Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Economia 1 1
Economia 1 1
Mercantilismo
Fisiocracia
Principios de la fisiocracia
• La propiedad privada. Para los fisiócratas, la propiedad privada
era un derecho fundamental. Pues aspiraban a la garantía total del
derecho a que el hombre pudiese poseer lo obtenido con su propio
trabajo. Solamente garantizando la propiedad privada podría existir
el progreso económico. De esta forma, la garantía de la
retroalimentación entre trabajo y propiedades garantizaba el
esfuerzo de los individuos y los intereses de seguir progresando.
Además, en base a la desigualdad y la concentración de riqueza,
los fisiócratas consideraban la desigualdad como un factor
determinante para el crecimiento. Su punto de vista acerca de la
economía proponía que la igualdad absoluta impedía la generación
de riqueza, consideraban.
• A la propiedad privada la sigue el comercio que para los fisiocratas
no era la principal fuente de riqueza, así como un error el principio
mercantilista de acumular oro y plata como riqueza. Para los
fisiócratas, el comercio debía ser libre y servir como método para
obtener recursos que no pueden obtenerse en el país, pero no
como motor de crecimiento y desarrollo. Además, consideraba el
comercio como una amenaza para el bienestar al ser el posible
causante de las guerras al enriquecerse unas de otras.
• El liberalismo económico, o lo que los fisiócratas hacían
referencia en la expresión “Laissez faire”. Estos consideraban
que la excesiva regulación del estado, las prohibiciones, los
controles y límites de la producción, así como cualquier intervención
del estado, impedía el buen funcionamiento de la economía.
Incluso, toda intervención para corregir la desigualdad de un país,
en consonancia con la idea de la acumulación de riqueza, en la
mente de los fisiócratas no estaba justificada. Es por ello que uno
de sus principios más básicos es el liberalismo económico,
rechazando así cualquier intervención estatal.
• Por último, se encuentra lo que los fisiócratas denominaban como
impuesto único. Para los fisiócratas, la mejor manera de gravar
con impuestos a una economía era la de gravar con un impuesto
único directo al producto neto. Para los fisiócratas, aplicar
impuestos a otras actividades económicas que no fuese la
producción neta, exenta de relación con costes de producción,
acabaría perjudicando a la economía, ya que trasladaría estos
impuestos vía costes hasta el producto neto.
Pero, ¿para qué sirve la economía?
Hace ya unos cuantos años, el economista Milton Friedman trabajó y
generó un ensayo bajo el título «Historia del lápiz». En él, Friedman puso
de manifiesto que millones de personas, en todo el mundo, se
coordinaban a través del mercado para crear un lápiz. Desde los que
fabricaban el grafito o la madera en Estados Unidos, hasta los que lo
ensamblaban en la India. Todos ellos utilizan la economía y, sin ella, el
lápiz, como lo conocemos hoy, no habría sido posible.
Por esta razón, hay que decir que la economía está presente en casi todo
lo que hacemos. Hasta el ocio, en la gran mayoría de ocasiones, es
ofrecido por empresas que obtienen un rendimiento por sus servicios.
Pero es que hasta la sanidad, la educación, la policía, el ejército o las
carreteras, los puentes, los trenes o aviones son una actividad económica
y, sin la economía, nada de todo lo mencionado sería posible. Por tanto,
a la pregunta de partida debemos decir que la respuesta es que la
economía sirve para mucho.
Por tanto, podríamos decir que gracias esta ciencia social, tan denostada
por muchos, hemos podido desarrollarnos. Pues la economía, en
resumen, ha creado las condiciones para mejorar la calidad de vida.
El uso de la economía desde la infancia
Como decíamos al inicio, la economía está presente en muchos aspectos
de nuestra vida. Desde que somos pequeños y vamos al colegio
debemos tomar decisiones en lo que se refiere a la administración de
capital, bienes y servicios. El simple hecho de intercambiar un cromo por
otro con un compañero, administrar la paga semanal que nos dan
nuestros padres, o la necesidad de elegir los regalos de esta Navidad,
para lo que nuestros padres nos asignaron un capital determinado, y que
tenemos que asignar a un determinado juguete entre numerosas páginas
repletas de alternativas. En todo esto que comentamos, la economía se
encuentra muy presente desde el inicio de nuestras vidas.
Cuando vamos al supermercado a comprar porque nuestros padres nos
lo solicitan, es conveniente resaltar el uso de las finanzas en este
contexto. Cuando intercambiamos ese cromo por otro, en cierta forma,
estamos gestionando nuestro patrimonio, a la vez que ponemos en
marcha la gestión de inventarios –siendo el cromo que se intercambia el
duplicado en nuestra colección– y la práctica comercial. A la hora de
conocer a un chico o una chica, queremos que nuestro profesor nos suba
esa nota del examen, o queremos convencer a nuestros padres para que
nos dejen irnos a casa de un amigo a dormir, estamos desarrollando las
habilidades comerciales, a la vez que utilizamos el marketing para
exponer la visión convincente a aquellas personas de las que, por nuestra
edad, dependemos.
La economía debe difundirse a todos
La economía está presente a lo largo de nuestra vida, en muchas
decisiones que debemos tomar. Desde que compramos una casa hasta
el pago de impuestos por ser ciudadano de un determinado país, la
economía está presente en todas estas acciones, teniendo que conocerla
para tomar la decisión correcta, y en un contexto en el que esta sea la
decisión óptima.
Por esta razón, algunos economistas muy destacados como Mises,
Hayek o Keynes, entre otros, fueron grandes divulgadores de esta, la
ciencia económica. Todos ellos creían firmemente que era necesaria, así
como imprescindible. Muchos, incluso, opinaban que todos deberíamos
conocer aspectos básicos de la misma, como se conocen de las
matemáticas o la lengua. Solo así seríamos ciudadanos libres, capaces
de discernir entre lo que nos dicen y la realidad. Pues, ¿cómo vamos a
tomar la decisión correcta si no tenemos las herramientas? ¿Irías a remar
sin remos?
Así pues, los ciudadanos debemos saber que los impuestos que
pagamos, pagan, entre otras cosas, la sanidad o la educación, por
ejemplo. Pues los ciudadanos no realizan un pago de forma directa, pero
no por ello son servicios gratuitos. De la misma forma que exigir calidad
en los productos que compramos promueve la eficiencia y la excelencia.
Todo ello, así como que el banco puede cobrarnos un interés por
prestarnos ese dinero para adquirir una casa, pero no cualquier interés,
son aspectos relacionados con la economía que, de conocerlos, nos
permiten realizar una mejor gestión de nuestros recursos.
En definitiva, todo lo expuesto anteriormente es una clara muestra de la
utilidad de esta ciencia. Y es importante que la ciencia económica se
difunda y se comparta entre todos los ciudadanos. Pues solo a través de
esta educación económica, como decía Nelson Mandela, podemos
cambiar realmente el mundo.
La economía analiza al ser humano y se sirve de la psicología o la
sociología para complementar el estudio. El marketing, por ejemplo,
estudia cómo reacciona el consumidor ante un producto o servicio. Pero
también la ingeniería es importante. Por ejemplo, las teorías de la
producción o los métodos matemáticos.
Y no podemos olvidarnos, de la estadística.
En lo que respecta a la matemática, ésta ayuda a razonar y a utilizar la
lógica. La estadística, por otro lado, permite analizar datos y entender,
por ejemplo, algunas publicaciones de medios especializados. Y ambas
ciencias ayudan al economista a crear modelos macroeconómicos que
pueden predecir, en cierta medida, lo que pasará.