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consigue con esta organización del texto es un fiel reflejo de una ciudad
urbana, por lo tanto, en constante proceso de cambio. La construcción
de infraestructuras, la modernización del transporte, la proliferación de
una cultura con vocación de masas, la reconversión turística del frente
marítimo o el despliegue de símbolos y monumentos patrióticos por
doquier, fueron tan sólo algunos de los elementos que marcaron la re-
centralización de la vida económica, política y sociocultural del país hacia
Montevideo. En la trastienda de esta modernización, fue cayendo la gana-
dería y aumentando el sector manufacturero, surgieron nuevos complejos
fabriles y con ellos nuevas barriadas y nuevos barrios obreros de vivienda
popular. La “barrialización” de Montevideo se fundamentó y fue a su vez
catalizadora de relaciones sociales cercanas, hábitos, creencias y adhesio-
nes localizadas que configuraron durante las siguientes décadas el sentido
de un sinfín de identidades y pertenencias barriales.
El estudio de Porrini sitúa a los sujetos de la acción en el seno de las
tres grandes organizaciones obreras de la época: anarquistas, socialistas
y comunistas. Unas organizaciones políticas, gremiales y sindicales que a
principios del xx han madurado y desarrollado ya un cierto estilo popular,
incluso no partidario, de hacer política. Al calor de los avances sociales y
laborales del gobierno batllista, crecieron los ateneos, los centros socia-
les obreros, los complejos de ocio y reposo (“colonias de vacaciones”),
los espacios “verdes” y un sinfín de territorios de esparcimiento “al aire
libre”. Una amalgama de espacios y actividades de ocio cobraron buena
parte de su sentido gracias a los preceptos higienistas de la época. Como
en tantas otras ciudades industriales de Europa, el higienismo no fue sólo
una orientación médica, también fue un conjunto de fórmulas y plantea-
mientos capaces de dotar de ciertas garantías sanitarias a los trabajadores
y apaciguar de ese modo la conflictividad social derivada de sus penosas
condiciones de vida. El higienismo debe entenderse por tanto también
como un aspecto biopolítico de la paz social.
Otro de los fuertes de la obra es su perspectiva metodológica y esto
es así por al menos dos motivos. El primero de ellos es el acertado enfo-
que urbano que atraviesa toda la investigación. Aunque pueda resultar