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Componentes de la personalidad
Los estudios de Sigmund Freud (1856-1939), dice que la personalidad de los individuos
está conformada por tres factores importantes que operan en conjunto y por separado:
El Yo: Conocido como lo consciente o la consciencia, es el componente de nuestra
mente del cual más percepción tenemos, ya que está constantemente diciéndonos
dónde estamos y haciendo qué, o cómo estamos. Ello implica tanto
la percepción del mundo externo, como los pensamientos y el mundo interior. Su
función es brindarnos un Principio de realidad respecto a la existencia.
Factores de la personalidad
El modelo de los Grandes Cinco, todas las personalidades están determinadas por una
serie de factores que se dan en distinta proporción en cada individuo.
Factor O (Openness o apertura). Es el grado de apertura que un individuo
presenta respecto a las nuevas experiencias, al cambio, la variedad, la curiosidad,
son inquietos, imaginativos, originales y deseosos de valores no convencionales. Su
polo opuesto lo constituyen sujetos más conservadores en lo social y en la vida, que
prefieren el ámbito familiar y las experiencias más controladas.
7.2 Factores en la personalidad del vendedor: Ser vendedor implica tener una
personalidad con una mezcla de rasgos y factores que se evidencian en la persona
misma y que a su vez son los que le dan el triunfo. Rasgos que se evidencian en las
formas de expresión verbal y corporal, además de su conducta.
11. Otra cualidad es el entusiasmo, el cual es sin duda alguna el factor mas notable para
triunfar en el mundo de las ventas. El entusiasmo es una especie de pasión comunicativa,
induce a los demás a actuar de forma similar. Contagia buen ánimo y afán de logro.
Cerrar una venta en muchas ocasiones dependerá de la imagen y confianza que esta
proyecte a tu cliente. Algunos puntos que debes revisar:
Los zapatos: mantén siempre voleados tus zapatos, proyectan que tan
cuidadoso o descuidado eres.
Las manos: normalmente es uno de los puntos que más descuidan los hombres.
El cabello, es importante que siempre luzca peinado y bien cuidado.
Los accesorios: mantén siempre un equilibrio, se discreto pero elegante, es muy
desagradable ver a una persona cargada con demasiados accesorios o con la
ropa con colores demasiado llamativos o que no combinen.
La imagen personal es la mejor carta de presentación que tienes hacia tu entorno: tus
clientes, proveedores, colaboradores, etc., y no siempre es transmitida tal y cómo lo
deseas. Pregúntate: ¿cómo te ven tus colaboradores? ¿la imagen que proyectas es la
correcta?
Para potenciar tu imagen personal debes mantener una coherencia entre los cuatro
canales de información que se utilizan al transmitir cualquier mensaje: tu apariencia
exterior, la indumentaria, los gestos y la voz, el tono y su modulación.
El impacto visual es tan importante como el impacto verbal. La gente hará suposiciones
muy rápidamente en función de tu apariencia personal, incluidas tus expresiones
faciales, la ropa que usas, cuán bien arreglado estás y tu lenguaje corporal.
Cada uno de los vendedores de una empresa son la empresa misma cuando
visitan a los potenciales clientes, por lo tanto deben procurar que su imagen
vaya acorde a la organización, sin importar si es grande o pequeña.
Cuida tu corte de cabello, usa ropa de calidad (la cual no significa usar ropa
cara), aprende a combinar la ropa (tanto por colores y estampados), cuida la
presentación de tus zapatos y tu pulcritud. Todos estos pequeños detalles
hacen una gran diferencia. Te harán sentir más seguro y valioso para tu cliente
porque no sólo lo dices, lo demuestras con tu imagen.
“Vístete bien todos los días porque todos los días de tu vida son
importantes”.
Descubre tus prioridades: Si sólo pudieras hacer un par de cosas en el día y nada
más ¿Cuáles te generarían las mejores ganancias? Aprendiendo a determinar
nuestras prioridades nos permite ser efectivos en el manejo del tiempo, incluso si no
llegamos a desarrollar las demás tareas de menor importancia.
Crea una rutina y síguela diariamente: Tómate el tiempo de hacer un horario con
el tiempo necesario para realizar cada una de tus actividades y así podrás guiarte a
través del día. Si solamente piensas en una actividad a la vez y no tomas en cuenta
lo demás que tienes que hacer, es probable que te prolongues más de lo necesario.