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1|ljll|AmD[S

ETCuENTROS
C ONENTIDADES
DESCONOCIDAS

GARCIA
J a v i e r G a r cía Bla n co , n a tu r a I d e
T a r a g o z a , p e r te n e ce a [a ú ttim a
h o r n a d a d e in ve stig a d o r e s y
d i v u t g a d o r e s ce n tr a d o s e n e t m u n d o
d e [ o d e s c on o cid o su r g id o s a
m e d i a d o s d e la d é ca d a d e lo s
EDAF
MADRID. TT{áíCO - BI,JENOSAIRES - SAN ruAN
JAVIER GARCÍA BLANCO

HUMANOIDES
Encuentros con entidades
desconocidas
Drector de la coleccrón:Iker Jrménez

@ 2003. JavrerGa¡cíaBlanco
@ 2003. De estaedicrón,Edrtonal EDAF. S A. JorgeJuan,30. 28001 Madnd

Drseñode cubrerta:Mrguel y BernardoRtvavelarde

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JorgeJuan.30. 28001 Madrid
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Abril 2003

Quedaprohrbrda,salvoexcepctónprev¡staen la ley,cualquierforma de reproduccrón,dis-


ribuclón, comunrcacrónpúbhcay transformactónde estaobra sln contarcon la autonza-
clón de los trtularesde propiedadlntelectual.[¿ rnfraccrónde los derechosmencronados
puedeserconstltuüvade delrtocontrala propredadrntelectual(art.270 y siguientesdel Có-
digo Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO) vela por el respeto
de los crtadosderechos.

ISBN: 84414-1280-4
Depósrtolegal: M. 18.943-2003

PRINTED IN SPAIN IMPRESO EN ESPAÑA


Impnme: Anzos,S. L. - Fuenlabrada(Madrid)
A Dulce,
gracinspor estar siempreahí, a mi lado.
Sin ti no hubiera sido posible.

A mis padres y a mi tía,


graciaspor vuestroapoyo.
Agradecimientos

La presentemonografíadedicadaa encuentroscon huma-


noides no habría sido posible sin la ayuda de todas estasper-
sonas.Muchas graciasde todo corazón:

A Bruno Cardeñosa,por su inestimableapoyo,amistadsin-


cera y susconsejosdurantetodo estetiempo.
A Manuel Carballal,por enseñarmeel lado máshumanode
estostemas.
A Rubén Sobrino y Pili Abeijón, por estarahí siempreque
los he necesitado.
A Enrique de Vicente, por sus consejos,su amistad y la
confianzaque depositóen mí.
A JoséManuel GarcíaBautistay a Rafael Cabello, gracias
por vuestraamistady hospitalidaden tierras sevillanas.
A Lorenzo Ferniández,David Sentinellay FernandoJimé-
nez del Oso, muchas gracias por hacer mi trabajo aún más
agradable.
A Iker Jiménez,por conñar en mí y brindarme esta oportu-
nidad.
A Chris Aubeck, graciaspor todas esasconversacionesen
torno a los no identificados.
A Bea, Juanjo y Marisol, Josepy Patricia,Alberto y Ra-
quel, Ramón, Raúl y Sergio,graciaspor vuestraamistad.
A Albert S. Rosales,sin cuya ayuda e información no ha-
brían sido posiblesalgunosde los capítulosde estelibro.
A mis antiguos compañerosde Mós AIIá, y a los actuales
de Año Cero, muchasgracias por vuestra compañíay ayuda
diaria.
l0 JAVIER GARCÍA BLANCO

A Luis García Lacruz, gran periodista y mejor persona.


X por supuesto,a Juan JoséBenítez,principal <<culpable>>
de que me adentraseen el fascinante mundo de los ovnis y el
misterio.
Indice

¿Pon quÉ puBLIcAMosESTELtBRo?,por lker Jiménez.. 13

INTRoDUCCIóN: Seres extraños t7

CepÍrwo L Ya estánaquí ............ 23


CepÍrulo 2. Francia.1954:<Invasión>humanoide...... 45
CepÍrut-o 3. Policías,testigosde lo imposible.............. 67
CnpÍrulo 4. Balas contra el misterio 89
ll3
CepÍrulo 5. Seresvoladoresno identificados................
C¡pÍrulo 6. Las profecías del Mothman t23
CepÍrwo 7. Paralizadospor los ovnis..... t37
C¡pÍrwo 8. ¿Capturadospor las c¿ímaras? 153
CepÍrulo 9. El regresode un enigma........ 167
CoNcr-usróN 179
...........
ClesrncecróN sÁslce DEHUMANoIDES 183
IB¡¡gc'R NrÍA coNsuurADA r93
¿Por qué publicamos este libro?

\,/'

N LAS NocHEsor¡Ícu-rs a vecestraiciona el subcons-


ciente. La carreteraestabaoscuracomo la boca del lo-
bo, y la luz de largo alcancese estampabaen forma de
destelloscontra las piedrasque rodeabanel camino. Un lugar
abrupto,hundido entre los montes.Allí se había producido el
encuentro.
Miré por el retrovisor y creí ver un rostro. Una cara blanca
y larga,como de difunto, que me observabadesdelos asientos
traserosde mi propio coche.Peguéun frenazoy me orillé a un
lado. Mi diafragma indicabaalarmay miedo.
Minutos después,un poco más tranquilo, reanudéla ruta y
traté de olvidarme de aquella visión moviendo la rueda de la
radio de un lado a otro del dial. Pero era inútil. Algo zumbaba
en lo profundo de mi cerebro.Me ponía nervioso el constante
ruido del vacío de emisoras.Allí, en mitad de la serranía,no
llegaba la más mísera onda. Eché de nuevo una mirada atrás,
como sin querer,y creí toparmede nuevo con é1.
Desencajado,fijo, mirándome.
¿Quédemoniosme estabapasando?Sudandoy con el co-
razónen un puño me detuveen un pueblo que en la recta final
de la madrugadadormía plácidamentesin advertir mi llegada.
Las ventanascerradas,ni un alma en las calles'
Salí del vehículo y respiréfuerte. Era curioso, aquella sen-
sación de inquietud me impedía seguir al volante. Sencilla-
mente,la historia que acababade investigarme había llegado
al fondo.
t4 JAVIER GARCIA BLANCO

Me apoyéen un banco delaplazasin nombre y esperéhas-


ta que casi se hizo de día y la oscuridad me dejó de parecer
amenazante.
¿Y cuifl era la historia?
Realmente,y siendo objetivos, nada único. Otras muchas
veces, otras muchas personas,me habían narrado práctica-
mente lo mismo, con idéntico espanto,ante mis cuadernosy
grabadoras.Había ido hasta ese lugar, perdido entre montes
perdidos, para entrevistar a una mujer joven, sana y, hasta
aquel día de hacíaunos años,escépticaen todo lo que tuviese
que ver con lo misterioso.
Pero aquellanoche ella regresabade las clasesnocturnasy
creyó ver a una mujer del pueblo que avanzabaen sentidocon-
trario. Parecementira lo que puede cambiar la vida un día
cualquiera.El lugar, la misma entradade la localidad,era una
especiede avenida flanqueadapor varias fábricas abandona-
das. Conforme fue caminandohacia ella se percatóde que la
figura era inmensaen sus proporcionesy lo que era peor: no
tocabael suelo.
La visión de aquel imposible avanzandobajo las tristes fa-
rolas del polígono industrial la dejó desarmada,presade un pá-
nico que casi nadie podrá comprender.Un miedo que en se-
gundosva demoliendolos ladrillos de nuestrasconvicciones.
Una descargaque rompe todos nuestrosconceptosy que nos
muestralo que siemprehabíamoscreído imposible.
Poco a poco <<elindividuo>, que vestíagalastan negrasco-
mo el cielo, se fue aproximandohastadesaparecergirando en
90 grados.
La muchachacorrió a su casay allí le ocurrió como a tan-
ta otra gente en tantasofras ocasiones...,en tantos otros luga-
res del mundo: sintió vergüenzade su propia experienciay
guardó silencio.
No supoque solo una hora despuésotra vecinadescribióal
mismo ser <<ensotanado>> muy cercade su propia casa.Al ba-
jar la basuralo vio allí plantado.Teníala cara blancacomo un
muerto y no pisabael suelo.Iba vestidocual sacerdotecon lar-
go traje talar...y la miraba fijamente.
HUMANOIDES l5

Todo aquel absurdoreal martilleaba mis sienesal regreso.


Toda esaangustiaa flor de piel en las personasque me descri-
bieron su vivencia.Todo esedeseode olvidar lo que nuncapo-
drán olvidar. Toda esa realidad que aparecesin que sepamos
por qué. Si que sepamosa quién.
Javier García Blanco ha caminado por esos mundos de
Dios y ha sentidoesaextrañeza-a vecesraymraen la inquie-
tud-, tras hablar con testigosque sehan cruzadocon <<ellos>>.
Ahora, para que todos conozcamosmás, nos ofrece susinves-
tigacionescompaginándolascon un trabajo que no se olvida
de la historia: de la propia y extrañahistoria de estasaparicio-
nes que nadie comprendeni atrapa.
Como emisariosde un mundo de pesadilla,loshumanoides
son tema apasionantey secularmenteolvidado.
Léanlo. Comprenderiánmi sensaciónaquellanoche.

flÉ
Ir¡n JIUÉ¡¡nz
Introducción

Seresextraños

Lo LARC,oDE LA HlsrozuA, el hombre ha sentido la


necesidadde creer en algo trascendente.La lista de
diosesy seressobrenaturales que han pobladola ima-
ginaciónde los distintospueblosque han pisadola faz del pla-
neta seríatan larga que no bastaríanvarias enciclopediaspara
recogerlosa todos.
Incluso con la llegadade las religiones monoteístasmayo-
ritarias-judaísmo, cristianismoe islam- se ha seguidoado-
rando y temiendo a muchasotras deidades(<menores>> y a se-
res imposibles(santos,duendes,hadas,elfos, ogros,iángeles,
jinns, genios,fantasmas,etc.). Desdelos alboresdel tiempo, se
tiene constanciade relatos fantásticosque nos hablan de in-
creíblesencuentrosy contactosentre humanosy supuestosse-
res sobrenaturales.
Podría pensarseque con la llegada del siglo xxt y el de-
sarrollo de la ciencia, todo ese mundo <irreal>> deberíahaber
desaparecido.Peropara asombrode muchosla gente-no im-
porta el lugar del globo al que pertenezcan- sigue relatando
sucesosimposibles; hechos inquietantesprotagonizadospor
entidadesque parecenprocederde <<otro lado", de una realidad
ajena a la nuestra pero que podría estar muy próxima al mis-
mo tiempo.
Quizá las cosashayan cambiadoun poco. Los testigos,en
su mayoúa, ya no hablan de demonios o ángeles.Ahora los
l8 JAVIERGARCIA BLANCO

protagonistas son unosentes-igual de extrañosy distintosa


nosotros,eso sí- que aparentanser extraterrestres. Al menos
los testigosasílo aseguran, basándose de
en las características
lo que dicen haberpresenciado.
Puederesultarincreíbleque en la era de internet,de las te-
lecomunicaciones y los teléfonosmóviles,la gentejure y per-
jure quehanvisto a un serluminosojunto a su nave,que sehan
sentidoparalizadospor esascriaturas.Pero,nosgusteo no, así
es. La humanidad,pesea los avancestecnológicosy científi-
cos, sigue experimentandosucesosque parecenescapara la
razóny que nos enlazancon una suertede realidadsobrenatu-
ral, trascendente,claramentevinculadaa la descritaen otras
épocas.
Ahora bien, ¿nosencontramosante fenómenosreales,físi-
cos,tangiblese incontestables o, por el contrario,estamossien-
do testigosprivilegiadosdel surgimientode unanuevacreencia,
de un nuevo folclore tecnológico,acordea los tiemposen que
vivimos? Tal vez ambasrespuestasseanválidas.

He de reconocerque cuando me propusieronescribir este


libro dedicadoa los incidentessobre humanoides,tuve senti-
mientosencontrados.Me explico: por un lado, teníaque abor-
dar uno de los aspectosdel fenómenoque más me apasiona:
los encuentroscon los supuestos tripulantesde los ovnis;pero,
por otro, la obra debía ser una recopilación de incidentescon
humanoidesocurridos en distintos paísesa lo largo del globo,
lo que me obligaba a retomar sucesosque yo no habíainvesti-
gado personalmente.Desde que entÉ en el mundo ovni, mi
prioridad ha sido la investigaciónde campo,y esteenfoquesu-
ponía prácticamentetodo lo contrario. Sin embargo,una vez
que me encontréfrente a mis archivos,pronto tuve claro cuál
iba a ser la forma y el contenido de este trabajo. Las páginas
que encontrarána continuaciónson un recorrido por aquellos
HUMANOIDES l9

casosque en su día más me llamaronla atención:algunos,por


lo terroúfico de los detalles;otros,por su similitud con otros
sucesosque yo habíapodido investigaren España,y la mayo-
ría, porqueconsideroque es necesariodarlosa conocera aque-
llos lectoresque, por sujuventud o por su recienteincorpora-
ción al fenómeno de los no identificados,nunca han oído
hablarde ellos.
Es muy posibleque algunosde estosincidenteslleguena
ser esclarecidosalgún día con una explicaciónconvencional.
De hecho,y como podráncomprobarpor ustedesmismos,en
muchosde los incidentesrecogidosha habido investigadores
que han propuesto,con mayor o menor fortuna segúnmi opi-
nión,unaexplicaciónconvencional y <natural>paralos hechos
que se relatan.Sin embargo,he decidido incluirlos de todos
modos por su enorrne interés,por lo que supusieronen una
épocao inclusoporque,pesea esasexplicaciones, aún ha que-
dado lugar a la duda.
Antes de dejarlesa solascon estosrelatosquisierahacer
una última reflexión que, a mi entender,resultaimprescindi-
ble. Soy muy conscientede que, en la actualidad,escribirun
libro sobreovnis y sustripulantesresultapoco menosque una
locura, al menos en términos editoriales.El actual descrédito
que sufre el fenómeno de los no identificados ha provocado
que esteno seael mejor momentoparahablar abordarel tema.
Los investigadoreshemosde luchar más que nuncapara lograr
que el testigorelateantenosotrossusexperiencias. Los nefas-
tos programasque puedenverse desdehace algunos años en
televisión,plagadosde individuosesperpénticos que aseguran
venir de Raticulín o vaya a saberusted de dónde, que defien-
den a gritos susparanoiasmás increíblesantelas cámaras,han
dejado al fenómenode los ovnis al borde de la muerte.
La investigaciónse nutre de los testimoniosde los testigos.
No debemosolvidar que no investigamosovnis, sino relatos
sobreestos.Y por desgraciapara nosotros,dichos testimonios
casi han desaparecido.Pero no se lleve a engañoel lector. Es-
to no se debea que ya no se produzcanavistamientos,encuen-
20 JAVIERGARCIA BLANCO

tros cercanoso sucesossimilares.Nada más lejos de la reali-


dad. En ese sentidoel fenómenosigue tan vivo como antaño.
El problemaes que la gentecalla. Los testigostemen ser iden-
tificadoscon <<esos Y, a pesarde que la ma-
locos de la tele>>.
yoría de ellos deseancompartir sus experienciascon alguien
en buscade una respuesta,finalmente deciden guardar silen-
cio, por temor a ser tachadosde enfermosmentaleso, lo que
es casi peor, de idiotas de solemnidad.Ese es el triste panora-
ma al que hemosllegado.
Lejos quedanaquellosdíasen los que la prensa..seria>t de-
dicaba páginas y páginas a recoger encuentros con los no iden-
tificados.Decenaso cientosde personasdabansu testimonioa
investigadores y reporterosde los diariosde todo el país. ¡ln-
cluso ocupabanlas portadascon fotos a toda página!Y qué de-
cir de la televisión.¡Hastalos telediariosseocupabande aque-
llos extrañosobjetosque sobrevolaban nuestroscielos!
Pero todo eso ha pasadoy, por mucho que nos duela,tie-
ne todo el aspectode no volver. El deberde todos nosotros,
investigadoresy periodistaspasa por devolver el prestigio
perdido a un fenómenoque no mereceel trato que le estamos
dando.
Quizá así los testigos vuelvan a hablar ante nuestrosmi-
crófonos y accedana pos¿rante nuestrosobjetivos.Quizá en-
tonceslos miles de testigos,de todaslas edades,profesionesy
clasessociales,decidanabrir su corazóny sus recuerdosante
nosotros.
Amas de casa,campesinos, policías,ingenieros,ganaderos,
militares, guardiasciviles, estudiantes,profesores,ministros,e
inclusopresidentes del gobierno,todosellos han sido testigos
de lo imposible.Graciasa ellos,no lo olvidemos,sabemosun
poquito más sobreel fenómenode los ovnis. No ensuciemos
su valor al accedera hablar ante nosotros.Es por este motivo
que este libro está dedicadoa ellos. A todos los testigosque,
peseal miedo al ridículo, decidencontar lo que han vivido.
Por mi parte,me conformo con que estaspáginassirvanpa-
ra levantarun poco la maltrechacredibilidad del fenómenode
HUMANOIDES 21

los no identificados. Recuperemosel tiempo perdido. Ahora


les dejo con ellos, los tesügos,y con los otros protagonistasde
estapequeñay modestaobra: esosseresimposiblesque en el
siglo xx recibieron el apelativode <humanoides>.
Capítulo 1

Ya estánaquí

<Aquello era peor que Frankenstein.,>


KathleenMAY,WestVtrginta,1952

N LA AcruALlDAD,los encuentroscercanoscon ovnis y


humanoidesforman parte de la casuísticaplenamente
aceptadapor los ufólogosde todo el mundo. Sin em-
bargo,no siemprefue así.Poco despuésdel inicio de la llama-
da,.era moderna>del fenómeno-tras el famoso avistamien-
to de KennethArnold en 1947- los investigadoresaún veían
con cierto recelo los relatos de aquellaspersonasque decían
haber visto estosextrañosobjetos y a sus tripulantesa escasa
dist¿ncia.Este tipo de encuentroscercanosdel tercer tipo -
segúnla clasificaciónde Hynek- ni siquieraeranincluidos en
los catiílogosde determinadosestudiosos,que despreciabane
ignorabantodos estostestimonios.
No seríahastala oleadafrancesade 1954(aquel año se re-
gistrarondocenasde aterizajes y encuentroscon humanoides
en todo el territorio galo, como veremosen el siguientecapí-
tulo) cuandolos ufólogos comenzarona tenerconcienciade la
imponancia y veracidadde estetipo de experiencias.Por este
motivo he decidido escogerel siguientecasopara comenzarla
presentemonografíadedicadaa los humanoides.Un inciden-
te, el de Flatwoods,que seprodujo tan solo cinco añosdespués
de la experienciade Arnold en el monte Rainier,cuandolos re-
24 JAVIERGARCÍA BLANCO

latos de estetipo eran solo argumentospara novelasy pelícu-


las de ciencia ficción.
Por el mismo motivo, el presentecapítulo se completacon
un misteriosoencuentro,estavez ocurrido en Españay tan so-
lo unosmesesdespués.Dicho sucesoresultamás significativo
aún, pues,en la fechaen la que tuvo lugar, en nuestropaís era
mínimo el conocimientosobreel tema.Y, desdeluego, fue el
primer relato de un encuentrocon humanoidesque fue divul-
gado -y por tanto conocido- en nuestropaís.
Pesea lo espectacular del incidente,y aunquefue recogido
en su día por varios libros dedicadosal tema ovni, el casodel
<<monstruo de Flatwoods>nuncaha sido consideradoun suce-
so emblemático.Incomprensiblemente, este encuentroha pa-
sadosigilosamente entrela casuísticahumanoide,siendodes-
plazadopor otros menosespectaculares y con menor número
de testigos,pero que gozaronde mayor difusión. Quizá se de-
bió al hecho de haber tenido lugar en aquella épocatan tem-
prana...
En el momentode escribirestaslíneas,acabade cumplir-
se el 50 aniversariode un hechoque en los últimos años ha
despertadolas sospechas de algunosinvestigadores. Sin em-
bargo,a pesarde estasdudas-que comentaréen su momen-
to-, he decididoincluirlo debidoa su interésufológico.Sir-
va desdeaquí este capítulo como pequeñohomenajea los
testigosinvolucradosen aquel sorprendentesucesocuando,
supuestamente, un objeto volanteno identificadoy su tripu-
lantecausaronel pánicoen un pueblecitode los EstadosUni-
dos de América.

Unanochede pesadilla

Aquella tarde de septiembrede 1952 el destino guardaba


una sorpresaparaalgunosvecinosde Flatwoods,una localidad
de WestVirginia. Despuésde lo que estabapor acontecer,na-
da volvería a ser igual en aquella tranquila población. Eran
HUMANOIDES 25

aproximadamente las 19.15horasdel 12 de septiembrey, co-


mo muchasotras tardes,unos cuantosjóvenes del pueblo dis-
frutabande su tiempo libre jugando un partido de fútbol ame-
ricanoen las instalacionesdel colegio.Sin embargo,un suceso
inesperadoiba a romper aquella calma. De pronto, y ante el
asombrode los jóvenes,una bola de luz que desprendíauna
fuerte luminosidad rasgó el firmamento, atrayendo su aten-
ción. Aquella extrañaluzparecíahaberaterrizadoen una de las
colinas cercanas,concretamenteen los terrenospropiedadde
uno de los vecinos,un granjerollamadoBailey Fisher.
Llevadospor la curiosidady con ciertapreocupación,los ni-
ños decidieronacercarsehastael lugar de la caídade aquel ex-
traño <meteorito'>.Durante el camino hastala colina, pasaron
junto a la casade una vecina,la señoraKathleenMay -una es-
teticistalocal-, y le pusieronal corrientede lo que habíanvis-
to. Aunque en un principio la mujer pensóque todo era pro-
ducto de la imaginación de los chiquillos, la cara de los
jóvenesdebió ser lo suhcientemente expresivacomo paraque

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l¡.t r.F¡rr¿ to. ¡.u¡t¡

*l;l',, | - 't";;ñ.-rü;
:u¡r¡,r¡ñ.

el caso de Flatwoods, i 1l"t1i,r;:'',)."1;.-i


l:.1':,';*3';"'{{.i'i^l* Ijl; I r.r .¡c..&¿
aparectoos poco r ' ."i ;i ';¡;ñ;i r.'.'. ^"cd
.. ID ai |v.....2,1OO,OOO
después de ocurnr isrná"v...g,aso,ooo
¡,'.ifl,lr';l'..;1i.'*irilll.lli
el tnc¡dente. !j:rniii;lüi!-; ji;.ii.-'i;,-!I jjl.J!-.,13.1Y^:*:T;
26 JAVIERGARCIA BLANCO

El lugar del aternzap localzado por los reporteros locales'

ñnalmentecreyerasu relato.La señoraMay cogió una linter-


na y decidió acompañarles hastael lugar dondehabíanvisto
caer la luz.Laimprovisada expedición estabaformadapor Ka-
thleen May, sushijos Eddie y Freddie,Ronnie Shaver,Tommy
Hyer, Neil Nunley,GeneLemon -un joven de diecisieteaños
miembro de la guardianacional- y el perro de este último.
Todo apuntabaa que un meteoritopodía haberseestrelladoen
el montecercano,y resolvieronsubirhastael lugary descubrir
qué habíaocurrido realmente.
Mientras subíanpor la colina, comenzarona contemplara
lo lejos una misteriosaluz rojiza que aumentabay disminuíade
tamañoítmicamente. Cuandoaún faltaba un poco para llegar
hastael lugar exacto,el perro de Lemon salió corriendo muy
asustado,a pesarde las órdenesde su amo, y aunqueaquello
les dejó algo intranquilos,decidieronseguiradelante.
Cuando ya habían recorrido algunosmetros más, el joven
Lemon se percatóde la presenciade dos lucesbrillantes, simi-
lares a grandesojos, que resplandecíanen la oscuridad.En un
principio, el joven pensóque setratabade un mapacheo de al-
gún otro animal que se había encaramadoa las ramasdel ¿ír-
bol. Por desgraciapara el grupo, pronto descubriríaque estaba
muy equivocado...Levantó la linterna y dirigió elhaz de luz
haciaaquellosojos.Y allí estaba...Todoscontuvieronla respi-
HUMANOIDES 27
Uno de los
testryos
pnnapales,
la señora
Kathleen
May,
sostenrcndo
un boceto
que muestra
el aspecto
del supuesto
humanotde.

ración, mientras sentíanque se les helaba la sangrey que su


cuerpose paralizabapor el miedo. Esosojos --de un color na-
ranja verdosG- pertenecíana un ser gigantesco,de cabezare-
donday color rojo (<comola sangren,que estabarematadapor
una suertede capuchao halo de forma puntiaguda.
"Aquello>
debíatener una altura cercanaa los tres o cuatro metros.Com-
pletandotan fantasmagóricoaspecto,el humanoideiba atavia-
do con una especiede túnica o falda plisada de color oscuro
que llegabahastael suelor.
En pocos segundos,la horrible criatura emitió una especie
de silbido y comenzó a moverse-más tarde los testigosde-
clararían que parecía flotar sobre el suelo- en dirección al

' Al parecer,este detalle solo pudo ser aprecradopor Kathleen May, ya que los
muchachosestabandemasladoaterronzadosy apenasapartaronsu mrrada de la cabe-
za del ser y sus dos o¡os bnllantes.
28 JAVIERGARCIA BLANCO

aterrorizadogrupo. El joven Lemon no pudo resistirlo y soltó


un grito alavez que caía hacia atrás.Se desatóel pánico y la
linterna cayó rodando.En esemomento se inició una frenética
huida para escaparde aquella figura de aspectoterrible, y to-
dos corrieron como alma que lleva el diablo en dirección a la
población.
Cuandoencontrarona algunosvecinos,relataronatropella-
damentelos pormenoresde su aterradorencuentro.Segúncon-
taron, mientrasdrlró la visión pudieron ver cómo una extraña
neblina se extendíapor la colina donde sedesarrollaronlos he-
chos.Además,todosaseguraronhaberpercibidoun olor nause-
abundo,que Kathleen May describió como similar al azufre2,
aunqueaclaró que nunca había olido nada semejante.Cuando
aún no habíapasadouna hora del tenible encuentrocon aquel
ser,el joven lrmon tuvo el anojo y la valentíasuficientepara
acompañara A. Lee Stewart -reportero del periódico The
Braxton Democrat- hastael lugar de los hechos.En compa-
ñía de varios vecinosy armadoscon escopetasde caza,subie-
ron hastalo alto de la colina. No encontraronal horrible ser ni
la extrañaluz, pero Stewartaseguróhaberpercibidoaquel olor
nauseabundo, que describiócomo .<irritantey repelente>.
Según relató el propio Stewart en el artículo que escribió
para el Braxton Democrat, él habíatrabajadovarios añosen la
Fuerza Aérea, y durante este tiempo tuvo la oportunidad de
oler numerososgasesde todo tipo. Sin embargo,aquello no se
parecíaanadaque él conociese.Por si fuera poco, aquellamis-
ma noche Lemon y los dos hijos de la señoraMay sufrieron
una seriede molestias,como inflamación de gargantay vómi-
tos continuos que se prolongaron hasta la mañana siguiente.
Los tres fueron examinadospor un médico, quien determinó

2 La presenciade un olor srmrlaral azufrees una circunstanciaque se reprteen


innumerablesencuentroscon ovnls y sustripulantes.Muchos lnvestlgadores han des-
tacadoel hechode que en la Edad Medla, por ejemplo.se vrncularaesteolor a la fi-
gura del demonio y al rnfiemo, dando a entenderque muchos sucesosextraordinanos
de épocaspasadasque fueron atribuidos al maligno seríanen realidad encuentroscon
ovnrsy humanordes.
HUMANOIDES 29

que aquellosefectoseranmuy similaresa los causadoipor los


gaseslacrimógenos3.

La investigac¡ón

A la mañanasiguiente,l,ee Stewartregresóde nuevo al lu-


gar de los hechosy dijo haberencontradounasmarcasen el lu-
gar del supuestoaternzaje,ademásde una extraña sustancia
gomosaque no supoidentifical.
Con el reportajede Stewartsobrelos hechos,la historia se
difundió rápidamentepor todo el país,llegandoincluso hasta
el extranjero.Muy pronto comenzarona llegar periodistasde
todo el Estado¡ con ellos,algunosinvestigadores. Uno de los
primerosen llegar fue el polémico ufólogo Gray Barket quien
más tarde relataríaampliamentelos hechosen un artículo pa-
ra la revistaFate. El estadode pánico en el que seencontraban
los testigos durante la noche del sucesohabía impedido que
realizaranuna descripciónpormenoizada de lo sucedido,pe-
ro con el pasode los días,al ir tranquilizándose poco a poco,
los detallessobre lo que pudieron contemplar fueron afloran-
do en las numerosasentrevistasque concedierona investiga-
doresy periodistas.
Graciasa estasdeclaracionesse pudo saberalgo más de lo
que habíanvisto aquellanoche,y la descripcióndel fantasma-
górico ser se fue haciendomás completa.Los testigoscoinci-
dían en la descripción de la cabezadel supuestohumanoide,

1 El detalle de los efectos fisrológicos descritospor los testrgosresultade gran tn-


terés. Si revisamos la literatura ufológica, encontramosnumerososrncidentesde en-
cuentroscercanosen que los testrgossufren posteriormentealgún tipo de molestraapa-
rentemente provocada por la proximrdad con un ovn¡ o sus tripulantes. Entre los
numerosossíntomasdetectadosen algunos casosdestacanlos vómitos, irritación ocu-
lar, alteraciones del sueño(como insomnio,pesadillas.hipersomnia,etc.) y otros más
graves,como la aparición de tumores e incluso la muerte.
a Más tarde pudo saberseque, en realidad,esa sustancia había srdo de-
"gomosa"
jada por la camronetade un vecinodel pueblo,que en la misma nochedel sucesose
acercóhastael lugar con la rntenciónde curiosearun poco.
30 JAVIER GARCÍA BLANCO

con susdos ojos de color naranjaverdosos,una especiede ca-


pucha en forma de pico y el color de la ..carat>rojo como la
sangre.Y aportaronun detalle más: los ojos del <<monstruo>>
parecíanestardetrásde una especiede escafandratransparen-
te, que a su vez estaríacubierta por la capuchapicuda men-
cionadaantes.
Un detalle sobre el que existían ciertas diferenciasfue en
las característicasde la mitad inferior del ser.Mientras la ma-
yoría de los muchachosaseguraronno haberapreciadoningún
detalle en esta parte, la señoraMay dijo haber contemplado
una especiede trínicao falda plisada,que caíacasihastael sue-
lo. No olviden el curioso detalle de la <faldo. Más adelante
volveremossobreé1.

La FuerzaAéreainvestiga

Con la numerosapresenciade periodistase investigadores,


resultabaextrañala ausenciade organismosoficiales en el lu-
gar de los hechos.Aparentemente,la FuerzaAérea no estaba
demasiadointeresadaen el asuntoy no se llevó a cabo ningu-
na investigaciónde carácteroficial sobreel incidente de Flat-
woods. Pero este desinterésfue solo aparente.Según averi-
guaríamás tardeel mayor Donald Keyhoe,uno de los pioneros
en la investigaciónufológica mundial, la FuerzaAérea sí estu-
vo en WestVirginia investigandolos sucesos.
Keyhoe expücó que dos agentes de inteligencia de las
USAF recabarondatossobreel incidenteen la oficina del she-
riff y, posteriormente,se hicieron pasarpor sendosperiodistas
de forma que pudieron entrevistarsecon los testigossin levan-
tar sospechas.Pero ¿por qué no acudieron hasta el pequeño
pueblo norteamericano de forma oficial?
La expücaciónes muy sencilla y al mismo tiempo resulta
bastantereveladora. Es necesarioconocer con detalle algunos
sucesosque tuvieron lugar aquel mismo año. El verano de
l952había tenido una actividad ovni muy importante, y las
HUMANOIDES 3l

noticias sobreavistamientosde platillos volantesllenabanpá-


ginascompletasen los periódicos.Especialmente,en el mes de
julio. El día 19 de aquel mes había ocurrido lo impensable:
varios ovnis habíansobrevoladoel espacioaéreode Washing-
ton D.C., siendo detectadosincluso en las pantallasde radar.
Despegaronvarios cazasen su intercepción, pero fueron in-
capacesde atraparlos.La alarma social se disparó y la Fuer-
za Aéreano podía permitir que aquello se les escapasede las
manos.
Si se hubiera sabido que la FuerzaAérea había estadoin-
vestigandoel sucesode Flatwoodsde forma oficial, la pobla-
ción habría podido pensarque, efectivamente,un <<monstruo
del espacio" y su nave habían aternzadoen suelo americano.
Hay que tener en cuentaque en aquellasfechaslos relatosso-
bre aternzajesy encuentroscon humanoidesno eranhabituales,
y aquellopodría haberdesatadoel pánico en la poblaciónante
una supuestainvasión alienígena.Por este motivo, la Fuerza
Aérea norteamericanaevitó cualquier indicio de la existencia
de una investigaciónoficial y envió a sus oficiales vestidosde
paisano.

¿Mlsteriorcsuelto?
Como sucedecon cualquier <<caso ovni> de gran repercu-
sión, no han faltado investigadores,estudiososy escépticos
que han tratado de dar una explicación convencionalal inci-
dentede Flatwoods.Es cierto que en estoscincuentaaños las
distintas fuentes que recogieronlo ocurrido en West Virginia
muestranalgunascontradicciones,sobretodo en lo que se re-
fiere a la descripcióndel humanoidey lo referenteal desarro-
llo del sucesoen sí mismo. Sin embargo,es muy posible que
dichas diferenciasno tuvieran su origen en las declaraciones
de los testigos, sino que más bien parecetratarsede un pro-
blema generadopor los distintosautoresque sehicieron eco de
los hechos.Pesea todo, los testimonios recogidos a lo largo
32 JAVIER GARCIA BLANCO

r, q p ::l al

t.

\ ;f; :::

Un ejemplar de Tyto Alba (lechuza de campanario). Según algunos


<escépt¡cos>, este an¡mal fue el auténtico causante del encuentro
de Flatwoods.

de los años muestranun relato que coincide en lo esencialy


tan solo difiere en algunosdetalles.
Algunas de estashipótesisexplicativas,planteadaspor va-
rios estudiosospara explicar el encuentrode Flatwoods,resul-
tan muy interesantes.Desdeun principio, se apuntóla posibili-
dad de que la <bolade fuego" vista por los testigosal comienzo
del sucesopodríahabersido en realidadun bólido o un meteo-
rito. Según Joe Nickells, un miembro de la Academia de las
Cienciasde Maryland, habríadetectadoel pasode un meteori-
to sobre Baltimore a las siete de la tarde de aquel 12 de sep-
tiembre. Según dicho científico, la trayectoria del meteorito
apuntabahacia WestVirginia, lugar del avistamiento.
Si bien la hipótesisdel meteorito podría resultar aceptable

5 NICKELL,Jcn, El monstruo del ovnt de Flanooods. CdU Suplemento Interna-


cional,2001. Publicado originalmente en Skcptical Inquir¿¡. volumen 24, núm. 6, no-
viembre-diciembre 2000.
HUMANOIDES 33

-parece incluso bastanteprobable- para explicar la primera


parte del avistamiento,la explicación propuestapara solucio-
nar la visión del <<monstruo>> resulta,al menospara mí, mucho
más débil. SegúnNickell, el francésRenaudLeclet y otros es-
cépticosla criatura vista por los testigosen lci alto de la colina
no fue otra cosaque una simple lechuzaque seencontrabapo-
sadaen las ramasde un iárbol.Concretamente.el animalito en
cuestiónseríauna rytu Nba, nombrecientíficode la lechuza
de campanario.Apoyiándoseen dicha tesis, para dichos auto-
res, todo se explicaría medianteun cúmulo de circunstancias.
La expectativade los testigos--{ue creíanhabervisto un ovni
aterrizandoen la colina- y el cierto temor que teníanhabrían
sido los causantesde la confusión. Cuando Lemon alumbró
con su linterna hacia los grandesojos, el miedo habría dispa-
rado su imaginación,haciéndolesconfundir a una simple ave
con un serllegadodel espacio.
Sinceramente,la hipótesis de Nickell y Leclet me parece
bastante improbable. Re-
cordemosquecuandoeljo-
ven l,emon aún no había
apuntado con su linterna
hacia aquellos extraños
ojos, por su cabezaya ha-
bía pasado la posibilidad
de que pertenecierana un
mapacheoaalgúnotro
animal. Si se hubiesetrata-
do de una lechuzao de un
búho, el joven miembro de
la guardia nacional no ten-

Los niños testryos del


encuentro de Flatwoods,
en un recorte de prensa
aparectdo días después
de los extraños
acontec¡m,entos,
34 JAVIER GARCÍA BLANCO

dría por qué haberseasustado,ya que precisamenteél pensaba


que aquellosojos eran de un animal del bosque.Al alumbrar
en aquelladirección, simplementehabría confirmado sus sos-
pechas.Sin embargo,si nos atenemosal pánico que los atena-
zó, lo que el grupo tuvo oportunidadde contemplardebió pa-
recersemás bien poco a un ave.
Además, el búho y la lechuza común son animales habi-
tualesen numerosaspartesdel mundo, y resultabastanteim-
probableque los jóvenesy la señoraMay no hubieranvisto al-
gún ejemplar de esa especieen alguna ocasión.Recordemos
que no estamoshablandode testigosprocedentesde la ciudad,
sino de habitantesde un pequeñopueblo de WestVirginia, per-
sonasque sin lugar a dudasestabanacostumbradasa observar
animalesen libertad día a día. Otro detalle que no concuerda
con la teoúa de la lechuzaes la descripciónque hicieron del
rostro de la criatura. Segúnellos, era de .<uncolor rojo como
la sangren.Precisamente,una de las característicasde la le-
chuzacomúnoTyto Alba esla de poseerunacarade tonoscla-
ros y luminosos,que durantela nochepuedenser confundidos
fácilmentecon el color blanco.
En cuantoal nause-
abundoolor que pare-
cía acompañara la apa-
rición del terrible ser,
Nickell menciona que
el investigador lvan
Sanderson creyó que
podía provenir de la

Portada de la revista
Goldenseal,en /a
que se conmemora
el 50 antversario
del encuentro con
el monstruo de
Flatwoods.
HUMANOIDES 35

hierbaexistenteen el lugar.En principio no tengonadaque ob-


jetar a estaapreciación,excepciónhechade que alguno de los
testigoscompararaesteolor con el del azufre.Tambiénes ca-
sualidad.quelos testigoscoincidan con muchosotros que a lo
largo de los años y en distintos puntos del globo han mencio-
nado el olor a azufre despuésde vivir experienciascon extra-
ños seres.
De todos modos, y pesea mi reticenciaa aceptarla expli-
cación de la lechuza,estono quieredecir que el casono me pa-
rezca dudoso en algunos aspectos.Desde luego, no descarto
que el incidentepuedateneruna explicaciónconvencional.Sin
embargo,la hipótesisde Nickell y su lechuzame parececasi
tan improbablecomo que un ser del espacioexterior se pasea-
ra aquellanoche por las cercaníasde Flatwoods.

El <monEtruo)rde Flatwoodsno estuvo solo

Si las dudas planteadasa la hipótesis <zoológico>ñreran


únicamenteestas,podríamosincluso concederel beneficio de
la duda a la teoría escéptica.Sin embargo,existen otros datos
que, a mi entender,hacenque labalanza se incline más hacia
la posibilidad de que algo extraño ocurrió en aquellasfechas.
El hecho es que, aparentemente,nuestro ya famoso <<mons-
truo>>de Flatwoods no limitó sus visitas a aquel día... En fe-
chasanterioresy posterioresa la del encuentroque nos ocupa,
otros testigos,también en el estadode WestVirginia, tuvieron
la suele -o la desgracia,quién sabe- de toparsecon una
criatura similar a la descritapor los jóvenes. Pongamosalgu-
nos ejemplos...
A principios de aquel mes de septiembre(se desconocela
fecha exacta), una mujer que paseabapor una zona boscosa
en las cercaníasde la localidad de Sutton (muy cercade Flat-
woods) escuchóunos pasosa susespaldas.Cuandose giró pa-
ra ver a quien pertenecían,descubrióhorrorizadaa un serenor-
me, con ojos que emitían una luz anaranjaday tocadocon una
36 JAVIERGARCIA BLANCO

especiede casco puntiagudo.Por si fueran pocas las coinci-


dencias,la escenase vio acompañadapor la existenciade un
terrible olor y la testigo, presadel terror, huyó gritando hasta
llegar a casa.
El 5 de septiembre,justo una semanaantesde que se pro-
dujera el encuentrode Flatwoods,dos vecinasde la población
de Weston--de nuevo en el estadode WestVirginia-, madre
e hija, se dirigían en carro para asistir a la iglesia. De pronto,
en su camino se cruzó una figura gigantescade aspectohuma-
noide y grandesojos, y que parecíaocultar su cuerpo con una
especiede capanegra.Aquella criatura, que parecíasacadade
una pesadilla,flotaba sobreel suelo.X cómo no, de nuevo un
nauseabundoolor envolvió toda la escena.En estecaso,una de
las mujerestuvo que serhospitalizadaacausade un shockner-
vioso.Perosigamos...La cosano acabaaquí...
El 13 de septiembrede 1952-un día despuésdel encuen-
tro de Flatwoods- tenía lugar otro sucesosimilar, segúnre-
cogió JacquesVallée en su catálogo Magonia. Aquel día, en
torno a las ocho de la tarde,el matrimonio Snitowski y su hija
viajaban en coche por las cercaníasde Frametown,West Vir-
ginia. Inesperadamente,el automóvil sufrió una avería y el
marido sepercatóde la existenciade una poderosaluz que ilu-
minaba un bosquecercano.Mientras el señorSnitowski cami-
naba hacia la extrañaluz, su esposay su hija vieron una figu-
ra enofrne, de unos diez pies de altura, que se aproximó al

Detalle de la cabeza
de un ejemplar de
Tyto Alba,
totalmente blanca.
¿Pudieron los
test¡gos confundir
este animal con un
ser cuyo rostro era
<rojo como la
sangre>?

/
HUMANOIDES 37

vehículo, mirando en su interior. El marido escuchó los gritos


y echó a correr, llegando a tiempo para observar cómo el hu-
manoide se alejabaflotando en dirección al bosque.lnstantes
despuésuna luz esféricase elevabay ciesaparecía en el firma-
mento.
Al día siguiente,en... (¿lo adivinan?)Charleston,WestVir-
ginia, varias personasobservaronel aterrizajede un disco lu-
minoso de color blanco. Del objeto salierondos seresvesüdos
con ropa brillante que, al parecer, se encaram¿ronhasta lo al-
to de un árbol. El caso, mencionadoen el libro UFOs, a his-
tory, fue descubiertopor el historiador Loren Gross, aunque
desgraciadamente no se conocenmiásdetallesdel sorprenden-
te suceso.
En vista del número de incidentessimilares solo nos que-
dan dos posibilidades:o bien numerosostestigosconfundieron
a simpleslechuzascon extrañosseresde aspectoterrorífico o,
por el contrario, algo extrañoestuvovagandoa lo largo del es-
tado norteamericanode WestVirginia aquel mes de septiembre
de 1952.Si a estossorprendentessucesosañadimosotros en-
cuentrossimilaresocurridosen distintospuntosdel globo años
después,la hipótesisdel búho o la lechuzaparececaer por sí
sola.Ahí va un último ejemplo.
Casi treinta años despuésdel incidente de Flatwoods, y a
miles de kilómetros, concretamenteen el pequeñopueblo de
Saucedilla, en Cáceres (España), una muchacha de catorce
años,Mari Carmen Ramos,protagonizóun encuentrocon un
sercuyascaracterísticasrecuerdanmucho a la del (<monstruo>>
avistadoen los EstadosUnidos. El insóüto suceso-investi-
gado a fondo por el investigadory periodistaJ. J. Benítezó-
tuvo lugar durante un ata¡decer. La joven caminaba tranqui-
lamenteen dirección a su casacuando,de pronto, observó la
presenciaacierta distanciade una figura enorme,de entre dos

ó Para mayor información acerca de este interesante caso, el lector puede acudir
al libro l¿ quinta columna, Ed. Planeta"Barcelona. 1991. En él encontrará,además,
otros encuentrosy aterrizajesde gran inteÉs investigadospor J. J. Benítez.

t
38 JAVIER GARCÍA BLANCO

y tres metrosde altura. Segúnla testigo,aquel ser tenía aspec-


to de hombre,pero susvestimentasseasemejabanmás a las de
una mujer: un <<vestido>> negro que le llegabahastalos pies y
una especiede gorro en la cabezaque ocultabasus facciones.
Y otro detalle concordantecon la criatura vista en West Virgi-
nia: el ser visto por Mari Carmen parecíadesplazarseflotando
en el aire, sin tocar el suelo.Ante el asombrode la muchacha,
el humanoide cruzó la aveniday desaparecióen un callejón.
Asustada,la joven corrió sin mirar atráshastallegar a su casa.
Días después,varias amigas suyasfueron testigos de un en-
cuentrode similarescaracterísticas.Sobradecir que tanto Ma-
ri Carmen como sus amigasdesconocíanpor completo el su-
ceso protagonizado por los vecinos de Flatwoods. Y por
descontado,lo observadopor lajoven cacereñanadatenía que
ver con un búho o una lechuza.
Podríamosseguirrecogiendocasosde característicassimi-
lares,ya que sucesosde estetipo se cuentanpor docenasen la
casuísticaufológica. Personalmente,dudo mucho que lo ob-
servadopor los testigos del estadode West Virginia fuera un
ser alienígena(he de aclararque no soy partidario de la hipó-
tesis extraterrestrepara explicar el fenómeno ovni), pero des-
de luego no creo que se tratarade un búho.
En cuanto a la posibiüdad de un fraude, me parecetotal-
mentedescartable.Solo hay que <(rastreaD> la trayectoriade los
testigos,algunos de ellos vivos hoy en día. Ninguno obtuvo
beneficioeconómicoalguno; en todo caso,lo único que consi-
guieron fueron molestiasy las sonrisasde incredulidadde sus
paisanos.Si no fuera por los extrañossucesosque les tocó vi-
vir, seguramentesus vidas habrían sido completamentecon-
vencionales.
¿Qué ocurrió entonces?Mucho me temo que no puedo
ofrecer al lector esa respuesta.Lo único que p¿uececlaro es
que, despuésde cincuenta años, el incidente permanecesin
una explicación convincente.Quizá, quién sabe,en aquellos
días los reflejos de una realidadque habitualmentepennanece
oculta se colaron en la nuestra...
HUMANOIDES 39

Los <tietes,rcósmicos

Viajemos de nuevo hastaEspaña.Unos mesesdespuésde


que tuviera lugar el sucesode Flatwoods, en nuestro país se
producía un nuevo -y no menos sorprendente- encuenffo
con humanoides.
Todo comenzó con una serie de artículos que el periódico
conquenseOfensiva-actual Diario de Cuenca- publicó a lo
largo del mes de juüo de 1953.Aquellas crónicascausaronla
admiración, la sorpresay la incredulidad en la provincia. Se-
gún dichas noticias, un joven pastor de catorce años, vecino
del pequeñopueblo de Villares del Saz,habíaprotagonizadoa
comienzosde aquel mes de julio un sucesoabsolutamentein-
creíble mientrascuidabade su ganadoen pleno campo. Máxi-
mo Muñoz Hernáiz (así se llamaba el testigo) había salido de
su casacon la intención de llevar algunasvacasa pastar.Pero
veamosel relato que el propio muchachorealizó al incrédulo
y sorprendidoperiodistade Ofensiva1:

-Pequeño, ¿a qué hora salistede casa el día del su-


ceso?
-Un poquillo más tarde que otros días.
-¿Hora?
-Las diez o por ahí...
-Ibas al cuidado de las vacas,¿no?
-Sí, señor.
-¿Habías dormido mucho la noche anterior?
-{omo siempre.
-¿Tenías sueñocuandote marchaste?
-No.
-Eso que has visto no existe.¿Cómopuedes,pues,ex-
plicarlo?

t Rm¡ne, Antonio, <El aterrizale de Villares del Saz>, artículo para el ltbro L¿s
humanotdes,publicado por la editorial Pomaire en 196'1.y BALLESTER OLMos. Vi-
cente Juan, EI fenómeno aternTa¡e,EA. Plaza & Janés.Barcelona, 1978.
40 JAVIER GARCIA BLANCO

-Sí que lo vi. Yo vi a los tietes.


-¿A qué hora viste el aparato?
-A la una.
-¿Qué hacíasen esemomento?
-Estaba sentadoy mirando a las vacas,para que no se
metieran en el verde.
-¿Oíste algún ruido con anterioridad?
-Sí, pero pequeño.Por eso no me volví.
-¿Estabas de espalda?
-Sí. señor.
-¿Qué oíste?
-Nada. Creí que era un .globo grande> de esos que
tiran en la feria. Luego me di cuenta de que no: relucía
mucho...
-¿Brillaba constantemente ?
--Cuando estabaparado menosque cuando se fue.
-¿Color del grande>?
"globo
-Parecido al de las columnasde la luz8.
-¿Gris?
-Amarillo.

En casadel chico hay unos cuantoscuadrosadomando


las paredes.Invitamos a Mádmo a señalarcon el dedo el
color más aproximado. Deducimos que era un gris claro y
brillante, semejanteal acerocuandoes herido por el sol.

-iQué tamañotenía?
lSeñalacon la mano una altura de 1,30metros.]
-¿Forma?
-Igual que una tinajetaasíde ancha.[3 ] centímetrosde
radio.l
-¿Estuvo mucho tiempo parado?
-Muy poco. Como creí que era un globo, fui a coger-
lo. No me dio tiempo a moverrne.Se abrió una puertay em-
pezarona sali¡ tietes.
-¿Cómo eran los tietes?

8 El testigo se refería a torres de alta tensión.


HUMANOIDES 4l

Objeto observado
por el pastor de
V¡llares del Saz
(Cuenca) en 1953.
El testigo describió
el ovn¡ como una
t¡naJa sosten¡da por
unas patas, con una
abertura en su
pafte superrcr.

-Muy pequeñetes. Así... [Unos 65 centímetros.]


-¿Tenían la cara como nosotros?
-Eran amarillos y los ojos estrechos.

[El pintor Luis Roibal, que acompaña al redactor de


Ofensiva,dibuja unos cuantoshombrecillos segúnlas indi-
cacionesdel pastor.l

-Así como este--{ice-, pero más chaparrete.


[Los rasgosde la cara son completamenteorientales.]
-¿Cuiíntos hombrecillos bajaron del <globo>?
-Tres.
-¿Por dónde?
-Por una puertecillaque eso tenía encima.
42 JAVIER GARCÍA BLANCO

-¿Cómo bajaban?
-Dando un saltete.
-¿Qué hicieron después?
-Vinieron donde yo estaba.
-¿Hablaron?
-Sí, señor;pero yo no los entendí.
-¿Cómo se colocaron?
-Uno a un lado, otro al otro y el que me habló, en-
frente.
-¿Te hicieron alguna cosa?
-Al hablar, como no los entendí,el que estabaenfren-
te me dio una palmadita en la cara.
-¿Después?
-Nada. Se marcharon.
-¿Cómo subíanal aparato?
-Se agarrabana una cosa que llevaba el globo, daban
un saltetey, ¡hala!,adentro.
-¿Recuerdas cómo vestían?
-Igual que los músicos en la fiesta. Con un traje muy
majo, azul.
-¿Llevaban gorra?
-Sí, señor;era chata y con una viserejapor delante.
-¿Más?
-En el brazo llevabanuna chapa.
-¿Recuerdas su dibujo?
-No me fijé.
-{uando el aparatose puso en marcha,¿quévelocidad
llevaba?
-Relucía mucho; hizo el mismo ruidillo que cuandolo
vi antesy se marchó muy deprisa,igual que un cohete...
-¿Con estelade humo?
-No.
-¿Lo estuvisteviendo mucho tiempo en el aire?
-Poco; me asustéy me fui corriendo con las vacas a
casa.
-¿Usted lo creyó?-preguntamos ahoraal padre.
-No, pero como se puso tan cabezón,estabatan asus-
tado y medio temblando,pues,la verdad...
-¿Qué hizo?
HUMANOIDES 43

-Me fui al sitio en compañíadel comandantedel Pues-


to de la Guardia Civil.
-¿Y qué comprobaron?
-Pisadas y cuatro agujerosde unos cinco centímetros
de profundidad por dos y medio de ancho, que formaban
un cuadradoperfecto de unos treinta y seis centímetrosde
lado. También el señor Muñoz Ruipérez es testigo de las
huellas.

El guardia civil del puesto de Honrubia, próximo a Vi-


llares, CrescencioAtienza Martínez, dice: <Cuandosucedió
lo de Villares del Saz observamoscómo un objeto de color
gris blanquecinopasabaen el espacio,desapareciendo poco
después...El objeto tenía forma parecida a una pelota, sin
estela,y tomó, cuando desapareció,la dirección de lrvan-
te. Había venido, más o menos, de la parte de Villares del
Saz>.

Hasta aquí el relato recogido por los redactores del diario


Ofensiva. Pero aquello no fue todo. La Guardia Civil y el pa-
dre del muchacho no fueron los únicos en contemplar las hue-
llas dejadas por los <<tietes>>
y su extraño artefacto en forma de
tinaja. Según el investigador Juan José Beníteze, en las cerca-
nías del lugar de los hechos se encontraba un campamento del
antiguo Frente de Juventudes. Los muchachos que estaban allí,
junto con sus monitores, decidieron hacer una <<excursión>)
hasta el lugar, y una vez allí tuvieron la inteligente iniciativa
de realizar unos moldes de las huellas mediante escayola.
A diferencia de lo que sucede con el caso de Flatwoods, no
existe un solo detalle que nos haga dudar del relato del mu-
chacho de Villares del Saz (si exceptuamos, claro eslá, lo sor-
prendente del extraño suceso).Si tenemos en cuentaque eljo-
ven era analfabeto, resulta difícil imaginar que pudiera haber
alimentado su imaginación con historias de marcianos. En pri-
mer lugar, porque apenas sabía leer ¡ en segundo lugar y lo

e BENÍTEZ,Juan José,Matena reservada,Etl. Planeta,Barcelona, 1993,p.32


M JAVIER GARCIA BLANCO

más importante,porque los relatos sobre encuentroscon <(se-


res del espacio>'aún no habíanllegado a la prensaespañolade
la época.Tendríaque llegar la oleadafrancesade 1954 --{ue
veremosen el siguientecapítulo- para que estetipo de suce-
sostuvieran cierta difusión y popularidad.
En cuantoa la honradezy seriedaddel testigo y su familia,
estaquedó fuera de toda duda. El propio investigadorVicente
Juan Ballester Olmos declaró en su libro El fenómenoaterri-
zajeto que

... el comportamientode los padresdel testigo,a quienes


enffevistamos,fue tan auténticaque nos vimos obligados a
descartarla posibilidad de fraude. En caso conüario, estos
dos labradores,de ínñma cultura, despuésde tantos años,
habrían dado muestrasde una excepcionalcapacidadnatu-
ral para la teatralidad,que rebasanuesfiassuposiciones.

Sopesando todos los datos anteriores, ¿qué opción nos que-


da? Simple y llanamente: el joven Máximo presenció algo que,
según la ciencia actual, no existell.

t0 Op. cit., Ed. Plaza & Janés,Barcelona, 1978.


rr Las fotografías y documentos sobre el sucesode Villa¡es del Saz las publicó
Iker Jiménezen su obra Encuentros:Ia historia de los ovnis en España, Ed. Fiai Ma-
dn.d,2ffi2.
Capítulo 2
\ ./'
\./

Francia, 19542
<<Invasión>
humanoide

<Tener la mente abierta a todo


y no creer en nada.>
Aimé MIcnel

oMoyA ¡veNcÉ en el capítuloanterior,1954 supusoun


puntode inflexión en la, por aquelentonces,brevehis-
toria de la ufología. Aquel año, varios países-y muy
especialmenteFrancia- vivieron una intensa oleada de ob-
servacionesovni. Solo en suelo francés se produjeron, en el
peúodo comprendidoentreagostoy finales de octubre,más de
setecientosavistamientos.Pocasvecesse ha dado un número
tan alto de casosen un espaciode tiempo tan corto. Pero lo
miís importante es que una palte destacadade aquellos inci-
dentesovni correspondierona encuentroscon humanoidesy
aterrizajes.Los periódicos galos no dejabande recoger testi-
monios día tras día, y los escasosufólogosde aquellaépoca
comenzarona recopilar todos los sucesosque llegaban a sus
oídos.Entre los estudiososque se interesaronpor aquellaolea-
da sobresale, por encimade todos,Aimé Michel.
Michel fue uno de los pionerosen la investigaciónufológi-
ca y, sin lugar a dudas, fue quien mejor estudió y analizó la
oleadafrancesade 1954.Aquel año, Michel acababade publi-
46 JAVIER GARCÍA BLANCO

car su primer libro sobreel fenómeno ovni; Lueurs sur les Sou-
coupesVolantesty graciasa suscoresponsales(que surgieron
de los lectoresde la obra) recopiló una gran cantidadde infor-
mación sobre los avistamientosy encuentros ocurridos en
aquel año. Todos esos datos acabó plasmándolosen su libro
Los misteriososplatillos volantes (Pomaire, 19ó3)' donde el
ufólogo galo analizó exhaustivamentela gran mayoía de los
sucesosocurridos aquel año. En él recogió su teoría de las or-
toteniasy, sobretodo, -y estofue lo más importante-, rom-
pió una lanza por la verosimilitud de los aterrizajesy encuen-
tros con humanoides.Pesea todo, Michel demostróposeerun
sentidocrítico y una meticulosidada la hora de investigarlos
supuestosavistamientos,cuya validez perrnanecevigente hoy
en día.
Los sucesosocurridosen 1954fueron de vital importancia.
A partir de aquel año, los testimonios sobre aterrizajesy en-
cuentroscon los tripulantes se multiplicaron en todo el mun-
do. Con la oleadafrancesade aquel año, el fenómenohuma-
noide se instaló para siempreen el apasionantemundo de los
no identificados.
Y fue precisamenteestehombre,Aimé Michel, uno de los
primeros en divulgar y analizara fondo el casoque ahora nos
ocupa: el sorprendenteencuentrodel obrero Marius Dewilde.

Un ovni sobre las vías deltren

El calendarioseñalael l0 de septiembrede 1954.A escasa


distancia del pequeñopueblo de Quarouble,cerca de Valen-
ciennes,Marius Dewilde, un obrero de la metalurgiade trein-
ta y cuatro añosde edad,lee tranquilamentedespuésde cenar.
Su mujer y su hijo se habían ido ya a descansary se encon-
traban en susdormitorios. Su modestacasa,ubicadaentre los

tenuitt'o de ufolog,ía,Ed. Fundación Anomalía' Santan-


' VV. AA., Dicaonano
d e r ,1 9 9 7 .
t
I
HUMANOIDES 47

bosques,está prácticamentepegadaa un paso a nivel del fe-


rrocarril ----elnúmero 79- que atraviesapor el lugar.Todo pa-
receen calma,y nadahacepresagiarlo que estáa punto de su-
ceder.
Son las 22.30 horas y, de pronto, Dewilde escuchalos la-
dridos nerviososde su perro, Kiki. Eljoven obrero, acostum-
brado a la presenciade contrabandistasen lazona2,decideco-
ger una linterna y salir para ver lo que ocune. Cuando apenas
había caminadounos pasosdesdela puerta de su casa,el tes-
tigo detecta,a su izquierda y unos metros delante de é1,una
masaoscuraque parecedescansarsobre las vías del tren. En
un primer momento, y puestoque no tenía motivos para pen-
sar en nada extraño, Dewilde cree que se trata del carromato
de algún campesinodejado ahí por su dueño. Sin embargo,
pronto iba a comprobarque estabamuy equivocado.Mientras
piensaen que al día siguientetendrá que avisar a los emplea-
dos de la compañíade trenespara evitar un accidente,el obre-
ro oye cómo su perro corre hacia é1.En eseprecisoinstante,se
escuchaun ruido de pasosque procedende un senderopróxi-
mo, conocido como .,caminode los contrabandistas>>, precisa-
mentepor ser muy utilizado por estospara susactividades.El
animal, completamentefuera de sí, comenzó aladrar insisten-
tementey Dewildeencendiósu linternaapuntandocon ella ha-
cia aquellospasoscon la intenciónde descubrira suscausan-
tes.Perolo que vieron los ojos del asombradotestigono eran
contrabandistas. A tan solo cuatrometrosde é1,dos pequeñas
figuras corrían hacia la masaoscuraque instantesanteshabía
visto sobre las vías. Cuandoel haz de la linternailuminó la
,rcabeza>de uno de ellos, Dewilde apreció claramentelo que
parecíaser una especiede escafandrade cristal. Nuestrotesti-
go no dabacréditoa lo que estabaviendo.
Aquellosseresiban vestidoscon una especiede traje ajus-
tado al cuerpo, muy similar a los que utilizan los submarinis-

' Hay que aclararque el lugar de los hechosse encuentramuy cerca de la fronte-
ra con Bélgrca. y la zona era un pasohabrtualpara contrabandrstasque cruzabande un
país a otro para reahzar sus <<operacrones)>.
48 JAVIER GARCIA BLANCO

tas.Su estaturaera muy pequeña,y sushombros-al igual que


sus cabezas- parecíandesproporcionadosen relación con el
resto del cuerpo.Sin embargo,lo que Dewilde no pudo distin-
guir fueron los brazos.Lo único que le separabade aquellos
seresera la verja de la casay, tras los primeros segundosde es-
tupor, el joven obrero decidió cortarles el paso con la inten-
ción, un tanto sorprendente,de capturara uno de ellos.
Perono iba a sertan fácil. Cuandoseencontrabaa solo dos
metros algo le detuvo.

Súbitamentesurgió a travésde una especiede cuadrado


de la masa oscura que yo había divisado anteriormenteso-
bre la vía, una iluminación extremadamentepoderosa,como
una luz de magnesio que me cegó --explicó Dewilde-.
Cerré los ojos y quise gritar, pero no pude hacerlo. Estaba
como paralizado.Traté de moverme,pero mis piemas ya no

10 09 1954

Dtbujo de uno de los


seres observados
por Mar¡us Dew¡lde
la noche de su
pnmer encuentro.
HUM AN OID E S 49

me obedecían. Entonces escuché a un metrode distancia


unospasossobrelasbaldosas decemento queestáncoloca-
dasfrentea la puertade mijardín.Eranlos dosseresquese
dirigíanhaciala vía fénea.

De pronto, la luz que le habíadejadociego momentánea-


mentese apagó,y en cuantorecuperóla vista y la movilidad
Dewilde corrió en direcciónal objeto.Peroel ovni se elevaba
ya a algunosmetros.Mientras se balanceabalentamente,es-
cuchóuna especiede silbido, alavez que un vaporespesosa-
lía del objeto.Sin darle tiempo a reaccionar,el ovni tomó una
coloraciónrojizay desapareció en direcciónoeste.

La gendarmeríainvestiga

Dewilde tardó unosminutosen seren¿rse. Cuandose hubo


tranquilizadoun poco,despertóa su mujer y le contó lo suce-
dido. Después,sin perderun minuto,sedirigió a la gendarme-
ía del pueblecitode Onnaing,que se encuentraa solo dos ki-
lómetrosde su casa.Sin embargo,los agentesque estabande
guardialo vieron tan nerviosoque pensaronque estabaloco o
borracho,y le pidieronque volviera a casa.Pero Dewilde no
serindió, y en lugar de regresara su hogardecidióir en busca
del jefe de policía,el comisarioGouchet.Afortunadamente, el
policía comprendióenseguidaque algo extraordinariole había
ocurridoal joven Dewilde y, a diferenciade suscolegas,escu-
chó su relato atentamente.
Imagino que el alteradoestadodel testigo facilitó que Gou-
chet tomara en serio su declaración. Dewilde no dejaba de
temblara causadel nerviosismoy, por si fuerapoco,el terror
provocadopor la insólita visión habíatenido un desagradable
<<efecto secundario>> en sus intestinos.Vamos,que el pobre
hombre llegó a hacersesusnecesidadesencima.Seguramente,
estosdetallesacabaronpor convenceral comisario de que no
se encontrabafrente a un bromista.
50 JAVIER GARCIA BLANCO

Tras escucharal testigo, el gendarmeelaboró un informe


que resultaríafundamentalen el desarrollodel caso.Dicho in-
forme fue el origen de una investigaciónoficial por parte de
tres organismos:la policía, la gendarmeríaaéreay la DST (Di-
rection de la Surveillancedu Territoire, el equivalentefrancés
del FBI). Al día siguientede los hechos,varios miembros de
los distintos organismosse presentaronen casade Marius pa-
ra escucharde sus propios labios el relato que ya había reali-
zado anteGouchet.Tras los interrogatoriosde rigor, las auto-
ridades liegaron a la misma conclusión: Marius Dewilde no
mentía.O al menosdecíala verdaden cuanto a lo que él creía
haber visto.
Dos días después,el 12 de septiembre,los investigadores
volvieronal lugar de los hechos,en estaocasióncon la inten-
ción de resolverel misterio. Tras observarel lugar descartaron
la posibilidad de que lo observadohubiera sido un helicópte-
ro, ya que las numerosaslíneas telegráficashacían imposible
un aterrizaje.Después,la policía y los gendarmescomenzaron
a examinar el terreno colindanteen buscade posibleshuellas
dejadaspor los extrañosseres.Pero no hallaron nada.Sin em-
bargo,cuandolos investigadoresrastrearonminuciosamenteel
lugar de la vía del tren donde supuestamentese había posado
el ovni, se encontraroncon algo muy interesante.En cinco
puntos distintos, tres de los travesañosde maderaque susten-
tabanlas vías presentabanextrañasmarcasde unoscuatrocen-
tímetros cuadradoscadauna.

Marius Dewilde
expl¡ca su
av¡stam¡ento
a uno de los
gendarmes
encargados de
la investigación.
HUMANOIDES 5l

Aunque resultó imposible para los agentesdescubrir qué


había causadoaquellasmarcas,lo que sí pudieron determinar
es que, fuera lo que fuese,tenía que haber sido algo muy pe-
sado.Los ingenierosde la compañíadel ferrocarril determina-
ron que <la presiónreveladapor esashuellascorrespondea un
pesode treinta toneladas>>. Pero no fue lo único que se encon-
tró junto a las vías. Los investigadoreshallaron también varias
piedras que parecíanhaber sido calcinadaspor la acción de
una temperaturamuy alta. Los gendarmesdel ejército del aire,
llegados desde París, guardaronen secretolos resultadosde
los aniflisis. Ni siquiera la propia policía tuvo accesoa aque-
llos estudios'3. Veamoslo que dijo el jefe de la policía local a
esterespecto:

El organismooficial que colaboracon la policía del Mi-


nisterio del Aire perteneceal Ministerio de la DefensaNa-
cional. Este mismo hechoya excluyecualquierposibilidad
de intercambio de información.

Segundoencuentro

Hastaaquí los detallessobreel primer encuentrovivido por


Marius Dewilde.Y digo ,<primerencuentro>> porque,segúnpa-
rece, hubo también un segundo.El segundosucesotuvo una
difusión mucho menor,y seguramenteno habríasalido a la luz
si no hubiera sido graciasa un detalle en paficular.
Se daba la curiosacircunstanciade que a pocos kilómetros
de Quaroubleseencuentrala poblaciónde Valenciennes.Dicha
localidadera por aquelentoncesla sedede una veteranapubli-
cación ufológica francesa,la revista Ouranos.Y precisamente
por la proximidad entre Valenciennesy Quarouble,el antiguo
director de Ouranos,Marc Thirouin, acabódesarrollandouna

1 VAttÉE, Jacques,Pasaporte a Magonia,


Ed. Plaza & Janés, Barcelona,1972,
pp. 35-36.
52 JAVIERGARCIA BLANCO

'%_

/ €Rncl LE;UeNT.SáHS 8RUIT.
Reconstrucdón
PEu npnÉs L'€NG|NDÉcoL¿E del segundo
encuentro de
Marius Dew¡lde,
según los
d¡buJantes
Lob & Gigi.

VrnwW
gran amistad con nuestro protagonista.Como relató Antonio
Riberaen uno de sus librosa,tras la muertede Thirouin, esta
amistadse prolongó en la personade su sucesor,PierreDelval.
Y fruto de esta buenarelación se pudo saberque los extraños
sucesosprotagonizadospor Marius Dewilde no acabaroncon el
extrañoencuentrodel l0 de septiembrede 1954.Había ocurri-
do algo más que nuncareveló a los gendarmes.
Segúnsu testimonio,los ovnis y sus tripulantesregresaron
a Quaroubleexactamenteun mes despuésde su primera visita.
Aquellamañanadel 10 de octubrede 1954,sobrelas 11.30ho-
ras, nuestroprotagonistapaseabaen compañíade su hijo por
las proximidadesde su casa.De pronto, el joven obrero obser-
vó un extrañoobjeto -muy similar al de la primera ocasión-
posadosobrela vía del tren y a unos cincuentametrosde don-
de se encontraban.En esta ocasión,y gracias alaluz del día,
Dewilde pudo apreciarmuchosmás detallesen aquelaparato:

4 RIBERA.Antonio. Encuentroscon hunrutoides.Ed. Planeta.Ba¡celona.1982.


HUMANOIDES 53

Avanzando con prudencia, comprobé la presencia de


una aberturarectangularen la basede la cúpula y una hile-
ra de ventanillas.Varios seresse encontrabanalrededordel
objeto. Uno de ellos, que parecíaser el jefe, se me acercóy
ambos nos encontramosa unos tres metros del aparato.

Lo que sucedió a continuación es aún más extraño que lo


acontecido en la noche del l0 de septiembre. Pero dejemos
que sea el propio testigo quien nos lo cuente:

El ser tenía una altura de un metro veinte centímetros


aproximadamente,y llevabaun cascoprovisto de una pieza
transparenteante la cara. Sus rasgos,regulares,eran de tipo
asiáticos,mongol. La mandíbulaera robustay fenía los pó-
mulos salientes,las cejasy los cabellosnegrísimos,los ojos
pardosy latez de un hombreblancobronceado.El ser aca-
rició a mi hijo, que yo llevaba en mis brazos,me dio unos
golpecitosen la espalda,sonriendo,antes de pronunciar
unas palabrasen una lengua desconocidapara mí. Acto se-
guido se apoderóde una de mis gallinas,que conhó a dos
de sus compañeros.Acarició de nuevo a mi hijo, me volvió
a dar cariñososgolpecitosen la espalday subió al aparato.
Un panel tapó la puerta y el objeto despegóverticalmente,
desapareciendo haciael este.

Una extrañaca¡a negra

Pero las sorpresasno terminaroncon el relato de su segun-


do encuentro.Dewilde conl'esóotro detalledel que nuncaha-
bía hablado.Siempresegúnsu testimonio,el día del primer
encuentro,despuésdel despeguedel ovni, encontrósobreIa
vía del tren una misteriosacaja negrade aspectometálico.Se
la llevó a su casacon la intenciónde abrirla,y no dijo nadade
su existenciaa la policía ni a los gendarmesque más tarde

5 Observeel lectorla coincidenciacon el casoespañol<JeVillaresdel Sazque vi-


mos en el pnmer capítulo.
54 JAVIERGARCIA BLANCO

realizaron la investigación.Aunque intentó abrirla por todos


los medios-recordemos que su oficio era precisamenteel de
obrero de la metalurgia-, el testigo no consiguió nada y ñ-
nalmentedecidió esconderlabajo un montón de cartón.
Aquí el asunto se complica, y Dewilde aseguraque poco
despuésde la investigaciónde la gendarmería,varios oficiales
del servicio de información del ejército del aire lo sometieron
a un detalladointerrogatorioen un centro del ejército.Al pare-
cer, en estelugar habría sido sometidoa diversaspruebas,en-
tre ellas al pentotalsódico o suerode la verdad.De estemodo,
el testigo habríahabladoinvoluntariamentede la existenciade
la caja negra. Poco despuéslos oficiales del ejército requisa-
ban la misteriosacaja,y con ella desaparecíauna posibleprue-
ba de la existencia del fenómeno de los no identificados.

¿Dudasrazonables?

Como no podía ser de otro modo, el caso de Marius De-


wilde también despertólos recelosde numerososinvestigado-
res y escépticosgalos.Con el pasode los años,su relato fue
puestoen entredichoy se barajó como explicaciónuna fabula-
ción por parte del testigo.
Personalmente,he de reconocerque cuandoconocí los por-
menoresdel segundoencuentro y la posterior historia de la
<<caja negra>>,también tuve mis dudasen cuanto a la veracidad
del relato del obrero galo. Las característicasdel incidenteme
parecieronalgo sospechosas. Y el hallazgoy posteriordesapa-
rición en manosde los militares de la misteriosacaja recorda-
ba demasiadoa numerososrelatos de contactados-algunos
bastantesdudosos- que decíanhaberrecibido objetospor par-
te de los <<seresdel especio>o.Sin embargo,varios detallespa-

ó Véase,porejemplo, el famoso caso del españolAlberto Sanma¡tíny.la piedra


del espacio". Más información sobre el <Caso Sanmartínr, en Enigmns sin resolver,
Iker Jiménez.Ed. Edaf. 1999.
HUMANOIDES 55

La casa de
Dewilde,
situada junto
a las vías
del ferrocarril.

Mar¡us Dew¡lde
relatando los
pormenores
de su encuentro
ante los
¡nvest¡gadores
(gendarmería,
policía y agentes
de la DST).

recenavalarla veracidaddel testimoniode Dewilde. Si se tra-


tabade un engañourdido por el supuestotestigo con fines eco-
nómicos o de fama personal,¿por qué mantuvo en silencio
esosdetalles<<extra)> durantetantosaños?Recordemosque tu-
vieron que pasarcasi veinticinco años para que los miembros
de Ouranosdierana conocerestoshechos.Si el móvil fueraga-
nar dinero o adquirir fama, ¿por qué no relató todosestosdeta-
lles en la primera ocasión?Con total seguridad,los medios de
comunicaciónse habríanhecho eco de aquel sorprendentere-
lato, sobre todo si tenemosen cuenta el estadoreceptivo de la
sociedadfrancesaal tema de los ovnis fas la famosaoleadade
1954.Definitivamente,hay algo que no cuadra...
En mi opinión, la veracidaddel encuentrodel l0 de sep-
tiembre ----elprimero- está fuera de toda duda.Algo le ocu-
rrió realmenteaquella noche a Marius Dewilde. Recordemos
JAVIERGARCIAB LA N C O

Marius Dewilde junto a P¡erre Delval, del grupo ufológico Ouranos,


en una fotografía tomada año.s de.spuésde protagon¡zar
su exDenencra.

El test¡go dibujando los seres y el aftefacto que observó junto a su


casa durante la oleada francesa de 1954.
HUMANOIDES 57

el grado de excitacióncon el que llegó el testigo a la casadel


comisario.¿Y qué decir sobreel <accidente>fisiológicoque
sufrió nuestroprotagonista?Dudo mucho que un fabuladorlle-
gasehastael extremode hacerse(aguas mayores>> encima pa-
ra dar mayor verosimilitud a su relato.Además,tanto el comi-
sario de policía como el resto de investigadoresoficiales
dieron crédito al relato del testigo.Por otro lado, estiánlas hue-
llas sobrela vía del tren: treinta toneladasde presiónque cau-
saronlas marcasen los travesañosde la vía del ferrocarril tu-
vieronque serrealizadaspor algo muy sólidoy real.Algo que,
por otra parte, nunca pudo ser identifrcado.Aquel encuentro
resultabademasiadosólido.Por si fuera poco,quedaun deta-
lle más que apoya definitivamenteel relato de Marius Dewil-
de: él no fue el único que aquellanochetuvo la oportunidadde
toparsecon un artefactovolador no identificado y uno de sus
tripulantes...

El encuentrodel señor Mazaud

Dewilde no podía saberlo,pero aquel mismo l0 de sep-


tiembre de 1954 otra personahabía sufrido -antes que él-
una sorpresaque no olvidaría durante el resto de su vida.
Aquella misma tarde, sobrelas 20.50 horas,un granjero fran-
cés llamado Antoine Mazaud regresabaa su casacomo tantos
otros días. Pero aquellano había sido una jornada cualquiera.
Al entrar en su hogar, la mujer de Mazaud se percatóde que
algo extrañole ocuría a su marido. Las manosle temblabany
su rostroestabapálido, desencajado.
La mujer, preocupada,le preguntó si se encontrabamal.
Mazaud respondiónegativamente,aunqueaclaró: <Pero tuve
un encuentro extraño, realmente inexplicable>>.Deseoso de
desahogarse con alguien,decidiócontiírseloa su esposa,no sin
anteshacerleprometerque no se lo contaríaa nadie.
Como cada tarde, Mazaud había estadotrabajandoen un
c¿rmpode heno de su propiedad,en la mesetade Millevaches,
58 JAVIER GARCÍA BLANCO

en el centro de Francia.Más o menoscuandoel reloj marcaba


las 20.30 horas el granjero decidió regresara casa. Provisto
con una horquilla, su herramientade trabajo,Mazaud encami-
nó suspasospor el senderoque conducíaa su caseríoen Mou-
riéras. Cuando se encontrabaen un pequeño bosquecillo, el
testigo se detuvo para liarse un cigarrillo. Al reanudarla mar-
cha, sepercatóde que allí habíaalguienmás.A escasosmetros
delantede é1,vio a una <<personar> de aspectomuy extraño.En
aquella pequeñaregión del centro del país todo el mundo se
conocía,de modo que cuando Mazaud vio a aquel individuo
tocado con un extraño casco mostró cierto recelo. Veamosel
testimonio del propio granjero,segúnlo recogió Aimé Michel
en su libro Los misteriososplatillos volantes:

Mi primer impulso fue empuñar mi horquilla -ase-


guró-. Estabamuerto de miedo. El <otro> estabatambién
inmóvil. De pronto, y muy suavemente,avanzóhacia mí ha-
ciendo con su brazo una especiede gesto sobre su cabeza.
Creí comprenderque quería tranquilizarme, saludarmetal
vez o expres¿umesu amistad.Su otro brazo se tendíahacia
mí, pero no tuve impresión de una amenaza:al contrario.
No sabía qué hacer.Despuésde un momento de enlo-
quecimiento,en el cual me preguntabacon quién o con qué
teníaque habérmelas,penséque se tratabade un loco que se
había disfrazado.Como siguió avanzandolentamentehacia
mí, haciendo gestosextraños,deduje que no tenían inten-
ción de atacarme.
Estabafrente a mí. Entonces,sujetandosiempremi hor-
quilla con mi mano derecha,le tendí la izquierda vacilando
un poco. La cogió vivamente,la esnechócon fuerza; luego,
bruscamente,me apretócontra él atrayendomi cabezacon-
üa su casco.
Estabaestupefacto.Todo esto sehabíadesarrolladoen el
más absoluto silencio. Volviendo de mi estupor,me enva-
lentoné, y le dije: <Buenasnoches>.No contestónada. Pa-
só frente a mí y se alejó algunosmetros,en la sombraespe-
sa del bosque. Me pareció, entonces,que se arrodillaba;
algunos segundosmás tarde oí un leve silbido, como un
HUMANOIDES 59

zumbidode abejas,y vi elevarseentrelas ramas,haciael


cielo, casien forma vertical,una especiede aparatosom-
brío,queme parecióteníala formade un cigarro,hinchado
de un lado,y conun largode tresa cuaffometros.Pasóba-
jo los cablesde altatensióny desapareció
en el cielo,hacia
el oeste,en direccióna Limoges.

Ese fue el sorprendenterelato que el señorMazaud hizo a


su esposa.A pesarde la advertenciade su marido de que no
contasenada, la pobre mujer debió pensar que aquel suceso
tan excepcionalno merecíaquedaren secreto,y acabóconfe-
sándolelo ocurrido a una vecina. Esta, por su parte, hizo lo
propio con un vendedor ambulante,y la historia llegó final-
mentea oídosde la gendarmería,con lo que se inició la inves-
tigación correspondiente.El proverbial <desliz>> de la señora
Mazaud nos ha permitido conocer un encuentroque, de otro
modo, seguramentehabríapermanecidoinédito, como sucede
a menudocon muchosotros. Peroen estecaso,la importancia
del relato es mucho mayor,ya que coincide en la fecha-y ca-
si en la hora- con el de nuestro..amigonDewilde. Tanto Ma-
zaud como el obrero metalúrgicodesconocíanlo que le había
ocurrido al otro. Es más, Dewilde no pudo haber conocido el
relato de Mazaud a travésde la prensa,ya que esteno apare-
ció publicado hastael día 14, y viceversa.Cuando el caso de
Dewilde saltó a los periódicos, la gendarmertaya estabain-
vestigandoel casodel granjerode Mouriéras.
Pero aún hay más...Mientras las autoridadesinvestigaban
el caso del señor Mazaud, encontraron numerosos testigos
que, desdeLimoges ----elobjeto visto por el granjerotomó esa
dirección al despegar-, vieron pasarun extrañoobjeto en for-
ma de discoy de color rojo.
Lo mismo sucedeen el caso de Dewilde. Al día siguiente
de su encuentro,los gendarmesentrevistarona cinco personas
que asegurabanhabervisto desdeOnnaing-a dos kilómetros
de la casa del obrero- una luz roja que se desplazabaen el
cielo y que parecíaprovenir de Quarouble,precisamentea la
60 JAVIERCARCIA BLANCO

misma hora en la que sehabíaproducidoel del ar-


"despegue"
tefacto posadoen las vías.
Paraeliminar por completo las dudasque pudieranexistir,
dos casosmás,ocurridosunosdíasdespués,concretamente el
3 de octubre,dan mayor verosimilituda los testimoniosde los
señoresDewilde y Mazaud.Duranteel amanecerde aqueldía,
un hombre de cincuentay cinco añosque se dirigía a su traba-
jo observóun objeto circularde unostres metrosde diámetro
muy cercade la poblaciónde Bessuire,en Francia.A pocadis-
tanciadel objeto,el testigopudo ver a un pequeñoserprovis-
to de una escafandra.Tambiénaquellamisma jornada, tres ci-
clistas que se encontrabanen la localidad de Vron se toparon
a escasadistanciacon un extrañoartefactoen forma de panal.
Y de nuevo,a su lado se encontraba, desafiante,un misterioso
individuo provisto de escafandra.Todo terminó cuandoel ov-
ni despegóantelos asombrados ojos de los testigos.Dos casos
de aterrizaje,ocurridos escasosdías despuésdel encuentrode

Portada del libro


Les appaítrons de
Martfens, de Michel
Carrouges,
en la que aparece
recog¡do el
aternzaJe
del ovnt observado
por Dew¡lde.
HUMANOIDES 6l

Quarouble y cuyos tripulantes lucían sendasescafandras,co-


mo la vista por el joven obrerodel metal.¿Casualidad?
Sinceramente,y como dije antes,el relato del primer en-
cuentrovivido por Dewilde me p¿recefuera de toda sospecha.
Más dudosoresultael relatodel segundoencuentroy la historia
de la caja negra.Y, aunqueno puedo demostrarlo,es posible
que el contactoy la amistaddel testigocon los miembrosde la
revistaOuranoshubierapropiciadoque la imaginaciónde De-
wilde se disparase.Pero a la vista de las evidencias,lo que re-
sultainnegablees que aquel 10 de septiembrede 1954ocurrió
algo fanLásticoy realmenteinusual que cambió la vida de Ma-
rius Dewilde para siempre.

¡Quéoleadala de aquelaño!

Como decía al comienzo de este capítulo, durantela olea-


da de observaciones que ..asolónFranciaen 1954 se produ-
jeron numerososaterrizajesy encuentroscon humanoides.
Concretamente,el número de casoscon presenciahumanoide
fue de 31.
A continuación,y paraque el lectorpuedahacerseunaidea
de la variedady cantidadde sucesossimilaresque tuvieron lu-
gar aquelloslejanos días, reproduzcoalgunosde los casosde
encuentroscon humanoidesmás destacados,recopiladosy di-
vulgados por el investigadorJacquesVallée en su ya célebre
catiálogoMagonia:

El 23 de agosto,muy cercade la localidadde Thonon,


Elise Blancpudoobservarun extrañoobjeto,similara un
dospequeños
ffáiler.Juntoal artefactoseencontraban seres
vestidosconfajes plateados. la
Segúndeclaró testigo,aque-
llos hombrecitosemitíanun sonidosimilar a gruñidosde
animal.Pocodespués la señoraBlancobservócómoel ov-
ni despegaba, perdiéndolo de vista.
62 JAVIERGARCIA BLANCO

Un mes después,el 24 de septiembre,se producía un


nuevo encuentro,esta vez en la localidad de Becar.Aquel
día dos mujeresinformaron por separadohabervisto un dis-
co de color gris oscuro, de unos seis mefros de diámetro y
un metro de altura, que pudieron ver en el claro de un bos-
que. Junto al objeto, de pie, descansabaun <hombre>de es-
tatura normal. Vestía ropas oscurasy una especiede capa.
Una de las testigos se aproximó a menos de treinta meüos
del ovni y, segúnsu testimonio,el humanoideparecíaestar
reparandoalgo en la.<nave>>. La investigaciónposteriordes-
veló que el objeto había dejado huellas sobreel terreno.
El siguientesucesotuvo lugar dos díasdespués,en Cha-
beuil. La señoraLebouf se encontrabacaminandoa las dos
y media del mediodíacuando,de súbito, se vio frente a una
criatura que, segúnsu testimonio,parecía<un niño cubierto
por una bolsa de plástico,con unosojos más grandesque los
de los humanoso.La criatura se introdujo en un artefacto
ovalado, que despegómientras emitía un suavesilbido. Al
igual que en el caso anterior, pudieron encontrarsehuellas
en el lugar. La impresiónque sufrió la señoraLebouf fue tan
grandeque la encontraronen estadode s/¡ock.

Los casosse sucedensin pausa,en ocasionesa razón de


uno diario o incluso más: el 27 de septiembre,en Premanon,
cuatro niños que se encontrabantranquilamenteen su casase
alarmaron cuando el perro comenzó a ladrar de forma insis-
tente.En el exterior se encontraroncon un gran objeto posado
en el sueloy junto a é1,a un pequeñoy extrañoser.Ante aque-
lla absurdaescena,los niños creyeronque estabananteun fan-
tasmay uno de ellos, RaymondRomand,de doce años,co-
menzó a lanzarlepiedras.
Otro suceso,de nuevocon múltiples testigos,se producía
en la tardedel 30 de septiembreen Marcilly-sur-Vienne.Ocho
obrerosde la construcciónvieron cómo un objeto en forma de
disco aterrizabamuy cerca de donde ellos se encontraban.Y
de nuevo,como si siguieranuna especiede pautaestablecida,
junto al ovni aparecióuna figura humanoide.Instantesdespués
HUMANOIDES 63

la <nave>> y su tripulante desaparecíanante los ojos de los tes-


tigos.Algunos de ellos sufrieronalgunostrastornosfisiológi-
cos tras el encuentro.
I de octubre,Jussey.Son las sietede la tardey dosjóvenes
de la localidadobservanextrañadoslas evolucionesde un dis-
co luminoso de color blancoen el cielo. Minutos despuésel
objeto aternza,y de su interior surgendos seresde gran altura
ataviadoscon trajesblancos.Los humanoideshicierongestos
a los testigos,peroestossintierontal miedo que escaparonco-
rriendo del lugar.
Tan solo una hora después,dos empresarios que circulaban
en cocheen direccióna Royanvieron un pequeñohombrecito
que cruzó la carreterafrentea ellos.Los señoresEstiery Phe-
lippeaudecidieronparar,peroel humanoideseescondióen un
bosquecercano.

Pnmera página 1.,t


..
del diario /'\
francés Radar, Í
en el que
se recogen
gráficamente
los detalles del
<caso Dew¡lde>>.
64 JAVIERGARCIA BLANCO

Al día siguiente,en Croix d'Epine, y prácticamentea la


misma hora del casoanterioqel joven ErnestDelattre,un me-
ciínico de diecinueveañosque circulabacon su moto, observó
un objetoen forma de huevo.El ovni estabamuy iluminado,y
acabóaterizando a unos quince metros de la carretera.Delat-
tre aseguróa la prensaque del objeto salierondos formas os-
curas,que se movieron en torno al anefacto.Despuéspudo ver
cómo el objetodespegaba, alavez que cambiabadel color na-
ranjaal azul. Dos vecinosde puebloscercanosaseguraron por
separadohabervisto el misrnoobjeto.
9 de octubre.Cuatroniños,vecinosde Pournay-la-Chetive,
se encuentranjugando con sus monopatinesmientrascae la
noche. De pronto observanun objeto luminoso cerca del ce-
menterio ¡ llevadospor la curiosidad y la temeridadpropias
de su edad,decidenacercarsepara ver de qué se trata.Cuando
seencuentrana menosdistanciacompruebanque setratade un
objeto redondo,de unos dos metrosy medio de diiámetro,sos-
tenido sobretres patas.Mientras observabancon detenimiento
el objeto, de su interior surgió un <(enano>>vestido de negro
que portabauna luz cegadora.El ser les dijo algo que no con-
siguieronentendery, aterrados,los chiquillos salieroncorrien-
do, despavoridos.Durante su alocadacarÍeÍase volvieron va-
rias veces atrás, y pudieron contemplar cómo el pequeño
artefactodespegabay se perdíaen el firmamento.
Tiambiénese9 de octubre,a las 20.30 horas,seprodujo otro
espectaculare increíble encuentro.El señorJ. P. Mitto y otras
dos personasse desplazaban en cochepor la carreteraN-631,
a la altura de La Caiffe, cuando vieron dos pequeñasñguras,
con una altura similar a la de unos niños de once años,cru-
zando a saltos la carreteraunos cinco metros por delante del
parabrisasdel coche.Pararoninmediatamente,y pudieron ver
un objeto enorrneen forma de disco que despegabadel suelo.
Tenía unos seis metros de diámetro, era de color naranjay li-
teralmentefue <<absorbido> hacia el cielo. Más tarde,en el lu-
gar donde estabaaterrizadoel extraño objeto se encontraron
manchassimilaresa las producidaspor el aceite.
HUMANOIDES ó5

El 11 de octubre,a las cuatroy media de la madrugada,y


muy cerca de la poblaciónde La Carie, los señoresGallois
y Vigneron,que se dirigían en coche desdeClamecy a Cor-
bigny, sintieron una descargaeléctricacuando los faros del
cochese apagaron.En eseinstantevieron una <<nave> posada
en el campo, a unos cincuentametrosde donde ellos se en-
contraban.El objetoteníaforma cilíndrica,y junto a él se en-
contrabantres <<enanos>>.No vieron luces,a excepciónde un
pequeñopunto rojizo. Ambos testigosquedaronparalizados
hastaque la navese marchó.Un tercertestigo,el señorChau-
meau,habíavisto un objetoluminososobrelos bosquesen La
Carie.
Aquel mismo día, sobre las siete y media de la tarde, tres
hombresconducíansu coche cerca de la localidad de Thupig-
nac cuando,de pronto, observaronuna esferade color rojo in-
tensoen el cielo. Decidieronsalir del vehículoparaobservarel
curiosofenómenocon másdetenimiento,y fue entoncescuan-
do descubrieron una máquinaredondacon una cúpula,de unos
seismetrosde diiímetro,con una luz rojo-amarillenta,a unos
doscientosmetrosde distanciay diezde altura.Estabaabsolu-
tamenteestáticoy no emitía ningún ruido. De pronto se movió
horizontalmenteuna distancia muy pequeñay aterrizó detrás
de un bosquecercano.Dos de los testigos,armiindosede va-
lol decidieron acerc¿fsemás para poder contemplarel extra-
ño suceso,y fue en ese momento cuando observarona cuatro
seresel)anos--{e un metro de altura aproximadamente-, que
parecíanestarocupadosmanipulandoalgún mecanismodel ar-
tefactovolador.Cuandolos testigosse encontrabana menos
de quince metros de distancia, los seresse percataronde su
presenciay corrieronal interiorde la nave.Entonceslos testi-
gos quedaroncegadoscon un repentinofoco de luz que fue al-
ternandovarios colores,pasandodel azul al naranjay después
al .ojo. El <espectáculo>terminó cuando el ovni despegóa
gran velocidad.
Finalmente,el 14 de octubre,un minero de nombre Sta-
rowski aseguróhabervivido un encuentroextraordinariocerca
66 JAVIERGARCIA BLANCO

de Erchin, en el norte de Francia.Frentea él setopó con un pe-


queño ser, de aspectoregordete,grandes ojos oblicuos y el
cuerpocubierto de pelo7.Lo curioso es que el testigo no habló
en ningún momento de objeto alguno. Tan solo describió su
encuentrocon la extrañay espeluznantecriatura.
Podría seguir enumerandocasos,pero los sucesosrecogi-
dos más arriba resultan suficientespara evidenciar que algo
extraño, muy extraño, ocurrió en aquel lejano 1954. Resulta
bastantecurioso que dichos incidentesguardabanvariascarac-
terísticasmuy similaresentre sí. A saber:observaciónpor par-
te de los testigos de un artefactoextraño -generalmente de
aspectodiscoidal- aterrizado;presenciade seres----ensu ma-
yoría de una estaturareducida,en torno al metro o metro vein-
te centímetros- que perrnanecenjunto al aparatoo realizan-
do tareasen torno aél,y parálisistotal o parcial de los testigos,
hastaque el objeto y los seresobservadosse marchan.
La preguntaque surgedespuésde analizarlos numerosos
incidentes de la oleada francesaes la siguiente: ¿ocurrieron
realmentetodos estos sucesosabsurdosy sorprendenteso se
trató de una psicosis social que se extendió como la pólvora
por todo el territorio francés?Lo cierto es que es más que pro-
bable que alguno de los sucesosrelatadospor los testigosa la
prensay las autoridadespudo tener su origen en un fenómeno
sociológicode <<contagio>>. Pero¿cómoexplicarla coinciden-
cia de fechas detallesen testigosindependientes,en ocasio-
y
nes separadospor decenaso centenaresde kilómetros?Ahí es-
tán, por ejemplo, los casosde Dewilde y Mazaud.
Seacomo fuere, quizá lo más importanteseaque aquelaño
el fenómenoovni vio cómo tomabanforma muchasde las ca-
racterísticasque luego seguiríanapareciendoa lo largo y an-
cho del globo.

7 Ojo al dato, amrgo lector. Por muy extraño que pueda parecer,numerosostesti-
gos coinciden en describir serescubiertosde vello al relatar sus encuent¡oscon huma-
noides. De nuevo, una constanteen numerososincidentes.
Capítulo 3
\./
'\..///

Policías,testigos
de lo imposible

<N¡ng ún científico debería descar-


tar datos solo porque no le gustan.>
Doctor JosephALLEN HYNEK,
<.padre'>
de la ufologíacientífica

N NUMERoSAS ocASIoNEs,los negadores del fenómeno


ovni utilizan el absurdoargumentode que los protago-
nistasde los encuentrosy avistamientossuelenserper-
sonasde poca formación o de escasacultura. Dejando de un
lado el hechode que,en mi opinión,el testimoniode un cam-
pesino puederesultartan válido o más que el de un doctor en
física o un abogado-no hay quien conozca mejor que una
personade campo el firmamento y los fenómenosatmosféri-
cos-, lo cierto es que su <<argumento> resulta absolutamente
falso.
Y para dar una muestra,y dejar contentosa los malinten-
cionadosde turno, en este capítulo vamos a conocer a fondo
varios sucesosque fueron protagonizadospor miembrosde las
fuerzas de seguridadde distintos países.Personasa quienes
sueleconcedersetodo crédito y cuya honestidadestáfuera de
duda. Uno de los casos.además.cuentacon un detalle de inte-
rés añadido:es uno de los pocoscasosde aternzajeque fue ca-
talogadocomo <<inexplicado> por el ProyectoLibro AzuI dela
FuerzaAérea de los EstadosUnidos.
68 JAVIERGARCIA BLANCO

Aterrizaleen Socorro

Aquel 24 de abnl de 1964 parecíaun día más. Pura rutina.


Patrullarpor las callesde la localidad y las afuerasduranteho-
ras y poneralgunamulta de tráfico.Al menosesoes lo que pen-
só Lonnie Zamora,oficial de policía en la localidadde Socorro
(poblaciónsituadaa una hora en cocheal sur de Albuquerque,
Nuevo México) y nuestropróximo protagonista.
Eran las 17.45horasy Zamoracirculabacon el cochepa-
trulla número2. De pronto,a pocadistanciade é1,vio a un co-
che que circulaba a mayor velocidad de la permitida y, como
muchas otras veces, inició la persecucióndel vehículo, un
Chevroletde color negro.Cuandose encontrabaya a las afue-
ras de la ciudad,intentandodar alcanceal infractor,el agente
escuchóun fuerte estruendoy, de forma instintiva, levantó la
vista al cielo, de donde pmecíaprocederaquel sonido. En ese
momento pudo ver una llama de color azul que estabamás o
menosa un kilómetro de distancia.
Precisamenteen aquellazona existíanalgunosdepósitosde
dinamita y, creyendoque el estruendopodía debersea la ex-
plosión de algunode ellos, decidió abandonarla persecución
del Chevrolet negro y acercarsehastaallí pÍra comprobarqué
es lo que habíaocurrido.
Mientras se dirigía hasta el lugar, aún podía ver la llama,
de color azuly naranja,que parecíadescenderhastael suelo.
El fuerte estruendofue haciéndosecadavez más débil, hasta
que unos segundosdespuésse apagó.Tras subir con el coche
hastalo alto de la colina, el policía intentó localizarel depó-
sito de dinamita, ya que no recordabaexactamentecuál era su
ubicación.En eseinstante,y en direcciónsur,Zamoraobser-
vó un objeto brillante a unos doscientosmetrosde distancia.
En un primer momento,el testigopensóque se tratabade un
automóvil accidentadoque habíavolcado y decidió dirigirse
hacia é1.Junto a aquel artefactohabíados <personas>>, vesti-
dascon trajesblancosy de estaturapequeña,como la de unos
HUMA N OID E S 69

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|ir!'.
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1:
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'a **
El agente Zamora observa una de las huellas dejadas por el supuesto
rpañía
de vanostnvest¡gadores.

niños.Una de ellas se dio la vueltay miró haciael cochede


policía.
Zamora,que en aquelmomentoaún no sehabíadadocuen-
ta de que estabaantealgo fuerade lo común,acelerósu coche
con la intenciónde auxiliar a los supuestosaccidentados.Avi-
só por radio a la centralde policíade que sedisponíaa ayudar
en un accidentede circulación.Unos metrosmás adelante,y
mientrasterminabala conversaciónpor radio, Zamoradetuvo
su cochepatrulla.Cuandoacababade bajar del vehículo,es-
cuchóde nuevoaquelestruendoque habíaoído al principiodel
avistamiento.Entonceslo vio. Aquel .,cocheaccidentado>se
estabaelevandoen el cielo, en vertical y muy lentamente,
mientrasemitía una llamaradapor su parte inferior. En este
momentoel agentepudo distinguircon rnayorclaridadel as-
pecto del objeto. Parecíade aluminio y tenía forma ovalada.
Carecíade ventanaso puertas,pero en el centrodel objeto se
veíauna especiede inscripciónde color rojo sobreel fuselaje,
a modo de insignia.
70 JAVIERGARCIA BLANCO

Notablementeasustado,comenzó a correr, pensandoque


aquel extraño objeto volador podía estallar en cualquier mo-
mento. En su alocada c¿urera,Zamora se volvía hacia atrás
continuamentepara ver dónde se encontrabael ovni, y en una
de estasocasionesobservóque el objeto estabaa la altura de
su cochepatrulla,que él habíadejadoabandonadoen su hui-
da. Se lanzó al suelo y se cubrió su rostro con los brazospero,
a los pocossegundos,aquelsonidoensordecedor desapareció
por completo.Al levantarla vista, el asustadopolicía se dio
cuentade que aquel objeto se alejabade él en dirección su-
doeste.Mientras intentabacalmarse,el policía se aproximó
hastasu cochey se pusoen contactopor radio con la central.
Mientrasesperabaa que llegasensuscompañeros, tuvo la idea
de dibujar la insigniaque habíavisto en la parte exteriordel
objeto,formadapor un semicírculodibujadosobreuna espe-
cie de flecha,todo ello en color rojo.
Pocosminutos despuésllegabahastael lugar el sargento
Chávez,agentede la policía del Estado.Cuando vio el rostro
pálido y desencajadodeZarnora,tan solo acerlóa decirle:
"Pa-
rece que hubierasvisto al demonio". Lonnie explicó breve-
mentelo ocurrido aChávez,aunqueésteno pareciódar dema-
siadocréditoa suspalabras.Ambos decidieronbajar andando
hastala zonaen la que el asustadotestigohabíavisto despegar
el aparato.Aunqueya no quedabani rastrodel objeto,Chávez
sí pudo ver cómo del terreno salía una fuerte humareda.Ade-
más,comprobó que la hierba estabaquemaday que un peque-
ño arbustoque habíaen el lugar se encontrabaaún en llamas.
Por si fuera poco, en el terreno se encontraronvarias huellas
chamuscadas,cuatro marcasen forma de cuña que señalaron
para su posterior estudio.

Investigación

Poco despuésllegaron hastael lugar de los hechosel poli-


cía Ted Jordan,el delegadodel sheriff JamesLuckie y el ins-
HUMA N OID E S tl

-.'{€r-

El equtpo del Proyecto Lrbro Azul, drngdo por el mayor Héctor


Qutntantlla (sentado), de las Fuerzas Aéreas norteamencanas.
Qutntanrllatntentó encontrar una respuesta convenaonal al suceso
de Socorro. Stn embargo, tuvo que rendtrse: el caso permanece
rnexplrcado.

pectorde ganadoRoben White, que habíanoído por la radio


los mensajesentÍeZamoray suscompañeros. Tomaronvarias
fotografíasy, a las sietede la tarde, Chávezy Zunora fueron a
la oficina de la policíadel estado.Allí seencontrabael agente
del FBI J. furhur ByrnesJr.r.
La investigaciónoficial habíacomenzado.Byrnesllamó al
oficial al mando de la zona de pruebasde la base militar de
White Sands,quien a su vez se puso en contactocon el capi-
tán Richard T. Holder, el militar de más alto rango en la zona
de los hechos.Holder no tardóen llegara Socono y, en com-
pañíadel agenteByrnes, ambosentrevistarone interrogarona
Lonnie Zarnora.Tras visitar el lugar junto a varios policías,
Holder sepusoen contactocon la policíamilitar, quienproce-
dió a acordonarla zonaaquellamisma noche,ademásde rea-

I Al parecer.el agente federal se encontrabaallí casualmenteresolviendo otros


asuntosno relacronadoscon el incidente de l-onnre Zamora.
72 JAVIERGARCIA BLANCO

El sargento Lonnte Zamora,


test¡go de excepción de un
aterr¡zaje y encuentro con
dos humanoides en las
afueras de Ia localidad de
Socorro (Nuevo México).

lizar algunasindagaciones
en el lugar.Los hechosha-
bían llegado hasta las más
altas inst¿rnciasy, a última
hora de la tarde, Holder re-
cibió una llamada desdela
Junta de Jefesdel Pentágo-
no que deseabanestar in-
formados en todo momen-
to sobrelos detallesde lo ocurrido.
La siguienteinstitución en entrar en escenafue precisa-
mentela FuerzaAérea,que llevó a cabouna investigaciónpro-
pia, a través del Proyecto Libro Azul, dirigido por el mayor
Héctor Quintanilla.Pocodespués,Quintanillaenvió al doctor
J. Allen Hynek para que participaseen la investigación.Por
aquelentonces,los ufólogosciviles ya se habíanenteradode
los hechos,y Jim y Coral Lorenzen, del APRO (Aerial Phe-
nomenaResearchOrganization),llegarona Socorroel26 de
abril con la intenciónde realizarsus propiasinvestigaciones
sobre el terreno.Fueron ellos, precisamente,quienesdescu-
brieronque las huellasen forma de cuña supuestamente dcja-
das por el objeto formaban un cuadriláterode 24OX 360 cm.
A la visita de los Lorenzense sumóla del tambiéninvesti-
gador civil Ray Stanford2,miembro del NICAP (Comité Na-

r Stanfordlue el único en cscribrrun libro dedicadoexclusivamenteal caso dc


Lonnie Zamora: Socorru Suut'¿'rrn a Pentugttt PanÍr\ (Blueapple Books, Austln.
Texas,1976),tituladoen EspañaEI escúntlalor;l'nr(Pomaire,1976).En su hbro. Stan-
ford proponíaque Ia FuerzaAéreahabíaocultadodiversasevidenciassobreel casodel
policíade Nuevo México.
a1
HUMANOIDES IJ

cional de Investigacionessobre FenómenosAéreos), grupo


ufológico con sedeen Washington.
Como comprobaráel lector,el revueloque seformó en tor-
no al sucesoprotagonizadopor el policía Lonnie Zarnora fue
mayúsculo,y quizá sea uno de los casosde aternzajey pre-
senciahumanoideque más y mejor se han investigadonunca,
incluyendoinvestigaciones oficialesdel ejércitoy de organis-
mos civiles independientes.De ahí su vital importanciaparala
historiade la ufologíamundial.
Cuando Hynek llegó por fin hasta Nuevo México para
colaboraren la investigaciónque estabarealizandola Fuerza
Aérea,apenaspudo haceralgo que no hubieranhechoya otros
con anterioridad.Por este motivo decidió centrarseen la per-
sonalidaddel testigo,con la intenciónde descubrircualquier
motivaciónque pudierahaberlellevadoa inventaruna historia
semejante.
Aunque su intencióninicial era la dc hall¿u-unpunto débil
por el que desmontartoda aquellarocambolescahistoria,lo
74 JAVIERGARCIA BI-ANCO

cierto esque no encontrócontradicciónni motivo algunoque le


llevaran a pensar en un fraude consciente.Al final de su
estudio,Hynek no tuvo otro remedioque admitir: <Aquellatar-
de, en las afuerasde Socorro, tuvo lugar un sucesoreal, fí
sico...>>.
Por su parte. Quintanilla había centrado sus esfuerzosen
encontrar una explicación alternativa al objeto avistado por
Zamora. Para ello se puso en contacto con diversosorganis-
mos.como el Centrode Control de Globosde la baseaéreade
Holloman, ubicadatambiénen Nuevo México. Sin embargo,
todos los intentos por identificar el objeto observadopor el
agentede policía como un globo meteorológicolanzadodesde
algún punto del estadoresultaroninfructuosos.Lo mismo su-
cediócon la comprobaciónque llevó a caboen relacióna vue-
los de helicópteros,aviones privados, pruebasbalísticas,etc.
Nada podíaexplicar satisfactoriamente lo que asegurabahaber
visto Lonnie Zanora.
Ni siquierala posibilidad de que lo observadohubierasido
un prototipo de módulo lunar que estuvieraen fasede pruebas.
Hay que recordarque en el año del suceso,1964,los Estados
Unidos se encontrabaninmersosen el desarrollode su carrera
espacial.Y precisamente,Nuevo México podía ser,con la ba-
se militar de White Sands,el lugar apropiadopara realizar las
pruebascon los posiblesprototipos.De modo que Quintanilla
decidió comprobar si el encuentropodría haber sido causado

Dtseño de las
huellas dejadas
por el artefacto
observado por
Zamora en Ia
localñad de
Socorro (Nuevo
México).
HUMA N OID E S 15

r
r)

I
J]
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ffi '¡ r
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Huellas calanadas, supuestamente causadaspor el aternza¡e de un
ovnt en la localtdad de Socorro. ¿Una prueba matenal de la realtdad
fístca del fenómeno?
- In st

por una confusióncon un prototip()dc rnriclul;llrntlu'y sc dcs-


plazóhastala baseaéreade Wright Pattcrsoll pru'avcrilicarcs-
ta posibilidad.Inclusc'r y
escribióa todas a cadauna de las eln-
presas que estabanrelacionadascon el desarrollo de esa
tecnologíaen cuestión.Pero fue inútil. La respuestade todas
ellas fue unánime:en la fechadel incidenteno existíaninsún
módulolunarque estuvieraopcrativo.

¿Unsimpleglobo?

Otra hipótesis.quizá la másplausible,la planteóLarry Ro-


binsonr,un ingenierode la Universidadde Indiana(EE. UU.).
Al parece¡ Robinsonhabíatenido la oportunidadde leer,en-
tre 1965y 1967.un artículoen una revistaen la que sehabla-
ba de unos vueloscon globosde aire calienteque recorrieron
variosestadosnorteamericanos. El reportajeiba acompañado

t Huyclll, Patrrck. janrásconocldo'l'. Curulenursde IJllt


",,E1mejor casoovnr
/r,.i,ri¿.
núnt 17. .1.'rrpoca.200|.
----t

76 JAVIERGARC IA B LA N C O

por un mapa,en el que precisamente estabaseñaladala pobla-


ción de Socorro.Casualmente,el texto hacíamención a una
anécdotaprotagonizada por los pilotosde uno de estosglobos,
que describíanun encuentrocon

... un agentede la ley queleshizopensarqueiba a dispa-


rarles.El globolo habíasacadode suscasillas.Más tarde
descubriían queeraporquepensaba estarviendounanave
espacial.

Desgraciadamente, y a pesarde las similitudes,Robinson


no ha conseguidolocalizarde nuevoel artículoy ha sido im-
posiblecomprobarsi el relato se ref'eía a un sucesoocurrido
en Socomo(NuevoMéxico) en aquellasl-echas.
Pero¿,realmentepudo habersido un globo aerostático'!Za-
morano mencionóen ningúnmomentohabervisto góndolaal-
guna.Además,dcbemosrecordarque insistióen que la llama-
radaazul que habíavisto surgióde la parteinl-eriordel objeto
y apuntabahaciael suelo,lo que no concuerdacon la hipóte-

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Representación artística de una de las fases del encuentro
de Socorro.
HUMANOIDES 77

Lonn¡e Zamora
acompañado por
var¡os of¡c¡ales t.
del ejército L
norteamer¡cano, .'./
durante la
investigación
realizada en el
lugar de los
hechos. ;/
fi,
:ti
sis del globo. Por otra parte, las huellasdejadaspor el artefac-
to observadopor el policíano coincidenparanadacon las que
dejaríaun globo norrnaly corriente...
Otro detalleimportante,que señalamuy acertadamentePa-
trick Huygheen su completotrabajosobreel caso,es el hecho
de que la FuerzaAéreano se planteósiquieraesaposibilidad.
Si Quintanilla y los investigadoresdel Libro Azal hubiesen
pensadoqueexistíala mínimaposibilidadde que todo el asun-
to lo había causadoun simple globo, habrían acogido rápida-
mente dicha hipótesis.No olvidemosque Quintanillaestaba
dispuestoa resolverel incidentea toda costa.

Veredictode la FuerzaAérea:rNExpLrcADo

Para que el lector pueda hacerseuna idea de hasta qué


punto este sucesoresulta importante para Ia investigación
ufológica, no puedo dejar de señalar un detalle muy intere-
sante:el encuentrodel agenteLonnie Zarnoyaes el único ca-
so de aterrizajey presenciahumanoide,entrelos investigados
por el proyecto Libro Azul, que perrnanececon el <<veredicto>>
de inexplicado.
El propio mayor Héctor Quintanilla Jr., que como hemos
dicho estabaal cargo del Proyecto Libro Azul, tuvo que reco-
78 JAVIERGARCIA BLANCO

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"""i;'Ji,ii:'"11.";.-
.:::i1:;;;"'.^"-

Documentos ofiaales que recogen el test¡monrc de Lonnte Zamora.


La Fuerza Aérea de los Estados Untdos invest¡gó a fondo el caso.
Conclusión : INExPLtcADo.

nocer que aquélera el mejor casode todos los investigadospor


la FuerzaAérea de los EstadosUnidos. He aquí el fragmento
de un trabajopublicadopor Quintanillaaen el que da su opi-
nión sobreel suceso:

No hay duda de que Lonnie Zarnora vio un objeto que


dejó una honda impresión en é1.Tampoco puede cuestio-
narsela credibilidad de Zanora. Es un oficial de policía se-
rio, un pilar de su iglesia, un hombre versadoen reconocer
vehículos aéreosen su zona. Está desconcertadopor lo que
vio y, francamente,nosotrostambién. Este es el caso mejor

a Jn., Héctor, investigationof UFOs", Studiesin Intelligence


Quwrenue "The
(CIA), núm. 10, otoño de 196ó, pp. 95-l 10. La publicación donde apareciódicho ar-
tículo era una antigua revista clasificada (secreta)de la mismísima ClA. En enero de
l98l el ejemplar donde aparecíael artículo de Quintanilla fue desclasificadopara su
distribución libre, siguiendo las directncesdel FOIA (Freedomof Information Act).
HUMANOIDES 79

documentadoque conocemos,y todavía no hemos sido ca-


pacesde encontrarel vehículo o cualquierotro estímuloque
atemorizó aZamora hastael punto de llevarle al prínico.

GaryWilcoxtambiénlos vio...en NuevaYork

Lonnie Zarnorano lo sabía,pero aquel mismo día otra per-


sonahabíasido protagonistaen los EstadosUnidos de un ex-
traño sucesoque aún perrnaneceinexplicado.A cientosde ki-
lómetrosde Socorro,en el condadode Tioga (estadode Nueva
York), un granjero llamado Gary Wilcox había vivido una ex-
perienciano menos sorprendente.
Perolo que más nos interesade estenuevo incidentees que
la descripciónque dio el testigo de lo observadorecuerdasos-
pechosamentea lo relatadopor Lonnie Zarnora.¿Acasovieron
amboslo mismo?Creo que nadiemejor que el propio Wilcox
para relatarnossu experiencia.A continuaciónincluyo la de-
claraciónjurada que realizó en presenciadel sheriff Taylor y
su ayudante,el agenteWilliams, días despuésde su increíble
encuentro:

Yo, Gary Thelbert Wilcox, declaro que cumpliré vein-


tiocho años el día 7 del presentemes, habiendo nacido el
7 de mayo de 193ó en Endicott (Nueva York). Vivo en la
R. D. número I, valle de Newark (Nueva York) con mi es-
posa,Judith Linda. Trabajo en mi propia vaqueríay me gm-
dué en la escuelaelementaldel valle de Newark en 1954.
Sobrelas diez en punto de la mañanadel pasadoviernes
24 de abril de 1964, me encontrabaesparciendoestiércol
con mi tractor en uno de mis campos situado al este de mi
casa.Mi casaes la segundaa la izquierda en Ia carreterade
Davis Hollow, un ramal de la carreterade Wilson Creek que
atraviesael valle de Newark. El tiempo era despejadoy bri-
llaba el sol. La tierra estabaseca.Miré hacia lo alto de la co-
lina y pude ver un objeto brillante en la cima de la misma.
En ese momento pensé que se trataría de un refrigerador
80 JAVIERGARCÍA BLANCO

abandonadoque yo sabíaestabaallí. Pero al mirar de nuevo


me di cuentade que el objeto no debíaser el refrigerador si-
no alguna otra cosa.Entoncesempecéa conduci¡ el tractor
y el remolque con el estiércolcolina arriba, hacia el objeto.
La distanciaenüe la basede la colina, desdedonde percibí
por primera vez el objeto, hastala cúspide seránunos sete-
cientosveintemetros.
Cuando llegué a unos noventa metros, empecé a creer
que podría tratarsedel depósito desprendidodel ala de un
avión. No estabaasustadoni nada por el estilo. Detuve el
tractor en ese punto y decidí continuar andando.Lo prime-
ro que me llamó la atenciónes que estabaelevadosobre el
suelo y que medía algo más que un automóvil. Tenía una
forma oblonga, como un huevo. No se veían juntas, rema-
ches ni nada similar. Era totalmente liso y de color alumi-
nio. Lo toqué,y el metal era más duro que el aluminio,no
se hundíacon mi presión.No pude comprobarsi se limitaba
a flotar o estabaposadosobre algunaspatas.Sus dimensio-
nes seríanunos seis metros de largo, ciento veinte centíme-
tros de alto y unos cuatrocientoscincuentao cuaffocientos
ochentacentímetrosde ancho.Al tocarlo no pude notar nin-
guna vibración o sonido, ni tampoco una temperatua supe-
rior a lo normal.
Mientras lo tocaba, dos pequeñoshombrecillos de un
metro y veinte centímetrosde estaturasalieronde debajodel
mismo. No sé cómo llegaron allí. Cada uno de ellos llevaba
una bandejade unostreinta por treinta centímetros.Parecían
hechascon el mismo material que la nave. Las bandejases-
tabanllenasde terronescon vegetación.Me encontrabaape-
nas a treinta centímetrosde la nave. De ahora en adelante
me referiré al objeto como la nave, aunque al principio lo
consideraseun depósito.Los dos hombrecillosempezarona
acercarseandandohacia mí desdedebajo de la nave. Se de-
tuvieron al llegar a unos noventa centímetrosde mí, y en-
toncespareció que uno de ellos me hablabadiciendo: <No
esté asustado,ya hemos hablado antescon otras personas>.
Susvocesno sonabancomo ningunavoz que puedades-
cribir. Podía entenderlo que decían,pero no podría asegu-
rar que hablasenen inglés. Uno de los hombres estabasi-
HUMANOIDES 8l

tuado detrás del otro. Podía ver cómo ambos serestenían


brazosy piemas,como los nuestros.Pero no puedoasegu-
rar lo mismo sobre manos ni pies. Eran bastantecorpulen-
tos paraserunosindividuostan bajos.No podíadistinguirsi
teníanhombroso no, parecíanbajar recto. No teníancara,es
deci¡, ojos, orejas,boca o pelo. La voz parecíaprovenir de
su entomocercanomásque de ellosmismos.Lavozera cla-
ra, pero no puedo asegurarque proviniese de ningún lugar
de su cuerpo. Parecíanllevar una vestimentaque les cubría
completamente desdedondeestaríala cabezahastael suelo.
Cuando alzaban los brazos, podía notarse una arru-
ga a nivel de donde estaríael codo. El color de este traje
cubrelotodoera blanco con reflejos de aluminio, y com-
pletamenteliso. No se veía rastro de pelo. Lo único que
pude descubrir eran esasalrugas en los codos al mover los
brazos.
Ellos dijeron: .Venimos de lo que tú conocescomo el
planetaMarteo.Y me preguntaronqué estabahaciendo.Les
dije que lo que estabahaciendoera esparcirestiércol.Me
pidieronque les explicasecon más detallequé era eso.Es-
taban interesadosen saber para qué servía ese estiércol.
Cuando les expliqué su utilidad y de dónde procedía, me
preguntaronqué otros productos utilizaba en mis cultivos.
Yo les hablé de los fertilizantesy la cal. No comentaronna-
da sobre la cal, pero se mostraron interesadosen el fertili-
zante.Les dije que lo hacíancon los huesosde animales
muertos.Mientrasles explicabasu función,me preguntaron
si podría darles un poco. Les contestéque tendía que bajar
hastala granjaparacogerlo.Entoncesuno de ellos tomó la
palabraasegurandoque estabanrecorriendoestehemisferio.
Como ya he dicho,no podíadistinguircuál hablaba.Lavoz
parecíaprovenfudel que se encontrabaal frente, más cerca-
no a mí. Les pregunté si podía acompañarles.Me dijeron
que solo podían venir aquí cada dos añosterrestres.
Su conversaciónpasabarápidamentede un asuntoal si-
guiente. Mencionaron que no debeíamos mandar gente al
espacio.Dijeron que nos estabanobservandoy aseguraron
que nosotrosno podíamos sobrevivir en Marte y que ellos
no podían hacerlo aquí, en la Tierra. Thmbién me contaron
82 JAVIERGARCIA BLANCO

que ellos extraíansu alimento del aire y que habían venido


para ver si podían aprendersobre nuestrosmaterialesorgá-
nicos porque sospechabanque la Tierra, Marte y algunos
otros planetas podían estar cambiando. Aseguraron que
existíandiferenciasen el tirón gravitatorio y que estabante-
niendo lugar algunoscambios.Me dijeron que no volaban
cercade las ciudadesporquelos humos o las partículasen
el aire afectabanel vuelo de su nave.Tratabande pasarpor
los lugares con aire puro. Parecíansaber mucho sobre los
planetas,el aire y todosesostemas,pero parecíandescono-
cer nuestraagricultura.También afirmaron que aquellosde
nosotrosque habíansido enviadosal espaciono sobrevivi-
rían más allá de un año.
Entoncesretrocedieronbajo su nave y desaparecieron.
Se agacharonun poco para pasarpor debajo. La nave pare-
cía estarflotando.Escuchéun sonidocomo el de un motor
en punto muerto, no muy fuerte.Y empezóa despegarlen-
tamentecomo planeando,en direcciónal valley la granjade
Sokoloski,desapareciendo en el cielo cuandoestabaa unos
cincuentametros.No hubo calor, onda de choque,viento,
polvo, ruido (apaltede eseapagadorumor), luz ni ninguna
otra cosa duranteel despeguede la nave.
Despuésde que se marchasen, volví con el tractorhasta
la casay llamé a mi madrepor teléfono.Le conté todo lo
que habíapasado.Entoncesme fui a ordeñarlas vacasy a
hacerlas demástareasde la granja.Sobrelas 16.30volví a
subir a la colina con una cargade estiércoly aprovechépa-
ra llevarmeun sacode fertilizante.Cuandollegué al lugar'
dondeestuvola nave,dejéel sacoen el sueloy me rnarché.
A la mailanasiguiente,volví a subir a la colinay pudecom-
probar que el sacode fertilizante había desaparecido.
He leído estadeclaracióny es verdadera.Me doy cuen-
ta de que el incidente descrito en los piírrafos anterioreses
inusual,pero solo puedocertificarque es un relatoverdade-
ro y preciso de lo que efectivamenteocurrió.

(Firmado) Gary T. Wilcox.


(Testigo)GeorgeE. Williams.
(Testigo)PaulJ. Taylor.
HUMANOIDES 83

Hasta aquí llega el relato jurado y firmado por Wilcox so-


bre su supuestaexperienciaen el estado de Nueva York, el
mismo día del aternzajey presenciade humanoidesen Soco-
rro (NuevoMéxico).Cuandoapenashabíapasadounahoraes-
casade su encuentrocon el ovni y los humanoides,Gary lla-
mó a su madrey le contó lo sucedido,y poco despuésrelataría
la historiaa otraspersonas,llegandoa oídosde su vecina,la
señoritaBaldwin, y, finalmente,hastala oficina del sheriff.
Pero ¿resultafiable el testimonio?Tiempo después,en
1968, Wilcox fue examinadopor el psiquiatra Benhold E.
Schwarz,quien le realizó numerosaspruebas,todas ellas con
resultadossatisfactorios,llegandoa la conclusiónde que el
testigo estabadiciendo la verdad.En dichos exámenespsi-
quiátricos se descartócualquier enfermedadmental, como
neurosis,experienciasdisociativasy amnésicaso algunaten-
denciaa inventarhistoriasincreíbles.Por otro lado, el sheriff
PaulJ. Taylory su ayudante,GeorgeWilliams, tampocoduda-
ron de la veracidadde lo relatadopor Wilcox. Ademásdel tes-
timonio de numerososvecinosde su comunidady antiguos
compañerosde colegio,quienescertificaronla seriedady ho-
nestidadde Gary y toda su familia.
Sin embargo,hay un detalleque podía hacernosdudar.Se-
gún Wilcox, durantesu conversación con los humanoides,es-
tos confesaronprocederdel planetaMarte.Todossabemosque
en nuestrovecinodel sistemasolarno existevida, al menos
por lo que conocemoshastael momento.Es más, las condi-
cionesdel planetarojo hacenimposibleel desarrollode cual-
quier forma de vida inteligente.Ahora bien, ¿invalidaesto la
declaracióndel joven granjero?En mi humilde opinión, no.
Si como creo, el fenómenoovni es un auténtico<teatrocós-
mico>> -siguiendo una definicióndel veteranoufólogo espa-
ñol Ignacio Darnaude-, la ..confesiónods los hombrecillos
en cuantoa su origenbien podríahabersido una de sus<ma-
niobras'>de distracción.Seía muy largo de explicar,pero en
mi opinión los ovnis no son de origenextraterrestre -al me-
nosno en el sentidoestrictode la palabra-, sino que másbien
84 JAVfERGARCÍA BLANCO

esoes lo que pretenderíahacernoscreerla supuestainteligen-


cia que seescondetrasel fenómeno.Por tanto,es muy posible
que el encuentrode Wilcox fueraauténtico,aunquelo que di-
jeron las entidadesal testigono lo fuera.
De cualquiermodo, no deja de resultarmuy interesanteel
hechode que el mismo día que Zamoradescribióel extrañoar-
tefactoaterrizadoen Socorroy a sustripulantes,Wilcox hicie-
ra lo propio, describiendouna escenasimilar a cientosde ki-
lómetros,y sin que ningunode ellostuvierala másremotaidea
de lo que le habíaocurridoal otro. De hecho,esteno se ente-
raríade lo ocurridoal agentede policía hastadíasdespués.
Por si fuera poco,algunasde las ,.profecías>sobrelos as-
tronautashumanossanunciadasa Gary por los <marcianos,
llegarona cumplirse,al menosen parte.Como recogeel in-
vestigadorBenholdE. Schwarzen su excelenteanálisisdel ca-
soÓ,los astronautasVirgil A. Grissom, ademásde Edward
H. White y RogerChafee,murieronduranteel incendiode la
naveApolo el27 de enerode 1967.Pocodespués,cuandose
cumplíanexactamente tres añosdel encuentro,el cosmonauta
rusoVladimir M. Komarovfallecíatrágicamenteen el espacio
el24 de abril de 1967.

Un gigantede más de tres metros

Despuésdel relatodeZamoray Wilcox, viajemoshastaEs-


hastael pueblode La Escala,en
paña.Y más concretamente,
Gerona.En marzo de 1997 dos policíaslocalesde dicha po-

5 Durantelas declaraciones realr¿adas por Wilcox a vanas personas,entreellas


los agentesde la oficrnadel sheriff.el testrgomenclonóque los "marcranos"le habían
advertrdoque los astronautas Glenn y Grrssomy otros dos cosmonautasrusosmon-
rían antesde un año.
ó Recomrendovlvamentea los rnteresados en el casoWilcox que repasenel ca-
pítulo dcl lftro UJi l)tnamrcs ( I 98-3). escrrtopor ScHwitttz.cuya traduccrónse inclu-
yó en el núm. 2'1 (-l " época) de la pubhcacrón española Cuudcrnos de Ufttlogíu
(http://wwwanomahaorg/)
HUMANOIDES 85

blación iban a protagonizar uno de los encuentroscercanos


más interesantesy destacadosde los últimos años en la ca-
suísticaespañola.
Manuel Caballero y Manuel Delgado sumanentre los dos
más de cuarentaaños de experienciacomo miembros de las
Fuerzasde Seguridaddel Estado.Según sus compañeros,su-
periores y conocidos son personasserias,fiables y honradas,
quejamás inventaríanuna historia como la que acabaríancon-
tando a periodistase investigadoresdespuésde su experiencia.
De origen extremeñoy andaluz,respectivamente,los policías
llevabanvarios añosdesempeñandosu labor como policías lo-
calesen la población gerundensede La Escala.Ambos habían
vivido experienciaspeligrosascomo policías,pero ninguno de
ellos imaginabalo que les esperabaaquellamadrugadadel 19
de marzo de 1997.
Aparentemente,aquella iba ser una noche más: una tran-
quila ronda nocturnapor los alrededoresde la poblacióna bor-
do de su todoterreno.El reloj marcabacasi las tres, y todo
transcurríaen calma, como solía ser habitual. Los agentes,si-
guiendo una rutina diaria, comenzarona ci¡cular lentamente
por una pequeñacarreteraque une las localidadesde Torroella
de Montgrí y La Escala.
Cuando se encontrabanen las cercaníasde las pistasde
knrts, Manuel Caballero observó algo en el cielo que llamó
su atención, y exclamó: qué Luna más grande!"
"¡Mira
Tardaríanpoco en comprobar que aquel objeto esférico y de
luminosidadanaranjada-rojiza no era nuestrosatélite.La bo-
la de luz comenzóa descendermuy despacio,al tiempo que
se aproximabahastael coche de nuestrosprotagonistas,co-
locándoseen paralelo a ellos. Tras avanzarunos metros,el
Patrol llegó hastaun cruce cercano,y entoncesla ..Luna>rse
situó frente a los agentes.Fue en ese momento cuando se
percataronde que estabanante algo realmenteextraño.El ov-
ni se encontrabaa unos cincuentametrosde distanciay sus
dimensiones--que los testigos comp¿uaronmuy plástica-
mente con las de una plaza de toros- debieron ser suficien-
86 JAVIERCARCIA BLANCO

tes para que Caballero,que se encontrabaal volante,intenta-


ra echarmarchaatrás.
Sin embargo,su intento resultófallido, ya que la caja de
cambios del vehículo había quedado misteriosamenteblo-
queada.Volvieron a contemplarel gigantescoglobo de luz;
aquellaesferano tenía, al menos aparentemente, puertasni
ventanas.Perolo másextrañoes que, pese a susdimensiones,
el objetono emitía ningún sonido.Manuel Delgado,que ocu-
pabael asientodel copiloto y que parecíamenosasustadoque
su compañero7, se armó de valor y decidiódescenderdel co-
che patrulla con la intención de realizaruna fotografía a aquel
misteriosoobjetoluminoso.Cuandosedisponíaa presionarel
disparadorde la cámara,la esferacambió de color, y en su in-
terior comenzóa vislumbrarselo que parecíaseruna figura de
aspectohumano,aunquede dimensionesdesproporcionadas.
Ambos relataríanmás tarde que aquella criatura podría medir
fácilmenteunostresmetrosy medio o cuatrode alturan.Aque-
lla silueta que se dibujabaen las entrañasdel ovni parecía
manteneruna posturaamenazante, con los brazossituadospa-
ralelosal tronco y las manospróximasa la cintura.En aquel
precisoinstante,un destellode luz surgióde la esfera,ilumi-
nándolotodo con un tono rojizo. A continuación,el ovni co-
menzóa cambiarde forma y seelevó alavez que acelerabasu

7 Segúnel ufólogo catalánJordt Oltveres,que pudo entrevlstara ambostesttgos


(véase núm. l). Manuel Delgadoya
L)ntgnrus,
"El grgantede La Escala",monográfico
habíasrdotestrgode un anlenoravrstamlento.aunquemenosespectacular, en I 990. En
aquellaocasrón.tambrénpudo contemplarcómo una esferade luz se aproxtmabaa su
coche.SegúnOhveres.estedetallepodríaexplrcarque estuvleramenosasustadoque
su compañero.
8 Llegadosa estcpunto,no puedodelarde señalarla sorprendente slmllltud entre
el relatode los polrcíasde Geronacon otro suceso.no mcnosconoctdo,que constltu-
ye todo un clásrcodentro de la casuísttcaulblógrcaespañola.Evldentemente, me es-
toy refinendo ----comohabránadtv¡nadomuchos lectores- al casode los .grgantes de
Gálda¡", ocurndoen las lslasCananasen lunlo de 1976 Un aquelencuentro.que mo-
trvó rnclusola elaboracrónde un informeconfidencraldel E1ércrtodel Arre español.el
doctor Padrónobservóuna granesl'eracon dos humanordes de gran tallaen su interltlr,
mlentrasvra]abaen un taxr en dtrecclóna la casade una pactente.
HUMANOIDES 87

marcha,hastaque acabópor confundirsecon el restode estre-


llas del firmamento.
Tras su regresoal cuartel, los agentesredactaronel corres-
pondiente informe, relatando todos los pormenoresde aquel
insólito suceso.Sus compañeros,conociendola honestidady
seriedadde Delgado y Caballero,no pudieron hacer otra cosa
más que dar por auténticosu relato.
Perolas cosasno terminaronahí. Días despuésdel encuen-
tro con la esferay su tripulante,Manuel Delgadocomenzóa
sufrir una seriede molestiasen uno de susojos, hastael pun-
to de que llegó a perder parcialmentela visión. Puederesultar
muy aventuradovincular el encuentrocon el ovni y la dolen-
cia de Delgado, pero recordemos que fue precisamenteél
quien permanecióen el exterior del coche y, por tanto, resultó
másexpuestoal objetoy al destellode luz lanzadopor é1.Ade-
más, curiosamente,Manuel Caballero experimentóel efecto
contrario.Me explico.Desdehacíavariosmeses,el policía su-
fría una leve dolencia cardíacaque, sorprendentemente, des-
apareciósin.dejarrastro tras la misteriosaexperienciae.

Los humanoidessubmar¡nosde Juan Ballesta

Curiosamente,el pueblo gerundenseya había sido escena-


rio de un encuentrocercanocon humanoidesde características
no menossorprendentes. Todo ocurrió duranteuna de las olea-
das ovni más importantesvividas en nuestro país, la corres-
pondientea los años 1968-1969.El23 de septiembrede 1968,
varios periódicosdifundían una nota de la agenciaCifra en la
que serelatabauna insólita experienciaocurridaen la localidad.
Dos días antes,el 2l de septiembre,el pescadorJuan Ba-
llesta se encontrabafaenandocon su pequeñaembarcacióna

' Toda la rnvestlgaclón,documentosy fotografías sobreel caso de los pohcíasde


La Escalase encuentraen Enrymassm resolyer/, Iker Jrménez,Ed. Edaf, Madnd,
1999.
88 JAVIERCARCIA BLANCO

escasoscien metrosde la playa de La Escala.Eran más o me-


nos las tres de la madrugada(como puedecomprobarel lector,
la hora coincide prácticamentecon la proporcionadapor los
policías) y Juan pescabatranquilamente.De pronto, el pesca-
dor observócómo un extrañobulto surgíade las aguas.En un
principio, pensóque se tratabade una simple boya. Pero ape-
nas tuvo tiempo de pensaren nada más. Repentinamente,un
segundobulto idéntico al anterior emergió del mar. Aquellos
extrañosbultos fueron levant¿indose y, antela sorpresay el ho-
rror de Juan Ballesta,comenzarona adquirir la forma de dos
seresde aspectohumano.Segúnrelató despuésel testigo,los
rostros de aquellos extraños eran completa-
"submarinistas>
mente amarillos y vestíanunos trajes de color negro.
Evidentemente,al pescadorle faltó tiempo para salir de allí
y, con el sustoaún metido en el cuerpo,decidió acudir hastael
cuartel de la Guardia Civil para relatarleslo ocurrido. Tras es-
cuchar la sorprendentehistoria, varios númerosde la Benemé-
rita acompañaronal pescadorhasta la playa, pero allí ya no
quedabael más mínimo rastro de aquellosextrañosseres.
Capítulo 4

Balascontra
el misterio

voLAR su imaginaciónpor un momentoy pón-


J\emn
en la siguientesituación:despuésde una apaci-
I f Sanse
t-, ble y entretenida jornadade caza(por poner un ejem-
plo) ustedestácirculandocon su coche,de vuelta a casa,por
una carreterasecundaria,solitaria y tranquila. Por única com-
pañía tiene al locutor de una emisorade radio, a su fiel perro
y, en su maletero,un rifle de caza que acabade utilizar en su
día de ocio. No hay nadani nadieen kilómetros a la redonda...
o al menosesoes lo que ustedcree.
Al tomar una curva bastantepronunciada, su coche co-
mienza a pegartirones, como si perdierapotencia,mientrasa
unas decenasde metros observaun extrañoresplandor.El au-
tomóvil sigue en marcha, aunque cadavez pierde más y más
velocidad,hastaparecerque el motor va a apagarsede un mo-
mento a otro. Mientras maldice su mala suertepensandoen
una repentinae inoportunaavería,se da cuentade que el res-
plandor que ha visto desdeunos metros atrás proviene de un
objeto discoidal que se halla posadoal borde de la carretera.
Para completar tan absurday surrealistaescena,junto al
disco luminoso observa una figura, aparentementehumana,
con una talla descomunaly un aspectoaterrador.Mientras se
preguntaqué demoniospuedeser aquello, su coche se detiene
por completo y las luces se apaganrepentinamente.Cada vez
90 JAVIERGARCÍA BLANCO

más nervioso,intenta¿urancarel cocheuna y otra vez, pero no


tiene éxito. Parececomo si la bateríasehubieraagotadode re-
pente.Entonces,aquellafigura gigantescacomienzaa despla-
zarse,lentamente,en dirección a su coche.Apenas le separan
veintemetrosde é1.Nota cómo el vello de su nucay brazosse
enzan,y una idea cruza por su mente:el rifle que descansaen
el maletero.

La anterior escena,que puede parecerel comienzo de un


mediocreguión cinematográfico,ha tenido casi con seguridad
su versiónen la vida real. Créanme.Son cientos.o miles. las
personasque aseguranhaber tenido un encuentrocon un ovni
y sus tripulantesen numerososlugaresdel globo mientrascir-
culabancon suscochespor carreterassecundarias.
Ahora bien,lo interesante vienea continuación.¿Cómoha-
búa reaccionadoustedante un sucesoasí?No, no me estoy
empeñandoen ponerlefrente a una experienciasemejante.Tan
solo pienseen ello. Disponiendode un armaa su alcance,y te-
niendo en cuentalo aterradordel incidente,¿habríadisparado
ustedcontraaquelser,un supuesto..hombre"del espacio?Se-
guramente,y aunqueusted se considereuna personapacíhca
y aborrezcala violencia, la respuestahabría sido afirmativa.
Al menosesoes lo que sedesprende cuandoanalizamoslos
numerososincidentesde estetipo que se conservanen los ar-
chivosde ufólogosde todo el mundo.Evidentemente, es una
reacciónlógica e incluso excusable.Antes que el sentidoco-
mún, sueleprevalecerel instintode supervivencia. Y estenos
dice que disparemosantesde preguntar...Si no me creen,lean
con detenimientolo que viene a continuación.

Elterror llegaa nuestrascasas

Sueledecirseque la realidadsuperacon crecesa la ficción.


A pesarde que puedapareceruna frase excesivamentemani-
da, yo suscriboplenamentetal afrrmación.¿Quéotra cosapo-
HUMANOIDES 91

demospens¿rcuandogentehonestay honrada,como nuestros


próximos protagonistas,relatanhechostan extraordinariosco-
mo el que varnos a abordar a continuaciín? La primera vez
que oí hablar del caso de la familia Sutton me recordó inme-
diatamentea una aterradorapelícula,La nochede los mueftos
vivientes,del directorGeorgeA. Romero.Si sustituimosa los
zombiesdel famosofilme por unos extraños.<duendes>> inmu-
nes a las balas,el resultadoes prácticamenteel mismo. Una
noche interminable, en el interior de una casa en medio del
campo,soportandoel asediode unosseres..imposibles'> cuyas
intencionesno eran, aparentemente,muy amigables. Podría-
mos pensarque los Sutton,testigosdel famosocaso,inventa-
ron su historia inspirándoseen el impactantefilme, si no fuera
por un pequeñodetalle:la películade Romero no se estrenó
hasta1968,mientrasque el sucesode Kelly-Hopkinsvilletuvo
lugar en agostode 1955.
Ahora, tras el reciente estreno de la película Señales
(Signs),de M. Night Shyamalan,me preguntosi el directornor-
teamericanode origen hindú llegó a conocer esta fascinante
historia.Quién sabe...

Aterrizan

Situémonos.Nos encontramosen la nochedel 2l de agos-


to de 1955.El lugar: una pequeñaaldeallamadaKelly, en el
estadonorteamericanode Kentucky,y situadaa unos diez ki-
lómetrosdel pueblode Hopkinsville.En aquellugar se levan-
taba la granja de los Sutton,los involuntariosprotagonistasde
una historia que resultó aterradorapara ellos. Junto a la fami-
lia -seis adultosy tres niños- se encontrabaun buen amigo
llegado desdePensilvania,Billy Ray Taylor, de veintiún años,
que habíaacudido a visitarles.
En un momentode la velada,Taylor sintió sedy puestoque
el agua se había acabado,salió al exterior para extraer un cu-
bo en un pozocercano.Cuandoya habíacaminadounoscuan-
92 JAVIERCARCÍA BLANCO

tos metros,algo llamó la atenciónde Thylor. Un extrañoobje-


to en forma de disco estabasobrevolandolos terrenosde la fa-
milia Sutton.Tras realizar varias evolucionesen el aire, el ar-
tefacto tomó tierra a unos cuatrocientosmetros de donde se
encontraba.Cuandosefijó con mayor atención,comprobóque
tenía ante sí un gigantescoartefactoque emitía una fuerte lu-
minosidad y que parecíacontenertodos los colores del arco
iris. De vuelta a la casade susamigos,y en un estadode fuer-
te excitación,Billy Ray relató todo lo que habíavisto, pero sus
anfitriones pensaronque se tratabatan solo de una broma de
su amigo y no le dieron mayor crédito. Muy pronto compro-
baríanque estabanmuy equivocados...
Cuando habían pasadounos pocos minutos, el perro de la
familia comenzóa ladrar de forma nerviosa(¿lessuena?Klkf,
el perro de Marius Dewilde, tuvo unareacciónmuy similar). En
un primer momentono le dieron mayor importancia,pero ante
los insistentesladridosdel animal,Lucky Sutton--el cabezade
familia- y su amigo Billy Ray tomaron sus armasy salieron
al exterior,esperandoencontraral intruso que pretendíaentrar
en la casa.Sin embargo,lo que vieron anteellos no tenía nada
que ver con unos ladrones.A unos seis o siete metros de la
puerta, los dos hombres contemplaron-{on una mezcla de
asombroy terror- una extrañamasade luz de forma indefini-
da que se encontrabafrente a ellos. Segúniba avanzando,los
testigoscomprobaronque se tratabade una criatura de escasa
estaturay color gris plateado,con los brazoslevantadospor en-
cima de su cabeza.El horrible ser tenía una cabezadespropor-
cionadaen relación con el resto del cuerpo,y sus orejaspun-
tiagudas eran también muy grandes. Apenas pudieron
distinguir una fina aberturaen el lugar de la boca,y sus largos
brazosterminabanen unastemiblesgarras.Paracompletartan
horrorosoaspecto,aquellafigura emitía un resplandorverdosol

' Precrsamente fue estedetalle,el del resplandorverdoso.lo que hizo que la gen-
te comenzara a hablar de estos seres como los .pequeños hombrecillos verdes de
Kelly", f6¡¡¿ s¡ la que aún hoy se conoceal sucesoen buenapane del estadode Ken-
tucky.
HUM A N OID E S 93

Representactón artísttca del terrible encuentro vtvtdo


por la famrha Sutton

que le hacíabrillar en la oscuridad.De haberseproducidoestos


sucesosen la Edad Media, seguramente los testigoshabrían
identificadoa aquelterriblesercon un duendeo un demonio.
Billy y Lucky no lo dudaronun momento.Pensaronen su
familia y en su seguridad.Apuntaroncon susrifles y abrieron
fuego contra aquella <pesadilla>que teníandelante.Incom-
prensiblemente, y aunqueteníana la criaturaa escasosmetros,
las balasno hicieronefectosobreel pequeñoser.Lo únicoque
consiguieronfue que la misteriosaentidadcorriera a escon-
derseen un bosquecercano.Los dos hombresdecidieronen-
trar en la casay, cuandoaún no se habíanrepuestodel susto
provocadopor aquella..visiónr, otro ser de similarescaracte-
rísticasse asomabapor una de las ventanasde la casa.Volvie-
ron a abrir fuego,dejandoun tremendoagujeroen la ventana.
Cuandosalieronal exteriorpara ver si habíanlogradoacabar
con el humanoide.allí no habíanadie.Mientrasse encontra-
ban en el porchede la vivienda,una de las criaturas--que se
94 JAVIERGARCIA BLANCO

había encaramadohastael tejade agarrí a Taylor por el pe-


lo, causandoel pánicoentrelos presentes.
Los disparosvolvierona resonaren la pequeñalocalidady,
de nuevo,el resultadofue el mismo.A pesarde haberimpac-
tado de lleno en el cuerpode la criatura,éstacayó suavemen-
te hastael suelo,como si flotase,y despuésseocultó entrelos
¡árboles.La familia al completose refugió en el interior de la
casaen buscade protecciór..Lo que siguió a continuaciónso-
lo se puedecalificarcomo de auténticoasedio.Variosseresse
asomabana las ventanasde la casa,mirandohaciael interior
con evidentecuriosidad.A cadaapariciónle siguieronlos co-
rrespondientes disparos,hastaque los muros y las ventanas
acabaronpareciendoel escenariode una batalla.Paraenton-
ces,los Suttony Billy Ray Taylor se encontrabancasi parali-
zadosa causadel terror.Sin embargo,lograronreunir el valor
suficientey decidieronsalir al exterioren buscade ayuda.Di-
vididos en dos grupos,montaronen dos vehículosy corrieron

Según la famrln Sutton,


una de las crtaturas se
encaramó al telado y cogró
de los pelos a uno de
los testtgos.
HUMANOIDES 95

Retrato robot de uno de


Ios seres observados en
Kelly-Hopknswlle.

a gran velocidad hasta la oficina V


del sheriff,en Hopkinsville.
Cuando Elmer <Lucky> Sutton
y Billy Ray Taylor entraronatrope-
lladamenteen la comisaría,relata-
ron con grannerviosismolo ocurri-
do al sheriff Russell Greenwell
quien, antesemejantehistoria y co-
mo era de esperar,mostró un gran
esccpticismo.Trasjurar y pcrjurar
que lo que contabanera totalmente
cierto, el sheriff accedióa compro-
bar aquella disparatadahistoria y
se dirigió a la casa acompañado
por algunosde sus hombres.Mientras,los asustadostestigos
se negarona aparecerpor su hogarhastaque los agentesveri-
ficaran que ya no había nadie.
Cuandolos oficialesde Hopkinsvillellegarona la granja,
allí ya no quedabarastro alguno de las extrañascriaturas.Sin
embargo,los agentespudieroncomprobarpor sí mismosque
las ventanasy los murosde la casaestabanagujereados por los
impactosde bala. [,a historiade los Suttonera increíble,pero
el terror que manifestabanlos testigosera absolutamente real.
Tras revisarel interior de la casay susinmediaciones, y al no
encontrarnadaextraño,el sheriff-ysusayudantes---€n la gran-
ja llegarona reunirsecercade veinticincopersonas- decidie-
ron regresarhastaHopkinsville.Con ellos seencontrabael pe-
riodista Joe Dorris, del diario The Kentuclq New Era. quien se
encargaríaal día siguientede difundir en la prensalo ocurrido
aquellanoche.El reloj marcabaya las 2.l5 horasde la madru-
sada.
96 JAVIERGARCIA BLANCO

Peropor desgraciaparalos Sutton,la pesadillaaún no ha-


bía concluido.Pocosminutosdespuésde que los agentesse
marcharan,lascriaturasvolvierona haceractode presencia. Y
la historiase repitió. Los pequeños<duendes>se asomabana
las ventanascausandoel pánicoentrelos integrantesde aque-
lla modestafamilia. Los atemorizados testigosabrieronfuego
repetidasveces.intentandorepeleraquella<invasión',surea-
lista. El asediose prolongóvariashorasmás hastaque,con la
salidadel sol, los mistedososseresdesaparecieron.

El día después

Al día siguiente,todo el condadoconocíaya la sorpren-


dentehistoriade la familia Sutton.Y en estepunto es donde
entra en juego una de las personasclave en la investigación
del caso Kelly-Hopkinsville.Bud Ledwith,un locutorde la
emisorade radio local WHOP, tuvo conocimientode los he-
chos y decidió realizaruna seriede entrevistasa los testigos
con el fin de determinarhastaqué punto su historiapodía ser
auténtica.
Aquella misma mañana,y sin pérdidade tiempo, Ledwith
pudo hablar con los seis adultosde la familia y con Taylor.
Mostrandounasbuenasdotespara la investigación,el perio-
dista entrevistópor grupos a los testigos.Ninguno de estos
gruposhabíatenidoocasiónde hablarcon los demásacercade
los hechos.Segúnse recogede las entrevistasrealizadaspor
Ledwith, todosellos coincidieronen señalarque los seresme-
dían entresetentacentímetrosy un metro. Su cabezacarecíade
pelo y teníauna forma similara la de un huevo.Los Suttonex-
plicaronque habíanabiertofuegoen numerosasocasionescon
susescopetasdel calibre doce.Y recordaronante los micrófo-
nosdel periodistaquecadavez que los disparosimpactabanen
el cuerpode una de las criaturas,lo único que conseguíanera
que cayeseflotandohastael sueloparadespuésescaparrápi-
damentehastael bosque.
HUMANOIDES 97

Al parecer,cuando un proyectil impactabaen suscuerpos,


se escuchabaun sonido metálico. Tambiéndeclararonque los
..duendesnseacercabanhastaellos con las manosen alto, aun-
que no sabíansi setratabade un gestopara indicar que no que-
rían hacerlesdaño o más bien todo lo contrario.Ante la duda,
los Sutton decidieron abrir fuego. Otra de las cosasque re-
marcaronlos testigosfue que aquellosseresparecíanser muy
ligeros, ya que cuando saltabande los árboles no caían brus-
camente,sino que bajabanflotandomuy despacio.
CuandoLedwith enseñóa los testigosun dibujo que había
realizadosiguiendosusindicaciones,todoscoincidieronen se-
ñalar que aquelloera lo que ellos habíanvisto. Tan solo dis-
creparonentreellos en algunospequeñosdetallesreferentesal
torsoy lacara de aquellosseres.

¿Fraudeelaborado?

Su alucinantehistoria resultabamuy difícil de creer,y la


mayoría de los vecinos del lugar pensaronque todo se trataba
de una broma.Thn solo el señorLedwith y aquellosque cono-
cíanbien a la familia dieroncréditoa la historiade los Sutton.
Fue el propio Ledwith quien descartóque todo setratasede una
broma o un fraude elaboradoconscientemente. ¿Quéganaban
aquellaspersonassencillasinventándoseuna historia semejan-
te? Si lo que buscabanera un beneñcioeconómico---{osa que
no ocurrió-, ¿por qué destrozaríansu propia casaa balazos?
Las reparacionesque tuvieron que realizar para arreglarpare-
desy ventanasles supusieronun gastoconsiderable.Si a esto
añadimoslas molestiascausadas por cientosde curiososy pe-
riodistas,y el hechode convertirseen la comidilla del pueblo,
creoque los beneficiosfueronmás bien escasos.
Solo un pequeñodetalleempañóla credibilidadde la fa-
milia Sutton.Cuandolos hechoshabíanalcanzadoun alto gra-
do de publicidad,numerososcuriososse acercaronhastalos
terrenosde la familia para ver a esaspersonasque decíanha-
98 JAVIERGARCIA BLANCO

EI destacado ufólogo
l. Allen Hynek
y la ¡nvesttgadora
Isabel Davis
realizaron sendas
¡nvest¡9ac¡onespara
determ¡nar el or¡gen
del encuentro.
Los dos co¡nc¡d¡eron
en que el caso
era sumamente
creíble.

ber sido asediadospor criaturasextraterestres.Esta avalancha


de curiosos,ademásde resultaraltamentemolesta,comenzóa
causardañosen los camposy terrenosde la familia, por lo que
decidieroncobrar un dólar a cada personaque quisiera entrar
en susterrenos.En cuantola prensatuvo conocimientodel co-
bro de dicha <entrada', no dudó en calificar a los protagonis-
tas de farsantesy dieron por cerradotodo el asunto.En mi opi-
nión, la actitud de los Sutton al cobrar una entradano indica
que hubieraninventadola historia.
Es más,creo que es totalmentenormal si tenemosen cuen-
ta que cuandola historia sedifundió por todo el estadoy la gen-
te comenzóa invadir literalmentesusterrenos,la finca de la fa-
milia se convirtió en poco menosque una feria. Los auténticos
sinvergüenzas fueron todos aquellosque, aprovechándose de la
difusión del suceso,montaronpuestosde perritoscalientesy de
recuerdosen los terrenosde los Sufton.Imagino que la pacien-
cia de aquellosgranjerosde Kentucky tenía un límite, y vieron
en el cobro de una entrada una forma de reducir el número de
curiososy aprovechadosque habíantomado su propiedad.
A pesardel dictamende la prensa,la mayoríade las perso-
nas que investigaronel sucesollegaron a la conclusiónde que
aquellahumilde familia de Kentucky decía la verdad.Un año
despuésde que tuvieran lugar aquellosaterradoreshechos,la
investigadoraneoyorquina Isabel Davis llevó a cabo una in-
vestigaciónmuy exhaustivay no encontróninguna contradic-
ción en sustestimonios.
HUMANOIDES 99

El propio J. Allen Hynek, que investigó el caso años des-


pués,no encontrómotivos para dudar del testimonio de aque-
llas personas,que le parecieronhonestasy sinceras.Hynek lle-
vó a cabo una serie de indagacionescon la finalidad de
determinarsi en aquellasfechasexistíaalgún circo en las pro-
ximidades.Segúnel parecerde algunosescépticos, los movi-
mientos y la actitud de aquellos.rduendes>se asemejabamu-
cho a la de algunos simios, y llegaron a proponer que varios
monos de un circo podríanhaberseescapadoy ser los causan-
tes del caso.Aunque se conñrmó la presenciade uno de estos
espectáculosen las proximidades,esteno incluía monos entre
susactuaciones.Además,de habersetratadode simplessimios,
deberíahaberseencontradoel cadáverde alguno de ellos, ya
que los testigos-{omo hemosviste juraron haberacertado
con susdisparosa aquellosseresen más de una ocasión.Ade-
más,¿desdecu¡ándolos monos (<caen>> flotando hastael suelo
cuandoalguienles dispara?
No me resistoa recogeraquí una declaraciónrealizadapor
uno de los policíasde Hopkinsvillea la mañanasiguientede
los hechos.Segúnrecogió el periódico The Kentuclq New Era
en una de sus primeras crónicas sobreel encuentro,la mayo-
ía de los agentesque acudierona la granjade los Sutton sene-
garon a dar su opinión personalsobreel testimonio de Lucky
Suttony su familia.
Sin embargo,otro oficial de policía, que aquella noche no
estabade servicio, no dudó en concedercredibilidad a la ab-
surdae increíble historia de los granjerosde Kentucky.El sar-
gento Frank Dudas-así se llamabadicho agente-, había si-
do testigo del avistamientode tres <platillos volantes>> en la
misma zona, aunqueel verano anterior. Ante la pregunta del
periodista del Kentucl<yNew Era, Dudas respondió sin titu-
bear:<<Yosé que lo vi. Y si yo los vi, la historiade Kelly cier-
tamentepodría ser auténtica>2.

2 The Kentucxy\
New Era,22 dc agostode 1955.
100 JAVIERGARCÍA BLANCO

Los búhos se llevanla culpa de nuevo

Puedep¿recerincreíble -incluso más que la propia histo-


ria de los Sutton-, pero los <<escépticos> volvierona hacerlo
de nuevo. Si la hipótesisde unos monos huidos de un circo
ambulanteresultababastantecómica,la última de las explica-
cionespropuestapor los autodenominados escépticoses aún
más hilarante.¿Lo adivinan?Puessí, segúnestos<investiga-
doreso,los humanoidesde Kelly no eran otra cosaque búhos
o lechuzascomunes.Da la impresiónde que el pobrebúho es
el as en la mangade cualquierescépticoa la hora de dar por
zanjadoun caso.
Y volvemosa los mismos argumentosdel caso de Flat-
woods.¿Acasola gentedel campo.acostumbrada a vivir en la
naturalezay entre los animales,no es capazde distinguir un
búho o una lechuzade unos extrañosserescon aspectode
duende?¿Acasolos búhosy las lechuzasnorteamericanas son
distintasa las del restodel mundoy resultaninmunesa los im-
pactosde bala?Por otro lado,los testigosdejaronbien claroen
susdeclaraciones que los seresque ellos habíanobservadoca-
recían de pelo. Incluso destacaronque les había llamado la
atenciónel hechode que aquellascriaturasmostrabanuna ca-
bezatotalmentecalva.¿Vieronquizá algún tipo de búho o le-
chuza que padecíade alopecia?

F¡cha del caso


ex¡stente en
Ios archivos
del Proyedo
LrbroAzul
de la
Fuerza Aérea
norteamer¡cana. l
HUMANOIDES l0l

Documento
oficial elaborado
por el doctor
loseph Allen
Hynek sobre
el encuentro
de Kelly-
Hopkinsville.

Ch¡di¡fd¡o.ut.d bl üG út¡lr h¡J b.ci h'.r:¡r.td tt


ro @ lñ E dd.¡Ul{ ¡ a cr cy ¡ ! sr {g ú d t l .¡ ! l i I .r ttl l ..
. c@Bcb¡ nakl. fb . &!i $ ¡ t Sr ¡ t. Pd l c. b r r .u ¿r .ó !t. .ú .
¡!¡ üú r@ñ d ¡d*1. .? - ...- .r ¡ :. D r l U . !.. '- < ..
ruI¡tt. cú! lftrt ¡r F.¿cUút. t:.. ,<t:. Aru. á ¡¡ ¡ i,.r .{
ü pq¡a c4grald b ur cu..

I &a lt.b.l¡€ hrL b ¡ .q ¡ . .{ ¡ ' ¡ ...


¡d ! *d r a . .opt. { :.. tt h .. b ? .i .:d . ( t. . .. : r ;
'- ¡ ^ r ..

En fin, como decía,la "hipótesis>escépticaresuhaaún miís


increíbleque el relato de los testigos.Por desgracia,estaes una
de las peoreslacrasa la que tenemosque hacer frente los in-
vestigadores.Estosfalsosescépticos-en realidadno son otra
cosaque simplesnegadores- cometensiempreun error gana-
fal a la hora de iniciar una investigación.Ellos partende la pre-
misa de que no puedeexistir nada<<extraño>>. No dejanpie a la
posibilidad de que puedaproducirseun hecho sin explicación
para nuestraciencia actual. De modo que acudena .<indagart>
bajo la premisade que el casoen cuestiónes un fraude elabo-
rado por los protagonistas,o bien se trata de un error de identi-
ficación. Y se acabó. Un investigadorserio y consecuenteno
puedecerrarlas puertasde esamanera.
Es cierto que nuestrocometido consisteen resolver miste-
rios y no en crearlos,pero no por ello debemoshacer encajar
alafuerza una solución en un casocuandoen realidaddesco-
nocemosqué causórealmentedicho suceso.Cuandose lleva a
cabo una investigación,hay que tratar por todos los mediosde
identificar al causantedel avistamientodel encuentro-ya sea
t02 JAVIERGARCIA BLANCO

Dibujo del objeto observado


por Billy Ray Taylor antes de
que comenzara el asedto de
los humano¡des a la granla
de los Sutton.

El periódico The Kentucky New


Era recogió el suceso al día
stgutente de ocurnr los
hechos.

un fenómeno meteorológico,una aeronaveconvencional,un


satélite,etc.- o, en su caso,demostrarque se trata de un frau-
de. Solo despuésde haber eliminado cualquier explicación
convencionalpodremosca-
talogar como <<noexplica-
do> un sucesoque hayamos
podido investigar.Y recor-
demos que esa etiquetade
<inexplicable>> puede muy
bien ser temporal. Quizá
con el pasodel tiempo apa-
rezcan nuevos datos que
nos permitan identificar el
factor agenteque causó un
avistamientoo un encuen-
tro antes catalogadocomo
<no identificado>.
Otro
Sin embargo, estos fal- d¡bujo que
sos escépticosactúanal re- representa
vés.Cualquiercasodel que a tos
<duendes>
tienen conociniento y que
de Kelly.
HUMANOIDES 103

se decidena <<investigaoes a priori tomado como fraudulento


o como una mala identificación de los testigos. No dejan la
puerta abiertaa otra posibilidad. Un científico -y que conste
que yo no soy más que un simple investigador- ha de man-
tenerseabiefo a cualquier posibilidad. Será despuésde un
exhaustivoanrflisisy estudiodel casoen particularcuandopo-
drá hacer un dictamen o emitir un veredicto sobre el mismo.
De otro modo es imposible que la ciencia avance.Por desgra-
cia, cuandouno de estos<<escépticos>> se encuentracon un ca-
so muy fiable que ha sido calificado como ,<inexplicable>,él
se empeñaráen darle una explicación <racional>> sea como
fuere. Pronto sacaránde su mangaa los búhos,monos de cir-
co, chimeneasde una refineríao los ..Venus>> de turno. No im-
porta que dichas explicaciones sean más absurdas que el pro-
pio relato del testigo. Es igual, ellos ya han encontrado la
soluciónal misterio.¡ChaPó!

Soldadosfrentea humanoides

Continuandocon nuestrorepasopor aquelloscasosen los


que los testigosllegaron a abrir fuego contra los supuestostri-
pulantesde los ovnis, no podemosobviar una seriede hechos,
todos ellos ocurridosen España,en los que se cumple estaca-
racterística.
El motivo por el que he decidido incluir dichos sucesoses
que en estoscasosse da una circunstanciaconcretaque los ha-
ce especialmenteinteresantes:todos ellos tuvieron como pro-
tagonistasa miembrosdel ejército de nuestropaís.Y lo que es
más: los cuatro incidentesposeenunas característicasmuy si-
milares,casi idénticas.

El primer incidente se dio a conoceren las páginasdel nú-


mero 193 de la revistaAIgo (yadesaparecida),correspondien-
te al mes de enero de 1972,y más tardeAntonio Ribera se hi-
zo ecode la información en su übro lns doce triángulos de la
t04 JAVIERGARCIA BLANCO

muerte (Plaza & Janés,1987).El afículo publicado por la re-


vista estabafirmado por un tal Fiched y relataba unos sor_
prendentessucesossupuestamente ocurridos en la basede ra-
dar de Rosas(Gerona)a.Segúnel reportaje,durante la noche
del 25 de marzo de 197| ocho soldadosde la policía aéreay
un cabo tuvieron la desgraciade vivir un aterradorencuentro.
La noche transcurríacon normalidad,y los jóvenes milita_
res se encontrabande un momento de ocio frente al televisor.
Sin embargo,algo rompió aquellacalma.Los perrosde vigi_
lancia de las instalaciones-pastores alemanes_ no dejaban
de aullar lastimosamente. Acabada la película los soráados
decidieron acostarse,pero la llegada repentina de uno de
ellos, un joven llamadoLeandro,estropeósusplanes.El mu_
chacho,visiblementenervioso,pidió a sus compañerosque
salieranal exterior.Así lo hicieron, y cuando miraron al ciilo
todospudieroncontemplarla presenciade un disco luminoso
que se movía de izquierda a derecha,y viceversa,muy lenta_
mente.
En esemomentolos aullidosde los penos aumentaronen
su intensidady para mayor sorpresade los reclutas,el objeto
aceleróbruscamenteperdiéndosede su vista. El cabo decidió
ir en buscade los perros y, acompañadopor el encargadode
los animales,se acercaronhastalas perreras.Allí encontraron
a los canesmuy alborotadosy nerviosos,y el cabodecidiósol_
tar a Narvik, su perro favorito. Este salió disparadoen direc_
ción a unas casetassituadasa trescientosmetros del edificio
principal de la base.Siguieronal animal y lo encontraronquie_
to, mirando fijamente a algo y gruñendo de forma *n"iuru_

' Al parecer' dicho seudónimo correspondíaen rearidad al cabo que


estaba al
mandode los soldadosaquellanoche.El anículo estabaescrito
en primeia persona.
r La historiade
es.osinstalaciones
miri¡aresse remontaa rg5g, cuandorue cons-
truida por milita¡es norteamericanos.Hasta I96{ fue utilizado
de maneraconJuntapor
el 875thA&CWSQ (Atcrt and Control Waming Squadron)de
la FueraAérea norte_
americana y por el Escuadrón de Arerta y Control número
4 der Ejército del Aire
español A panir de 1976pasaa convertirseen el Escuadrón
de'vigrlanciaAérea n.i-
mero 4 (EVA-4).
HUMANOIDES 105

dora. Segúnel reportaje frmado por Fiche¡ en ese momento


el cabo sintió una sensaciónextraña,como si la atmósferaes-
tuviera cargadade electricidad.
A continuaciónescucharonun ruido entre los matorralesy
creyeronver un bulto. Inmediatamentedieron el alto, y aque-
lla figura salió corriendo.En eseinstanteel soldadoencargado
de los perrosapuntó con su fusil y abrió fuego, y el cabo hizo
lo propio con su pistola reglamentaria.Ahí terminó todo. Al
día siguientelos soldadosrecorrieronlazonaen buscade san-
gre o algunaotra pista,pero no encontraronnada.Díasdespués,
el27 y el29 de maÍzo,el ovni volvió a haceracto de presen-
cia. Curiosamente,duranteel avistamientodel día 29, los testi-
gos contemplaronel paso de dos cazasPhantomde la Fuerza
Aérea cercadel extrañoobjeto no identificado.

PlayadelTaurito(GranCanaria),abril de 1991

La recopilación de incidentes humanoidescon supuesta


implicación militar en Españanos lleva hastalas islas Afortu-
nadas,habitual escenariode numerososavistamientosovni.
Sin embargo,de confirmarsesu autenticidad,el casoque
ahora nos ocupa destacaríapor méritos propios de cualquier
otro acaecidoen las IslasCanarias.Si todo sucediócomo ase-
gura el único testigolocalizado,J. A. M. S., tenemosque re-
montarnosal mes de abril de l99l. En aquellasfechas,el jo-
ven se encontrabarealizandoel servicio militar en la base
aéreade Gando5.Una noche de aquel mes de abril, llegaron
varios oficiales que le despertarona él y otros compañeros.
Apresuradamente,les informaron que tenían que salir de la
basea causade una emergencia,pero no les dieron más de-
talles.

5 Segúnel investigad<lr JclanPlanaCnvrllén,el testigono se encontrabarealizando


el sen'rciomilitar en la fecha ind¡cada.Véase fantasmas:Los casoscue nunca
"Ovnis
existreron>,.Cuademos de UJología.núm. 25-26, 3." época, 2000.
106 JAVIERGARCIA BLANCO

Pocosminutosdespués,J.A. y otros sietecompañerosvia-


jaban en el interior de un helicóptero Super-Pumadel SAR
(Servicio de Alerta y Rescate)en dirección a la playa del Tau-
rito, una zona situada al sur de Gran Canaria.Al parecer,el
EVA-21óhabíadetectadovarios ecosno identificadosen aque-
llazona, y los soldadosse disponíana averiguarde qué se tra-
taba.
Una vez en tierra, ocurrió algo inesperado.Varias siluetas
negras -así las describió el testigo- aparecieronante los
asombradosojos de los soldados.Al mismo tiempo, en el cie-
lo comenzarona observarsevarias luces no identificadasque
rodearonal Super-Pumadel ejército.Segúnel relatode J.,{.,
cuando se encontrabana escasosveinte metros de aquellassi-
luetasdispararonsus armas.Pero, al igual que sucedióen los
otros encuentrosya relatados, las balas sirvieron de poco.
Aquellas misteriosasy desconocidasfiguras aparecíany des-
aparecíana su antojo,haciendoimposible que los militares pu-
dieran hacerblanco sobreellas.
Tras 45 minutos de auténticapesadilla,las misteriosasfi-
guras desaparecieron.Según el testigo, sus superioresles or-
denaronque no mencionaranlo ocurrido con nadie, ya que de
lo contrario <argumentaríanque estábamoslocos>>. Por si todo
lo anterior fuera poco, dos semanas despuésse habría produ-
cido un segundoencuentro,prácticamenteidéntico al primero
y con los mismos protagonistas.

Morónde la Frcntera(Sevilla),1998

El último incidente de estascaracterísticastuvo como es-


cenario -supuestamente- la base aérea de Morón de la
Frontera,en la provincia de Sevilla. En noviembrede 1998,un
soldado de cinológica (cuerpo especial que utiliza peros

o Escuadrónde VigilanciaAéreanúm. 21.


HUMANOIDES 107

adiestrados)que se encontrabade guardia en las instalaciones


milita¡es escuchó..unos ruidos como de cortar chapan.Tras
dar el alto y pedir el santoy señaen repetidasocasionessin ob-
tener respuesta,el joven cargó su arma reglamentariay reali-
zó dos disparosal aire. Fue entoncescuando de entre los ma-
torrales surgió una figura de unos dos metros y ojos de color
verde fluorescente.Aquella presenciapermanecióen silencio
y el soldado,asustado,abrió fuego contra su pecho, vaciando
el cargador.
¡Perolos pioyectilesfueroninútiles!,<<aquello> continuaba
en pie y no parecíahaber sufrido daño alguno, por lo que el
testigo ordenó a su perro que se lanzaraal ataque.Cuando el
animal se aproximó al supuestohumanoide,dio un chillido y
retrocedióasustadohastasu dueño. Entoncesrecargóel arma
y volvió a disparar,con el mismo resultado.A continuación,el
ser levantó la mano y desapareciósúbitamente.

Al final,dudas

Hasta aquí los relatos-muy resumidos- de esta seriede


incidentescon supuestaimplicación humanoideen el interior
de basesaéreasespañolas.Como el lector habrá podido com-
probar,las similitudes entre todos los casosson más que nota-
bles. Ahora bien, ¿cómo sabersi nos encontramosante casos
realeso frente a simplesfraudes?
En mi opinión, el casoque tiene mayor credibilidades el
primero de todos, el ocurrido en el EVA-4 de Rosas.Aunque
en estos momentos me encuentroen plena investigacióndel
suceso, todo parece indicar que algo muy extraño ocurrió
aquella madrugadaen las instalacionesmiütares del Ejército
del Aire.
Por lo que respectaal tercer caso,el supuestarnente ocurri-
do en la isla de Gran Canaria,solo disponemosdel testimonio
de uno de los testigos.Ha sido imposible confirmar la historia
108 JAVIERGARCIA BLANCO

por otros medios. De todos modos, las similitudes con los


otros encuentrosdebenmantenernosalerta y seguir con la in-
vestigación,a pesarde que las autoridadesmilitares hayan ne-
gado rotundamentela realidad de los hechosT.
El último de los incidentes,cuyo escenariohabría sido la
baseaéreade Morón, en Sevilla, tampocoescapaa las dudas.
Tras la divulgación del casopor parte del investigadorsevilla-
no JoséManuel García Bautista en varios artículos (uno apa-
recido en internet y otro en la revista Mós Allá), el polémico
ufólogo Vicente Juan BallesterOlmos aportó nuevasinforma-
ciones.Al parecer,el investigadorvalencianose puso en con-
tacto con las autoridadescorrespondientesdel ejército del aire,
y su respuestafue tajante: no tenían conocimiento de suceso
semejanteen las instalacionesde la citada baseaérea.

lnformesoficiales

Un detalle que no hay que pasarpor alto es la ausencia


----casitotal- de informes oficialesdel ejército sobretodoses-
tos sucesos. Al menos,que se sepa.La ausenciade documen-
tos oficiales es total. Tanto Ballestercomo algunosde sus co-
laboradores-todos ellos vinculados al Centro de Estudios
lnterplanetarioso a la Fundación Anomalía- realizaron las
correspondientesgestionespara determinarsi existía algún ti-
po de informe sobrelos citados sucesos.En todos los casosla
respuestafue la misma: no existíaconocimientode taleseven-
tos. Es más, en algunade las respuestas recibidaspor dichos
ufólogos los mandos militares eran muy claros (por ejemplo,
en el caso de Morón y de Gando): tales afirmacionesresulta-
ban absurdasy sin fundamento.
Evidentemente,la preguntaque surgea continuaciónes la
siguiente:¿Hastaqué punto son fiables esasrespuestasoficia-

t loan, op. dt
PLANI CRIvLLÉN.
HUMANOIDES 109

les? Una de las máximas del periodismo de investigaciónnos


dice que hay que desconfiarsiemprede las fuentesoficiales.Si
bien es cierto que el ejército ha desclasificadootros muchos
informes sobre incidentesovni en nuestropaís, las peculiares
caracteísticas de estos incidentes los hacen muy distintos a
ojos de la seguridadnacional.Hay que teneren cuentaque es-
tamoshablandode sucesosen los que,supuestamente, objetos
no identificadosy sus presuntosocupanteshabríanvulnerado
la seguridadde las instalacionesmilitares,para después"ju-
gar>>con los soldadosy acabarmostrandosu invulnerabilidad
a los proyectilesdisparadospor estos.
Si el Ejércitodel Aire -y el Ministeriode Defensapor ex-
tensión- reconocieran,aunquefuera en lo más mínimo, que
algunode estoshechospodíantenervisos de realidad,tendrían
que explicar algo muy incómodoe intranquilizador:los objetos
no identificadosy los supuestostripulantesvistos tantasveces
en diversospuntosde nuestrageografíahan llegadoa <<violan>
la seguridadde recintos militares españoles,con el alto riesgo
que esosuponeparala seguridadnacional.l lo que es miásim-
portante,los militares dispararonsus ¿umascontra los intrusos
sin conseguirningún efecto. Los supuestoshumanoidespare-
cían inmunesa las balas.
No seríade extrañar,por tanto, que sí existaninformes ofi-
ciales sobredichos hechos,pero que las especialescaracterís-
ticas de los mismos hayan hecho poco recomendablesu des-
clasificación.Por el momento,y mientrasencontrarnosnuevas
informacionesque nos permitan avalar o desmentirlos casos
antesmencionadosdefinitivamente,debemosmostrarnosmuy
cuidadosos.Quizá el origen de alguno de estosrelatos no se
encuentreprecisamenteen lo que conocemospor fenómeno
ovni...
No puedo dejar de señalar,eso sí, que este apasionante
asuntonos lleva a un tipo de casuística-bastante abundante,
por cierte en la que los ovnis han sido vistos en las inme-
diaciones(o inclusoen el interior)de instalaciones militaresde
todo tipo. Casoscomo el del polígono de tiro de las Bardenas
ll0 JAVIER GARCIA BLANCO

Realeso el del radar de Aitana (Alicante)8son solo dos ejem-


plos. Peroesaes otra historia...

Elfatídico encuentrode Ináciode Souza

Por desgraciapara algunostestigos,las cosasno siempre


quedanen un sustode cuidado.Un casodesgraciado, que de-
beía animar a científicos e institucionesa tomar en serio, de
una vez por todas, al fenómeno de los no identificados,tuvo
lugar en 1967 en el estadobrasileñode Goiás.
El 13 de agostode aquelaño,Ináciode Souzaregresaba en
compañíade su esposaa su casa,situadaen la haciendaSanta
María, donde ejercíade guarday cuidador.Cuando se encon-
traban a escasadistanciade su hogar, Inácio y su mujer con-
templaron con asombroque en la pista de aterrizajede la fin-
caeseencontrabaaparcadoun extrañoartefactode unostreinta
metros de diámetro, <que tenía la forma de una palanganain-
vertido>.A corta distanciade aquelingenio, pudieron ver tam-
bién a tres personajesde aspectohumano.Veamoscómo rela-
tó el propio Inácio esta parte de los hechos,segúnlo recogió
Antonio Ribera en su libro Encuentroscon hum.anoides:

María y yo volvíamos de Crixás y aquellos seresya es-


tabanallí. Penséque seríagenteque veníade visita, pero me
extrañó un poco el tipo de avión que traían. Eran personas
de la misma aparienciaque nosofios, salvo que aparecían
calvos. Parecíanestarjugando y brincando como niños, pe-
ro en silencio. Cuandonos distinguieron,me apuntaroncon
el dedo y echarona correr hacia nosotros.Yo grité a mi mu-

8 De estecaso, precisamente,existe un informe oficral que no ha sido desclasifi-


cado. Véase revrctaEnignns, núm. 30.
e Hay que aclarar que la hacienda Santa María pertenecíaa un nco hacendado
brasileño que pasabalargastemporadasfuera del lugar.
HUMANOIDES lll

jer que se metiesecorriendo en casa.Como yo llevabacon-


migo una carabina,disparécontrael que teníamás cerca.En
este momento salió del <avión>,como de una lintema, una
luz verdeque me alcanzóen el lado izquierdodel pecho.Caí
al suelo. Mi mujer corrió hacia mí y recogió el arma, pero
aquellossujetosya habíanentradoen el avión, que se elevó
en vuelo vertical, a gran velocidad, y haciendoun ruido pa-
recido al de las abejas.
Tres días despuésde los hechos,el dueño de la finca, el
señorA. S. M., llegó a casa.Se encontrócon la inesperada
noticia de que su fiel trabajador se encontrabapostradoen
cama. Cuando acudió a verlo, Inácio seguíaconvencidode
que había matado a uno de aquellos <hombreso.De Souza
nunca había oído hablar de ovnis y mucho menos de plati-
llos volantes,así que seguíaempeñadoen que aquellosper-
sonajesdebían ser ladronesque intentabanrobar en la ha-
ciendade su jefe.
Tras de escucharel relato del guarda,el señorA. S. M.
acudió hastael lugar de los hechoscon la esperanzade en-
contrar cualquier rastro que confirmase aquella historia.
Quizá alguna mancha de sangredel <hombre' que recibió
el disparodel arma de Inácio. Pero no encontrónada.Cuan-
do el hacendadocomprobó que la salud de su trabajadorno
mejoraba, ya que experimentabavómitos, hormigueos y
otras dolencias,decidió llevarle hastaGoiania, la capital de
Goiás,no sin antesadvertirlede que no mencionaraparana-
da su sorprendentee inusual experiencia.
Una vez anteel médico,éstepudo comprobarla existen-
cia de una quemadurade aspectoci¡cular y unosquince cen-
tímetros de dirímeüo en el tronco, a escasadistancia del
hombro. En cuantoa los síntomas,el galenodiagnosticóque,
seguramente, estabancausadospor una intoxicaciónalimen-
ticia, probablementecausadapor la ingestade algunahierba
en mal estado.Fue entoncescuandoel jefe de lnácio relató
al médico lo que había ocurrido realmente. Sorprendido por
aquellaconfesión,y preocupadopor la auténticanaturaleza
tt2 JAVIERGARCIA BLANCO

de las lesionesdel trabajador,el médico decidió ingresaren


el hospital a Inácio y someterlea un examenmás completo.
Desgraciadamentepara el testigo, las pruebasno traje-
ron buenasnoticias.Segúnlos análisis,Ináciode Souzapa-
decíaleucemia,y la medicinano podíahacernadapor sal-
var su vida. Segúnel doctor,como mucho le restabandos
mesesde vida. Poco a poco el estadode Inácio fue empeo-
rando, hastaque la enfermedadacabócon su vida.

Dejandode un lado el hechode que estey otroscasosnos


hacenpensaren cuálessonlas intencionesde los tripulantesde
los no identificados,el asuntode los efectosfisiológicossurgi-
dos tras un encuentrocercanodeberíallamar la atenciónde
médicosy científicoshacia el enigma ovni. Es muy posible
que el desgraciado casode Inácio-u otroscomo el del espa-
ñol EmilianoVelascoy la norteamericana Betty Cashr()- fue-
ra causadopor algún tipo de radiación.Si estoes así,estaría-
mos anteuna evidenciade la consistencia físicay real de estos
artefactosy sus aparatos.Algo, recordemos,que muchos si-
guenponiendoen duda.

l0 El investlgadornorteamencano John Schuesslerha dcdrcadogran parle dc su


tlemfn a la investigaciónde incidentesovni en los que sc ha producrdoalgún trpo dc
efectofisiológicoen los testieos.Ha sido.atlcmás,uno de los investigadores que ntás
y rne.¡orha rnvestigadocl incldcnteprotagonizadopor Betty Cash y Vickre Landrum.
Ademásde hahc'rlirnrado partedcl l'amosoPanelSturrock.publrctiun llbro sobrees-
te lfpo de caxts:.IJlo-telutul ltutttttn pltrsutlo,quwl¡,f¿¡¡s (Gco GraphrcsPrinting.
1996).y otro cspecialntentc dedrc¿rdo al casoCash: Tfu (-'ushltnulrut¡t lnt itlent.
Capítulo 5

Seresvoladores
no identificados

DE LA vARIADAcasuísticahumanoide,existen
T\ENTRo
algunosrelatosque coincidenen describiruna carac-
I f
| - terísticabastantecuriosa:los seresdescritospor los
tcstigossoncapacesde volar,aparentemente ajenosa las leyes
de la gravedad,y sin altefacto alguno de por medio que les
permitadesplegartan singularaptitud.
Los doscasosque conformanestecapítulono han sidoele-
gidos al azar.Por el contrario, resultabainevitable que apare-
cieranrecogidosjuntos, ya que, como comprobaránensegui-
tJa,ambossucesossonprácticamente idénticosen cuantoa sus
características.Lo único que los separa-y quizá eso sea su
mayor garantíadeautenticidad- es el tiempo transcurridoen-
tre uno y otro (nadamenosque treintay dos años)y la distan-
cia, ya que uno tuvo lugaren Sevilla(España)y el otro en sue-
lo francés.
La preguntaque surgetras analizarcasossimilareses la
siguiente:¿hastadónde son capacesde llegar estos seres?
Aparentementesus<<poderes> p¿recenilimitados, llegandoin-
cluso a vulnerary manipulara su antojo las distintasleyesfí-
sicas,el tiempo y el espacio.¿A quiénesnos estamosenfren-
tando?
tt4 JAVIER GARCIA BLANCO

Los "diablillos" de Cussac

Cussaces un pequeñopueblo situadoen el macizo central


francés.Situadoa una altitud de 1.M5 metrosy ubicadoen me-
dio de una mesetapantanosa,el pequeñopueblo pasaríatotal-
mente inadvertidopara cualquier visitante ocasional.Sin em-
bargo, la localidad francesaguarda algunos secretosentre los
terrenosque la rodean.Algunas de las grutasy cuevasde la zo-
na cuentancon unasfabulosaspinfurasrupestresque han atra-
ído la atenciónde arqueólogose historiadores.Dejando de un
lado las fascinantesmuestrasde arterupestre,el otro hechoque
consiguiósacardel anonimatoa la poblacióngala fue, precisa-
mente,el sorprendenteencuentroque dos niños aseguraronha-
ber tenido con un ovni y susmisteriosostripulantes.
En la mañanadel 29 de agostode 1967,dos muchahosde
la localidad, los hermanosFrangoisy Anne-Marie Delpeuch
(de trece y nueve años,respectivamente),se encontrabancui-
dando de una docenade vacasde su propiedaden un pequeño
terrenode pastoubicadojunto a la carreteracomarcal57. Con
ellos se encontrabasu perro, Médor, que les ayudabaa cuidar
del ganado.
El tiempo era muy bueno, el cielo estabacompletamente
despejadoy los niños matabanel tiempo jugando entre ellos.
Todo transcurríacon la calma habitual hastaque, en determi-
nado momento, Frangoisse levantó para evitar que las vacas
atravesaran un muretede piedrasque rodeabala finca. En aquel

Los nrños
testigos del
encuentro
en Cussac,
en el lugar de
los hechos.
HUMANOIDES ll5

Pr¡mera nota sobre el caso


o Es ¡ ¿^ r ñ s H AS|L L t5 D E N OIR PION GEN I D AN 5 ...
aparecida en la publicación U N E M AC XIN E EEIOU I9 S N fE.

ufológica Lumiéres SAl N f FTOU R ¡ J ¡l vu d .r p l tl l . h o ñ ó .!


dans la Nuit. h¡b¡llar d . tr o l r p l o r g .r
¡.
d .ñ ¡
i¡ñglol,
uñ. ñ ¡ .h l n .
F..¡ l o l ¡ D-.
to u l .
b r l l l .n t. a n l r a d i vt
l! .n ¡ , ¡ r ¡ a o n ta ¡ur v¡ l l ¡ 9 .o 1 ¡ d . C a ¡ ¡ .a l C .ñ .
t¡l) t'¿tr r n g . r .ñ co ^ tr . q u l l v¡ n ¡ l r d ¡ f¡ l r r ¡n
¡ om p ¡ g n i e d r r ¡ r q vr
. C '.r r .ñ .l l ¡ ¡ t g r r d cr b r v.cl .o r q u ¡ ¡ r .ó t.l ¡
. t ¡ n ^ .'i l ¡ r ¡ . ¡ 9 ..( u ..r l ¡ l 'a .tr ¿. d ü r h .ñ Pt d .r
..rñ. r ¿t!r ¿r ( o ñ b 'r ,,r ó ñ ' ñ 6 1 r ... L .r p t.d ¡ n l
drbor¿ oou. r l '.vl ¿.r .6 t¡ ^ tt i l . t.o o ¡ c<h ) t.n l
,d rur <r q vl p r o yo q s. ¡ v'r ,l e t bu. lull. i J.
l r c ;: n o .r ¿ r u r l . ¡ .l e r .r i e l .r ¡ i vu r o l o o g cr
l d . ¡t vn . d ¡ ( h i ^ . q u ¡ tr ¡ 'a b l o u ;t!.:1 . El l . n ó ¡ ¡ p .r
l o . ¡{.. loll d c tu i t. ..r .i t
l¡,¡it o e .l cs.¡ p¡t ?t ¡ d. p l ó n g'.¡
¿.r o 't¡
Po . ¡¡
^ o v'.¡ u
l r o ut I d i r o ¡ ¡ u C ¡ o u 'l l r r d . i ¿., ¿ l r t q !. l o u t!¡
l l ¿ ¡ r ¡ <h cs r . r o ñ ¡ ñ l 1 G¡ ¡ l cu o l cr ¡ r .a o n l ! lt
",

L G D .f. d .¡ d .c¡ .^ ¡ ¡ n tr ,6 !l .r t Q.l .m .r l


d r ¡r /. ¿. l r !o ñ ,r !n . ¡ ¡ ..i t .u tr i r ó t l .¡ l o ó d ¡ ¿ñ .¡
oúr ñ. r u r .ñ l ..r r .ttb l .¡ d '.u l ¡ r t t¿ñ o l e r .g .t
1 o !l ¡u r¡lr ¡ p o r i r .n l .i l ! o u 'l l v ¡ q v.l q u a r cñ p ¡
d .,¡ o n ¡ '¡ r t ..t."Jú ¿l t d¡¡¡ l ¡ vi l l ¡ q ¡ q g 'u ¡ ¡
l c .r . prrñ. r &o n r g cn r o r r i t..l u l o s ( .1 1 . q u i l.
p ..ñ 1 .' ..^ .o ¡ l f.r ¡ l t d .r M ..l l r n ¡ ..

L D LN n' 30 s c pr ¿ - ¡ ¡ ¿ .o.b$e4361

instante,el niño pudo ver que al otro lado de la carretera,y a


unoscuarentao cincuentametrosde distancia.se encontraban
cuatro figuras que en un primer momento él identifrcó como
otros niños. Pero algo llamó la atencióndel muchacho:aque-
llos <chicos>>vestíanunasextrañasropasnegrasy su piel pare-
cía ser de ese mismo color. Cuando Frangoisy su herrnanase
fijaron con mayor detenimiento,pudieroncomprobarque jun-
to a aquellasfiguras se encontrabauna gran esfera que des-
prendíauna fuerte luminosidad.Aquella hn eratan fuerte que
incluso les dañabalos ojos cuandomiraban a la esferadurante
algunossegundos.
Inocentemente, FranEoisdecidiódirigirsea aquellosextra-
ños<<niños>>,y lesgritó: <¿Queréisvenirajugar con nosotros?>>.
En eseinstante,los humanoides-pues de eso setrataba- pa-
recieron percatarsede la presenciade los dos hermanos.En-
toncesocurrió lo imposible.Uno a uno, aquellosseresde pe-
queña estaturacomenzarona flotar sobre el suelo y, ante la
cstupefactamirada de Frangoisy Anne-Marie, fueron introdu-
ciéndoseen el interior de la esferapor su parte superior.Uno
de estosseres,el último en entrar en el aparato,elevó también
cl vuelo, pero antesde entrar en el ovni regresóhastael suelo
l16 JAVIERGARCIA BLANCO

pararecogeralgo.Cuandovolvió a elevarsede nuevo,la esfe-


ra luminosaya seencontrabaflotandoa unosmetrosde altura,
peroel pequeñohumanoideno pareciótenerningúnproblema
en alcanzarlay desapareceren su interior.
Mientrasel ovni se alejabaen el firmamento,los niñospu-
dieronescucharun suavesilbido,muy parecidoal sonidopro-
vocadocuandosoplael viento, que parecíaprovenirde aquel
extrañoartefacto.Acompañandoa aquel fino silbido, los dos
hermanospercibieronun inconfundibleolor a azufreque pa-
recía salir de la esferaluminosar.Tantolas vacasque estaban
al cuidadode los niños como otrasque se encontrabanen un
pradocercanocomenzarona agitarsey a mugir, visiblemente
nerviosas.
Cuandoalgún tiempo despuéslos niños relatarona los in-
vestigadoreslo que habíanvisto con mayor detalle,aseguraron
que el ovni, de forma esféricacomo ya hemosdicho,era total-
menteliso y aparentementeno tenía ninguna puertao zona de
entrada.Sin embargo,los humanoidessehabíanintroducidoen
él por su partesuperior,lo que hacesuponerque en aquellazo-
na, no visible para los muchachos,podíaexistir algún tipo de
entrada.
El único detalleen el que no estabande acuerdolos dos ni-
ños era el referentea un hipotético tren de aterrizaje.Mientras
Anne declaró haber observadovarias patas(tres o cuatro) re-
matadaspor una especiede discosde pequeñasdimensiones,
FranEoisno vio nadasimilar.
Otro detalle muy interesantees el correspondientea los
efectosfisiológicossufridospor el pequeñoFrangois.Pocodes-
puésde su avistamiento,y por espaciode una hora más o me-
nos, susojos no dejaronde llorar, y aparecíanbastanteirritados.
Estemolesto<efectosecundario>serepitió durantevariosdías
después,siemprecuandoel niño se levantabapor las mañanas.

I De nuevo.y como ya relatamosen cl casode Flatwoods,haceapariciónel ya


famosoolor a azufre.Naluralmente,nl Frangoisni Anne-Mariehabíanoído hablarla-
más de lo ocurridoen WestVirginia.¿Casualrdad?
HUM AN OID E S 117

Por el contrario, su hermanaAnne-Ma¡ie no experimentónin-


gún efecto similar al padecidopor Frangois.¿Quizáporquees-
ta última usabagafas'l

<Diablillosnegros))

Tras las correspondientes investigaciones, los ufólogosga-


los Joél Mesnardy ClaudePavy publicaronun interesantear-
tículo sobreel encuentroen el número 16 de la revistaespe-
cíalizadaPhénoménesSpatiaux.En dicho trabajo se recogían
con mayor detalle las característicasfísicas de los tripulantes
de la esferaobservadaen Cussac.
SegúnFrangoisy Anne-Marie,aquellospequeñcsseres,que
inmediatamente fueron bautizadoscomo <<diablillos>, debían
medir entre un metro y un metro veinte de estatura.Todos los
humanoides erancompletamente negros.Por desgracia,los ni-
ños no sabíandecir con segu-
ridad si esto se debía a que ld; ;:iürr'ffi1ró;i.i,;":i"" I
;ii"
llcvabanalgúntrajede eseco- (13 q¡is)
lFrongois ct Anne-Marie 19 onsll
lor o si, por el contrario,aquel | . onl w quqt¡e potilr horñmer ncirsi
l. ,.; dóborquer d'unG ¡oucoupc volqnlG'
cra el tono de su piel. I s.w. ¡rout - D.É¡i bo!¡'u ¡A
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tlcs, Frangois y Anne-Marie I .rd; rr¡.de..


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.a t6fu .tú' oJü¿ lutc".l
¿bk !4!4dt3g.t.¿v.l
) cuú t.tt¿.^.ú 6e k Ó.r I
Recofte de prensa aparecido | ," i :, ,:i i " ..'l t, I
i 'c,''¿"', a¿..,;",* rc'l
en un periódico local poco , .'tfr tu .t'' {¡ L ¡ .ú .d ¿.,1
: n , ú'Ati ¿! .^:.út, r.Ll
I iL¿.4.'E . tu \.qn .r
después de ocurrir el suceso.
ll8 JAVIER GARCíA BLANCO

que hicieron los dos hermanosacetcadelos pies de uno de los


humanoides.Concretamente.del último en entrar en la ..esfe-
ra> voladora. Según los niños, los pies del humanoide eran
idénticosa los de un ave palmípeda;es decir, suspies eran co-
mo las patasde un pato. Por el contrario, ninguno de ellos fue
capazde distinguir cómo eran susmanos.
Otra característicaque llamó su atenciónfue la forma de la
cabeza,que segúnsu testimoniotenía una forma puntiagudao

rei
,,,M
.-=---4:.{--:.-.
. (zrñ-
%
x

Dos representaciones del encuentro protagonizado por los pastorc¡llos


del pueblo de Cussac (Francta).
HUMANOIDES ll9

D¡bujo que muestra


la posición de los |ntalfÉtüllofi fsft¡stlqu? {o l'?il¡ée(kr'oolrt nofarrlg.
tut¿ü'.ú* & b r¡'¡ &9¡t¡.tla,lúr tI
seres y sus
evoluc¡onesen torno
al supuesto ovni.

apepinada por de-


trás. Del mismo mo-
do, los niños desta-
c¿ron que aquellos EM.q.{NQÜE¡Í5NT UA¡{S T'A GPII¡RD
petsñhr3c ¡'¿t¡vc. b.5üü19 .!l
ttt L4 greEir (')
ji tíü
seresteníanun men- ."'.'.1. n imi¡i¡ii' ¿ro¡ !a t?h!d,.lrllé
j'¡#'.:i
i:,i-lr"sl¡L'., jl.L1,*l'ró.i:';fJH
tón muy acentuadoy
Anne-Marie creyó
haber observadoque uno de los humanoidestenía una nariz
muy fina y afilada. Finalmente,ambosniños asegurarona los
ufólogosque los negros>> presentabanvello en el
"diablillos
rostro, sobretodo en la parte de las patillas y la barbilla.

¿Un simplehelicóptero?

Como no podía ser de otro modo, años despuésdel en-


cuentrosurgierondistintaspropuestaspara explicar el encuen-
tro protagonizadopor los pequeñosFranEoisy Anne-Marie.
Uno de los trabajosmás completosha sido el realizadopor el
cscépticogalo Eric Maillot. En un extensoartículo publicado
cn internetcon el título lzs ufologueset L'OVNI de Cussac.30
emsdans un cul de sac!2 (Los ufólogosy el OVNI de Cussac.
'freinta años en un callejón sin salida), Maillot propone que,
casi con total seguridad,lo observadopor los pastorcillos de
Cussacfue en realidad un helicópterocivil o militar.
Si bien es cierto que en lazona existíanvarios aeródromos
que recibían tr¿íficoaéreo de este tipo, quedaríapor explicar

: El artículo de Eric Maillot puede ser consultadoa travésde Intemet en la direc-


eirin http://www.zetetique.ldh.org/cussac.html
120 JAVIERGARCIA BLANCO

qué hacía un helicópterode tan peculiarescaracterísticasate-


rnzado en medio del campo y, sobre todo, en una población
como Cussac.Además, ¿qué helicóptero poseeentre sus ca-
racterísticasla de emitir una luz tan fuerte que hacedaño a los
ojos?No olvidemosque el pequeñoFrangoissufrió unasmo-
lestiasen susojos durantevariosdías.Y que decir de sus hi-
potéticospilotos... De ser cierta la teoríadel helicóptero,los
cuatro tripulantesdebían ser poco menosque enanos.Eso por
no mencionarlas vestimentasy el color de los personajes. No
me negariinque tambiénes casualidadque los hipotéticospi-
lotos del artefactofueran todos de razanegra.
Paraaquellosa quienesestas<pegas>> a la teoríaescéptica
le parezcanpocas,ahí va un último apunte.Un nuevoencuen-
tro, ocurridoen Españatreintay dos añosantesdel sucesode
Cussacy cuyassemejanzas son bastanteesclarecedoras...

El increíbleencuentrodel señor Mora

Aunque el primero en recogerla existenciadel sorprenden-


te encuentroque pasaréa comentara continuaciónfue el pio-
nero sevillanoManuel Osuna,el casoen cuestiónadquirió una
auténticadifusión graciasal incansableJuanJoséBenítez.En
su libro I-a punta del iceberg, el investigadornavarro relata
con gran lujo de detalleslos pormenoresdel sucesoque, como
digo, pareceguardar una estrecharelación con lo observado
por los pastorcillosfranceses.
El hechoen cuestióntuvo lugar en el lejano mes de mayo
de 1935,y a muy corta distanciadel pueblo sevillanode Az-
nalcánar,donde vivía el protagonista.Manuel Mora Ramos-
así se llamabael testigo- solía acudir todos los días a una
finca conocida como Haza Ancha. Pues bien, una t¿udede
aquel mes de mayo, Manuel Mora se dirigió a caballo hastala
finca con la intención de trabajar.Sin embargo,nunca imagi-
nó lo que allí iba a encontrar.Cuandoya estabaen el citado te-
rreno, el testigoobservóa una distanciade un centenarde me-
HUMA N OID E S l2l

EI caso de Cussac tenía un <r¿s, gLtardadoen la manga. Cas tretnta


años antes, un campes¡no andaluz observaba en su finca un artefacio
y unos seres prác1camente idénticos. Ev¡dentemente, ni los ntños nt el
campes¡nosevillano habían oído hablar de sus experiencias. (Ilustracón
procedente de la obra Encuentros. Iker Jiménez, Edaf, 2002.)

tros un extrañoobjeto,con forma de peonzay aspectometiáli-


co, que se encontrabaposadoen el suelo.
Segúnrelataríamás tarde,repentinamentese abrió una es-
peciede puertaen aquelcuriosoaparatoy de su interior sur-
gieronvariosseresque,parasorpresadel señorMora, comen-
zaron a <flotar>>en torno al artefacto.Despuésde un tiempo,
krs seresregresaronal ovni, y éstedespegóperdiéndoseen la
lcjanía.
Aquella tarde,Manuel Mora regresóantesde tiempo a su
cirsay, segúnrelatóuno de sushijos aBenítez,su rostrodeno-
tabaciertapreocupación.Esa misma noche,al parecer,contó
kr ocurridoal médicodel pueblo,EnriquePalacios,y al maes-
trtr, FranciscoBáezLlorenter.quienessolíanacudir de forma
habituala la casadel testigoparacharlar.

' Casualmente.
el señorBáezera tío del investigadorManuel Osunay fue
rk'cstc nrodocomo se llegó a sabcrdcl sorprcndentcsuceso.
122 JAVIER GARCIA BLANCO

Aunque por desgraciael testigo ya había muerto cuando


Berutezllevó a cabo su investigación,los hijos del señorMo-
ra recordaban perfectamente el relato que su padre había he-
cho en numerosasocasiones.Evidentemente,y por lo tempra-
na de la fecha del encuentro (1935), el señor Mora jamás
Más bien to-
identificó su experienciacon seresextraterrestres.
do lo contrario. Manuel Mora murió con la convicción de que
lo que había presenciadoera una visión de naturaleza<<celes-
tial>.

Las semejanzasentre el caso de Cussacy el ocurrido en


Aznalcázarson más que evidentes.Y, por supuesto,los niños
francesesjamás habían oído hablar acercadel encuentro de
Manuel Mora. Entre otras cosasporque, aunqueéste tuvo lu-
gar treintay dos añosantes,no sedivulgó hastadespuésdel in-
cidenteprotagonizadopor Frangoisy Anne-Marie. ¿Cómoex-
plicar entoncesdichas semejanzas?En mi opinión, solo hay
una respuesta:algo muy similar ocurrió en ambaslocalidades.
Algo que, por supuesto,no tenía nadaque ver con un helicóp-
tero...
Capítulo 6

Las profecías
del Mothman

UANDooEctoÍ incluir las <correrías>del ,.hombrepoli-


lla>>en estelibro, dudé de si debía apareceren el capí-
tulo anterior.dedicadoa los humanoidesvoladores.Fi-
nalmentecreí que lo másjusto, dadala importanciay duración
de los sucesosocurridosen Point Pleasant,era dedicarleun ca-
pítuloentero.
Además,aunqueuna de las característicasprincipalesdes-
critas por los testigossobreel Mothman era la de poder volar,
cste se diferencia de los casosrelatadosen el anterior capítulo
por diversasrazones.La primera de ellas es el aspectode la en-
litJad: una criatura horrorosa,provista de alas similares a las
dc un murciélago,y unos grandesy penetrantesojos rojos. En
¡rrincipio, su fisonomía se apartabastantede la mostradapor
otros tripulantesde los ovnis.
Es más, si no fuera por los numerososavistamientosque
lcompañaronlas aparicionesde esteenigmáticoser en el tiem-
¡ro y el espacio,quizá estosencuentroshabríanpasadode lar-
ro paralos investigadores ovni. De hecho,los especialistasen
criptozoologíatambién sehan mostradomuy interesadosen las
rrparicionesde esteser,que los testigosdescribieroncomo <<mi-
trrdhombre,mitad insecto>.
t24 JAVIERGARCIA BLANCO

Zona caliente

West Virginia es un estadonorteamericanorico en avista-


mientosovni. Sin embargo,lo más interesantede estaregión
es que, por algunarazón,lazona ha sido escenariode nume-
rososencuentroscon criaturasde aspectoextraño,casi bizarro.
Catorceañosdespuésde que tuvieralugar el inquietantesuce-
so de Flatwoods,y a tan solo unasdecenasde kilómetrosde
aquellugar,otro pequeñopueblodel estadoiba a vivir su pro-
pia pesadilla.Por desgraciaparasusprotagonistas, en estaoca-
sión el terror iba a durar mucho más tiempo.
Antes de continuarcon esteapasionante caso,que ha sido
recientemente llevadoal ciner.no me resistoa señalaral lector
un detallereferentea la descripciónde ambasentidades-la
de Flatwoodsy la del Mothman- y que resultamuy curiosa,
cuando no <sospechosa>>: tanto una como la otra mostrarona
los testigosunos inquietantesy penetrantes ojos. ¿,Simpleca-
sualidad?

Trecemeses de terror

A lo largo de trece meses(entre noviembre de 19óó y di-


ciembre de 1967) los vecinosde Point Pleasantcreyeronestar
viviendo una terrible pesadillade la que no podían despertar.
Durante todo ese tiempo vivieron bajo una constantesensa-
ción de miedo e inseguridad.Más de un centenarde personas
de la zona declararonhabervisto a un terrorífico ser alado con

' A comrenzosdc 2ü)2 se cstrenabaen todo cl mundo la películaMothnrun, lu til-


ttnn proJecítt,quc recogía-tras algunoscambiosargumentales en el guión- los su-
cesosacaecidosen la hastaentoncestranquilalocalidadde Point Pleasan(.El filme.
que fue protagonizadopor el f-amosoRlchard Gere. estababasadaen el libro TheMoth-
nnn pm¡thecies,del ufólogo John Keel. escrito añosatrás.hecisamente, el director del
largometraje.Mark Pellington,tuvo como asesoresal propio Keel y al antropólogoy
criptozoólogoestadouniclense Lrlren Colcman.
HUI\4A N OID E S t25

El ufólogoJohn Keel¡nvest¡góa fondo


los sucesosde PorntPleasant
y populanzólos hechoscon su libro
The Mothman Proohecies.

unospenetrantes ojos rojos.Variosde estostestigosasegura-


ban inclusoque la misteriosacriatura-mitad hombre,mitad
¡rijaro-- les habíaadvetido de un futuro desastreen la pobla-
citin.Un año después del inicio de los avistamientos.el puen-
tc que unía la localidadcon Ohio se demrmbó,causando46
r,'íctimas mortales.En 1975,el investigador John Keel publi-
cltbaTheMothmanProphecie.s, un clásicode la ufologíanor-
tcamericana en el que recogíasusinvestigaciones personales
sohreel teffeno.Treintay cinco añosdespuésde los hechos,el
libro y su autor inspiraronuna versióncinematográf,rca que
tlcscribíaaquellosenigmáticos sucesos.
Aunque ya sc habíanproducidovarios avistamientoscon
;rrrtcrioridad,
el granrevuelose produjoaraíz,delos aconteci-
nrientos ocurridosel l5 de noviembrede 1966.Aquellanoche,
tkrs parejasde jóvenescirculabancon su cochepor una zona
t onclcidacomo ..áreaTNT>, un antiguoalmacénde explosivcls
tlc la SegundaGuerra Mundial situadoa I I kilómetrosde
l\rint Pleasant.Una de lasjóvenes,Linda Scarberry,observó
:rlgoen la oscuridadde la nocheque llamó su atención.Dos
srrndesojos rojos parecíanobservarles desdeuno de los edifi-
r ios. Tras aquellosojos penetrantesse encontrabauna hgura
r26 JAVIER CARCIA BLANCO

Dibujodel <<hombre-
polilla>>
observado
en PointPleasant
(WestVirg¡nia).

de unos dos metros de altura y color gris, provista de grandes


alas.Atemorizadospor la misteriosapresenciay aquellamira-
da hipnótica,los muchachosemprendieronla huida,dirigién-
dose hacia la autopista62 en dirección a Point Pleasant.Pero
su pesadillano habíahecho más que comenzar.Cuandocircu-
labana gran velocidadpor la autopista,sepercataronde que la
criatura les observabadesdeuna colina cercana.Al pasara su
altura,el <hombre-pájaro"extendió susenorrnesalas y levan-
tó el vuelo, comenzandoasíuna frenéticapersecuciónque des-
ató la histeria en el interior del coche.Aquella alocadac¿rrera
no terminó hastaque el ser desapareció,cuando ya se encon-
trabanen la entradadel pueblo.
Una vez en la localidad se dirigieron a la comisaría,y allí
relataron lo ocurrido al asistentedel sheriff, Milard Halstead.
El agente,que conocíaa los jóvenesdesdehacíaaños,confió
en el relato de los muchachosy regresócon ellos al áreaTNT.
Pero allí no había rastro del extraño humanoidealado. Al día
siguiente,la increíble y terroífrca aventurade estosjóvenes
HUMANOIDES l)t

copabalos titularesde la prensade todo el condado.Uno dc


los periodistas,con cierto tono irónico, bautizí a la criaturaco,
mo <<hombre-polilla", basándose en la descripciónde los testi-
gos.A parlir de esemomentolos testimoniossemultiplicaron,
y la psicosisse apoderóde todo WestVirginia.

Alacaza del Mothman

Alarmadospor la prensay el relatode las dosparejas,cien-


tos de vecinosde la zona se apostaronen los terrenosdel iirea
TNT armadoshastalos dientes,esperandola apariciónde la
criaturacon la intenciónde darle caza.Sin embargo,el huidi-
zo Mothman no parecíadispuestoa plantarlescara.Al menos
no como ellos esperaban.No muy lejos de allí, Raymond
Wamsleyy su familia iban a protagonizarel siguientecapítu-
lo de la historia.Mientrassedirigíana la casade unosamigos

Representaaón
fantástica del
Mothman.
128 JAVIIlRGARCIA BLANCO

observaronuna luz roja que sobrevolaba el áreaTNT, aunque


no le dierondemasiada imporlancia.
Al llegara su destinoy salir del coche,<algo>estabaespe-
rándoles.MarcellaBennettbajó del vehículocon su hija en los
brazos,y fue entoncescuandopudieronver a una extrañafi-
gurade grantanaño y unosojos terribles.Bennetquedócomo
al vcr al extrañosery sedesvaneció,
hipnotiz.adar dejandocaer
a la pequcña.Al volver en sí recogióa su hija y, junto con los
aterradostestigos,entróen la casa.Desdeel interior telefone-
aron a la policía,pero cuandt.r
estallegó no encontraronrastro
algunode la criatura.

Invasiónovni en WestVirginia

Los encuentroscon el Mothmancontinuaronproduciéndo-


se y la alarma social aumentabaa pasosagigantados.Poco
despuésdel inicio de los avistamientos,surgierondistintas
opinionesque tratabande explicar los extrañossucesos.Una
de las que tuvo más difusión fue la propuestarealizadapor el
doctorRobertSmith,biólogode la Universidadde WestVirgi-
nia. SegúnSmith, los testigoshabíanconfundidoa un ave co-
mún -la grulla de Sandhill- con una criaturasobrenatural.
CuandoJohn Keel mostróa algunostestigosuna fotografíadel
aninral,todosrespondierontajantemente que aquellono era lo

Elemplar de la
grulla de Sandh¡ll.
De nuevo,
aryunos
tnvestgadores
<expltcaron> los
hechos echando
mano oe un
antmal común.
Argumentaron
que el Mothman
era en realdad
una srmple grulla.
HUMANOIDES 129

El mapa tc.rtlo. of flrt rltltl¡t o l l o tl ..t: 6¡.an ¡r.. n¿.1! rl.


muestra los Itl ft... l.?tl ?.r.r ?l¡nr, ll:latr,
t . r . l l , l t a a ( 1 . '. . r l t l.(¡l.a ¡.iiia
!.r .a r l .1 o t f( ( n .r ¡ (
U 'l ¿l i ft f¡ ti o . l l tl l
lugares de los t.¡9r.r¡dr rr¡i., rórn d.ri
'n
. ¡ i l r l tta ¡ ) ¡0rl bt dr r.¡,! rr.r.
¡ . $ . ¡ l t ¡ '.a r ..t¡ ¡ r .
¡ t e r ) t.tr r i l q
d¡st¡ntos 'i j r .¡ a

avtstamientos
reg¡strados
en aquellas -t*"*-)---
fechas.
lt.r¡t..r!.! ú,ir. t00 ñ¡i..
\
lhir r..l¡...t fl t..r. a¡

0..d ¡.!. l¡t.r r¡t¡iri.

MOTX.IIAN.(Oi' SIGXTSTERMAP OF
PO¡I¡' PLEASANT,VYV
r0l{tl0 lr,cYroualrrt0¡ü1
| ¡ó ¡rc d q . rü i t l o r ¡r ¡. (l i n r( f rd i l . Í.noi t o u . ¡ú d ¡¡t l
l . d ro r¡. : rú [ d r¡c n ro r(. ¡1 ó r! rh i g c ' . r9 r¡n l i ¡(l r
: t..il d t o . , . ri r' { ¡ra ¡ro , l h d . ' ó . , r rl r ! t !
r r¡r' rp , o r. ' ! t ! . . o rr' r9 ¡r t . Frt r' . ! ' rd u i l
t i .n r ñ b r r o .¡ tr L Í ¡ ¡ a r o r t.r .Jn ! r .(
POI N T h ¡ ;¡ .¡ .¿h ¡ r ..r fr ñ .'
PIEASANT

,l
wA¡
w É57
VIR GIN IA 5
t¡tt

que ellos habíanvisto. <<Noes lo que nosotrosvimos. Estepá-


.iarojamás nos habúadadoalcancecomo hizo aquello>.A pe-
sar de que las palabrasde Roger Scarberry-uno de los testi-
gos de la persecuciónen el áreaTNT- sonabanrotundas,los
cscépticosse sintierontranquilizadoscon la explicaciónde la
grulla. Resultacuriosoque, al igual que sucedieraen el caso
de Flatwoodsde 1952y en el de Hopkinsvillede 1955,en los
sucesosde Point Pleasantse propusieratambiénla confusión
con un aveparaexplicarlos hechos.Y seguramente no serála
última...
Sin embargo,el misterio no estabadispuestoa cgnceder
tregua.Ya en los mesesanteriorcsala apa/,ctóndel
"hombre-
polilla>, los avistamientosde ovnis en el estadohabíansido
numerosos.Durantelos trecemesesque duró la pesadilla,lu-

I
130 JAVIERGARCÍA BLANCO

cesno identificadasse dejaronver en numerosasocasiones. A


finalesde 1967,en la zona se habíanregistrado¡más de mil
avistamientos! Curiosamente, a medidaque aumentabala pre-
senciade lucesy aparatosextrañosen el cielo,los informesso-
bre la criaturade ojos rojos disminuían.Los ovnis solíanso-
brevolara baja alturael árrea TNT, y de nuevolos curiososse
apostaronen susproximidadescon la esperanzade convertir-
se en protagonistas de lo extraordinario.
Otros, sin pretenderlo,lo consiguieron.En marzode 1967,
el policía Harold Harmon circulabacon su cochepor las cer-
caníasdel iáreaTNT cuandoobservóla presenciaen los cielos
de un objeto ovoide que sobrevolabaun estanquecercanoen
completo silencio.El asombradoagentellegó a observarlo
que parecíauna especiede ventanillasy describióel movi-
mientodel objetocomo <<el de una barcameciéndosesobrelas
olas'r.Harmonno seríael único en ver ovnis en el lugar.Aquel
mismo mes,dos mujeresque viajabanen cochedeclararonha-
ber presenciadocómo el <<hombre-polilluvolaba hacia un
gran ovni de color rojo.

La tragedia

Eranlas cinco de la tardedel 15 de diciembrede 1967cuan-


do el Silver Bridge ----elpuentecolganteque une Point Pleasant
con Ohie- sevino abajo,llevándose consigola vida de 46 per-
sonas.Aunque los peritos dictaminaron que el colapso del
puentese debió a un fallo en la estructura,para los vecinosde
Point Pleasantla realidadera muy distinta: las aparicionesdel
misteriosoy aterradorMothman estabaníntimamenterelacio-
nadascon la tragediadel Silver Bridge. Mientras para unos el
monstruohabíasido el causantedel accidente,otrosaseguraban
que el ser había estadoavisandode la inminentedesgracia.El
propio Keel, durantesu investigaciónen el lugar, habíarecibi-
do extrañasllamadasde teléfono que le advertíande una posi-
ble caüástrofe.
HUM A N OID E S l3l

4 FtJL sILvERsusprruslo N gnlD6'É-lssHAr¡tBt Fs-


EAUT,

La tragedia del hundtm¡ento del puente de la localtdad puso fin a los


encuentros con Ia cnatura. Según el tesnmonrc de algunos testgos, los
encuentros pretendían awsar de la tnmtnente trageda.

Aquellafatídicatardenadievio al ..hombre-polilla>
en Point
Pleasant.Sin embargo,a pocoskilómetrosde allí, la f'amilia
Lilly era testigode las evolucionesde doce ovnis que sobre-
volaronen formaciónun bosquecercanoa su domicilio. Este
último avistamientosupusoel punto y hnal a trece mesesde
terror.Trecemeses que perrnanecen vivos e im-
"imposibles>
borrablesen la memoriade los habitantesdel pequeñopueblo.

Los otros Mothman

Aunque las aparicionesde Point Pleasantson las más co-


nocidas,otros seresde aspectosospechosamente similar han
sido vistospor diferentestestigosen distintasépocasy lugares
de todo el mundo.A continuación.veremosalgunosde los ca-
sosmás destacados:
El primerode estossucesosseremontaa la tempranafecha
de la décadade l92O.El22 de febrerode 1922,en Nebraska
(EE. UU.), un cazadorobservóla repentinaapariciónde un ser
voladorde gran alturaque se posóen el sueloy dejó sushue-
llas en la nieve.El investigadorgalo JacquesValléetuvo co-
nocimientodel casotras encontrarun informe sobreel mismo
en una carta conservadaentre los archivos ufológicos de la
FuerzaAérea norteamericana.El remitente,William C. Lamb,
relatabaen aquella misiva un sorprendentesuceso.En la ma-
drugadade aquel 22 de febrero,Lamb se encontrabacazando
t32 JAVIERGARCIA BLANCO

cercade la poblaciónde Hubbell cuandoun extrañosonidolla-


mó su atención.Inmediatamentevio cómo sobresu cabezapa-
sabaun gran objeto. El asombradocazadordecidió esconder-
se tras un rárbolpara poder observar mejor y fue entonces
cuandopudo contemplarcómo un ser alado tomabatierra de-
jando huellassobrela nieve.Segúnlas apreciaciones del testi-
go, aquellacriatura-mitad hombre,mitad pájaro- medíaal
menosdos metrosy medio de altura.Aunque Lamb intentó
darle alcance,susesfuerzosresultaroninútiles.
Más de treintaañosdespués,tambiénen los EstadosUni-
dos, tuvo lugar un sucesono menosextraño.Eran las dos y
mediade la madrugadadel l8 de enerode 1953.Trespersonas
seencontraban charlandoen el porchede una casade Houston
(Texas),tratandoinútilmentede sobrellevarel sofocantecalor
que les impedíadormir.Una de las testigos,Hilda Walker,des-
cribió de la siguientemanerael suceso:

f-

Uno de los lugares


donde se apareaó la
mtstenosa cnatura.
HUMANOIDES r33
Estábamos charlando tranquilamentecuando,depronto,
mi¡éhaciaarribay, a unossieteu ochometros,vi unagran
sombraque cruzabael césped.En un principiopenséque
erael reflejoagrandado dealgunapolillagrandeatrapadaen
unode los farolesde la calle.Peroentoncesla sombrapare-
ció saltarhaciaarribaa un nosal.

Hilda avisó a sus acompañantes, Howard Phillips y Judy


Meyers, quienesdeclararonque aquel ser les recordó a un
hombre provisto de alas de murciélago. Los testigostambién
apreciaronque la criatura--{ue medíaal menosdos metros-
iba ataviadacon una especiede trajegris oscuromuy ajustado
al cuerpo. Mientras asistíanatónitos a la escena,el ,.hombre-
pájaro" se posó en la rama de un iárbol.Meyers no pudo con-
tenersey gntó aterrada.En eseprecisoinstantela figura se es-
fumó antesusojos, como si se hubieravolatilizado.
Perosu increíble<aventura>> no acabóahí. Instantesdespués
de la desaparicióndel ser,comenzóa escucharseun penetrante
zumbido2e inmediatamenteentró en escenaun objeto lumino-
so de color blanco y forma de cigarro puro. De nuevoel bino-
mio ovnis-hombrespájaro. Cuando estastres personasrelata-
ron su experienciaa los periodistasdel diano Chronicle, de
Houston,apoftaronotros muchosdetalles.SegúnHilda Walker,
el humanoidetenía unasenorrnesalasplegadasen la espalday
todo su cuerpoemitía un suaveresplandorde color gris.
Viajemos ahora al <<otrolado del charcoo.Concretamente
hasta el condado de Kent, en Inglaterra. En noviembre de
1963,cuatrojóvenesque acabande salir de un baile camina-
bantranquilamente por uno de los caminosvecinalesque exis-
tían entoncesen SandlingPark.Uno de los muchachos,el jo-
ven John Flaxton, se percatóde la existenciaen el frrmamen-
to de una <estrella>muy brillante que parecíadirigirse hacia

I Nos encontramosde nuevoante una constanteen la fenomenologíaOVNI. En


numerososIncidentescon los no identificadosy sus tripulantes.los testigosaseguran
haberescuchadoun extrañozumbido,muy similar al del vuelo de las abejaso al pro-
ducido por los tendidoseléctricosde alta tensión.
134 JAVIERGARCIA BLANCO

donde se encontraban,y avisó a suscompañeros.Al principio


observaronla extrañaluz con curiosidad,pero cuandocomen-
zó a acercarseen excesohacia ellos empezarona sentirsereal-
menteinquietos.Cuandocreíanque aquellaluz iba a caerdon-
de se encontraban,se detuvo en el aire y se escondiótras un
bosquecillocercano.
Todosecharona correr, visiblementeasustados.Pero la luz
no estabadispuestaa concederlestregua.La <estrella>,de for-
ma ovalada,aparecióde nuevo a unos sesentametros de dis-
tancia y a una altura de unos tres metros sobreel suelo.En ese
momento se inició un ..juego", sobreel que los investigadores
estamosmuy acostumbrados a oír de labios de los testigos:
..Cuandonos movíamos,se movía,y si nos parábamos,la luz
hacíalo mismo", declaróuno de los muchachos.Minutosdes-
pués desaparecióde nuevo,y ..algo>> aún más aterradorapare-
ció en su lugar. Una figura negra,con una talla simil¿r a la de
un hombre, surgió entre los arbustos,desplazándoseen direc-
ción a los aterradosmuchachos.Aquel ser,que parecíasacado
de una película de terror, carecíade cabezay, como en el caso
de Houston, tenía unas grandesalas plegadasen la espalda.
Evidentemente,los adolescentesecharona correr en buscade
ayuda.
Aunque su relato sonabaabsurdo,la policía quedóconven-
cida de que algo muy real, fuera lo que fuese,había atemori-
zado de verdad a aquel grupo de jóvenes. Sus rostros refleja-
ban tal pánico que resultabadifícil imaginar que estuvieranin-
ventandotoda aquellahistoria.

El <monstruo,)de Mawman

Los sucesosque voy a relatara continuacióntuvieron lugar


en la localidad inglesade Mawnan (Cornualles),en la década
de 1970. El primero de los avistamientos,ocurrido el 17 de
abril de 1976, fue protagonizadopor June Melling y su her-
mana Vicky (de doce y nueveaños,respectivamente).Las ni-
HUM AN OID E S 135

ñasseencontrabanpaseandocuando,de pronto, vieron una ex-


trañafigura que volaba en torno a la torre de la iglcsia. Los di-
bujos que realizaronpara describir lo que habíanvisto hablan
por sí solos.Un serde gran tamaño,con enorrnesalasemplu-
madas,ojos rasgadosy grandesorejaspicudas.
La cosano quedóahí.Tresmesesdespués,el 3 dejulio, se
repetía la escena.Otras dos niñas, Sally Chapman y Barbara
Perry (ambasde catorce años),se toparon con un ser similar.
Estees el relatode una de ellas:

Era como un gran búho con orejaspuntiagudas, tan


grandecomounhombre.Losojoseranrojosy brillantes. Al
paragastamos
principiocreíquealguiensehabíadisfrazado
unabroma,conla intención deasustamos.Me echéa reír,y
mi amigatambién, perodespuésseelevóenel airey lasdos
chillamos.Cuandodespegó, pudimosverquesuspieseran
comopinzas.

Al día siguiente,otrasdos niñasvolvían a observaral mis-


terioso en las cercaníasde la iglesiade Maw-
"hombre-búhoo
nan. JaneGreenwoody su hermanase encontrabanen el lugar
cuandovieron una figura del tamañode un hombre agazapada

Todos los test¡gos


cotncidían en señalar
que la extraña cnatura
poseía unos
penetrantes
e h¡pnot¡zadores
ojos rojos.
136 JAVIERGARCIA BLANCO

tras unos árboles.Antes de que emprendieseel vuelo, las dos


chiquillas pudieronobservarnumerososdetallesde la criatura:
tenía unos enorrnesojos rojos, los pies eran dos pinzaspareci-
das a las de un cangrejo y todo su cuerpo estabacubierto de
plumas de color gris. La descripcióncoincidía plenamentecon
la de Sally y Barbara.
Trasdos añosde tranquilidad,en junio de 1978el <<mons-
truo> de Mawnan volvió a hacer acto de presencia.Y de nue-
vo el testigo fue una adolescente.En los primeros días del ve-
rano, una muchachade dieciséisañosseencontrófrente a fren-
te con una criatura que describió como <un monstruo,un
diablo que volabaa travésde los árbolescercade la vieja igle-
sia de Mawnan>>. Dos mesesdespués,el 2 de agosto,tres tu-
ristas francesascorroboraronla visión de la primer testigo: un
gran pájaro peludo de color blanco y ojos rojos habíaapareci-
do de nuevo.
Capítulo 7

Paralizados
por los ovnis

r esonoÁsEr\4os De FoRMAmonográficael asuntode los


efectosfisiológicoscausadostraslos encuentroscon ov-
nis y humanoides,sin duda alguna podríamosescribir
varios libros sobreel particular.La casuísticaes tan abundan-
te, y los efectosderivadosde la proximidad con estosartefac-
tos y sus tripulantesson tan variados,que resulta difícil deci-
dir qué casosseleccionar. Puestoque el propósitode estelibro
no es el de abordarde maneracientífrcael fenómenoovni si-
no, por el contrario, hacer un repasogeneralde los incidentes
más destacados,he decidido seleccionarun aspectodel fenó-
meno menoscomún, aunqueno por ello poco frecuente:la pa-
rálisis en los testigos.De todos modos, invito al lector a que
consulte algunos excelentestrabajos realizados al respecto,
como los llevadosa cabo por el científico e investigadorJohn
Schuessler o el españolMiguel Guaspr.
Otro de los motivos que me ha llevado a decantarmepor
los casosde es su aparente<benignidad".A dife-
"parálisis>>
renciade los incidentescon efectosperjudicialespara la salud
de los testigos,en los incidentesdonde se produceuna parali-
zacióndel testigo, esteno suele sufrir ninguna alteracióngra-
ve en su salud.De todosmodos,sí sehan registradootros efec-

I Gunsp, Miguel, radiofisiológicos presuntamentevinculadosa observa


"Efectos
ciones de ovnrs)>,en Cuadernosde Ufilogía. núm. 13, pp. 54-ó5.
1 38 JAVIERGARCIA BLANCO

como hipersomnia2(como veremosen el ca-


tos <<colaterales>>,
so de Maurice Masse) o fiebres altas.

Humanoidesen un campode lavanda

Como todoslos días,Maurice Massese levantómuy tem-


pranocon la intenciónde iniciar una nuevajornadade trabajo.
Las agujasdel reloj acababande señalarlas cinco de la maña-
na y, aunquela localidad francesade Valensoleaún no se ha-
bía desperezado, aquel I dejulio de 1965el agricultor,de cua-
rentay un años,encaminósuspasosen direccióna una finca
de lavandade su propiedad,situadaa unos dos kilómetros de
la poblacióny cuyo cultivo estabadestinadoa la industriadel
perfume.
Siguiendo su rutina diaria, adquirida con el paso de los
años,Massesedispusoa disfrutarde un cigarrilloantesde ini-
ciar el trabajo con la ayuda de su tractor. Se resguardótras un
pequeñomontículo y mientrassaboreabaaquel "pitillo>>hasta
sus oídos llegó un extraño sonido, similar a un silbido pene-
trante. Aquello llamó su atención,pero tampoco le concedió
demasiadaimportancia ya que pensó que se tratabade algún
helicóptero militar, de los muchos que solían aterizar en los
alrededoresdurante sus maniobras.De hecho, Masse estaba
tan acostumbradoa la presenciade estosartefactosque en mu-
chasocasionessolía charlar con los pilotos mientrasse conce-
día un descanso,sobretodo si estoscompartíancon él una de
susmayoresaficiones:lacaza.

<Ladronescósmicos>

Sin embargo,se sintió un poco molestopor el hechode que


en estaocasiónhubiesenescogidoprecisamentesu finca para
2 Alteracrón del sueñoque se caractenzapor un aumentoanormal de la necesidad
de.dormlr.
HUM AN OID E S t39

Uno de los
Investtgadores exam Ina
una de las huellas
deladas por el ovnr
aternzado.

5-).$ ll' Fa"*'; Wsta general del lugar


del presunto aterrizale.
Se apreaan claramente
las marcas deladas por
el supuesto aternzaje.

aterrizar.Cuandosalió de su (escondrijo>,pudo observarun


artefactosimilar a un balón de fútbol americanoque se encon-
trabaposadoen el sueloy a unadistanciade unosnoventame-
tros.El objetotambiénpresentaba en su partesuperioruna es-
peciede cúpula y sus dimensioneseran similaresa las de un
automóvilde gran tamaño.Además,parecíaestarapoyadoso-
bre seispataso apéndices.y en su pafe centraldestacaba una
especiede tubería.Pero lo que más llamó su atenciónfue la
presenciajuntoal artefactode dos figurasde aspectohumano
y reducidaestatura,que más tarde comparó con la de un niño
de ocho años.
El agricultorpensóque aquelloshombrecitoseranladrones
o gamberrosque pretendíanestropearsu campo y decidió pi-
llarlospor sorpresar,por lo que sedirigió haciaellos sigilosa-

r Algunas semanasantcs de su sorprendente


encuentroy en vanas ocaslones.
Massey su padrehabíanencontradovariasplantasdañadas,como sr algurense hubie-
sc entretenrdo arrancandolas plantasmásjóvenes.Es lógicoque pensaraque habíada-
do. por fin, con los causantes
de at¡ucllosdestrozos.
r40 JAVIERGARCIA BLANCO

Montaje de la
posición del objeto en
el campo y la
localizacón de uno de
los seres observados
por el señor Masse.

mentedandoun pequeñorodeo.Cuandose encontrabaa esca-


sosmetrosde los dos serespudo observarcon detenimientosu
extrañoaspecto.Ambos vestíantrajesde una piezay color gris
verdoso;también portabanun cinturón, y en el lado izquierdo
de esteun curioso artefactoen forma de cilindro. Massese en-
contrabaya a menos de diez metros de los humanoidescuan-
do, de pronto, estosse percataronde su presenciay se giraron
rápidamente.Segúndescribiríamás tarde a los investigadores,
los dos seresse mostraron sum¿rmente alarmados,como si la
repentinallegadade Massehubieratrastocadosusintenciones.
El agricultor,que en un instantehabíapasadode ,.cazadorrt
a <<cazado>>,no tuvo tiempo para reaccionar.Con gran rapidez,
uno de los hombrecillos llevó su mano a la cintura y aganó el
extraño cilindro, apuntandocon él en dirección a Masse; a
continuación,un haz de luz surgió del artefactoy el perplejo
Maurice sevio totalmenteinmovilizado.A pesarde realizarun
gran esfuerzopor su parte,ni un solo músculode su cuerpose
movió. Únicamente era capazde mover susojos y de respirar.
Y de estaguisa el pobre cultivador de lavandase convirtió en
espectadorde una absurdae insólita escena.Aquellos seresde
grancabezacalva y ojos rasgadosse enzarzaronen una agita-
da conversaciónque Massefue incapazde entender,ya que los
humanoidesparecíancomunicarsemedianteel intercambiode
sonidos guturales.Sorprendentemente aquellos sonidos no
proveníande sus bocas,sino que parecíansalir de la zona del
pecho. Pesea no comprenderlo que estabandiciendo, Masse
HUMANOIDES 141

intuyó que aquellossereshablabande é1,como si estuvieran


discutiendoqué debíanhacer.
Aunque su situaciónera de total indefensiónante los hom-
brecillos, en su relato posterior declaró que no se sintió ame-
nazado por ellos. Es más, a él le pareció todo lo contrario.
Aquelloshumanoidesle inspirabanuna sensaciónbenéfica.
Despuésde un par de minutos de animadae ininteligible
charla,los pequeñosseresentraronen el interior del ovni a tra-
vésde una compuertayal poco tiempocomenzóa escucharse
el silbido que Massehabíaoído antesde comenzarsu aventu-
ra. Instantesdespués,el objeto se elevó sobrelos camposy
desapareció a gran velocidad.El propio Masseno pudo acla-
rar a los ufólogossi el objetosehabíaalejadomuy rápidoo si
simplementehabíadesaparecido en el aire.
Mientrastanto,el testigopermanecíaparalizadoy, aunque
pensóque puestoque los seressehabíanmarchadoen su apa-
rato pronto podríamoverse,para su sorpresacontinuótan in-
móvil como hastaentonces.Y así estuvo,como una escultura
en medio del campo,duranteal menosun cuartode hora. Pa-
sadoesetiempocomenzóa recuperarlentamenteel controlde
su cuerpoy pudo moversecon total normalidad.Fue entonces
cuandocomprobóque la presenciade aquelaÍefacto volador
en su campode lavandahabíaquedadoregistradocon las mar-
casde algunashuellasa.

La gendarmeríaentra en acc¡ón

Aturdido por lo que acababade presenciar,Massedecidió


que aquel no era el mejor día para trabajary encaminósuspa-

{ Aquella mrsmanoche,Masseregresóal lugar dcl ate-rrizale en compañíade su


hija de dreciochoañosy ambospudieroncomprobarquc'las huellasseguíanallí. En-
tre ellas destacabala que correspondíacon el tubo central,que por la mañanaapare-
cía rodeadadc un barro mu1,líqurdoy que por la nocheapareciócompletamentesoh-
diflcado. Curiosamcnte.durantc aouellas fechas anterioresal cncuentro no había
lkrvldo-
t42 JAVIERGARCÍA BLANCO

soshaciael pueblo.Una vez allí entró en el café Des Sports,


propiedaddel señorMoisson.Ante la atentamirada de su ami-
go y con el rostroblancoy desencajado, Masserelató los de-
tallesde su increíbleexperiencia.
Moisson,conocedorde la seriedady honestidaddel cam-
pesino, no dudó de su relato e intentó convencerlepara que
acudieraa la gendarmeía.Sin embargo,el testigo,visiblemen-
te nervioso,se negóen redondoy aseguróque en realidadtodo
había sido una broma.
Pero el dueñodel café Des Sportsno se quedó convencido
con la explicación de su amigo y decidió comprobarel relato
por sí mismo, acudiendoal campo de lavanda.Encontró las
huellasy no le quedóla menorduda:algopesadoy muy real se
habíaposadosobreel cultivo. La noticiano tardóen circulary
llegó a oídosde la gendarmeríade Valensole,cuyojefe interro-
gó a Maurice. Pocodespuéscomenzarona llegar curiosose in-
teresadosdesdedistintospuntosdel país,agitandola hastaen-
toncestranquilapoblación.

Efectos inesperados

Pero aquello no había acabadoahí. Tan solo tres días des-


puésde su encuentrocercanocon los humanoides,Masseex-
perimentóunacrisisnerviosaprovocadapor lasconstantes en-
trevistasa la policía, la prensay el acosode los curiosos.A
partir de esemomento se manifestóen él un curioso efecto se-

Maunce MasseJunto
a su campo de lavanda,
donde se desarrollaron los
sorp renden tes sucesos.
HUMANOIDES t43

EI caso tuvo una gran repercusión


¡nternacrcnal. En la ¡magen, una
portada de una revsta sobre
plaúllos volantes en la que aparece
recootdo el suceso de Valensole.

cundario: Masse comenzó a


dormir entredoce y quinceho-
ras al día, llegandoa suponerle
un gran esfuerzo pefrnanecer
despiertomásde cuatroo cinco
horas seguidas.Este hecho re-
sultabarealmenteextraño,so-
bre todo teniendo en cuenta
que nuestro testigo acostum-
brabaa dormir tan solo unascinco horasantesde protagonizar
el suceso.
Algún tiempodespuésdel encuentro,variosinvestigadores
del GEPA (Grupo de Estudiode FenómenosAéreos)acudie-
ron a Valensole,en compañíade Aimé Michel, con la inten-
ción de llevar a cabo una exhaustivainvestigación.Tras reali-
zar varias entrevistasal testigo, fotografiar el lugar y llevar a
cabo varios análisiss,los ufólogosgalos llegarona la misma
conclusiónque la policía del pueblo: Masseparecíadecir la
verdad.Cuandocontrastaronla seriedaddel testigocon los ve-
cinosde la localidadtodosresaltaronsu personalidadintacha-
ble. De hecho,Massehabíacombatidoen la resistenciafran-
cesadurante la ocupación nazl6y su seriedadestabafuera de
toda duda para suspaisanos.De modo que los investigadores
no tuvieron más remedio que aceptarque algo muy extraño
habíaocurridoaquelprimerode julio en la localidad.

5 Los anállsrssobre muestrastomadasdel terreno por


los mlembros del GEPA no
lrm¡ó nrngúnresultadosorprendente, a excepcrónde un alto contenldoen calcio.
6 VALLÉ.F.,
Jacques,rp. (r¡.
144 JAVIERGARCÍA BLANCO

Además,poco despuésde los hechosalgo vino a refrendar


el testimonio del agricultor. Las plantas que se encontraban
junto a las huellascomenzarona morir, pesea los esfuerzosy
cuidadosdel propio Masse.Inclusoañosdespués,cuandolos
investigadoresregresaronhastael campo de lavanda,resulta-
ba fácil distinguirel lugar del aterrizaje.

Hipótesisconvencionalespara un enigma

Algún tiempodespuésde que seconocieranlos hechos,las


autoridadesmilitares francesasdeclararon-según recogió el
diano ln Dauphine Liberté- que probablementelo que Mas-
se habíaobservadoera en realidadun helicópteromilitar que
participabaen unasmaniobrasllamadasProvence65 y que se
llevarona caboen la zonade ValensoleT.
Sin embargo,las medicionesque la policía realizóde las
huellasno coincidían con las que deberíahaberprovocadoun
helicópteromodeloAlouette,que fue el utilizadoen las men-
cionadasmaniobras.Además,¿porqué y, lo quees másimpor-
tante, cómo iban a paralizarlos supuestospilotos del ejército
francésal pobreMaurice?¿,Acaso disponíande algúnartefacto
secretocapazde inmovilizar a una personay decidieronpro-
barlacon un sencilloy humildecampesinofrancés?Más aún:
si disponíande tal aÍilugio, ¿porqué no lo han empleadoabier-
tamentehastala fechade hoy, más de treinta añosdespuésdel
suceso?
Claro estáque podríadudarsedel testimoniode Masse,pe-
ro ¿quéhelicópterocausaunashuellassemejantes que provo-
can la muerte de las plantasy cuyo efecto perduradurante
años?A todo lo anteriorhay que añadirque ---{omo ya expli-
camos al principio del capítulo-- el testigo estabaacostum-
brado a tratarcon los pilotos de los helicópterose incluso en

t H¡.Nst.lt.<Ulb Casebook',.arlículo ¡nclurdo


en la recoprlacrónIJÍ'Os 1917
19U7,The 10 I'eurst'unh litr un (.tq)lútatu¡n.FirrteanTonres.Bufbra. Londres,1987.
HUMANOIDES t45

Retrato robot de uno de los seres


observados por Maurice Masse. En su
mano el humanoñe sostrcne un
extraño c¡l¡ndro con el que paraltzó
por completo al tesbgo.

un primer momento (antesde ver el


objeto y a sustripulantes)pensóque
el extraño sonido procedíade uno de
estos artefactos del ejército. Parece
improbable, por tanto, que Masse
confundiera un helicóptero con un
ovni estando,como estaba,acostum-
brado a verlos aterrizar en la zona.
Otra de las hipótesisque seplante-
aron para explicar el incidentela pro-
puso el antropólogoy folclorista da-
nésAge Skjelborg.SegúnSkjelborg,
Massehabríasufrido una alucinación,
provocadapor su temor a que el go-
biernogalo acabaracon suscultivosy
alimentadapor unos hipotéticosrela-
tos de campesinositalianosque estu-
vieron trabajandopor la zona y que le
habrían habladode los encuentroscon humanoidesocurridos
en 1954en el nofe de Italia.Por desgracia,la hipótesisdel da-
nés tenía un obstáculoinsalvableante sí: la presenciade las
huellas.¿Quéalucinaciónes capazde provocaralteracionesse-
mejantesen el terreno?

El secreto de MauriceMasse

Tiempo despuésdel encuentro,Aimé Michel regresó de


nuevo a Valensole----estavez en compañíade CharlesBowen,
146 JAVIER GARCIA BLANCO

editor de la publicación británica Flying Saucer Review- con


la intención de volver a entrevistar a Masse y aclarar algunos
puntos oscuros. Fue en esa ocasión cuando tuvo lugar una mis-
teriosa conversación entre el ufólogo galo y el testigo que no
me resisto a reproducir aquí:

ArvÉ M¡cHpr-.-Siempre he tenido la impresión de que


no me lo ha contadotodo.
MRunrceMnsse.-Eso es cierto.No lo he contadotodo.
Pero ya he dicho demasiado.Había sido mejor si me lo hu-
biera guardadotodo para mí.

Cuando Michel trató de explicarle que lo que ocultaba


seguramentepodría significar mucho para mucha gente,
Masserespondió:
-Sí, es muy importante,pero no puedo explicar nada.
Todo lo que podría hacer seía deci¡ cosas que no serían
comprendidas.Tienes que vivirlo para comprenderlo.
-¿Cómo sabeeso?Solo inténtelo.
-Señor, lo que no le he contado,no se lo he contado a
nadie, ni siquiera a mi mujer, y nadie conseguiráque lo
cuente.No insistasobreello.

EI testigo durante
una de las múltiples
entrev¡stas conceddas
a period¡stas e
¡nvest¡gadores.
HUMANOIDES 147

Plano de las huellas subterráneas


produadas tras el aterrizaje del
ovni en el campo de lavanda
de Maur¡ce Masse.

En hout: utroit du ropport ofñciel


de Id Gendomerie narionote
deD¡gnesdu 23@út 1965-Enbas:
0o quis rcconttituant I'eng¡n
observépor MauriceMasse,qui le
décrl¡ainsi: a C¡l¿ avaitla taille
d'une Dauphine,et unecouleur
mate.ll était posésursixpiedl et
un pirct couieuraciereelrcuvah
s ¿ucentre.Aucunhublot,seule
6.:i?q'3 une porte glitsiérelouvr¿¡t de

v* i;#j## hauten bas.,.!engln estpartien


obl¡qu€.lladitp¿rutel un &air. ¡
,.ift*i¡'
s'#.o
, o .&:'

\.".
.e}
Momentos del encuentro
cercano, según lo plasmaron
los d¡bujantes Lob & Gtg¡.

¿Quépudo haberpresenciado el señorMassemientrases-


tuvo paralizadoque le ha llevadoa no querercontarlo?A tenor
de susdeclaraciones, debió ser algo realmenteinsólito y sor-
prendente.Por otro lado,esareticenciaa la hora de relatarese
detalle <<oscuro>>
de su encuentrodice bastantea su favor. De
habersido todo un embuste.lo lógico es que hubieracontado
una historiacompleta,sin necesidadde manteneroculto nin-
gún detalle.
Lo que parececlaro es que, sealo que fuere,Masselo vi-
vió como algo muy íntimo y personal,hastael punto de no

L
148 JAVIERGARCIA BLANCO

querer compartirlo ni siquiera con su propia esposa.Segura-


mente ese fragmento no aclaradodel sucesoresultetan extra-
ño y absurdo-incluso más aún que lo que ya conocemos-
que hizo temer a Masseque nadie iba a darle crédito.

Castañuelo,l972zun pastory su rebaño


paral¡zadospor un ovni

En el siguientecaso,ocurridoen la poblaciónonubensede
Castañueloen 1972,no hubo presenciahumanoideasociadaal
avistamiento.Sin embargo,dadolo interesante del sucesoy te-
niendoen cuentalas similitudescon el encuentrode Maurice
Masse,he decididoincluirlo pesea la ausenciade tripulante.
Al igual que en el casofrancés,el protagonistadel siguien-
te encuentrocercanoes un sencillo hombre de campo.Juan
GonzálezDomínguez, vecino de la pequeñaaldea onubense,
ha dedicadotoda su vida a la ganadería,y más en concretoal
cuidadode cabras.Es unapersonacon escasaculturay de ima-
ginaciónmásbien pobre,pocodadoa inventarhistoriasde na-
ves espaciales. El caso,como sucedecon otros muchosinci-
dentesocurridosen Andalucía,fue dado a conocerpor el pio-
nero Manuel Osuna.Más tardeseríaJuanJoséBenítezquien
investigaríamás a fondo el caso, entrevistándose personal-
mentecon el testigo.
Una mañanade diciembrede 1972,nuestrotestigose diri-
gía con su rebañode cabrasdesdeAracenahastala citada po-
blaciónde Castañuelo,atravesando un parajeconocidocomo
Los Barrancos.El sol brillabaen lo más alto, marcandoel me-
diodía. mientras el pastor caminaba tranquilamentehacia su
casa,como de costumbre.Nada hacíapresagiarlo que estaba
a punto de ocurrir. Mientras caminabapor la carreteraque une
ambaslocalidades,Juanescuchóun fuerte estruendo.similar a
una explosión(¿similar,quizás,al escuchadopor Lonnie Za-
mora en Socorro?),lo que le hizo levantarla vista. En esemo-
mento observóun objeto extraño,similar en su forma a un fri-
HUM A N OID E S 149

gorífico8, que descendióhastaposarseen el asfalto de la ca-


rretera. Su aspectoera metálico y reflejaba los rayos solares.
Además,seencontrabasustentadopor lo que parecíanser cua-
tro patasy susdimensionespodrían alcanzarlos cuatro metros
de anchura.Aquel misterioso artefacto volador, aterrizado a
unoscincuentametrosdel testigo,asustóa las cabrasy a la pe-
na provocandoque los animalesse volvieranhaciaJuan,pero
ningunode ellos tuvo tiempo de reaccionar.De pronto,Juan
sintióque no podíamoverse.Y prontocomprobóque él no era
el único en esasituación.Thntolas cabras-unas veinteo vein-
ticinco- como la perraperrnanecíaninmóviles como estatuas,
congeladospor una fuerza invisible que los había dejado en
unaposturainsólitay ridícula.Al parecer,la escenaresultótan
graciosaque el testigosintió unasirrefrenablesganasde echar-
se a reír. Sin embargo,el estadoen el que se encontrabase lo
impidióe.
Peroaquelcuriosoe insólito fenómenono le afectabasolo
a él y susanimales.En esemomento,Juancargabaa la espal-
da con un sacode bellotasque rondaríalos cuarentakilos. Sin
embargo,por alguna extraña razón, no sentía su peso.Y así
permaneció-petrificado como una estatua- por espaciode
algunosminutos,hastaque el objeto volvió a despegary des-
apareciódejandouna fina estelade humo tras de sí. Segundos
después,y a diferenciade Maurice Masse,JuanGonzálezre-
cobró su movilidad. El pastortrató de encontraralgún rastroen
el terrenoque aclararala naturalezadel altefacto,pero no en-
contró nada anormal y continuó su camino, aunquemuy ex-
trañado,eso sí.

ó Aunque puedaresultarextraño,Ia tbrma dc <nevera>o <(cabina


telefónica>es
l'recuentcen algunosrelatosde encuentK)s cercanos.Algunoscasosespañoles, por po-
ner un ejemplo, son el aterriza.icde un objeto de estas característicasen Barakaldo
(Vizcaya)en la décadade los años setenta-investigado tambiénpor J. J. Benítezy
mencronadoen su libro Ia qumte colunuta- o e-lprotagonizadopor Mrguel Carras-
co. en Benacazón(Selilla), en 1976.En amboscasoslos testigosaseguraron habervis-
to humanoidesjunto a los objetos.
o BFtNÍTFtz,
JuanJosé.El oyni de Belén,Ed. Plaza& Janés.Barcelona.1979.
150 JAVIERGARCIA BLANCO

Aquel extraordinariosucesono trascendió,ya que Juan so-


lo se lo contó a susfamiliaresy amigosmás cercanos.Y habría
continuadoasí, oculto y desconocido,de no ser porque en el
puebloresidíaRamón Muñoz, buen amigo del investigadorse-
villano Manuel Osuna.Muñoz tuvo conocimientode lo ocu-
rrido, y fue así como el sucesollegó a oídosde JuanJoséBe-
nítez y otros investigadores.

De nuevo la oleadafrancesa

Volvamosa Francia y a su famosa oleadade 1954.Como


comprobaráel lector al repasarlos piárrafossiguientes,el cu-
rioso <efectosecundario>> de la parálisistambién seregistróen
aquellasfechas.
En septiembrede aquelaño,un joven llamadoYves David,
de veintiocho años, tuvo la fortuna -o la desgracia- de to-
parsefrente a frente con un extraño personajecerca de la po-
blación de Cenon.El humanoide,de muy corta estatura(ca-
racteústicaestacomún en la prácticatotalidadde los inciden-
tes con tripulantesde esaoleada),hizo algunosgestos,que el
testigo interpretó de manera amistosa. lnstantes despuésel
hombrecitocomenzóa ayanzaren dirección al testigo,hablan-
do en una lenguaextraña,pero Yves fue incapazde entender-
le. Curiosamente, el joven galo se vio paralizadode repentey
aunqueintentó moverse,todos sus esfuerzosresultaroninúti-
les. Poco despuésel humanoideentró en un artefactoque es-
taba posadosobrela carretera,y al momento despegórápida-
mente,dejandotras de sí una luz verdosa.
Al día siguiente,en Bouzais,un agricultorllamadoMercier
seencontraba..haciendoguardia" en su viñedo. Hacíaalgunos
días que .alguien" robabasus cepas,y aquellanocheestaba
dispuestoa atrapara los ladronesinfranganri. Cuandoel reloj
marcabalas diez y media de la noche y mientrasvigilaba sus
campos,una masaluminosa <cayó>del frrmamentoy se posó
a unos cincuentametros de donde se encontraba.Cuandoqui-
HUMANOIDES 151

so darsecuenta, se encontrabatotalmenteparalizado.Segun-
dos más tarde tres figuras surgieronde la luz y comenzarona
moversealrededorde ella. En ese preciso instante,el testigo
perdió la consciencia.Cuando despertóminutos despuésno
quedabarastro alguno de la extrañaluz y sustripulantes.
Algunos días despuésdel encuentroocurrido en el viñedo
de Bouzais, concretamenteel 9 de octubre, se producía otro
sucesode característicasmuy similares.En estaocasiónel es-
cenario escogido por los ufonautas fue la población de La-
voux. Aquel día, sobre las siete de la tarde, el señor Barrault
circulabaen bicicleta por una carreteracuandoseencontrócon
una extrañafigura de aspectoantropomorfoy ataviadacon un
traje ajustado.La criatura, de ojos brillantes, le lanzó una es-
pecie de rayo de luz y el testigo quedó paralizado.Mientras
tanto, el humanoidecaminó por el camino hastaque desapare-
ció entrela espesavegetaciónde un bosquecercano.
Como mencionéen el segundocapítulo,aunqueel mayor
número de observacionesde 1954 se registraronen el territo-
rio francés, las regiones italianas del norte también vivieron
una intensaactividad ufológica.Y fue precisamenteen el nor-
te de ltalia, concretamenteen la localided de Panadicinod'Er-
ba -muy cerca del lago de Come, donde se produjo el si-
guienteincidente.El 20 de octubredel ya lejano 1954,un ve-
cino de la población regresabaen coche a su casa.Mientras
introducíasu vehículo en el garajecomprobó aterradoque allí
había alguien más. Un extraño ser, de poco más de un mefo
de estaturay enfundadoen un traje ajustadoy resplandecien-
te, permanecíade pie en las proximidades.
Antes de que el automovilistatuviera tiempo de reaccionar,
el humanoidemostró un objeto similar a una liímparay le lan-
zóunrayode luzlO.El testigoquedóparalizadoal instante,aun-
que, a diferenciade los otros casos,logró recuperarla movili-
dad cuandoapretóel puño en el que guardabalas llaves de su

r0 De nuevose reprteel detalle.Práctlcamente


todoslos testigosque quedaronpa
ralizados aseguraronque los humanordeslanzaron contra ellos un "haz de luzo.
152 JAVIERGARCIA BLANCO

coche. Arrniándosede valor, decidió atrapar al extraño ser y se


lanzó sobreé1.Sin embargo,no pudo atraparlo,ya que el hu-
manoidealzó el vuelo como si de un pájaro se trataray escapó
rrápidamente mientrasse escuchabauna especiede silbido.
Un aspectodestacadode este sucesotuvo lugar después,
cuando el testigo entró en su casacon el miedo todavía en el
cuerpo y vivamentedesconcertadopor lo ocurrido. Comenzó
a sentirsemal y tuvo que acostarseinmediatamente,víctima de
una fiebre altísima y repentina.Resulta imposible determinar
fehacientementequé causó dicha fiebre. Quizá fue un efecto
secundariodel <rayo paralizante>,de su proximidad al ser o
incluso el resultado de una respuestapsicosomáticacausada
por la tremendaimpresión que le causóel encuentro.
Capítulo 8
\y'"
\/
\i

¿Capturados
por las cátmaras?

<Lo que me ocurrió en los páramos era


"impos¡ble". Hace que todo Io que tú pien-
sas que es normal, c¡erto y seguro se vea
cuestrcnado.>
Phi l i p SPEN C ER

UELEDECIRSI,abusando del tópico, que una imagen va-


le más que mil palabras. En la casuística ufológica son
miles las fotografías que pretenden constituir la eviden-
cia definitiva de la presenciade ovnis -y en menor medidade
sus ocupantes- en nuestroplaneta.Por desgraciapara todos
nosotros, una gran mayoúa de ellas correspondena fraudes
conscientes o, simplemente,a curiososefectosde luz, defectos
en el revelado,reflejos,etc.,que son interpretados por susau-
tores -generalmente sin mala fe de por medio- como la
prueba irrefutable de algo extraordinario y sobrenatural.Sin
embargo,y al igual que sucedecon la propia casuística,existe
un reducto de imágenesque se resistena la explicación o, al
menos,que han resistidoun intento por demostrarel fraude.
Quiero dejar claro, antesde que el lector se adentreen el
presentecapítulo,que mantengomis dudassobrelos casosque
voy a relatar a continuación.En uno de ellos, especialmente.
De todos modos he decidido incluirlos, ya que no dejan de re-
sultar de interésy porque, quizás, alguno de ellos podría -y
t54 JAVIERGARCIA BLANCO

recalco de nuevo lo de
"podío>- ser un documentoauténti-
co, en el que haya quedadoplasmadaesa <<otra
realidad>que
pareceacompañarnos.

Un humano¡deen los páramos

Entre los típicos paisajesde la campiña inglesadel conda-


do de Yorkshire, siempreha destacadoespecialmentela zona
de Ilkley Moor. En esastierras,de clima húmedo y neblinoso,
no es extrañoque la imaginaciónechea volar, llevandoa nues-
tra mente historias e imágenespropias de una película de te-
rror. De hecho, no es casualque el genial Arthur Conan Doy-
le ambientaraen los piáramosde Ilkley una de susnovelasmás
famosase inquietantes,El perro de los Baskerville.Y fue pre-
cisamenteen estelugar -actualmente de gran afluenciaturís-
tica- donde se produjo el casoque me dispongoa relatara
continuación.
Philip Spencerrhabíatrabajadocomo policía en la agitada
y estresanteLondres durante cuatro años. Pero cansadodel
ajetreoy el agobio de la capital británica y buscandoestarmás
cercade su tamilia, en 1987decidió cambiar de aires y trasla-
darse hasta la tranquila y sosegadazona de West yorkshire
junto a su mujer y su bebé.
El primerdía de diciembrede aquelaño,en torno a las 7.15
de la mañana,Philip salió de su hogar con la intenciónde vi-
sitarla casade su suegro,que seencontrabaen la poblaciónde
East Morton. Parallegar hastaallí debíacruzar los páramos,y
pensóque seríauna oportunidadperfectapararealizaralgunas
fotografías del sugerentey misterioso paisaje. De modo que
cogió su cámarade fotos y la cargó con un carretede alta sen-
sibilidad,más apropiadapara las escasascondicionesde luz
existentesen el lusar.

' Phrhp Spenceres un seudónrmo,ya que el testrgoexpresóa los rnvestigadores


su deseode permaneceren el anonrmato.
HUMANOIDES 155

Además,no olvidó llevar consigo una brújula, ya que la


niebla que suelecubrir los piíramosen esashoras tan tempra-
nas hacen muy fácil perderseen aquellosparajes.Spencerse
puso en marcha y cuando ya había caminadobuenaparte del
caminoescuchóun ruido sordo,que en un principió identihcó
como el producidopor un avión. Sin embargo,Philip no fue
capazde ver nada, aunqueno era raro a causadel cielo, que
permanecíacompletamente cubiertopor la nieblay encapota-
do por las nubes.Aún seguíapensandoen aquelsonidocuan-
do, por el rabillo del ojo, vio .,algooque se movía. Rápida-
mentegiró su cabeza,y unasdocenasde metrospor delantede
él pudo ver a una criaturade pequeñotamañoy color verde.
Inicialmentela sorpresano le permitió reaccionar,pero
cuandose percatóde que estabaantealgo extraordinariolan-
zó un grito hacia aquel ser.La criaturapaleciódarsepor alu-
dido y se dio la vuelta,al tiempo que agitabauno de susbra-
zos, como en señalde saludo.El policía, aunqueestabaatur-
dido por lo absurdode la escena,pudo reaccionara tiempo y
tomó su máquinafo-
tográfica, disparan-
do en unaocasión.

Detalle del supuesto


h umanoide fotografiado
por una cámara
en los páramos de
Ilkley Moor.
1 56 JAVIERGARCÍA BLANCO

No contentocon haberlo capturadoen la película fotográ-


fica, Spencerdecidió echara correr,con la intención de alcan-
zar al humanoidey descubriralgo más de é1.pero el pequeño
hombrecillo verdedio muestrasde serun buencorredor(Spen-
cer declararíadespuésque se movía mucho más rápido que
una personanormal) y nuestrotestigo fue incapazde darle al-
cance. En un momento lo perdió de vista, pero aún llegó a
tiempo de ver cómo un objeto plateadoy con forma de disco
despegabay se perdía entre las nubes.En esepreciso instante
se volvió a escucharel ruido sordo que había oído con ante-
rioridad, y comprendióque lo había causadoel ovni.
Muy confundidoy con sus pensamientos totalmenteocu-
pados por lo que acababade presenciar,Spencerolvidó por
completo la visita a casade su suegroy, en su lugar, encaminó
suspasoshastaMenston,la localidadmáscercana.y fue al lle-
gar al pueblo cuando se dio cuenta de que algunascosasno
iban todo lo bien que deberían.Spencercomprobóque su bru-
jula señalabaal sur en lugar de al norte. Además de esta cu-
riosa alteración-para la que no encontróuna explicaciónra-
zonable-, le llamó la atención ver que todas las tiendas del
pueblo estabanya abiertas.Al mirar el reloj vio que eran las
diez de la mañana.¡Perosegúnsuscálculosno podían ser más
de las ocho y cuarto!
Las dudasse agolpabanen su cabeza,de modo que decidió
que haría lo posible por aclararlas cosas.Recordó la fotogra-
fía que realizó al humanoidey tomó un autobúsque le llevó
hastael pueblo de Keighley, donde se encontrabala tienda de
fotografía con reveladoinstantáneomás cercana.Apenasunas
horas después,Spencersosteníaentre sus manostemblorosas
la pruebade que lo que habíavisto era real.
Sobreel papelaparecíala siluetade la criaturade color ver-
doso. Aquello confirmaba que no había sufrido una alucina-
ción. Algo o alguien se habíapaseadopor los páramosaquella
mañana.¿Peroqué era?El policía decidió buscarinformación
sobre lo que había experimentado,así que acudió a la bibüo-
tecay <devoró>todo lo que encontrósobreel fenómenode los
HUMANOIDES r57

ovnis. Uno de los libros, escrito por la investigadorabritránica


Jenny Randles,llamó su atención y decidió ponerseen con-
tacto con ella. A su vez, Randleshabló con su colegay amigo
PeterHough,y dio comienzola investigación.

En buscade una evidenc¡a

Como buenosinvestigadores, Randlesy Hough tomaron


con escepticismola <prueba> presentadapor Spencer.Sin em-
bargo, con el tiempo pudieron comprobar que el testigo era
una personahonestay seria, que no parecíabuscarbeneficio
algunocon aquellarocambolesca historia.Es más,Spencerpi-
dió a los ufólogosque no dierana conocersu auténticonom-
bre, y Hough inventóel seudónimode Philip Spencer.Por si
fuera poco,el policía cedió los derechosde explotaciónde la
imagenal investigador,por lo que las posiblessospechasso-
bre una búsquedade beneficioeconómicoparecierondiluirse.

' "T;tr y4r l

Los análisis realizados a la fotografía descartaron la posibrltdad de un


fraude en el negat¡vo. 9n embargo, resulta ¡mpos¡bledeterminar si
lo regtstrado en la imagen corresponde a un auténttco humanotde o,
por el contrario, es un ample muñeco o cualquter otro objeto
convenc¡onal.(Copyright: Peter Hough.)
1 58 JAVIERGARCIA BLANCO

Sin embargo,no todo eran buenasnoticias. Por desgracia,


la fotografía obtenida por el policía tenía demasiadograno y
apenaspodían apreciarsedetallesdel supuestoser.Aquello di-
ficultabaenorrnemente la investigación.A causadel excesode
gr¿rno-provocado por la alta sensibilidadde la película- la
posibilidadde rea,izarampliacionesde la fotografíaresultaba
prácticamenteinútil. Habíaque buscarotrasopciones.
Hough pusola imagenen manosde los laboratoriosKodak
de Hernpstead, y los especialistasde la casafotográficacerti-
ficaron que no sehabíanmanipuladoel negativo,por lo que un
montaje de este tipo quedabadescartado.Sin embargo,tam-
poco había forma de sabersi lo que había registradola cáma-
ra era un auténticohumanoideo una figura de cartón, por po-
ner un ejemplo.
En su intento por explicar el origen de la instantánea,
Hough llevó la fotografíaa un expertoen animalessalvajes,
quien descartóque se trafarade algún tipo de animal.

La historiase complica

Apenasun mes y medio despuésde que diera comienzo la


investigaciónpor partede los ufólogosbritánicos,sucedióalgo
que complicó aún más toda aquellahistoria.Al parecer,el po-
licía recibióen su casala visitade dos extrañospersonajes,
que
se presentaron como oficialesde inteligenciade la RAF (Real
FuerzaAérea del ejército británico). Le mostraronsuscreden-
cialesy tras identificarsecon los nombresde Jeffersony Davis
solicitarona Spencerque les entregarala famosafotografía,ya
que eseera su cometido.
Sin embargo,los supuestosmilitarestuvieronque irse con
las manosvacías,ya que Spencerhabíafacilitadola instantá-
nea a Peter Hough para que realizaracon ella los análisisper-
tinentes. Lo más extraño de todo es que no había manerade
que aquelloshombrestuvieranconocimientode la existencia
de aquellaimagen,ya que el sucesosolo lo conocíanla mujer
HUMANOIDES 159

del policía, Jenny Randles; Hough, y Arthur Tomlinson, un


compañerode este último. ¿Cómo habíansabidolo ocurrido?
Bastanteintrigado, Hough decidió hablar con la secciónde in-
teligencia de la RAF para tratar de confirmar la existenciade
aquellosmisteriosospersonajes,pero el resultadofue negati-
vo. Desde las oficinas de la Fuerza Aéreaaseguraronque no
existía ningún oficial con esos nombres. Inmediatamentela
sombrade los polémicos<hombresde negro>> hizo acto de pre-
senciaen la historia.

La brújulase volv¡óloca

La investigacióncontinuó,y el siguientepasoconsistíaen
analizarla bníjula que Spencerllevaba consigo el día de los
hechosy que,misteriosamente, habíavisto invertidasu polari-
dad. Es decir, en lugar de apuntarhacia el norte, hacíatodo lo
contrario, señalandoal sur.
En buscade una posibleexplicación,Hough llevó la bníju-
la al Instituto de Ciencia y Tecnologíade la Universidadde
Manchester.Allí pudo comprobarque la bníjula, efectivamen-
te, había sido expuestaa un campo magnéticomuy potente.
Sin embargo,eso tampocosupusouna pruebadefinitiva,ya
que no había forma de averiguarsi la polaridad de dicha brú-
jula había cambiadoen los páramosde llkley. En su informe,
Houghescribiólo siguientea esterespecto:

La personaa quienllevamosla bníjulaparasu aniílisis


fue al doctorSpooner, del departamento de ingenieíaeléc-
trica de la Universidadde Manchester. ¿Cómosehabíain-
vertidola polaridadde la brújula?El doctorSpoonerno pu-
do ofrecerunarespuesta definitiva.Cuandoprobóa aplicar
imanesindustrialessobrela bníjula,la agujacambiabasu
orientación, perotanprontocomosequitabanlos imanesel
efectodesaparecía. De modoquesecomprobóqueun cam-
po magnéticode esascaracteísticas no teníaefectosper-
160 JAVIERGARCIA BLANCO

manentes.El doctor Spoonery su ayudanteexperimentaron


también con un fuefe campo magnético aplicado rápida-
mente. En esa ocasión,sí se produjo un cambio en la pola-
ridad.

Este último método no resultabacaro y podía ser realizado


por cualquierpersonacon ciertos conocimientos,pero el doc-
tor Spooneraclaró que tenía un inconveniente:era una forma
demasiadoarriesgada,ya que habíaque emplearcoriente eléc-
trica.

¿Abducción?

Dando muestrasde un buen quehacerinvestigativo,Peter


Hough decidió completarsus averiguaciones con un estudio
psicológicodel testigo,y lo llevó a un hospitalen Prestondon-
de existíauna clínicade psicología.Allí, Spencerfue atendido
por el doctorJim Singleton,quientrassometerlea una seriede
test y otraspruebasquedóconvencidode que Spencerestaba
diciendola verdad.Al menos.<su>verdad.
Perola cosano terminó ahí. Desdehacíaalgún tiempo, el
policíaveníasufriendouna seriede extrañossueñosque le im-
pedíandescansarcorrectamente. Aprovechandoesta circuns-
tancia,y tratandode encontraruna explicacióna esaspesadi-
llas, Singletondecidiósometera Spencera una sesiónde hip-
nosisregresiva.
Parasorpresade los presentesen aquellasesión,Spencer
rescatóde su memoriauna sorprendente y alucinantehistoria
de abducción, que supuestamente habíatenidolugar el misnlo
día en el que fotografió al extrañoser.
He aquíla transcripcióncorrespondiente a la sesiónde hip-
nosis:

Jltr¡StNclerou.--Quiero que lleves tu mente atrásen el


tiempo, hasta el uno de diciembre del año pasado,cuando
T-

HUMANOIDES l6l

cruzabasel piíramo. Quiero que lleves tu mente hasta en-


toncesy que lo vuelvasa experimentartodo. Quiero que me
cuenteslo que estásexperimentando.
SpeNcpn.-Estoy andandopor el piíramo. ¡Hacebastan-
te viento! Hay un montón de nubes.Estoy caminandohacia
algunosiárboles.Veo algo pequeño,es verde y se mueveha-
cia mí. ¡Oh! Estoyparalizadoy no puedomoverrney la cria-
tura continúa viniendo hacia mí. Estoy flotando en el
aire y quiero bajar! [Más tarde diía que había levitado unos
centímetrossobreel sueloy que la criaturaestabafrente a él
como un niño que lleva un globo con una cuerda.]No pue-
do bajar y no me gusta.La cosaverdeestáfrentea mí. ¡Oh
Dios! ¡Quiero bajar! Hay un gran platillo plateado.Tiene
una puerta.No quiero entrarallí. Todo se ha vuelto negro
ahora.
Jru Srr.¡cleroN.-¿Dicesque todo se ha vuelto negro?
SpENcnn.-No puedo ver nada,como si estuvierador-
mido. No puedo oír nada.Ahora hay una luz brillante.No
puedover de dóndeviene.Estoy en una especiede habita-
ción y puedooír una voz diciéndomeque no tengamiedo.
Ya no tengo miedo.Aún puedover esacosaverdepero ya
no tengo miedo. Me ponenen una mesa.Ahora puedomo-
vermesi quiero,pero ya no tengo miedo y hay una luz que
se estámoviendohacia mí. Es como un tubo fluorescente.
Está subiendopor mis pies; puedo oír de nuevo esa voz,
diciéndome:.No queremoshacertedaño y no debestener
miedor. Me hace sentir calor cuando subepor encima de
mí; estápasandosobremi estórnagoen direccióna mi ca-
beza.Cierromis ojos,no quieromirar por si dañarnis ojos...

A paÍir de ese momento el testigo cuenta que los seres le


llevan por la nave y le enseñan dos <películas>. Una advierte
de un desastreecológico, mientras que la otra parecía tener un
contenido personal y recogía predicciones sobre el futuro de
Spencer. El testigo declinó aclarar cuál era dicho contenido,
sugiriendo que se trataba de algo demasiado personal.
Después de ver las <películas>, el policía fue invitado por
los seres a abandonar la nave, y cuando ya se alejaba fue el
r62 JAVIER GARCIA BLANCO

momento en el que tomó la foto del humanoide,aunqueapa-


rentementehabía olvidado ya todo lo ocurrido.

Como comprobaráel lector,el casode Ilkley se mueveper-


manentementeen el filo de la duda. Personalmente,aunque
consideromuy interesanteel fenómenoabducción,soy bastan-
te cútico con estosrelatosy creo que segurÍrmenteno forman
parte de lo que conocemoscomo fenómenoovni. ¿Quierede-
cir eso que John Spenceresti mintiendo sobresu experiencia?
Por el momento resulta imposible demostrar semejanteafu-
mación.
Es más, es muy posible que la parte de la historia ajenaal
relato de la abduccióny su visita al ovni seanauténticas.Quizá
la sesiónhipnóticaa la que fue sometidodisparasesu imagina-
ción y su mente creó una historia <<coherente>> con los hechos
realesque habíaexperimentado.En mi opinión, la hipnosisno
es un método frable en ningún c¿rmpode investigación.Si el
sujeto que se somete a ella está mínimamente influido -lo
que es muy probable-, resultaráimposible comprobar si lo
que estácontandoes un hecho cierto o simplementefruto de
su imaginación.
Por el contrario, como decía,la otra parte de la historia re-
sulta bastantefiable. El hecho de que Spencerpidiera mante-
ner el anonimato, el que no haya obtenido beneficio alguno
con el caso(recordemosque inclusocedió los derechosde la
fotografía al investigadorPeter Hough) y la ausenciade con-
tradiccionesen susnumerosasdeclaracionesdicen mucho a su
favor.
Sin embargo,debemosreconocerque resultaimposible de-
mostrar la autenticidadde la imagen. Los expertosde Kodak
certificaronque no habíatrucaje,pero no pudieron aclararqué
era exactarnentelo que aparecíafotografiado. Podría tratarse,
fácilmente,de una maquetao una figura de canón. La bníjula,
efectivamente,habíavisto alteradasu polaridad.Pero también
en estecasolos expertosfueron incapacesde determinardón-
de o cómo ocurrió dicho cambio.
HUMANOIDES 163

Como sucedeen muchasotras investigaciones,las pesqui-


sasquedanen punto muerto. No hay forma de demostrarque
el encuentrorelatadopor un testigo ha sido real, y las posibles
huellas,marcaso fotografías--que cuando se inicia la inves-
tigación uno tiene la esperanzade que se conviertanen prue-
bas- acabanpor quedarseen .<simplesnevidenciasde que
..algonpudo haber ocurrido. La preguntaes: ¿qué?

El <bombero del espac¡o)t

El siguientecaso resulta, al menos para mí, bastantemás


dudoso.Algunos detallesparecenapuntara un fraude aunque,
todo hay que decirlo, eso es algo que nunca ha podido demos-
trarse.
En esta ocasión los hechosnos llevan hasta EstadosUni-
dos, concretamentea la localidad de Falkville, en el estadode
Alabama. El sucesoen cuestióntuvo lugar, segúnel relato del
testigo, durante la noche del 17 de octubre de 1973. Precisa-
mente, aquel año había sido muy activo ufológicamenteha-
blando. Tan solo cinco días antes,el 12 de octubre,una pareja
de pescadores,CharlesHickson y Calvin Parker,habíanprota-
gonizadouna supuestahistoria de abducciónen la localidadde
Pascagoula.Las noticias y reportajessobreavistamientosovni
llenaban las páginas de periódicos e informativos, y a todos
ellos se iba a sumar una nueva historia: el encuentrode Jeff
Greenhaw.

Greenhaw nabajaba comojefe depolicíadela citadapo-


blaciónde Falkville.Aquel 17de octubre,pocodespués de
las diezde la noche,Greenhaw recibióla llamadatelefóni-
ca de unavecinaque,muy alarmada, aseguraba estarvien-
do un ovni posadoen un campocercano.Aunquenormal-
menteno habríaconcedidocréditoalgunoa una denuncia
semejante, la presenciaconstantede noticiassobre<plati-
llos volantes>>
en la prensade aquelañohizo queel oñcial
de policíatuvieradudas.
lu JAVIERGARCIA BLANCO

De modo que cogió una cámarade fotos y montó en su


coche patrulla con la intención de comprobar la veracidad
de aquellallamada. Cuando se encontrabaya en las afueras
de Falkville, de pronto distinguió una extrañasiluetaen me-
dio de la carretera.Era una figura de gran altura, ataviada
con una especiede traje reluciente,como el aluminio.
Greenhaw paró su vehículo y salió al exterior, pertre-
chadocon su cámarafotogriífica. Mientras el misterioso ser
se aproximabacon pasoslentosel policía disparósu máqui-
na tomando varias instantáneas.Segundosdespués,Green-
haw entró de nuevo en el coche patrulla y encendiólas lu-
ces de la sirena,con la intención de ver con mayor detalle al
supuestohumanoide.En ese momento,el personajeinició

Vanas instantáneas del supuesto humanoide apareado en Fatkvilte,


Alabama (EE. UU.). Casi todos los tnvestigadores co¡ncñen en señalar
que las imágenes son, probablemente, un fraude.
HUMANOIDES 165

El jefe de
policía,
Greenhaw,
testigo del
encuenvo con
el <ser del
espacto>
y autor de
las polémicas
fotografías.

La prensa de la época y las publicaciones ufológicas especializadas


dedicaron numerosas págrnas a analizar el supuesto encuentro del
policía y el <hombre del espac¡o>.

r-.'"irr*.*,,*
Etlliil
f.r*-:t l'z
**,****IüHkil.

ffi,-F.'""'ffi
ffi'ffiffi"=i "- í-rffi;*,
ffi
r66 JAVIER GARCIA BLANCO

una frenética c¿ureray el policía comenzóa perseguirlecon


su vehículo. Sin embargo,aquel ser corría mucho más que
una personanormal, y Greenhawfue incapazde alcanzarle.
Poco despuésel agenteperdía el control del vehículo y se
salía de lacalzada.

Y el resto ya forma partede la historia de la ufología mun-


dial. Las fotos tomadaspor Greenhawfueron publicadashas-
ta la saciedaden periódicos, libros y revistas especializadas,
siendopresentadascomo pruebairefut¿ble de la existenciafí-
sica de los ovnis. Sin embargo,pronto surgieronlas primeras
vocescríticas que asegurabanque las fotos obtenidasen Falk-
ville no eran más que un fraude.Al parecer,el aspectodel hu-
manoide se asemejabasospechosamente a los trajesignífugos
utilizados por los cuerposde bomberos.y, aunqueaquella hi-
pótesisnunca sedemostródefinitivamente,la sombrade la du-
da se cernió sobreel testimonio de Jeff Greenhaw.
Se tratara de un fraude elaboradopor el policía o de una
broma de mal gusto de la que se convirtió en víctima, lo cier-
to esque el oficial norteamericanocayó en desgraciatras el su-
puestoavistamiento.Tras dar su testimonio a la prensay la te-
levisión, comenzóa recibir llamadasamenazantes,su casasu-
frió un <<misterioso>> incendio y su mujer, cansadade todo
aquelembrollo, sedivorció de é1.Paracolmo de males,sussu-
perioresle presionarony se vio obligado a dimitir, por lo que
perdió el empleo. Si realmentetodo fue un fraude o una bro-
ma, de lo que no hay duda es de que lo pagó muy caro.
Capítulo 9

El regresode un enigma

os INVESTIGADORES estamosacostumbradosa eseextra-


ño y exasperante<<comportamiento>. Aunque la activi-
dad ovni parece haber descendido casi a cero en los úl-
timos años,los no identificadossiempreacabanregresando.Y
a vecescon más fuerza que antaño.Cuando los casosdismi-
nuyen, los <escépticos>> suelenargumentarque <<yano se ven
ovnis, han pasadode modo'. Sin embargo,los hechosparecen
empeñarseen llevarlesla contraria.
En el último trimestre de 2001, los ovnis y sus tripulantes
volvieron a hacer acto de presencia,y a tenor de los casosque
pude recogeren compañíade los investigadoressevillanosRa-
fael Cabello y José Manuel García Bautista, lo hicieron con
gran intensidad.Puedep¿recerun lugar más, pero los investi-
gadoressabemosde sobraque la zona de Sevilla es una suer-
te de imán para los no identificados.Y precisamenteeseha si-
do uno de los escenariosde susúltimas apariciones.Esta pro-
vincia andaluzahasido protagonistade unos casosque traen a
la memoria las épocasdoradasde la ufología hispana.Cazalla
de la Sierra,las cercaníasde Gerenay Olivares,El Arahal, La
Algaba, etc., son algunas de las localidades cuyos terrenos
volvieron a ser escenariodel misterio. Aunque los hechosque
voy a relatar a continuaciónno son exclusivamenteincidentes
con humanoideshe creídoconvenienteincluirlos en el presen-
te capítulo, ya que en mi opinión todos ellos conforman dis-
de una misma puestaen escena.
tintos <<actos>>
168 JAVIER GARCIA BLANCO

Aterrizafeen Torre Mocha

Llegamos tarde. Tan solo dos semanasantes,los no iden_


tificados habían hecho acto de presencia.Un objeto esférico
había sido visto en un campo situado entre las localidadesde
Gerenay Olivaresy, segúnel relatode los testigos,dejó unas
huellas en el terreno. Por desgracia para nosotros, cuando
acudimos hasta el lugar el paisaje había cambiado notable-
mente. Días atnásel terreno había sido arado, eliminando
cualquiervestigiode la presenciade un ovni en el lugar.
¡Al
final uno acaba acostumbriíndosea lo escurridizo del fenó-
meno!
El23 de febrero,JaimeMarín y su novia, CarmenSánchez,
de veinticinco y veintitrés años, respectivamente,se encon_
traban pasandouna tarde de campo en un lugar conocido co-
mo Torre Mocha, a escasoskilómetros de Gerena.A las seis
de la tarde decidieron volver a Sevilla y, cuando ya llevaban
recorridosalgunoskilómetros, se dieron cuentade que habían
olvidado la cámarafotogriífica en el lugar, por lo que deci_
dieron regresÍr a recogerla.L)navez allí, Jaime se percatóde
la presenciade una esfera de luz que reposabaen una finca
cercana.

Aquelloestabasobreel campo,y no habíanpasadoni


treintasegundos
desdequelo vimoscuandosalióvolandoy
seesfumó.Seelevósobreel terrenoy simplemente
desapa_
reció.

Por desgracia,no tuvieron tiempo para tomar una foto.


Los chicosquedarontan extrañadosque al día siguientere_
gresaronal lugar, apreciandoen el suelo una especiede hue_
llas.

Cuando volvimos encontramosunas mÍucas circulares


en el campo, y pensamosque aquello debió ser algo real-
mente extraño.
HUMA N OID E S 169

#8&** -

:ft"w
.:

- q. 'Y
"ft*i*é,
Este campo, situado a escasos metros del lugar conocido como Torre
Mocha (Sevilla), fue escenario de uno de los últ¡mos aterrizajes ovnr
en nuestro país. En febrero de 2002, un objeto en forma de peonza
aterrizó en el terreno, dejando una marca wsrble. Algunos años antes,
otros testigos habían observado el paso de un objeto de extrañas
características en el mismo luoar.

Segúnnos relataronlos testigos,la esferaluminosatendría


unosdiez metrosde diámetro.y emitíauna luz amarillentaque
no molestabaa los ojos.Los dosjóvenesno teníanpor qué sa-
berlo, pero aquelmismo enclave-Torre Mocha- fue el es-
cenario de otro aternzajeveintiseisaños antesde que tuviera
lugar el suyo.
El incidente,Quefue ampliamenteinvestigadopor los ve-
teranosufólogossevillanosJoaquínMateosNogalesy Manuel
Filpo, ocurrió el 15 de febrerode 1976.Aquella tarde,a las
ocho y diez, dos muchachosque se dirigían a Gerenacircula-
ban en una motocicletacuando,a la alturade TorreMocha, se
dieron cuentade que habíaalgo extrañoa un lado del camino.
Allí vieron un objeto en forma de <puro>de unos treintame-
trosde longitud,que seencontrabaelevadoa un metrodel sue-
170 JAVIER GARCIA BLANCO

lo y a unos cinco de la carretera.Los tesúgospudieron apre-


ciar lo que parecíanünas veinte ventanillasde color rojo in-
tensoa lo largo de toda la superficiedel objeto.
Además del famoso caso investigadopor Mateos y Filpo,
en la zona se han producido numerososavistamientosy resul-
ta destacableel hecho de que allí son frecuenteslas alteracio-
nes magnéticas,seguramenteexplicablespor la gran presencia
de material de hierro en el terreno.Nosotrosmismos tuvimos
la oportunidadde comprobarlo al observarque la bníjula se
volvía .<locat>en las inmediaciones,e incluso mi cámarafoto-
grífrca -una Nikon en perfecto estado- se negabaa tomar
las fotografías.En aquel momento, el incidente de Torre Mo-
cha era el último del que habíamostenido conocimientor.Sin
embargo,los avistamientosen el áreasevillanahabíanvenido
produciéndosedesdehacíavarios meses.

Ovnis en VentaAlto

La pequeñaoleadaparecíahaberseiniciado el 4 de octubre
de 2001. En torno a las nuevede la noche de aquel día, Fran-
cisco Javier Rodríguez -un comercial de treinta y cuatro
años- circulaba por la N-630 (carreterade Extremadura)en
dirección a Sevilla. Cuando se encontrabaen una zona cono-
cida como VentaAlto, algo llamó su atención.En el cielo pu-
do observartres luces esféricasde diferentescolores (violeta.
verde y rojo) que formaban un triángulo. Las luces orbitaban
en torno a un centro imaginario, por lo que el testigo supuso
que existía un objeto sólido tras las esferas.Durante unos tres
minutos, FranciscoJavier pudo observarcómo el trirángulose

I Despuésde mi visrta a tierras sevillanasen febrero de 2001, los ufólogos Rafael


Cabello y José Manuel García Bautista sigureron recogiendo numerosos casos
de encuentroscercanosy aterrizales.Algunos de ellos, altamenteinteresantes,perma-
necen aún bajo investigación,por lo que he preferido no incluirlos en el presenteca-
pítulo.
HUMANOIDES t7l

desplazabalentamentealavez que rotabasobresí mismo, con


una trayectoriasudoeste-noroeste.
Tres mesesdespués,el 26 de enero, iba a tener lugar otro
avistamientomuy cercade la misma zona. Luis Fuertesy Es-
tebanGutiérrez viajabanen su coche por una carreterasecun-
daria cercanaa VentaAlto.

Vimossurgirdel fondode la hondonada,


sobreel lago,
unaespeciedetubomuygrande,deunosveinticincoo trein-
ta metrosdelargoy ochoo nuevede ancho.Apareciódere-
pentey en sucostadoseiluminaronunasbandasluminosas
de varioscoloresquecorrían,comolas que llevanlos co-
chesde feria.

Los testigosobservaronentoncescómo el extrañoobjeto se


elevabalentamente,dirigiéndosehacia Extremadura.Tras algo
más de un minuto de observación,lo perdieronde vista.
Los avistamientosen VentaAlto no fueron los únicos. En-
tre los mesesde octubre y febrero se recogieronmás de vein-
te avistamientosa lo largo y ancho de la provincia de Sevilla;
172 JAVIERGARCÍA BLANCO

Desde este punto observaron un objeto tubular sobre el pequeño


embalse que se observa en el fondo de la fotografía. El lugar se
encuentra muy próximo al enclave conoc¡docomo Venta Alto (Sevilla).

observaciones como la vivida por Cati Muñoz, quien el 29 de


octubrede 2001 avistóun triánguloluminosodesdela pobla-
ción de Coria del Río. Al igual que en el casode FranciscoJa-
vier Rodríguez,esteobjeto presentabaluces de coloresen sus
vértices,aunqueen estaocasiónen tonos amarillentosy ana-
ranjados.
No menosimpresionantefue el casode Dori Marín, una se-
villana que el 22 de enerode 2002 fue testigo de la enigmáti-
ca presenciade un objeto en forma de lágrima invertida en la
población de Dos Hermanas.El ovni, similar (a una peonza
metálica>,se encontrabaposadosobreel terreno,y su superh-
cie parecíaser lisa, ya que Dori no apreció nada que indicara
la existenciade aberturaso compuertas.
La lista sería casi interminable: Castillo de las Guardas,
Sanlúcarla Mayo¡ Tomares,Las Pajanosas, Lebrija... Dece-
nas de testigosque coinciden en señalarque lo observadopor
ellos no se asemejaa nadaconocido. Las consultasrealizadas
al INTA (Instituto Nacional de TécnicasAeroespaciales)y a
los serviciosde meteorologíadescartanla posibilidad de que
HUMANOIDES t73

los avistamientostuvieran su origen en el lanzamientode glo-


bos sondao ingenios similares.Si bien las visiones de objetos
triangularespodrían explicarsepor la entoncescrecienteacti-
vidad aeronáuticaen la base aérea de Morón -movilizada
desde los trágicos sucesosdel I I de septiembre-, los inci-
dentesprotagonizadospor nuestrossiguientestestigosresultan
muchísimo más difíciles de explicar.

Lleganlos humano¡des

Un serimposible.Eso es lo que describieronSoniaOrtiz y


MaríaOtiz, dosjóvenes universitariasque el 10 de octubrede
2001 circulabanpor una carreterasecundaria,muy cercade la
localidadde La Alsaba.

Eran las cuatro y cuarto de la tarde, y regresábamosa


Sevilla por la carreterade enlaceque existe entre La Alga-
ba y Brenes,cuandoa unos cien metros vimos a alguien
muy alto, de unos tres metros,situadojunto a unos cultivos
de naranjos.Era muy robusto y grande, casi como un na-
ranjo.

Lo que más llamó la atención de las chicas -además de la


talla gigantesca del ser- fue el movimiento lentísimo y torpe
del extraño personaje.

Nos chocó mucho, ya que no existe nadie tan grande y


que se mueva tan despacioy, por supuesto,no fueron aluci-
nacionesnuestras.

El humanoide estaba enfundado en un traje cuyo resplan-


dor les recordó al papel de aluminio y que emitía cierta lumi-
nosidad. Aunque el encuentro no superó los treinta segundos
de duración, la proximidad del ser -llegaron a estar a unos
diez metros de distancia- les permitió cerciorarse de que no
t74 JAVIERGARCIA BLANCO

estabanviendo a una personanormal. Aquella misma noche,


sobre las 21.20 horas,desdela localidad de La Algaba varias
personaspresenciabanel vuelo de extrañasesferasde luz, co-
rroborando en cierta forma el increíble relato de las mucha-
chas.
Igual de fascinanteresulta el testimonio de Mariló Rodrí-
guez.El domingo 23 de diciembrede 2001, Mariló y su hijo
de tres añoscirculabanen su cochepor la carreteraN-333, que
une las poblacionesde El Arahal y Utrera. Cuando recorrían
una de las rectasdel trazado,la mujer se percatóde la presen-
cia de ..algon extraño en la cuneta. Una silueta de unos dos
metrosde altura permanecíaestáticoa los pies de la carretera.
Segúnfue aproximándoseal lugar donde se encontrabael ser,
pudo contemplarlocon mayor detalle.

Era muy alto,mediríaunosdosmetros,y teníaunaca-


bezaredonda,perolo másraroesqueestabadesproporcio-
nadaconel restodel cuerpo,eramuchomáspequeña quela
de unapersonanormal.

El humanoide, de un color gris oscuro, se encontrabade


perfil, con los brazospegadosal tronco y parecíaestar obser-
vando el lugar. Lo más curioso de todo es que el ser despren-
día un resplandorblanquecino alrededor de todo su cuerpo.
Este <aura luminosor tenía un grosor de unos treinta o cua-
renta centímetrosy, a pesarde emitir una fuerte luminosidad,
no iluminabala zona cercana.Este último detalle resulta de
gran interés,ya que lo descrito por la testigo -1uien desco-
noce por completo la abundanteliteratura ufológica- se repite
hastala saciedaden numerososcasosde encuentroscon ovnis
y sus tripulantes.Cuando el coche de Mariló se encontrabaa
la altura del humanoide,la distanciaentre ambosno superaba
los dos metros, y esta aprovechópara observ¿rcon deteni-
miento; pero, curiosamente,no vio la espaldadel sercomo se-
ría de esperar,sino que tan solo pudo apreciarel campo lumi-
noso, como si este envolvieraal misteriosopersonajepor de-
t-

HUM ANOID E S t75

lantey por detrás,dejandovisibleúnicamentesuslaterales. Al-


go asustada,pisó el acelerador,pero aún pudo echarun último
vistazopor el espejoretrovisor,comprobandoque aquellaes-
tatuapermanecía en el mismo lugar.Mariló nosconfesóque la
visión le intrigó muchísimo,perono se atrevióa detenerel ve-
hículo, ya que, al viajar sola y ante lo extrañodel ser,sintió
ciertotemor.

<Aquellofue alucinante>

Cuandole entrevistamos, M. A. J. -funcionario del Mi-


nisteriodel Interior- no encontrómejorespalabrasparades-
cribir lo que habíavivido el 3l de diciembrede 2001,mientras
circulabapor una solitariacarreteradeCazalladela Siena (Se-
villa) en compañíade su mujer:

Seían aproximadamente las seismenoscuafo de la tar-


de -nos explicó- y, de pronto, a mi lado del coche, vi
<aquello" en una explanadaque hay entre los olivos. Ob-
servamosuna especiede plataformade unosquincemetros
de largo. Tenía el perhl de un submarino,como abombadi-
to... úna forma parecidaa la de un monovolumen,paraque
tú me entiendas.v se sosteníaal menos sobre dos o tres
patas.

Pero eso no fue lo único que pudieron observar.Tres seres


de gran altura mantenían una frenética actividad en torno al
ovni:

Estaríamosa unos diez o quince metrosdel objeto.Al


lado habíaunostipos como de la NBA, de unosdos metros
o dos metrosquincede altura,e iban vestidoscon un traje
blanquísimoy ajustado,como el de un submarinista. La ver-
dad es que fue alucinante.Yo redujela velocidad,con la in-
tenciónde pararme,e inclusopuselas lucesde emergencia,
pero mi mujer se asustómuchísimoy me pidió que nos fué-
176 JAVIERGARCÍA BLANCO

ramos de allí. Al principio dijo que sí, que queía verlo, pe-
ro cuando aquellos seres comenzaron a moverse rápido,
agachándosey levantiíndose,se asustómucho.

Segúnel testigo,los humanoidespresentabanuna anatomía


muv extraña:

Los hombros eran muy anchos,los brazos muy delga-


dos, como los de una personaanémica,y luego la zona de
las muñecasvolvía a ensancharse,
como si estuvieraninfla-
madas.

Para colmo, la cabeza de aquellos seres era más pequeña


que la de una persona normal, y tenía una forma <apepinada>.
Sus ojos -lo único de su rostro que M. A. J. pudo apreciar con
claridad- eran rassados v situados hacia atrás.

ztt -
<a

-4p

El autor, junto al ¡nvestryador sevtllano Rafael Cabello, durante una


entrewsta con el policía nacional protagon¡sta de un insólito encuentro
cercano con humanodes registrado el 31 de dtctembre de 2001.
HUM AN OID E S 177

.st3t I
/1
I

.',i#t
&
"j

Los ¡nvesngadoresl. M. García Bauttsta y Rafael Cabello (izqurerda y


derecha, respecttvamente)lunto al veterano ufólogo sevtllanoJoaquín
MateosNogales.Los tres han petnado la provrnciade Sev¡llaen busca
de av¡stamrcntos y extraños encuentros con lo desconoctdo.

La actividadde aquellosseresparecíafrenética,como si es-


tuvieranllevandoa caboalgúntipo de labormuy concreta:

Los seresactuabanentre ellos, todos muy unidos,pero


sin comunicarseentresí. Se agachaban,se levantaban,
avan-
zabanun poco, volvían a agacharse, y así
se levantaban...,
todo el rato. Como honnigasobreras.Igual que hormigas
obreras.

La actividad de los humanoides era tal que, aparentemente,


no mostraron el menor interés por los testigos. Era como si ni
s iq u i e rae s tu v i e ra na l l í:

Cuandomi mujer insistió en que nos fuéramos,yo pe-


gué un..arrancón,'rnuy fuertecon el coche,y ellos ni se in-
mutaron.Yo creo que si llegana pararocho o nuevecoches
178 JAVIER GARCíA BLANCO

más allí, a ellos les habría dado igual, habrían seguidocon


lo suyo...

En el momentodel <<acelerón>, M. A. J. aún tuvo tiempo de


echarun último vistazo a aquellamisteriosaescena,y la silue-
ta de aquellasgigantescasfiguras quedó grabadapara siempre
en sus retinasy, sobretodo, en su memoria. El encuentroim-
presionó tan vivamentea nuestroprotagonistaque cuando se
sincerópor completo con nosotros,acabóconfesándonos:

Antes de esto siempreme reía de los que salíanen la te-


le o los periódicos coritando cosasparecidas.Pero, desde
que vi aquello, séque no estamossolos.Eso te lo puedocer-
tificar.
Conclusión

<... nosotros tenemos la sensaaón de que,


a poco que nos esforzásemos, podríamos
agarrar en plena noche a esos escurr¡d¡zos
seres. Vamos pisándoles los talones; la at-
mósfera aún wbra de exataaón y el olor de
azufre aún flota en el aire cuando reaistra-
mos Ia htstona.>
JacouesV¡r-lÉe

A FRASE DE VALLÉE, recogida en las páginas de su obra


maestraPasaportea Magonia, ejemplifica a las mil ma-
ravillasel sentirde los investigadores de campo.Al me-
nos yo me identificoplenamentecon ellas.Siempreque inicio
una nuevainvestigaciónno puedoevitar sentir cierta desazón,
provocadapor la seguridadde haber llegado tarde otra vez.
<Vamospisándoleslos talones>>. ¡Quécargadaderazónestála
frasedel investigadorgalo!
Por desgracia,hemosde conformarnoscon eso.Con el tes-
timonio sinceroy desconcertante de los testigos.Una voz aún
quebradizapor lo fresco e indeleblede los recuerdos,marca-
dos a fuego por una experienciano convencionale imposible
de aceptarpor la sociedady la cienciaactual.
Los relatos incluidos en este libro son solamenteuna pe-
queñamuestrade una casuísticagigantescaque seextiendepor
todo el planetacausandoel desconciertoy la admiraciónde los
investigadores.Sin embargo,son pocos los científicosque tie-
180 JAVIERGARCIA BLANCO

nen el anojo y la audaciasuficientespara adentrarseen un te-


rreno tan resbaladizocomo el de la ufología. La falta de prue-
bas y la imposibilidad de reproduciren el laboratorioun fenó-
menocomo el que nos ocupaha convertidoa los ovnis y a los
testigosen <herejesy condenadoso a ojos de la ortodoxia.
Pero¿a qué nos enfrentamos? ¿Sonrealestodosesosrela-
tos y testimoniosque noshablande seresy artefactosextraños
y aparentemente nci humanos?Si la respuestaes afrrmativa,
¿quiénes son y cuál es su origen?Desdeque se inició la era
modernade los ovnis, allá por 1947, las hipótesishan sido
muy variadas,aunquesin duda algunala más extendidaha si-
do la que otorgabaun origen extraterrestrea estascriaturasy a
susfantásticasmáquinas.
Pordesgraciaparatodosnosotros,escépticos y <creyentes>
en la realidadovni, no poseemosuna solapruebafísicay tan-
gible de la autenticidaddel fenómeno.Existen evidenciasy
testimonios,sí, pero el fenómenode los no identificadosre-
sultatan irritantey huidizoque seescapaigual que el aguaen-
tre nuestrasmanos.¿Significaesto que el enigma no es real,
que todo es productode la imaginaciónde los testigos?¿Esto-
do una ilusión, fruto de confusionessi mala intencióno de
fraudesconscientes? Personalmente, estoyconvencidode que
no. Peromuy a mi pesar,es algo que no puedodemostrar.Los
numerosostestimoniosque he podido ir recogiendoa lo largo
de los añosme han proporcionadouna única pero no por ello
menosimportantecerfeza:<ellosoestánaquí, entrenosotros.
Lo que no he podidoadivinarsiquieraes quiéno qué sees-
condetrasel fenómeno.¿Extraterrestres? He de reconocerque
cuandoinicié mis pasosen el mundo de los ovnis, esafue la
hipótesisque me pareciómás lógica y razonable.Sin embar-
go, con el pasode los años,y trasanalizarla numerosacasuís-
tica existente,esaidea fue perdiendofuerza y acabópor pare-
cerrnedemasiadosimplista,dejandopaso a otras posibilida-
des,si cabe,más interesantes y fascinantes.
¿Y si las inteligencias-o inteligencia,en singular- que
se ocultantrasla máscarade los ovnis no llegarande otros lu-
HUMANOIDES 181

gares del cosmos?¿Y si estuvieranaquí, en nuestro planeta,


desdeque existeel hombre o incluso antes?
Piénsenlopor un momento.Aunque el aspectode los seres
y artefactosque describenlos testigosnos pareceninconfundi-
blementeextraterrestres, ¿podemosfiarnos de su aspecto?Co-
mo describió magistralmenteel veterano Ignacio Darnaude,
uno de los grandesen estaslides, el fenómenoovni pareceun
gigantesco<<teatro cósmico>>. Pero ¿orquestadopor quién? Y
lo que quizá sea más importante: ¿con qué intenciones?Los
relatosy testimoniosnos describenactitudesy comportamien-
tos absurdospor partede los ufonautas.Y sin embargo,los tes-
tigos resultan sinceros y muchas veces sus testimonios van
acompañadosde físicas: huellas, fotografías,efec-
"pruebasr>
tos fisiológicos,detecciones en radar,etc.
Hay algo que resultaya imposible de cambiar.La existen-
cia en nuestrasociedadde una creenciaen los extraterrestres,
en entidadesque llegan a nuestroperdido planeta a bordo de
susnaves.Todo el mundo tiene en su cabezala imagen del tí-
pico alienígenade cráneodesproporcionado,pequeñaestatura
y rasgadosojos negros.Cientosde películas,camisetas,llave-
ros, muñecosy la más variada<imaginería>aparecepor todos
los lados,inundandodistintosaspectosde nuestracultura.Pa-
receclaro que la idea de los extraterrestresseha grabadoa fue-
go en nuestroinconscientecolectivo,conformandoun nuevo
arquetipoimposible de borrar.
¿Seráestala frnalidaddel fenómeno?¿Modificary contro-
lar nuestrascreenciasen cualquierépoca,como proponeJac-
quesVallée?Quién sabe...Si es así,desdeluegolo han logra-
do con creces.Evidentemente no todo el mundo creeque los
están
extratrerrestres entre nosotros, pero una buenapartede la
sociedadha aceptadoesaposibilidadcomo algo muy probable.
De cualquiermodo, lo más importantees que fenómenoov-
ni suponeun auténticodesafíopara el conocimientohumano.
Seatodo una gran ilusión, provocadapor la naturaleza'tneme-
diablementecrédula del hombre, o si por el contrario existe
realmentealgo inexplicablepara nuestroconocimientoactual,
182 JAVIERGARCIA BLANCO

de todos modosel estudiode los ovnis resultaapasionante.


Si los sucesosque investigamossonfruto de fenómenosna-
turalesaún desconocidos,el papel de la ciencia y susdistintas
ramasresultaríavital para poder conoceraspectosaún ignora-
dos de nuestroplanetay los fenómenosfísicos.
Incluso en el casode que todo seauna simple quimera,so-
ciólogos y antropólogostienen ante sí una oportunidadúnica:
asistir al nacimientoy desarrollode un folclore en gestación.
Disfrutan de la oportunidadde obtenerde primeramanolos tes-
timonios y los relatosde un mito directamentede los labiosde
susprotagonistas.Resultaríarealmenteinteresantepoderdisec-
cionar y analizarlos mecanismospor los que se rigen las cre-
encias humanas.Pero no echandola vista atrás en el tiempo,
rebuscandoen antiguos libros, documentosy viejas leyendas,
sino siendotestigosde primera fila de un hecho semejante.
Y finalmente,si existe--{omo creG- un fenómenoreal,
ajeno al hombre, e inteligente,estaríamossin duda ante la no-
ticia más importantede la historia de la humanidad.Creo que
sobranlas explicaciones... Una forma de ¿vida?,en apariencia
diametralmentedistinta a la nuestra,y que pareceser capazde
realizarlos mayoresprodigios:hacesde luz dominio
"sólida",
de la gravedad,capacidadpara paralizar a los seresvivos y un
aparentedominio del tiempoy el espacio.
A nuestrosojos, sin duda,auténticos,.diosesn.
Los incidentesy encuentrosrecogidosen estelibro pueden
ser una muestrade la existenciareal de esas inteligencias,
seanextraterrestres -me sientoincapazde descartaresaposi-
bilidad tajantemente- o inclusotan terrestrescomo nosotros.
La conclusióna la que yo he llegadodespuésde escuchar
esosfantásticosrelatosde labiosde susprotagonistas y de con-
templar su sincera mirada, es que la realidad es mucho más
complejade lo que pensamos.Tiempo al tiempo...

Madrid,2 de diciembrede 2002


Clasificación básica
de humanoides

1. Seres con escafandras

Algunos testigosdescribencriaturasde aparienciahumana,


pero enfundadosen trajesprovistosde escafandrasy con tubos
de respiración,como si estos seresno soportaranel aire de
nuestraatmósferay necesitaranutilizar algún tipo de sistema
de ventilación.Uno de los casosespañoles dondepresentanes-
ta tipologíaes el ocurridoen Aldaya (Valencia)el 25 de agos-
to de 1968.Aquel día, sobrelas ocho de la tarde,JuanGascón
del Toro circulabaen bicicletacuando,de pronto,observóun
extraño objeto aterrizadoen el suelo, a unos cien metros de
distancia.Juntoal ovni se encontrabandos figurasde aspecto
humarioy pequeñaestatura.Cuandoseencontrabaa unoscua-

Croquts de Io observado en Aldaya.


184 JAVIERGARCIA BLANCO

rentametrosde los seres,pudo comprobarque teníanuna al-


tura aproximadade un metro y cuarentay cinco centímetros.
A pesarde la cercaníadel testigo,los humanoidesmostraron
una absolutaindiferencia.

2. Humanoides <enllantados>

En no pocasocasiones,los testigoshan descritoserescuyo


aspectonos recuerdapoderosamente al popularmenteconoci-
do muñecoy emblemade la empresafrancesa.Esta <tipolo-
gío de humanoidesha sidodescritapor numerosostestigosen
distintaspartesdel mundo,con casosnotablesen Franciao en
Kansas(EE. UU.) enjunio de 1916.Tambiénsehan recogido
casosde estetipo en España.En 1960,por ejemplo,se produ-
jo un encuentrocon dos seresque respondíana esteaspecto.
El testigo,un maestrollamado Miguel TimermansCeballos,
con su moto, por una carreteragaditana.Traspasarun cambio
de rasante,vio aparecera un hombrede gran alturaen el ca-
mino, enfundadoen lo que parecíaun traje hinchadoy com-
puestopor decenasde anillos que daban forma a su figura.
Trasel primerser,surgióun segundohumanoidede aspectosi-
milar aunquede una alturamucho menor.Ambos serescami-
nabanmuy lentamente. El tcstigono pudodistinguirningúnti-

F
*
t*s

áq

Recreacún
del encuentro de
los Corell.
HUMANOIDES 185

po de rasgos faciales. Algunos años después,en marzo de


1976, el matrimonio Corell-Civera circulaba en coche por las
proximidadesde Marines (Valencia)cuandosetoparoncon un
extrañoser que parecíaflotar en el aire y que se balanceabali-
geramentede derechaa izquierda.Segúndeclararonlos testi-
gos,el serllevabapuestouna especiede traje acolchado,como
si estuvieraformado por <<neumáticos>>.

3. Seras simiescosy/o peludos

En numerosossucesos,y aunqueparezcaabsurdo,los seres


descritospor los protagonistasde un encuentrocercanocon los
tripulantesde los ovnis tienen un aspecto<simiesco>>. Sus
cuerposaparecentotalmentecubiertospor vello, generalmen-

. \*',¡
ra.
": ¡l

El mtsterioso indtvtduo que se cruzó ante el doctor Rtveraen Punta


Carnero(Cád¡z)en 1966. [Recreaciónextraída del llbro Encuentros,
Iker Jrménez,Ed. Edaf,Madrid,2002.1
1 86 JAVIER GARCIA BLANCO

te de color negro. Estoshumanoidestienen una aparienciaca-


si animal, y de no ser por ciertos detalles-la indument¿ria,
sus asombro5es<<poderes>> y su proximidad con un objeto no
identificado aterrizado- podríamosdudar de su vinculación
con el fenómenoovni. Esta tipología podría encuadrarperfec-
tamentecon los seresobservadospor los niños de Cussac(re-
cordemosque los testigoshablaronde que eran de color negro
y que parecíantener vello por todo su cuerpo, incluida la ca-
ra). En España,destacael casoprotagonizadopor el doctor Ri-
vera en agostode 1966.El médico seencontrabapaseandocon
su motocicletapor los alrededoresde Algeciras cuandofrente
a él secruzó un pequeñosertotalmentenegroy de pequeñaes-
tatura,con los brazospegadosal cuerpo y dandounos grandes
brincos.

4. Asiáticos

Otro de los rasgospresenteen numerososcasosde encuen-


tros con humanoideses el de los serescon aspectooriental.
Muchos testigoshan descritoa los tripulantesde los ovnis co-

Los seres de
Villares del Saz
agredteron
al pastor
Máxtmo Muñoz.
HUMANOIDES 187

mo seres<<con ojos rasgados>>y tez arnarillao aceitunada.Es-


te es el casodel incidenteprotagonizadopor el pastorMiáximo
Muñoz Hernáiz,protagonistadel encuentrode Villares del Saz
(Cuenca)enjulio de 1953.La imagenque acompañaa estaslí-
neas representael encuentro del agricultor francés Maurice
Masse.El obreroMarius Dewilde (véasecapítulo2) también
aseguróhaberseencontradocon varios seresde rasgosorien-
talesen su segundoencuentro.

5. Humanoides<<ensotanados,,

Este tipo de seresse presentanante los testigoscon una


aparienciacasi fantasmal,habitualmenteprovistos de una
suertede <túnica>>o <capa>.De no serpor su frecuentecone-
xión y cercaníaa objetosy lucesno identificadas,nadaharía
pensarque nos encontramosante posiblestripulantesde los
ovnis.En España,la comarcaextremeñade Las Hurdesha si-

La presenca de conluntos de entdades altmenta leyendas y transforma


creencas populares como Ia Santa Compaña.
188 JAVIERGARCIA BLANCO

do el escenariode numerosasaparicionesde .,personajes>de


este aspecto.La presenteimagen muestraun casode encuen-
tro cercanoocurrido en las cercaníasde la ciudad de Huesca.
Varios seresataviadoscon una especiede hábito o túnica se
movíanjunto a un objeto luminoso de forma rectangular,ante
la asombradamirada del testiso.

5. Humanoides de aspcto robótico

Muchostestigosno dudanen calificara los humanoidesco-


mo .<auténticos Al parecer,algunosocupantesde los
robots>>.
no identificadosse componancomo máquinasmás que como
seresdotadosde inteligenciay concienciapropias.El casopro-
tagonizadopor el rejoneadorespañolRafael Peralta(en julio
de 1982)o el incidentevivido por Guillermo RodríguezRies-
co y susperos son dos ejemplosdentrode la casuísticaespa-
ñola. ¿A qué tipo de seresnos estamos<<enfrentando>>?

lL.]Br

üiltb

Recreaaón del
robóttco
tndtviduo
obervado en Ia
comarca
extremeña de
Las Hurdes,
en 1946.
HUMANOIDES r89

7. Humanoides gigantes

Casoscomo los acaecidosen la localidadcanariade Gráldar


enjunio de 1976,o el protagonizado por unaparejade policías
en la localidad gerundensede L Escalaen marzo de 1997,
muestranuna tipologíade seresmuy concreta:entidadesaso-
ciadasa los ovnis cuya talla superacon creceslos dos metros
de altura.Como puedever el lector,auténticosgigantes.En la
décadade los añossetenta,poblacionescántabrascomo Puen-
te San Miguel o Escalantese vieron .,asoladas"por una olea-
da de avistamientosy encuentroscon seresde gran talla.

Croquis que forma


parte de los
documentos of¡cales
del Gobterno español
sobre los gryantes
observados
en Gáldar
(Gran Canana).
190 JAvTER
cARCÍABLANCo

8. Seresde aspecto<<monstruoso,,

La variedady excentricidadde <los tripulantes>no tiene lí-


mites.Muchostestigosdescribenseres<imposibles",máspro-
pios de una películade cienciahcción...Sin embargo,los ca-
sosen los que se hablade seresde aspectobizarrose cuentan
por decenas.La imagenque acompañaestaslíneasmuestraal
ser observadoen la localidadcalalanade Sant Feliú de Codi-
nesen septiembrede 1967.Un sermuy similar fue visto en la
localidadfrancesade Arc-sous-Cicon,tan sólo unosmesesan-
tes, en julio del mismo año. Otros testigoshan descritoseres
aún másextraños:hombresalados,mitad insecto-mitadhuma-
no (recordemosel casode Mothman),e inclusocriaturascon
aspectode pulpo.

Ent¡dad
aparectda en
una carretera
próxima a
Sant Feltú
de Codrnes,
en 1967.

9. Seres de aspecto <humano>

En ocasiones,los seresdescritospor los testigospodrían


pasarperfectamentepor una personanormal y corriente.Tan-
to su estaturacomo su aspectofísico generalcoincidencon los
de un ser humano.Sin embargo,susvestimentas,su compor-
HUM AN OID E S 191

tamientoy los <poderes> de los que hacengalano tienennada


de convencional.Un ejemploocurridoen Españatuvo lugaren
la localidadonubensede Almonasterla Real.Una joven de la
localidadsufrió un extrañoencuentrocon los seresque rnues-
tra el dibujo realizadopor el investigadorsevillanoAntonio
Moya.

o
$
F
ct o
tl '
E.

Indtviduos de aspecto <,angelicalr>


observados en Almonaster Ia Real
(Huelva) por Ceferino Vargas.IIlustracrón:Antonro Moya.]
192 JAVIERGARCIA BLANCO

1O.Humanoides de estatura reducida

Los tripulantesde estacategoríason quizá los más numero-


sos.Sin embargo,dentrode estegrupode seresde reducidaes-
tatura, las variacionesson casi infinitas. Se han observado
<ocupantes> cubiertosde vello, con rasgosasiáticos,con esca-
fandra alrededorde la cabezay con rasgostotalmentehuma-
nos...Los <hombrecilloso observados en Villaresdel Saz(véa-
y
se capítulo I apartadode ,,Humanoides con rasgosorienta-
les>)presentaban una talla casi diminuta,similar a la de un
niño, hastael punto de que el testigolos denominabacomo
<tietes>.Más recientemente, durantela oleadagallegadel 95-
96, en la localidadlucensede Femeríasun campesinogallego
presencióel de varioshumanoidesde escasaal-
"desembarcoo
tura que dejaronunasextrañashuellasen el suelode su finca.

Ser envuelto en luz al que las gentes bauúzaron como <duende de


Ladrillar>, observado en Extremadura en 1907. IReconstrucción
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Zúñrc¡, Diego, <El fraude de Falkville>, revista digital Bitócora.
El autor agradecería cualquier tipo de información sobre
sucesossimilares a los recogidosen este libro. Si usted o al-
guien a quien conoceha protagonizadoalgún tipo de encuen-
tro cercano o simplementeha avistado un OVNI, puede po-
nerseen contactoconmigo a travésde la siguientedirección de
correo electrónico:

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o por coneo ordinario en:

JavierGarcíaBlanco
RevistaAño Cero
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Más información sobre la colección <El Archivo del Mis-


terio> de lker Jiménezen:

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Lista de títulos publicados
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h Sábana Santa.
CenveN Ponrgn

l. El secreto de la gran pirómide.


Mnr.rueI-J. DEI-cnoo.

Casasencantadns.
Fnn¡¡crscoCoNrnnus Gn.

Vampiros.
Mrcuel G. Anacu-.

La historia perdida.
NacHo AnEs.

Humanoides.
JavrcRGnncÍn BI-nNco.
EruEsrE LIBRo,ENTRE
orRASMUCHAS
cosAs,
erucorurnRRR:
- Casosestremecedores, documentos únicos,imágenessorprendentes.
- ¿Quiénesson los Humanoides?
- Casosen Américay España:un secretobienguardado.
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f ormas,múttrptes intenciones.
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ISBN: 8 4 - 4 14-1280-4
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