta los lagos Pirihueico y Panguipu -
lii, en la provincia de Valdivia, donde han originado
algunos saltos o cascadas de 5 a 20 m de altura por
su gran dureza y resistencia a la erosión.
Lavas almohadillas .-' submarinas o pÍiiOw lava dejan
la impresión de corresponder, superficialmente, a un
acopio de almohadones o sacos rellenos y de allí su
nombre. Resultan de la consolidación de lavas líqui-
das bajo agua y son comunes en erupciones submarinas.
Se encuentran en algunos sectores de la Costa de las
provincias de Tarapacá y Antofagasta, y se conocen es
pecialmente en el Morro de Anca donde se localizan,
espesores de unos 45 m,hacia la parte media del abuE
to larejl6n con el cual dicho macizo enfrenta al mar.
Aquí las lavas submarinas, de naturaleza andesítica,
están intercaladas entre rocas sedimentarias marinas
bien estratificadas.
Lavas vítreas que semejan coladas de vidrio y se com-
ponen, justamente, casi fundamentalmente de vidrio
VO1C ánico. Derivan de materiales magmáticos enfria-
dos en forma extraordinariamente rápida y tanto que
no alcanzaron a formarse cristales minerales.
Según la composición química y principalmente en base
del mayor o menor porcentaje de sílice (Si02), las lavas pueden
ser de naturaleza ácida, intermedia, y básica (Véase Cuadro Cia
sificación Rocas Igneas al final del texto.
Los productos piroclásticos que emiten los volcanes
se definen usualmente según sus rasgos de tamaños; el material
más fino corresponde al polvo o ceniza volcánica que, corrien-
temente, puede ser transportado a grandes distancias por el
viento; aquellos de rango de arenas se denominan, precisamente,
arenas volcánicas y los comparables con guijarros pequeños re-
ciben el nombre de lapillis; los fragmentos mayores se ref le -
ren usualmente como escoria mientras, los superiores a 15 cm,
definen los bloque, Algunos bloques volcánicos son eyectados
todavía semifundidos y durante el vuelo a través del aire adoE
tan formas elípticas o aerodinámicas, semejando un huso o una
pera, denominándose entonces como bombas volcánicas.
Los productos piroclásticos, emitidos con violencia
al exterior, caen finalmente y se acumulan, a mayor distancia
del centro emisor, según sus tamaños y pesos relativos; ya en
tierra .tienden a sufrir procesos de litificación y se transfor
man en rocas ígneas, de naturaleza extrusiva, identificadas se
gún la forma y tamaño de los fragmentos componentes. En este
aspecto se denominan Tobas las rocas con predominio de fragmeri
tos menores que 4 mm, y Brechas aquellas con predominio de
fragmentos mayores que 4 mm; mientras corresponden al nombre
de Aglomerados las que consisten de clastos, redondeados a sub
angulares, superiores a 3 cm. Las brechas se caractenizan,ade
más, por la primacía de fragmentos de formas angulosas e irre
guiares y es común, en todas las rocas nombradas, la presencia
casi o totalmente exclusiva de material de origen netamente
volcánico; a veces el material piroclástico acumulado en la su
perficie sufre algún transporte o bien cae sobre una cuenca la
custre, de tal manera que pueden aparecer, en tobas y brechas,
algunos rasgos propios de rocas sedimentarias y tales como es-
tratificación y clasificación por tamaños.
55

Los gases y vapoíes son prevalecientes en ciertos ti-


pos de erupciones y, además, bastante abundantes en las lavas
fundidas y en los productos piroclásticos que no son emitidos
totalmente consolidados. Entre ellos predomina con mucho el
vapor de agua y aparecen corrientemente los siguientes:

Muy abundante Abundante Escaso

Vapor de agua CO2 HF


H2 S N2
S
SO2 CH 4
HC1 CO
NH 4 C1

Los gases que acompañan usualmente a las coladas de


lavas motIvan, a menudo, el desarrollo de cavidades o poros en
la medida que escapan dichos gases durante el enfriamiento y
consol±dación; lo mismo ocurre con ciertos productos piroclásti
cos todavía semifundidos durante la eyección al exterior y es
del conocimiento común, por ejemplo, la porosidad y liviandad
de la piedra pómez que corresponde a un vidrio volcánico fre -

cuentemente eruptado como producto piroclástico.


Cabe agregar que las erupciones de magma ácido, rico
en sílice, provocan a veces la emisión de grandes masas, incan-
descentes, compuestas por una mezcla de gases y piroclásticos
de tamaño fino a medio; estas masas se conocen como nubes ar-
dientes y caracterizan erupciones del tipo peleano que se
describen más adelante.

111-1.4 Distribución de volcanes y formas de erupción

Los volcanes pueden formarse en las áreas continenta-


les y en el fondo de las cuencas oceánicas;tanto en zonas de cor
Tllera elevadas como en planicies bajas.Alunos han sido acti -

~ "OS
, eli, épocas geolicamente antiguas y,apagados desde entonces,
apenas se reconocen ahora los rasgos de su primitiva existencia;
otros se han mantenido con erupciones periódicas, a veces muy
espaciadas en el tiempo, hasta el presente y desde épocas geoló
gicas remotas; por último, ciertos volcanes han sido desarrolla
dos en períodcs históricamente recientes y en zonas donde ape -

nas se sospechaba la presencia de volcanismo potencial.


Tienen una amplísima distribución geográfica,pero gene
ralmente se d spc. en fajas o cinturones que probablemente re
presentan zcnas de fracturamiento y/o fallamiento de la cortez.
La ubicación de los centros volcánicos francamente activos hoy
en día aparece señalada en figura de lámina 111-1.4 y en la
cual se destaca la densidad de volcanes en las islas y bordes
continentales del Océano Pacífico, configurando el llamado cm
turón de fuego del Pacífico. Este cinturón contiene del orden
de un 70% del total de volcanes activos que se localizan, espe-
cialmente, en torno del arco de islas indonésicas, en el arco
de islas de la región Pacífica Occidental, y junto al borde Pa
cífico del continente americano. Otras zonas con alta densi-
dad de volcanes cor- responden a islas del Océano Atlántico, cuen
ca del Mediterráneo, y reglón central de Africa del Sur.

Las formas o tipo de erupción pueden ser muy variadas,


Lámina 1111.4

!!1L
II!
IIIIMIIiIIIbÍtI
IIIiIIIIILfiIIII1III
1 • • • s • 1• f . . & : .

Distribución geográfica de las zonas de volcanismo activo en la actualidad, sin


indicación de centros volcánicos submarinos activos (SEGUN STOKES Y JUDSON - 1968).
-

pero, generalmente pueden asociarse con algunos de los tipos


siguientes:
Peleano caracterizado por la emisión de lavas muy vis
cosas, de naturaleza ácida, las cuales corrientemente
se solidifican dentro del cz.nducto emisor y provocan
una especie de tapón que suele ser empujado hacia el
exterior, por la presión de los gases y materiales to
davía fundidos, formando una aguja o c6pula esbelta a
partir del conducto que durante la continuación de la
erupción, o poco después del término de ésta, usual -
mente se destruya debido a su esbeltez y pequeña re -
sistencia.
A menudo el tapen de lavas solidificadas genera, en
el interior del coro, pesiones enormes; así pueden
producirse repentinamente y de modo violentísimo, es-
capes de gases y pirocisticos finos que encuentran
su salida a través de calesquier agrietamiento o a-
bertura del cono; la mezcla de gases y piroclticos
se denomina Nube Ardiente , sale al estado incandes -
cente y con temperaturas de varias centenas de grados,
y avanza hacia ladera abajo del cono vç'i.cnico a una
velocidad de casi 100 Km por hora. Estas nubes ar -
dientes se solidifican p.stericrmente por enfriamien-
to y originan un tipo especial de tobas, denominadas
tobas soldadas o ignimbritas, las cuales muestran cia
ramente bajo el microscopio lineas de flujo y fragmen
tos de piroclsticos con bordes corroídos por la ac-
ción del calor.
El tipo peleano debe sn nombre al volcan Mont.Pelée,
en la isla de Martinica, cuya erupción del año 1902
registró la formación de una aguja y el desarrollo de
una nube ardiente que encntr6 a su paso la ciudad de
San Pedro, con 28.000 habitantes, donde sobrevivió so
lamente un hombre que estaba encerrado en un calabozo
subterráneo
Las tobas soldadas o ignimbritas son frecuentes en la
cordillera andina de la provincia de Tarapacá y allí
se asocian con la ocurrencia probable, durante el
Terciario y Cuaternario inferior, de fantásticas eru
ciones de magma ácido acompañadas de nubes ardientes.
Hawaiano que corresponde a la emisión de lavas poco
viscosas, relativamente fluidas y de naturaleza si-
ca, las cuales durante las erupciones escurren por
las laderas del cono y alcanzan distancias relativa
mente grandes antes de solidificarse por enfriamiento.
Aquí no hay actividad explosiva notable y muy frecuen
temente las lavas permanecen al estado fundido dentro
de los cráteres, generando verdaderos lagos de maten
al fundido, notándose la mayor actividad por la eleva
ción paulatina del nivel de lava en el cráter hasta
que, finalmente, rebaisa por los bordes de éste.
El tipo característico a los volcanes de la región de
Hawai donde existen observatorios vulcanológicos que
han contribuído, de modo importante, a un mejor cono-
cimiento de la naturaleza del magma.
Vulcanianoy Vesubiano representado especialmente por
la actividad de los volcanes Vulcano y Vesubio de Ita
ha, Corresponde a erupciones usualmente muy espaci
das en el tiempo, aunque a menudo violentas, y por lo
común de magmas más bien básicos Durante los perro-
dos sin actildad, el magma se sohidifica gradualmen-
te hasta gran hondura dentro de los conductos emiso -
res; después, en el transcurso de un nuevo activainien
to, se producen explosiones que fragmentan y lanzan
al exterior parte del material. s6hido de los conduc -
tos produciéndose, de tal manera, eyecciones de piro-
clástícos a las cuales siguen nubes de gases y vapo -
res que suben a gran altura y adcptan,típicamente,for
mas de col.fir o de hos atmiccs
Estromboliano materializado por el tipo de actividad
del volcán Strómboli, en Italia, y tal que se produ -
cen intermitentemente explosiones acompañadas en par-
tes con la emisión de lavas y piroclásticos. La acti-
vidad es casi constante y las explosiones suelen pre-
sentarse a intervalos bastante regulares originando,
en la noche, nubes luminosas que servían como faro a
105 navegantes antiguos en la zona del mediterráneo.

Erupciones de Fisura las cuales no generan conos sig-


nificativos y donde la emisión de materiales, corrien
temente lavas de naturaleza basáltica, se produce a
través de grietas o fracturas de la corteza y se exti
enden por una amplia superficie. Estas erupciones se
llaman también de tipo islándico, por cuanto han sido
notables en Islandia, y posibilitan la creación de carn
pos de lavas de enormes proporciones. Durante el vera
no del año 1783 en la región de Laki, Islandia, se de-
sarrolló una erupción de fisura, a lo largo de una
grieta de 32 Km de largo, que evacuó al exterior del
orden de 120 Kilómetros cúbicos de basaltos y devastó
unos 550 Km 2 de terreno.
111-1.5 Calderas
Corresponden a depresiones, aproximadamente circula-
res, semejantes a cráteres pero con dimensiones notoriamente
superiores y suele definirse una caldera como un cráter con
diámetro mayor que 3 km. El origen de las calderas deriva, por
lo general, de erupciones violentisimas que agrietan fuertemen
te el cono y las paredes de los conductos emisores; durante una
primera etapa de actividad los conductos emisores están rellena
dos con material magmático y éste sirve como soporte de las pa-
redes intensamente fracturadas; después se producen grandes e-
rupciones de piroclásticos, acompañadas corrientemente de expio
siones que tienden a un mayor agrietamiento del cono, y decrece
la actividad del vo1cn motivando un descenso del material fun-
dido hacia las profundidades de la cámara magmática. Este des-
censo produce, finalmente, el derrumbe de la parte superior del
cono volcánico dentro del cráter y así aparece una gran depre-
sión que materializa la caldera.
El desarrollo de las calderas en la forma expuesta an-
teriormente queda indicada en Figura de Lámina III-1.5.a.
Las calderas a veces representan la actividad póstuma
de un centro volcánico mientras, en otras ocasiones, se origi-
Lámina 111-1.5

DESARROLLO SECUENCIAL DE UNA CALDERA DE ACUERDO A

INTERPRETACION ORIGEN DEL LAGO CRATER EN OREGON, EE.UU.


(SEGUN H.WILLIAMS EN GILLULY-WATERS-WOODFORD-1964)

---u

1.- Primera nube eruptiva, el magma rellena la cámara magmática y el conducto


volcánico; y se produce-
roducen agrietamientos del cono.
2.- Grandes erupciones de piroclásticos y descenso del magma a gran hondura.
Empieza a hundirse la parte superior del cono.
3.- La porción superior del cono se sumerge hacia la Cámara Magmática y se
la caldera.
4.- La caldera ha quedado ocupada por un lago y ha cristalizado, por enfria-
miento, el magma inferior.

Sabia Docepcin

v'. -

Isla Decepción: un ejemplo de caldera sumergida (Copiado de LOBECK-1 939).


60 -

na posteriormente un nuevo cono en el interior de ellas y tal


sería el caso del Vesubio que ocupa la caldera formada por el
colapso de un antiguo volcán y del cual ahora sólo quedan re-
manentes en forma de cordones bajos que rodean perifrícamente
al cono del Vesubio. El antiguo cono citado corresponde al
Monte Somma y por tal razón los volcanes desarrollados en el
interior de calderas se denominan somáticos como podría ser,
en Chile, la situación del volcán Antucc en la provincia de
Bio BJL

La erupción del volcán Krakatoa, situado en el Estre-


cho de Sonda entre Java y Sumatra, dió origen en la .Ltima se
mana de agosto de 1883 a una imponente caldera. La actividad
se inició en el mes de Mayo de 1883, después de casi dos si
glos de inactividad, en forma de explosiones que abrieron una
serie de bocas en el cono y de eyecciones de tipo vuicaniro-
vesubiano. Las erupciones continuaron hasta el mes de agosto,
aumentando gradualmente su violencia, produciéndose el día 26,
detonaciones cada 10 minutos y nubes densas que alcanzaron 27
km de altura; en la madrugada del día 27 de agosto se síntie -
ron cuatro grandes explosiones y una de ellas fue escuchada en
Australia a 5.000 km de distancia, al mismo tiempo que se for-
mó una nube resplandesciente, de pómez y cenizas ardientes, la
cual se elevó hasta unos 80 km de altura. Cuando se pudo ob-
servar nuevamente la isla se constató el desaparecimiento de
casi dos tercios de ella y quedó una amplia caldera submarina,
de 6.4 x 7.2 km en su superficie. La formación de la caldera
originó, por su parte, una marejada de tipo maremoto o tsunarni
ciue asoló las tierras bajas de Java y Sumatra y causó más de
35.000 victimas; a este respecto se han citado referencias de
olas de hasta 40 m de altura durante el cataclismo dei- Krakatoa.

En la Isla Decepción,del territorio Antártico Chileno,


se presenta un claro ejemplo de caldera submarina y ello se
aprecia muy bien en Figura III-1.5.b la cual incluye, además,
una síntesis gráfica de la erupción de 1883 antes descrita.
La Isla Decepción manifestó, hasta el año 1968, una actividad
volcánica muy débil y expresada principalmente por burbujeo de
gases en la bahía que producían, en algunos sectores, tempera-
turas altas del mar; pero, en el citado año empezaron erupcio-
nes violentas que obligaron a la evacuación de la isla y que
han continuado, en forma intermitente, hasta el año 1970.

III-L. 6 Volcanes activos e inactivos

Tal como se expresó anteriormente, un centro volcáni-


co puede permanecer aparentemente muerto por lapsos prolongados
y tanto que deja de sospecharse la ocurrenciaren el iugarr, de
erupciones; del mismo modo otros registran periódicamente, a ve
ces con frecuencia de 100 o ms años, erupciones violentas que
testimonian su calidad de potencialmente activos; y, finalmente,
algunos est.n en actividad prácticamente constante, aunque por
largo tiempo dicha actividad puede corresponder únicamente a
desprendimientos débiles de gases o vapores.
Lámina lIIt$b

1
4.72m

-- Cumbre
Ro bata

-.

Cumbvs eksN
-

Cumbre RaMO

CENTRO VOLCANICO KRAKATOA ANTES Y DESPUES GRAN


ERUPCION DE 1883 (SEGUN LOBECK - 139)

1.- Cono del Krakatóa en tiempos prehistóricos.


2.- Situación después de su primera gran destrucción..
3.- Situación en 1883 antes de la gran erupción.
4.- Situación actual.
1 Disposición de las islas en el año 1883.
II Disposición de las islas después de 1883.
(Las zonas de puntos corresponden a islas emergidas por acumu-
lación de piroclásticos y otras eyecciones del año 1883).
- 62 -

Un volcán en erupción es, obviamente, activo; aquel


que ha manifestado erupciones en los tiempos históricos ,aunque
estén ampliamente espaciadas en el tiempo, debe considerarse
potencialmente activo o también, como suele denominarse a ve-
ces, "durmiente"; mientras un centro VOICáflÍCO del cual no e-
xisten antecedentes históricos de erupciones y no se aprecia
adecuado para nuevos procesos volcánicos, puede considerarse
inactivo o extinguido. Sin embargo, a menudo es difícil la
distición entre volcanes "durmientes" y extinguidos y así el
Vesubio podía estimarse como extingidc, al año 79 A. de C.,
cuando ocurrió su primera erupción histórica.
Las características del cono volcánico suelen propor
donar una base para ponderar la calidad de activo, durmiente
o extinguido del volcán en discusión; los conos bien configu-
rados, con laderas poco disectadas por procesos de erosión,
sugieren volcanes activos o por lo menos durmientes y esto en
razón de que, seguramente, han sido los productos de erupcio-
nes los que han ido reconstruyendo el cono en la medida de su
gradual destrucción por los procesos erosivos. Del mismo modo
conos fuertemente desgastados por erosión y mal configurados,
deben reputarse como propios de volcanes extinguidos o, por lo
menos, inactivos, durante lapsos notablemente largos.
En todo caso lo anterior no excluye el hecho de la
ocurrencia, en zonas donde prácticamente no quedan vestigios
superficiales de los conos antecesores, de erupciones que re-
velan un centro volcánico potencial o latente. Tal fue la si-
tuación materializada por el desarrollo, a partir del año 1943,
del volcán Paricutín de México; dicho año surgió, dentro de un
campo sembrado con trigo, un cono de cenizas que se levantó
hasta 100 m en una semana y 300 m lo largo de un año; el co-
no se elevó más tarde hasta 415 m y, de diversos conductos en
su base, fluyeron coladas de lavas que avanzaron unos 11 km
desde los conductos y originaron una serie de montículos irre-
gulares de varios cientos de m de altura. El Paricutín cesó
en su actividad alrededor del año 1952 y presenta,ahon .cno
de cenizas de unos 600 x 900 m cuyo cráter principal, en la ci
ma, tiene anchura superior a 250 m. Durante su crecimiento
fue fotografiado e investigado intensamente, a partir del ter-
cer día, lográndose valiosa informaci6n acerca de sus erupcio-
nes explosivas; composición y temperatura de los productos de
lavas, piroclásticos , y gases; efectos sobre las cubiertas ve-
getacionales de los materiales emitidos y comportamiento de
los lechos de cenizas ante los procesos erosivos. Todo esto
de acuerdo al hecho de constituir quizás el único caso de un
volcán, ubicado en zona continental, para el cual podía obser-
varse su nacimiento y completo crecimiento.
Se estima que los volcanes francamente activos son
del orden de unos 500 en el mundo; pero, si se agregan todos
aquellos durmientes o potencialmente activos la cifra aumenta-
ría en algunos miles. En Chile, por ejemplo, los centros vol-
cánicos que manifiestan erupciones sistemáticas o poco espada
das en el tiempo, no pasarían de unos treinta, sin embargo,
los potencialmente activos sobrepasan la centena, incluyéndose
aquí un gran numero que tienen registros históricos de erupcio
nes ocurridas de 70 a 150 años atrás; por otra parte, los co -
nos volcánicos que podrían considerarse extinguidos sobrepasan,
probablemente, la cifra de mil.
Son comunes, entre los volcanes activos, aquellos que
- 63 -

manifiestan desde largo tiempo sólo emanaciones de gases o va-


pores y que se conocen con el nombre de fumarolas; algunas de
dichas fumarolas tienen temperaturas poco diferentes de la co-
rrespondiente al punto de ebullición del agua en la elevación
de la emanación, pero otras han registrado valores tan altos
como 650°C.
111-1.7 Cráteres y Conos seudo-volcánicos

En diversos lugares de la Tierra, especialmente en


Estados Unidos, Canadá, Australia, República Soviética, Argen-
tina, y presumiblemente Norte de Chile, han sido reconocidas
depresiones muy similares a cráteres volcánicos y que se consi
deran como resultado de choques de grandes mateoritos. La apa
riencia del cráter resulta, corrientemente, propia de uno de
origen netamente volcánico y puede ser difícil diferenciarlos;
especialmente cuando el meteorito cayó en una zona de volcanis
mo reciente, considerándose usualmente distintiva la existen -
cia, en el lugar, de fragmentos de hierro meteórico o de mate-
riales claramente provenientes del espacio exterior. Uno de
los cráteres de este tipo ms notables se ubica en la provin -
cía de Quebec en Canadá, tiene anchura de 3.750 m y contiene
un lago de 3.200 m de diámetro con profundidad de 425 m; los
bordes del cráter se disponen a 160 m sobre el nivel de aguas
del lago y están compuestos de rocas graníticas de naturaleza
intrusiva.
Ciertas regiones de la Tierra muestran emanaciones de
gases que no derivan de actividad volcánica sino, generalmente,
de campos petrolíferos y de gas; estas emanaciones con frecuen
cia llevan consigo, hasta la superficie, partículas de limos y
arcillas que terminan porzzonstruir un cono; cuando existe a-
gua el cono es de barro y puede endurecerse superficialmente,
por secamiento, hasta materializar una costra dura que retiene
los gases del interior y en forma que alcanzada cierta presión,
se produce una salida violenta y vuela la parte superior del
cono imitando, a pequeña escala, una erupción verdadera. En
todo similares a un cono volcánico, salvo en sus dimensiones,
alcanzan sólo excepcionalmente alturas superiores a los 30 m y
corrientemente no sobrepasan los 2 m sobre la superficie.
En las desembocaduras de ríos importantes, donde se
presentan depósitos de limos y arcillas con aguas subterráneas
a poca hondura, las vibraciones provocadas por terremotos sue-
len producir conos de barro debido a la sugerencia de aguas
cargadas de limos y/o arcillas. Estos conos de barro, también
similares a verdaderos aparatos vcicnicos, no sobrepasan los
3 m de diámetro y 1 a 1,5 m de altura; por otra parte, tienen
corta vida ya que rápidamente quedan destruidos por acciones
erosivas del mismo río o de aguas lluvias. Fueron desarrolla-
dos, en número considerable, durante los terremotos del mes de
Mayo de 1960 en el Sur de Chile; principalmente en torno del
curso inferior del río Bío Bio junto a la ciudad de Concepción.
111-1.8 Vulcanismo intrusivo y modos de ocurrencia
de cuerpos intrusivos

El material rnagmtíco puede movilizarse sin alcanzar


finalmente la superficie terrestre y consolidarse, por enfria-
miento, en el interior de la Tierra; representando todos es -
tos fenómenos, el campo de trabajo del llamadc vulcanismo in -
trusivo. Las rocas que tienen este origen se denominan ígneas
intrusivas y pueden observarse, en sus características y modos
de ocurrencia, cuando quedan removidas por erosión aquellas ro
cas existentes» originalmente, entre el material magintico some-
tido a consolidación y la superficie. Las rocas de la cobertu
ra original se llaman, indistintamente, como cobertizas o pre-
existentes y pueden pertenecer a cualesquier de los tres gru -
pos o familias distinguidos anteriormente según pg. 37
Los cuerpos intrusivos se disponen con variadas for -
mas y dimensiones, siendo también diversas las relaciones que
guardan con las rocas cobertizas o circundantes; según esto se
clasifican como diques o filones, filones mantos, lacolitos,
chimeneas o cuellos volcánicos y batolitos, entre los cuerpos
principales y que pueden observarse en Figura de Lámina
111-1.8,
Los diques o filones representan masas ígneas intrusi
vas de forma tabular, es decir considerablemente Inés largos -
que anchos, encajados a través de fracturas anteriores que po-
sibilitan la movilización de material magmético y el rellena-
miento de ellas con los productos de la consolidación, por en-
friamiento, del mismo magma. Cortan en cualquier dirección
las rocas ccbertizas y esto se aprecia, especialmente, cuando
se observan filones a través de formaciones de rocas regular -
mente estratificadas.
Por lo común los filones contienen rocas muy diversas
de aquellas que intruyen y suelen distinguirse, desde larga
distancia, por los contrastes de color entre unas y otras. Va
rían en anchura desde algunos mm hasta decenas de m, y, en ion
gitud, desde pocos m hasta varios cientos de ]u.
Los filones mantos representan diques emplazados para
lelamente a los planos de estratificación de las capas que los
encierran y pueden considerarse conectados, normalmente, con
otros filones que han servido originalmente de conductos para
la inyección del material magintico0
Los lacolitos materializan cuerpos intrusivos con as-
pecto de domo y ligados a la cámara magmética por un conducto
centralizado; la mayoría son suavemente ovalados en su parte
superior, pero existen otros con formas irregulares. Pueden
cubrir superficie de varias decenas de km 2 y permiten recono -
cer, a cierta hondura, materiales »propios de las rocas coberti
zas y tal como se aprecia según la figura de referencia.
Las chimeneas o cuellos volcánicos corresponden a ma-
sas intrusivas consolidadas en el interior de los conductos
volcánicos; en este aspecto son semejantes a los filones pero,
corrientemente, tienen sección aproximadamente circular a elíp
tica, se presentan verticales o poco menos, y muestran gran
anchura con diámetro de varios cientos de m hasta algunos kiió
metros. -
Los batolitos constituyen las masas ígneas de mayores
dimensiones y más profundas que se conocen; quedan expuestos a
la superficie en la medida que han sido removidas por erosión
las rocas cobertizas y muy frecuentemente pueden observarse,
en laderas de cerros o barrancos profundos, una zona inferior
de rocas propias del batolito y una superior propia de las ro-
cas cobertizas, testimoniando la intrusión o irrupción de aque
has a través de éstas.
Lámina 111-1.8

P-iroclo'sticos y gasee o vapores

Conducto o Chunenea //
Cono y crater Parasto

Colada de lavo

MØSE-OCURRENCIA DE ROCAS ÍGNEAS

ír
- 66 -

Para que un batolito sea tal, debe mostrar una super-


ficie de afloramientos de por lo menos 100 km 2 y prolongarse
en profundidad por varios ki1metros; en el hecho no se ha ob-
servado nunca, directamente o a través de sondajes, el término
en hondura de los bat:litcs sin embargo, puede presumirse, en
base deantecedentes de datos sísmicos, que a profundidades de
muchos kilómetros pero siempre dentro del espesor de la corte-
za terresre 1), las rocas batolítícas son reemplazadas por
otras y cuya naturaleza seria esencialmente bas1tica.

La superficie, de los batolitos es corrientemente muy


irregular, con altos y depresiones; y con frecuencia éstos con
tienen, en su zona más superior o techo, fragmentos de rocas
que contrastan : por su forma c por su composición, con el con-
junto de las rocas batolitcas que son esencialmente homogé. -
neas y regulares. Estos fragmentos se denominan inclusiones y
pueden responder a materiales maqmticos muy similares en su
composición a los que dieron origen al batolito observado, co-
mo también a remanentes de rocas cobertizas desplomadas o de -
rrumbados dentro del batolito todavía fundido total o parcial-
mente

El emplazamiento de batolitos debe asociarse a fenóme


nos geológicos de gran magnitud y presumiblemente ligados a la
formación de cadenas montañosas importantes; por tal motivo
han sido estudiados siempre con gran atención y, a contar del
descubrimiento de la radiactividad, se han realizado numerosí-
simas determinaciones de edades radiométricas de cuerpos bato-
líticos. En este aspecto han sido establecidos en nuestro
país, hasta ahora, cuatro ciclos de intrusiones batolíticas y
con valores de fechamiento que cubren 260 a 340 millones de
anos, 120 a 170: 90 a 105, y 30 a 60 millones de años aproxima
demente.
Los límites entre rocas batolíticas y rocas circundan
tes se denominan contactos encontrándose, cerca de tales con -
tactos y especialmente en las rocas circundantes próximas, una
gran mayoría de los principales yacimientos de minerales meta-
líferos de Chile. En este aspecto se considera que la minera-
lización de estos yacimientos está claramente asociada a ci -
dos intrusivos. Por otra parte, es corriente que las intru-
siones provoquen metamorfismo de las rocas cobertizas adyacen-
tes, siempre y cuando la intrusión sea más nueva,por cuanto po
dra darse el caso de un macizo batolítico descubierto por ero
sión que es recubierto, posteriormente, por rocas más nuevas;
en este caso no hay metamorfismo.

111-2 ROCAS IGNEAS

111-2,1 Estructura y textura


El término estructura se utiliza, en 10 relativo a ro
cas, para definir los caracteres generales de una masa rocosa
y tales como forma del cuerpo, estratificación, grado de frac-
turamiento, presentación, etc.
La textura dice relación con la apariencia de la roca
en función de la forma, tamaño y distribución de sus componen-
tes los cuales, para el caso de las rocas ígneas, son general-
mente granos minerales o cristales. Las texturas de las rocas

(1) Véase referencia a espesores de la corteza en Pg. 50.


--
- 67

ígneas pueden ser diversas y frecuentemente están ligadas a sus


modos de origen; es decir, cada tipo de roca ígnea tiene una
cierta textura habitual que posibilita un antecedente para su
reconocimiento.
Las texturas principales quedan señaladas en el Cuadro
de Clasificación de Rocas Igneas que se discute ms adelante y
corresponden a las siguientes:
Textura Fanerítica caracterizada por granos minerales
gruesos, en cristales mayores que 1 mm, identificables
al ojo desnudo.. Es propia de rocas ígneas intrusivas
formadas a gran hondura bajo la superficie, donde el
enfriamiento del magma pudo ser gradual y lento posibi
litando el desarrollo de cristales minerales grandes y
bien conformados. Es típica de rocas que aparecen en
cuerpos batolíticos y de lacolitos.
Textura Peginatítica que es similar a la enterior pero
con inclusión de algunos cristales muy grandes o de va
ra.os cm. Se reconoce en ciertos diques o filones gene
rados a gran profundidad
Textura Aplitica o Microfanerítica la cual materializa
rocas ígneas,. usualmente intrusivas, con cristales me-
nores que 1 mm pero reconocibles con ayuda de una lupa.
Textura Afanítica caracterizada por la existencia de
cristales menores que 0,5 mm y discernibles sólo con
ayuda del microscopio. La roca afanítica muestra un
aspecto denso y es característica de un enfriamiento
relativamente rápido, poco favorable para el desarro-
llo de cristales mayores, tal como ocurre en la mayo-
ría de las lavas.
Textura Porfídica que corresponde a dos o más secuen-
cias de minerales; unos de tamaño comparativamente
grandes, los cuales han cristalizado primero y se de-
nominan fenocristales; y otros, de naturaleza micro-
fanerítica, cristalizados posteriormente y que consti
tuyen la llamada masa fundamental. Esta textura es
corriente en diques o filones y en cuerpos intrusivos
menores.
Textura Afanítica Porfídica caracterizada por una ma-
sa fundamental afanítica que incluye fenocristales.
Coman en algunas lavas.
Textura Porfídica Afanítica que corresponde a una ma-
sa fundamental microcristalina a vítrea con inclusión
de fenocristales. Coinün en ciertas lavas.
Textura Microcristalina caracterizada por cristales
extraordinariamente pequeños y cuya naturaleza crista-
lina solamente puede reconocerse con el microscopio.
Frecuente en lavas de enfriamiento muy rápido.
Textura Vítrea donde los componentes son esencialmente
vidrio volcánico, no cristalino o amorfo, y motivada
por un enfriamiento extraordinariamente rápido del ma-
terial magmático que no permite la formación de crista
les minerales . Típica de obsidianas, piedra píscea,

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