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Nuestro querido número 35

Hoy les voy a contar sobre el elemento número 35, esta sustancia marrón rojizo con un olor
desagradable, tanto que hasta su mismo nombre hace alusión a ello, siendo la palabra
“Bromos” la usada para referirse a fetidez en griego. Pero su mala reputación no se debe solo
a eso, ya que es lo suficientemente irritante para generarte heridas muy dolorosas, sin
embargo, antes de hablarte de todas estas cosas, debemos conocer su inicio, ya que cada
historia tiene uno, y esta empieza en el mar; en realidad no es tan así, pero este gigante
acuático si está bastante relacionado, ya que en el mar es donde yace en mayor cantidad
nuestro elemento, y gracias al agua perteneciente a este fue posible su descubrimiento.
Número 35 (siendo este el nombre por el cual decidimos llamarlo) no cuenta con solo un
descubridor, si no con dos, los cuales son intérpretes de este hallazgo de forma
completamente independiente y simultánea. El primero de ellos fue Carl Jacob Löwig en
1925, el cual fue un químico alemán que durante su investigación sobre las sales minerales;
al eliminar el cloro de la solución, e inyectarle este mismo en forma de gas, descubrió a
nuestro protagonista. Tiempo después el día 3 de julio de 1926, el científico francés, Antonie-
Jérome Balard, se encontraba elaborando un experimento con sales precipitadas con agua de
los pantanos de Montpellier, ubicados en el sur de Francia, donde por la incorporación de
diferentes productos químicos se percató de la existencia del elemento. Así siendo ambos
personajes, por razones similares, pero al mismo tiempo ajenas descubridores de este.
Aunque número 35; también conocido como “fuego líquido” ya que al estar en temperatura
ambiente es de color rojo, volátil y denso; fue descubierto en los años 1825 y 1826, su
producción en cantidades importantes no se presento hasta 1860. A pesar de la fama de 35 y
que al momento de manipularlo las personas deben tener un especial cuidado, también consta
con diferentes utilidades, 35 resulta ser muy útil, su composición permite extinguir el fuego
ya que aísla el oxígeno; se emplea como aditivo en la gasolina porque ayuda a la conservación
de motor; también está presente en algunos pesticidas, y sirve para un montón de cosas más,
pero si las sigo mencionando esta historia no culminaría. Además, se encuentra en nuestro
organismo lo cual es algo irónico (por motivos que no volveré a mencionar), y se considera
un elemento químico fundamental, aunque hoy en día no se conoce muy bien sus funciones
en nuestro cuerpo. Por último, no se puede olvidar que algunos de sus compuestos se han
empleado en el tratamiento contra la epilepsia y sedantes.
Nuestro querido número 35 es un elemento algo complejo, parece que nos proporciona tantas
dichas como desgracias, a pesar de ser nocivo en algunos aspectos, en otros es bastante
provechoso. Pero como dice el refrán “No soy monedita de oro para caerle bien a todo el
mundo” e irónicamente ambos elementos no se llevan muy bien.

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