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CANTOS MARIANOS

AVE DE FÁTIMA

El trece de mayo la Virgen María


bajó de los cielos a Cova de Iría.
Ave, ave, ave María.

A tres pastorcillos la Madre de Dios


descubre el misterio de su corazón.
Ave, ave, ave María.

Haced penitencia, haced oración;


por los pecadores implorad perdón.
Ave, ave, ave María.

El santo Rosario constantes rezad,


y la paz del mundo el Señor dará.
Ave, ave, ave María.

1
BAJO TU AMPARO

Bajo tu amparo nos acogemos,


Santa Madre de Dios.
No desoigas la oración
de tus hijos necesitados.
Líbranos de todo peligro.
Oh siempre Virgen gloriosa y bendita.

CANTO DE MARÍA

Yo canto al Señor, porque es grande,


me alegro en el Dios que me salva.
Feliz me dirán las naciones,
en mí descansó su mirada.

Unidos a todos los pueblos,


cantemos al Dios que nos salva.

Él hizo en mí obras grandes,


su amor es más fuerte que el tiempo,
triunfó sobre el mal de este mundo,
derriba a los hombres soberbios.

No quiere el poder de unos pocos,


del polvo a los pobres levanta,
dio pan a los hombres hambrientos,
dejando a los ticos sin nada.

Libera a todos los hombres,


cumpliendo la eterna promesa
que hizo en favor de su pueblo.
Los pueblos de toda la tierra.

CRISTO NUESTRO HERMANO

Porque Cristo, nuestro hermano,


ha resucitado,
María, alégrate.
Aleluya, aleluya, aleluya.

2
Porque Cristo, nuestro hermano,
nos ha redimido,
María, alégrate.
Aleluya, aleluya, aleluya.

Porque en Cristo, nuestro hermano,


hemos renacido,
María, alégrate.
Aleluya, aleluya, aleluya.

Porque en Cristo, nuestro hermano,


todos somos hijos,
María, alégrate.
Aleluya, aleluya, aleluya.

EL SEÑOR HIZO EN MI MARAVILLAS


(Magnificat)

El Señor hizo en mí maravillas,


¡gloria al Señor!

Engrandece mi alma al Señor,


se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador.
Se inclinó a la pequeñez de su esclava,
desde ahora dichosa me dirán todos los siglos.

Maravillas hizo en mí el Poderoso


y santo es su nombre.
Su bondad por los siglos de los siglos,
para aquellos que le temen.

Desplegó fortaleza su brazo,


dispersó a los soberbios.
Derribó a los potentados de sus tronos,
y encumbró a los pobres.

A los hambrientos llenó de bienes,


y a los ricos despidió vacíos.
Acogió a Israel su siervo,
recordando su bondad.

Según habló a nuestros padres


en favor de Abraham y su linaje para siempre.

3
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos.
ERES MÁS PURA QUE EL SOL

Eres más pura que el sol, más hermosa


que las perlas que ocultan los mares.
Ella sola entre tantos mortales
del pecado de Adán Dios libró.
Salve, salve, cantaban, María,
que más puro que tú sólo Dios.
Y en el celo una vos repetía:
más que tú sólo Dios, sólo Dios.

ESTRELLA Y CAMINO

Estrella y camino, prodigio de amor;


de tu mano, Madre, hallamos a Dios.

Todos los siglos están mirando hacia ti,


todos escuchan tu voz temblando en un sí.
Cielos y tierra se dan en tu corazón
como un abrazo de paz, ternura y perdón.

Tú nos lo diste en Belén en pobre portal,


en tu regazo le ven el rey y el zagal.
Tú nos lo diste en la cruz, altar de dolor,
muerto en tus brazos está un Dios redentor.

Toda la Iglesia con fe eleva un clamor,


puestos lo ojos en ti, la Madre de Dios.
Puente y sendero de amor, sublime misión
la de traernos a Dios en tu corazón.

FELIZ LA QUE HA CREÍDO

Dichosa tú que has creído,


María, dichosa tú.
Bendito el fruto de tus entrañas,
María, dichosa tú.

4
El cielo entero cuajó en tu seno
y va contigo en tu caminar.
Así es más fácil que yo lo encuentre:
Tú nos lo traes y nos lo das.

En el abrazo de dos mujeres


la historia entera la abrazas tú:
de gozo saltan las esperanzas,
contigo llega la plenitud.

Obedeciendo con valentía


a Dios descubres en tu Jesús.
Tu fe ilumina oscuras noches
desde la cuna hasta la cruz.

HIJA DE SIÓN
Hija de Sión, alégrate,
porque el Señor está en ti,
Salvador y Rey.

Álzate y resplandece porque viene tu luz,


sobre ti se alza la gloria del Señor,
mientras las tinieblas se extienden por la tierra
y yacen los pueblos en densa oscuridad.

Hacia tu luz caminarán las naciones,


y los reyes al fulgor de tu aurora.
Alza los ojos y mira en torno tuyo:
Todos tus hijos vienen a ti.

Verás todo esto radiante de gozo,


te llenarás de emoción.
Porque te llegan las riquezas de las gentes
y vienen a ti los tesoros del mar.

Te llamarán “Ciudad del Señor”,


“Sión del Santo de Israel”,
Porque haré de ti un objeto de orgullo,
causa de alegría por la eternidad.

Ya no será el sol tu luz en el día,


ni te alumbrará la claridad de la luna.

5
Porque el Señor será tu luz eterna
y tu belleza será tu Dios.

No se ocultará nunca tu Luna


ni tu Sol conocerá el ocaso.
Porque el Señor será tu luz eterna,
los días de tu duelo llegaron a su fin.

6
HUMILDE NAZARENA

Humilde nazarena, ¡oh María!


Blancura de azucena, ¡oh María!
Salve, Madre Virginal.
Salve, Reina celestial.
Salve, salve, salve, María.

Lucero de la aurora, ¡oh María!


consuelo del que llora, ¡oh María!
Dios nació en un portal,
floreciendo en tu rosal.
Salve, salve, salve, María.

Tú eres nuestra madre, ¡oh María!


levantas al que cae, ¡oh María!
Salve alivio en el dolor,
Salve, madre del amor.
Salve, salve, salve, María.

MARÍA, PUENTE Y CAMINO

María, puente y camino


que Dios y el hombre recorren.
Tú que nos traes a Dios,
llévanos a él.

Eres aurora y estrella


que anuncian el nuevo día.
Tú nos anuncias a Cristo,
lo traes, Virgen María.

Vives con él y a su lado


tu vida tiene sentido.
Amas a Dios y a tu Hijo
queriendo en un mismo latido.

Cuerpo de Cristo es la Iglesia


y tú, María, su madre.
Eres figura y camino
de nuestro peregrinaje.

7
REGINA CAELI

Regina caeli, laetare, alleluia:


Quia quem meruisti portare, alleluia:
Resurrexit, sicut dixit, alleluia:
Ora pro nobis Deum, alleluia.

V/ Gaude et laetare, Virgo Maria, alleluia.


Q/ Quia surrexit Dominus vere, alleluia.

REINA DEL CIELO, ALÉGRATE

Reina del Cielo, alégrate, aleluya,


porque el Señor,
a quien mereciste llevar, aleluya,
resucitó, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

SÁLVAME, VIRGEN MARÍA

Sálvame, Virgen María,


óyeme, te imploro con fe
mi corazón en ti confía,
Virgen María, sálvame.

Acuérdate de la hora
en que te nombró Jesús
mi Madre y mi protectora,
desde el árbol de la cruz.

Un abismo es el pecado
con que a mi Dios ofendí
y estoy en él derribado
sin Dios ¡oh Madre! y sin ti.

8
SALVE, MADRE

Salve, Madre, en la tierra de tus amores


te saludan los cantos
que alza el amor.
Reina de nuestras almas,
flor de las flores,
muestra aquí
de tu gloria los resplandores
que en el cielo tan sólo
te aman mejor

Virgen santa, Virgen pura,


vida, esperanza y dulzura
del alma que en ti confía,
Madre de Dios, Madre mía,
mientras mi vida alentare,
todo mi amor para ti;
mas si mi amor te olvidare,
Madre mía, Madre mía,
aunque mi amor te olvidare,
tú no te olvides de mí.

SALVE REGINA

Salve, Regína, mater misericórdiæ;


vita, dulcédo et spes nostra, salve.
Ad te clamámus, éxsules, fílii Evæ.
Ad te suspirámus, geméntes et flentes,
in hac lacrimárum valle.
Eia ergo, Advocáta nostra,
illos tuos misericórdes óculos
ad nos convérte.
Et Iesum, benedíctum fructum ventris tui,
nobis post hoc exsílium osténde
O clemens. O pia.
O dulcis Virgo María.

V/ Ora pro nobis, Sancta Dei Génitrix.


Q/ Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.

9
SANTA MARÍA DEL AMÉN

Madre de todos los hombres,


enséñanos a decir: “Amén.”

Cuando la noche se acerca


y se oscurece la fe.

Cuando el dolor nos oprime


y la ilusión ya no brilla.

Cuando aparece la luz


y nos sentimos felices.

Cuando nos llegue la muerte


y tú nos lleves al cielo.

SANTA MARÍA DEL CAMINO

Mientras recorres la vida,


tú nunca solo estás,
contigo por el camino,
Santa María va.

Ven con nosotros al caminar,


Santa María, ven. (2)

Aunque te digan algunos


que nada puede cambiar,
lucha por un mundo nuevo,
lucha por la verdad.

Si por el mundo los hombres


sin conocerse van,
no niegues nunca tu mano
al que contigo va.

Aunque parezcan tus pasos


inútil caminar,
tú vas haciendo camino,
otros lo seguirán.

10
VENID Y VAMOS TODOS

Venid y vamos todos


con flores, a porfía,
con flores a María,
que Madre nuestra es.

De nuevo aquí nos tienes,


purísima doncella,
más que la luna bella,
postrados a tus pies.

Venimos a ofrecerte
las flores de este suelo,
con cuánto amor y anhelo,
Señora, tú lo ves.

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