Cierra tus ojos, respira profundamente 3 veces y escucha… Si le pides a la hormiga que te cuente la Tierra, te dirá que es inmensa y que todo es obstáculo… Si le pides al águila que te cuente la Tierra, te dirá que es limitada, que los grandes espacios forman parte del Cielo y no de la Tierra … Si le pides a un caballo salvaje que te cuente la Tierra, te dirá su gozo de galopar por ella en plena libertad … Si le pides a un caballo percherón que te cuente la Tierra, te dirá su dolor por trabajar en ella como esclavo … Si le pides a un caballo de circo que te cuente la Tierra, te dirá su ignorancia, puesto que lo único que él ve de la Tierra son sonrisas de niños … Según que el ser humano sea hormiga, águila, caballo salvaje, percherón o de circo, según su naturaleza, su educación o su «doma», posee un punto de vista sobre los seres y las cosas que corresponde a su experiencia vivida, pero no a lo real de los seres y de las cosas. Propone una realidad que pasa por el filtro de su experiencia; esta no es ni cierta ni falsa, está fragmentada… Aquel que pretende que ve lo real, que conoce la verdad, se cierra las puertas del saber y repele a los corazones por su intolerancia. Si alguien expone un punto de vista diferente del tuyo, opuesto al tuyo, no te cierres a la visión del otro, acepta que pueda existir una, cien mil versiones diferentes de la tuya… Obra según este nuevo conocimiento, aprende el recorrido y la reflexión del otro… Y si, tras haberla estudiado, esa concepción es inaceptable para tu naturaleza, comprende que para algunos sea un alimento… Nadie te pide que te adhieras al punto de vista de todos, pero, si tú eres un águila, abre tu corazón a aquel que se alimenta como el caballo o como la hormiga… Arráncate tus cadenas y tus instrumentos de tortura que son críticas y juicios.