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· vol. 29, n.� 1 (ene-jun) · 2015 · issn 0120-3045 (impreso) · 2256-5752 (en línea) · pp.

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JOSÉ GARRIGA ZUCAL


Nosotros nos peleamos. Violencia e identidad
de una hinchada de fútbol
Buenos Aires: Prometeo Editorial. 2010. 173 páginas

J osé Garriga Zucal reflexiona “sobre las


formas identitarias de una hinchada de
lados”, “alentar siempre” y, especialmen-
te, “aguantar” definen la pertenencia a la
fútbol para revelar el rol primordial de la banda. El aguante es un discurso que se
violencia en la constitución de un ‘noso- sustenta y se demuestra en las prácticas
tros’” (2010, 21). La violencia tiene distin- violentas, es decir, en los enfrentamien-
tos significados y en el fútbol la hinchada, tos corporales. Para aguantar es necesario
a través del aguante, es uno de sus prota- “pararse” y “poner el pecho”, sin importar
gonistas. La violencia, fáctica o simbólica, las adversidades. Estos saberes le otorgan
puede ser legítima o no, depende de quién el respeto, entre los miembros de la ban-
la define. Además, es una construcción his- da, a quienes sean capaces de manifestar-
tórica y es particular en cada agrupación. lo. Por tanto, el respeto es individual y es
En lo concerniente a la identidad, esta no es colectivo, concediendo el reconocimiento
única, ni estática. Por el contrario, es múl- y la distinción. El respeto individual pue-
tiple y dinámica: obedece a la circunstan- de lograrse por temor o por admiración. La
cia y al entorno. De esa manera, construye demostración del aguante solo es posible
un “nosotros”. Así, el aguante se constitu- entre iguales, entre hinchadas, y se refie-
ye como una señal identitaria. re, también, a la solidaridad entre seme-
Garriga realizó el trabajo de campo con jantes. En último lugar, el aguante concede
La José C. Paz, hinchada del Club Atlético honor, prestigio y notoriedad en la banda.
Huracán, de Parque Patricios, en un ba- El aguante es la manifestación de una
rrio del sur de Buenos Aires, Argentina. masculinidad que señala al “verdadero
Esta hinchada tiene una estructura je- hombre”. Esta práctica violenta entrega be-
rárquica piramidal y se conforma, ma- neficios simbólicos y materiales. Aunque
yoritariamente, por hombres jóvenes, de su exhibición depende de la circunstancia,
pertenencia social diversa. Se utilizó la ya que su práctica es perseguida por au-
metodología etnográfica, y la observación toridades y es reprobada socialmente. El
participante le permitió entender la violen- aguante es representado por aquellos que
cia y las maneras de concebirla. “tienen huevos”, es decir, los valientes que
La hinchada o banda es una agrupa- no temen enfrentarse corporalmente al ri-
ción que se diferencia de los demás segui- val y, los que no los tienen, son clasifica-
dores. El trabajo cotidiano de “ir a todos dos como “cagones” o cobardes. Así, en el

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lo reciente

marco de un mecanismo de prestigio aso- La experiencia en los enfrentamientos fí-


ciado a la expresión de la virilidad y la he- sicos permite aprender a combatir y a so-
terosexualidad, el “macho” es aquel que portar el dolor.
demuestra su aguante y el “puto” es quien La hinchada agrupa a quienes exponen
rechaza la pelea y huye del lugar. el aguante y excluye a los que no lo exhiben.
En la jerarquía de la banda, quien se De esa manera, constituye un “nosotros” y
la aguanta puede ser un capo, un líder. un “otros”: hinchas militantes y policía. La
Asimismo, los enfrentamientos, grupales banda se distingue por el uso de la violencia,
o individuales, visibilizan al principiante, que la utilizan para defender a los demás
pues ha exhibido su masculinidad. De ese hinchas. Las prácticas violentas otorgan a
modo, le conceden su ingreso a la hincha- los integrantes de la hinchada distintos be-
da. Si el aguante es puesto a prueba, a tra- neficios, por ejemplo, recibir gratuitamente
vés de una ofensa, debe ser recuperado en ropa deportiva. Los aguantadores son di-
una nueva pelea. Por ese motivo, el discur- ferentes a los demás y aprovechan su apa-
so no es suficiente y debe demostrarse en el rición en los medios de información, para
enfrentamiento corporal. El aguante cons- maximizar sus características. El aguante
tituye una identidad, apoyada en una apa- determina jerarquías, diversifica y enfren-
riencia corporal. El cuerpo se construye, al ta opiniones, distingue a los miembros de
interior de la hinchada, a partir de usos, la banda y es una identidad que se encuen-
representaciones y consumos. El cuerpo tra con otras identidades, incluso no vio-
ideal es “gordo” y es “groso” ya que tiene lentas. Además, genera pertenencia. El uso
más oportunidades de ganar en el enfren- de la violencia instituye un “nosotros” y un
tamiento. Un cuerpo “gordo” y “groso”, “otros”, no violentos, no aguantadores. El
de “buen lomo”, se ha forjado en el traba- aguante no puede exhibirse siempre y en
jo rudo y en rutinas de peleas. El cuerpo todo lugar, pues depende de la situación.
del aguante debe exhibirse públicamente, El aguante es una identidad elegida li-
pues es diferente y es distintivo. Así, las bremente. Pues el coraje, la valentía, el arro-
cicatrices deben visibilizarse, al conver- jo, la audacia y la fuerza son prácticas que
tirse en huellas que confirman la partici- los nuevos integrantes desean demostrar
pación del hincha en los enfrentamientos. a los miembros de la hinchada. La identi-
Igualmente, el cuerpo debe mostrar resis- dad aguantadora proporciona el respeto y
tencia en el consumo de drogas y de be- la constitución de vínculos sociales, aun-
bidas embriagantes y en la represión de la que esa identidad tiene elementos débiles,
policía. Sin embargo, el cuerpo del aguan- ya que no existe una vinculación obligato-
te puede afirmarse, únicamente, en la bra- ria y tampoco permanente. Asimismo, tie-
vura, en la demostración de conocimientos ne características violentas porque implica
de lucha y en la participación en la pelea. la participación en prácticas de confron-

[ 288 ] Departamento de Antropología · Facultad de Ciencias Humanas


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tación física y armada, que otorgan pres- aspectos implican el análisis de las temáti-
tigio y generan un sentido de pertenencia. cas vinculadas con las prácticas, las repre-
El enfrentamiento físico es naturalizado y sentaciones, la masculinidad, las jerarquías
cotidiano y es una forma de solucionar los y los cuerpos. Por lo tanto, este texto con-
conflictos. La identidad aguantadora cons- tribuye a la investigación sobre las barras
tituye una identidad colectiva, estable y bravas de Colombia, una pesquisa que, en
permanente, que deja marcas en el cuer- nuestro país, se ha venido expandiendo.
po. La cultura del aguante es practicada Nos ayuda a comprender, desde una pers-
por actores de diverso origen social y ocu- pectiva comparada, este fenómeno urba-
pa el espacio dejado por la escuela y el tra- no, en el contexto del fútbol, que ya supera
bajo. Por último, el aguante establece una las dos décadas de existencia y que cons-
identidad, es decir, la violencia constituye tituye un campo de investigación en con-
un “nosotros”. solidación en el país.
Finalmente, José Garriga Zucal, en
Nosotros nos peleamos, reflexiona so- john alexander castro lozano
bre la violencia y la identidad en La José Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá
C. Paz del Club Atlético Huracán. Estos

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