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JURISPRUDENCIA

Roj: SAP TF 1399/2020 - ECLI:ES:APTF:2020:1399


Id Cendoj: 38038370062020100163
Órgano: Audiencia Provincial
Sede: Santa Cruz de Tenerife
Sección: 6
Fecha: 16/06/2020
Nº de Recurso: 416/2020
Nº de Resolución: 182/2020
Procedimiento: Recurso de apelación. Juicio rápido
Ponente: EMILIO MORENO BRAVO
Tipo de Resolución: Sentencia

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SECCIÓN SEXTA DE LA AUDIENCIA PROVINCIAL
Avda. Tres de Mayo nº 3 - 2ª Planta
Santa Cruz de Tenerife
Teléfono: 922 34 94 51-49
Fax: 922 34 94 50
Email: s06audprov.tfe@justiciaencanarias.org
Rollo: Apelación juicio rápido
Nº Rollo: 0000416/2020
NIG: 3803843220200003650
Resolución:Sentencia 000182/2020
Proc. origen: Juicio Rápido Nº proc. origen: 0000071/2020-00
Jdo. origen: Juzgado de lo Penal Nº 1 de Santa Cruz de Tenerife
Interviniente: Rollo 43/2020
Apelante: Juan Alberto ; Abogado: Francisca Bilma Perez Garcia; Procurador: Joaquin Cañibano Martin
SENTENCIA
Ilmo. Sr. Presidente:
D. José Luis González González
Ilmos./as Sres./as Magistrados/as:
D. Emilio Moreno y Bravo (Ponente)
Dña. María Vega Álvarez
En Santa Cruz de Tenerife, a 16 de junio de 2020
En nombre de S.M. el Rey, visto ante esta Audiencia Provincial, se ha dictado sentencia en la causa
correspondiente al Rollo de Sala número 416/2020 procedente del Juzgado de lo Penal nº 1 de Santa Cruz
de Tenerife con el número de Juicio Rápido 71/2020, seguido por en DELITO DE DESOBEDIENCIA, habiendo
sido parte como apelante D. Juan Alberto , en prisión provisional por esta causa por Auto de 14 de abril de
2020, representado por el Procurador de los Tribunales D. Joaquín Cañibano Martín y defendido por la Letrada
Dña. Francisca Bilma Pérez García.
Ha sido parte el Ministerio Fiscal en ejercicio de la acción pública.

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JURISPRUDENCIA

Es ponente el Magistrado Ilmo. Sr. D. Emilio Moreno y Bravo.

ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Por la Ilma. Sra. Magistrada, Jueza del indicado Juzgado de lo Penal, se dictó sentencia en fecha
4 de mayo de 2020 con los siguientes hechos probados:
"ÚNICO.- Se considera probado y así se declara que el acusado Juan Alberto , mayor de edad y ejecutoriamente
condenado, entre otros, por un delito de desobediencia a agentes de la autoridad de fecha 2/4/2020, a la pena
de 6 meses de prisión que le fue suspendida en la misma acto.
El día 13/04/2020 sobre las 19:30 horas el acusado se encontraba en la Avda. de los Asuncionistas de esta
ciudad obstaculizando el tráfico, cuando agentes de la policía, debidamente uniformados, se dirigieron al
mismo le preguntaron sobre los motivos del incumplimiento de la la prohibición de libre circulación de personas
por las vías pública, fijada en el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declaró el estado de
alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, sin que el acusado diera
ninguna explicación para el incumplimiento de dicha prohibición. Acto seguido los agentes le indicaron su
obligación de abandonar la calzada así como de regresar a su domicilio? sin embargo el acusado lejos de
atender a las ordenes de los agentes, se negó a ello de manera reiterada a dar cumplimiento a las órdenes de
los agentes de abandonar la vía pública, manifestándoles que no se iría de allí. Finalmente, ante la reiterada
negativa a abandonar la vía pública dando cumplimento a las órdenes dadas por los agentes en la realización
de su servicio de control y prevención legalmente atribuidas, se vieron en la obligación de proceder a la
detención del acusado.
El acusado mostraba síntomas de haber consumido alcohol si bien dicho consumo no afectó a sus
capacidades volitivas ni intelectuales"
Y con la siguiente parte dispositiva:
"Que debo condenar y condeno al acusado Juan Alberto como autor penalmente responsable de un delito de
DESOBEDIENCIA GRAVE a los agentes de la autoridad del art. 556 del Código Penal, concurriendo la agravante
de reincidencia del artículo 22.8 del Código Penal, a la pena de DIEZ MESES DE PRISIÓN, con inhabilitación del
derecho al sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, y al abono de las costas procesales."
SEGUNDO.- Notificada la misma, interpuso contra ella Recurso de Apelación la Defensa de D. Juan Alberto ,
que fue admitido en ambos efectos. El recurso se fundaba en los siguientes motivos:
I.- Error en la valoración de la prueba.
II.- Indebida aplicación del artículo 556 CP.
III.- Indebida aplicación de la eximente completa del estado de necesidad ( art. 20.5ª CP); de la eximente
incompleta del artículo 21.1 CP; o, supletoriamente de la atenuante del artículo 21.7ª CP; en relación ambas
con el artículo 20.2 CP.
TERCERO.- Una vez recibidos los Autos en esta Sección, formado el rollo de Apelación núm. 416/2020, se
señaló para la deliberación y fallo del recurso el día 19 de junio de 2020, habiéndose anticipado su deliberación,
votación y fallo al día 16.06.2020, quedando los Autos vistos para Sentencia.

HECHOS PROBADOS
ÚNICO. Se modifican los de la resolución recurrida para sustituir "El acusado mostraba síntomas de haber
consumido alcohol si bien dicho consumo no afectó a sus capacidades volitivas ni intelectuales" por "El
acusado mostraba síntomas de haber consumido alcohol tales como balbuceo al hablar, halitosis alcohólica
y pérdida de equilibrio lo que provocó una afectación leve de sus facultades intelectivas y volitivas"
El resto se dan por reproducidos que se aceptan en su integridad.

FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- En el recurso de apelación se alega, en líneas generales, error en la valoración de la prueba
efectuada entrándose argumentándose que la conducta del recurrente no podía ser subsumida el tipo penal
objeto de condena, razones por las que la sentencia de la instancia debería haber absuelto con todos sus
pronunciamientos favorables al hoy apelante.

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JURISPRUDENCIA

Lo cierto, en primer lugar, es que analizada la prueba practicada se observa que media prueba
constitucionalmente apta para ser valorada por la Jueza a quo (interrogatorio del acusado y testificales de
los agentes policiales n.º NUM000 y NUM001 ) practicada con respeto a los principios de inmediación,
contradicción y publicidad, razones que descartarían una vulneración del artículo 24 de la Constitución.
Con relación a la prueba testifical, la valoración de la credibilidad de los testigos, tal y como ha declarado
la jurisprudencia y ha sostenido reiteradamente esta Sala, es un juicio que depende esencialmente de la
percepción directa del tribunal de instancia (cfr. STC 167/2002; 197/2002; 198/2002; 200/2002; 212/2002;
230/2002; 68/2003; 64/2008; 115/2008; 21/2009; 108/2009; 30/2010; SSTS de 22 de julio de 2010; 22 de
septiembre de 2003; 13 de noviembre de 2002 y 21 de mayo de 2002).
El Tribunal de apelación (por su falta de inmediación) no está en condiciones de resolver sobre la certeza y
verdadero sentido de las declaraciones prestadas en el juicio oral (cfr. SAP de Santa Cruz de Tenerife, -Sección
2ª - de 5 de octubre de 2018).
Al respecto es ilustrativa la STC de 22 de julio de 2002 citando las anteriores 31/1981 de 28 de julio y 161/1990
de 19 de octubre recuerda que «...únicamente pueden considerarse auténticas pruebas que vinculen a los
órganos de la justicia penal en el momento de dictar sentencia las practicadas en el juicio oral, pues el
procedimiento ha de tener lugar necesariamente en el debate contradictorio que, en forma oral, se desarrolla
ante el mismo Juez o Tribunal que ha de dictar sentencia, de suerte que la convicción de éste sobre los hechos
enjuiciados se alcance en el contacto directo con los medios de prueba aportados a tal fin por las partes...».
Por tanto, la petición del recurrente es inviable pues la valoración dada por la Jueza de instancia impide que
se revise el "factum" de la sentencia recurrida y se altere el mismo porque: a) es producto de la inmediación
del Juzgador presente en la vista oral; b) es racional y razonable, detallado y fidedigno; c) engarza de forma
natural y lógica con las argumentaciones jurídicas que la Sentencia ofrece.
De este modo, partimos con relación al delito de desobediencia del artículo 556 CP que el acusado pese a la
prohibición expresa establecida por Auto de 2 de abril de 2020 por el que se acordó la suspensión de la pena de
6 meses de prisión que se le había impuesto en el procedimiento de Juicio Rápido n.º 670/2020 del Juzgado de
Instrucción n.º 4 de Santa Cruz de Tenerife (folios 44-45 de las actuaciones) y que le obligaba a permanecer en
su domicilio durante el estado de alarma (salvo los viernes para acudir a satisfacer sus necesidades básicas),
el acusado se encontraba en la calle de esta ciudad sobre las 19:30 horas.
El mismo alegó que ello era debido a su necesidad de acudir a por comida al carecer de alimentos básicos.
El agente n.º NUM000 negó que el acusado les reseñara aspecto alguno sobre su presencia en la calle para
realizar compra de alimentos o bienes de primera necesidad limitándose a afirmar, pese a los requerimientos
expresos y continuos de los agentes policiales, que "...no tenía por qué irse a su casa, que estaba allí bebiendo
con un amigo..."
En idéntico sentido, el funcionario policial n.º NUM001 insistió, en el acto del juicio oral, la reiteración que
hicieron al acusado de su obligación de abandonar la vía pública y regresar a su domicilio, en virtud de la
aplicación del Real Decreto 463/2020. A ello el acusado mostró su oposición diciendo que el estaba en la calle
bebiendo con un amigo y que no se marcharía.
Dichas razones provocaron la detención del acusado.
En este sentido, es importante, traer a colación los argumentos recogidos en la SAP de Santa Cruz de Tenerife,
Sección 5ª, de 23 de octubre de 2015 al afirmar: "y por lo que se refiere al valor de las declaraciones de los
agentes de policía, cierto es que, como recordaba la STS 777/2009, de 24 de junio, la afirmación de la existencia
de una presunción de veracidad que avalaría el testimonio de los agentes de policía, no se sostiene desde
la perspectiva de los valores constitucionales. El que la Administración Pública sirva con objetividad a los
intereses generales ( art. 103.1 CE), no introduce alteración alguna respecto de las reglas de valoración de
la prueba testifical de los agentes de policía o cualquier otro funcionario público. De hecho, una apreciación
probatoria lastrada por tan extravagante pauta valorativa, aproximaría la decisión judicial al espacio de la
arbitrariedad, cuya proscripción también esta garantizada por el texto constitucional ( art. 9.3 CE). Otra cosa
es que se haya venido considerando constante doctrina Jurisprudencial, en relación con los arts, 717 y 297.2
Lecrim, la que proclama que "que las declaraciones testificales de los agentes en el juicio oral con las garantías
de publicidad, oralidad y contradicción efectiva de las partes e inmediación del tribunal, puede estimarse
prueba de cargo bastante para enervar la presunción de inocencia" (por todas SSTS 6.11.1995 y 12.11.1996).
Por tanto sometidas a las reglas de valoración del testimonio y a la apreciación en conciencia del órgano de
enjuiciamiento, tal y como postula el art. 741Lecrim, que es lo efectivamente ha acontecido en el causo de
autos, tales testimonios sin el menor género de duda pueden integrar el acervo probatorio de cargo".

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JURISPRUDENCIA

Los argumentos contenidos en el recurso con el fin de restar credibilidad a las declaraciones de los agentes
de la autoridad e incluso planteando alternativas y suposiciones de hecho distintas a las recogidas en el relato
de hechos probados quedan desvirtuadas atendiendo a la valoración de la prueba contenida en la sentencia
recurrida.
El acusado desobedeció de manera contumaz las órdenes recibidas por los agentes de la autoridad.
Pues bien, examinada la prueba practicada en el acto de juicio, se estima que la Magistrada de instancia hizo
una valoración adecuada y lógica de la misma, y que constituyendo prueba de cargo suficiente para destruir
el principio de presunción de inocencia, procedió correctamente a dictar una sentencia condenatoria.
El motivo debe ser desestimado.
SEGUNDO.- El recurso de apelación interpuesto combate la subsunción de los hechos en el artículo 556.1 CP.
Hemos de indicar que la STS de 20.12.2017 indica que la "entrada en vigor de la reforma operada en la
inicial ley sustantiva penal por efecto de la LO 1/2015 en lo que se refiere al delito del artículo 556 CP -sigue
diciendo la sentencia citada 534/2016 se compone de dos apartados: En el primero de ellos, parangonable
con el precedente legislativo, las modalidades comisivas discurren por los mismos cauces y con similares
contornos que en la anterior regulación. Así se incluyen los supuestos de resistencia y de desobediencia
grave no abarcados por el artículo 550 CP. Este carácter residual debe entenderse formulado en relación
a la resistencia, pues artículo 550 incluye como conductas nucleares la agresión, la resistencia grave o el
acometimiento, comportamientos de marcado carácter activo y proyección violenta.
Queda claro que la desobediencia tipificada en el nuevo artículo 556.1 CP es la de carácter grave. Sin embargo
para identificar la resistencia que el nuevo precepto no adjetiva, hemos de acudir a su techo, integrado por
el artículo 550 CP. Este precepto, en su nueva redacción, incluye como modalidad de atentado la resistencia
grave, entendida como aquella que se realiza por intimidación grave o violencia. El hecho de que de esta última
no se califique de grave no implica que se incorporen en la nueva tipificación del atentado los supuestos
de resistencia activa menos grave, que con arreglo a la jurisprudencia de esta Sala quedaban hasta ahora
relegados al artículo 556 CP. La violencia es una actitud susceptible de presentar distintas magnitudes, y la
intensidad de la que prevé el nuevo artículo 550 CP no puede desvincularse de la entidad que se exige a la
resistencia calificada en este contexto de grave. De otro modo llegaríamos a la desproporcionada conclusión
de que cualquier resistencia con un componente violento, por mínimo que éste sea, integraría un atentado.
Por ello entendemos que el nuevo esquema de punición de estos delitos, aunque ha ampliado el espectro de
sujetos protegidos, en lo que a los comportamientos nucleares se refiere no ha variado en relación al anterior,
salvo en la previsión respecto a los hasta ahora incorporados en la falta del artículo 634 CP , que la LO 1/2015 ha
tipificado como delito leve en el apartado segundo del artículo 556 CP cuando se proyectan sobre autoridades,
y expulsado de la órbita penal y reconducido al ámbito de la infracción administrativa cuando afectan a sus
agentes. En consecuencia la doctrina elaborada por esta Sala respecto a los mismos mantiene toda su vigencia
en los aspectos que no han sido despenalizados.
En concreto en lo que a la resistencia se refiere, siguen incorporados al artículo 556.1 CP los supuestos de
resistencia pasiva grave y los de resistencia activa que no alcancen tal intensidad.
En el mismo sentido SSTS 44/2016 de febrero, 899/2016 de 30. 11, 141/2017 e 7 de marzo, 338/2017 de 11
mayo, 652/2017 de 4 de octubre. En consecuencia, cabe concluir lo siguiente:
1) La resistencia activa grave sigue constituyendo delito atentado del art. 550 CP.
En la nueva redacción del precepto se incluye como modalidad de atentado la resistencia grave, entendido
como aquella que se realiza con intimidación grave o violencia.
2) La resistencia activa no grave (o simple) y la resistencia pasiva grave siguen siendo subsumibles en el delito
de resistencia art. 556 CP.
Aunque la resistencia del art. 556 CP, es de carácter pasivo, puede concurrir alguna manifestación de violencia
o intimidación, de tono moderado y características mas bien defensivas y neutralizadoras, cual sucede, por
ejemplo en el supuesto del forcejeo del sujeto con los agentes de la autoridad.
3) La resistencia pasiva no grave (o leve) contra la autoridad supone un delito leve de resistencia.
4) La resistencia pasiva no grave (o leve) contra agentes de la autoridad ha quedado despenalizada (y puede
ser aplicable la LO. 4/2015 de 30.3, de Protección a la Seguridad Ciudadana)".
Así las cosas, se estima pertinente subsumir la conducta del recurrente en el tipo del artículo 556 del CP pues
no estamos hablando de una mera desobediencia grave.

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JURISPRUDENCIA

En relación a este delito, señala la sentencia del Tribunal Supremo, sección 1ª, nº800/2014, de 12 de noviembre,
rec. 2374/2013, que "conforme establece la doctrina de esta Sala (ver, entre otras, la STS de 20 de enero de
2.010) el delito de desobediencia a la autoridad o sus agentes del art 556 del Código Penal (distinto del delito
de desobediencia de autoridades o funcionarios, previsto y penado en el art 410 del Código Penal), requiere,
desde el punto de la vista de la tipicidad, la concurrencia de los siguientes elementos:
a) la existencia de un mandato expreso, concreto y terminante de hacer o no hacer una específica conducta,
emanado de la autoridad o sus agentes;
b) que el mandato se halle dentro de las legales competencias de quien lo emite;
c) que la orden, revestida de todas las formalidades legales, haya sido claramente notificada al obligado a
cumplirla, de manera que éste haya podido tomar pleno conocimiento de su contenido;
d) la resistencia del requerido a cumplimentar aquello que se ordena;
e) la concurrencia del dolo de desobedecer, que implica que frente al mandato persistente y reiterado se alce
el obligado a acatarlo y cumplirlo en una oposición tenaz, contumaz y rebelde, y
f) la gravedad de la conducta, que diferencia el delito de la falta de desobediencia leve (actualmente
despenalizada y reconducida a una infracción administrativa de la Ley Orgánica 4/2015, de Protección de la
Seguridad Ciudadana) ".
Y en el mismo sentido se pronuncian múltiples sentencias del Tribunal Supremo; entre otras, las siguientes:
de 13 de enero de 2.010; n.º 394/2007, de 4 de mayo; n.º 285/2007, de 23 de marzo; n.º 1.219/2004, de 10
de diciembre; de 6 de julio de 2003; n.º 821/2003, de 5 de junio; de 24 de noviembre de 2000; y de 10 de junio
de 1998).
Añadiendo la reciente sentencia del Tribunal Supremo, sección 1ª, nº459/2019, de 14 de octubre, rec.
20907/2017, en lo que aquí interesa y reiterando lo ya indicando anteriormente por las sentencias de 23 de
enero de 2019 y 22 de marzo de 2017, que "la jurisprudencia de esta Sala ha interpretado el alcance de la
exigencia del requerimiento personal como presupuesto para la comisión del delito de desobediencia ... "... la
tesis de que sin notificación y sin requerimiento personales el delito de desobediencia previsto en el art. 410
del Código Penal no llega a cometerse obliga a importantes matices. En efecto, es entendible que en aquellas
ocasiones en las que el delito de desobediencia se imputa a un particular (cfr. arts. 556 , 348.4-c , 616 quáter
CP ), el carácter personal del requerimiento adquiera una relevancia singular. Solo así se evita el sinsentido
de que un ciudadano sea condenado penalmente por el simple hecho de desatender el mandato abstracto
ínsito en una norma imperativa. De ahí que el juicio de subsunción exija que se constate el desprecio a una
orden personalmente notificada, con el consiguiente apercibimiento legal que advierta de las consecuencias
del incumplimiento. Sin embargo, en aquellas otras ocasiones en las que el mandato está incluido en una
resolución judicial o en una decisión u orden de la autoridad superior (cfr. art. 410.1 CP ) y se dirige, no a un
particular, sino a una autoridad o funcionario público, la exigencia de notificación personal del requerimiento
ha de ser necesariamente modulada. Lo decisivo en tales casos es que la falta de acatamiento, ya sea a título
individual por el funcionario concernido, ya como integrante del órgano colegiado en el que aquél se integra, sea
la expresión de una contumaz rebeldía frente a lo ordenado. Lo verdaderamente decisivo es que el funcionario
o la autoridad a la que se dirige el mandato tenga conocimiento de su existencia y, sobre todo, del deber de
acatamiento que le incumbe" (cfr. SSTS 722/2018, 23 de enero de 2019 y 177/2017, 22 de marzo ).
Conforme a esos precedentes, carece de relevancia jurídica la falta de un requerimiento formal para evidenciar
el dolo de la autoridad que desoye cumplir el mandato que conoce con exactitud".
Además, no debe obviarse que existen dos posiciones contrapuestas en el ámbito jurídico: la de quienes
consideran que el incumplimiento de las limitaciones de la libertad de circulación impuestas en el artículo 7 del
Real Decreto 463/2020 permitiría apreciar, directamente y sin necesidad de previo requerimiento de los agentes
de la autoridad, la infracción de desobediencia del artículo 36.6 de la Ley Orgánica 4/2015 (se consideran
infracciones graves, entre otras conductas, "la desobediencia o la resistencia a la autoridad o a sus agentes en
el ejercicio de sus funciones, cuando no sean constitutivas de delito), y la contraria de quienes entienden que
es necesario un requerimiento expreso de los agentes de la autoridad, que resulte desatendido, para apreciar
la concurrencia de la infracción de desobediencia tipificada en el artículo 36.6 de la Ley Orgánica 4/2015.
Avanzando un poco más, en el supuesto de que la persona sea reincidente, lo procedente pudiera ser la
imposición de una sanción económica mayor, teniendo en cuenta la graduación o los límites mínimo y máximo
que para las sanciones prevé el artículo 39 de la Ley Orgánica 4/15, de 30 de marzo, de protección de la
seguridad ciudadana (así, las infracciones graves se sancionarán con multa de multa de 601 a 30.000 euros).

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JURISPRUDENCIA

La condena penal operará, por la presunta comisión de un delito de desobediencia grave, cuando haya
existido un requerimiento expreso previo personal y directo al obligado a cumplir aquel, requerimiento en el
que se indique claramente lo que debe o no debe hacerse y en el que se haga expresa advertencia de las
consecuencias del incumplimiento.
Y es que la jurisprudencia del Tribunal Supremo ha indicado de forma reiterada que el delito de desobediencia
solo podrá entenderse cometido cuando exista un previo requerimiento personal, hecho nominalmente a la
persona concreta que supuestamente desobedece, para que modifique su comportamiento.
Por lo que, en consecuencia, una desobediencia genérica a lo que dispone el Real Decreto 463/2020, de 14 de
marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada
por el COVID-19, o la normativa que lo complementa nos llevaría, en principio y a lo sumo, a la posibilidad de
ser sancionado en el plano administrativo, pero no ante la jurisdicción penal; sin embargo, la sanción punitiva
quedaría legitimada cuando como en el caso de autos en que los agentes de la autoridad le dieron la orden
de regresar a su domicilio, negándose el mismo a hacerlo ya que en tal caso, ante un requerimiento expreso,
directo e inmediato en tal sentido, si el acusado se hubiera negado de forma contumaz, persistente y grave a
cumplirlo, si incurre en el delito de desobediencia objeto de enjuiciamiento.
El motivo debe ser desestimado.
TERCERO.- Difícil encaje podrá tener la eximente completa de estado de necesidad invocada cuando los
agentes policiales afirmaron taxativamente que el acusado manifestó que no se iba del lugar donde fue
interceptado por qué estaba bebiendo con un amigo, negándose a marchar del lugar pese a las reiteradas
órdenes dadas por los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía.
Las manifestaciones realizadas por el acusado para justificar la necesidad de abandonar su domicilio para
acudir a por enseres y productos básicos nunca, reiteramos nunca, fue advertida a los funcionarios policiales
que así lo hicieron constar en el acto del juicio.
La Jueza a quo entiende (bajo el concepto de excusa absolutoria) que no quedó acreditado, en modo alguno,
que el acusado hubiere ido el día en que fue interceptado a la compra de víveres o similar. Su repuesta a los
agentes siempre fue la misma: estaba ahí bebiendo con un amigo y no se iba, sin explicarles, en momento
alguno, que hubiera salido a comprar alimentos.
Con respecto a la eximente incompleta ( art. 21.2 CP) o la atenuante analógica ( art. 21.7 CP) por el consumo
previo de bebidas alcohólicas no debemos olvidar que el acusado negó haber bebido aunque los agentes
policiales le apreciaron síntomas de embriaguez.
Así las cosas, tal y como señala el ATS 961/2019 de 3 de octubre, "Respecto de la incidencia del consumo de
alcohol en la imputabilidad, tiene declarado esta Sala, que "la actual regulación del Código Penal contempla
como eximente la intoxicación plena por consumo de bebidas alcohólicas, junto a la producida por drogas
u otras sustancias que causen efectos análogos, siempre que impida al sujeto comprender la ilicitud del
hecho o actuar conforme a esa comprensión, exigiendo además como requisitos que tal estado no haya sido
buscado con el propósito de cometer la infracción penal y que no se hubiese previsto o debido prever su
comisión. Cuando la intoxicación no es plena, pero la perturbación es muy importante, sin llegar a anular
la mencionada capacidad de comprensión o de actuación conforme a ella, la embriaguez dará lugar a una
eximente incompleta del artículo 21. 1º en relación con el 20. 2º CP. Los casos en los que pueda constatarse
una afectación de la capacidad del sujeto debida al consumo de alcohol de menor intensidad, deberían
reconducirse a la atenuante del artículo 21.2 CP, en supuestos de grave adicción al alcohol de relevancia
motivacional en relación al delito, o a una analógica del artículo 21.7ª CP pues no es imaginable que la
voluntad legislativa de 1995 haya sido negar todo efecto atenuatorio de la responsabilidad penal a una
situación que supone un mayor o menor aminoramiento de la imputabilidad, y es evidente que existe analogía
- no identidad- entre una cierta alteración de las facultades cognoscitivas y/o volitivas producida por una
embriaguez voluntaria o culposa ocasional y una perturbación de mayor intensidad que es consecuencia,
además, de una embriaguez adquirida sin previsión ni deber de prever sus eventuales efectos, que es la
contemplada como eximente incompleta en el núm. 1º del artículo 21 puesto en relación con el núm. 2º del art.
20, ambos del Código Penal (entre otras SSTS 174/2010 de 4 de marzo, 893/2012 de 5 de noviembre, 644/2013
de 19 de julio o 489/2014 de 10 de junio)" ( SSTS 725/2016, de 28 de septiembre y 205/2017, de 28 de marzo).
Es cierto, que fueron parcos los agentes policiales -dados los interrogatorios- en dar a conocer más datos sobre
los síntomas apreciados en el acusado pero lo cierto es que intervención se produce tras ser comisionados por
la existencia de una persona ebria que estaba interrumpiendo el tráfico a lo que se une lo dicho por el segundo
de los agentes declarantes: que el acusado estaba afectado por el alcohol, balbuceaba y perdía el equilibrio.

6
JURISPRUDENCIA

Aunque ambos agentes indicaron que el acusado era consciente todo lo que se le decía y de las órdenes que
recibía.
En los casos en los que pueda constatarse una afectación de la capacidad del sujeto debida al consumo de
alcohol o drogas de menor intensidad, debería reconducirse a la atenuante analógica del artículo 21.7, pues no
es imaginable que la voluntad legislativa de 1995 haya sido negar todo efecto atenuatorio de la responsabilidad
penal a una situación que supone sin duda un mayor o menor aminoramiento de la imputabilidad ( STS núm.
60/2002, de 28/01).
Es evidente que el acusado tuvo una sensible obnubilación en la capacidad para comprender el alcance de
sus actos por un relajamiento igualmente sensible de los frenos inhibitorios, es decir, de la capacidad para
dirigir el comportamiento de acuerdo con las normas asimiladas en el proceso de socialización (téngase en
cuenta que los agentes acudieron cuando estaba cortando el tráfico y que no se iba por qué estaba con un
amigo bebiendo).
Ello lleva a la Sala a estimar aplicable al caso que nos ocupa la atenuante analógica de embriaguez del artículo
21.7ª CP con la correspondiente minoración en la pena impuesta.
La Sala considera, además, pertinente la imposición de la pena de multa del artículo 556 CP en el mínimo legal:
6 meses con cuota diaria de 3€ .
La razón estriba en la excepcionalidad de la situación que atraviesa la Nación y que, en definitiva, conlleva una
aceptación, en ocasiones, inadecuada de algunos ciudadanos a nuevas formas de contacto social.
El motivo debe ser parcialmente estimado.
CUARTO.- De acuerdo con lo dispuesto en los arts. 123 y 124 del Código Penal y arts. 239 y ss. de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal, no ha lugar a efectuar un pronunciamiento expreso sobre las costas causadas al no
apreciarse temeridad o mala fe en la parte apelante, debiendo declararse de oficio las devengadas en esta
segunda instancia.
VISTOS los artículos anteriormente citados y demás de general y pertinente aplicación,

LA SALA ACUERDA
1º.- ESTIMAR PARCIALMENTE el recurso de apelación interpuesto por la representación de D. Juan Alberto , y
2º.- REVOCAR PARCIALMENTE la sentencia de 4 de mayo de 2020, dictada por el Juzgado de lo Penal nº 1
de Santa Cruz de Tenerife en el Procedimiento de Juicio Rápido n.º 71/2020 , para considerar concurrente la
atenuante analógica del artículo 21.7ª CP e imponer al acusado D. Juan Alberto la pena de SEIS MESES DE
MULTA, con cuota diaria de 3€ , sujeto a responsabilidad personal subsidiaria en caso de impago conforme
al artículo 53 CP y costas.
3º.- DECLARAR de oficio las costas en esta alzada.
Remítase urgentemente al Juzgado de lo Penal la presente sentencia con el fin de modificar la situación
personal del acusado (su puesta en libertad) en lo que a esta causa se refiere.
Esta sentencia no es firme, contra la misma cabe recurso de casación por infracción de ley ante la Sala Segunda
del Tribunal Supremo ( art. 847.1.2º b) de la LECrim y en el sentido del Acuerdo de Pleno no jurisdiccional del
Tribunal Supremo del 9 de junio de 2016, recurso que deberá ser preparado ante esta Sección de la Audiencia
Provincial en el plazo de CINCO DÍAS a contar desde la última notificación.
Notifíquese esta sentencia al Ministerio Fiscal, a las demás partes y ofendidos-perjudicados aunque no se
hayan mostrado parte en el procedimiento, salvo que hayan manifestado expresamente su voluntad de no ser
notificadas.
Así por esta nuestra Sentencia, de la que se unirá certificación al Rollo, lo pronunciamos, mandamos y
firmamos.
PUBLICACIÓN.- La anterior sentencia, ha sido dada, leída y publicada por el Ilmo. Sr. Magistrado que la suscribe
hallándose celebrando audiencia pública en el día de su fecha. Doy fe que obra en autos.

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