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LOS RECURSOS HUMANOS EN MANTENIMIENTO

PUBLICADO POR ADMIN EN JUNIO 21, 2019

Uno de los aspectos más importantes en la gestión del mantenimiento es decidir


cuánto personal y qué organización en necesaria para mantener las instalaciones.
¿Sabía usted que aproximadamente la cuarta parte del presupuesto de
mantenimiento se emplea en la nómina del personal del departamento?
Es por eso, que la decisión de saber gestionar el recurso humano no debería
tomarse a la ligera. Se debería tener muy claro que es una decisión con una fuerte
trascendencia técnica y sin embargo, en la mayoría de las empresas es una
cuestión que no se decide en el ámbito técnico, sino que la deciden los gestores
financieros de la instalación, los responsables del negocio apoyados, desde luego,
en el departamento de RRHH.
El único inconveniente de esto, es que usualmente se toma en cuenta solamente
el criterio económico dejando por un lado el criterio técnico. Y esto se traduce en
muchos de los fracasos que están detrás del rendimiento de las empresas que
cuentan con estructuras de personal demasiado básicas para la complejidad de
sus instalaciones y en otras por el contrario, se destinan un exceso de recursos a
tareas que apenas generan cierto valor.
Criterios para la definición del organigrama
El organigrama debe realizarse siguiendo un proceso estructurado que conduce a
la determinación del equipo óptimo necesario para realizar adecuadamente las
tareas de mantenimiento de la planta.
Se proponen los siguientes pasos, los cuales se abordarán con más detalle en
próximos artículos debido a la importancia de cada uno:
1. Determinación de los puestos indirectos
Son aquellos ocupados por profesionales que no intervienen directamente en las
tareas de mantenimiento, sino que coordinan éstas, las registran, las analizan, las
supervisan o prestan algún tipo de apoyo a los profesionales que intervienen
directamente en las tareas.  Los ejemplos más conocidos son el Jefe de
Mantenimiento y el Responsable de la Oficina Técnica.
2. Elaboración del plan de mantenimiento
Sirve para calcular la carga de trabajo preventiva de la instalación en condiciones
normales.
3. Cálculo de la carga de trabajo preventivo
Se calcula sumando la duración de las tareas preventivas en cada una de las
especialidades de mantenimiento y en cada uno de los sistemas.
4. Cálculo de la carga de trabajo preventivo corregida
Se hace necesario tener en cuenta tres factores: la carga de trabajo total
preventiva, las tareas que serán realizadas con contratas externas, que deben ser
descontadas de la carga de trabajo preventiva y el rendimiento de la plantilla de
mantenimiento comparado con el rendimiento estándar considerado en la
estimación de la carga de trabajo del plan de mantenimiento.
5. Velocidad de respuesta requerida en caso de avería
Esta determina tanto el número de técnicos necesarios como la organización de
los turnos de mantenimiento.
6. Objetivo de disponibilidad
Al igual que en el punto anterior, la disponibilidad condiciona el número de
técnicos necesarios y la organización requerida para cumplir con las metas de
confiabilidad.
7. Análisis de las especialidades de mantenimiento
Se deben plantear los conocimientos específicos en determinadas áreas
profesionales que pueden ser requeridas para el mantenimiento de la instalación.
8. Definición de la política de externalización
Se debe tener claro cuál será el criterio para decidir si un trabajo se realizará con
la ayuda de una empresa externa o con el personal habitual.
9. Composición final del organigrama
Una vez cumplidos todos los puntos anteriores se está en disposición de elaborar
el organigrama de mantenimiento.

Siguiendo estos pasos anteriores es posible determinar con más precisión y rigor
cuántos profesionales son necesarios y qué organización se requiere para realizar
un mantenimiento adecuado en cualquier tipo de instalación industrial.
La importancia de elegir bien al Jefe de Mantenimiento y contar con un
Responsable de Oficina Técnica
En una instalación industrial el puesto directo que siempre figura en el
organigrama es el del Jefe de Mantenimiento que es la persona responsable del
área de mantenimiento. Habitualmente depende jerárquicamente del Director de
Planta y está a la misma altura del Jefe de Operación. Dentro de sus funciones:
Asegurar que se cumplan los objetivos estratégicos de la empresa en el área de
mantenimiento.
Elaborar el presupuesto de mantenimiento
Definir las políticas generales del departamento de acuerdo a los objetivos
estratégicos de la empresa.
Gestionar el mantenimiento técnica y económicamente.
Asignar los recursos necesarios para la realización de cada tarea.
Resolver los problemas que surgen en la realización de los trabajos.
Comprobar que cumpla el mantenimiento programado.
Se ocupa de la reparación urgente de averías.
Implicarse personalmente en las emergencias que se pueden presentar en la
planta.
Además de él existe en algunos casos un responsable de la oficina técnica, que
tiene asignadas una serie de responsabilidades relacionadas con la elaboración y
mejora del plan de mantenimiento, con el análisis de averías y con la implantación
y alimentación del software en el que se registra la actividad en el departamento.
La importancia de este puesto reside en que el Jefe de Mantenimiento está
normalmente demasiado ocupado con su intenso día a día. Muchos eventos que
suceden en las instalaciones requieren una respuesta inmediata para que tengan
la menor incidencia en los resultados.
Esto hace que el Jefe de Mantenimiento deba estar continuamente ocupándose de
la organización y de la atención a todos esos eventos de carácter prioritario,
olvidándose otras cuestiones también importantes pero no tan urgentes como lo
son el plan de mantenimiento programado, la vida útil de la instalación, la
investigación de averías o la gestión de la información.
Es decir, el Jefe de Mantenimiento se centra en la resolución rápida de averías e
incidencias, pero olvida la gestión del departamento a futuro.
Es posible encontrar profesionales con gran visión a futuro, o bueno gestores para
la atención urgente de problemas, pero encontrar profesionales que sean buenos
en ambos roles no es tarea fácil.
Las instalaciones optan por sacrificar el futuro por el presente inmediato y
probablemente sea una buena opción, aunque hay otra mejor: dedicar un
profesional de mantenimiento a la gestión de las urgencias y del día a día y otro a
la planificación y al estudio de averías para que éstas no vuelvan a ocurrir y se
vuelvan reincidentes.
Las instalaciones de gran tamaño generan recursos suficientes para tener ambos
puestos, tanto el gestor a largo plazo como el gestor a corto plazo.
Este gestor a largo plazo sería el responsable de la oficina técnica y dentro de sus
funciones, se pueden mencionar las siguientes:
Elaborar el plan de mantenimiento de la planta y responsabilizarse de su
implantación y de que se lleve a cabo correctamente.
Planificar el mantenimiento programado.
Implantar en los casos que decida la empresa, un software de gestión de
mantenimiento para facilitar la gestión.
Alimentar con datos dicho software y extraer de él información valiosa para la
toma de decisiones.
Elaborar los informes periódicos de mantenimiento para analizar los resultados del
departamento.
Analizar las averías que ocurren para determinar las causas raíces de dichas
averías y adoptar medidas preventivas para evitarlas.
Estudiar nuevos medios técnicos y herramientas que pudieran ser de utilidad para
la mejora de resultados.
Desde luego, esta propuesta dependerá de los objetivos a mediano y largo plazo
de la empresa y de que sus encargados y gerentes tengan muy en cuenta tanto el
criterio técnico como económico en la definición del organigrama del departamento
de mantenimiento.

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