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CAPÍTULO II:

DIOS
Vivimos en un universo cuya inmensidad presupone un poderoso Hacedor, y cuya
belleza, designio y orden señala la presencia de un sabio Legislador. Empero, ¿quién
hizo al Hacedor? Podemos remontarnos en el tiempo, pasando del efecto a la causa, pero
no podemos continuar retrocediendo para siempre sin admitir un ser "Eterno." Ese Ser
Eterno es Dios, la Causa y Manantial de todo lo que existe.
BOSQUEJO
I. LA EXISTENCIA DE DIOS
Su existencia afirmada
Su existencia demostrada
Argumento basado en la creación
Argumento basado en el diseño
Argumento basado en la naturaleza del hombre
Argumento basado en la historia
Argumento basado en la creencia universal
3. Su existencia negada
II. LA NATURALEZA DE DIOS
1. El punto de vista bíblico. (Los nombres de Dios)
Elohim
Jehová
El
Adonái
Padre
2. Creencias erróneas
Agnosticismo
Politeísmo
Panteísmo
Mt.erialismo
Deísmo
III. LOS ATRIBUTOS DE DIOS
1. Atributos no relacionados (La naturaleza interior de Dios)
Espiritualidad
Infinidad
Unidad
2. Atributos Hch.ivos (Dios y el universo)
Omnipotencia
Omnipresencia
Omnisciencia
Sabiduría
Soberanía
3. Atributos morales (Dios y las criaturas morales)
Santidad
Justicia
Fidelidad
Misericordia
Amor
Bondad
IV. LA TRINIDAD DE DIOS
1. Presentación de la doctrina
2. Definición de la doctrina
3. Demostración de la doctrina
4. Ilustración de la doctrina
I. LA EXISTENCIA DE DIOS
1. Su existencia afirmada
En ninguna parte tratan las Sagradas Escrituras de demostrar la existencia de
Dios mediante pruebas metódicas o convencionales. Se la asume como prueba evidente,
como creencia natural para el hombre. En ninguna parte las Sagradas Escrituras
enuncian una serie de pruebas de su existencia como condición preliminar para la fe.
Declaran el hecho y piden al hombre que se embarque en una aventura de fe. "Es
menester que el que a Dios se allega, crea que le hay," Hebreos 11:6 constituye el punto
inicial de la Biblia en lo que respecta a los tratos del hombre con Dios.
La Biblia realmente habla de hombres que dicen en su corazón que no hay Dios,
empero son "necios," en otras palabras, prácticamente impíos, que desalojan a Dios de
sus pensamientos porque le desechan de sus vidas. Pertenecen al elevado número de
ateos prácticos, es decir, aquellos que viven y hablan como si no hubiera Dios. Exceden
en mucho al número de los ateos teóricos, es decir, aquellos que afirman aferrarse a la
creencia intelectual que Dios no existe. Se ha señalado que la declaración de "no hay
Dios," no implica que Dios no existe, sino que no se inmiscuye o interviene en los
asuntos del mundo. Al considerar a Dios ausente, el hombre se "corRm.pe" y procede
con abominación. Salmo 14. Dice el doctor A. B. Davidson:
No se trata de demostrar la existencia de Dios, porque en todas partes en la
Biblia Dios se enuncia como conocido. Parece que no existe pasaje alguno en el
Antiguo Testamento que indique que el hombre alcance el conocimiento de la
existencia de Dios por medio de la naturaleza o de los acontecimientos de la
providencia, aunque hay algunos pasajes que insinúan o implican que las falsas ideas
de lo que es Dios pueden corregirse por la observación de la naturaleza y la vida... En
las páginas del Antiguo Testamento se piensa tan poco de discutir o demostrar que Dios
puede ser conocido, como de discutir que existe. ¿Cómo podían los hombres pensar de
discutir que Dios podía ser conocido, cuando estaban persuadidos que le conocían,
cuando su fuero interno y su mente estaban impregnados de pensamientos del Señor, y
cuando sabían que el Espíritu de Dios los inspiraba, los iluminaba y les guiaba toda la
historia?
La idea de que el hombre llega a conocer a Dios, o alcanza comunión con él por
medio de sus propios esfuerzos es completamente extraña al Antiguo Testamento. Dios
habla, Aparece; el hombre escucha y contempla. Dios se acerca al hombre; acuerda un
pHch.o o inicia relaciones especiales con el hombre; le da mandamientos. El hombre le
recibe cuando él se acerca: acepta la voluntad de Dios y obedece a sus preceptos.
Stg.ás se presenta a Moisés o a los profetas en
Hch.itud pensante, reflexionando sobre el Invisible y llegando a conclusiones con
respecta a él, o ascendiendo a concepciones eLv.adas de la Divinidad. El Invisible se
manifiesta a sí mismo ante ellos, y ellos lo saben.
Cuando un hombre dice: "Conozco al presidente," no quiere decir que "sabe que
el presidente existe," puesto que esto se da por sentado en la declaración. De igual
manera los escritores bíblicos nos dicen que conocen a Dios, y esa declaración lLv.a
implícita la existencia de Dios.
2. Su existencia demostrada
Si las Escrituras no nos ofrecen una demostración razonada de la existencia de
Dios, ¿por qué lo intentamos nosotros? Lo hacemos por las razones siguientes:
Primera, para convencer a los que buscan sinceramente a Dios, es decir, a
personas cuya fe ha sido oscurecida por alguna dificultad, y que dicen: "Quiero creer en
Dios; demuéstreme que es razonable creer." Empero ninguna cantidad de pruebas
convencerá a esa persona que, deseando vivir en el pecado y de manera egoísta expresa:
"Lo desafío a que me demuestre que Dios existe." Después de todo, la fe es asunto moral
antes que intelectual; si una persona no está dispuesta a pagar el precio, evadirá toda
clase de evidencia. Lucas 16:31.
El examen de un reloj Apela que ostenta las características de un diseño, puesto que
las distintas partes están montadas para un fin o propósito. Están combinadas de tal
manera que producen movimiento, y este movimiento está regulado de tal manera que
indica la hora del día. De este modo deducimos dos cosas: primero, que el reloj tiene un
fabricante o hacedor, para seguir la alegoría, y segundo, que este fabricante entendió su
construcción y lo diseñó para el fin de señalar la hora. De igual manera, observamos
diseño y adaptación en el mundo, y naturalmente llegamos a la conclusión de que tuvo
un Hacedor que lo diseñó sabiamente para el propósito que cumple.
Estas conclusiones no serían afectadas por el hecho de que nunca vimos fabricar un
reloj; nunca conocimos a un maestro relojero, no teníamos idea alguna con respecto a
cómo se podía fabricar un reloj. De igual manera nuestra convicción de que el universo
tuvo un Diseñador no es afectada por el hecho de que no observamos su construcción ni
Stg.ás vimos al Diseñador.
Asimismo nuestras conclusiones no serían alteradas aunque alguien afirmara que "un
reloj es el resultado del funcionamiento de leyes mecánicas y se explica por las
propiedades de la Materia." Debemos considerarlo todavía como la obra de un hábil
maestro relojero que hizo uso de estas leyes y propiedades con el objeto de que el reloj
Marchara. De igual manera cuando se nos dice que el universo se debe simplemente a la
operación de las leyes de la naturaleza, nos sentimos obligados a preguntar: "¿Quién
diseñó, e impuso y usó estas leyes?" pues donde hay leyes, debe de haber también
legislador.
Tomemos una ilustración de la vida de los insectos. Hay cierto insecto conocido por
el nombre de ciervo volante o escarabajo cornudo. El macho tiene cuernos enormes, dos
veces el tamaño de su cuerpo, mientras que la hembra no tiene ninguno. En estado de
larva tienen que sepultarse en la tierra y esperar su transformación. Son simplemente
pequeños gusanos sin diferencia Aparente, y sin embargo uno de ellos cava para sí un
hoyo de doble profundidad que el otro. ¿Por qué? Para dar lugar a que crezcan los
cuernos sin Romperse. Ahora bien, ¿por qué estas larvas Aparentemente similares
proceden de manera tan distinta? ¿Quién le enseño al escarabajo macho cavar un hueco
de profundidad doble que el de la hembra? ¿Lo razonó por sí mismo? No, pues Dios el
Creador implantó dentro de la criatura esa percepción instintiva para hacer aquello que
era para su mayor bien.
¿De dónde recibió sabiduría la pequeña larva? Se puede sugerir que heredó la
sabiduría de sus padres. Mas ¿puede un perro adiestrado, por ejemplo, pasar sus
habilidades a sus cachorros? Aun si admitimos que el instinto era heredado, quedaría
todavía en pie el que alguien debe de haber impartido instrucción al primer escarabajo
cornudo. La explicación con respecto al instinto Maravilloso de los animales se
encuentra en el primer capítulo del Génesis, donde dice: "Y dijo Dios," o en otras
palabras, la voluntad de Dios. Al observar el funcionamiento de un reloj llegamos
a la conclusión de que la inteligencia no reside en el reloj, sino en el maestro relojero
que lo hizo. Y al observar el instinto extraordinario de la más pequeña criatura, llegamos
a la conclusión que la inteligencia no reside en ellas principalmente, sino en el Hacedor,
y que existe una Mente que controla o dirige los detalles más insignificantes de la vida.
El Dr. Whitney, presidente que fuera de la Sociedad Americana e individuo de
número de la Academia Americana de Artes y Ciencias, dijo en cierta oportunidad que
"un imán rechaza a otro por la voluntad de Dios, y no hay hombre que pueda
proporcionar hoy una información más precisa." "¿Qué quiere decir por voluntad de
Dios?" se le preguntó. El Dr. Whitney respondió: "¿Qué quieren decir ustedes
cuando hablan de la luz? Hemos enunciado la teoría corpuscular, la teoría de las
ondas, y ahora la teoría de los quanta, y todas ellas son otra cosa que conjeturas de
sabios. Una explicación tan buena como cualquier otra es afirmar. Que la luz viaja por la
voluntad de Dios... La voluntad de Dios, la ley que descubrimos, pero no podemos
explicar, ella sola - la voluntad de Dios - es final."
El señor A. J. Pace dibujante de la Ap.ista "Sunday School Times," nos cuenta con
respecto a una entAp.ista con el extinto Wilson J. Bentley, experto en microfotografía
(fotografía que se obtiene de la imagen. macroscópica). Durante más de 30 años este
hombre había tomado fotografías de cristales de nieve, y después de haber fotografiado a
miles de esas formas cristalinas, había observado tres hechos notables, a saber: primero,
que Stg.ás había encontrado dos iguales; segundo, que cada uno de ellos tiene hermosa
forma, y tercero, que invariablemente tiene seis puntas. Cuando se le preguntó a qué
atribuía esta simetría de seis puntas, expresó: "Naturalmente que nadie lo sabe, sino
Dios. Empero, he aquí mi teoría. Como usted sabrá, los cristales de nieve se forman del
vapor de agua a temperaturas por debajo del grado de congelación, y el agua se compone
de tres moléculas, dos de nitrógeno, y una de oxígenoo. Ahora bien, cada una de las
moléculas está cargada de electricidad positiva y negativa, la tendencia de las cuales es
polarizarse en lados opuestos. Como usted ve el número tres figura desde el principio en
la cuestión."
"¿Cómo se pueden explicar esos curiosos puntos y lazos, esas curvas elegantes,
esos bordes delicadamente biselados, todos ellos agrupados alrededor del centro en
perfecta simetría?" Preguntó el señor Pace. Se encogió de hombros y respondió: "Solo el
Artista que los diseñó sabe como se hacen."
Su declaración de que "el número tres figura desde el principio en la cuestión" me
dejó pensando. ¿No será acaso que el Dios trino y uno que ha diseñado toda la
hermosura de la creación ha puesto el sello de la trinidad en estas frágiles estrellas de
cristales de nieve, de la misma manera que el artista estampa su firma en una obra
maestra?
Al examinar uno de estos cristales de nieve, uno observa al instante que el principio
pAp.alente que subraya la
estructura del copo de nieve es el del hexágono o polígono de seis lados. Ahora bien, el
hexágono es una figura única
en la geometría en el sentido de que el lado del hexágono regular inscrito en el círculo
es igual al radio de dicho
círculo. En otras palabras, tenemos seis triángulos equiláteros perfectos, situados
alrededor de un núcleo, y todos los
ángulos son de sesenta grados. Cada triángulo constituye la tercera parte de toda el área
a cada lado de la línea
recta, que podríamos denominar diámetro. ¡Qué símbolo más Ap.ropiado del Dios trino
y uno, es el triángulo! Se
observa aquí unidad, un triángulo, más son tres líneas, cada una de ellas esencial para la
integridad del todo.
La curiosidad me impulsó a examinar las referencias en la Biblia que contenían el
vocablo "nieve" y descubrí con
alegría ese significado que podríamos llaMr. triple inherente aquí también. Por ejemplo
existen 21 (número divisible
por tres) referencias en las que figura el sustantivo "nieve" en el Antiguo Testamento y 3
en el Nuevo Testamento, o
sea un total de 24. Luego hallé 3 referencias que se refiere a la lepra, asignándosele la
blancura de la nieve. Tres

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