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FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS

Ensayo breve sobre unidad II: La República de Platón y la Política de


Aristóteles
Cátedra: Filosofía Política y Social
Docentes: De Miguel, Jorge; Sales, Julio
Alumnos: Altamirano, Jordi
CALIFICACIÓN: 10 (DIEZ)
El origen de la polis

Tanto Platón en el libro II de la República como Aristóteles en el libro I de la


Política esbozan teóricamente el nacimiento de una polis. En este ensayo repasaremos
los pasos de sus argumentaciones con el fin de marcar algunas diferencias entre ambas
concepciones sobre el origen de la ciudad o Estado.
Para el Académico, el Estado nace cuando cada uno de los hombres no puede
abastecerse por sí mismo, es decir que la asociación entre ellos se da a causa de una
necesidad. Entre estas, las fundamentales son las del alimento, la vivienda y la
vestimenta y el calzado, por lo que un Estado mínimo se compondría de cuatro o cinco
personas. Aristóteles, en cambio, sostiene que la unidad primitiva que devendrá en una
ciudad es la casa, lugar donde, suponiendo su perfección, coexisten esclavos y libres,
hombre y mujer, padres y prole. La asociación entre casas (esto es, la aldea) está
causada por las necesidades no cotidianas (1252b6), mientras que para Platón son en
principio las primeras necesidades las cuales instan a los hombres a asociarse y, así, la
polis es producto de la asociación entre agricultores, artesanos, pastores y demás oficios
que tienen como fin la satisfacción de necesidades básicas, y aquellos bienes que no se
encuentran en el lugar establecido son suministrados por los comerciantes. En
Aristóteles, la ciudad es una comunidad de aldeas y la economía es una parte de su
administración. En ambos casos, la ciudad se caracteriza por ser autárquica y, tanto en
una como en otra concepción, se destaca la importancia de que cada hombre realice su
tarea propia; Platón sostiene que cada hombre “es diferente en cuanto a su disposición
natural: uno es apto para realizar una tarea, otro para otra” (370b), y Aristóteles hace
una analogía entre los hombres y los órganos del cuerpo, cada uno de los cuales
“cumple mejor su función, si sirve no para muchas cosas, sino para una sola” (1252b3).
Dijimos antes que para Aristóteles la economía es parte de la administración de la
ciudad. Pues bien, para el Estagirita el arte adquisitivo procura facilitar o adquirir los
bienes necesarios, y puesto que estos no son ilimitados, son la fuente de la riqueza
(1252b14). La crematística, en cambio, el arte del comercio, está mediado por la
moneda y produce una riqueza sin límites. La moneda, signo monetario común, para
Platón, surge como consecuencia del intercambio con el exterior de la polis y solo debe
tener lugar en él, puesto que hacia adentro de la polis las necesidades básicas de los
ciudadanos deberían estar satisfechas. Esto puede relacionarse con lo que dice
Aristóteles con respecto a aquellos que acumulan grandes cantidades de moneda, ya que
“al residir el placer en el exceso, buscan el arte que les produzca ese placer excesivo”
(1256a17). Platón sostiene, sin embargo, que esto es causa del deseo de un Estado
lujoso, donde los ciudadanos pretendieran bienes más allá de sus necesidades básicas,
como así también la intromisión de poetas, bailarines y demás oficios cuya utilidad sería
discutible dentro del Estado, que al necesitar más bienes y de una índole que no posee
en sus tierras necesitaría más hombres para producir más recursos para el comercio, e
incluso una mayor extensión, por lo que el deseo de buscar un mayor placer conllevaría
la formación de un ejército y de más soldados que pudieran ocupar nuevas tierras. Para
Aristóteles, en cambio, el arte de la guerra forma parte del arte adquisitivo por
naturaleza (1256b12) y no es un producto de la desmesura humana, por lo que
encontramos aquí una diferencia muy importante que atañe a la guerra y el territorio.
En conclusión, el Estado perfecto de Platón nace de una asociación de hombres que
buscan satisfacer sus necesidades básicas, que se complejizan a medida que el Estado se
expande e incluye dentro de sí a más hombres. La persecución de bienes más allá de la
conseguida autarquía es causa de mayores necesidades y conflictos. En Aristóteles, en
cambio, la ciudad precede por naturaleza a los hombres particulares, puesto que el
hombre es por naturaleza un animal político, hecho evidenciado en la posesión de la
palabra, y se actualiza en la comunidad de aldeas, a su vez compuestas por casas que
satisfacen por sí mismas sus necesidades cotidianas y conforman la ciudad cumpliendo
un fin natural y en vistas a vivir bien, donde la economía, desde el oikos ocupa un lugar
fundamental.
Bibliografía

Aristóteles, Política. Madrid: Gredos, 1988. [trad. al castellano por Manuela García
Valdés].
Platón, República. Madrid: Gredos, 1988. [trad. al castellano por Conrado Eggers Lan].

Buen análisis. Habría que precisar en la Política aristotélica la posición de la economía


(administración del hogar) en referencia a la ciudad.

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