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Porrini Beracochea, Rodolfo.

Montevideo, ciudad obre-


ra. El tiempo libre desde las izquierdas (1920-1950).
Montevideo: Ediciones Universitarias-Universidad de la
República, 2019.
10.22201/cialc.24486914e.2021.72.57279

La escasa difusión que han tenido las investigaciones específicas sobre


el ocio en la cultura popular ha allanado el camino a las teorías empe-
ñadas en analizar el tiempo libre de las clases trabajadoras como aspi-
ración y emulación de los comportamientos de las clases dominantes.
Pero el estudio de las formas y los sentidos particulares que adquiere
el tiempo libre en la cultura obrera —como cultura popular— tiene un
amplio recorrido en la literatura que no debe pasar desapercibido. Aho-
ra, la publicación Montevideo, ciudad obrera. El tiempo libre desde
las izquierdas (1920-1950), de Rodolfo Porrini —libro que deriva de su
tesis doctoral— viene a sumarse a un ámbito temático nutrido pero con
amplio margen para nuevas investigaciones.
Focalizando en el contexto uruguayo, encontramos como referen-
tes en la cuestión a Carlos Zubillaga, Graciela Sapriza, Daniel Vidal o
Yamandú González Sierra. Este último figura en un lugar destacado en
el estudio de las culturas ociosas de los trabajadores y las trabajadoras
uruguayas gracias a su exploración de los “domingos obreros” en los
albores del siglo xx. Ya fuera como contracultura o cultura alternativa,
todos estos autores y autoras —de los que Porrini reconoce su influen-
cia— entienden la cultura obrera como una esfera creativa impregnada
de conciencia de clase y enfrentada a los modos de hacer capitalistas.
Situados en el rechazo al positivismo historiográfico, convergen en una
perspectiva analítica que dota a los sujetos de agencia política e impulso
para expresarse y construirse con códigos propios, recomponiendo atri-
butos importantes de los contextos sociales que habitan.
Montevideo, ciudad obrera está organizado a imagen y semejanza
de su objeto de estudio. Su dinamismo secuencial no debe ser inter-
pretado como algo impostado por el autor, al contrario, lo que Porrini

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Reseñas

consigue con esta organización del texto es un fiel reflejo de una ciudad
urbana, por lo tanto, en constante proceso de cambio. La construcción
de infraestructuras, la modernización del transporte, la proliferación de
una cultura con vocación de masas, la reconversión turística del frente
marítimo o el despliegue de símbolos y monumentos patrióticos por
doquier, fueron tan sólo algunos de los elementos que marcaron la re-
centralización de la vida económica, política y sociocultural del país hacia
Montevideo. En la trastienda de esta modernización, fue cayendo la gana-
dería y aumentando el sector manufacturero, surgieron nuevos complejos
fabriles y con ellos nuevas barriadas y nuevos barrios obreros de vivienda
popular. La “barrialización” de Montevideo se fundamentó y fue a su vez
catalizadora de relaciones sociales cercanas, hábitos, creencias y adhesio-
nes localizadas que configuraron durante las siguientes décadas el sentido
de un sinfín de identidades y pertenencias barriales.
El estudio de Porrini sitúa a los sujetos de la acción en el seno de las
tres grandes organizaciones obreras de la época: anarquistas, socialistas
y comunistas. Unas organizaciones políticas, gremiales y sindicales que a
principios del xx han madurado y desarrollado ya un cierto estilo popular,
incluso no partidario, de hacer política. Al calor de los avances sociales y
laborales del gobierno batllista, crecieron los ateneos, los centros socia-
les obreros, los complejos de ocio y reposo (“colonias de vacaciones”),
los espacios “verdes” y un sinfín de territorios de esparcimiento “al aire
libre”. Una amalgama de espacios y actividades de ocio cobraron buena
parte de su sentido gracias a los preceptos higienistas de la época. Como
en tantas otras ciudades industriales de Europa, el higienismo no fue sólo
una orientación médica, también fue un conjunto de fórmulas y plantea-
mientos capaces de dotar de ciertas garantías sanitarias a los trabajadores
y apaciguar de ese modo la conflictividad social derivada de sus penosas
condiciones de vida. El higienismo debe entenderse por tanto también
como un aspecto biopolítico de la paz social.
Otro de los fuertes de la obra es su perspectiva metodológica y esto
es así por al menos dos motivos. El primero de ellos es el acertado enfo-
que urbano que atraviesa toda la investigación. Aunque pueda resultar

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redundante o incluso muy evidente a posteriori, no siempre es habitual


un trabajo historiográfico que analice el ocio tanto en el tiempo como en
el espacio. La ciudad obrera no es un mero marco estático sobre el que
situar el ocio popular, es sobre todo el producto social, y por lo tanto po-
lítico, de ese ocio. En segundo lugar, y en lo relativo a las fuentes de con-
sulta, merece ser destacado tanto el esfuerzo del autor por recabar datos y
referencias en el importante y voluminoso archivo hemerográfico uruguayo
como el interés que muestra por el uso de las entrevistas y la memoria oral,
algo que permite dar cuenta del contraste existente entre la moral oficialista
de la prensa doctrinaria y las expresiones del ocio popular.
Entrando ya en el análisis de esas expresiones ociosas de la clase
obrera, Porrini parte de tres ámbitos de sociabilidad que aún hoy se an-
tojan como instituciones sociales de primer orden: el futbol, el carnaval y
los boliches o tabernas. Difícilmente puede hacerse una historia de la vida
cotidiana uruguaya sin mencionarlos. En el caso del futbol, su llegada al
país se vincula con los primeros contingentes de trabajadores ingleses tras
la Guerra Grande (1839-1851), aunque su desarrollo no se percibe hasta
bien entrado el siglo xx, precisamente de la mano de las mencionadas
reformas laborales y sociales del batllismo. Su aceptación por las izquier-
das no fue inmediata; durante las dos primeras décadas censuraron su
práctica por el uso comercial y chauvinista que hacía de él la burguesía. El
futbol era considerado uno de los opios del pueblo. A pesar de esto, no
dejaron de formarse clubs barriales estrechamente vinculados a posicio-
nes socialistas, anarquistas o comunistas. Algunos de ellos han logrado
incluso mantenerse en el tiempo —no sin cambios— y hoy integran con
total normalidad el campeonato oficial uruguayo.
El carnaval fue otro de esos ámbitos de controversia entre los dis-
cursos oficialistas de la izquierda y las expresiones populares. Para los pri-
meros, “la fiesta implicaba malgastar las energías en vez de aplicarlas en
la utopía revolucionaria […] Los pobres se reían mientras eran el triste
espectáculo de los ricos” (Porrini 2019: 139). Pero para los segundos, el
carnaval era un “rito de inversión”, un espacio-tiempo de subversión ca-
paz de performar un orden social antagónico. Los Huelguistas, Burgueses

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Reseña

y Proletarios, Conciencias y Estómagos, Mi Patria es el Mundo Entero,


fueron algunos de los conjuntos carnavalescos ácratas que durante la
primera década del siglo xx enfrentaron en las calles de Montevideo el
discurso moral que la prensa socialista y anarquista pregonaba con vehe-
mencia: “La tradicional farsa se avecina; el día de los imbéciles se acerca”,
se podía leer en las páginas de una publicación anarquista. El tono de la
propaganda roja no difería mucho a pesar incluso de existir algunas mur-
gas abiertamente comunistas.
La presencia habitual de trabajadores en boliches, cafeterías y taber-
nas tampoco pasó inadvertida. Fueron lugares que, lejos de la bohemia
del Novecientos, se consideraron tugurios de mala vida. Durante las pri-
meras dos décadas del siglo xx, socialistas y anarquistas le declararon la
guerra al alcohol. Los preceptos higienistas y eugenésicos sirvieron nue-
vamente de contenido moral en la promoción de la vida sana en el cuerpo
sano del hombre instruido. “El alcohol es una de las armas más poderosas
del capitalismo para atrofiar el cerebro del obrero, y por lo tanto obstruc-
ciona el camino de la liberación”, rezaban las páginas de una publicación
sindical.
Pero a partir de los años treinta algunas cosas empiezan a cambiar.
El tiempo de ocio fue siendo reconocido como una institución social con
entidad propia y más allá de su función formativa y de militancia —educar,
organizar e iluminar—. Estos cambios no fueron espontáneos. La idea de
bienestar, el aumento de la protección social o el fomento de la industria
fueron creando un nuevo marco de referencia para una clase trabajadora
ya “iluminada y organizada”. Se resituó la lucha obrera pero también el
ocio y el tiempo libre adquirido con la legislación laboral reformista y la
jornada de ocho horas.
Los medios de socialización y expresión cultural fueron amplios y
diversos. En la tercera parte de la obra, Porrini se centra en aquellos que
confluyeron en la formación de una cultura alternativa y contrapuesta a
la burguesa como los periódicos El Socialista, Solidaridad, Tierra o el ya
nombrado Justicia. También lo fue el cine, la radio, la literatura, los ate-
neos, las escuelas, las universidades populares, las bibliotecas o un sinfín

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de actividades como veladas o festivales culturales. Todas estas expresio-


nes ayudaron a territorializar el ocio entre los militantes de izquierda.
Esta apertura a partir los años 30 se mantiene hasta los 50 y permite
dar cuenta de la fuerza de las organizaciones de izquierda, su capacidad
de movilización dentro y fuera de las fábricas, en los espacios del tiempo
libre, en sus expresiones culturales y sus dimensiones populares. Como
Porrini desarrolla en el quinto capítulo, los espacios naturales fueron si-
nónimos de pureza y armonía, escenario para los anhelos de un mundo
nuevo. Los paseos y las excursiones fueron habituales, aunque la gran ins-
titución al aire libre fue sin duda el pic-nic. Planteado como un tipo de
festival campestre, implicaba un importante trabajo previo de preparación
y organización, y podían llegar a reunir hasta mil personas. El peso que el
pic-nic ocupó en la cultura popular uruguaya ha sido un tema pendiente
que Porrini ha cubierto de forma lúcida con multitud de referencias y si-
tuaciones ilustrativas.
Por último, y como contrapunto a la excelente labor de Porrini, Mon-
tevideo, ciudad obrera también posee algunas ausencias importantes que
limitan y sesgan su análisis. Me refiero a la falta de una perspectiva de gé-
nero e interseccional que permita enfocar sobre una parte de la población
que en el texto queda diluida o directamente ausente. El análisis de clase
acaba invisibilizando la mano de obra encargada de la reproducción social
de los trabajadores que forman esa misma clase. Si de por sí ya es un “olvi-
do” alarmante, más lo es cuando el tema analizado es el ocio. Debe dejarse
claro ante posibles suspicacias: sin el trabajo doméstico de las mujeres el
ocio de los hombres no existiría. Pero es que a esto además debe añadirse
una segunda dimensión, y es que las mujeres también tenían ocio, aun-
que no dispusiese de “tiempo libre” o éste no estuviese siempre situado
en los espacios del hombre. Lo mismo podría afirmarse del ocio entre
las poblaciones indígenas o afrodescendientes. Dividir a la población en
dos clases y suponer que la subalternidad de contiene opresiones en su
interior, es un punto de partida teórico y epistemológico que debería su-
perarse cuanto antes.

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Reseña

En resumidas cuentas, Montevideo, ciudad obrera es una obra den-


sa y rigurosa que cubre un ámbito a menudo problemático como es el
tiempo libre en la cultura obrera. El acierto de Porrini ha sido analizar este
ocio desde sus procesos de producción y no como un mero conjunto de
productos o culturas de consumo. El ocio constituye y da forma a la ciu-
dad obrera, expresando otros ámbitos posibles.
Este tipo de trabajos se antojan por lo tanto necesarios para desmon-
tar parte de los enfoques que consideran el ocio como un terreno para
el consumo dirigido, altamente alienante. A lo largo de sus páginas, se
demuestra que el tiempo libre puede ser también un tiempo político, ge-
nerador de resistencias, confrontaciones y alternativas al sistema social
dominante. Supone por lo tanto una magnífica contribución tanto a la
historia popular latinoamericana como a los estudios de subalternidad.

Sergio Yanes Torrado


yanes.sergio@gmail.com

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