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Jueves 27 de junio

Universidad Nacional de Rio Cuarto

Facultad de ciencias humanas

Licenciatura en filosofía

Primer año

Ensayo: “LA MUERTE DEL OTRO Y MI

FRAGMENTACIÒN”

Introducción a la problemática filosófica

Profesor: José San Martin

Josefina Vargas

-2019-
“A lo largo de mi vida solo me he podido armar en trozos, en épocas que transcurren en el tiempo,
un tiempo que nos construye y se nos escapa. Como las personas que nos rodean, a veces se podía
y otras ya no había otro igual a quien amar.

Pero, en este entramado de llegadas y despedidas yo permanezco y cuando me miro en el espejo,


puedo ver rasgos de mi madre, de mi padre, de la luz de la casa en la que vivía cuando tenía ocho
años y pasaba todos los domingos de esos años. Ahora el barro con el que he jugado por horas,
está seco, se ha convertido en parte de mi piel que lleva el color moreno de mi abuela y de mi
padre, pero ninguno de ellos está. Se han ido, solo quedan restos en los que me veo y los veo.

Estos otros diferentes a mí, han marcado mi existencia y la han llenado como un rompecabezas.
Hoy soy restos. En cuanto a los que están, puedo decir que hay momentos de reflexión- cuando
tomo mates con mama a la mañana y cuando me acuesto- en los que pienso que “no quiero perder
más nada”. Mi madre cuando le planteo esto me responde que falta mucho y que nada de eso va a
suceder hasta que yo no esté preparada mientras me sonríe para tranquilizarme…”

Hay un tormento que me persigue y me empuja a indagar. Ese tormento consiste en conservar mi
identidad. Hay un suceso que tiene total influencia sobre lo que anteriormente exprese, el estadio
del espejo que Lacan explica en su introducción al psicoanálisis, es el evento mediante el cual un
niño necesita ser reconocido por su madre (o alguien que ocupe ese lugar) para poder reconocerse
en totalidad y no fragmentado. El interrogante seria Si los otros son mi espejo viviente y yo me
conformo a partir de ellos, temo desaparecer cuando ellos lo hagan. ¿Desapareceré en términos
simbólicos?

Aunque mi vida continúa y sigo adelante con los restos que cargo y que siento me conforman, sé
que esta cuestión es una de las que me aquejan continuamente porque me hacen repensar la
continuidad de mi existencia y el sentido que le doy a la misma. El tiempo, la muerte, son
cuestiones que me generan mucha incertidumbre. Por ello indagare en este tema, porque considero
que poder entender la manera en que la muerte significa a la aventura humana, puede ayudarnos a
responder problemas existenciales que tanto le conciernen al YO, y que a la vez nos vinculan a los
otros que han compartido y comparten momentos con nosotros. Lo que es de sumo interés,
considero, en este ensayo es el sentido que le damos a la muerte, no que es la muerte en sí, ya que
de lo contrario se abriría un extenso abanico de conceptos que en ningún punto podría responder a
mi propósito.
Al afirmar que comprender qué significado tiene la muerte la existencia humana nos ayudara a
entender problemas existenciales, entre eso que es inherente a la existencia es la vinculación con
otros. Emmanuel Levinas trata este tema de una manera que- a mi parecer- describe estos sucesos
como algo que no solo le afecta al sujeto individual sino a un sujeto que convive con otros. En mi
interrogante sobre perder la identidad porque otros se vayan se expresa la necesidad de retomar a
Levinas, En su obra “Dios la muerte y el tiempo” (1998) propone una temporalidad opuesta a la de
Heidegger, un tiempo que tenga un significado, que no viva esperando el advenimiento de la
muerte, “el dasein tiene que ser pero tener que ser es tener que morir”. Es decir, el vivir esperando
la muerte propia o del otro, es vivir la vida con una ansiedad intensa, con un obstáculo que nos
impide centrar nuestra atención en otras cosas, no debemos vivir nuestra vida dispuestos a la
muerte, sino que debemos resinificar el concepto que tenemos de muerte como algo trágico o como
algo que tiene que ser porque estos significados que son muy frecuentes no hacen más que
aterrorizarnos, enfermarnos porque como Heidegger decía, nos genera angustia y claramente esta
proviene de esta orientación hacia el final, esperar la caducidad es demasiado doloroso al mismo
tiempo que intrigante.

He intentado responder al interrogante sobre la preservación de mi identidad, sobre mi preservación


simbólica en este mundo, y el pensamiento que expuse de Martin Heidegger como el advenimiento
la muerte intramundana no hace más que expresar mi equívoco todos estos años, he vivido
equivocada, he tenido terror por las pérdidas porque estaba anclada a este significado de la muerte;
ello me llevaba a esquivarla abruptamente, o a llorar a escondidas cuando a mi mama le daba una
gripe. Ahora le encuentro una explicación a las sensaciones para nada agradables que he
experimentado, y es imaginar la nada, hasta llegar a sentir aunque sea una aproximación, quizás de
manera adelantada, he realmente imaginado la nada o una posibilidad de ella.

Retomando la raíz de mi interrogante, lo que me intriga es la muerte, pero ciertamente la mis seres
queridos, no la mía, la cual me parece no experimentable. Por esto, el planteo de Levinas me parece
tan coherente con las ideas que intento expresar. Cuando, por ejemplo, ahora puedo entender que en
mi experiencia al mirar a mi madre mientras tomábamos mates a la mañana, puedo ver que entre
ella y yo hay una relación que va más allá de los afectos, es una relación de alteridad (aquel que no
soy yo, aquel distinto a mí, un alter ego) que es la expresión de esa infinitud incomprensible, eso
tan ajeno a mí que es distinto pero no quiero perderlo, en su rostro veo mi continua exposición a la
muerte. La relación con este otro me conforma, conforma mi identidad porque por más ajeno que
sea es el único que en su rostro me puede reflejar la exposición a la muerte, es la única experiencia
cercana a la muerte, experiencia que me hace tomar cuenta de su finitud.
¿En qué cambio con la muerte del otro?

El efecto que tiene ese momento de mirada con el otro, es la responsabilidad que siento con él, esta
responsabilidad que no hace más que decir que la muerte del otro es también asunto mío, desde este
momento, el yo ha cambiado, tiene una responsabilidad con el otro el cual expresa esta alteridad
totalmente radical donde irrumpe la muerte, con la muerte del otro el yo permanece pero
transformado en como afirma Levinas, “…un mortal que se ha responsabilizado por otro mortal...”

Para concluir, debo dar cuenta de que he podido responder al interrogante que tanto me aquejaba, he
comprendido que el sentido que antes le daba, esto de vivir pendiente y esperando la muerte del otro
(en este caso de mi madre) no hacía más que angustiarme y querer escapar de ello, infundía mi
miedo.

Por esto como he expresado anteriormente, comprender el sentido que tiene la muerte para la
aventura de la raza humana es de suma importancia, ya que al comprenderlo, podemos esclarecer el
impacto que tiene en nuestras vidas. Es de suma importancia tratar de resignificar la muerte para
que el propósito de nuestra vida no consista trágica y radicalmente en esperarla y evitarla hasta que
llegue, sino que debemos comprender que ella siempre se nos refleja en la mirada del otro, en ese
contacto metafísico que expresa la alteridad, podemos ser conscientes de la finitud del otro y
entender que la muerte siempre es un escándalo que no nos llega de manera directa sino que
podemos imaginar la posibilidad de ella en el rostro del otro, cuando este rostro muestra su
desnudez.
Bibliografía

Levinas, E. (1998). Dios, la muerte y el tiempo. España. Cátedra, colección Teorema S.A (original
publicado en 1993)

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