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Lee30 cosas que hace un esposo CASI perfecto ¡Sí existen, y quizás
tú tienes uno y aún no te diste cuenta
¿Sólo un amor?
Este detalle de los tipos de amor sirven tan sólo como guía, pues
todas las personas pueden experimentar uno o varios tipos de amor a
lo largo de su vida y de una misma relación. La gran cantidad de
emociones que puede experimentar una persona en una relación con
otra no pueden traducirse en meras palabras, pero sí se puede tener
una aproximación de lo que puede llegar a ser.
"El día en que una mujer pueda amar, no desde su debilidad sino
desde su fuerza, no para escapar de sí misma sino para encontrarse,
no para rebajarse sino para afirmarse, ese día será para ella, como
para los hombres, una fuente de vida y no de peligro mortal", decía la
lúcida Simone de Beauvoir desde la segunda ola feminista de los '70.
A esas mismas palabras, la cuarta ola de los dos mil, las hace bandera
en la calle
Esto resulta en que una mujer está incompleta hasta que encuentra
esa pareja: el todo. También resulta en que a una sola persona se le
demanda: exclusividad sexual, amigos en común, hijos, vacaciones y
momentos de ocio compartidos. Si este combo no se arma hay vacío y
sufrimiento. El amor romántico se adapta bien a una sociedad
capitalista en la que prima el individualismo porque excluye otro tipo
de alianzas fuertes de afecto.
De príncipes y princesas
Trato de llevar hasta el final el concepto del cuidado (una idea que,
últimamente, está volviendo a cobrar fuerza entre nosotras). No dentro
de los parámetros de dependencia o del “todo por ti”, no; sino con la
intención de que eso a lo que he denominado “egoísmo”, eso de dejar
algo cuando ya no me sirve, mantenga una coherencia en mí. Como
ya tomé la decisión hace un tiempo, suelo decir que quiero relaciones
basadas en el cuidado. Una vez más, no me malinterpretéis: el
cuidado no consiste en hacerle un favor a una amiga cuando lo
necesita; el cuidado es algo mucho más complejo y grande. No
significa que “voy a estar ahí pase lo que pase”, ni que voy a poner tu
dolor, tus necesidades ni tus penas por encima de las mías. El cuidado
significa ponerse en un mismo nivel de relevancia a la hora de
compartir algo. Estar ahí. Cuidar a las demás significa dejar que la
cuiden a una; mostrar debilidad y fortaleza a un mismo nivel que las
demás, cuando así corresponda.
Puede que mi heterofobia haya tenido algo que ver, pero, a medida
que leía la entrevista, no podía parar de repetir: “¡deja a ese capullo!”.
Se trata de una tía feminista que tiene una relación con un tío pseudo-
majo pero juerguista, medio alcohólico, bastante baboso en ocasiones,
y dudoso cuidador. Y la chica con sus dudas. El chico, en cambio, bien
tranquilo, haciendo poco o nada por cuidar su relación; tranquilo, lejos
de cualquier idea que implique trabajar y cuidar su relación. Y, a mí, si
algo me enfada es la falta de cuidado, aunque no haya malos tratos.
Es decir: sabemos que este término y todo lo que engloba (roles de poder,
celos, dependencia, control…) no se da únicamente en relaciones
heteronormativas, es más, se construye en este régimen y se extrapola a otras
relaciones entre otras personas, con otras identidades y no únicamente
afectivo-sexuales.
Por tanto, siguiendo con el tema, sentimos que lo bonito de las relaciones
libres no impuestas, es que no existe una presuposición sobre lo que es esa
relación o el hacia dónde va, sino que es una relación que se construye
mediante la comunicación con la/s otra/s persona/s de la misma.
¿Se pueden tener relaciones abiertas sin la necesidad de hablar las cosas? Sí,
claro, por supuesto. Pero no presupongas que las otras personas son como tú y
tampoco quieren hablarlo. Habrá que comunicar a la otra parte que no se
quiere hablar para que no sea una decisión unilateral.
Esto puede parecer una bobada, pero entra dentro de esa revolución tan
importante que deberíamos hacer todas antes de hacer ninguna otra: “la
revolución de los cuidados”. Empatizar con la/s otra/s persona/s, ponerse
límites personales y comunicar esos límites para que las demás implicadas en
la relación elijan libremente en base a sus límites personales automarcados.
Vamos a poner un ejemplo heterosexual de esto: A Juan le gusta Andrea y a
Andrea le gusta Juan. Andrea es capaz de llevar las relaciones
afectivosexuales que tiene Juan con otras personas que ella conoce o no, pero
tiene un límite y es que no lleva bien que sean personas demasiado cercanas.
A Juan le gusta una amiga cercana de Andrea.
Sería genial que Juan le dijese a Andrea que le gusta su amiga, puesto que,
empatizando, es obvio que la imposición social no le va a hacer erradicar los
celos y que si Juan se lía con la amiga de Andrea, puede que Andrea lo pase
mal. ¿Qué pasa si Juan se lo dice a Andrea? Que Andrea decide libremente
como afrontar esa situación. FIN.
Por tanto, creemos que en ningún caso es justificable que un término que se
supone que es creado para englobar prácticas relacionales liberadoras, acabe
por legitimar actos egocéntricos (algunos cargados de privilegiados) si estos se
realizan sin estar bajo la premisa del respeto.
A modo de síntesis: como hemos dicho antes, quizá otra de las cuestiones más
importantes a tener en cuenta para comenzar a disfrutar las relaciones con el
resto de personas de maneras no normativas, sería la sinceridad y la
comunicación. No exigirse más de lo que puedas dar, asumir tu punto de
partida sin culpas, demonizaciones ni victimizaciones. Sabiéndote responsable
de tus actos y sentimientos, siendo consciente del contexto y de cómo este te
ha influenciado, estableciendo objetivos concluyentes sin pecar de
inmediatistas e ir avanzando poco a poco, con paciencia, contigo misma y
junto a tu manada.