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UNIVERSIDAD DE SUCRE

CAMBIO DE PARADIGMA QUE TRAE LA LEY


1996 DE 2019

NATALIA MARIA GARCIA MESTRA

DERECHO IV

DERECHO CIVIL OBLIGACIONES

KARINE BELTRAN

SINCELEJO- SUCRE

2020
Con la llegada de la nueva ley 1996 de 2019 claramente nos enfrentamos a
nuevos cambios en el ámbito jurídico, muchas personas aun no son conscientes
del cambio que trae consigo esta nueva ley, especialmente para las personas
implicadas, en este caso las personas discapacitadas mayores de edad. Puesto
que ya era hora de que les correspondiera una reglamentación que les permitiera
ampliar sus facultades y garantías dentro de este campo de la capacidad legal.

Primeramente, es necesario aclarar a que nos referimos cuando hablamos de


capacidad legal. La capacidad legal, se podría decir, que es un atributo de la
personalidad que le permite a las personas realizar ciertos actos jurídicos; esta la
podemos encontrar pactada en el artículo 1502 del código civil, llamado
“Requisitos para obligarse” y en su lectura se entiende que “La capacidad legal
de una persona consiste en poderse obligar por sí misma, sin el ministerio o la
autorización de otra”. Entonces, para que una persona no sea considerada
legalmente capaz, es decir, sea acogida como incapaz debe estar debidamente
declarado por la ley. Anteriormente existían dos categorías de incapaces, los
incapaces relativos y los absolutos. Eran expresamente considerados como
incapaces absolutos los sordomudos y los impúberes, esto significaba que sus
actos no generaban ningún tipo de obligación natural las cuales son aquellas que
no se pueden exigir judicialmente e incapaces relativos los menores adultos o
disipadores, pero esto cambio con la Ley 1306 de 2009 donde consideraban como
incapaces relativos a los adolescentes inmaduros, luego de esto llego la nueva ley
1996 de 2019 en donde la Corte declaro inexequible lo anteriormente mencionado
y actualmente solo se consideran como incapaces absolutos los niños, ya que se
considera que los discapacitados mentales pueden generar obligaciones naturales
con ayuda así que no se consideran incapaces. Teniendo esto claro el hecho de
que una persona mayor de edad tenga una discapacidad no lo exime de ejercer
legalmente sin un representante, esto aplica también para el ámbito laboral,
brindándoles autonomía.

Ahora, entrando en materia podemos decir que debido a esto surgieron ciertos
cambios en la jurisdicción colombiana, empezando con el hecho de que estas
personas dejaron de ser vistas como “incompetentes” y pasaron a considerarse
personas capaces e independientes, dando apoyo a la dignidad humana, libertad
de toma de decisiones y no discriminación. Además, se elimino la figura de la
interdicción judicial de nuestro ordenamiento jurídico, ya que se presume que
todas las personas independientemente si son discapacitados o no, tienen la plena
libertad y capacidad legal para tomar decisiones, expresar sus voluntades,
obligarse y cumplir con obligaciones que se les impongan. Cabe aclarar que estas
personas pueden solicitar de un apoyo, bien sea un abogado o un perito, solo si
ellos lo solicitan y solo será visto como un apoyo, mas no como un representante,
es decir, ellos no tendrán ningún poder de influenciar la decisión de las personas.

La interdicción judicial se entendía como la limitación o pérdida de la capacidad


jurídica de una persona con discapacidad mental. Esto implicaba para el interdicto,
no poder tomar decisiones sobre asuntos relativos a su vida personal y
patrimonial, como firmar contratos, tener una cuenta bancaria, casarse, entre
otros. El estado de interdicción era decretado por un juez de familia, en un
proceso que podía ser promovido por uno o varios terceros, que ni siquiera debían
demostrar algún interés legítimo frente a la declaratoria. Junto con la demanda,
debía aportarse un certificado médico psiquiátrico que corroborara la incapacidad
mental absoluta de la persona con discapacidad, además, los tratamientos a los
que debía someterse para superar ese estado. Por tal razón, se consideraba que
las decisiones tomadas sobre la vida y bienes del interdicto, aun en contra de su
voluntad, podían causar afectaciones a sus derechos o incluso ir en contra de la
protección de los mismos.

En este orden de ideas surgen tres mecanismos que pretenden garantizar el


ejercicio de la capacidad legal por parte de las personas con discapacidad, que
son:

1. Acuerdos de apoyo. Estos acuerdos escritos establecen una o varias


situaciones en las que las personas con discapacidad deberán hacer uso
del apoyo anteriormente mencionado. Las personas encargadas de brindar
este apoyo tendrán la obligación de asesorar y brindar todas las medidas
necesarias al discapacitado para que ejerza su capacidad legal de acuerdo
a su voluntad. Es celebrado por medio de escritura publica ante notaria o
por medio de acta de conciliación.
2. Directivas anticipadas. También son documentos escritos en donde se
señala de manera anticipada las decisiones que la persona quiere para su
futuro personal o patrimonial. Se pueden designar una o varias personas
como apoyo para permitir el cumplimiento de los deseos antes señalados
de la persona discapacitada. Este tipo de acuerdo se celebra por escritura
pública ante una notaría o también por acta de conciliación.
3. Adjudicación judicial de apoyos. Este proceso es promovido por el titular del
acto jurídico y se levanta ante un juez de familia. También puede ser
promovido por un tercero en cabeza de la persona, pero debe acreditarse la
limitación de manifestar su voluntad por cualquier medio. Por tal razón el
juez designara las personas de apoyo que se encargaran de hacer valer la
voluntad y deseo de la persona incapacitada.

La ley también trae consigo los requisitos que se requieren para ser designado
como una persona de apoyo, debe ser una persona natural pero también puede
ser una persona jurídica, bien podría ser un bufete o cualquier tipo de empresa
que preste su ayuda a estas personas. También abarcan las causales de
inhabilidad de persona de apoyo y son dos: que exista un litigio anterior entre la
persona discapacitada y la persona de apoyo y que existan conflictos de intereses
y desacuerdos entre la persona discapacitada y la persona de apoyo.

Debido a lo anteriormente expuesto claramente hubo modificaciones en el


paradigma judicial de nuestro país, trayendo a colación el articulo 1504 y 784 del
código civil, el numeral 2 del articulo 62 del mismo código, el inciso 1 del articulo
68 de la ley 1564 del 2012, el artículo 2346 del código civil.

Esta nueva ley experimenta nuevos retos a raíz de su aplicabilidad, por ejemplo,
los procesos de interdicción que venían en curso al momento de la ley se
suspenden inmediatamente. Otro punto a tocar es que, al considerarse a los
discapacitados totalmente capaces de ejercer esta herramienta, también deberán
hacerse responsables de los daños que ellos ocasionen debido a sus decisiones.
Sin embargo, uno de los retos más importantes, es la revisión de los procesos de
interdicción, con un plazo de 36 meses, el cual ordena al juez a implementar
oficiosamente o a petición, los mecanismos de apoyo regulados en la norma.
El Estado colombiano con la nueva Ley 1996 de 2019, armoniza su legislación con
la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad, al eliminar la
interdicción y presumir la capacidad jurídica de las personas con discapacidad .

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