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Los códigos sociales En toda sociedad hay una gama variadísima de códigos sociales.

Estos
nacen de la experiencia objetiva, subjetiva y cultural del ser humano, y tienen como propósito
significar la relación entre los hombres y, por lo tanto, significar toda clase de interacción social:
normas, roles, costumbres, ritos, reglas, etcétera. De acuerdo con Guiraud, los códigos sociales se
catalogan así:  Signos de identidad: los registros civiles, las insignias, los banderines, símbolos
patrios, uniformes, nombres y sobrenombres, maquillajes y tatuajes.  Signos de cortesía:
fórmulas y saludos, tonos especiales y gestos convencionales (inclinación de cabeza, estrechón de
manos, abrazo, beso, etcétera).  Costumbres, hábitos y utensilios: alimentos, comercio,
muebles, arquitectura, instrumentos y maquinaria.  Ritos y reuniones: los ritos religiosos,
protocolos y etiquetas, fiestas, regalos, noviazgo, matrimonio, clan, tribu, gremio y demás signos
relativos a las comunidades.  Modas: como el vestido, danzas y costumbres predominantes. 
Juegos y diversiones: deportes, espectáculos, competencias.  Patrimonio político y cultural:
leyes, valores, medios de comunicación, ciencias y artes. Como se puede observar, muchos de los
aspectos mencionados no tienen una directa intencionalidad sígnica sino que esta puede
atribuírsele; es decir, muchas de estas realidades sociales cumplen una función primaria distinta a
la significativa, y se constituirán en códigos en la medida en que la gente les atribuya significado.
Por ejemplo, la moda cumple fines estéticos y de protección, pero también puede ser significativa
de sencillez, complejidad, buen gusto, cultura de grupo, etcétera.

Cómo adquieren el lenguaje los niños La adquisición del lenguaje por parte de los
niños es uno de los acontecimientos más admirables que se dan a lo largo de la vida de un ser
humano. De acuerdo con una figura propuesta por Chomsky, si imagináramos que un extraterrestre
desprevenido observa atentamente este suceso, concluiría sorprendido que se trata de un aprendizaje
espontáneo y extraordinariamente rápido, si se considera la complejidad del objeto de aprendizaje,
sin la acción intencional de un maestro. Es entendible con mucha razón, que este problema haya
sido inquietud común de psicólogos, lingüistas y pedagogos contemporáneos quienes se plantean
interrogantes similares a los siguientes: ¿cómo logran los niños hablar una lengua? ¿Qué fases o
etapas se distinguen en el proceso? ¿Qué otras

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