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Mediante la búsqueda en la web de PBI-Honduras y otras páginas

seleccionen dos organizaciones nacionales hondureñas y realicen un breve


trabajo de investigación sobre ellas. Expliquen también por qué las han
elegido.
Actualmente muchas organizaciones en Honduras siguen trabajando bajo
presión y amenaza. Respecto a las dos organizaciones elegidas, ¿es ése su
caso? En caso de respuesta afirmativa, ¿pueden explicar los problemas de
seguridad que han tenido que enfrentar y qué medidas de protección piensan
que podrían ser útiles para salvaguardar el trabajo y la integridad de estas
organizaciones y sus integrantes?

1. ARCOIRIS
https://www.facebook.com/lgtp.arcoiris/
https://pbi-honduras.org/es/quién-protegemos/arco%C3%ADris
https://arcoirislgtbhonduras.es.tl

Sobre el colectivo y las amenazas que enfrenta:


● Fuerte estigmatización del colectivo LGBTI+, no sólo por parte del Estado, sino
también por parte de la sociedad hondureña en general, sin duda también debido a
la influencia eclesiástica, el machismo, el conservadurismo;
● El colectivo está sufriendo los embates de la pandemia y sus consecuencias de una
manera desproporcionada debido a la histórica exclusión social, laboral y por ende
económica de este sector: https://pbi-honduras.org/node/7969
● La falta de oportunidades laborales hace que el trabajo sexual en las calles de
Tegucigalpa sea una de las pocas opciones de subsistencia para este colectivo
(mujeres transexuales). Y en tiempos de pandemia y restricciones, deben saltarse el
toque de queda arriesgándose así a la detención o actos de violencia: https://pbi-
honduras.org/node/7969
● Intimidación, intentos de secuestro y asesinato, vigilancia, agresiones físicas,
hostigamiento, crímenes de odio

¿Qué medidas de protección podrían ser útiles para salvaguardar el trabajo y la integridad
de estas organizaciones y sus integrantes?
● La visibilización de la comunidad LGBTI+ y los y las integrantes de Arcoíris ya de por
sí me parece de suma importancia;
● El Estado debería reconocer el papel de las personas defensoras de los derechos de la
comunidad LGBTI+ y ver esa lucha como legítima; → no existen leyes nacionales dirigidas a
la protección de las personas de la comunidad LGBTI+ → también debería implementar las
medidas cautelares concedidas por la CIDH para los y las integrantes de la organización
● Hace falta enfocarse en medidas de autocuidado
● La búsqueda de redes de colectivos LGBTI+ en otros países, también en países
donde este tipo de colectivos gozan de una mayor seguridad a la hora de defender
sus derechos.
● Este artículo es interesante también: https://pbi-honduras.org/node/7796 También
demuestra la importancia de una red de familiares para esta organización
● Reconocimiento, visibilización y censura de las violencias que surgen en respuesta
a las identidades y orientaciones sexoafectivas no hegemónicas en contra de las
personas de la comunidad LGTBI y particularmente de aquellas que ejercen la
defensa y reivindicación de los derechos de esta comunidad.
● Censurar discursos discriminatorios de la sociedad en su conjunto, pero
especialmente de figuras públicas y medios de comunicación
● Implementar planes de prevención de las agresiones a través de análisis de riesgo
multidimensionales que orienten acciones para mitigar o anular el riesgo

2. OFRANEH

Ofraneh es una organización de la sociedad civil de carácter étnico, fundada en 1978 como
mecanismo para la representación y lucha por los derechos del pueblo Garífuna en
Honduras, “compenetrándose en la defensa de sus derechos culturales y territoriales, con el
propósito de lograr la sobrevivencia como cultura diferenciada”. Conscientes de la
exposición a violencias estructurales y directas que ponen en riesgo su existencia física y
cultural.
En términos de las violencias estructurales, superficialmente podríamos referir que, como
comunidad garífuna han estado sometidos y sometidas a mecanismos de racialización
opresivos, de manera que ha sido una población tradicionalmente excluida política,
económica y socialmente, manteniéndose al margen del desarrollo de la nación, esto
supone el desarrollo de identidad nacional, desarrollo económico y social, pero también, en
el desarrollo institucional, de manera que no han sido tenidos y tenidas en cuenta como
sujetos y sujetas de derechos, ni individuales, ni colectivos. En cierto sentido podríamos
referirnos a que han estado al margen de un sistema de garantías, ejerciendo una
ciudadanía de segunda categoría.
A esto se suma la característica de organización matrifocal de su comunidad, que supone
una forma de organización económica y social centrada en en la figura femenina;
característica esencial de su cultura que está en riesgo permanente por las estructuras
patriarcales identitarias de la sociedad hondureña, esto se refleja, por ejemplo, en los
mecanismos de titulación de las tierras, que, desconociendo los liderazgos femeninos y su
carácter colectivo, asignan titularidad a los hombres, desconociendo la organización de esta
comunidad.
En este escenario, donde la exclusión y opresión del pueblo garífuna ha amenazado su
existencia como pueblo y su relación con el territorio, la violencia directa se hace manifiesta,
la falta de reconocimiento de derechos y en particular de los derechos sobre el territorio y
los intereses que se han creado alrededor de los mismos por intereses económicos, han
resultado en el uso de mecanismos de desalojo y apropiación ilegítima; en complicidad con
el Estado, los poderes económicos han violentado al pueblo garífuna en el sentido ya
mencionado, por ejemplo, por medio de mecanismos legales (no necesariamente legítimos)
como las zonas de empleo y desarrollo económico (ZEDE), que se interpretan como
mecanismo de injerencia en los territorios, y otros medios ilegales, como las agresiones en
contra de líderes de procesos de defensa del terrritorio.
Ahora bien, quienes han asumido labores de liderazgo en la defensa y lucha por el territorio,
así como por el reconocimiento de sus derechos colectivos, su identidad cultural, asociada a
la permanencia como pueblo en su territorio y el sostenimiento de sus formas de
organización social.
Ahora bien, respecto a las medidas de protección es importante entender que hay
elementos estructurales y otros coyunturales que son necesarios para crear un entorno
seguro para el ejercicio de defensa de los derechos humanos; en términos estructurales, es
necesario promover la construcción de una nación pluricultural, que no solo se base en la
existencia de diversidades culturales dentro del territorio nacional, sino una nación que
realmente reconozca y se apropie esa identidad multicultural, que se cuestione y transforme
estructuras patriarcales, oligárquicas, criollas y centralistas; desde los núcleos más
profundos de la identidad cultural, hasta la configuración de las instituciones del Estado.
En términos coyunturales o contextuales, sería necesario ampliar la perspectiva de la
protección a la garantía y el respeto de la labor de defensa de los derechos humanos, esto
supone pensar en términos de prevención, protección y garantías de no repetición. En
primer lugar, deberían existir mecanismos que, en clave de prevención, diseñen estrategias
de fortalecimiento institucional para la atención y acompañamiento de líderes y lideresas,
así como un sistema de análisis de contexto para la previsión de los riesgos y su mitigación
oportuna; así mismo, desarrollar estrategias en contra de la estigmatización y promoción de
la cultura de respeto de los derechos humanos.
Posteriormente, un componente de protección, que no esté diseñado exclusivamente como
protección individual, con un carácter policivo, sino que contemple la mitigación de factores
de riesgo a partir de la identificación de los mismos; el desarrollo de estrategias de
protección colectiva que reconozca el carácter colectivo de los riesgos (así las agresiones
se materialicen contra una persona en particular), la identidad cultural y la pertinencia de las
acciones en los territorios; adicionalmente, que cuente con mecanismos de atención
diferencial, y que sean políticas públicas representadas por instituciones que generan
legitimidad y confianza ante la sociedad civil.
Por último, respecto a las garantías de no repetición, es imperante avanzar en las garantías
de acceso a la justicia; fortalecer las instituciones de justicia en términos del funcionamiento,
eficiencia y efectividad en la investigación, juzgamiento y sanción de autores materiales e
intelectuales, y garantizar que agentes administradores y administradoras de justicia
cumplan con el deber de respeto y garantía a la labor de defensa de los derechos humanos.

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