Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cerrutti y Binstock (2009) Familias Latinoamericanas en Transformación
Cerrutti y Binstock (2009) Familias Latinoamericanas en Transformación
I
R
147
E
S
políticas sociales
F amilias latinoamericanas en
transformación: desafíos y
demandas para la acción pública
Marcela Cerrutti
Georgina Binstock
La autorización para reproducir total o parcialmente esta obra debe solicitarse al Secretario de la Junta de Publicaciones,
Sede de las Naciones Unidas, Nueva York, N. Y. 10017, Estados Unidos. Los Estados miembros y sus instituciones
gubernamentales pueden reproducir esta obra sin autorización previa. Sólo se les solicita que mencionen la fuente e
informen a las Naciones Unidas de tal reproducción.
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
Índice
Resumen .................................................................................................... 5
Introducción.............................................................................................. 7
I. Nuevas familias, nuevos retos........................................................ 11
II. Los cambios demográficos y sus impactos en la familia ............. 13
III. Las transformaciones en la formación, disolución
y estructura familiar....................................................................... 19
A. El inicio de la vida familiar: la entrada a la vida en pareja....... 19
B. Persistencia y cambio en los patrones de fecundidad............... 23
C. La inestabilidad conyugal y la formación de nuevas uniones... 26
D. Arreglos residenciales de niños, niñas y adolescentes ............. 29
E. Estructura y tamaño de los hogares .......................................... 30
IV. Las dinámicas internas: tiempos de trabajo y funciones
de cuidado ....................................................................................... 33
A. La participación de las mujeres en el mercado de trabajo ........ 33
B. Los arreglos laborales de las parejas ........................................ 39
C. El sistema de género y las funciones de cuidado...................... 41
D. Trabajo femenino y reducción de la pobreza............................ 44
E. Programas de combate a la pobreza y roles familiares............. 45
V. Sinergias positivas entre políticas públicas sectoriales y
transversales.................................................................................... 47
VI. Desafíos a futuro............................................................................. 51
Bibliografía.............................................................................................. 55
3
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
Resumen
A lo largo de las últimas décadas en América Latina se han dado una serie
de transformaciones demográficas, sociales, económicas y culturales que
afectaron las formas de vivir en familia y las dinámicas de la vida familiar.
Estos cambios societales alteraron, tanto los gustos, preferencias y
orientaciones de los individuos, como las estructuras de oportunidades a las
que tienen acceso. La creciente heterogeneidad en las formas familiares no
sólo se debe a una modernización de los vínculos sociales y de creciente
autonomía individual sino que es también el resultado de las crisis, del
crecimiento económico desigual y de una mayor inequidad en la región. Las
familias tuvieron que enfrentar y adecuarse a las nuevas circunstancias en
función de los recursos y los activos disponibles. Para muchas estos cambios
vinieron acompañados por un empobrecimiento de la oferta y calidad de
servicios públicos y de apoyo institucional.
Este trabajo se propone contribuir a la discusión sobre cambios
familiares y los retos que imponen para las políticas públicas. Inicialmente
se recorren las principales transformaciones sociodemográficas que
contribuyen a alterar las estructuras y dinámicas y las funciones familiares
de cuidado. Seguidamente se establecen los cambios en los procesos de
formación, disolución y estructura familiar identificando patrones
intrarregionales comunes y determinando comportamientos diferenciados
derivados de las inequidades socioeconómicas. En tercer lugar se examinan
las dinámicas intra-familiares, en particular los cambios en la división sexual
del trabajo. Se presentan los procesos que subyacen a la ruptura del modelo
patriarcal y la creciente necesidad de apoyos institucionales para facilitar las
tareas de cuidado, protección y socialización dentro y fuera de la familia
Finalmente, se analizan las políticas de protección y bienestar, planteando la
necesidad de aplicar conjuntamente políticas sectoriales y transversales para
mejorar la equidad y hacer efectivo el acceso a derechos de ciudadanía.
5
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
Introducción
1
“Las estructuras de oportunidades se definen como probabilidades de acceso a bienes, a servicios o al desempeño de actividades.
Estas oportunidades inciden sobre el bienestar de los hogares, ya sea porque permiten o facilitan a los miembros del hogar el uso de
sus propios recursos o porque les proveen recursos nuevos” (Katzman y Filgueira, 1999, p.9).
7
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
Prácticamente todos los países de la región luego de transitar la “década perdida” de los
ochenta, y las distintas variantes de ensayos político-económicos de apertura y desregulación de
los mercados en los noventa experimentaron un retroceso en materia de equidad. Si bien amplios
sectores se vieron favorecidos por los procesos de globalización económica y cultural, otros
fueron desplazados a vivir en los márgenes, nutriendo a nuevos sectores socialmente vulnerables
o en un estado de exclusión.
Las familias, en su proceso de transformación, tuvieron que enfrentar y adecuarse a las
nuevas circunstancias en función de los recursos y los activos disponibles. Para algunos sectores
sociales, la retirada estatal y el mayor protagonismo del mercado implicó su acceso a una oferta
de bienes y servicios diversificada, acorde a los estándares de una economía globalizada. Para
otros sectores, los más numerosos, las transformaciones en los contextos familiares vinieron
acompañadas por un empobrecimiento de la oferta y calidad de servicios públicos y de apoyo
institucional. Esta situación los condenó a un estado de carencia y desprotección con pocas
posibilidades de movilidad y progreso.
La creciente vulnerabilidad de vastos sectores poblacionales impactó sin duda en la
capacidad de las familias de brindar protección, contención y cuidado en el sentido más amplio.
Asimismo, los mecanismos tradicionales de movilidad social ascendente también se vieron
afectados, facilitando la reproducción y perpetuación de los sectores más favorecidos y
deteriorando la capacidad de movilizar y acceder a recursos (materiales y simbólicos) por parte
de los más pobres.
Al quebrantarse uno de los pilares básicos sobre el que se montó la política social y de
protección en América Latina, el acceso al trabajo formal2, resquebrajarse pautas culturales sobre
las cuales se asentó dicho modelo, y alterarse los perfiles demográficos de la población, se ha sin
duda modificado tanto en número como en calidad los riesgos sociales. Hoy en día, y siguiendo a
Filgueira (2007), los nuevos riesgos sociales generan una serie de “trampas” intergeneracionales,
intrageneracionales y de situaciones catastróficas3, que llevan a repensar y redefinir la
arquitectura del Estado social en América Latina.
El presente trabajo se propone contribuir a la discusión sobre cambios en las familias
latinoamericanas y los retos que imponen para las políticas públicas. En una primera parte se
recorren las principales transformaciones sociodemográficas que alteraron las estructuras y
dinámicas familiares. Concretamente se presentan los cambios en las estructuras etareas de la
población y los retos que impone en los sistemas de cuidado y de protección (sistemas de
seguridad social, de salud y las propias familias). Asimismo, se reseñan las tensiones y desafíos
derivados del incremento en la migración internacional de la región, en particular de las mujeres.
Seguidamente se establecen los cambios ocurridos en los procesos de formación, disolución y
estructura familiar. Se examinan las continuidades y los cambios, particularmente en lo referente a la
mayor inestabilidad de los arreglos familiares. Estas tendencias son examinadas desde dos perspectivas:
por un lado, identificando patrones intrarregionales comunes y, por el otro, determinando
comportamientos diferenciados derivados de las inequidades socioeconómicas.
2
Vale la pena recalcar que dada la característica heterogeneidad estructural de las sociedades latinoamericana y la significativa
magnitud del empleo de carácter informal dicho modelo nunca respondió cabalmente a las realidades de los países de la región, lo
cual históricamente implicó que una porción significativa de la población no gozara de sus beneficios (cobertura de la seguridad
social y acceso a servicios de salud, entre otros).
3
Por trampa intergeneracional entiende a la congelación en una situación de pobreza como efecto de la carencia de canales de movilidad desde
el mercado, el Estado o las propias familias; trampa intrageneracional es la transmisión de desventajas entre generaciones debido a la
inexistencia de paliativos o correctivos de las desventajas; eventos catastróficos son procesos abruptos de movilidad social descendente como
consecuencia de riesgos no contemplados y la incapacidad de movilizar activos (Filgueira, 2007).
8
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
9
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
11
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
Existe un amplio consenso sobre los cambios ocurridos durante la era del Consenso de
Washington en América Latina en los vínculos entre familia, reproducción social y políticas
públicas. Los impactos de este período en el empleo y en el bienestar fueron variados aunque
predominó en los países de la región un incremento en la vulnerabilidad de vastos sectores
poblacionales y una creciente disparidad en la distribución del bienestar (Kaztman, 2002; Bayón y
Saravi, 2002, Filgueira, 2002; Portes y Roberts, 2005; Altimir,1998 y Altimir y Beccaria, 2001). Al
mismo tiempo, la reducción del tamaño del Estado bajo el modelo de privatización de los servicios
públicos tuvo como consecuencia un desplazamiento de la provisión de los recursos institucionales
desde el Estado hacia el mercado, y principalmente hacia las familias (en particular hacia las
mujeres) (Arriagada, 2006).
En este marco, la producción y distribución de los riesgos sociales se han visto modificados.
En efecto, las nuevas dinámicas y formas familiares están generando nuevas necesidades y por
ende demandan nuevas herramientas en las políticas estatales. Las políticas de privatización y
desregulación estatal como las reformas en la protección social que agravaron la pobreza en la
región, también han contribuido a promover el desarrollo de políticas focalizadas en los grupos más
vulnerables a lo largo de toda América Latina. El principal cambio de modelo de política social en
América Latina pasó de una orientación universalista a tipos híbridos de combinación de oferta de
bienes y servicios provistos por el mercado, las familias y el Estado (Arriagada y Mathivet, 2007)4.
Los Estados son actores centrales con poderosas herramientas para alterar la producción de
riesgos y la generación de oportunidades. Como sostiene Filgueira (2007) “los Estados influyen en las
chances de las personas porque controlan el sistema impositivo, el gasto público y las leyes que regulan
las interacciones entre personas y unidades colectivas (sean éstas de mercado, familia o comunidades)
(p.11). A través de sus marcos normativos y de sus políticas públicas, tienen una fuerte injerencia en las
funciones familiares y en sus dinámicas. Mediante sus marcos normativos (por ejemplo en relación a la
formación y disolución de vínculos, a los derechos de los cónyuges, al aborto, a la herencia, al trabajo y a
los derechos de la niñez y la adolescencia) la provisión de servicios públicos de bienestar y sus políticas
focalizadas de atención a los grupos vulnerables, cumplen un papel central en los procesos de
reproducción social y en las funciones de las familiares.
Desde hace unos años en la región se está dando una revalorización social del rol del Estado. El
modelo privatizador va dando paso a un modelo revisado de injerencia estatal caracterizado por un leve
incremento en el gasto social, una más sofisticada oferta de programas orientados a combatir la extrema
pobreza y una mayor preocupación por orientar las políticas hacia el logro de una mayor igualdad de
oportunidades y desarrollo de capacidades de las personas (Arriagada, 2006).
4
Vale la pena enfatizar que esta orientación universalista estuvo lejos de ser plasmada en la realidad, aún en los países con sistemas
de bienestar más consolidados, como los del cono sur y Costa Rica. Aún en ellos, la obtención de beneficios y protección social ha
estado fuertemente ligada a la participación en el mercado formal de empleo.
12
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
13
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
CUADRO 1
TASA GLOBAL DE FECUNDIDAD Y ESPERANZA DE VIDA POR SEXO, 1980-2005.
Fuentes: [A] CEPAL /CELADE Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía - División de Población, Boletín
demográfico N0. 73
[B] CELADE: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía, División de Población de la CEPAL: Revisión 2006. Base
de datos.
5
“La evidencia todavía sugiere que, a escala agregada, pobreza y rezago son concomitantes, pues las comunidades nacionales y
subnacionales más pobres de la región aún registran los niveles más altos de fecundidad y mortalidad. Así, los países y regiones con
menos presupuesto deben enfrentar un más alto ritmo de expansión de los requerimientos sociales derivados de su transición
demográfica más tardía” (Paz y otros, 2004, p 15).
14
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
GRÁFICO 1
DEPENDENCIA DE ADULTOS MAYORES
50
45
40
35
30
Porcentaje
25
20
15
10
e)
)
ay
r
or
tí
a
le
ay
l
rú
a
si
de
a
ai
tin
ub
gu
n
m
bi
al
ic
ic
tin
hi
.d
d
ad
Pe
a
gu
gu
ur
ca
éx
R
H
om
na
va
Br
C
n
La
ra
C
.
ol
d
ur
ra
ru
i
ge
te
a
in
l
on
Pa
Ec
a
Sa
.B
ol
Pl
ua
a
U
Pa
os
ic
om
Ar
ic
H
ep
o
G
C
El
ér
D
ad
(R
Am
a
st
ic
la
(E
bl
ue
ú
ia
ep
ez
iv
l
n
Bo
Ve
1980 2000 2020
GRAFICO 2
DEPENDENCIA DE NIÑOS
100
90
80
70
60
Porcentaje
50
40
30
20
10
0
e)
)
ay
r
or
tí
a
le
ay
l
rú
a
si
de
a
ai
tin
ub
gu
n
m
bi
al
ic
ic
tin
hi
.d
d
ad
Pe
a
gu
gu
ur
ca
éx
R
H
om
na
va
Br
C
n
La
ra
C
.
ol
d
ur
ra
ru
i
ge
te
a
in
l
on
Pa
Ec
a
Sa
.B
ol
Pl
ua
a
U
Pa
os
ic
om
Ar
ic
H
ep
o
G
C
El
ér
D
ad
(R
Am
a
st
ic
la
(E
bl
ue
ú
ia
ep
ez
iv
l
n
Bo
Ve
15
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
Los impactos de estos cambios demográficos son múltiples y cuestionan los sistemas de previsión
y atención al riesgo social, llamando la atención sobre la necesidad de redefinir los contratos intra e
intergeneracionales vinculados a la seguridad social y los gastos en salud y en educación6 .
Otros dos fenómenos caracterizan la evolución sociodemográfica reciente en la región con
impactos en las dinámicas familiares y en su vulnerabilidad: la incesante concentración urbana y la
creciente relevancia de las migraciones internacionales.
La proporción de población residiendo en áreas urbanas continuó creciendo en toda América
Latina: entre 1980 y el 2005 aumentó del 65% al 78%. En la mitad de los países de la región el
porcentaje de población urbana supera el 70%7. Un aspecto significativo de este proceso de
urbanización es el alto crecimiento en el número de personas viviendo en ciudades de gran tamaño.
De acuerdo a datos de DEPUALC8 el número de urbes con más de un millón de habitantes se
incrementó entre 1980 y 2000 de 26 a 49. Esto implicó que el número de personas residiendo en
ellas pasara de 89 millones en 1980 a 122 en 1990, alcanzando casi 158 millones en el 2000. A la
par que crece el número de latinoamericanos residiendo en grandes urbes, ha tenido lugar un
proceso de diferenciación interna, una polarización creciente en la distribución espacial de las
clases sociales. La significativa segregación espacial -señalada para la mayoría de las metrópolis de
la región- tiene como resultado que en los barrios con mayores desventajas se activen mecanismos
que realimentan el aislamiento social de sus residentes (Kaztman y Retamoso, 2005). Ella acarrea
una serie de impactos negativos no sólo debido a la más limitada accesibilidad a servicios públicos
y oportunidades laborales, sino también en cuanto a procesos de cohesión social y de generación de
subculturas urbanas9 .
La creciente segregación espacial en las grandes urbes latinoamericana con el consecuente
deterioro en la calidad de vida de sus pobladores corroe la capacidad de las familias de llevar a
cabo sus funciones adecuadamente y generar y transmitir capital social a las nuevas generaciones.
Mientras en los barrios integrados la oferta de servicios públicos y privados es amplia y de mayor
calidad, en los barrios marginales, es decir en donde las familias requieren de mayor apoyo, los
servicios públicos son deficientes y su funcionamiento recae en la buena o mala predisposición de
sus agentes. Este proceso, en gran medida generado por una ausencia de políticas e inversión
pública, incrementa la inestabilidad, la inseguridad y los riesgos sociales de la población.
Finalmente, otro de los procesos de cambio sociodemográfico con significativos impactos en la
familia es la migración internacional. La emigración de latinoamericanos ha crecido en forma
significativa en las últimas dos décadas y continua haciéndolo. De acuerdo a datos de CELADE, el
número de migrantes latinoamericanos y caribeños se incrementó entre el 2000 y el 2005 de un total
estimado de más de 21 millones de personas a casi 25 millones (CEPAL, 2006). Los emigrados de la
región han diversificado los destinos y se dirigen crecientemente a países desarrollados.
Familia y migración se encuentran fuertemente relacionadas, aunque los vínculos no son
unidireccionales ni inequívocos. La decisión migratoria puede formar parte de una estrategia adaptativa
familiar, aunque también puede ser una vía de escape a situaciones familiares de opresión. La familia
puede facilitar el proceso migratorio (ya sea en la sociedad de origen o de destino), como puede
6
Para un detallado análisis sobre los desafíos que imprime los cambios sociodemográficos en los sistemas de bienestar en América
Latina, ver Filgueira, 2007.
7
En el 2005, en Argentina, Chile, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela la población urbana supera el 85%.
8
Base de datos DEPUALC 2004, CELADE/CEPAL. UN World Urbanization Prospects: The 2003 Revision.
9
“El aumento de la distancia física y social entre las poblaciones de los vecindarios pobres y el resto de la ciudad también modifica la
forma en que las clases sociales se miran unas a otras a medida que se reducen las oportunidades de sociabilidad entre las clases,
aquellas que son parte de los circuitos principales de la sociedad urbana van perdiendo su capacidad para “colocarse en el lugar de la
otra” (empatía). Por otro lado, el aumento de la densidad de carencias en los barrios pobres produce fisuras en su tejido social, por
las que germinan las subculturas marginales. La combinación de ambos procesos favorece la creación de estigmas” (Kaztman y
Retamoso, 2005, p. 144).
16
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
entorpecerlo. A su vez el proceso migratorio trastoca las dinámicas familiares y modifica las formas en
las que se mantienen vínculos de afecto y solidaridad. La distancia separa padres de hijos, aunque en
muchas instancias esta separación significa un acto de entrega y de altruismo10.
Uno de los rasgos distintivos de la reciente migración es la creciente presencia de mujeres,
particularmente en la migración sudamericana (Cerrutti, 2009). La feminización de los flujos
migratorios sin duda refleja las importantes transformaciones que a nivel social han repercutido en
los roles de las mujeres, quienes hoy en día son frecuentemente agentes activos en la toma de
decisión migratoria y no meros acompañantes. El deterioro significativo en la capacidad de acceder
a empleos dignos y a bienes y servicios públicos de amplios sectores de la población, ha tenido
repercusiones en la división sexual del trabajo, implicando un mayor protagonismo de las mujeres
en los destinos económicos de sus familias. En este contexto, la migración internacional, en
particular de las mujeres, facilitada por un abaratamiento de los costos de transporte, una mayor
fluidez de la comunicación, y la operatoria de redes sociales transnacionales, puede ser entendida
como una estrategia adaptativa de los hogares (en el sentido de una búsqueda de mejores
oportunidades de vida) a los cambios globales.
A nivel internacional, la feminización de la migración y la mayor incidencia actual de la
migración femenina independiente (en contraposición a la migración de carácter familiar o
asociativo), están generando un debate en torno a las familias transnacionales y particularmente
sobre la llamada maternidad (y paternidad) a “larga distancia”, es decir la separación de los
progenitores e hijos como producto de la migración. Los estudios llaman la atención sobre este
fenómeno particular, y muchos lo vinculan con la conformación a nivel internacional de “cadenas
globales de cuidados” (INSTRAW, 2007; Herrera, 2005 y 2008; Orozco, 2007). Mediante este
concepto se alude a la migración laboral de mujeres que se insertan en el sector de los servicios
personales (particularmente de trabajo doméstico, cuidado de niños y de ancianos) en países que
otorgan más posibilidades que los de origen. De este modo, emerge la paradoja de que son las
madres inmigrantes quienes se hacen cargo de las tareas domésticas en hogares de otras mujeres
trabajadoras. En este proceso, los niños de los países pobres son quienes deben pagar el precio de
la separación (Hinojosa Gordonava, 2009). En los países emisores la preocupación por la diáspora
es relativamente reciente y constituye un dato alentador. Tanto como efecto de una genuina
preocupación por los derechos de los migrantes como por motivos políticos o económicos (las
remesas) varios de los gobiernos de la región están mostrando un interés creciente por los destinos
de sus emigrados.
10
El análisis de los vínculos entre familia y migración ha transitado por una serie de etapas y produjo diversas líneas de investigación
a lo largo de los últimos años. Por un lado, la centralidad de la familia en la constitución de redes sociales migratorias devino en un
interés particular por comprender sus formas de funcionamiento y dar cuenta de los factores que intervienen para perpetuar los
procesos migratorios. Las redes familiares, como recursos del migrante fueron examinadas dando pie a una serie de hipótesis acerca
de su rol en los procesos de integración social de los migrantes. En la actualidad dos aspectos que concitan un amplio interés son los
estudios de sistemas de género y migración internacional por un lado, y de familias, remesas y sus impactos en las sociedades de
origen, por el otro.
17
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
19
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
CUADRO 2
EDAD MEDIANA DE LAS MUJERES A LA PRIMERA UNIÓN POR COHORTE DE NACIMIENTO Y POR
AÑOS DE EDUCACIÓN ALCANZADOS
Bolivia (Estado Plur. de) 20,7 20,4 20,5 21,6 20,0 19,6 19,9 22,8
Brasil 21,2 21,1 21,0 21,5 18,9 19,8 21,0 24,2
Colombia 20,5 21,1 21,6 21,7 18,3 19,7 20,5 24,1
República Dominicana 17,8 18,5 19,4 19,6 16,2 17,1 18,4 22,5
Ecuador 20,2 20,1 20,6 -- 18,6 18,8 19,5 23,0
El Salvador 19,3 19,1 19,3 -- 17,8 18,3 19,4 22,6
Guatemala 18,9 18,6 18,5 19,0 17,6 18,4 20,1 23,0
Haití 21,0 21,0 20,6 20,9 19,8 20,5 21,9 24,8
México 20,0 20,3 21,4 -- 17,5 18,4 20,5 23,5
Nicaragua -- 18,2 18,1 18,1 16,6 17,0 18,1 21,4
Paraguay 20,7 20,9 20,7 -- 19,5 19,1 20,8 23,8
Perú 20,3 20,5 20,9 21,5 18,6 18,8 19,6 23,7
Trinidad y Tobago 19,6 19,8 19,7 -- 17,9 18,3 19,1 20,7
Fuente: Heaton, Forte y Otterstrom (2002). "Family transition in Latin America: First intercourse, First Union, First
birth", International Journal of Population Geography, 8, pp: 1-15. Tabla 2, en base a datos de encuestas de
demografía y salud (DHS) de los respectivos países.
En el caso de los países del Cono Sur si bien las mujeres en promedio inician la formación
familiar a edades algo más tardías, sus patrones son bastante similares a los recién indicados, es
decir, que quienes más postergan la salida de la soltería son las personas con los mayores alcances
educativos (Binstock, 2005; Cabella, Perí y Street, 2005).
Pareciera entonces que la moderada postergación en la formación familiar en distintos países
de la región responde más a cambios en los comportamientos de los sectores medios y altos
mientras persisten las mismas tendencias de inicio familiar temprano entre los sectores sociales
más bajos.
20
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
Sin duda, más que la edad a la que varones y mujeres realizan la transición de la soltería a la
vida conyugal, el cambio más significativo en las últimas décadas ha sido la creciente preferencia
por parte de las parejas de convivir consensualmente en lugar de casarse legalmente. La
coexistencia de la unión consensual y el matrimonio legal lejos de ser una novedad en el contexto
latinoamericano ha sido uno de los rasgos característicos del proceso de formación familiar,
particularmente en Centroamérica y el Caribe. Sin embargo, en la actualidad su incidencia es muy
superior a lo que era en el pasado.
La presencia de “uniones consensuales”, “uniones de hecho”, o “matrimonios sin papeles”
─como suelen ser alternativamente denominadas─ como un componente del sistema familiar
latinoamericano ha respondido tanto a herencias culturales como a condiciones económicas y
sociales. Esta modalidad de unión ha sido tradicionalmente una opción más difundida entre los
sectores sociales de menores recursos dado que, entre otras razones, involucra menos costos
económicos y responsabilidades legales que el matrimonio. Sin embargo, a partir de la década de
1980 y en concomitancia con las tendencias observadas en países desarrollados, la convivencia de
parejas sin papeles comenzó crecientemente a ser una opción de entrada a una vida conyugal
también entre los sectores medios y altos. Como se observa en el Cuadro 3, en la última década las
uniones consensuales continuaron aumentando en todos los países de la región, particularmente
entre aquellos donde dicha modalidad de unión estaba menos extendida (Argentina, Brasil, Chile y
Uruguay). Las únicas excepciones la constituyen Nicaragua y Honduras, países en donde la
prevalencia de este tipo de uniones ya era muy alta a mediados de los 1990s.
Si bien las uniones consensuales crecieron en todos los grupos de edades, su incremento fue
superior entre los jóvenes, evidenciado un cambio más generalizado de las preferencias de las
nuevas generaciones en la conformación familiar. Tanto en Chile como en Uruguay, países en
donde las uniones sin papeles eran poco frecuentes, ellas más que se duplicaron durante la última
década entre la población joven. En Argentina, se observa una tendencia similar. Otros países en
los que se detectan cambios de gran magnitud entre las nuevas generaciones son Brasil, Costa Rica,
México y República Bolivariana de Venezuela.
Hoy en día, la unión consensual constituye la modalidad más frecuente de formación familiar
y si bien ha permeado en los distintos sectores sociales, persisten importantes diferencias entre
quienes son más proclives a convivir sin papeles en contraposición a quienes optan por casarse
legalmente. De hecho la evidencia muestra que las uniones consensuales son más frecuentes en la
población de niveles socioeconómicos bajos, con escasa educación formal. También entre quienes
se inician sexualmente más temprano, comienzan la convivencia conyugal a edades más tempranas,
y ya han tenido un hijo. Las parejas que optan por esta modalidad de unión son menos homógamas
en lo que respecta a sus edades y a su nivel educativo (Castro Martin; Martín García y Puga
González, 2008), y suelen tener noviazgos más breves comparados por quienes optan por el
matrimonio (Binstock, 2008). Como se verá más adelante, estos perfiles socioeconómicos se
asocian con la estabilidad conyugal por lo que las uniones consensuales suelen ser más inestables y,
por lo tanto, disolverse más frecuentemente que los matrimonios.
21
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
CUADRO 3
PORCENTAJE DE UNIONES CONSENSUALES ENTRE TOTAL DE UNIONES CONYUGALES,
SEGÚN GRUPO DE EDAD Y PERÍODO
1990-1995 2000-2005
Fuente: Castro Martín, T. (2002). “Consensual unions in Latin America: persistence of a dual nuptiality system”.
Journal of Comparative Family Studies 33(1): 35-55; Castro Martín, T; Martín García, T. y D. Puga Gonzalez (2008).
“Matrimonio vs. unión consensual en Latinoamérica: contrastes desde una perspectiva de género”. III Conferencia
de la Asociación Latinoamericana de Población. Córdoba, Argentina, 4-6 de septiembre.
22
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
11
Estimado de www.measuredhs.com para las Encuestas de Demografía y Salud realizadas en Bolivia (2003), Colombia (2005);
Honduras (2005), y del Informe resumido de los resultados de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud Sexual y Reproductiva
realizada en Paraguay en 2008 (www.cepep.org.py).
23
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
CUADRO 4
EDAD MEDIANA DE LAS MUJERES AL PRIMER HIJO POR COHORTE DE
NACIMIENTO Y POR AÑOS DE EDUCACIÓN ALCANZADOS
Cohorte Educación (años)
Fuente: Filgueira, Fernando (2007). Cohesión, riesgo y arquitectura de protección social en América
Latina. Serie Población y Desarrollo n° 135, Santia go de Chile, CEPAL, en base a CEPAL-
Panorama Social 2005, Cap.3.
a
La variable estrato socioeconómico usada en este estudio se construyó mediante la combinación
de dos subíndices, uno de ellos referido al equipamiento con que cuenta el hogar y el otro a la
educación del jefe de hogar.
b
Razón Estrato Inferior /Estrato Superior
24
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
El panorama se torna aún más preocupante cuando se considera que una fracción importante
de estas adolescentes no desea el embarazo, y no son acompañadas por su pareja para el nacimiento
y crianza del niño (Gogna y otras, 2008). Resulta también inquietante desde un punto de vista
social que para muchas adolescentes la maternidad represente el modo de alcanzar cierto
reconocimiento social por parte del entorno y que constituya el único proyecto de vida (López,
2006; Zamberlin, 2005).
Tanto para las mujeres adultas como para las adolescentes, el contexto conyugal en el que se
conciben, dan a luz y crían los hijos ha sido uno de los cambios más significativos durante las
últimas décadas. El matrimonio ha dejado de ser la única institución socialmente aceptada para la
concepción y crianza de los hijos. Hoy en día algo más de uno de cada dos nacimientos ocurre
fuera del matrimonio en la mayoría de los países de la región (ver Cuadro 6) (Castro Martin;
Martín García y Puga González, 2008).
CUADRO 6
PORCENTAJE DE NACIMIENTOS NO MATRIMONIALES,
ALREDEDOR DE 1970 Y 2000
Año % Año %
Fuente: Castro Martín, Teresa et al. (2008) Matrimonio vs. Unión consensual en
Latinoamérica: contraste desde una perspectiva de género. III Congreso de la Asociación
Latinoamericana de Población, ALAP. (Tabla 1) En base a United Nations Demographic
Yearbook & World Fertility Report, e Institutos Nacionales de Estadística.
Los nacimientos por fuera del matrimonio ocurren mayoritariamente en el marco de uniones
consensuales, si bien también hay algunos indicios de que se han incrementado los de madres no
convivientes con una pareja. Tal es el caso, por ejemplo, entre las adolescentes madres de
Argentina y Chile (Binstock y Pantelides, 2005; Rodríguez Vignoli, 2005).
Un estudio reciente de Argentina, por ejemplo, sugiere que entre las generaciones más
jóvenes es frecuente que el primer embarazo ocurra en el marco de un noviazgo, que se legitima a
través de la convivencia consensual más que por el matrimonio –al menos durante un período
(Binstock, 2008). Asimismo, Laplante y Street (en prensa), también para el caso argentino,
encontraron que el nacimiento de un hijo no sólo no aumenta el riesgo de transformar la
convivencia en matrimonio sino que lo disminuye.
En concordancia con un incremento en la tolerancia a un mayor abanico de opciones para la
conformación y desarrollo familiar, Rosero-Bixby y otros (2009) sugieren la reciente emergencia
de un nuevo patrón de fecundidad en el caso de las mujeres con mayor educación: ellas estarían no
sólo retrasando la transición a la maternidad, sino que incluso –aunque los autores coinciden en que
es aún prematuro concluirlo- estarían decidiendo no tener hijos (Rosero-Bixby y otras, 2009)
25
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
% de separadas y divorciadas
País Circa 1994 Circa 2005
Las tasas de divorcio también han aumentado, aún cuando dicho indicador refleja sólo la
situación de quiénes se han casado legalmente y disolvieron el vínculo a través del divorcio legal.
Muchos matrimonios que disuelven su relación no se divorcian o tardan varios años en realizar
dicha tramitación.
La mayoría de los estudios coinciden en que los matrimonios y las uniones se han vuelto más
frágiles y se disuelven con mayor frecuencia. Por ejemplo, en Uruguay, en menos de una década la
proporción de matrimonios que disuelven el vínculo se duplicó alcanzando a casi más de un tercio
(Cabella, 2006). Cabella interpreta la intensificación de las rupturas conyugales con independencia
de la duración de la unión como el posible resultado de cambios generacionales y coyunturales.
Concretamente señala que las generaciones más jóvenes tienen actitudes más laxas hacia la vida en
pareja y mayor tolerancia hacia las rupturas, formando un nuevo ambiente social y cultural que se
afianzó a partir de la década de 1980.
12
La mayoría de los censos y encuestas de la región proveen una fotografía estática de la situación conyugal de los individuos, es decir
ofrecen un estimador muy conservador de la relevancia de este fenómeno. Concretamente, dejan de lado al conjunto de varones y
mujeres que a lo largo de sus vidas han atravesado una disolución (ya sea de una unión matrimonial o consensual) que al momento
de relevamiento se encuentran casados o conviviendo con otra pareja y por lo tanto definen su situación a partir del estado conyugal
o civil presente. Asimismo, dichas fuentes presentan graves problemas de consistencia en torno a cómo clasificar a quienes se han
separado de una unión de hecho. En la mayoría de las fuentes, dicha categoría no existe, y por lo tanto los encuestados deber optar
por otras alternativas de respuesta.
26
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
GRÁFICO 3
ARGENTINA, CIUDAD DE BUENOS AIRES 2002. PORCENTAJE ACUMULADO DE MUJERES CUYO
PRIMER MATRIMONIO FUE DISUELTO POR SEPARACIÓN O DIVORCIO A DURACIONES
MATRIMONIALES SELECCIONADAS SEGÚN COHORTE DE NACIMIENTO
30
25
20
15
10
0
1930-1934 1935-1939 1940-1944 1945-1949 1950-1954 1955-1959 1960-1964 1965-1969
Cohorte de nacimiento
Fuente: Binstock, G. (2004). “Cambios en las pautas de formación y disolución de la familia entre las mujeres de la
Ciudad de Buenos Aires” en Población de Buenos Aires, Año 0, Num 1. págs. 8-15.
Muchos autores concuerdan en que las uniones consensuales son más frágiles que los matrimonio,
y que se separan con mayor frecuencia. Esto no debiera sorprender dado que, como indica Rodríguez
Vignoli (2005), es probable que el propósito inicial de la unión para muchas de las parejas no sea la de
una convivencia para toda la vida, expectativa que usualmente sí acompaña al matrimonio. En Uruguay,
por ejemplo, las chances de disolución entre las uniones son tres veces mayores a las de los matrimonios.
Una estimación similar se encontró para el Area Metropolitana de Buenos Aires, con el agregado de que
13
Nos referimos a la Encuesta Anual de Hogares 2002 (EAH 2002) relevada por la Dirección General de Estadísticas y Censos del
Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
27
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
la brecha entre las tasas de disolución de matrimonios y uniones se incremente a más de cuatro entre las
generaciones más jóvenes (Santillán y Street, 2005).
La disolución de una unión conyugal (ya sea consensual o matrimonial) conlleva cambios
importantes para los actores involucrados en la relación, aún cuando la ruptura no se produzca en
un entorno extremadamente conflictivo. Las mujeres, quienes en la mayoría de los casos
permanecen residiendo con sus hijos son quienes tienen que incrementar sus cargas de trabajo
cotidiano (tanto remunerado como no remunerado). Ya sea que deban integrarse o reinsertarse al
mundo laboral, o que deban aumentar la dedicación horaria en sus empleos la carga de trabajo
aumenta en forma significativa, particularmente entre aquellas con escasa educación formal, con
hijos (Raimondi, 2005). Estas mujeres se constituyen luego de la separación en jefas de hogares
monoparentales o alternativamente pasan a residir en hogares extendidos de modo de poder
afrontar las nuevas demandas.
Si bien no existen numerosos trabajos en América Latina, las escasas evidencias apuntan a
que la contribución económica de los padres hacia sus hijos a posteriori de una ruptura de una
unión o matrimonio es muy limitada (Castro, 2002). Para el caso uruguayo, por ejemplo, Bucheli
(2003) estimó que el 60% de los menores de 21 años que ya no conviven con su padre no ha
recibido transferencias económicas luego de la ruptura. Un estudio actualmente en curso realizado
por Binstock encuentra resultados similares en base a una encuesta en zonas urbanas de Argentina
realizada en el año 2008. Sólo la mitad de los menores de 18 años que no convivían con su padre
recibían manutención económica de forma regular. El resto, de acuerdo al reporte de la madre
nunca lo hace o muy de vez en cuando. Asimismo, casi cuatro de diez ve al padre al menos dos
veces a la semana, y un 15 por ciento adicional una vez. Contrariamente, un cuarto de los menores
sólo se encuentra con el padre unas pocas veces al año o prácticamente nunca lo ve14.
A pesar de las dificultades con las que se encuentran muchas mujeres luego de la separación,
el terminar con relaciones amorosas insatisfactorias produce en muchos casos un alto grado de
bienestar emocional. Si bien con frecuencia las mujeres declaran que la separación implicó para
ellas el tener que cambiar de residencia, incrementar su carga laboral, adoptar nuevas
responsabilidades, y disminuir significativamente su nivel económico, no necesariamente evalúan
que su vida haya empeorado en otros aspectos o manifiestan estar disconformes (Raimondi, 2005;
Bucheli y otros, 2002).
En este mismo sentido, de acuerdo a Geldstein resultados de distintas investigaciones
cualitativas basadas en historias de vida o trayectorias maritales de mujeres jefas de hogares pobres
concluyen que los hogares monoparentales a cargo de una madre sola constituyen entornos más
propicios para una socialización sana de los hijos que la convivencia en una familia formalmente
completa, pero en la que el padre no contribuye al presupuesto familiar, no se involucra en el
cuidado de los hijos, y en la que incluso los niños pueden ser víctimas o testigos de violencia
doméstica (Geldstein, 1994, 2001). Asimismo, se argumenta que la madre suele asignar una mayor
proporción del presupuesto familiar a gastos vinculados al bienestar de los hijos cuando es ella
quien controla los recursos económicos del hogar (Chant, 1997).
Las trayectorias conyugales una vez disuelto un matrimonio o unión no han sido extensamente
estudiadas en América Latina, fundamentalmente dada la escasez de datos para hacerlo. En efecto, los
censos y encuestas de hogares no proveen información suficiente que pueda distinguir las trayectorias
conyugales de los individuos, ni el orden de unión, ni la filiación de los hijos que residen en los hogares.
A medida que las uniones se disuelven con más frecuencia por decisión de los miembros de la pareja el
riesgo de formar sucesivas familias aumenta. Asimismo, dado que las disoluciones ocurren a duraciones
14
Nos referimos a la Encuesta Anual de Hogares 2002 (EAH 2002) relevada por la Dirección General de Estadísticas y Censos del
Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
28
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
más tempranas, es de esperar que las familias reconstituidas incluyan hijos pequeños. En la medida que
las trayectorias conyugales y parentales se vuelven más complejas se requiere para el estudio de la
situación y bienestar familiar de datos específicos que contemplen el amplio abanico de arreglos
conyugales y familiares a largo de la vida.
Un estudio sobre las trayectorias conyugales en Montevideo indica que al menos más de la mitad
de las mujeres que disuelven su matrimonio o unión vuelven a formar una pareja dentro de los primeros
cuatro años a posteriori de la disolución. La celeridad en la formación de un nuevo núcleo conyugal
depende de la edad y nivel educativo de la mujer. Cuanto más joven y menor su nivel de instrucción
forman más rápidamente una nueva unión (Bucheli y otros, 2002). Contrariamente a lo esperado, la
condición de maternidad, en cambio, pareciera no hacer diferencia en la probabilidad de formar una
nueva pareja. La convivencia consensual aparece como la modalidad generalizada a través de la cual se
forman uniones de segundo orden. Similares resultados fueron obtenidos para Buenos Aires, aunque en
este caso la condición de maternidad significativamente reduce las chances de la formación de una
subsiguiente unión hogar (Santillán y Street, 2005).
29
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
CUADRO 8
PORCENTAJE DE NIÑOS Y DE NIÑAS ENTRE 0 Y 14 AÑOS DE EDAD
QUE VIVEN EN HOGARES CON JEFA MUJER, ÁREAS URBANAS. 1994-2005
15
Una de las excepciones la constituye el trabajo de Street (2007) para las áreas urbanas en Argentina donde estima que una de cada
diez familias nucleares biparentales es ensamblada. Las familias ensambladas son algo más frecuentes entre los hogares de ingresos
más bajos, siendo más frecuente que convivan en una unión consensual en lugar de una legal.
30
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
en la región aproximadamente uno de cada diez hogares tiene estas características, aunque en
algunos países como El Salvador, Costa Rica y República Dominicana supera el 13%.
Los hogares extendidos continúan vigentes como arreglo familiar y su representación varía entre
el 20% en Argentina, Brasil, Uruguay y Bolivia, hasta más del 40% de los hogares en Nicaragua y
Honduras. Es muy posible que estos tipos de hogares, que expresan la necesidad de las familias de
compartir y distribuir recursos económicos y de cuidado, integren también núcleos secundarios, aunque
lamentablemente muchas veces la información no permite reconstruirlos. Asimismo, y en ciertos
contextos residenciales ponen al descubierto la problemática del acceso en la vivienda, vedada para
vastos sectores sociales de la región. Una manera de ponerlo de manifiesto sería asociando ambos tipos
de características, es decir, en qué medida factores tales como el hacinamiento crítico y la calidad de la
vivienda guardan relación con la proporción de hogares extendidos.
El peso relativo de los hogares unipersonales varía en forma significativa entre países de la
región, aunque más como producto de las diferencias en las estructuras por edad entre los países
que debido a pautas residenciales diferentes16. En Uruguay y Argentina, países con población
significativamente más envejecida, el porcentaje de hogares unipersonales supera al de los hogares
monoparentales y se sitúa en torno al 17%. Contrariamente, países con una fecundidad aún elevada
o en los que ha descendido recientemente la proporción es significativamente más baja (por
ejemplo Nicaragua, Honduras Guatemala).
CUADRO 9
DISTRIBUCIÓN DEL TIPO DE HOGAR, ÁREAS URBANAS. CIRCA 1995 Y 2005
Fuente: CEPAL, Base de datos online CEPALSTAT, (Estadísticas de Género. www.eclac.org/estadisticas/bases/), febrero
de 2009.
La información sobre los cambios en los tipos de hogares de acuerdo a los quintiles de
ingreso muestra que entre los hogares más ricos aumentan la presencia relativa de los hogares
16
Dadas las marcadas diferencias en los perfiles etéreos entre los países, sería recomendable que las comparaciones regionales sobre
los tipos de hogar fueran estandarizadas por la edad de la persona que ejerce la jefatura de hogar, de modo de poder disipar los
cambios por efecto de composición demográfica.
31
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
32
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
33
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
constituyeron aspectos clave en los modelos explicativos del trabajo extra-doméstico femenino17.
En efecto, a lo largo de los noventa, el incremento en los niveles de desempleo en la región y
de inestabilidad económica en los hogares impulsó a que muchas mujeres se incorporaran a la
fuerza laboral (Wainerman 2002; Cerrutti, 2000). Asimismo, la reestructuración productiva y los
procesos de globalización de la producción ampliaron la demanda de trabajo femenino tanto en el
sector terciario como en el secundario en varios países del continente (Ariza y Oliveira, 2002, Rico
y Marco, 2006).
La realidad de los mercados de trabajo y los ingresos muestran que resulta prácticamente
inviable, desde un punto de vista económico, que un hogar pueda sostenerse a lo largo del tiempo
con el único aporte del jefe de familia. El salario familiar, como tal, ha ido prácticamente
desapareciendo y la contribución de las cónyuges en el bienestar económico de los hogares es hoy
en día indiscutido. Muestra clara de ello es que, como se verá más adelante, la incidencia de la
pobreza en hogares con doble proveedor es más baja que en los hogares en los que la mujer no
contribuye con ingresos al hogar.
Si bien la difícil situación económica fue un motor significativo en la decisión de las mujeres
de participar en el mercado de trabajo es innegable que también estuvo influenciada por un
conjunto de aspectos sociales, institucionales y culturales. Tal como se sostenía varias décadas
atrás, el incremento en la participación económica femenina en los países de la región se asocia
también a procesos más amplios de modernización social (ver Recchini de Lattes, 1980 para el caso
argentino). El mejoramiento en los perfiles educativos de las mujeres ha redundado en las
posibilidades de acceder a un espectro más variado de ocupaciones y posiciones ocupacionales más
gratificantes y como sostiene Wainerman (1979) en un trabajo pionero sobre trabajo femenino,
educación y familia, “una mayor exposición a la educación formal habitualmente incrementa las
aspiraciones económicas, contribuye a redefinir el gustos por las tareas inherentes al desempeño
del rol doméstico y a modificar la posición de las mujeres dentro de la estructura familiar” (p.511).
En este sentido, la ampliación de la cobertura educativa en la región es sin duda un hecho
promisorio. Entre 1990 y 2006, la tasa de asistencia escolar ha crecido de manera significativa, aún
en los quintiles más bajos de ingresos per cápita del hogar y en las edades entre 20 y 24 años18. Esta
mejora en los niveles educativos se manifiesta no sólo en términos absolutos sino también en las
brechas de género. De acuerdo a estimaciones de la UNESCO y para todos los países para los que
se cuenta con información, con la excepción de Chile y de México, hoy en día las mujeres superan
en número a los varones en la educación terciaria (universitaria y no universitaria)19.
Sin embargo, en la decisión de las mujeres de trabajar se ponen también en juego las
dificultades para compatibilizar dicha participación con las tareas de cuidado en el seno de sus
familias, las restricciones para acceder a determinados empleos (y el nivel de ingresos ofrecidos en
los empleos disponibles) y los potenciales conflictos familiares que se derivan de dicha
participación. Bajo estas circunstancias, hoy en día son más las mujeres que trabajan fuera del
hogar que quienes lo hacen exclusivamente dentro. Las estadísticas lo reflejan claramente: mientras
en 1990 el 38.2% de las mujeres de 15 años y más formaban parte de la fuerza de trabajo, en el año
17
Utilizando datos longitudinales correspondientes a los hogares del Area Metropolitana de Buenos Aires durante el primer
quinquenio de los años noventa, Cerrutti (2000) puso en evidencia mediante el empleo de modelos estadísticos que la inestabilidad
laboral del varón jefe de familia (es decir la pérdida de empleo y entrada al desempleo), incrementaba de modo significativo la
probabilidad de las cónyuges de incorporarse a la fuerza de trabajo.
18
Se refiere a las áreas urbanas de Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Honduras y la República Bolivariana de Venezuela. La única
excepción la constituye Ecuador, país en el que la tasa de asistencia de las mujeres de 20 a 24 años sólo se incrementa en los
quintiles más privilegiados (en base a datos de CEPAL, CEPALSTAT, sobre asistencia escolar femenina en áreas urbanas por
grupos de edad y quintiles de ingresos).
19
En algunos países las diferencias a favor de las mujeres es notable, como por ejemplo en el caso de Uruguay (1.84), Argentina (1.55)
y la República Bolivariana de Venezuela (1.46).
34
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
2005 pasaron a constituir el 50.6% es decir crecieron en más de 30%. Este crecimiento tuvo lugar
en todos los países de la región sin excepción (ver Gráfico 4). Asimismo, se detecta una tendencia a
la convergencia entre países, ya que la dispersión en los niveles de actividad de las mujeres ha ido
disminuyendo a lo largo del tiempo. Para el año 2010 se proyecta que el rango de variación en los
niveles de actividad femenina oscilará entre un 40% y algo más de un 60%.
GRÁFICO 4
TASAS DE ACTIVIDAD DE LAS MUJERES DE 15 AÑOS, ÁREAS URBANAS.
1990, 2000 Y 2010
70
60
50
Tasas de actividad
40
30
20
10
e)
)
ay
l
or
a
le
ay
ti
a
ru
lic
a
i
o
az
a
ai
tin
ub
gu
m
bi
al
ic
ic
tin
hi
.d
d
ad
Pe
ub
gu
gu
ur
d
ex
R
H
om
na
va
Br
C
n
La
ra
C
ol
d
r.
ep
ra
ru
ge
te
a
M
l
on
Pa
u
Ec
a
Sa
.B
ol
ua
a
U
Pa
Pl
os
ic
R
Ar
ic
H
ep
G
an
C
El
do
ér
(R
Am
ic
a
st
in
la
(E
om
ue
a
ez
i
iv
n
l
Bo
Ve
El aumento en las tasas de actividad femenina fue de mayor intensidad en el caso de las
mujeres en edades adultas jóvenes y centrales. A pesar de su heterogeneidad social, económica y
cultural, se detecta una homogeneización en los niveles de participación económica entre los países
de la región. En el 2006 en áreas urbanas, alrededor del 65% de las mujeres entre 25 y 44 años
forma parte de la fuerza de trabajo (CEPAL, 2007) y en la mitad de los países más del 70% de las
mujeres entre los 35 y los 44 es económicamente activa (ver Cuadro 11). A pesar de ello aún
predomina la idea de que las mujeres son mano de obra secundaria o que su trabajo extradoméstico
constituye sólo una ayuda para los presupuestos familiares.
35
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
CUADRO 11
TASAS DE ACTIVIDAD FEMENINA ESPECÍFICAS POR EDAD,
ÁREAS URBANAS. CIRCA 2006
Esta elevada participación evidencia a las claras que el modelo de hogar sostenido por un
único proveedor varón ha continuado resquebrajándose y que hoy en día sólo representa a una
minoría de los hogares. Sin embargo los prejuicios en torno al trabajo femenino aún permean las
prácticas y expectativas sociales en torno al rol esperado de la mujer, particularmente respecto a las
responsabilidades de cuidado de los hijos y del hogar, promoviendo su discriminación en el
mercado de trabajo. La idea de una madre trabajadora, como se verá más adelante, continúa siendo
omitida en el diseño de políticas destinadas a la familia y los apoyos institucionales son escasos.
El Cuadro 12 muestra que tanto en el conjunto de las mujeres como entre quienes se declaran
como cónyuges, la proporción de quienes sólo se dedican a los quehaceres domésticos ha
disminuido de manera notable entre 1994 y 2005 y muy probablemente haya continuado
disminuyendo. Este es un fenómeno extendido a lo largo de todos los países de América Latina,
salvo unas pocas excepciones (como es el caso de Uruguay, el país con las más baja proporción de
mujeres dedicadas sólo a las labores domesticas). Es muy probable que los hogares con proveedor
único varón no constituyan en la actualidad modelos familiares estables que perduren a lo largo del
tiempo, sino más bien sólo por períodos acotados, particularmente cuando las demandas de cuidado
son más intensas, es decir cuando los hijos son pequeños.
En efecto, como lo muestra el Cuadro 12 la dedicación exclusiva de las mujeres a las labores
domésticas ha disminuido tanto entre quienes no tienen hijos en el hogar como entre aquellas que
son madres. Aún así, continúan siendo las cónyuges con al menos dos hijos quienes tienen las
36
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
probabilidades más elevadas de sólo dedicarse a labores domésticas. Nuevamente, se detecta una
tendencia a la convergencia entre países20.
Vale la pena mencionar que el vínculo entre domesticidad, presencia de pareja en el hogar y
número de hijos en áreas urbanas no guarda una relación directa ni con el nivel de desarrollo
humano de los países ni específicamente con aspectos generales vinculados a la igualdad de
género21. El Cuadro 12, que presenta a los países ordenados de acuerdo al Indice de Desarrollo de
Género estimado para el año 2005 (UNPD, 2007/2008) lo pone en evidencia. En otras palabras,
pareciera que los cambios en la división del trabajo por género en el hogar, particularmente en lo
que respecta al trabajo de la mujer (doméstico y extradoméstico) tienen un carácter extendido y van
más allá de las diferencias entre los países22.
Resulta innegable, por lo tanto, que las sociedades latinoamericanas (particularmente en las
áreas urbanas) se han ido transformando y que hoy en día el trabajo extra-doméstico de mujeres
con hijos predomina por sobre el exclusivamente doméstico. Sin embargo, el proceso no ha venido
acompañado ni por un cambio muy significativo en las relaciones de género como tampoco en las
instituciones que deben facilitar y contribuir a legitimizar el trabajo femenino extra-doméstico.
Como se verá más adelante, la ruptura del modelo tradicional sólo ha implicado para muchas
mujeres la extensión de su carga de trabajo cotidiana.
20
Así, por ejemplo, si el rango de variación mínimo y máximo de participación doméstica exclusiva de mujeres cónyuges con dos
hijos o más era en 1994 entre 35% (en Uruguay) y 74% (en Costa Rica) once años más tarde pasa a ser entre 40% (en Uruguay) y
57% (en Panamá).
21
Este resultado sugiere la relevancia de otras variables a nivel micro social para dar cuenta de la probabilidad diferencial de las
mujeres de dedicarse en forma exclusiva a tareas domésticas.
22
Cabe mencionar que dado que la información presentada no controla por la edad de las mujeres, es de esperar que el promedio de
edad de aquellas con dos o más hijos sea significativamente superior a de las mujeres sin hijos o con uno sólo. Por ende, parte de las
diferencias en la probabilidad de las mujeres de sólo dedicarse a labores domésticas se deba a un efecto de composición.
37
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
CUADRO 12
PORCENTAJE DE MUJERES DEDICADAS EN FORMA EXCLUSIVA A LOS QUEHACERES
DOMÉSTICOS, POR NÚMERO DE HIJOS, ÁREAS URBANAS. 1994-2005
Venezuela (Rep. Bol. de) 1994 42,1 47,1 56,1 62,1 62,0 69,5
2005 0.787 27,2 32,0 41,0 41,3 44,3 53,4
Cambio relativo (%) 35,4 32,1 26,9 33,5 28,5 23,2
Bolivia (Estado Plur. de) 1994 20.,7 30,2 38,4 41,0 46,6 49,6
2005 0.691 17,0 23,2 33,1 30,7 34,0 44,4
Cambio relativo (%) 17,9 23,2 13,8 25,1 27,0 10,5
38
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
En casi todos los países, entre las mujeres cónyuges la tenencia de sólo un hijo pequeño no
incrementa en forma significativa su propensión a dedicarse en forma exclusiva a las labores
domésticas respecto a la de quienes no tienen hijos pequeños. Sin embargo, la situación es diferente
ante la presencia de al menos dos hijos pequeños en el hogar. Cuando esto ocurre, condiciona más
fuertemente la participación exclusiva de las mujeres en labores domésticas, aunque con marcadas
diferencias entre países23. Las razones de ello son complejas, ya que al igual de lo que ocurre en el
caso del trabajo remunerado de la mujer, son múltiples los factores que contribuyen a moldear
dichos comportamientos. En efecto, la influencia de la situación socioeconómica, familiar y
subjetiva queda sin duda oculta en los indicadores agregados. Así, por ejemplo, el número de hijos
pequeños en el hogar se asocia tanto al ciclo de vida, como a los alcances educativos de la madre y
al nivel socioeconómico del hogar. Mujeres casadas o unidas de niveles socioeconómicos más
bajos son, por un lado, más probables de tener un número mayor de niños, contar con perfiles
educativos más bajos y tener una participación más limitada en el mercado de trabajo.
Lamentablemente, excede al alcance de este trabajo la realización de un análisis estadístico
multivariado comparativos entre países que permita desentrañar el efecto neto de cada uno de los
rasgos relevantes, en particular del número de hijos pequeños, en la propensión de las mujeres a
dedicarse sólo a labores hogareñas.
39
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
40
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
dedicación y del tipo de trabajo que efectúa la mujer (y por ende sus ingresos) se encuentran
desvinculados de la naturaleza y características del trabajo de su cónyuge. Cerrutti (2003) en su
estudio sobre la intermitencia del trabajo femenino en la Ciudad de México y de Buenos Aires
mostró la existencia de arreglos laborales entre miembros de la pareja.24 Estos arreglos, en general
tácitos, pueden ser la resultante tanto de procesos conflictivos, negociados o de decisiones
coordinadas entre miembros de las parejas. Asimismo, Wainerman y Cerrutti (2001) mostraron
para el Area Metropolitana de Buenos Aires la creciente influencia de la condición de actividad y
del tipo de empleo del jefe de hogar varón en la probabilidad de que las conyugues participen de la
fuerza de trabajo25.
Las políticas sociales, en particular las focalizadas y muy especialmente las que procuran
transformar los incentivos y el costo-oportunidad de empleo y cuidado, deben tomar en
consideración la racionalidad, expectativas y valoraciones que guían a los sujetos de modo de
lograr incidir en los comportamientos de la manera más adecuada y esperada. Para promover
cambios actitudinales respecto a la división sexual de género y promover un mayor bienestar en las
familias, las políticas deberán atender no sólo los aspectos vinculados al cuidado actual, sino que
también deben orientarse a la formación futura, es decir a incidir en los procesos de socialización y
formación de las nuevas generaciones.
24
En el caso de parejas de clase media y de clase popular se puso de manifiesto una serie de arreglos laborales. Por ejemplo, el pequeño grupo de
entrevistadas denominadas “trabajadoras estables”, con largas trayectorias en la fuerza de trabajo prácticamente sin interrupciones derivadas de
la vida familiar, tenían esposos dedicados a actividades independientes o con carreras irregulares, típicas del trabajo por cuenta propia en
contextos económicos inestables. Ellas se sienten tan responsables como sus cónyuges del sostenimiento económico del hogar y son las que
proveen un ingreso regular. El “arreglo”, implícito en algunos casos y explícito en otros, consiste en que la estabilidad laboral de las mujeres
“compensa” de algún modo la inestabilidad laboral de sus maridos. Contrariamente, el arreglo laboral típico de trabajadoras intermitentes de
clase media con un bajo compromiso laboral, tienen un cónyuge con empleo estable (en general asalariado con beneficios laborales) con una
escasa participación en labores domésticas o de cuidado.
25
Mediante modelos de regresión logística que predicen la probabilidad de que las cónyuges participen de la fuerza de trabajo se
mostró que entre 1980 y el 2000, fue decreciendo la importancia de variables vinculadas al capital humano y a la fecundidad y
aumentando la relevancia del empleo del jefe para predecir la condición de actividad de las cónyuges. En el año 2000 el desempleo
masculino, o su participación en actividades de tipo informal incrementan las chances de participación de las cónyuges en el
mercado de trabajo.
26
Si bien en general se considera “cuidado” a las labores de cuidado físico y emocional de otras personas y se los distingue del trabajo
doméstico (es decir preparación de comidas, compras, lavado, planchado y limpieza, entre otras); en la práctica ambas labores son
difíciles de discernir, en particular cuando las personas a las que se cuida no están en condiciones de desarrollar las labores
domésticas por si mismas (por ejemplo niños pequeños, ancianos, enfermos).
41
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
27
Para un detallado análisis de la contribución de las mujeres latinoamericanas a la economía en general y a la protección social
mediante su trabajo no remunerado ver Montaño y Rico (2007).
28
Como claramente lo expresa Razavi (2007) “Históricamente, en una diversa gama de países, las mujeres pertenecientes a grupos
raciales y étnicos desfavorecidos han tendido a proveer servicios de cuidado para satisfacer las necesidades de los grupos sociales
más poderosos, al tiempo que desatienden y colocan en segundo plano sus propios requerimientos de cuidado. De allí que los
análisis de cuidado que falsamente presentan los intereses de las mujeres como un elemento homogéneo resulten sumamente
problemáticos” (2007, p.vii).
29
La discusión en torno a la medición del trabajo doméstico y de cuidado no es nueva a nivel internacional ni específicamente en
América Latina. Sin embargo, hace un par de décadas atrás se vinculaba más a la invisibilidad de la labor de la mujer en actividades
de autoconsumo y para el mercado (Wainerman y Moreno, 1987; Wainerman y Lattes, 1981; Dixon-Mueller y Anker, 1988).
30
Esta decisión implica no contabilizar actividades tales como preparación de comidas, lavado de ropa, limpieza, compras, cuidado de
niños y adultos, servicios no pagos en organizaciones voluntarias.
42
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
A pesar de las diferencias existentes en los instrumentos de recolección y por ende en las
medidas resultantes, los estudios realizados en America Latina acuerdan en señalar la existencia de
una brecha significativa en las horas dedicadas por las mujeres y los varones a las tareas de cuidado
y a las labores domésticas. Por ejemplo, en la Argentina, la Encuesta de Uso del Tiempo relevada
en la Ciudad de Buenos Aires31 indica que el tiempo simple de trabajo (es decir sin tener en cuenta
el trabajo que es realizado en simultaneidad) es superior entre las mujeres que entre los varones
(Rodríguez Enriquez, 2007)32. El mismo estudio muestra que en la ciudad de Montevideo, Uruguay
se detectó una situación muy similar. Al igual que en toda la región, la composición entre trabajo
remunerado y no remunerado es significativamente diferente. Las mujeres dedican casi dos tercios
del tiempo total trabajado a actividades domésticas y de cuidado sin remuneración mientras que sus
pares varones dedican menos de un tercio33.
Otro hallazgo en el que coinciden los estudios es que el promedio de horas dedicadas a
labores domésticas es superior al que se dedica a actividades de cuidado de los niños, aunque entre
los varones se observa el patrón opuesto34.
Un resultado indicativo de que la división tradicional de roles y tareas dentro de las familias
se manifiesta en que cuando las personas viven solas, no existen diferencias significativas por sexo
en el número de horas dedicadas al trabajo no remunerado. Sin embargo, cuando están en pareja la
carga de trabajo no remunerado recae fundamentalmente en las mujeres, en particular si ellas
también trabajan en forma remunerada. Llamativamente, a medida que aumenta el número de niños
presentes en el hogar las horas promedio que las mujeres dedican a actividades no remuneradas se
incrementan, lo que no ocurre entre los varones35.
En el Estado Plurinacional de Bolivia36, México (Encuesta Nacional de Uso de Tiempo,
ENUT, 2002)37 y Chile (Uso del Tiempo en el Gran Santiago)38 encontraron también patrones
similares en cuanto a la mayor carga de trabajo de las mujeres. Sin embargo para el primer país,
también se detectó si bien el género es muy significativo para explicar las diferencias en los
tiempos dedicados al trabajo no remunerado y al remunerado, no lo es tanto para dar cuenta de los
tiempos totales dedicados al trabajo Medeiros, Osorio y Costa, 2007). La inequidad en los tiempos
totales de trabajo se explica más por desigualdades dentro de cada grupo (mujeres y varones) que
entre ellos. En otras palabras, la posición de clase y la composición demográfica de las familias son
más significativos para explicar esta inequidad.
31
Encuesta relevada en el 2005 por la Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
32
Asimismo muestra que en la población entre 15 y 74 años, en comparación con los varones, las mujeres dedican en promedio 3
horas al trabajo doméstico en el propio hogar, prácticamente una hora al cuidado de niños y adultos y 2:15 hs. al trabajo para el
mercado. Ellos dedican en promedio 5:14 al trabajo para el mercado, poco más de una hora al trabajo doméstico del propio hogar y
menos de media hora (22 minutos) al cuidado de niños y adultos en el propio hogar.
33
Los datos citados por Rodríguez Enrique referidos a Uruguay son extraídos de Aguirre y Batthyány (2005).
34
Aguirre (2005), muestra que en Uruguay el promedio de horas dedicadas a labores domésticas es 3.2 veces superior entre las
mujeres. La dedicación al cuidado de niños es inferior, aunque casi el doble de tiempo del que dispensan los varones.
35
Aguirre (2005) encuentra que mientras en los hogares con solo un niño con mujeres que trabajan en forma remunerada ellas dedican
en promedio 46.7hs. semanales al trabajo no remunerado y ellos 17.7hs., en los hogares con 3 hijos, la dedicación de ellas asciende a
50.9 mientras que la de ellos se reduce en una hora (16.7 horas).
36
En el caso de la población adulta urbana las mujeres también trabajan (tanto en forma no remunerada como remunerada) en
promedio diez horas más a la semana que los varones (Medeiros, Osorio y Costa, 2007).
37
Si bien la tasa de participación en tareas domésticas de los varones es elevada (85%), las horas que les dedican son
significativamente más bajas que las de las mujeres (11.5 vs. 44.9 horas promedio a la semana). Las cónyuges dedican casi 60 horas
semanales a las actividades del hogar. Cuando pertenecen a hogares que transitan la etapa de reemplazo y tienen más de 45 años de
edad las horas disminuyen a 44 horas y si son jefas de hogar dedican menos tiempo a las labores no remuneradas (43.3 horas a la
semana) y más a las remuneradas (INMUJERES, 2003).
38
La carga global de trabajo es de 10.4 horas diarias en el caso de las mujeres (compuestas de 7.5 horas de trabajo remunerado y 2.4
horas de trabajo no remunerado) y de 8.8 horas diarias entre los varones (compuestas por 8 horas de trabajo remunerado y 0.8 de no
remunerado). Datos de del Instituto Nacional de estadísticas de Chile,
http://www.ine.cl/canales/sala_prensa/noticias/2008/mayo/pdf/presentacion300508.pdf
43
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
Los estudios sobre la participación de los varones en actividades no remuneradas del hogar
acuerdan en tres aspectos generales: en primer lugar, su menor dedicación horaria en comparación
con las mujeres. En segundo lugar, que tienden a participar en cierto tipo de actividades no
remuneradas pero no otras. En este sentido, los varones son algo más proclives a desempeñar tareas
asociadas al cuidado de los hijos que labores domésticas tales como limpiar la casa, lavar y
planchar la ropa, preparar alimentos, etc.39 Asimismo, las pocas horas dedicadas son destinadas a
“servicios de apoyo” es decir, arreglos en la vivienda, trámites y pago de cuentas, etc. (para el caso
argentino ver Wainerman, 2001 y 2007, y para el mexicano García y Oliveira, 2006).40 En tercer
lugar, se ha encontrado tanto para el contexto argentino como para el mexicano una discrepancia en
la percepción que tienen ellos (los jefes) y ellas (las esposas). Ellos reportan una mayor
participación de la que reportan ellas.
La mayor “visibilización” del trabajo de la mujer dentro del hogar tiene un alto significado
político, dado que extiende la discusión sobre la equidad de género más allá de los mercados de trabajo e
implica un cambio valorativo de importancia: el intento por otorgar valor social y económico a las
actividades que hasta el presente se han dado como “naturales” de la condición femenina.
39
Para el caso de Ecuador, se mostró que en distintas provincias el tiempo semanal promedio de cuidado de niños y niñas entre las
mujeres es superior en alrededor de tres horas del dispensado por varones (Marco Navarro, 2007). En México, tomando las horas
dedicadas a cada actividad, la de cuidado de niños insume alrededor de 14 horas semanales, mientras que las de cocina y limpieza
unas 30 (INMUJERES, 2003). El mismo estudio muestra para México que las brechas de género más amplias en cuanto a la
dedicación horaria se da en las tareas vinculadas a las de limpieza y cuidado de ropa y aquellas en las que la brecha es menor es en
el cuidado de niños menores. Ellos dedican alrededor de 7.7 horas promedio por semana.
40
En su estudio sobre “Las familias en el México Metropolitano: visiones femeninas y masculinas” García y Oliveira (2006) se
refieren a una serie de estudios con resultados similares.
41
“En el año 2005, la relación entre los ingresos laborales (es decir, todos los ingresos obtenidos por el trabajo) de mujeres y hombres
alcanzaba un 70% en promedio en América Latina, mientras que el ingreso salarial de las mujeres representaba el 87% del de los
varones” (Montaño y Rico, 2007, p. 55). Asimismo, datos de la CEPAL correspondientes al año 2006 para áreas urbanas señalan
que las brechas de ingresos entre mujeres y varones asalariados entre 20 y 49 años que trabajan al menos 35 horas por semana son
siempre en favor de los varones con independencia de los años de escolarización alcanzados para todos los países con información
de América Latina.
44
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
Otra forma de evidenciar esta relación, aunque algo más indirecta es a partir del examen de
la proporción de mujeres que siendo cónyuges no generan ingresos propios en los hogares pobres y
los no pobres. Los mismos datos provenientes de las encuestas de hogares para el año 2005
(CEPALSTAT, Estadísticas de Género) indican que en todos los países de la región sin excepción,
el porcentaje es significativamente superior en los hogares pobres que entre los no pobres. Vale la
pena mencionar que dicho cuadro también pone de manifiesto que entre 1994 y 2005 la proporción
de hogares con cónyuges que contribuyen con ingresos al hogar aumentó tanto entre los hogares
pobres como entre los no pobres.
GRÁFICO 5
MAGNITUD DE LA POBREZA EN HOGARES BIPARENTALES CON Y SIN APORTES
DEL CÓNYUGE AL INGRESO FAMILIAR. AREAS URBANAS, 2005
80
70
Magnitud de la pobreza en hogares
60
50
40
30
20
10
0
o
y
)
r
a
le
ica
il
s
or
e)
de
do
as
ua
ua
ra
ic
in
bi
an
hi
.d
éx
R
nt
om
du
na
lva
ua
Br
ag
ug
ic
.
ur
ol
ge
in
on
Pa
Ec
r
Sa
ol
.B
t
Pl
Pa
U
os
m
Ar
Do
ep
do
El
(R
a
ica
st
a
(E
bl
el
pú
ia
zu
liv
Re
ne
Bo
Ve
Cabe mencionar que son las madres con baja educación, y por ende con mayores chances de
ser pobres, las que tienen tasas de participación laboral más baja. Esto se debe en gran medida a
que ellas ─a diferencia de las que cuentan con mayor capital humano y por ende ingresos─ no
pueden adquirir mercantilmente los servicios de cuidado infantil que les permitiría salir a trabajar
en contextos de escaso apoyo público para el cuidado de los niños.
42
Al menos 13 países de América Latina han puesto en marcha programas de transferencia condicionada de ingreso (Fonseca, 2006).
Algunos ejemplos de estos programas son: Oportunidades en México, Bolsa Familia en Brasil, Familias por la Inclusión Social en
Argentina, Programa Puente Chile Solidario, Ingreso Solidario en Uruguay, y Programa Juntos en Perú.
45
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
43
Estos aspectos han sido analizados en detalle para distintos programas en América Latina por Bebbington, 2005; González de la
Rocha 2005; Kessler y Roggi, 2005; Navarro, 2005; Arriagada y Miranda, 2005; Arriagada y Mathivet, 2007 y Serrano 2007.
46
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
44
En los que incluye la normativa referida al matrimonio, uniones de hecho y divorcio; a los deberes de los integrantes de las familias,
al reconocimiento de la paternidad y maternidad y a las obligaciones del Estado.
45
Abarcando, entre otras, provisiones referidas a licencias maternales, paternales y parentales, excedencia, protección a la maternidad
y paternidad, provisión de guarderías, hora de lactancia y asignaciones familiares.
47
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
Debe destacarse que la falta de aplicación de muchas de estas normas no se debe a que hayan
quedado obsoletas o que no reflejen la realidad (que con frecuencia no lo hacen), sino debido a que
algunas no han sido siquiera reglamentadas y a la incapacidad o inacción de los organismos
públicos para hacerlas cumplir.
Si bien, efectivamente, los marcos normativos (en particular los de más larga data) parten de
un modelo tradicional de familia con expectativas dirigidas a una figura de mujer/madre/cuidadora
y un varón/trabajador/principal pilar de la provisión familiar del hogar, algunas de sus
disposiciones, referidas al trabajo, a las responsabilidades paternas en caso de separación o
divorcio y a los derechos de los niños son trasgredidas de manera sistemática. Ya sea producto de
la incapacidad de fiscalización estatal, negligencia o corrupción, es muy importante tomar como
punto de partida esta realidad para cualquier adecuación o cambio.
Esto no implica que los marcos normativos no puedan ser mejorados y adaptados a las
realidades que viven las familias, pero sí que se requiere de una activa participación de la sociedad
civil y de un fuerte compromiso político para llevar a cabo cualquier reforma en los sistemas de
protección social y en el bienestar. En efecto, y en gran medida propiciados por los organismos
internacionales, a lo largo de la región se han dado avances muy significativos en relación a los
derechos de ciudadanía, al establecimiento de igualdad de oportunidades y al mejoramiento de las
capacidades de los individuos. La adhesión de los gobiernos a declaraciones y convenios
internacionales ha contribuido sin duda a sensibilizarlos para diseñar algunas políticas
contemplando estos principios rectores. Así y todo es importante insistir sobre la necesidad de
mejorar la capacidad institucional de los estados, ya que de otro modo la distancia entre la norma y
la realidad será cada vez más grande.
Otro aspecto importante y punto de partida para la acción estatal en materia de política social
es que sus principios rectores deben ser la solidaridad y la universalidad. Como sostiene Arriagada
(2006), “Las políticas sociales ya no debieran regirse por el asistencialismo sino en un marco de
derechos de los ciudadanos orientadas a aumentar el bienestar y la cohesión. Para ello es preciso
reorientar las acciones hacia las causas de la pobreza y de la desigualdad y no sólo de sus
manifestaciones” (p.12). Partiendo de esta base propone un mejoramiento de la gestión, cobertura y
calidad de políticas sectoriales de salud, educación y empleo y su articulación con políticas
transversales orientadas a la equidad de género, las familias y grupos específicos (por ejemplo,
niños, adultos mayores).
En materia de bienestar familiar, es preciso identificar sinergias positivas que puedan emerger del
desarrollo conjunto de políticas sectoriales y transversales. Un ejemplo concreto de estas sinergias es el
de favorecer la participación económica femenina y efectivizar el derecho a la educación de niños. El
estímulo para facilitar el trabajo femenino remunerado de modo de mejorar su contribución a los
presupuestos familiares no ha constituido un componente significativo de las políticas de combate a la
pobreza en la región. Mientras en varios países desarrollados occidentales, la creciente participación de
las mujeres en el mercado de trabajo coincidió en gran medida con la expansión de la provisión de
apoyos institucionales a la mujer trabajadora46, este no ha sido el caso en los países latinoamericanos. Las
mujeres de la región se han volcado a la actividad económica sin que se mejorara de manera substancial
las condiciones laborales e institucionales.
Investigaciones realizadas en países desarrollados muestran la asociación positiva entre una
oferta amplia de servicios de cuidado para los niños y la participación económica femenina.
Asimismo, señalan la importancia de políticas activas para el subsidio del cuidado infantil en el
46
Dicho aumento en el trabajo de las mujeres en actividades extradomésticas ha sido positivamente asociado con el crecimiento del
sector de servicios y ocupaciones administrativas, el mejoramiento en los niveles educativos, la legislación anti-discriminatoria y la
provisión de servicios sociales (en particular de guarderías infantiles) (Oppenheimer, 1976; Hartmann, 1987; Goldin, 1990; Joshi
and Davies, 1992).
48
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
caso de quienes tienen acceso limitado47. El supuesto implícito es que la acumulación en capital
humano y experiencia a partir del empleo de las mujeres, generará con el tiempo un ahorro de
gastos de bienestar (welfare expenditures).
En América Latina, como se mostrara, un número creciente de madres, ya sea jefas de hogar
o cónyuges se integra o procura permanecer dentro mercado de trabajo por tiempos más
prolongados. En los hogares con desventajas económicas, el cuidado infantil no puede adquirirse
en el mercado (como lo hacen las familias de sectores medios y altos), sino que debe provenir de
miembros del propio hogar u otros parientes (generalmente mujeres), el estado o de asociaciones
civiles y caritativas. Particularmente para estos sectores la provisión estatal de cuidado infantil
resulta crucial. Los estudios muestran que a lo largo de la región existen importantes déficits en lo
que respecta a la cobertura de los servicios públicos de atención tanto en jardines maternales como
educación inicial pre-primaria. En general la cobertura educativa es significativamente baja entre
niños menores de cinco años (Rodríguez Enrique, 2007)48 y las tasas de asistencia son aún más
reducidas en el caso de los sectores más pobres.
Indudablemente, esta situación impacta en el bienestar de los hogares más pobres de dos
maneras: dificulta la inserción de las mujeres pobres en el mercado de trabajo, lo que reduce las
posibilidades de incrementar los ingresos familiares y niega a los niños y niñas las ventajas de una
escolarización temprana. La relevancia del nivel educativo inicial posee fundamentos pedagógicos,
sociales y políticos. Desde un punto de vista pedagógico, la investigación educativa concuerda en
señalar las ventajas de una escolarización temprana en las trayectorias educativas posteriores.
También se ha destacado su importancia en el proceso de socialización y en la temprana promoción
de valores asociados a la tolerancia, convivencia y solidaridad. La oferta de servicios públicos de
nivel inicial contribuye a efectivizar el derecho a la educación de los niños y a mejorar la estructura
de oportunidades para todos los sectores sociales.
Ahora bien, la demanda de apoyo a las tareas de cuidado de las familias, particularmente de las
mujeres, debe prolongarse más allá del nivel inicial. Como se dijera, la duración de la crianza de niños
pequeños se ha ido acortando debido a la disminución de la fecundidad, por lo que la provisión de
servicios educativos y de cuidado es de utilidad sólo para una porción de las madres. En el caso de los
niños en edad escolar, gran parte de los establecimientos de educación pública de la región sólo
ofrecen una jornada escolar simple. La oferta de servicios educativos de jornadas extendidas también
contribuiría a liberar tiempo no sólo de cuidado sino también de labores domésticas. Al igual que en el
caso de la educación inicial, si bien alargar la jornada contribuye a facilitar la participación de las
mujeres en el trabajo remunerado no es su principal argumento ni justificación. De hecho, desde la
investigación educativa, esta demanda se vincula a los beneficios pedagógicos de contención,
sociabilidad y formación académica de niños, niñas y adolescentes. En suma, la extensión de la
jornada escolar así como el incremento en la cobertura del nivel inicial, debieran formar parte de
políticas sectoriales educativas. La relevancia de incrementar el gasto educativo, especialmente en los
niveles iniciales ha sido claramente señalada por Filgueira (2007) quien sostiene que la “universalidad
con gasto homogéneo por unidad ─o mejor aún con gasto compensatorio progresivo─ en un contexto
de desigualdad abrumadora, constituye el arma más potente para lograr que las desigualdades se
mitiguen y que no se traduzcan en exclusión social.” (p.49).
El apoyo indirecto que se estaría brindado a la mujer trabajadora mediante un aumento en la
cobertura, tiempo y calidad de la educación durante la niñez debiera también ser acompañado por un
contralor más efectivo en materia de aplicación de la normativa laboral, tanto en materia de igualdad de
47
En una investigación realizada para países de OCDE Jaumotte (2003) señala la asociación entre el trabajo de las mujeres y el
otorgamiento de subsidios a las familias para que el cuidado de niños.
48
Para la Argentina, datos del Censo Nacional de Población indican que el porcentaje de niños y niñas de 4 años que asisten a algún
establecimiento educativo es del 48.2% y entre quienes tienen 3 años es tan sólo de 29.9% (Cerrutti, 2008).
49
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
oportunidades como en lo que respecta a las políticas de conciliación de trabajo y familia para varones
como para mujeres. Si bien con sus diferencias, existe un corpus normativo para promover la equidad
entre sexos en toda la región. En efecto, en su estudio sobre la legislación laboral en Argentina, Chile,
Costa Rica, Ecuador, El Salvador y Uruguay, Pautassi, Faur y Gherardi (2004) sostienen que todos estos
países poseen marcos legales que reconocen el principio de igualdad entre hombres y mujeres, lo que da
cuenta de la equiparación formal en términos de derechos y obligaciones. Sin embargo, señalan, la
legislación cubre un pequeño porcentaje de las mujeres trabajadoras, las empleadas de manera regular,
dejando excluidas a una gran cantidad de mujeres que se ven reducidas a la informalidad como única
forma de inserción y de obtención de un ingreso. Asimismo, habría que agregar que aún entre las
trabajadoras formales, hay normas que no se cumplen debido a que no están reglamentadas o porque
sencillamente no se controla su cumplimiento.
Finalmente, en el ámbito del bienestar familiar, otro aspecto central que no ha formado parte
de los debates se vincula a la generación de políticas referentes a la duración de la jornada laboral.
Como se ha mostrado a lo largo del trabajo, la organización del tiempo es crucial en el bienestar
familiar. La reducción de la jornada laboral tendría una serie de impactos positivos dentro de la
familia. Por un lado sentaría las bases para una mayor participación de los varones en el cuidado de
sus hijos y en tareas domésticas (Sunkel, 2007). Si las jornadas de trabajo fueran un tanto más
reducidas, sería posible que el número de horas trabajadas por ellos fuera inferior (facilitando su
participación en su familia) y que la jornada laboral de ellas fuera más extensa (y por lo tanto más
altos sus ingresos)” (Cerrutti, 2002).
50
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
51
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
52
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
seguridad social de base exclusivamente contributiva. Ligados estos al desarrollo de un empleo formal,
van tornándose obsoletos para proteger y, consecuentemente, reducir los riesgos sociales. Las mujeres,
nuevamente, son las más desprotegidas. Debido a sus escasas e intermitentes contribuciones a los
sistemas de seguridad social, derivadas de su participación en sectores informales del mercado de
trabajo, no podrán gozar de los beneficios de una jubilación en el futuro. En este sentido es necesario
que, en tanto persista en la región un amplio sector informal, se reconsideren los fundamentos de una
política de seguridad y protección basada en el empleo formal.
La persistencia del trabajo informal no sólo pone en tela de juicio los fundamentos del
sistema de seguridad social y vulnera los derechos del trabajador (incluyendo los beneficios
orientados a la familia), sino que también hace más factible que se evadan responsabilidades
económicas hacia los hijos. En un contexto de mayor inestabilidad conyugal, un ejemplo claro de
ello es el de las dificultades e impedimentos que tienen con frecuencia las madres separadas o
divorciadas para hacer valer el derecho de sus hijos a que sus padres contribuyan a mantenerlos. En
efecto, la leyes que protegen a los hijos de padres separados son difícilmente puestas en práctica si
los ingresos de los individuos no están registrados. De este modo, marcos legislativos que tienen en
su espíritu garantizar los derechos de los niños cuando no conviven con sus padres pueden terminar
amparando sólo a los niños cuyos padres con empleos declarados.
53
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
Bibliografía
55
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
(2004). “Estructuras familiares, trabajo y bienestar en América Latina” en Arriagada, Irma y Aranda Verónica
(Comps.), Cambio de las familias en el marco de las transformaciones globales: necesidad de políticas públicas
eficaces, CEPAL, División de Desarrollo Social, Serie Seminarios y Conferencias Num. 42.
(2005). “Los límites del uso del tiempo: dificultades para las políticas de conciliación familia y trabajo”,
CEPAL, Reunión de Expertos Políticas hacia las Familias, Protección e Inclusión Sociales, Santiago 28 y
29 de junio.
(coord.) (2007). “Familias y políticas públicas en América Latina: una historia de desencuentros”.
Santiago de Chile: CEPAL/UNFPA.
(2007). “Familias latinoamericanas: cambiantes, diversas, desiguales”, en Papeles de Población, julio-
septiembre, nro. 53. México.
Arriagada, Irma. y C. Mathivet (2007). “Los programas de alivio a la pobreza Puente y Oportunidades: una
mirada desde los actores”. CEPAL, Santiago de Chile, 2007.
Bayón, Cristinba y Gonzalo Saraví (2002). “Vulnerabilidad social en la Argentina de los años noventa:
impactos de la crisis en el Gran Buenos Aires”, en Kaztman, Rubén y Guillermo Wormald
(coordinadores), Trabajo y ciudadanía. Los cambiantes rostros de la integración y exclusión social en
cuatro áreas metropolitanas de América Latina. CEBCA, Uruguay.
Bebbington, Anthony (2005). “Estrategias de vida y estrategias de intervención: el capital social y los
programas de superación de la pobreza”. En Arriagada, I. (comp.) Aprender de la experiencia. El capital
social en la superación de la pobreza. CEPAL, Santiago de Chile, 2005.
Benería, Lourdes y Marta Roldán (1987). “Las Encrucijadas de Clase y Género. Trabajo Femenino,
Subcontratación y Dinámica de la Unidad Doméstica en la Ciudad de México”. México: El Colegio de
México/ Fondo de Cultura Económica.
Binstock, Georgina (2004). “Cambios en las pautas de formación y disolución de la familia entre las mujeres
de la Ciudad de Buenos Aires”, en Población de Buenos Aires, Año 0, Num 1. pags. 8-15.
(2005). “Educación, matrimonio y unión en la Ciudad de Buenos Aires”, en Papeles de Población, N° 43
(enero-marzo), pp: 53-78.
(2005). “Transformaciones en la formación de las familia: Evidencias de la Encuesta Anual de Hogares de
la Ciudad de Buenos Aires”. VII Jornadas Asociación Argentina de Estudios de Población, Tomo II,
Buenos Aires: INDEC-AEPA (pp: 1065-1079).
(2008). “Cambios en la formación de la familia en Argentina: ¿cuestión de tiempo o cuestión de forma?”.
III Conferencia de la Asociación Latinoamericana de Población. Córdoba, Argentina, 4-6 de septiembre.
Binstock, Georgina y Edith A. Pantelides (2005). “La fecundidad adolescente hoy: diagnóstico
sociodemográfico” en Mónica Gogna (coord.) Embarazo y maternidad en la adolescencia. Estereotipos,
evidencias y propuestas para políticas públicas. Buenos Aires: CEDES-Ministerio de Salud y Ambiente de
la Nación-UNICEF Argentina (capítulo 4).
Bucheli, Marisa (2003). “Transferencias y visitas entre padres e hijos no corresidentes”, en: Nuevas Formas
de Familia. Perspectivas nacionales e internacionales, Udelar/UNICEF, Montevideo.
Bucheli, Marisa y Cabella, Wanda (2005). “El incumplimiento en el pago de las pensiones alimenticias, el
bienestar de los hogares y el contexto legal vigente en Uruguay”, en Asignaciones familiares, pensiones
alimenticias y bienestar de la infancia en Uruguay, Montevideo, UdelaR-UNICEF.
Bucheli, Marisa y otros (2002). Sistematización de resultados. Encuesta sobre Situaciones Familiares y
Desempeños Sociales de las mujeres en Montevideo y el Área Metropolitana, 2001. Montevideo, UNICEF
y Universidad de la República.
Cabella, Wanda (2003). “Efectos del divorcio sobre el desempeño educativo y social de los niños: evidencia
nacional e internacional”, en Nuevas formas de familia. Perspectivas nacionales e internacionales,
UdelaR/UNICEF, Montevideo.
(2006). “La ruptura de la primera unión y la recomposición post-ruptura en Uruguay: un análisis
demográfico”, en A. López (coordinadora), Salud, Género, Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos.
Avances en investigación nacional. Cátedra Libre en Salud Reproductiva, Sexualidad y Género,
UdelaR/UNFPA Montevideo.
Cabella, Wanda, Peri, Andrés y Street, Constanza. (2005). “¿Dos orillas y una transición? La segunda
transición demográfica en Buenos Aires y Montevideo en perspectiva biográfica.”, en S. Torrado (coord.),
Trayectorias Nupciales, familias ocultas, Buenos Aires entresiglos, Buenos Aires.
Casique, Irene (2000). “Trabajo femenino extradoméstivo y riesgo de disolución de la primera unión. El caso
de las mujeres urbanas de la Región Capital de Venezuela”, en Papeles de Población, Num 25, pp. 35-57.
56
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
Castro Martín, Teresa. y Fátima Juárez (1995). “La influencia de la Educación de la Mujer Sobre la
Fecundidad en América Latina: en busca de explicaciones”, en Perspectivas Internacionales en
Planificación Familiar, Número especial de 1995, pp: 4-10.
Castro Martín, Teresa (2002). “Consensual unions in Latin America: persistence of a dual nuptiality system”.
Journal of Comparative Family Studies 33(1): 35-55.
Castro Martín, Teresa; Martín García, Teresa y Dolores Puga González (2008). “Matrimonio vs. unión
consensual en Latinoamérica: contrastes desde una perspectiva de género”. III Conferencia de la
Asociación Latinoamericana de Población. Córdoba, Argentina, 4-6 de septiembre.
CEPAL (2007). Panorama Económico. Santiago de Chile.
CEPAL (2005). Panorama social de América Latina, Santiago de Chile.
Cerrutti, Marcela (2000). “Determinantes de la participación intermitente de las mujeres en el mercado de
trabajo en el Área Metropolitana de Buenos Aires”. Desarrollo Económico, 39/156: 619-638.
Cerrutti, Marcela (2000). “Economic Reform, Structural Adjustment and Female Participation in the Labour
Force in Buenos Aires, Argentina”. World Development, 28/5.
(2003). “Trabajo, organización familiar y relaciones de género en Buenos Aires”. En Catalina
Wainerman, ed., Familia, trabajo y género. Un mundo de nuevas relaciones. Buenos Aires, UNICEF-
Fondo de Cultura Económica, 2003, pp. 19-54.
(2008). “La situación social y laboral de las docentes de nivel inicial en la Argentina”, Informe final
consultoría UNSRID.Mimeo.
(2009) “Gender and regional International migration in South America”, Human Development Research
Paper Series.
Cerrutti, Marcela y René Zenteno (2000). “Cambios en el papel económico de las mujeres entre las parejas
mexicanas”. Estudios Demográficos y Urbanos, 15/1.
Chant, Sylvia (1997). “Women-Headed Households. Diversity and Dynamics in the Developing World”.
Londres y Nueva York: Macmillan Press y St. Martin’s Press.
Dixon-Mueller Ruth y Anker, Richard. (1988). “Assessing women's economic contributions to development”,
Ginebra: OIT.
Filgueria, Carlos. (2002) “Estructura de oportunidades, activos de los hogares y movilización de activos en
Montevideo (1991-1998)”, en Kaztman, Rubén y Guillermo Wormald (coordinadores), Trabajo y
ciudadanía. Los cambiantes rostros de la integración y exclusión social en cuatro áreas metropolitanas de
América Latina. CEBCA, Uruguay.
Filgueira, Fernando (2007). “Cohesión, riesgo y arquitectura de protección social en América Latina”. Serie
Población y Desarrollo n° 135, Santiago de Chile, CEPAL.
Fonseca, Ana (2006) “Los sistemas de protección social en América Latina: Un análisis de las transferencias
monetarias condicionadas” Documento presentado en Seminario Internacional sobre Transferencia Condicionada
de Ingresos y Seguridad Alimentaria. Oficina Regional de FAO, Santiago, 4-5 Diciembre 2006.
García, Brígida y Orlandina de Oliveira (1994). “Trabajo femenino y vida familiar en México”. México DF,
El Colegio de México.
(2006). “Las Familias en el México Metropolitano: Visiones Femeninas y Masculinas”. México: El
Colegio de México, 2006.
García, Brígida y Olga Rojas (2002). “Cambio en la Formación y Disoluciones de las Uniones en América
Latina”, en Papeles de Población, abril-junio, nro. 32. México. 2002.
Geldstein, Rosa (1994). “Familias con liderazgo femenino en sectores populares de Buenos Aires”, en
Wainerman, Catalina .H. (comp.) Vivir en familia. Buenos Aires: UNICEF/LOSADA. (143-182).
(2001). “Labor and Non-Labor Market Coping Strategies in Argentina”. Informe final de consultoría al
Banco Mundial (mimeo).
(2006). Familia y escolarización de los adolescentes en los principales 6 aglomerados urbanos de
Argentina 1990 – 2000. En SITEAL, Serie Debates, N°4, pp: 6-33.
Gogna, Mónica; Binstock, Georgina.; Fernández, Silvia; Ibarlucía, Inés y Zamberlin, Nina (2008).
“Adolescent Pregnancy in Argentina: Evidence-Based Recommendations for Public Policies”,
Reproductive Health Matters, vol. 16, Nº 31, 2008, pp: 192-201.
Goldin, Claudia (1990). “Understanding the Gender Gap. An Economic history of American Women”. New
York: Oxford University Press.
González de la Rocha , Mercedes (2005). “México: oportunidades y capital social”. En Arriagada, I. (comp.)
Aprender de la experiencia. El capital social en la superación de la pobreza. CEPAL, Santiago de Chile, 2005.
57
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
Hartman, Heidi. 1987. "Changes in women's economic and family roles in Post-World War II United States"
in Lourdes, Beneria and Catharine R. Simpson (Eds.) Women Households, and the Economy. New
Brunswick: Rutgers University Press.
Hassim, Shireen y Shahra Razavi, eds. (2006) Gender and Social Policy in a Global Context: Uncovering the
Gendered Structure of “The Social”, Palgrave, Basingstoke.
Heaton, Tim. B., Forste, Renata., and Otterstrom, Sam. M. (2002). “Family transitions in Latin America: first
intercourse, first union and first birth”. International Journal of Population Geography 8: 1-15.
Herrera Mosquera, Gioconda 2008 “Mujeres ecuatorianas en el trabajo domestico en España. Practicas y
representaciones de exclusión e inclusión”, en Marta Novik (Ed.) Las Migraciones en America Latina.
Políticas, Culturas y Estrategias. Buenos Aires: CLACSO-Catálogos.
Herrera, Gioconda 2005 “Mujeres ecuatorianas en las cadenas globales de cuidado”, in Herrera, G., Carrillo, M. C.
and Torres, A. (Eds.), La migración ecuatoriana. Transnacionalismo, redes e identidades, Quito: Flacso.
Hinojosa Gordonava, Alfonso.R. 2008 “España en el itinerario de Bolivia. Migración Transnacional, Genero y
Familia en Cochabamba”, en Marta Novik (Ed.) Las Migraciones en América Latina. Políticas, Culturas y
Estrategias. Buenos Aires: CLACSO-Catálogos.
INMUJERES (2003) La encuesta de uso del tiempo y sus potencialidades para conocer las inequidades de
género. Mexico: Instituto Nacional de las Mujeres.
INSTRAW (2007). “Género y remesas . Migración Colombiana del AMCO a España”. Nuevas Ediciones: Colombia.
Jaumotte, Florence. (2003). “Female labour participación: past trends and main determinants”, OCDE,
Economics Department, Working Paper Un. 376.
Jelín, Elizabeth (1994). “Las familias en América Latina”. Ediciones de las Mujeres, nº 20, 1994, p. 75-106.
Jelín, Elizabeth (1998). “Pan y afectos. La transformación de las familias”. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
Paz, Jorge; José. M. Guzmán, Jorge Martínez y Jorge Rodríguez (2004). “América Latina y el Caribe:
dinámica demográfica y políticas para aliviar la pobreza”, en Población y Desarrollo, nro. 53. Proyecto
Regional CELADE UNFPA. Santiago de Chile, junio de 2004.
Joshi, Heather. y Davies, Hugh (1992). "Day care in Europe and mothers' forgone earnings", International
Labour Review, Vol. 132, pp.561-579.
Katzman, Rubén (2002): “Convergencias y divergencias: exploración sobre los efectos de las nuevas
modalidades de crecimiento sobre la estructura social, cuatro áreas metropolitanas”, en Katzman R y
Wornald, G. Trabajo y Ciudadanía. Editorial Cebra, Uruguay.
Kaztman, Rubén (2002) “El aislamiento social de los pobres urbanos”. IPES/ Universidad Católica.
Kaztman, Rubén y Fernando Filgueira (2001), Panorama de la infancia y la familia en Uruguay, Montevideo,
IPES/Universidad Católica del Uruguay.
Kessler, Gabriel y María C. Roggi (2005). “Programas de superación de la pobreza y capital social: la
experiencia argentina”. En Arriagada, I. (comp.) Aprender de la experiencia. El capital social en la
superación de la pobreza. CEPAL, Santiago de Chile, 2005.
Laplante, Benoit y María Constanza. Street (en prensa). "Los tipos de unión consensual en Argentina entre
1995 y 2003. Una aproximación biográfica", Estudios Demográficos y Urbanos, México.
Loayza, Natasha. y Chiharu. Fukazawa (2006). La condición conyugal del núcleo: un indicador inestable de
las oportunidades de escolaridad de los adolescentes. En SITEAL, Serie Debates, N°4, pp: 34-48.
López, Elsa (2006). “La fecundidad adolescente en la Argentina: desigualdades y desafíos”. UBA:
Encrucijadas, Revista de la Universidad de Buenos Aires 39:24–31.
Marco Navarro, Flavia (2007). “El cuidado de la niñez en Bolivia y Ecuador: derecho de algunos, obligación
de todas”. CEPAL, Serie Mujer y Desarrollo, Nro. 89.
(2009). “Legislación comparada en material de familias. Argentina, Bolivia, Chile, Colombia y
Venezuela”, Informe Final. CEPAL, División de Desarrollo Social.
Medeiros, Marcelo; Osorio Rafael y Costa Joana (2007). “Gender inequalities in allocating time to piad and
unpaid work: evidence from Bolivia”. UNPD, International Poverty Center, Working Paper 34.
Mensch, Barbara. Susheela, Singh. y John B. Casterline. 2005. “Trends in the Timing of First Marriage among
Men and Women in the Developing World,” in Cynthia B. Lloyd, Jere R. Behrman, Nelly P. Stromquist,
and Barney Cohen (eds.), The Changing Transitions to Adulthood in Developing Countries: Selected
Studies (pp. 118–171). Washington, DC: National Academies Press.
Milosavljevic, Vivian y Tacla, Odette (2007). “Incorporando un módulo de uso del tiempo a las encuestas de
hogares: restricciones y potencialidades”. Unidad Mujer y Desarrollo 83.
58
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
Montaño, Sonia. y Nieves Rico (2007) El aporte de las mujeres a la igualdad en América Latina y el Caribe.
Santiago: CEPAL.
Orozco Amaia (2007). “Cadenas Globales de Cuidado”, INSTRAW, Documento de Trabajo Num. 2
Pautáis, L. C.; E. Faur; N. Gherardi (2004). ¨Legislación laboral en seis países latinoamericanos. Avances y
omisiones para una mayor equidad¨. Serie Mujer y Desarrollo Nº 56. Santiago de Chile.
Paz, Jorge A. (2000). “Brecha de ingresos entre géneros. ¿Capital humano, segregación o discriminación?”, en
Estudios del Trabajo, Num 19, pags.35-66, 2000.
(2002). “Una Introducción a la dinámica de la pobreza en Argentina”.
Portes, Alejandro. y Bryan Roberts (2005). “Free Market City”. Studies in Comparative International
Development 40 (1): 43–82.
Raimondi, Mónica (2005). “Consecuencias de la ruptura conyugal en las condiciones de vida de las mujeres
(Area Metropolitana de Buenos Aires fines del siglo XX)”, en Susana Torrado (Directora), Trayectorias
nupciales, familias ocultas (Buenos Aires, entresiglos). Buenos Aires: CIEPP, FCS-UBA, Miño y Avila.
Razavi, Shahra. (2007). “The political and Social Economy of Care in a Development Context. Conceptual
Issues, Research Questions and Policy Options", Gender and Development Porgramme. Paper Number 3.
United Nations Research Institute fr Social Development.
Rico, Nieves y Marco, Flavia (2006) “Las mujeres en el empleo sectorial en América Latina”, en María
Nieves Rico y Flavia Marco (coordinadoras) Mujer y empleo. La reforma de la salud y la salud de la
reforma en Argentina. Siglo XXI Editores, CEPAL, Buenos Aires, 2006.
Rodríguez Enríquez, Corina. (2007). “La organización del cuidado de niños y niñas en Argentina y Uruguay”.
CEPAL, Serie Mujer y Desarrollo, Num 90.
(2008) Trayectorias ocupacionales, asistencialismo y oportunidades de vida de mujeres y varones en
Argentina. Tesis de Doctorado, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Buenos Aires.
Rodríguez Vignoli, Jorge, 2005. “Unión y cohabitación en América Latina: ¿modernidad, exclusión,
diversidad?”. Serie Población y Desarrollo n° 57, Santiago de Chile, CEPAL.
Rodríguez, Jorge y Martín Hopenhayn (2007). “Maternidad adolescente en América Latina y el Caribe.
Tendencias, problemas, desafíos”. Desafíos N°4. Boletín de la infancia y adolescencia sobre los avances
de los objetivos de desarrollo del milenio. pp: 4-9.
Rosero-Bixby, Luis (2004). “La fecundidad de reemplazo y más allá en áreas metropolitanas de América
Latina”. Notas de Población. 31(78): 35-63.
Rosero-Bixby, Luis; Castro-Martín, Teresa y Martín-García Teresa (2009). “Is Latin America starting to
retreat from early and universal childbearing?”. Demographic Research, vol. 20, articule 9, pp: 169-194.
Rutstein, Shea O. (2002). “Fertility Levels, Trends, and Differentials 1995-1999”. DHS Comparative Reports
N°3, Calverton, Maryland: ORC Macro.
Santillán, María M. y Constanza Street “La primera unión y la ruptura conyugal en el curso de vida femenino.
Algunas evidencias a partir de la ESF” en Susana Torrado (Directora), Trayectorias nupciales, familias
ocultas (Buenos Aires, entresiglos). Buenos Aires: CIEPP, FCS-UBA, Miño y Avila.
Slon Pablo y Zúñiga Edwin (2006). “Dinámica de la pobreza en Costa Rica: datos de panel a partir de cortes
transversales”, en Revista de la CEPAL, Num. 89. pp.179-192.
Street, M.Constanza (2007). “Las familias ensambladas en la argentina hacia el año 2001. Des-cubriendo los
´tuyos, los míos y los nuestros´”.
(2007). “Metodología para la identificación de las familias ensambladas. El caso de Argentina”, en: Notas
de Población, año 32, nº 82, 2007.
Serrano, Claudia (2007). “La familia como unidad de intervención de políticas sociales. Notas sobre el
Programa Puente - Chile Solidario”. En Arriagada, Irma, (comp.), Familias y políticas públicas en América
Latina: una historia de desencuentros. Libros de la CEPAL nro. 96. Santiago de Chile. 2007.
Sunkel, Guillermo (2007). “Regímenes de bienestar y políticas de familia en América Latina”. En Arriagada,
Irma, (comp.), Familias y políticas públicas en América Latina: una historia de desencuentros. Libros de la
CEPAL nro. 96. Santiago de Chile. 2007.
Wainerman, Catalina (1979). “Educación, familia y participación económica femenina en la Argentina”, en
Desarrollo Económico, IDES, enero-marzo, núm. 72, vol. 18, pp. 511-533.
(2003). “La reestructuración de las fronteras de género”, en Catalina Wainerman, (Comp.) Familia
Trabajo y Genero. Un Mundo de Nuevas relaciones. Buenos Aires, UNICEF-Fondo de Cultura
Económica, 2003.
59
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
(2007). “Conyugalidad y paternidad ¿Una revolución estancada?”. En: Gutiérrez, María Alicia. Género,
familias y trabajo: rupturas y continuidades. Desafíos para la investigación política. Buenos Aires:
CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.
Wainerman, Catalina y Geldstein, Rosa (1994). “Viviendo en familia: ayer y hoy”, en Catalina Wainerman
(comp.), Vivir en familia. Buenos Aires: UNICEF, Losada.
Wainerman Catalina y Moreno Martín (1987). “Incorporando las trabajadoras agrícolas a los censos de
población”. Desarrollo Económico, 27 (107): 347-376.
Wainerman, Catalina. y Zulma Recchini de Lattes (1981). “La medición del trabajo femenino”. Cuadernos del
CENEP Nro 21. Buenos Aires: CENEP.
Westoff, Charles F. 2003. “Trends in Marriage and Early Childbearing in Developing Countries”. DHS
Comparative Reports N°5, Calverton, Maryland: ORC Macro.
Zamberlin, Nina. (2005). “Percepciones y conductas de las/los adolescentes frente al embarazo y la
maternidad/paternidad”. En M. Gogna (coord). Embarazo y Maternidad en la Adolescencia. Estereotipos,
Evidencias y Propuestas para Políticas Públicas. Buenos Aires: CEDES-UNICEF-Ministerio de Salud de
la Nación. p.285–316.
Zepeda, Eduardo; Alarcón, Diana; Soares, Fabio y Guerrero Osorio, Rafael (2007). “Growth, Employment
and Poverty in Brazil, Chile and México”. UNPD, International Poverty Center, Working Paper 42.
60
CEPAL - Serie Políticas sociales No 147 Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública
Serie
nombre de la serie
Números publicados
147. Marcela Cerrutti, Georgina Binstock, “Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción
pública”, (LC/L.3100-P), Número de venta: S.09.II.G.82, (US$10.00), 2009.
146. Rodrigo Arim, Guillermo Cruces y Andrea Vigorito, “Programas sociales y transferencias de ingresos en
Uruguay: los beneficios no contributivos y las alternativas para su extensión”, (LC/L.3002-P), Número de venta:
S.09.II.6.10, (US$10.00), 2009.
145. Ana María Ibáñez y Andrea Velázquez, “El impacto del desplazamiento forzoso en Colombia: condiciones
socioeconómicas de la población desplazada, vinculación a los mercados laborales y políticas públicas”,
(LC/L.2970-P), Número de venta: S.08.II.G.82, (US$10.00), 2008.
144. Ricardo Bitrán, Liliana Escobar, Gonzalo Urcullo, Rodrigo Muñoz y Juanita Ubilla, “Estimación del costo de
alcanzar los objetivos de desarrollo del Milenio en salud en algunos países de América Latina y el Caribe”,
(LC/L.2966-P), Número de venta: S.08.II.G.79, (US$10.00), 2008.
143. Ricardo Infante, “El sector de empresas pequeñas y medianas. Lecciones de la experiencia de la Unión Europea
y políticas de homogeneización productiva con generación de empleo”, (LC/L.2895-P), Número de venta:
S.08.II.G.31, (US$10.00), 2008.
142. Guillermo Cruces, Nicolás Epele, Laura Guardia, “Los programas sociales y los objetivos de desarrollo del
Milenio en Argentina”, (LC/L.2889-P), Número de venta: S.08.II.G.26, (US$10.00), 2008.
141. Marcela Perticara, “Incidencia de los gastos de bolsillo en salud en siete países latinoamericanos”, (LC/L.2879-P),
Número de venta: S.08.II.G.18, (US$10.00), 2008.
140. Guillermo Paraje, “Evolución de la desnutrición crónica infantil y su distribución socioeconómica en siete países
de América Latina y el Caribe”, (LC/L.2878-P), Número de venta: S.08.II.G.17, (US$10.00), 2008.
139. Gonzalo Wielandt, Carmen Artigas, “La corrupción y la impunidad en el marco del desarrollo en América Latina
y el Caribe: un enfoque centrado en derechos desde la perspectiva de las Naciones Unidas”, (LC/L.2826-P),
Número de venta: S.07.II.G.149, (US$10.00), 2007.
138. Andras Uthoff, Cecilia Vera, “Una nota sobre el impacto de las políticas activas de gasto social”, (LC/L.2793-P),
Número de venta: S.07.II.G.128, (US$10.00), 2007.
137. María Luisa Marinho M., “El eslabón perdido entre educación y empleo”, (LC/L2783-P), Número de venta:
S.07.II.G.123, (US$10.00), 2007.
136. Simone Cecchini, Andras Uthoff, “Reducción de la pobreza, tendencias demográficas, familias y mercado de
trabajo en América Latina”, (LC/L.2775-P), Número de venta: S.07.II.G.110, (US$10.00), 2007.
135. Fernando Filgueira, “Cohesión, riesgo y arquitectura de protección social en América Latina”, (LC/L.2752-P),
Número de venta: S.07.II.G.89, (US$10.00), 2007.
134. Irma Arriagada y Charlotte Mathivet, “Los programas de alivio a la pobreza Puente y Oportunidades. Una
mirada desde los actores”, (LC/L.2740-P), Número de venta: S.07.II.G.86, (US$10.00), 2007.
• El lector interesado en adquirir números anteriores de esta serie puede solicitarlos dirigiendo su correspondencia a la Unidad de
Distribución, CEPAL, Casilla 179-D, Santiago, Chile, Fax (562) 210 2069, correo electrónico: publications@cepal.org.
Nombre: ...................................................................................................................................
Actividad: ................................................................................................................................
Dirección: ................................................................................................................................
Código postal, ciudad, país:.....................................................................................................
Tel.:............................ Fax:......................................E.mail:....................................................
61