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Economía política

La economía política es una rama de la ciencia económica que


estudia cómo, desde el Gobierno, se organiza la producción,
distribución, intercambio y consumo de bienes y servicios en las
distintas sociedades.
En otras palabras, esta materia analiza cómo los Estados administran la
economía, tomando en consideración variables sociales y políticas.
Visto de otro modo, se puede decir también que esta ciencia estudia la
relación entre el poder político y la economía de un país.
Historia de la economía política
Se puede decir que la economía política surgió con el mercantilismo en
el siglo XVI. Dicha doctrina postulaba que los países eran más ricos
conforme acumulaban la mayor cantidad de piedras preciosas. Por esa
razón, se postulaba que las naciones debían lograr una balanza
comercial positiva.
Luego, hacia finales del siglo XVII nació la fisiocracia que, como
respuesta al mercantilismo, afirmaba que la naturaleza, particularmente
la agricultura, era la fuente de la riqueza.
Posteriormente, apareció Adam Smith en el siglo XVIII, quien se centró
en el trabajo humano como la fuente de la riqueza. Su recomendación,
en líneas generales, era que el Estado dejara a los agentes perseguir de
manera individual su propio beneficio económico. De ese modo, el
colectivo también alcanzaría la mejor situación posible. A este periodo se
le denomina el de la economía política clásica.
La economía es, en esencia, una ciencia social. Estudia la forma de
satisfacer unas necesidades que son ilimitadas, administrando unos
recursos que son muy escasos y de uso alternativo.
¿para qué sirve la economía?
Así pues, la palabra «economía» proviene del griego. En concreto, de la
unión de dos palabras: OIKOS «casa» OIKONOMIA «administración«
DEL HOGAR. Por tanto, y en primer lugar, esta definición parece
expresar algo que forma parte de su esencia, administrar el hogar. Pero,
de la misma forma, cabe destacar que esta afirmación no solo se refiere
al hogar físico, a través de la contabilidad doméstica. Pues, en la
práctica, también hace referencia a las ciudades, los distritos urbanos, las
distintas regiones, los distintos países, así como, en definitiva, el planeta.
Por eso es importante la economía, pues, sin ella, ese planeta en
funcionamiento que esta se encarga de administrar, como bien dice la
definición, se pararía completamente.
Esta ciencia tiene un elevado componente social y en la que el individuo
se sitúa en el centro; esos intereses opuestos que, en muchas ocasiones,
presentan los individuos que conviven en una determinada sociedad; y,
por último, esas necesidades ilimitadas, que deben satisfacerse con
recursos escasos, nos llevan a decidir sobre el uso de esos recursos,
asumiendo ese coste de oportunidad.

Mercantilismo

El mercantilismo es un sistema político y económico basado en la


idea de que los países son más ricos y prósperos mientras más
metales preciosos puedan acumular.
El mercantilismo y sus ideas se desarrollaron en Europa entre los siglos
XVI y XVII y la primera mitad del siglo XVIII. Uno de sus pilares
fundamentales fue la creencia de que los países que querían mantener
una posición relevante en el contexto internacional y desarrollar su poder,
debían acumular riqueza (principalmente en la forma de oro y otros
metales preciosos).
Influenciado por el colonialismo y la gran cantidad de metales preciosos,
materias primas y mano de obra barata que los países invasores pudieron
obtener de ellas, el mercantilismo reforzó la idea de la acumulación de
riqueza como reflejo de poder.
Origen del mercantilismo
El mercantilismo como corriente de pensamiento económico tuvo su
origen a principios de la Edad Moderna (siglo XVI). ¿Dónde? En Europa
y concretamente en países como Francia e Inglaterra.
El mercantilismo comienza a desaparecer a fines del siglo XVIII con el
surgimiento de nuevas teorías económicas que tenían un carácter más
liberal y se enfocaban en aprovechar las ventajas del comercio. Uno de
los críticos más destacados de las ideas mercantilistas fue Adam Smith,
quien proponía la idea de que el libre mercado y libre cambio son
elementos fundamentales para el desarrollo económico y el
aprovechamiento eficiente de los recursos.
Características del mercantilismo
El mercantilismo, en resumen, se basa en tres características o ideas
fundamentales:
• La acumulación de riqueza (principalmente metales preciosos) es
esencial para el desarrollo económico de un país. A mayor
acumulación de riqueza, mayor prosperidad y poder político.
• El Estado tiene el rol de utilizar e imponer todos los mecanismos
que sean necesarios para lograr el objetivo de acumulación de
riqueza (controles, restricciones, subsidios, etc.) Su intervención
tendrá un carácter proteccionista, incentivando la producción local
al mismo tiempo que la protege de la competencia de productores
extranjeros.
• El comercio a nivel global es inalterable. Para que el comercio
ayude a la acumulación de riqueza se deben controlar los flujos de
entrada y salida de modo de mantener una balanza de pagos
positiva (exportaciones superan a las importaciones).

Fisiocracia

La fisiocracia, como se denomina a esta corriente, fue una escuela


de pensamiento económico fundada en el siglo XVIII por el
economista francés François Quesnay. Esta corriente nace y se
desarrolla exclusivamente en Francia, como respuesta al
mercantilismo y su ideología.
La fisiocracia, nacida en el 1750, fue una corriente de pensamiento
económico, la cual basaba su ideología principal en la escasa
intervención del estado en la economía. Los fisiócratas, en
contraposición del mercantilismo y su fuerte apuesta por la intervención
del estado en la economía, apoyaban una corriente más libre. Una
corriente basada en que la economía poseía un fenómeno natural, el cual
da origen a parte del término “fisiócrata» (“physis”, naturaleza en griego),
que regulaba el mercado por sí solo. Quesnay, así como Turgot, formaron
lo que sería una de las primeras escuelas en contra de la intervención del
estado.
Los fisiócratas creían en un fenómeno natural del mercado que
garantizaba el buen funcionamiento del estado sin necesidad de un
estado que intervenga en el. Entre sus expresiones más reconocidas, se
encuentra el término “Laissez Faire”, frase que, en francés, significa
“dejar hacer”.

Principios de la fisiocracia
• La propiedad privada. Para los fisiócratas, la propiedad privada
era un derecho fundamental. Pues aspiraban a la garantía total del
derecho a que el hombre pudiese poseer lo obtenido con su propio
trabajo. Solamente garantizando la propiedad privada podría existir
el progreso económico. De esta forma, la garantía de la
retroalimentación entre trabajo y propiedades garantizaba el
esfuerzo de los individuos y los intereses de seguir progresando.
Además, en base a la desigualdad y la concentración de riqueza,
los fisiócratas consideraban la desigualdad como un factor
determinante para el crecimiento. Su punto de vista acerca de la
economía proponía que la igualdad absoluta impedía la generación
de riqueza, consideraban.
• A la propiedad privada la sigue el comercio que para los fisiocratas
no era la principal fuente de riqueza, así como un error el principio
mercantilista de acumular oro y plata como riqueza. Para los
fisiócratas, el comercio debía ser libre y servir como método para
obtener recursos que no pueden obtenerse en el país, pero no
como motor de crecimiento y desarrollo. Además, consideraba el
comercio como una amenaza para el bienestar al ser el posible
causante de las guerras al enriquecerse unas de otras.
• El liberalismo económico, o lo que los fisiócratas hacían
referencia en la expresión “Laissez faire”. Estos consideraban
que la excesiva regulación del estado, las prohibiciones, los
controles y límites de la producción, así como cualquier intervención
del estado, impedía el buen funcionamiento de la economía.
Incluso, toda intervención para corregir la desigualdad de un país,
en consonancia con la idea de la acumulación de riqueza, en la
mente de los fisiócratas no estaba justificada. Es por ello que uno
de sus principios más básicos es el liberalismo económico,
rechazando así cualquier intervención estatal.
• Por último, se encuentra lo que los fisiócratas denominaban como
impuesto único. Para los fisiócratas, la mejor manera de gravar
con impuestos a una economía era la de gravar con un impuesto
único directo al producto neto. Para los fisiócratas, aplicar
impuestos a otras actividades económicas que no fuese la
producción neta, exenta de relación con costes de producción,
acabaría perjudicando a la economía, ya que trasladaría estos
impuestos vía costes hasta el producto neto.
Pero, ¿para qué sirve la economía?
Hace ya unos cuantos años, el economista Milton Friedman trabajó y
generó un ensayo bajo el título «Historia del lápiz». En él, Friedman puso
de manifiesto que millones de personas, en todo el mundo, se
coordinaban a través del mercado para crear un lápiz. Desde los que
fabricaban el grafito o la madera en Estados Unidos, hasta los que lo
ensamblaban en la India. Todos ellos utilizan la economía y, sin ella, el
lápiz, como lo conocemos hoy, no habría sido posible.
Por esta razón, hay que decir que la economía está presente en casi todo
lo que hacemos. Hasta el ocio, en la gran mayoría de ocasiones, es
ofrecido por empresas que obtienen un rendimiento por sus servicios.
Pero es que hasta la sanidad, la educación, la policía, el ejército o las
carreteras, los puentes, los trenes o aviones son una actividad económica
y, sin la economía, nada de todo lo mencionado sería posible. Por tanto,
a la pregunta de partida debemos decir que la respuesta es que la
economía sirve para mucho.
Por tanto, podríamos decir que gracias esta ciencia social, tan denostada
por muchos, hemos podido desarrollarnos. Pues la economía, en
resumen, ha creado las condiciones para mejorar la calidad de vida.
El uso de la economía desde la infancia
Como decíamos al inicio, la economía está presente en muchos aspectos
de nuestra vida. Desde que somos pequeños y vamos al colegio
debemos tomar decisiones en lo que se refiere a la administración de
capital, bienes y servicios. El simple hecho de intercambiar un cromo por
otro con un compañero, administrar la paga semanal que nos dan
nuestros padres, o la necesidad de elegir los regalos de esta Navidad,
para lo que nuestros padres nos asignaron un capital determinado, y que
tenemos que asignar a un determinado juguete entre numerosas páginas
repletas de alternativas. En todo esto que comentamos, la economía se
encuentra muy presente desde el inicio de nuestras vidas.
Cuando vamos al supermercado a comprar porque nuestros padres nos
lo solicitan, es conveniente resaltar el uso de las finanzas en este
contexto. Cuando intercambiamos ese cromo por otro, en cierta forma,
estamos gestionando nuestro patrimonio, a la vez que ponemos en
marcha la gestión de inventarios –siendo el cromo que se intercambia el
duplicado en nuestra colección– y la práctica comercial. A la hora de
conocer a un chico o una chica, queremos que nuestro profesor nos suba
esa nota del examen, o queremos convencer a nuestros padres para que
nos dejen irnos a casa de un amigo a dormir, estamos desarrollando las
habilidades comerciales, a la vez que utilizamos el marketing para
exponer la visión convincente a aquellas personas de las que, por nuestra
edad, dependemos.
La economía debe difundirse a todos
La economía está presente a lo largo de nuestra vida, en muchas
decisiones que debemos tomar. Desde que compramos una casa hasta
el pago de impuestos por ser ciudadano de un determinado país, la
economía está presente en todas estas acciones, teniendo que conocerla
para tomar la decisión correcta, y en un contexto en el que esta sea la
decisión óptima.
Por esta razón, algunos economistas muy destacados como Mises,
Hayek o Keynes, entre otros, fueron grandes divulgadores de esta, la
ciencia económica. Todos ellos creían firmemente que era necesaria, así
como imprescindible. Muchos, incluso, opinaban que todos deberíamos
conocer aspectos básicos de la misma, como se conocen de las
matemáticas o la lengua. Solo así seríamos ciudadanos libres, capaces
de discernir entre lo que nos dicen y la realidad. Pues, ¿cómo vamos a
tomar la decisión correcta si no tenemos las herramientas? ¿Irías a remar
sin remos?
Así pues, los ciudadanos debemos saber que los impuestos que
pagamos, pagan, entre otras cosas, la sanidad o la educación, por
ejemplo. Pues los ciudadanos no realizan un pago de forma directa, pero
no por ello son servicios gratuitos. De la misma forma que exigir calidad
en los productos que compramos promueve la eficiencia y la excelencia.
Todo ello, así como que el banco puede cobrarnos un interés por
prestarnos ese dinero para adquirir una casa, pero no cualquier interés,
son aspectos relacionados con la economía que, de conocerlos, nos
permiten realizar una mejor gestión de nuestros recursos.
En definitiva, todo lo expuesto anteriormente es una clara muestra de la
utilidad de esta ciencia. Y es importante que la ciencia económica se
difunda y se comparta entre todos los ciudadanos. Pues solo a través de
esta educación económica, como decía Nelson Mandela, podemos
cambiar realmente el mundo.
La economía analiza al ser humano y se sirve de la psicología o la
sociología para complementar el estudio. El marketing, por ejemplo,
estudia cómo reacciona el consumidor ante un producto o servicio. Pero
también la ingeniería es importante. Por ejemplo, las teorías de la
producción o los métodos matemáticos.
Y no podemos olvidarnos, de la estadística.
En lo que respecta a la matemática, ésta ayuda a razonar y a utilizar la
lógica. La estadística, por otro lado, permite analizar datos y entender,
por ejemplo, algunas publicaciones de medios especializados. Y ambas
ciencias ayudan al economista a crear modelos macroeconómicos que
pueden predecir, en cierta medida, lo que pasará.

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