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TEMA 6. EL PROCESO DE LA COMUNICACIÓN.

LA SITUACIÓN COMUNICATIVA.

ÍNDICE.

1. INTRODUCCIÓN.
2. EL PROCESO DE COMUNICACIÓN.
3. MODELOS DE COMUNICACIÓN.
4. LOS ELEMENTOS DEL PROCESO DE COMUNICACIÓN SEGÚN LA
ETNOGRAFÍA DEL HABLA
5. LA SITUACIÓN COMUNICATIVA.
7. CONCLUSIÓN.
8. BIBLIOGRAFÍA Y APLICACIÓN DIDÁCTICA.

1. INTRODUCCIÓN.

En las sociedades humanas cualquier tipo de comunicación se realiza por medio de


signos que se agrupan en códigos o sistemas que forman conjuntos homogéneos, estables e
interdependientes que reciben el nombre de sistemas semiológicos. El estudio de los signos
corresponde a la semiología o semiótica, ciencia que pretende estudiar todos los sistemas
de signos, su naturaleza, sus funciones y su funcionamiento. Esta ciencia clasifica los
sistemas semiológicos en tres grandes grupos: lógicos, estéticos y sociales.

Los sistemas lógicos están formados por los códigos semiológicos que sirven para
traducir las experiencias objetivas y las relaciones del hombre con el mundo. Estos
sistemas se subdividen en tres tipos: paralingüísticos o sustitutivos (escritura alfabética, el
morse, lenguaje del abanico, proxemia, etc.), prácticos (el código de circulación) y
científicos (anotaciones algebraicas, formulación química).

Para comprender los sistemas estéticos haya que partir de los dos mundos antitéticos
de presentación de la experiencia: una experiencia lógico que se refiere a la percepción
objetiva del mundo exterior y otra experiencia afectiva o estética que es el resultado del
análisis subjetivo de esa misma realidad. Estos sistemas no se pueden someter a una
clasificación racional, en este grupo están incluidos los sistemas que valoran las artes
pictográficas, escultóricas, musicales, literarias…

En los sistemas semiológicos sociales se pueden incluir no sólo los códigos


protocolarios y de cortesía, sino también todos los que podríamos considerar como signos
de identidad: uniformes, banderas e insignias de nuestras sociedades.

2. EL PROCESO DE LA COMUNICACIÓN.

Los autores de la Escuela de Palo Alto, California, o de la nueva comunicación, Hall


y Goffman afirman que la comunicación está presente siempre en las relaciones sociales,
hasta el punto de que no es posible dejar de comunicarse. Este conjunto de lingüistas,

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antropólogos y sociólogos ven la comunicación como un sistema (un proceso en el que los
interlocutores participan. Un individuo no se comunica, no es el autor de la comunicación,
sino que participa en ella. En tanto que sistema en uso hay que entenderla como un
intercambio social.

Malmberg (La lengua y el hombre) ha analizado el proceso de la comunicación


lingüística. Dos personas implicadas en un proceso de comunicación lo están cuando un
estímulo extralingüístico exige la interacción comunicativa. Debe existir, por tanto, una
realidad común a ambos y una situación que los involucre. Este “realidad” habrá de
conformarse lingüísticamente en expresiones verbales. Pone de manifiesto este lingüista la
presencia de la interpretación que se produce en los procesos de comunicación humana,
pues las personas no tienen siempre idénticas experiencias en que basarse, por lo cual el
enunciado lingüístico no suscitará las mismas asociaciones.
Hay también un porcentaje de asignación de significado intuitivo a las palabras del
otro, incluso antes de que está se produzcan, pues un buen dominio de la lengua, implica
una gran capacidad de adivinación. El hablante espera, cuando nos dice “¿Tiene usted
fuego?”, que entendamos que no nos está formulando una pregunta sino un ruego en
demanda de una acción por nuestra parte, consistente en encender su cigarrillo.

Habermas (Teoría de la acción comunicativa) ha puesto de manifiesto que la


comunicación es una acción intersubjetiva, regulada por el principio de racionalidad, por
medio del cual es posible entenderse y establecer un espacio de pensamiento común, en el
que se fundamentan las sociedades humanas. La acción comunicativa tiene sus
procedimientos técnicos basados en la utilización del discurso como instrumento de
comunicación y de elaboración de la crítica y del consenso.

La comunicación mediada se puede definir como el proceso de transmisión de una


información de un lugar a otro. En este proceso intervienen necesariamente una serie de
elementos:

El mensaje es la información elaborada que se transmite de un punto a otro. A veces


se confunde el concepto de MENSAJE (serie de signos lingüísticos, organizados mediante
unas determinadas reglas) con el de INFORMACIÓN (conocimientos nuevos transmitidos
al receptor) y con el de REFERENTE (elemento de la realidad sobre el cual se da
información).

El emisor es quien elabora y transmite el mensaje. En la comunicación humana, el


emisor se caracteriza por tener una determinada INTENCIÓN COMUNICATIVA. No hay
que confundir el emisor con la FUENTE DE LA INFORMACIÓN, que en ocasiones puede
ser distinta; por otro lado, se habla a veces del TRANSMISOR, que es quien transforma el
mensaje en algún tipo de señal o secuencia de señales: en la comunicación oral, el
transmisor es el propio emisor (hablante) que transforma el mensaje en sonidos articulados.

El receptor recibe, descodifica e interpreta el mensaje. Hay que distinguir, por una
parte, a la(s) persona(s) a quienes se dirige la información emitida (DESTINATARIO); por
otra, a aquél o aquello que vuelve a convertir las “señales” de determinado tipo en mensaje
(por ejemplo, receptor de radio) y, finalmente, a la(s) persona(s) que realizan la
descodificación e interpretación del mensaje, que pueden ser distintas del destinatario.

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El canal es el soporte físico del mensaje, que incluye tanto el medio a través del cual
circula el mensaje desde el emisor al receptor como los sentidos mediante los que se lleva a
cabo la emisión y la recepción. Hay canales naturales y canales artificiales.

El código es un conjunto de signos –relacionados entre sí- y de reglas para


combinarlos.

El contexto es el conjunto de circunstancias de la realidad que afectan emisor y al


receptor en el momento de emitir o interpretar el mensaje, y que pueden hacer variar su
significación. Hay que distinguir entre el contexto del mensaje –CONTEXTO
LINGÜÍSTICO en el caso de la comunicación verbal-, y el contexto de la comunicación –
SITUACION COMUNICATIVA-, circunstancias exteriores en las que se sitúa el acto
comunicativo.

Según la relación que se establece entre emisor y receptor, se distinguen dos tipos de
procesos comunicativos: unilaterales (en los que el receptor no puede a su vez convertirse
en emisor dentro del mismo acto comunicativo y por el mismo canal) y bilaterales (en los
que se lleva a cabo la interacción verbal a través del mismo canal).

En el circuito de la comunicación pueden actuar otros dos factores: el elemento positivo


de la redundancia o exceso de información, y el elemento negativo del ruido que perturba
el proceso de comunicación.

3. MODELOS DE COMUNICACIÓN.

Para ilustrar el proceso de comunicación social se suele recurrir a la representación del


mismo mediante diferentes modelos y esquemas. A estos diagramas se les conoce
generalmente con el nombre de modelos de comunicación. Todos los modelos comparten
los mismos propósitos básicos:
- Buscan captar los componentes esenciales de una situación real en una forma
simplificada que permita una descripción, explicación y comprensión más fácil.
- Nos permiten manipular algunos aspectos de la situación para predecir lo que hubiera
pasado si esos aspectos hubieran sido diferentes.
- Y se puede usar la información proporcionada por el modelo para comprobar las
teorías sobre comunicación o ver si dicho esquema funcionaría en la práctica.

SHANNON Y WEAVER. Estos ingenieros electrónicos que trabajaban para la Bell


Telephone Company investigaron las condiciones de economía óptima para transportar
información por una línea telefónica. Sus trabajos se aprovecharon para mecanizar la
información en la radio, la televisión, las maquinas traductoras, los analizadores
electrónicos, la cibernética...

Su modelo asume que la comunicación es un proceso lineal en el cual una fuente (F) envía
un mensaje directa o intencionadamente por medio de un transmisor (T) a un receptor (R),
éste lo recibe y es comprendido por el destinatario (D). El mensaje para poder ser captado y
comprendido debe ser enviado por un canal de comunicación y estar elaborado en un
código compartido. Este proceso de comunicación tendrá un resultado: que una persona

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obre en consecuencia con la información recibida, que una máquina realice una operación
según la orden que ha recibido.

En el proceso de transmisión pueden existir interferencias o ruidos que distorsionen el


mensaje impidiendo una comunicación efectiva. Para evitar estos efectos negativos en la
elaboración del mensaje existe una serie de redundancias cuyo fin es que la señal alcance
su objetivo. La cantidad de redundancia que presenta un mensaje se convierte en la medida
de probabilidad de que la señal transmitida será recibida y decodificada de forma correcta.

JACOBSON elabora un modelo pensado para la comunicación lingüística a partir de


modelos de la teoría de la comunicación, en el que señala la existencia de seis elementos:
- El hablante elabora el mensaje codificando el pensamiento en señales y lo emite.
- Para enviar su mensaje al oyente usa el contacto o medio físico de la transmisión. El
contacto presenta propiedades específicas que determinan la naturaleza de las señales
que transmiten.
- El código está constituido por unos signos y las reglas de combinación que emplea el
hablante para elaborar con ellos el mensaje. El dominio del código que tiene el hablante
es uno de los factores que condicionan la eficacia de la comunicación.
- El oyente recibe el mensaje y lo descifra empleando el mismo código que el hablante.
- El mensaje: conjunto de signos usados por el hablante para transmitir un pensamiento o
idea.
- El contexto en el que se emite el mensaje determina el sentido de las palabras. Para este
autor aquí está incluido el referente o estímulo extralingüístico que provoca que el
emisor sienta la necesidad de comunicar algo a otra persona.

Esto le sirve para reflexionar sobre las funciones del lenguaje profundizando en el trabajo
anterior de Karl Buhler. Partiendo del lenguaje como sistema de comunicación determina
las siguientes funciones:
- Función referencial. Define las relaciones entre el mensaje y la idea u objeto al que se
refiere. Se orienta hacia el referente pues se trata de dar una información objetiva de
éste.
- Función emotiva o expresiva. Define las relaciones entre el hablante y el mensaje.
Expresa la actitud del emisor ante lo que está transmitiendo. Está presente en los
mensajes subjetivos en los que el emisor expresa su punto de vista ante un hecho o sus
sentimientos.
- Función conativa. Define las relaciones entre el hablante y el oyente. Es de naturaleza
exhortativa, tiene por objeto conseguir una reacción (respuesta verbal o no verbal).
- Función fática. Corresponde a la acentuación del contacto y se manifiesta en mensajes
que sirven para establecer si el canal funciona y captar y mantener la atención del
interlocutor.
- Función metalingüística. Sirve para situar al signo en el código donde adquiere valor
comunicativo. El referente de la comunicación es el código lingüístico.
- Función poética. Se define como la relación del mensaje con él mismo. Se da
esencialmente en las artes en las que el referente es el mensaje que deja de ser un mero
instrumento para convertirse en objeto de la comunicación.

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Todas estas funciones pueden concurrir simultáneamente en un acto comunicativo,
mezcladas en diversas proporciones y con preponderancia de unas sobre otras según la
intención comunicativa y el tipo de mensaje que se desea transmitir.

Él no define en ningún momento con precisión el concepto de función: habla de


relaciones u orientación del mensaje hacia tal o cual elemento. M. A. Garrido revisó en su
artículo “Todavía sobre funciones externas del lenguaje” el concepto para precisarlo con
rigor. En primer lugar, calificó a estas funciones de Jakobson de “funciones externas” para
distinguirlas de las funciones internas que contraen los elementos lingüísticos en el
paradigma y en el sintagma. Y, además, aportó la definición de función externa:”Es la
relación que el mensaje contrae con cada uno de los elementos del proceso, de tal manera
que el mensaje se da como tal, en su especificidad formal y/o semántica, por la huella que
uno o varios de esos elementos le dejan impresa.”

UNIVERSIDAD DE MÜNSTER. El Instituto de Publicística de la Universidad de


Münster ha desarrollado un esquema en el que están presentes los siguientes elementos:
1) El emisor puede ser individual, un grupo o colectivo de emisores como la
redacción de un periódico o una organización dedicada a la comunicación
social.
2) El receptor que puede ser también individual o grupal.
3) El canal o portador natural o técnico del mensaje. Es el medio o lazo de
unión entre el emisor y el receptor.
4) El sistema de signos empleado para codificar y decodificar el mensaje.
5) El sistema sociocultural o conjunto de variables económicas, políticas,
sociales y culturales que influyen en el proceso de comunicación social y
reciben, a su vez, la influencia de éste.
6) El mensaje no ocupa ninguna posición particular en el esquema puesto que
constituye el fondo de éste.

El proceso de comunicación social debe entenderse como un proceso dinámico en


constante movimiento y cambio, determinado por las influencias mutuas de los distintos
elementos que intervienen en él

MALMBERG. Para explicar el proceso de la comunicación este autor parte de dos


personas: el emisor (A) y el receptor (B). Para que A comunique algo a B se exige en
primer lugar un estímulo extralingüístico, es decir, debe existir una realidad acerca de la
cual A pueda enviar un mensaje (K) a B. Esta realidad extralingüística tiene que
conformarse lingüísticamente y configurarse empleando para ello fonemas, prosodemas,
sílabas, palabras… Esta adecuación presupone un dominio del código por parte del emisor.
El contenido que se desea transmitir debe tomar forma según ese código, convirtiéndose en
una estructura compleja. Una vez formado en el cerebro de A el mensaje, se producen los
impulsos nerviosos que hacen funcionar a los órganos de fonación. Las vibraciones llegan
a los tímpanos de B y al cerebro donde son interpretadas. Pero la misma onda sonora
alcanza también a los oídos de A; esta constante percepción de la propia voz es
fundamental y decisiva para la articulación.

La percepción auditiva de B es un proceso de interpretación del mensaje en todos


los niveles recurriendo para ello al código en el cual A ha cifrado su mensaje. Si B no

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domina el código que ha utilizado A, la comprensión queda excluida, y si el conocimiento
del código por parte de B es deficiente, la comprensión sólo resulta parcial.

Por lo tanto, para que la comunicación funcione perfectamente A y B deben


interpretar de la misma forma el mensaje. Pero esto no ocurre de un modo absoluto, porque
dos personas no tienen nunca idénticas experiencias en que basarse, por ello no suscitará
las mismas asociaciones una palabra o un enunciado. Cuanto mayor sea la diferencia
existente en niveles de instrucción, de educación, opiniones, ambiente, sistema de
valores… también resultarán mayores las discrepancias entre sus campos semánticos y las
connotaciones respectivas.

GERBNER. Hacia los años cincuenta, empezó a cuestionarse si aspectos como las
actitudes y la percepción individual debían ser considerados como ruidos tal como
propugnaban Shannon y Weaver. Gerbner consideraba estos aspectos como hechos
fundamentales de la comunicación humana. Su teoría parte de la idea de que los seres
humanos están constantemente realizando elecciones sobre qué información deben
transmitir, qué canal y código emplearán para la transmisión. La elección final del mensaje
que envían viene determinada por la forma en que cada individuo percibe un
acontecimiento dado y por lo que considera importante para comunicar sobre tal suceso.

La elección del tipo de canal viene determinada por la importancia del mensaje o
por tipo de información que se desea transmitir.

El receptor también realiza un proceso de selección de la información que recibe y


elige una interpretación de las posibles que pueda tener. Gerner, partiendo de estos
presupuestos, elaboró un modelo que intenta tener en cuenta estas diferencias individuales
en la percepción y el proceso de selección que implica la comunicación. Parte, al igual que
Shannon y Weaver, de que el significado correcto del mensaje es el que desea el emisor.

KERBRAT-ORECCHIONI. Actualmente, en la renovación de los estudios lingüísticos


que se ha producido a partir de los años setenta, basada fundamentalmente en el análisis del
discurso en su más amplio sentido y desde un enfoque pragmático, se han propuesto
modelos comunicativos alternativos a los clásicos. Uno de ellos es el de Kerbrat-
Orecchioni.

De acuerdo con este esquema, lo único que realmente comparten el emisor y el


receptor-o, mejor, destinatario- es el mensaje, es decir, la cadena verbal, la señal acústica o
visual que circula entre ellos y, al menos en algunos casos, el referente material. La
“lengua”, si se entiende como un conjunto de competencias, es más o menos diferente –
idiolectal- en cada interlocutor, como lo son sus competencias culturales, los perfiles
psíquicos y las restricciones que impone el universo del discurso –condiciones concretas de
la comunicación y limitaciones temático-estilísticas- a cada uno; entre las últimas hay que
tener muy presente el componente ilocutivo o intencional. En conclusión, frente al
concepto más “humano” de interpretación que la propia autora define en estos términos:
“Interpretar un texto es intentar reconstruir por conjetura la intención semántico-
pragmática que presidió la codificación [...]. En otros términos, un texto quiere decir lo que
A [alocutorio] supone que L[locutor] ha querido decir en (por) ese texto.”

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4. LOS ELEMENTOS DEL PROCESO DE COMUNICACIÓN SEGÚN LA
ETNOGRAFÍA DEL HABLA

Hymes, partiendo de un estudio etnográfico del habla cotidiana, ha hecho el siguiente


inventario de los elementos del proceso de comunicación:
1. Situación ! localización espacial y temporal, espacio psicosocial de la
interacción que proporciona una atmósfera propicia o no para la comunicación. En la
situación se dan una serie de fronteras internas y externas.
2. Participantes ! actores que intervienen en el hecho comunicativo, a sus
características de status, bagaje de conocimientos, roles, etc... y a la relación que existe
entre ellos: grado de conocimiento mutuo, relación simétrica o asimétrica, etc.
3. Finalidades ! se refiere tanto a las metas de la interacción como a los
productos que se obtienen de ella. No siempre coinciden unas y otros. Los participantes
pueden iniciar la interacción con metas diferentes e ir llegando a un acuerdo a través del
proceso de negociación. En la misma interacción se puede producir una tensión o un
conflicto.
4. Secuencia de actos ! organización y estructura de la interacción.
5. Clave ! es el tono de la interacción, el grado de formalidad o informalidad,
que depende de varios factores: tema, metas, relaciones entre participantes, etc. El grado de
formalidad/informalidad se manifiesta a través de registros o estilos discursivos, que sirven
para que los participantes reconozcan cuál es el tono de la interacción en cada momento.
6. Instrumentos ! incluye el canal, que en el discurso oral es audiovisual, las
formas de hablar o repertorio verbal, así como los gestos, posición del cuerpo, elementos
cinésicos y proxémicos que intervienen junto a la producción verbal. La alternancia de una
variedad a otra (formal a informal o informal a formal) puede funcionar como un conjunto
de recursos estilísticos que cumplen efectos retóricos muy interesantes: relajar el ambiente,
mostrar acercamiento o distancia, señalar la ironía, etc. Los componentes paralingüísticos
(entonación, ritmo, pausas, etc.) y no verbales (gestos, miradas, movimientos corporales)
constituyen un repertorio de los que habrá que seleccionar aquellos que sean más
apropiados para cada tipo de comunicación.
7. Normas ! pueden ser de interacción o de interpretación. La normas de
interacción regulan la toma de la palabra. Las normas de interpretación se refieren a los
marcos de referencia compartidos que permiten interpretar adecuadamente tanto lo dicho
como lo no dicho: la cortesía, las presuposiciones, etc.
8. Género ! conversación espontánea, monólogo, trabajo de grupo, entrevista,
etc. Cada uno de estos géneros está organizado en secuencias diversas: expositiva,
narrativa, directiva, dialogal, etc.

5. LA SITUACIÓN COMUNICATIVA.

Los términos contexto y situación aparecen con frecuencia como sinónimos en algunas
teorías lingüísticas. Valga como ejemplo la definición de Urrutia, quien no distingue entre
contexto y situación. Este autor considera que el contexto, aunque no es un componente
intrínseco a la comunicación, si es un factor determinante en la interpretación correcta de la
comunicación. De un modo general, entiende por contexto todos aquellos factores
extralingüísticos o externos al código que rodean a un acto de comunicación. Distingue dos
acepciones de la palabra: contexto en el mensaje mismo y contexto del acto de la
comunicación.

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La postura más generalizada es establecer la siguiente distinción: el contexto se define
como el entorno lingüístico que rodea al acto comunicativo, mientras que la situación
corresponde al entorno extralingüístico en que se produce un mensaje comunicativo.

El contexto en el modelo de Jakobson: Una de las objeciones que se le plantean al


modelo de Jakobson es que no incluye la situación comunicativa en su esquema. Factores
extralingüísticos tan importantes aparecen confundidos bajo el término contexto con otros
de naturaleza lingüística y con el referente.

El contexto de Coseriu: Coseriu emplea el término contexto extraverbal para referirse al


conjunto de circunstancias no lingüísticas que, física o culturalmente, rodea al acto de
enunciación. Distingue entre contexto físico (“las cosas que están a la vista o a las que un
signo se adhiere”), contexto empírico (“los estados de cosas objetivos que se conocen por
quienes hablan en un lugar y en un momento determinados, aunque no estén a la vista”),
contexto natural (“totalidad de contextos empíricos posibles”), contexto práctico u
ocasional (“la particular coyuntura objetiva o subjetiva en que ocurre el discurso”),
contexto histórico (“circunstancias históricas conocidas por los hombres”), contexto
cultural (“la tradición cultural de una comunidad”).

El enfoque pragmático: La teoría pragmática incluye entre sus características el apelar a


aspectos contextuales de la situación comunicativa para la explicación de fenómenos
lingüísticos que quedan fuera de la sintaxis y de la semántica. García Berrio establece la
distinción entre co-texto y con-texto. Podemos definir las relaciones co-textuales como
“relaciones internas construidas por los componentes en el seno de la extensión de discurso
verbal, a la que llamamos texto”.

No obstante la ampliación del concepto de texto llevada a cabo por autores como
Schmidt (según él por el término texto puede designarse todo aquello que es lenguaje en
forma comunicativa o social, es decir, referida al interlocutor) hace necesario constatar
como relaciones del contexto lingüístico las establecidas en el orden social, histórico,
religioso, comunicativo...del texto. A este tipo de consideraciones contextuales de indole
vital, que exceden de los límites físicos captables de la lingüística del texto producido,
hablado o escrito, se les conoce como con-textuales.

La aportación a esta cuestión de Graciela Reyes (El abecé de la pragmática) es


clarificadora. Ella comienza intentando delimitar el concepto de contexto afirmando que
desde la perspectiva lingüística se concibe el contexto como el conjunto de conocimientos
y creencias compartidos por los interlocutores de un intercambio verbal y que son
pertinentes para producir e interpretar sus enunciados. No obstante se diferencian tres
clases de contexto:
- El lingüístico está formado por el material lingüístico que precede y sigue a un
enunciado.
- El situacional es el conjunto de datos accesibles a los participantes de una
comunicación directa que se encuentran en el entorno físico inmediato.
- El sociocultural es la configuración de datos que proceden de condicionamientos
sociales y culturales sobre el comportamiento verbal y su adecuación a diferentes
circunstancia.

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La situación es la toma de posición comunicativa que adoptamos las personas en una
circunstancia determinada, seamos emisores o receptores. Está motivada por el estado de
ánimo, por las necesidades o intereses que nos llevan a tomar postura y actuar emitiendo
mensajes, interpretándolos, elaborando un discurso o ejerciendo una serie de acciones que
tienden a canalizar el momento que vivimos. Por lo tanto, de la situación se deriva el
estímulo interno o externo que pone en marcha el proceso de comunicación. La situación la
creamos al comunicarnos con los demás, o nos viene dada por las intenciones
comunicativas.

6. CONCLUSIÓN.

Las palabras suelen tener varios significados o acepciones, de las que el lector tendrá
que seleccionar el más adecuado en cada contexto lingüístico para que el proceso de
comunicación se lleve a cabo con éxito. Por ejemplo, en un libro de zoología, la palabra
“hato” hará referencia a “animal”; en el caso de un texto de mecánica del automóvil, la
selección más lógica será la de “tornillo para calzar un coche”.

También hay que tener en cuenta que una misma palabra puede recibir una carga
connotativa muy distinta en virtud de la circunstancia a que haga referencia el entorno
lingüístico en que se inscribe dicho término. Por ejemplo, la palabra “tigre”, hablando la
selva, connota “libertad” y “ferocidad”: en el zoológico simboliza el “cautiverio” de un
animal salvaje; y en el circo el “amaestramiento” de una fiera. Pero esta palabra puede
aparecer en contextos lingüísticos más inusitados; así podría aparecer en boca de una
persona que dijera –tengo un tigre en casa-, con un sentido de extravagancia; o como
metáfora publicitaria; “ponga un tigre en su motor”.

Para poder actualizar todos estos significados y connotaciones de un término hace


falta utilizar la enciclopedia expresiva que todo hablante u oyente posee en mayor o menor
medida.

7. BIBLIOGRAFÍA Y APLICACIÓN DIDÁCTICA.

El presente tema es aplicable a todos los cursos de Secundaria y Bachillerato, pues es


un contenido al que se recurre en todos los cursos para trabajar con los alumnos la
comunicación, aunque en diferentes grados de dificultad según los cursos implicados. La
bibliografía que hemos consultado para la realización del tema, es la siguiente:
- Bateson, y otros, La nueva comunicación, Barcelona, Ed. Kairós, 1990.
- Cerezo, Texto, contexto y situación, Barcelona, Octaedro, 1993.
- Habermas, Teoría de la acción comunicativa, Madrid, Taurus, 1987.
- Halliday, Exploraciones sobre las funciones del lenguaje, Barcelona, Ed. Médica y
Técnica, 1982.
- Jakobson, Ensayos de lingüística general, Barcelona, Seix Barral, 1975.
- Malmberg, La lengua y el hombre. Introducción a los problemas generales de la
Lingüística, Madrid, Istmo, 1973.

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