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Empero, tienen una manera muy propia de existir que consiste en postular un
"deber ser", mediante la prescripción – ordenar, determinar algo - de acciones y
omisiones – Abstención de hacer algo o decir algo -. Estas imposiciones que
fluyen de ella, las caracterizan básicamente. Su esencia es el imperativo con que
se enfrentan al hombre requiriéndole ajuste sus actos a esquemas de conducta,
predeterminados por ellas, y consecuentemente sirven también para juzgar de la
conducta obediente o renuente a sus mandatos.
Sin embargo, no carecemos por entero de alguna noción del ser. Aunque
indefinible, trabamos contacto directo con él. Además de percibir la presencia con
que los objetos externos delatan su existencia, cada uno de nosotros en una
intuición introspectiva y radical se siente así mismo como algo, algo que es, como
un ser, y postula y confirma su existencia al decir: "yo soy". El ser lo llevamos en
nosotros.
2 El “Deber”.
1
1. Francisco Romero y Eugenio Pucciarelli, Lógica, pág. 57
2
. Manuel García Morente: Lecciones Preliminares de Filosofía, págs. 50, 51 y 52. A. Pescador, Ontología,
págs. 18 y 19.
3
"Si se pregunta a la ciencia la definición del deber considerado como el valor absoluto deberá limitarse a
responder: Tú debes lo que debes'. Esta tautología a la cual se ha dado formas variadas y disfraces
laboriosos, aplica el principio de identidad, dado que se limita a la comprobación de que el bien es el bien y no
el mal, que lo justo es lo justo y no injusto, que A es A y no, no - A". Hans Kelsen, Teoría Pura del Derecho
(traducción de la edición francesa de 1953 de Moisés Nilve), 11a. ed., Eudeba, Buenos Aires, 1973, pág. 61.
intuitivamente los deberes, cada uno de los cuales al ser apropiado implica la
exigencia inexcusable de su realización en la conducta humana. Esta impulsión
apremiante hacia su efectividad en obras, expresan los términos "deben ser".
Nuestra vivencia interna nos persuade de cuan reatados estamos a ciertas reglas
de conducta obligatoria: cuando una persona nos solicita un falso testimonio, la
petición choca con nuestra conciencia, vale decir, con una actitud previa que nos
impone la veracidad. Así tenemos experiencia íntima del "deber ser" veraces.
4
Alf Ross. Sobre el Derecho y la Justicia, pág. 353.
2.3 Relación entre el “ser” y “deber ser”
Dadas ciertas condiciones, de lo que "es" concluimos que algo "será" en el futuro,
pero no cómo "debe ser"; por ejemplo, verificamos que en pasado, próximo y
lejano, algunos hombres victimaron a otros, y esto nos lleva a pensar,
coherentemente, que en el futuro, mientras no cambien los factores sociales y
humanos, habrá homicidios; pero no podemos sentar que el hombre, mejor dicho,
que algunos hombres "deben ser" homicidas5.
Tampoco del "deber ser" se puede deducir correctamente el "ser"; por ejemplo,
partiendo de la norma "el hombre debe ser bueno" es inaceptable enunciar que el
género humano, sin exceptuar a nadie, es bueno; correlativamente, un "deben ser"
que nunca fue del todo obedecido, pese a su reiterada violación, afirma incólume
la obligación de cumplirlo: "no matarás".
A este respecto, fuera del plano lógico, cabe recordar que el hombre, como
realizador de valores, tiene el privilegio de convertir un deber concreto en
auténtica realidad: admite la asistencia como un deber de la amistad y en aras de
ella protege al amigo desvalido.
5
"Cuando un hecho se da en la realidad natural, de ello no resulta que debe existir o no. Del hecho de que los
peces grandes se coman a los pequeños no es posible deducir que su conducta es buena o mala. Ningún
razonamiento lógico permite pasar de lo que es a lo que debe ser, de la realidad natural al valor moral o
jurídico" Hans Kelsen, ob. cit, pág. 105.
encontramos una realidad que denominamos la del "deber ser" que es estudiada
por la "deontología" y que se ocupa de determinar cómo debe ser la conducta
humana. Partiendo de esta diferenciación entre la realidad del "ser" y la realidad
del "deber ser", podemos ubicar el mundo de las normas, y concretamente de las
normas jurídicas, dentro del mundo del "deber ser".
Las proposiciones enunciativas nos dicen lo que fue, es o será; por ejemplo,
Bolívar independizó de España seis repúblicas; la pizarra es negra; se concluirá la
línea férrea Cochabamba-Santa Cruz. Las proposiciones normativas, en cambio,
no mentan lo que fue, es o será sino lo que "debe ser", aunque la realidad
contradiga sus exigencias; por ejemplo, todos los hombres deben ser veraces.
Un conjunto selecto de proposiciones enunciativas, trabajosamente logrado por el
lento desarrollo de las ciencias, es el constituido por las leyes naturales. Aparte de
la perseverancia en la investigación y del genio creador, la entereza ante la
diatriba y el escarnio fue, en ocasiones, el precio del portentoso auge de las
ciencias. Rememoremos a Galileo que acusado de sostener la teoría heliocéntrica
de Copérnico, considerada herética, fue enjuiciado y obligado a retractarse.
De entre las reglas de conducta observadas por el pueblo y las formuladas por la
especulación moral, un proceso inmanente al curso de la historia decanta el
prontuario de preceptos que forman el acervo ético de la humanidad. El
reconocimiento de derechos que hoy parecen obvios, fueron victoriosas
conquistas. Pueblos y hombres inmolados, muchos de ellos anónimos, jalonan
esta promoción normativa. Sin mencionar la formidable significación del Sermón
de la Montaña, hagámonos cargo de los miles de años de contienda y sangre que
posibilitaron la abolición de \a esclavitud, la todavía no superada totalmente
6
discriminación racial y, también, ha de preocuparnos la tardanza en
desenclaustrara la mujer del gineceo griego para equipararla al varón. Al terminar
esta aleccionadora hojeada, compararemos el respeto a la vida, hoy sacralizada,
con el deber del buen hijo de matar a su padre cuando empezaba a mostrar
síntomas de extrema decrepitud, en el antiguo Fiji, porque "la condición del alma
en el otro mundo correspondía a la del individuo en el momento de su muerte"7.
Comencemos por una distinción. No todas las reglas de conducta humana son
obligatorias, muchas de ellas se las sigue por decisión libérrima y según el talante
6
"Cuando se preguntó a Huckleberry Finn si la explosión de la caldera de un barco había herido a alguien,
contestó: 'No, mató a un negro'. El comentario de la tía Sally, 'Qué suerte porque a veces la gente resulta
herida', resume toda una moral que a menudo ha prevalecido entre los hombres". H.L.A. Hart, El Concepto del
Derecho, pág. 247.
7
Ralph Linton, Estudio del Hombre (versión de Daniel F. Rubín de la Borbolla), 1a. ed. Fondo de Cultura
Económica, México, 1942, pág. 189.
del momento, sin que el omitirlas provoque ninguna secuela, pues carecen de
mayor significado; por ejemplo, los hábitos de oír radio, ver televisión, tomar café
con las comidas, etc. Otras reglas sí, son perentoriamente impositivas; a éstas las
denominamos normas. "La norma es la expresión de la idea de que algo debe
ocurrir, especialmente la de que un individuo debe conducirse de cierto modo"8.
Lo expuesto nos permite caracterizar las normas como reglas de conducta que
prescriben deberes: no matar, ayudar al prójimo, respetar el honor, ser leal, etc.
Un amplio sector de las leyes naturales está constituido por la ley de causalidad, la
cual afirma con cierto grado de probabilidad estadística que a un determinado
hecho o fenómeno (causa) sucederá otro también determinado hecho o fenómeno
(efecto)10; por ejemplo, "el calor dilata los metales". Esquemáticamente la ley
causal afirma:
8
Hans Kelsen, Teoría General del Derecho y del Estado, pág. 42
9
Francisco Romero y Eugenio Pucciarelli, ob. cit, pág. 170
10
"Ya no se dice que tal elemento Atiene como resultado necesario la aparición de tal otro elemento B, sino
que la probabilidad de ver aparecer probabilidades B, como consecuencia de A es de tal o tal orden. En la
mayoría de las ciencias físicas, esta probabilidad es extremadamente grande, mientras que la probabilidad
contraria es casi nula. No obstante la situación es algo diferente a este respecto en ei nivel del átomo. Resulta
posible entonces que varias hipótesis puedan realizarse (B,C,D, etc.), como consecuencia de un factor A, con
posibilidades respectivas bastante elevadas. La ciencia se esfuerza en calcular con precisión las posibilidades
de cada una". Maurice Duverger, Sociología Política, (traducción de Jorge Esteban), 1a. ed., Ediciones Ariel,
Barcelona, 1968, pág. 14.
No obstante la relatividad anotada, la ciencia natural toma la casualidad como un
postulado de la razón que exige encontrar conexiones de causa a efecto para
explicar la realidad.11
5.1 Finalidad.-
11
Hans Kelsen, ¿Qué es Justicia?, 2a. ed., Ariel S.A., Barcelona, 1992, págs. 119 y s.
12
Francisco Romero y Eugenio Pucciarelli, ob. cit, pág. 175.
5.2 Supuesto.-
El supuesto de las normas es que los seres a quienes van dirigidas tengan libertad
para obedecerlas o infringirlas, pues sólo donde el arbitrio individual señorea hay
mérito en quien las cumple. Es absurdo pensar en normas destinadas a seres que
tienen de antemano trazada una conducta imposible de ser alterada, es decir,
irrevocable, v. gr: la del animal que ciegamente obedece al instinto. Por eso las
normas se dirigen únicamente a la conducta consciente y libre del hombre y no a
aquellas de sus funciones supeditadas a la necesidad biológica: digestión, muerte
natural, etc.
5.3 Validación.-
Las normas pueden ser infringidas en casos concretos, sin que estas violaciones
destruyan su existencia; muy al contrario, la transgresión repercute de tal manera
que más se acusa su obligatoriedad, su vigencia: frente al robo, la calumnia o el
homicidio, sentimos con mayor intensidad la imposición normativa de respetar la
vida, la propiedad y el honor de las personas.
La Teoría Pura del Derecho, como su nombre lo indica, es una teoría del Derecho.
La forma por la que se elabora una teoría está determinada por su objeto. A fin de
captar lo peculiar de una teoría del Derecho, debemos conocer la naturaleza de su
objeto; en consecuencia, una teoría del Derecho debe, antes que nada, contestar
a la pregunta: ¿Qué es el Derecho? Aún cuando la Teoría del Derecho o, como es
comúnmente llamada en la literatura angloamericana, "jurisprudence", es una de
las ciencias más viejas, no hay una definición universalmente aceptada sobre
el concepto de Derecho.
Existen dos puntos de vista diferentes en relación con esta materia.
LUIS LEGAZ LACAMBRA, Horizontes del pensamiento Jurídico, pag. 449. Edit. Barcelona.
los hombres. Para Kelsen el Derecho es un orden de deber ser, en el sentido de
que no es algo que de hecho acontece, sino un sistema de normas.
Bibliografía.-