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CURSO: PSICOANÁLISIS
SEPARATA – 2da PARTE
DOCENTE: Ps. RUBÉN CAYRA SAHUANAY
TEMAS VARIOS:

1.- PSICONEUROSIS DE DEFENSA


Término utilizado por S. Freud para dar cuenta del rol esencial de la defensa en el conflicto
psíquico, y para esbozar una teoría psicológica de la histeria, de la fobia y de la obsesión. El
ejemplo es la conversión histérica en la que reside una aptitud para transponer grandes
sumas de excitación puede así ser transformada en la histeria, desplazada en la fobia, o
desconectada de una representación irreconciliable para ser conectada a una representación
más conciliable en la obsesión.

El mecanismo central de producción de éstas es la represión que opera sobre


representaciones sexuales inconciliables con el yo. En el caso de la histeria: la excitación
desprendida de la representación por la represión se ve convertida en el dominio corporal.
En el caso de las obsesiones y fobias: la excitación permanece en el dominio psíquico y es
desplazada sobre otras representaciones. (Las psiconeurosis de defensa, 1894).
En 1896 (Nuevas observaciones sobre las psiconeurosis de defensa) Freud agrega que: Una
representación sexual no es reprimida a menos que haya despertado el trazo mnémico de
una escena sexual infantil que fue traumatizante. Esta escena actúa por retroacción (apres
coup) para provocar la represión.
La disposición a la neurosis parece depender entonces de sucesos sexuales traumáticos
acontecidos realmente en la infancia (seducción en particular). Luego Freud reconoce que la
seducción real es dudosa pero mantiene su concepción del origen en sucesos de la primera
infancia. En este sentido puede considerarse que la emergencia de las pulsiones sexuales
constituye por sí misma un traumatismo y la represión que se sigue de ello da lugar a una
neurosis infantil.
Esta puede pasar inadvertida, los síntomas se atenúan en el período de latencia pero
resurgen ulteriormente. La neurosis del adulto o del adolescente es entonces una
reviviscencia de la neurosis infantil.
La fijación (a los traumatismos, a las primeras satisfacciones sexuales, aparece así como un
factor importante de las neurosis (no suficiente sin embargo, ya que se lo encuentra también
en las perversiones).
El factor decisivo es el conflicto psíquico entre el yo y las pulsiones: Las pulsiones,
refractarias a toda educación sólo apuntan a obtener placer. El Yo, preocupado por la
seguridad, sometido a las necesidades del mundo real y a la presión de los padres y de la
civilización que le imponen un ideal. La debilidad del yo y su acatación a la realidad le hacen
reprimir las pulsiones en lugar de controlarlas.
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En 1914, en Introducción al Narcisismo, Freud efectúa una clasificación diferente:


1. Neurosis narcisísticas, en las que la catexis se realiza sobre el yo (psicosis)
2. Neurosis de transferencia: histeria, neurosis obsesiva, histeria de angustia. En estas
la catexis se aplica a objetos fantasmáticos y por lo tanto existe la posibilidad de su
transferencia sobre el analista
3. Neurosis actuales, no tienen origen en un conflicto infantil, para las que el
psicoanálisis no es el tratamiento de preferencia.

Precisiones sobre los mecanismos que están en juego en las neurosis de transferencia se
encuentran en los trabajos siguientes:
La represión, 1915
Introducción al Psicoanálisis, 1916
Inhibición, Síntoma y Angustia, 1926
Las preguntas planteadas en estos trabajos tratan sobre:
-modalidades diferentes de represión en las diversas neurosis
-sobre qué tendencias libidinales actúa la represión
-cómo fracasa la represión, es decir, cómo se forman los síntomas
-hay otros mecanismos de defensa en juego, además de la represión?
-qué lugar ocupa la regresión?
En la histeria se considera que el mecanismo principal es la represión. En la neurosis
obsesiva la anulación retroactiva y el aislamiento.
El Complejo de Edipo es considerado el complejo nuclear de las neurosis. Las tareas
que éste determina para el sujeto son:
1. Desprender de la madre los deseos libidinales y dirigirlos sobre un objeto real
2. Reconciliarse con el padre o emanciparse de su tiranía si ésta ha sido excesiva y ha
conducido a una gran sumisión.
Las neurosis son el registro del fracaso de esta tarea. ¿Por qué persiste el apego a los padres?
Porque los deseos edípicos son reprimidos y así eternizados. Para Freud lo que genera la
represión es la angustia de castración.
Para Lacan: la angustia indica que la operación normativa que es la castración no ha sido
realizada totalmente. La castración, es decir, la pérdida del objeto perfectamente
satisfaciente y adaptado es determinada por el lenguaje, por la entrada en el lenguaje
(fort-da, la pérdida de la cosa). El Edipo permite simbolizar esta pérdida atribuyéndola a unja
exigencia que provendría del padre (la función simbólica), respecto de todos y cada uno de
los humanos.
Estando la castración simbolizada, persiste habitualmente una fijación al Padre, lo que
constituye nuestro modo ordinario de normalidad (síntoma y sinthome en su acepción
lacaniana).
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Lacan se pregunta: ¿qué es lo que hace al Edipo neurotizante? En 1953, en El mito


individual del neurótico, responde que se trata de la discordancia entre el padre real y la
función paterna simbólica. El mito individual del neurótico eterniza un daño y produce un
retorno a un escenario que es el de ese mito y que se repite a lo largo de la vida en
esteriotipos y fracasos. Esta historización , escenario, es propia de la neurosis. En la psicosis
no hay drama edípico que pueda ser vuelto a representar. En el caso de la fobia, se trata de
la repetición de un elemento fobígeno, pero sin escenario. En la perversión se trata de una
escena incambiable, del acceso a un objeto pero sin lugar para una historia ni personajes
específicos.
En general, en las neurosis se trata de que lo real puesto en acto en la infancia ava a servir
de modelo para todas las situaciones por venir. El conflicto permanece como lo que fué
anteriormente. Se repite el fracaso originario. La cuestión oscila entre dos tiempos: la
aprehensión perfecta del objeto y su pérdida definitiva.
En la neurosis, el pacto simbólico, el paso por el Nombre del Padre, el Otro, que es un lugar,
es vuelto imaginario. El neurótico convierte ese “lugar” en un padre ideal que “cierra los ojos
sobre los deseos”, que no exige la estricta aplicación del pacto simbólico, a la vez que no
renuncia a no ser castrado. La función del pacto simbólico es producir la renuncia a un
cierto goce (el del objeto a) y poseer entonces un acceso lícito al goce fálico.
El discurso del neurótico se dirige al Otro y no al analista que está al lado suyo. La
transferencia se efectúa sobre el Padre ideal, supuesto en posición de acoger la queja, de
sentirse “emocionado” por ello, de participar en la emoción del sujeto, y de darle un remedio.
Se lo supone como sabiendo cómo el sujeto debe conducir su deseo.
La transferencia es el motor de la cura, ya que la interrogación del “sujeto supuesto saber”
permite al analizante adquirir los elementos de ese saber. Es también su obstáculo al fin de
la cura, ya que ésta implica la destitución del Padre ideal.
El neurótico querría ser como ese Padre, sin falta, no castrado. Un yo fuerte niega la
castración que ha sufrido. Toda tentativa de reforzar el yo agrava sus defensas y va en el
sentido de las neurosis.
Al final del análisis aparece la roca de la castración, el rechazo de admitir la castración. En
esto Lacan coincide con Freud (Análisis terminable e interminable, 1937).
Defendiéndose de la castración el neurótico continúa temiéndola en tanto que amenaza
imaginaria y –no sabiendo nunca muy bien a qué puede autorizarse- se trate de su palabra o
de su goce, conserva sus limitaciones. Si intenta aceptar la castración, finalmente la rechaza,
ya que imagina que es el Otro el que la pide (Lacan, 1960, Subversión del Sujeto).
El psicoanálisis, que no está al servicio de la moral ordinaria (de inspiración edípica y que
promueve la Ley del Padre) debe permitir al sujeto interrogarse tanto sobre la elección de su
goce como sobre la existencia del Otro.

El mecanismo de la Formación de los Sintomas: Freud formula una serie de hipótesis:


1. El intento de olvidar, la tarea de considerar la representación inconciliable como  non
arrivee, es imposible porque tanto la representación como el afecto asociado a ella, no
pueden ser borrados.
2. Se trata entonces de debilitar la representación separándola de su afecto.
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3. La representación así debilitada queda excluida del trabajo de asociación con otras ideas,
conformando de este modo, el núcleo de un segundo grupo psíquico.
4. ¿Qué hacer con el afecto? Hasta aquí el mecanismo de formación del síntoma es idéntico
para la histeria y las obsesiones. Sus diferencias se explican por dos diferentes modos en el
empleo de esta excitación.
5. En la histeria, la suma de excitación se traslada al cuerpo. Esta operación es denominada
“conversión” y da cuenta de la formación de los síntomas corporales en la histeria.
6. En la neurosis obsesiva el afecto permanece en lo psíquico y por un falso enlace es
asociado con otras representaciones que, por esta razón, se transforman en representaciones
obsesivas. La ventaja obtenida por esta segunda vía es menor que la que se logra por vía de
la conversión.

2.- RELACIONES OBJETALES Y DESARROLLO INFANTIL. RENÉ SPITZ GENESIS DE LAS


RELACIONES OBJETALES HASTA LA CONSTITUCIÓN DEL OBJETO LIBIDINAL.

Sabemos por experiencia que


“el amor nos nutre, nos constituye, nos humaniza”.

Freud al conceptualizar lo que denominan series complementarias establece un


criterio referido a la causalidad tanto de la patología como del desarrollo en salud. Propone
tres series de causas que no actúan independientemente y que lo que interviene es una
resultante de su interacción. La primer serie son los factores hereditarios y congénitos, la
segunda está constituidas por las experiencias infantiles y la tercera, los factores
desencadenantes o actuales. Las dos primeras constituyen la disposición del sujeto.
Los factores hereditarios y congénitos representan el conjunto y límite de nuestras
potencialidades, son las capacidades contenidas en la matriz hereditaria que se van a
desplegar a partir de la interacción con los otros factores de las series complementarias. En
este sentido es importante prestar especial atención a la segunda serie que está constituida
por las experiencias infantiles, que adquieren particular importancia por que ocurren en una
época de estructuración del psiquismo y de formación de la personalidad.
Estas experiencias infantiles se van a dar en un determinado medio ambiente que puede
ofrecer al bebé los estímulos adecuados para que aproveche al máximo sus dotes innatas, así
como puede también dificultar su desarrollo.
La importancia de este tema ha servido de fundamento para algunas líneas dentro de la
teoría psicoanalítica, que han priorizado una relación particular que el niño establece en el
medio que le toca vivir. Estas líneas teóricas se refieren al niño en el vínculo con la madre y a
las estructuras intrapsíquicas que se derivan de la internalización de ese vínculo. Son las
llamadas teorías de las relaciones objetales.
El niño inicia su vida como parte del cuerpo de la madre y por
mucho tiempo ella lo trata como si fuera su prolongación corporal.
No hay clara diferenciación entre psique y soma, impulso y objeto,
entre mundo interno y mundo externo, entre yo y no yo.
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La particular relación que se establece entre madre e hijo, genera un vínculo importante y
constitutivo del niño, por ello estas teorías coinciden en considerar que el carácter de esta
primera relación define las pautas de desarrollo y tiñe los vínculos posteriores. De esta forma
una relación armónica facilita el despliegue progresivo de una personalidad sana, en tanto
que una relación perturbada interfiere en este proceso y genera diversas patologías.
Lagache define la relación objetal como “una tendencia o un comportamiento dirigido a un
objeto, por oposición a un comportamiento o tendencia dirigida a la propia personalidad”.
La teoría de las relaciones objetales plantea la existencia de una necesidad primaria de
objetos, que no puede reducirse a la búsqueda del placer.
Cuando hablamos de objeto en la teoría de las relaciones objetales nos estamos refiriendo
siempre a un “objeto humano”, es decir, a una persona, una parte de una persona, o una
imagen más o menos distorsionada de éstas. Aquí el objeto deja de ser impersonal y
reemplazable, para volverse intensamente personal. No es el objeto de una pulsión, un mero
requisito para la obtención del placer, sino un objeto de amor o de odio, que el yo busca para
encontrar respuesta a su necesidad de relación. Y, una vez encontrado, estos sentimientos
quedan tan ligados a ese objeto específico, que sólo a través de un duro y difícil trabajo de
duelo podrá abandonarlo y volver a colocarse en las condiciones que permitirían una nueva
elección.
Definamos término a término el concepto “relación de objeto”:
Relación: significa que se trata de una interrelación pues hace referencia a la forma en que el
sujeto constituye los objetos así como a la forma en que los objetos modelan la actividad del
sujeto.

De: señala la interrelación, pues el objeto no preexiste a la relación con el sujeto ni éste está
constituido cuando se inicia la relación.

Objeto: debe entenderse en el sentido específico que tienen para el psicoanálisis expresiones
como “elección de objeto” y “amor de objeto”. Como ya se dijo hace referencia al otro
humano, persona.

Una forma de definir la teoría de las relaciones objetales es afirmar que ésta pretende dar
cuenta de cómo la experiencia de la relación con los objetos genera organizaciones internas
perdurables de la mente. Existe, desde luego, una interacción entre la internalización de las
experiencias de relación, por una parte, y la actualización de las estructuras relacionales
internalizadas, encarnándose en nuevas relaciones, que a su vez serán internalizadas. Por
ejemplo la modalidad de relación originaria del niño con su madre se actualizará y
resignificará en el encuentro con la maestra, cuando este niño ingrese al jardín de infantes.
La maestra será un nuevo objeto de relación que movilizará históricas formas de vincularse
como estimulará nuevas modalidades y emociones en el vínculo actual.
Como puede apreciarse, esta teoría permitiría integrar, en forma armoniosa, los elementos
“internos” y “externos” de la experiencia humana, ya que investiga y conceptualiza la
influencia de las relaciones interpersonales “externas” sobre la organización de las
estructuras mentales “internas”, así como la forma en que estas últimas determinan las
nuevas relaciones interpersonales que se establecen posteriormente.
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La teoría de las relaciones objetales, se vincula con distintas posturas conceptuales dentro
de la teoría psicoanalítica. La primera de ellas enfatiza la determinación pulsional de la
experiencia de la relación con el objeto y concentra su atención en el objeto interno y su
efecto determinante sobre la vida posterior del sujeto. Hace predominar el mundo interno del
sujeto sobre la significación del mundo externo. Esta línea fue especialmente desarrollada
por Melanie Klein y sus discípulos.
La segunda postura teórica enfatiza el efecto estructurante que la relación real con el objeto
y con el entorno cultural tiene sobre el psiquismo. En esta línea podemos ubicar autores
como René Spitz, Margaret Mahler y D.W. Winnicott.
Todas estas teorías, independientemente de su concepción teórica, estudían la constitución
de las relaciones objetales desde el momento mismo del nacimiento
Este documento se va a referir a la segunda línea teórica, desarrollando especialmente la
teoría de René Spitz y ofreciendo algunos conceptos generales de Mahler y Winnicott.
Finaliza destacando aquellos conceptos particularmente útiles de todas las teorías para el
desempeño profesional en el Jardín de Infantes.

TEORÍA DE RENÉ SPITZ


Spitz se interesa y estudia las relaciones recíprocas entre madre e hijo, a través de
observaciones directas y experimentos con niños, que le permiten postular sus ideas acerca
de los comienzos, desarrollo, etapas y ciertas anomalías de las relaciones de objeto.
Considera que la mayor parte del primer año de vida el bebé se esfuerza por sobrevivir,
formando y elaborando dispositivos de adaptación que le permitan lograr esta meta. El
lactante está desamparado, es incapaz de sobrevivir por sus propios medios. Necesita a la
madre que le proporciona todo aquello de lo que él carece. De esto surge una situación
complementaria que el autor denomina díada. En la medida en que las potencialidades
propias del infante se desarrollan en el transcurso del primer año de vida, se irá haciendo
independiente del medio que lo rodea.
El intenta demostrar que el crecimiento y desarrollo psicológico, dependerá del
establecimiento y despliegue progresivo de las relaciones de objeto cada vez más
significativas.
Spitz se afirma en Freud y rechaza toda hipótesis sobre la presencia de procesos
intrapsíquicos en el niño desde el nacimiento. Basado en sus experiencias considera que no
existe pensamiento en el momento de nacer. Tampoco existen ni la percepción ni la voluntad.
El bebé es un organismo psicológicamente indiferenciado. Las funciones, las estructuras y
hasta los impulsos instintivos se irán diferenciando progresivamente a través de la
maduración y el desarrollo.
Maduración es el desarrollo filogenéticamente establecido por la especie y desarrollo se
refiere a la emergencia de formas de funcionamiento y de conductas resultantes de la
interacción del organismo y el medio interno y externo.
Siguiendo a Freud, no admite un yo al nacer, ni un superyó ni un complejo de Edipo
tempranos. Tampoco acepta la existencia de simbolismos ni, por lo tanto, ninguna
interpretación simbólica, en esta primera infancia. Los símbolos los considera unidos al
lenguaje.
Spitz mantiene en un principio la idea de que la libido es el material primitivo, la fuerza
heredada que se necesita y utiliza en el curso de la evolución, pero como venimos señalando
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le adjudica un papel decisivo en el desarrollo a los primeros contactos humanos,


especialmente la relación del niño con la madre.
Para explicar los momentos críticos que existen en el proceso de evolución psicológica del
infante, a partir de los cuales se inician nuevas fases y cambia la dirección del desarrollo,
recurre a la embriología. De esta ciencia toma el término de organizador, que denomina a
ciertas estructuras que se desarrollan en un determinado punto donde se juntan diversas
líneas de desarrollo. Es la instancia que gobierna las fuerzas operantes en el desarrollo
embrionario, ordenándolas según un eje evolutivo particular. Induce la diferenciación de los
tejidos dependientes de él. A su vez, un primer organizador facilita, por inducción sucesiva,
las condiciones apropiadas para la emergencia de un segundo organizador, en un tejido que
tiene la potencialidad para ello. Tal, por otra parte, el concepto de "desarrollo dependiente".
Spitz supone que en el desarrollo psíquico existen organizadores equivalentes, es decir,
estructuras de funcionamiento psíquico que resultan directrices en la integración incipiente,
y que él denomina organizadores de la psique. Durante los períodos críticos las corrientes del
desarrollo que operan en los diferentes sectores de la personalidad se integran unas con
otras, formando una nueva estructura psíquica sobre un nivel de complejidad más elevado.
Lo que llama organizador es el resultado de la integración completa.
Estos también se encuentran vinculados según una secuencia de desarrollo dependiente. E1
aporte fundamental de este investigador consistió en definir cuáles son estos organizadores,
cómo se los puede detectar en la observación, y qué consecuencias tiene su aparición en el
desarrollo de los siguientes.
Postula que la relación bipersonal entre madre e hijo se desarrolla en tres etapas, que se
diferencian por la manera narcisista u objetal de ligarse la libido a los objetos y que por lo
tanto se distinguen una de otra por las diferentes características que adquieren en el niño la
imagen de la madre.

1) Estadio preobjetal (primeros 3 meses aproximadamente)


Coincide con el estadio del narcisismo primario, postulado por Freud. Es una etapa de
indiferenciación ya que la percepción, la actividad, las funciones del recién nacido no están
suficientemente organizadas, salvo aquellas zonas que son indispensables para la
supervivencia (respiración, metabolismo, absorción nutricia, etc.). El recién nacido no puede
distinguir algo externo de su propio cuerpo, no experimenta el medio
circundante como separado de él y percibe el pecho como parte de él
mismo.
Todavía no se puede hablar de relación objetal, por esta falta de
diferenciación, por lo tanto este período carece de objeto
El bebé neonato está protegido por una barrera contra los estímulos, un
umbral de percepción que excluye al mundo exterior. En la percepción
predominan los sistemas interoceptivos y propioceptivos y las respuestas se producen según
la percepción de las necesidades comunicadas por estos sistemas. Así, cuando se siente
urgido por una necesidad, por ej. hambre o sed, establece vínculos con el mundo. Este se
desaparece cuando su necesidad se satisface.
Spitz considera que pueden observarse respuestas de desagrado desde el nacimiento, pero
que el estado contrario no es el de placer sino de sosiego.
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Al final de la primera semana de vida, el niño comienza a responder a señales lo que


evidencia situaciones ligadas a la conciencia de un contenido agradable, Por ej. Si la madre
saca al bebé de su cuna y lo pone en sus brazos en posición de mamar, el niño se vuelve
hacia el pecho de la madre. Pero, como vemos, aún la percepción del mundo exterior se
produce en función de una necesidad interna.
Por ello, al principio la madre tiene significación en la medida que sirve a la satisfacción de la
necesidad del bebé. Durante estos tres primeros meses el objeto no tiene ninguna existencia
independiente. El hecho de que el lactante reaccione ante el ser humano ya en la fase
narcisista es por que éste forma parte de la experiencia de amamantamiento o sea de la
satisfacción de una necesidad interna.
En este momento el ser humano no es percibido como tal, sino como una señal, que
anuncia, a través de la organización cenestésica de la percepción, la satisfacción de la
necesidad.
El autor destaca que al final del segundo mes aparece una reacción en el niño que llama la
atención. Si el niño llora por que necesita ser higienizado y se le acerca una persona adulta
este se calma. Se observa entonces que el ser humano adquiere una posición única entre las
cosas que lo rodean y el niño desde este momento percibe visualmente la aproximación del
ser humano. De todas maneras la respuesta al estímulo externo sigue íntimamente ligada a
la percepción de una necesidad interna.

2) Estadio del objeto precursor (3º al 6º mes aproximadamente).


En el segundo mes y principios del tercero, se observa que el niño sigue
la cara humana aunque no tenga ninguna necesidad. La cara se
establece como la primera señal en la memoria del niño por que todos
los estímulos que ha recibido en forma de cuidados cariñosos se
presentaron acompañados de la cara de la madre.
En el curso del tercer mes se observa la aparición de una conducta
afectiva específica que para Spitz resulta el indicador de que se ha
establecido el primer organizador de la psique, dando lugar a un nuevo estadio. Esa
conducta es la respuesta de sonrisa al rostro humano de frente y en movimiento, en donde
se ven los ojos, la nariz y la boca. La misma conducta se obtiene presentando una careta con
esa configuración. Este último hecho indica que el bebé no reconoce aún el rostro humano
como objeto, sino más bien como una gestalt (forma)-señal privilegiada dentro del mundo
caótico de las percepciones primarias. Esta gestalt-señal constituye un precursor del
reconocimiento del objeto, y por ello el estadio que ahora se inicia es definido como del objeto
precursor. Este estadio se extenderá hasta los seis u ocho meses de vida.
Esta conducta específica es el resultado de la maduración somática y del desarrollo psíquico
que han progresado y se han activado con ayuda de percepciones pasadas y guardadas en la
memoria.
La sonrisa es la primera manifestación activa, dirigida e intencionada, el primer movimiento
de pasaje de la pasividad a la actividad.
De lo dicho se puede deducir por que la sonrisa evidencia el establecimiento del primer
organizador, ya que se han integrado diversos sectores de la personalidad y han dado lugar a
una nueva y más compleja estructura psíquica.
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El hecho de que esta gestalt señal a la que se responde con la sonrisa, haya sido elaborada
en el vínculo con la madre le da una calidad especial. La sonrisa es una respuesta social de
placer. Madre e hijo se comunican por la sonrisa, ya que la madre tiende a repetir las
actitudes que la provocan.
A partir de la percepción afectiva, derivada de los cuidados cariñosos de la madre, tiene lugar
una lenta transformación hacia la percepción diacrítica.
Para resumir, las consecuencias que Spitz atribuye al establecimiento de éste primer
organizador son:
- pasaje del predominio interoceptivo al exteroceptivo,
- incipiente prueba de realidad,
- huellas mnémicas elementales,
- direccionalidad de la conducta hacia un objeto (precursor),
- precoz división consciente-inconsciente,
- incipiente diferenciación de Yo-Ello, con el establecimiento de un yo rudimentario
como organización rectora central
- posibilidad de demora de la descarga pulsional,
- dirección sistemática de los impulsos, coordinación e interdependencia de los
mismos,
- experiencia y acción más diferenciadas y significativas.

3. Estadio del objeto propiamente dicho ( 8ª mes en adelante)


Entre el sexto y octavo mes la percepción del niño se hace diacrítica: no sonríe ya a cualquier
cara, sino sólo a la conocida. Se manifiesta una nueva conducta emocional, que nuestro
autor denominó angustia de los ocho meses. La misma señala el establecimiento de un
segundo organizador de la psique.
La nueva característica del funcionamiento psíquico es consecuencia de que el niño ya
distingue a la madre de los demás rostros humanos, y lo demuestra con su rechazo ante la
aparición de un extraño. Tal rechazo se expresa por medio de conductas como el llanto, el
mirar hacia otro lado, o el cubrirse la cara. Que este comportamiento no se debe al temor a
los desconocidos se comprueba fácilmente porque la misma experiencia produce interés si el
desconocido aparece estando el niño junto a su madre. Además no es posible suponer un
temor a lo desconocido, pues para el bebé lo desconocido es ese mundo al que está inclinado
por una imperiosa necesidad evolutiva de exploración y control. Haber llamado esta reacción
con el término angustia se debe a que se la interpretó como una consecuencia de la
frustración provocada por no ser la madre esperada la figura que se presenta.
Esta angustia se produce ya que con la individualización de la madre aparece la percepción
que tanto los deseos amorosos como los agresivos, van dirigidos a una
misma persona. Antes el objeto bueno que daba el pecho y el que lo
frustraba eran objetos diferentes. Ahora al identificar a la madre, se
fusionan y es una misma persona a la que ama y odia. La ausencia de
la madre provoca angustia por el miedo de que la agresión dirigida
hacia ella la haya dañado. Esta es la primera angustia verdadera.
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Esta angustia es el segundo organizador por que el yo alcanza tal madurez que se puede
analizar en las siguientes funciones:
- La percepción alcanza tal desarrollo que el objeto de amor se distingue visualmente de
los demás objetos.
- La motricidad es controlada por el yo y le permite una actividad intencional. El niño se
vuelve capaz de tomar el objeto que desea entre otros. Maneja el espacio más allá de
su cuna.
- La memoria es lo suficientemente estable y abundante como para ejercer la actividad
intelectual del juicio: distinguir una persona extraña de la madre, distinguir el juguete
preferido, etc.
- El principio del placer gradualmente retrocede frente al principio de realidad que cada
vez interviene con mayor frecuencia y eficacia en la conformidad a órdenes y
prohibiciones así como en el temor a perder el amor del objeto.
- Se puede hablar de un Yo propiamente dicho, cuya función sintetizadora conduce a
una primera fusión pulsional e integración del objeto en la persona única de la madre.
- el niño comprende y responde a los gestos sociales,
- comprende las relaciones entre las cosas, que se transforman así en "instrumentos",
- aparecen nuevos matices en la expresión afectiva, de manera que la misma se sitúa
lejos de la primitiva polaridad aceptación-rechazo del estímulo.
Con todo esto, Spitz considera que al finalizar el primer año se ha contraído relaciones
objetales estables. El primer amor del niño por su madre está dirigido hacia la satisfacción
material, pero la relación objetal verdadera se da en el momento en que el deseo de
aprobación es más fuerte que la necesidad de satisfacción de necesidades materiales.

Comienzos de la comunicación humana


Con el segundo organizador se inicia la comprensión progresiva de las órdenes y
prohibiciones y lo primeros indicios de identificación.
A partir del primer año pasa a primer plano la locomoción como un progreso madurativo que
implicar peligros para el niño y dificultades para su medio. La intervención de la madre se
hace más imperativa. Se transforman de manera radical los intercambios entre hijo y madre.
Esta se ve forzada a frenar las iniciativas del niño, en un período en que la actividad infantil
va en aumento.
Los intercambios entonces, se centran entorno a los arrebatos del niño y las órdenes y
prohibiciones de la madre, cuya palabra y gesto predominante es el “NO”. El niño
comprende lo que la madre prohíbe a través de un proceso de identificación. Por ende,
llegado el momento este imitará el gesto negativo con la cabeza y luego emitirá la palabra
NO. Imita el gesto, pero luego selecciona las situaciones en que lo va usar cuando ya puede
decir la palabra NO. El mecanismo que está en el fundamento es la identificación con el
agresor.
El dominio del NO es un logro de consecuencias trascendentales para el desarrollo mental y
emocional del niño, pues presupone haber adquirido la capacidad de juicio y negación.
Representa el primer concepto abstracto, no es sólo una señal sino un signo de la actitud del
niño.
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Con la adquisición del gesto de la negación la acción es reemplazada por mensajes y se inicia
la comunicación a distancia. Es el intercambio recíproco de mensajes, intencionados,
dirigidos, que con la consecución de los símbolos semánticos, se convierte en el origen de la
comunicación verbal y de las relaciones sociales. Por eso Spitz lo considera el tercer
organizador de la psique.

CONCEPTOS A TENER EN CUENTA PARA EL DESARROLLO PROFESIONAL EN LA


EDUCACION INICIAL.

A manera de conclusión es importante señalar algunos puntos que se consideran oportunos


para que un futuro profesional de la educación inicial recuerde en el momento de tener bajo
su responsabilidad un grupo de niños pequeños, que de acuerdo a la Ley de educación
actual pueden ser de 45 días en adelante.
1. La importancia que estos autores dan al vínculo afectivo con el otro,
para el desarrollo y educación de los niños. Spitz llega a preguntarse si una “muñeca
mecánica” podría educar a nuestros niños. Responde que no, que nada que no sea
una relación recíproca puede hacerlo. Esta relación implica que cuando un niño
expresa una necesidad lo hace con un afecto concomitante y obtiene de la madre una
respuesta también cargada de afecto, y esto favorece el entendimiento mutuo.
2. El clima emocional que se genere en la relación objetal debe ser tal
que favorezca el desarrollo del niño. En la infancia los afectos son de una importancia
muchísimo mayo que en otras épocas de la vida. Spitz agrega que los afectos de la
madre serán orientadores de los afectos del infante, según como reaccionen frente a
las distintas actitudes del bebé.
3. También es importante el concepto de Spitz, que la relación de objeto
implica la madre con su individualidad estructurada y madura; y el hijo que debe
desplegar, desarrollar y establecer progresivamente su individualidad. Ambos además
se encuentran en un medio particular. Esto puede vale para describir la relación
maestro – alumno.
4. En Mahler es importante tomar el tema de la separación e
individuación, tenerla en cuenta para facilitar y contribuir al desarrollo del niño, en el
momento que se separa de su familia para ingresar al jardín maternal o al jardín de
infantes.
Sus aportes nos alertan sobre los riesgos de sobreestimular y apurar el desarrollo
cognitivo de los niños, ya que es imprescindible que el desarrollo emocional acompañe y
vaya de la mano de todo otro desarrollo. Por ejemplo: apurar el temprano logro de la
locomoción, con los despliegues físicos que son inherentes a ella, no va a poder ser
disfrutado emocionalmente, si el niño aún no ha elaborado la angustia de separación.
Esto se ve claramente en las familias e instituciones con modelos muy rígidos, que exigen
una sobreadaptación al bebé.
5. De Winnicott es importante rescatar las conductas relativas a la
función materna que se corresponden a los distintos momentos del desarrollo del
niño. Estas funciones pueden ser cumplidas por otros adultos que sean responsables
de los niños, particularmente aquellos que se inserten en un jardín maternal.
Sostener, manipular y presentar objetos y convivir, pueden ser fundamentales
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teniendo en cuenta la necesidad del niño de apoyarse en los adultos significativos para
él.

La teoría psicoanalítica de las relaciones objetales representa el estudio psicoanalítico de la


naturaleza y el origen de las relaciones interpersonales y de las estructuras intrapsíquicas
que derivan de las relaciones internalizadas del pasado, fijándolas, modificándolas y
reactivándolas con otras en el contexto de las relaciones interpersonales presentes.
Para Laplanche y Portalis (1996) el término "relación objetal" es utilizado para: "designar el
modo de relación del sujeto con su mundo, relación que el resultado complejo y total de una
determinada organización de la personalidad, de una aprehensión más o menos fantaseada
de los objetos y de unos tipos de defensa predominantes" (p. 359). Tyson y R. Tyson (2000)
señalan que las relaciones de objeto son: "representaciones mentales inconscientes de los
objetos y del sentido del self en interacción con ellos que se forma en el curso del desarrollo a
partir de interacciones y experiencias importantes de la infancia, y afectan profundamente
las interacciones interpersonales de la persona y sus elecciones de objeto" (p. 361).
Para Mahler el psiquismo se forma a través de un proceso continuo y progresivo cuyo
resultado es la relación objetal intrapsíquica que el niño logra consolidar aproximadamente a
los 3 años. Se necesita del vínculo con la madre como la única posibilidad para la
supervivencia (Bleichmar, 1989).
Para el niño las representaciones mentales del objeto y del self se construyen a partir de los
pasos progresivos en el desarrollo de las relaciones con los objetos. Malher puntualizó la
disponibilidad emocional apropiada de la madre y el intercambio afectivo entre ésta y su
bebé como rasgos importantes para promover la formación de las estructuras psíquicas
(Tyson, P y R. Tyson, 2000).
La madre ofrece una atención que es esencial para el bebé e impone condiciones a las que el
niño debe adecuarse (Bleichmar, 1989). El resultado de una relación mutua, predecible y
articulada con una figura materna sería la base para subsecuentes separaciones,
exploraciones y eventuales individuaciones (Masling y Borstein, R, 1994).

3.- TEORÍA ESTRUCTURAL DEL PSICOANÁLISIS


La teoría estructural de la mente.
Esta teoría es la piedra angular de la psicología del yo. Estas tres regiones se diferencian por
sus funciones:

El YO: El Yo (ego) se extiende por las tres dimensiones topográficas del conciente,
preconsciente e inconsciente.
El pensamiento lógico y abstracto y la expresión verbal se asocian a funciones concientes y
preconcientes del yo. Los mecanismos de defensa residen en la parte inconsciente del yo.
El yo es el órgano ejecutivo de la psiquis, controla la motilidad, la percepción, el contacto con
la realidad, a través de los mecanismos de defensa, el retraso y la modificación del impulso.
La mayor actividad de construcción del yo se realiza desde el primer año de vida , la primera
infancia, la segunda infancia, y posteriormente en la adolescencia es donde madura y se
consolida en su esencia, luego esa esencia se irá modulando durante la adultez.-
13

El YO está ubicado fundamentalmente en el terreno conciente, pero no olvidemos que su


función es dinámica y puede relacionarse con los otros dos terrenos según fuera necesario.
Entre otras características, el yo es la instancia que nos identifica, y nos hace concientes de
la realidad real y de la verdad o realidad interior, es decir que gracias a su función cada ser
sabe quién es, quién fue y quién será. Para ello , al inicio de la vida toma objetos de la
realidad exterior que lo irán construyendo, por ejemplo durante los primeros años de vida el
yo toma aquellos objetos que le permiten la auto conservación, es decir el objeto de
alimentación a través del acto de amamantamiento, (el pecho materno) , objeto que le
produce placer, luego durante la evolución el yo se va sirviendo de otros objetos que le
produzcan placer, y los va tomando para sí en pos de su construcción.
Pero no olvidemos que el yo siempre estará en contacto con la realidad exterior, por lo cual
en etapas posteriores no podrá elegir aquellos objetos que lo pongan en riesgo aunque le
produzcan placer, es por esto último que el yo se maneja por el PRINCIPIO DE LA
REALIDAD.

Funciones del YO.


Existen un conjunto de funciones básicas del yo, que sirven para caracterizar sus
operaciones, que se describen a continuación:

Control y regulación de los impulsos instintivos. La capacidad para posponer la descarga


del impulso está vinculada a la progresión en los primeros meses de vida desde el ppio. Del
placer al ppio. De realidad. Es una capacidad del yo en tanto mediador entre el ello y el
mundo exterior.
Juicio. Otra función ligada con la anterio.Implica la capacidad de anticiparse a las
consecuencias de una acción. Se desarrolla paralelamente al pensamiento de proceso
secundario. La capacidad de pensar lógicamente permite evaluar cómo afectará a los demás
un determinado comportamiento personal.
Relación con la realidad. Una función crucial del yo, es la mediación entre realidad
externa y realidad interna. Esto consiste en tres aspectos: el sentido de realidad, la
evaluación de la realidad y la adaptación a la realidad.
El sentido de realidad, tiene q ver con el desarrollo de la toma de conciencia del niño de las
sensaciones físicas, consiste en discernir entre lo que está dentro y fuera del propio cuerpo y
el establecimiento de los límites corporales. La evaluación de la realidad, es una función del
ego que se refiere a la capacidad de distinguir entre fantasías internas y realidades
externas.Esta es una función que está alterada en los psicòticos por ejemplo. La adaptación
a la realidad, implica la habilidad de usar los recursospersonales para desarrollar respuestas
efectivas ante las necesidades del entorno, utilizando las experiencias previas.
Relaciones objetales. La capacidad para establecer relaciones afectivas satisfactorias,
depende de la internalizaciòn previa de las interacciones tempranas (relación con los padres,
cuidadores, etc).
El término “objeto”, se refiere a la relación del niño con otras personas. Esta capacidad es
una de las mas importantes del Yo, y es la que hace que en toda relación afectiva la persona
14

sea capaz de integrar los aspectos positivos y negativos de los demás y de uno mismo.En esto
también es fundamental la capacidad para dominar los impulsos.
La función sintética del yo. Se refiere a la capacidad del yo para integrar distintas
elementos en una unidad conjunta. Así, los distintos aspectos de uno mismo y de los demás
se sintetizan en una representaciònconsciente y persistente en el tiempo.
Esta función también implica la orgnizaciòn, coordinación, generalización y simplificación de
una gran cantidad de datos.

MECANISMOS DEFENSIVOS.
Son una función del yo.
Freud reconocía la existencia de los mecanismos de defensa, aunque prestó especial atención
en la “represión”, a la que consideró la más importante y utilizada de las defensas.
Fue Anna Freud quien sistematizó y trabajó de mejor modo en este tema, ella lo planteó en
su libro “El yo y sus mecanismos de defensa”, en el que sostiene que todos los individuos,
normales o neuróticos, utilizan un repertorio característico de mecanismos defensivos. En
cada fase del desarrollo se evocan defensas del yo caracterizas de cada etapa.
Las defensas pueden ser: narcisitas, inmaduras, neuróticas o maduras.
Más tarde retomaremos con los mecanismos de defensa.

El ELLO: esta instancia se encuentra enteramente ubicada en el terreno del inconsciente


(donde no rigen las leyes del tiempo y el espacio), y representa al grupo de instintos e
impulsos sujetos a las leyes de la naturaleza, por lo tanto es fácil pensar que nace con el ser
humano, es decir viene con él. Es el reservorio de impulsos instintivos desorganizados. Está
sometido al proceso primario, o sea al principio del placer.
El ello en contraposición con el yo, contiene toda la pasión, y su fuerza poderosa tiende a
conseguir su objeto de placer a pesar de la realidad que lo rodee.
Es decir que el ello, contiene todo tipo de instintos y tendencias que serán saciadas con su
objeto de placer sin importar a quién pertenezcan, ni tampoco cómo conseguirlo. Es por esta
razón que el ello se rige por el PRINCIPIO DEL PLACER, que siempre prioriza la descarga.

El SUPER YO. Esta instancia se halla entre el preconciente e inconsciente, nace con la
cultura, es decir que se va adquiriendo cuando el infante comienza a ponerse en contacto
con la sociedad y los parámetros propios de la misma y los va incorporando a su repertorio
de cmductas, los va introyectando como “ley”. Establece y mantiene la “conciencia moral”. El
niño, internaliza los valores y las reglas parentales, a partir de los 5 o 6 años de edad. El
súper yo funciona como un agente que se ocupa de inspeccionar el comportamiento, los
pensamientos y los sentimientos del sujeto.
A diferencia de las dos instancias anteriores el súper yo “se va aprendiendo”, y está
representado por las figuras dedicadas a la educación; en primer lugar los padres, y luego en
la etapa escolar son los educadores los que refuerzan el aprendizaje de aquellos límites que
va imponiendo el medio cultural para que el ser humano se adapte a él, y alcance el
denominado IDEAL DEL YO (contrario al YO IDEAL) que es el logro máximo de esta
instancia, vale decir que es en esta etapa donde se incorporan las leyes, la moral, la
15

obligación, lo que se debe. Es por eso que el súper yo se maneja con el PRINCIPIO DE LA
PERFECCIÓN, o también llamado de la MORAL.-
Funciones del súper yo. Esta instancia psíquica controla, ordena y prohíbe el
comportamiento; y le presenta al YO un IDEAL de cómo debería ser: sus funciones son las de
auto-observación, moralidad y el mantenimiento de los ideales adquiridos en el seno de la
cultura. Es lo que ayuda al ser humano a vivir en sociedad, regido por leyes que lo deben
ordenar y limitar.
Veamos el diagrama que Freud ideó sobre la mente Humana:

4.- TEORÍA E INSTRUMENTOS PSICOTERAPÉUTICOS DEL PSICOANÁLISIS


A. ASOCIACIÓN LIBRE
Consiste en que la persona analizada diga, durante las sesiones de la cura psicoanalítica,
todas sus ocurrencias, ideas, imágenes, emociones, pensamientos, recuerdos o sentimientos,
tal cual como se le presentan, sin ningún tipo de selección, restricción o filtro, aunque el
material parezca incoherente, impúdico, impertinente o desprovisto de interés.
En el psicoanálisis, la asociación libre es el método descrito por Sigmund Freud como la
«regla fundamental», constitutiva de la técnica y que consiste en que el analizado exprese,
durante las sesiones de la cura psicoanalítica, todas sus ocurrencias, ideas, imágenes,
emociones, pensamientos, recuerdos o sentimientos, tal cual como se le presentan, sin
ningún tipo de selección, sin restricción o filtro, aun cuando el material le parezca
incoherente, impúdico, impertinente o desprovisto de interés.

Modo de aplicación en la clínica psicoanalítica[editar]


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Las asociaciones pueden surgir de manera completamente espontánea (asociación libre


propiamente tal, en sentido estricto) o inducidas por algún elemento de un sueño o por
cualquier otro objeto de pensamiento (por ejemplo una fantasía).
En un sentido lato, las asociaciones inducidas por una palabra-estímulo (por ejemplo en
los experimentos de asociación verbal de Francis Galton, Wilhelm Wundt o Carl Gustav
Jung y la «Escuela de Zúrich», en torno al Hospital Psiquiátrico de la Universidad de Zúrich)
también se han englobado en el concepto más general, aunque en el sentido estricto una
asociación libre debe surgir espontánemente, sin estímulo inductor.
Para el psicoanálisis es justamente la observación de esta técnica esencial la que contribuye
a que afloren las representaciones inconscientes, actualizando los mecanismos
de resistencia. Cuanto más libres sean las asociaciones, tanto más probable será que los
contenidos inconscientes aparezcan en la sesión analítica.
Con el objeto de que el analizado pueda asociar libremente de manera óptima, el encuadre
o setting terapéutico debe garantizar que el paciente pueda estar tranquilo, relajado y, en lo
posible, pobremente estimulado o influenciado por el entorno. En el encuadre clásico, que
sin embargo muchos psicoanalistas no consideran obligatorio, esta condición se cumple al
estar el analizado recostado en un diván, sin contacto visual con el psicoanalista, de modo
que no se sienta observado, juzgado o evaluado por este último y pueda así concentrarse
completamente en sus asociaciones. Para el analista este setting posibilita el ejercicio de una
manera de escuchar que a su vez facilita el flujo libre de asociaciones.
Mientras que la instrucción que el paciente (o analizado) recibe es sorprendentemente
sencilla («hable de todo lo que se le ocurra, sin filtrar ni seleccionar»), atenerse a la regla
suele resultar algo mucho más complejo, requiriendo tanto de un cierto ejercicio, como de
que se establezca primeramente una relación de confianza entre el analista y su paciente. No
resulta muy fácil dar libre curso a las asociaciones de ideas porque, por una parte, se trata
de una práctica desacostumbrada (en ningún otro espacio social se espera que las personas
hablen sin estructurar el discurso, prescindiendo además de seleccionar cuidadosamente los
contenidos) y por otra, se trata de vencer fuertes resistencias al análisis, conscientes e
inconscientes.
La contrapartida de la asociación libre en el psicoanálisis es la, así denominada "atención
flotante" del analista y que consiste en que éste escuche de una manera atenta, pero «plana»
o pareja, sin valorar, juzgar o evaluar la relevancia de los elementos del discurso del
analizado, sin jerarquizar u otorgar mayor importancia a ciertos contenidos en desmedro de
otros, es decir, respetando las reglas de neutralidad y abstinencia.
Fundamento teórico
La idea esencial es que, si se suprime la selección voluntaria de contenidos, se estará
eliminando la segunda barrera defensiva (situada de acuerdo a la primera tópicafreudiana
entre el consciente y el pre-consciente) con lo que quedará en evidencia la acción de la
primera barrera defensiva, es decir, de la primera censura ubicada entre el preconsciente y el
inconsciente.
Para Freud poner al desnudo las resistencias y luego analizarlas es absolutamente esencial
para la cura y ello, a su vez, solo se logra a través de la asociación libre.
La asociación libre, la interpretación de los sueños y el análisis de los actos
fallidos constituyen las tres técnicas esenciales de la clínica analítica, siendo la primera
imprescindible según Freud.
17

Historia del método en psicoanálisis


El método de la asociación libre se fue instalando en el psicoanálisis de manera progresiva
entre los años 1892 y 1898, sin que sea posible establecer con exactitud el momento preciso
en que se impone como técnica principal.
Si bien la asociación libre se desarrolla sobre la base de otros métodos pre-psicoanalíticos
para la exploración del inconsciente (como por ejemplo la hipnosis o la catarsis) se diferencia
de manera sustancial de estas metodologías por pretender prescindir completamente de la
sugestión.
En "Estudios sobre la histeria", Freud relata cómo una paciente (Emmy von N.) le pidió
expresamente durante su tratamiento en 1892 que cesara de intervenir en el curso de sus
pensamientos y que la dejara hablar libremente.
Más tarde, en una descripción de su método escrita para el libro de un famoso libro de L.
Löwenfeld sobre las neurosis obsesivas, publicado en 19043 explica cómo a partir de su
trabajo con Josef Breuer se fue dando cuenta de que la hipnosis solo podía producir
resultados parciales y transitorios debido a que tenía la desventaja de no suprimir las
resistencias del paciente, descubriendo entonces que era mucho más fácil el acceso al
material inconsciente (afectos, recuerdos, representaciones) a través de la asociación libre.
La asociación libre sustituyó definitiva y completamente al método catártico y se convirtió
desde entonces para Freud y sus seguidores en la regla fundamental de la cura
psicoanalítica: el medio privilegiado de investigación del inconsciente. Al correr de los años y
con el surgimiento de diversas orientaciones teóricas y escuelas psicoanalíticas, el deslinde
en la clínica entre lo que es psicoanálisis y lo que no es se fue haciendo muy difícil. Existe,
sin embargo, cierto consenso académico y epistemológico en marcer esta frontera justamente
en la aplicación de la asociación libre como regla fundamental de la técnica.
La asociación libre en contextos externos al psicoanálisis
El método de la asociación libre se ha usado también en contextos extrapsicoanalíticos y en
áreas que no tienen relación con lo terapéutico. Por ejemplo la conocida técnica de  lluvia de
ideas (Brainstorming) es una muestra de ello. También existen aplicaciones y derivados de la
técnica en tests de selección de personal, en estudios de mercado o en técnicas de
publicidad. Por otra parte, la asociación libre constituye el fundamento de muchos tests
proyectivos de diagnóstico psicológico cuya respuesta no es estructurada, como por ejemplo
el test de Rorschach.
Los surrealistas franceses, adoptaron también el método creando la técnica de la escritura
automática, una especie de asociación libre por escrito, que ya antes de Freud había
desarrollado Jean Pierre Janet. Más tarde, la asociación libre fue utilizada (también como
técnica de creación literaria) por Jack Kerouac, uno de los principales representantes de
la Generación Beat.
Mucho antes de que Freud definiera la asociación libre como regla fundamental y precisara
la forma de su aplicación en la cura psicoanalítica, existían por cierto otras técnicas
asociativas previas. La primera y la más destacada es la técnica de Francis Galton, a quien
se le reconoce como fundador de la psicología diferencial y de los test psicométricos. Galton
desarrolló un experimento de asociación de palabras, consistente en un test de 75 palabras
escritas en tarjetas individuales con las que medía los tiempos de reacción hasta la primera
asociación. Este mismo experimento, en versiones diferentes, así como con distintos matices
y objetivos fue utilizado porWundt, Kraepelin, Ebbinghaus y Carl Gustav Jung.
18

B. ALIANZA TERAPÉUTICA
Que la terapia psicológica es útil en muchos casos, nadie o casi nadie lo duda. Pero que en
muchos otros casos el tratamiento falla es una realidad a la que los psicólogos no podemos
dar la espalda.
Se dedican y se han dedicado muchos esfuerzos para analizar por qué en algunas ocasiones
funciona y en otras no, y una de las líneas de investigación que más se ha analizado ha sido
la de la alianza terapéutica, que no es más que el feeling entre el psicólogo y el paciente,
las sensaciones que unen su interacción en consulta.
La mayoría de los estudios coinciden en que crear una buena alianza terapéutica con el
paciente es un buen predictor de éxito en la terapia.
Componentes de la alianza terapéutica
A través de infinidad de estudios en los que se ha analizado cómo se comportan los
psicólogos y pacientes en terapia y cómo afecta esto a la consecución de los objetivos, se han
determinado los componentes de los que depende la alianza terapéutica:
 Vínculo establecido con el paciente: se refiere a la conexión entre paciente y
terapeuta. Parte de la base de que el paciente necesita ser comprendido y aceptado.
Por supuesto, comprender y aceptar al paciente no es condición suficiente para que se
cree un buen vínculo, pero sí podríamos decir que es la base.
 Grado de acuerdo en los objetivos a conseguir: al principio de la terapia el
terapeuta debe ayudar al paciente a definir claramente cuáles son los objetivos que
éste último persigue con la terapia.
 Grado de acuerdo en los medios necesarios para conseguir los objetivos: el
terapeuta debe dejar muy claras cuáles son las cartas que va a jugar. Debe explicarle
al paciente cuáles serán las técnicas y medios que se usarán en las sesiones y el
paciente debe estar de acuerdo en ellas y tener la posibilidad de rechazar las que no
crea convenientes, caso en el cual el terapeuta deberá decidir si su terapia es la más
adecuada al paciente que tiene delante.
Qué debe tener en cuenta el terapeuta
Partimos de la base de que es el terapeuta quién maneja las situaciones en consulta, por ello
es importante que éste tenga en cuenta los siguientes puntos de atención que le permitirán
mejorar las relaciones terapéuticas con sus pacientes.
1. Aceptación incondicional del paciente.
En el momento en el que el paciente entra por la puerta el terapeuta debe dejar de lado
todos sus prejuicios e ideas preconcebidas. El paciente es una persona desconocida que,
como todos los seres humanos, cuenta con sus virtudes y con sus defectos.
Esto implica que el terapeuta debe enfocarse a la ayuda hacia el paciente y no hacia el
modelado de la “persona ideal”. Es fácil ver en los pacientes conductas o actitudes que
pueden no ser las que el terapeuta haría, pero si no tienen que ver con el problema que se
está tratando en consulta, el terapeuta no tiene ningún derecho a intentar que el paciente las
cambie, a no ser que supongan un grave peligro para él.
Desde el momento en el que el profesional decide aceptar un caso, debe tomar
el compromiso consigo mismo y con el paciente, de llevarlo a buen término. Incluso en
19

los casos en los que existan conductas claramente reprochables (violencia, delitos
sexuales…) el psicólogo no debe perder de vista que el paciente está allí para ser ayudado, no
juzgado. En caso de que el profesional se vea incapaz de no juzgar, debería derivar
inmediatamente el caso.
2. Autocontrol
El terapeuta debe ser consciente en todo momento de su postura como profesional. No sólo
en su inclinación teórica, sino también en su comportamiento físico.
Adaptar la voz al paciente o al contexto, vigilar la postura física que adopta en cada
situación, controlar el cansancio. Es decir, el profesional debe conocerse muy bien para
poder transmitir al máximo lo que realmente desea que el paciente perciba.
Ejemplo:
Después de un día agotador, el terapeuta debe atender a su última visita exactamente igual
que hizo con la primera, si no lo hace lo más probable es que la relación terapéutica con sus
pacientes que vienen a horas tardías en el día sea menor y eso lleve a un mal resultado de la
terapia.
3. Motivación
Casi siempre se habla de la motivación del paciente para seguir la terapia. Por supuesto es
un punto muy importante a tener en cuenta, pero debemos hablar también de la motivación
del psicólogo.
Es necesario para crear una buena alianza terapéutica que el psicólogo se sienta motivado
para ayudar al paciente. Eso implica, por supuesto, interés por el propio trabajo pero
también por la persona que tiene delante. Independientemente de quién sea esta persona, la
vocación final del terapeuta debe ser ayudarla. Si siente que no es así, debería derivar el
caso.
4. Adaptación
Cada caso es único, diferente, aunque el profesional tenga a dos pacientes con la misma
patología, eso no significa que lo que funciona en uno deba funcionar necesariamente en el
otro.
La tarea del psicólogo es muy dinámica, debe ir adaptando su discurso, sus estrategias de
abordaje de los problemas y situaciones, a cada uno de los casos que tiene delante.
A pesar de que algunas terapias tienen un protocolo establecido bastante claro, el terapeuta
debe adaptar ese protocolo al ritmo y las necesidades específicas del paciente, asegurándose
de esta manera que cada paso terapéutico que se da se ajusta lo más exactamente posible al
individuo que tiene delante.
Ejemplo:
Dos pacientes con problemas de eyaculación precoz. En principio el protocolo de actuación
para estos casos es bastante claro y estructurado. Pero uno de ellos tiene pareja y el otro no.
Habrá que trabajar de forma diferente con cada uno de los dos.
5. Empatía 
Elemento básico de cualquier interacción humana que se pretenda exitosa. En este caso será
importante que el psicólogo tenga la capacidad de ver la problemática del paciente desde
su punto de vista. Esto no quiere decir que, en pro del tratamiento, el psicólogo tenga que
ofrecer un punto de vista externo al paciente, por supuesto.
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El terapeuta deberá tener en cuenta en todo momento la historia del paciente, tanto la
pasada como la actual, resultará imprescindible conocer al máximo al paciente para poder
entender el problema que presenta de una forma global e individualizada.
Ejemplo:
Mujer de 32 años. Viene a consulta porque se siente triste y decaída. Nos explica que desde
hace un año que no sale con amigos. La única interacción social que hace es con los amigos
de su pareja y prácticamente no sale de casa. Además, cuando lo hace, lo hace siempre con
su pareja.
Podríamos pensar que es un caso de excesiva dependencia emocional de la pareja, incluso
podríamos llegar a pensar que es un caso de excesivo control por parte de la pareja.
Pero si indagamos un poco más: esta mujer hace un año que se trasladó a vivir a la ciudad,
para poder vivir con su pareja. Debido a ello tuvo que dejar su trabajo y no ha encontrado,
de momento, trabajo alguno en la ciudad, por lo que no tiene motivación para salir de casa y
sólo se relaciona cuando sale con su pareja, a pesar de que él la anima.
6. Manejo de las propias emociones.
El psicólogo debe ser capaz de mantener fuera de la consulta sus propias emociones. En
ningún momento puede perder de vista que su conducta es un modelo para el paciente que
tiene delante.
Independientemente de lo que esté explicando el paciente, por muy violento que se pueda
sentir el terapeuta, su conducta debe ser siempre de tolerancia y respeto hacia el paciente.
Incluyendo, por supuesto, la comunicación no verbal.
El terapeuta debería intentar mantener en todo momento una visión optimista y realista de
la situación del paciente, sobreponiéndose a sus propios juicios y emociones.
7. Sinceridad
El psicólogo debe ser sincero con el paciente en todo momento. Es imprescindible que no le
transmita falsas esperanzas de recuperación pronta, por ejemplo, si la terapia se va a
alargar.
A veces los profesionales pecan un poco de pensar que deben saberlo todo de su campo, pero
por supuesto, esto es imposible, nadie conoce al cien por cien la materia en la que trabaja,
por lo que el psicólogo debe ser lo suficientemente sincero con él mismo y con el paciente
para aceptar que hay cosas que desconoce, y ofrecerse si es necesario para buscar la
información.
Ejemplo:
Llega un hombre a consulta por un problema de erección. Trae las últimas analíticas
médicas que le han realizado. Expone el papel a la terapeuta y le pide que interprete si los
resultados pueden ser indicadores de problema físico más que psicológico.
La respuesta de la terapeuta debería ser una cosa así: “desconozco exactamente los
parámetros de normalidad de las analíticas, por lo que no puedo más que ver lo que usted
mismo está viendo en el papel. No obstante, si me permite, consultaré los valores con un
médico especializado y le transmitiré sus comentarios”.
Una última consideración
En definitiva, la relación terapéutica es fruto de los conocimientos teóricos del terapeuta,
pero no sólo de ellos, sino también de sus características e historia personales.
21

En todo caso, la responsabilidad no sólo recae en el terapeuta, se debe entender la relación


terapéutica como untrabajo en equipo entre el terapeuta y el paciente, en el que los dos se
involucren con la misma motivación y el mismo objetivo: contribuir a la mejora y al cambio
en el paciente.

C.- LA INTERPRETACIÓN
La interpretación como instrumento utilizable dentro del psicoanálisis, tiene su origen
en la interpretación de los sueños, donde la función primordial, es realizar una lectura de los
aspectos inconscientes del paciente, y de esta manera ir en busca del insigth, desde el hecho
de hacer consciente lo inconsciente. La interpretación es pues entonces un instrumento que
en principio tiene la finalidad de informar al paciente aspectos que el mismo desconoce de sí,
por lo que sólo se puede interpretar al paciente, no puede interpretarse a familiares o
partícipes de alguna circunstancia, estas son interpretaciones silvestres.-
La interpretación debe ser veraz, desinteresada y pertinente. Debe ser veraz, pues de otra
manera no informa; desinteresada, en tanto que si no fuera así podría ser una forma de
persuasión o sugestión, pero de ninguna manera información; y pertinente, pues debe ser
dada dentro de un contexto donde pueda ser operativa, y oportuna, es decir referida al
material que en ese momento surge.-
La interpretación es una información que el analista le da al paciente, a partir de lo que este
le comunicó, para aportarle un nuevo conocimiento de el mismo, que provoca cambios con la
intención de producir insight, aunque esto no necesariamente debe ocurrir.-
La interpretación, genera una resignificación y da al paciente la posibilidad de organizar una
nueva forma de pensamiento, lo que establece la operatividad de la interpretación, que sólo
se logra al comunicarla al paciente. Si no se comunica no es una interpretación.-
El psicoanálisis se puede caracterizar por la interpretación, desde Freud, es el camino para ir
desde el contenido manifiesto a las ideas latentes.
El instrumento con el que se intenta hacer consciente lo inconsciente, el acto de dar sentido
al material, y siempre está vinculada al conflicto y al deseo.-
Tres clases de interpretación (Bernfeld):
finalista; funcional; genética.-
La finalista descubre el propósito o la intensión de una determinada acción.-.
La funcional intenta descubrir que papel cumple una determinada acción, para que le sirve
al sujeto.-
La genética (reconstrucción) establece el nexo genético de un fenómeno que ha quedado
separado.-
Tres momentos del psicoanálisis.-
En un primer momento desde las ideas de Breuer y Freud, Widlocher dice que: "es a la
conciencia del paciente a donde se dirige la interpretación del analista, haciendo que el
paciente atienda al funcionamiento de su propia realidad psíquica". -
En la segunda concepción freudiana de la cura y del aparato psíquico, en este segundo
momento se considera que "la interpretación sólo aporta al paciente una representación de
palabra, siendo la representación patógena, reprimida e inconsciente, una representación de
cosa". -
22

En un tercer momento se integran dos ideas principales, el automatismo de repetición y los


sistemas de identificación que intervienen en la estructura del aparato psíquico.- En este
tercer momento la interpretación va operar de acuerdo a como se entiendan sus postulados
principales.-
"En ambos casos la repetición pulsional tiende al retorno, al estado anterior a la reposesión
del objeto perdido: fusión del lactante con el pecho materno, unificación narcisista del sujeto
con su yo imaginario". -
Sobre la comunicación.-
En general la palabra o el silencio actuando de una manera instrumental son igualmente
válidos, de la misma manera que si están destinados a perturbar el desarrollo de la sesión
sólo son actuaciones. La alternativa de interpretar y callar se dispone en cuatro áreas
distintas: hablar, interpretar, callar, y escuchar. Las diferentes corrientes dentro del
psicoanálisis difieren en cuanto a la utilización de los silencios y las interpretaciones, por
ejemplo dentro de los seguidores de Klein se interpreta lo mas rápidamente posible, mientras
que en otras como la que encarna Theodor Reik en "La significación psicológica del silencio"
se postula no sólo que el analista debe ser silencioso, sino que la dinámica de la situación
analítica se basa fundamentalmente en el silencio del analista.-
Parámetro técnico.-
Eissler propone el concepto de "parámetro técnico" que es cuando el analista hace algo más
que interpretar, es decir una desviación cuantitativa o cualitativa del modelo básico que
reposa exclusivamente en la interpretación.-
Podemos señalar diferentes tipos de interpretación:
*La interpretación histórica que intenta una puesta en escena de todos los elementos que en
un momento dado estuvieron en juego. Muchos entienden la interpretación histórica como
construcción.-
*La interpretación trasferencial intenta hacer conscientes al analizado sus fantasías
inconscientes y esto se aplica tanto a la transferencia positiva como a la negativa, tanto a su
cooperación como a sus resistencias.- Responde a la pregunta: ¿Qué esta haciendo el
analizado ahora, a quién y por qué?.-
*La interpretación extra-trasferencial es aquella que opera sobre el conflicto actual o el
conflicto infantil, el riesgo es que sean recibidas con una perspectiva trasferencial.-
*La interpretación completa, es aquella que integra todos los niveles que ofrece el material:
conflicto infantil, conflicto actual, y trasferencia.-
ALGUNOS ELEMENTOS QUE AYUDAN A ENTENDER EL CONCEPTO DE
INTERPRETACION MUTATIVA.-
 
Super Yo auxiliar: Desde Strachey, el analista funciona como tal por haberse colocado en el
lugar del super Yo del paciente, con la finalidad de operar desde una situación de ventaja, de
esta manera se altera en alguna medida los términos del conflicto.-
El circulo vicioso neurótico: El ser humano funciona a través de procesos de proyección e
introyección, que fundan la relación de objeto y la estructura del aparato psíquico. De esta
forma se puede crear un circulo vicioso, donde el objeto es peligroso por el sadismo
proyectado, y opera con sadismo a modo de defensa, o en caso contrario se genera un circulo
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virtuoso en que el objeto se hace cada vez más bueno y protector, esto tiene que ver con el
avance de la libido al plano genital.-
El circulo vicioso entorpece el crecimiento, estancando al individuo en los conflictos
primarios impidiéndole acceder a la etapa genital, en la que el ello es más tolerante y las
pulsiones más tolerables.-
La hipótesis de Strachey es que si se pudiera quebrar este círculo vicioso, el desarrollo se
restablecería espontáneamente.-
 
LA INTERPRETACION MUTATIVA.-
"La interpretación se denomina mutativa en tanto que produce una brecha en el círculo
vicioso neurótico". -
La presencia del analista como super yo auxiliar, genera impulsos dirigidos al analista, pero
al no comportarse este como el objeto original, el analizado tomará conciencia de la distancia
entre el objeto arcaico y el actual, y esta es la brecha producida en el círculo vicioso
neurótico y al introyectar el analizado un objeto distinto modifica tanto el mundo interno
como el externo, y la próxima proyección será mas realista, y fundamentalmente el terapeuta
resurge del proceso interpretativo como una figura real.-
Strachey llama interpretación mutativa a la que produce cambios estructurales. La misma
consta de dos fases:
Primera fase:
Se cumple cuando el analizado se hace consciente de la pulsión. Esto implica interpretar las
defensas del "Yo", la censura del "Super Yo", y el impulso instintivo, hasta que el derivado
llegue a la conciencia y se movilice la angustia en dosis siempre moderada, pues una
característica esencial de la interpretación mutativa es que la descarga de angustia sea
graduada; si es demasiado baja no se habrá alcanzado la primera fase, y si es muy alta
sobrevendrá una explosión de angustia que hará imposible la segunda.
Segunda fase:
En esta fase es importante el sentido de realidad del analizado para que pueda contrastar el
objeto real con el arcaico (trasferido). Una de las formas de asegurar que el "Yo" sea capaz de
distinguir entre fantasía y realidad, es privarlo de la realidad lo más posible.-
Analizando las fases podemos ver que tienen que ver con la ansiedad, y que la primera libera
la segunda, la resuelve.-
Desde la segunda tópica diríamos que la primera fase se dirige al ello y trata de hacer
consciente el derivado de la pulsión, mientras que en la segunda fase la toma de conciencia
del derivado se acompaña de angustia y se dirige al "Yo". -
Desde Strachey hay ciertas notas definitorias de la interpretación mutativa, que son: siempre
es inmediata, especifica y progresiva.-
Inmediata, cuando se aplica a un impulso en estado de catexia.-
Específica, dirigida a una emoción que el analizado vivencie como algo actual, en otras
palabras tiene que ir siempre al punto de urgencia.-
El testeo de la interpretación.-
24

Esta postulación de H. Etchegoyen está basada en que el único capaz de poder testear una
interpretación, es el propio analizado, pues en la situación analítica surge del material que el
aporta, y está dirigida a el por qué es el intento de informarle algo que desconoce de si. La
interpretación debe ser siempre ofrecida como una hipótesis que el analizado debe confirmar
o refutar, pues sólo a él está dirigida. Además, el analista no habla de los hechos, sino de lo
que el analizado cree que son los hechos.-
La tarea del analista no es convencer ni contradecir al analizado sino mas bien tratar de
entender por qué piensa así, sin perder respeto por este pensamiento.-
En síntesis, la interpretación es una hipótesis sobre el material, que el analista pone a
disposición del analizado, que nunca se refiere a los hechos en forma de opinión, sino que se
dirige a la realidad psíquica y no a la realidad objetiva. Articular la realidad psíquica recién
conocida (desde la interpretación) con la realidad material de su entorno, es una tarea
indelegable del analizado.-
La tarea del analista estará centrada en formular la interpretación desde una apreciación
reflexiva de todas las variables, incluida por cierto la contratrasferencia.-
En definitiva plantea H. Etchegoyen, el analizado es siempre el mejor crítico de nuestras
interpretaciones, y nadie mejor que él para testearlas.

D.- TRANSFERENCIA Y CONSTRANSFERENCIA


"Transferencia de los sentimientos positivos sobre otras relaciones anteriores a la relación
entre el paciente con el terapeuta". Mientras que la transferencia negativa se denomina como
"Sentimientos de hostilidad que un paciente transfiere de relaciones anteriores a su relación
con el terapeuta". Por último, Sarandon define la contratransferencia como "Término
psicoanalítico que se refiere a las reacciones emotivas del terapeuta hacia el paciente". 

La contratransferencia se puede analizar desde dos conceptos; el primero que esta


restringido debido a que esta considerado como producida por conflictos neuróticos del
analista que estropean o turban el proceso terapéutico. El otro juicio abarca un concepto
amplio que sustenta que se debe considerar contratransferencia al conjunto de estados
emocionales que tiene el analista dentro del tratamiento. Pero aquí es donde se necesita
comprender y diferenciar cuanto de lo que le sucede al analista dentro del tratamiento
depende del paciente, del analista mismo y finalmente de la relación de ambos. Para un
análisis objetivo se puede considerar el estudio de estos tres factores antes mencionados.
Dentro de este análisis se debe explorar tanto lo que le pasa al paciente en el proceso como
las propias emociones y el lugar en que queda ubicado y la manera en que participa de dicho
proceso. Desde el punto de vista de Racker Lo que interpreta el analista depende no
solamente de sus teorías sino también de la interacción con su analizando. Siendo así que la
contratransferencia se puede considerar como una parte de la interacción del analista-
paciente, dentro del proceso analítico y que dándole un uso adecuado se puede trabajar con
resultados favorables en la sesión. No queriendo decir con esto que el analista va a tomar el
papel de paciente y el paciente de analista ya que en ese momento lo que pasaría es que no
se esta llevando a cabo una contratransferencia del analista sino una transferencia hacia el
paciente, debido a la angustia que puede tener el analista y no contar con otras
herramientas para el manejo de esa situación. 
25

El estudio de la transferencia-contratransferencia esta asociado a una idea que considera al


psicoanálisis como un método para conocer profundamente la relación de objeto que hay
entre el paciente y el analista. Una vez que se puede desarrollar claramente la
contratransferencia se puede hacer un análisis donde se profundice la relación, lo que el
paciente está logrando hacer sentir al analista y este podrá tomar de la contratransferencia
mucha información que es la misma que se lleva a cabo fuera de la sesión y que el paciente
logra producir en la gente con la que se relaciona.

La Psicoterapia se puede ordenar según variados propósitos curativos: en una primera línea
(trastornos del desarrollo, neurosis sintomáticas): educación, estimulación y desarrollo
psicoemocional; erradicación de síntomas; elaboración de emociones; tramitación de
conflictos, entre otros; en una segunda línea (neurosis de carácter simples): limpieza y
desarrollo de áreas de existencia, disolución de mecanismos disfuncionales del aparato
mental, elaboración de rasgos de carácter, tramitación del mundo pulsional, etc...; y
finalmente, en una tercera línea (neurosis de carácter crónicas, cuadros fronterizos y
psicosis): la reorganización de la personalidad, y reestructuración del aparato mental, y sus
existenciarios básicos: función de identidad y función de realidad. Debido a lo anterior, es
que distintos modelos terapéuticos permiten abordar uno o más de estos objetivos, aunque
no siempre sean claros los alcances y límites del modelo con respecto a ello, ni exista una
meridiana lucidez de saber ¿qué es lo que cura y/o sana en un determinado proceso
terapéutico?.
El recurso Terapéutico que queremos destacar en esta unidad, tiene que ver con abrir una
ventana de Johari que nos permita hacer unas distinciones sobre estos aspectos pues la
literatura no siempre es del todo clara con relación a ellos:
 

EMOCION HISTORICA EMOCION REACTIVA


PACIENTE TRANSFERENCIA IDENTIFICACION MIMETICA
TRANFERENCIA DEL
TERAPEUTA CONTRATRANSFERENCIA
ANALISTA
 
La variable INTERSUBJETIVIDAD, que refiere al "conjunto de significados que median entre
uno o varios individuos participes en una interacción”, y en una primera instancia
distinguimos para esta variable dos elementos: Paciente y Terapeuta.
La variable REACCION EMOCIONAL, que refiere a las "…reacciones involuntarias de un
organismos como respuestas al medio ambiente con un correlato sensorial y somático
particular que desencadenan conductas, y que son consecuencias de las vicisitudes de su
naturaleza organísmica, su funcionamiento y sus aprendizajes”, que para efectos de esta
Ventana, consideraremos en sus valores Históricos y Reactivas: (Ver Recursos Terapéuticos
Nº 11. Dos Ventanas para las Emociones.).
Con este diseño, nos podemos en consecuencia plantear la consideración de al menos cuatro
dominios de existencia con relación a la INTERSUBJETIVIDAD y REACCION EMOCIONAL,
que nos permitan ciertas distinciones para entender distintas aconteceres clínicos.
26

- Reacciones de un Paciente que están determinadas principalmente por las circunstancias


de aprendizajes históricos de su desarrollo psicoemocional, que llamamos TRANSFERENCIA.
- Reacciones de un Terapeuta que están determinadas principalmente por las circunstancias
de aprendizajes históricos de su desarrollo psicoemocional, que llamamos TRANSFERENCIA
DEL TERAPEUTA.
- Reacciones de un Paciente que como circunstancias de aprendizajes extremadamente
dolorosos le permiten aprehender aspectos del suceder psíquico del Terapeuta e identificarse
con esos contenidos (complementaria o simétricamente) representándolos en su mundo
psíquico como propios, que llamamos IDENTIFICACION MIMETICA.
- Reacciones de un Terapeuta que como circunstancias de entrenamiento y aprendizajes
dolorosos le permiten aprehender e identificar aspectos del suceder psíquico del Paciente
(complementaria o simétricamente) e identificarlos como tales, distinguiéndolos de las
propias reacciones emocionales pudiendo representarlos en su mundo psíquico como ajenos
y como reflejo de sucederes no conscientes del mundo psíquico del paciente, que llamamos
CONTRATRANSFERENCIA.
 
Con estas distinciones es posible realizar algunos alcances sobre la participación de estos
cuatro tipos de aconteceres:
- El fenómeno de la Transferencia es una constante, omnipresente en todas las relaciones,
sean estas sociales, rólicas, profesionales, jerárquicas, amorosas, etc.…, variando en las
magnitudes y cualidades de los contenidos transferidos.
- La ausencia de Transferencia es un reflejo de Intersubjetividad como expresión de una
forma de extrema complejidad Intersubjetiva.
- La Transferencia en sus distintas manifestaciones: positiva (amistosa erótica) y negativa, es
uno de los aspectos más relevantes a elaborar en un proceso terapéutico de segundo nivel, y
las Transferencias fronterizas y/ psicóticas en el tercer nivel.
- La Transferencia presenta un triple aspecto: como resistencia, como repetición y como
elaboración.
- La Transferencia del Terapeuta se relaciona directamente con el desconocimiento de si
mismo, originalmente por fallas de análisis, pero principalmente por fallas de autoanálisis.
- La Transferencia del Analista es un fenómeno de un orden radicalmente distinto al de su
Contratransferencia.
- El manejo de los aspectos Contratransferenciales es fundamental en el tratamiento
psicoterapéutico de las psicosis.
- No todo lo que siente un Terapeuta es Contratransferencia. Ella debe ser distinguida de las
Transferencia del Analista, de las Emociones Genuinas y de sus propias Emociones
Instrumentales.
 
E. TRANSLABORACIÓN
El cuarto paso del análisis es la elaboración o la translaboración. Se trata de una serie
compleja de procedimientos y procesos que se produce después de presentarse un insight.
La labor analítica que hace posible el que el insight lleve a un cambio es la translaboración.
Principalmente se trata de las exploraciones repetitivas, progresivas y elaboradas de las
27

resistencias que se oponen a que el insight conduzca a un cambio. La translaboración pone


en movimiento muchos procesos circulares en los que el insight, el recuerdo y el cambio de
comportamiento se influyen mutuamente.
Debe observarse que parte de la labor de translaboración la realiza el paciente fuera de la
consulta. La translaboración es el elemento que más tiempo consume en la terapia analítica.
Otro variable es el hecho de que los imponderables de la vida cotidiana pueden invadir la
vida del paciente y tomar la precedencia por razones psicoeconómicas sobre todo lo demás
que entra en el análisis.

Elaboración o translaboración de las interpretaciones de la transferencia. La experiencia


clínica nos enseña que ninguna interpretación de la transferencia, aunque sea perfectamente
atinada, es eficaz durante un largo período de tiempo si es única. Hay que repetirla muchas
veces para que llegue a ser eficaz. Además, ninguna interpretación por sí sola puede explicar
plenamente una reacción de transferencia del paciente. En el mejor de los casos, una sola
interpretación de la transferencia es sólo una explicación parcial. Para lograr la comprensión
plena y un cambio duradero en el comportamiento del paciente se requiere la elaboración o
la translaboración de las interpretaciones.
a) Consideraciones de índole teórica. El proceso de la translaboración se refiere
básicamente a la repetición y elaboración de insights obtenidos por la interpretación. Es
particularmente necesaria la repetición cuando se intenta analizar y vencer las resistencias
de transferencia. Esto se debe a la renuencia del Yo a abandonar las defensas antiguas y
osar enfoques nuevos. El Yo necesita tiempo para dominar las angustias antiguas y confiar
en sus nuevas capacidades de adaptación. Las resistencias son tenaces, vuelven fácilmente
cuando algún “imponderable” de la vida cotidiana modifica el equilibrio de poder en relación
con el Ello o el Superyó. El Yo requiere tiempo para absorber experiencias nuevas con el fin
de cambiar.
Para entender más a fondo el significado de la reacción de transferencia es necesario
descubrir y rastrear sus muchas transformaciones y ramificaciones. La sobredeterminación y
las funciones múltiples de los fenómenos de transferencia se encargan de esto. Así, por
ejemplo, tenemos que interpretar el significado del comportamiento del paciente en la
situación de transferencia en curso y después estudiar esta misma reacción en relación con
la figura original de transferencia y todas las intermedias.
b) Procedimientos técnicos: investigación y reconstrucción. En el proceso de
translaboración puede utilizarse todo tipo de procedimiento técnico, pero son dos los más
importantes: la búsqueda de la interpretación y la reconstrucción transferenciales. En todas
las sesiones que siguen a una nueva interpretación de la transferencia, el analista tiene que
averiguar lo que ha pasado con la transferencia después de la nueva interpretación. Una
nueva interpretación de la transferencia tiene que tener repercusiones y por ende
representación en la sesión siguiente. La interpretación podrá ser acertada o errada,
insuficiente o excesiva; en todo caso habrá algún derivativo de la interpretación a la sesión
siguiente. La única excepción puede ocurrir cuando algún sucedido improvisto e importante
de la vida cotidiana se produce fuera del análisis y usurpa temporalmente el dominio
supremo de la situación analítica. De otro modo, una interpretación nueva o diferente de la
transferencia suscitará algún cambio en los recuerdos, sueños, asociaciones, fantasías o
resistencias del paciente.
28

Hay una relación muy estrecha entre interpretación y reconstrucción, y a menudo es


imposible separarlas. También hay una relación especial entre la reconstrucción y las
relaciones de transferencia. Los fenómenos de transferencia son siempre repeticiones del
pasado real o fantaseado; el paciente repite con su analista lo que no puede y no quiere
recordar. Su comportamiento transferencial es por eso particularmente apropiado para las
reconstrucciones del pasado.
En el proceso de translaboración se elaboran, ahondan e interconectan las distintas
interpretaciones para hacer más comprensible algún aspecto del comportamiento del
paciente. Al tratar de dar significación a un fragmento de este comportamiento suele ser
necesario reconstruir, partiendo de las reacciones de transferencia del paciente, de sus
sueños, asociaciones, etc., algún trozo olvidado de su vida pasada. Pero, esta reconstrucción
puede no corresponder totalmente a la realidad, sino a la realidad psicológica de su niñez.
Por ejemplo, muchas veces, los niños pequeños proyectan su agresividad intensa sobre sus
padres y así pueden “recordar” los padres de su niñez como personas demasiado crueles que
no fueron.
Las buenas reconstrucciones son una valiosa ayuda en la aceleración del avance de la
translaboración. Una reconstrucción acertada conduce a nuevos recuerdos o nuevo material
en forma de sueños, asociaciones, nuevas formas de resistencia o cambios en la imagen de sí
mismo. Las reconstrucciones han de hacerse con tiento. No pueden ser demasiado rígidas, y
el analista siempre tiene que estar dispuesto a enmendar, modificar o abandonar una parte
de la reconstrucción según las respuestas clínicas del paciente.

F.- NEUROSIS DE TRANSFERENCIA


Es un término técnico del psicoanálisis que tiene un significado doble. Por una parte, en
la nosografía psicoanalítica designa una clase o tipo entre las «psiconeurosis» y en este
sentido, incluye al grupo que conforman la histeria (tanto la histeria de angustia como la
histeria de conversión) y las neurosis obsesivas, diferenciándolas de un segundo grupo
constituido por las neurosis de tipo narcisista. Por otra parte, también se denomina neurosis
de transferencia a aquella neurosis artificial que se presenta en el transcurso de la cura
psicoanalítica y que se caracteriza por las manifestaciones de la transferencia que ocurre en
el vínculo entre el psicoanalista y el analizando. De acuerdo con esta técnica de tratamiento,
el desciframiento de las formaciones sintomáticas que conforman esta neurosis artificial, vale
decir, el análisis de la transferencia, traería de la mano el desciframiento de las claves
inconscientes del conflicto nuclear infantil y de este modo, constituiría el factor decisivo para
la cura.
Como entidad nosográfica
La introducción del concepto de neurosis de transferencia para diferenciarlas de
las psicosis es de autoría de Carl Gustav Jung y lo utiliza por primera vez en 1907, en el
texto Sobre la psicología de la dementia praecox:Un ensayo.
En la tercera parte de las Conferencias de Introducción al Psicoanálisis, Freud realizó un
esfuerzo por resumir el estado del arte en psicoanálisis respecto de la doctrina de las
neurosis. En ese momento (1917) utiliza la distinción nosográfica como una de las dos
subdivisiones de las psiconeurosis (la otra subdivisión agrupa a las neurosis de tipo
narcisista). A su vez separó, las psiconeurosis de las neurosis actuales (y agrupó entre estas
últimas a la neurastenia, la neurosis de angustia y lahipocondría.
29

A partir de 1924, Freud se refiere las neurosis de transferencia simplemente como "neurosis"
a secas. Mantiene la distinción de las neurosis actuales e hila más fino en el campo de las
neurosis de tipo narcisista, distinguiéndolas de las psicosis. En la actualidad el psicoanálisis
utiliza el término «neurosis de transferencia» casi solamente para aquellos fenómenos
neuróticos que se instalan en el vínculo con el analista en la cura.
Neurosis de transferencia en la cura psicoanalítica
La primera experiencia directa de Freud con el fenómeno de neurosis de transferencia en el
contexto de la cura se dio en 1905, en el tratamiento de Ida Bauer (Dora) y fue una
experiencia «negativa», por cuanto significó el fin anticipado del análisis. Freud se negó a
ofrecerse como objeto de la transferencia amorosa de su paciente, sin percatarse de que con
su resistencia e inadecuado manejo de la situación desencadenó una transferencia negativa
de su paciente. Lo ocurrido allí solo pudo ser analizado por Freud años después. 
Em 1909 Sandor Ferenczi aportó su observación de que la transferencia es un fenómeno que
aparece en todas las relaciones humanas, en la relación que se establece en el análisis tiene
la peculiaridad de que el paciente asigna al analista una posición parental, un hecho que sin
embargo escapa totalmente a la consciencia del primero.
Recién en 1912 Freud escribió un artículo dedicado específicamante a los fenómenos
transferenciales en la cura: Sobre la dinámica de la transferencia. Aquí Freud hace una
distinción cuasi valórica de la transferencia, según el carácter de los sentimientos del
paciente. Así, la denominó «transferencia positiva» cuando se trataba de sentimientos
amorosos y tiernos, «transferencia negativa» cuando lo que se transfería eran sentimientos
agresivos, hostiles, de indiferencia o desprecio y «transferencia mixta» cuando el paciente
repetía en la transferencia la ambivalencia característica de la vida emocional infantil.

F.- LA CURA POR EL PSICOANÁLISIS


La cura por la palabra

El sujeto del que se ocupa el psicoanálisis es el sujeto del Inconsciente, sujeto que se hace
decir (metafórica y metonímicamente) en los síntomas, sueños, lapsus, olvidos, chistes…
sujeto que se teje en su lenguaje, del cual el individuo experimenta no saber nada, aparece
la duda sorprendiendo:¿Qué me pasa? ¿Por qué me sucede siempre esto?

Se denomina cura psicoanalítica a la serie de modificaciones que se operan en un individuo


como consecuencia de su sometimiento al método creado por Freud.
Ello no consiste solamente en hacer consciente lo inconsciente sino, como diríamos desde
una perspectiva más actual, en el atravesamiento del fantasma al que el sujeto está alienado,
sujeto que se halla previamente encuadrado en lo que denominamos situación analítica.
Desde la perspectiva de Freud y Lacán, la cura no consiste en la re-educaión emocional del
paciente, pues el psicoanálisis no es una pedagogía; no estriba en convertir un supuesto yo
"débil", peculiaridad del individuo neurótico, en un yo "fuerte" y adaptado, ya que el yo no es
otra cosa que una formación sintomática de éste sujeto.
El psicoanálisis, por fin, tampoco tiene por finalidad la constitución de un ego autónomo,
paradigma de cierta psicología norteamericana.
30

La cuestión dependencia-independencia, como dos polos entre los que se mueve el ser, y que
constituyen el eje por el que discurren ciertos psicoanalistas británicos, desde Ronald
Fairbain, no atiende sini a los aspectos imaginarios del problema del ser del sujeto.
Para el psicoanálisis, lo que se denomina cura, ni siquiera es una finalidad, un objetivo.
Si así fuese, el psicoanalista tendería a la imposición consciente o inconsciente, de un
modelo de salud, el suyo, y desearía llevar hasta allí a su paciente.
Trasmutaría de esta forma el "artificio" psicoanalítico por una psicoterapia que, en el decir de
Jacques Lacán, conduciría "a lo peor".
Desde éste punto de vista sólo es posible la instauración de una situación analítica y la
eventualidad de que sobrevenga una cura, si el objetivo del análisis es la situación analítica
en si misma, de los diversos elementos que componen su dinámica.
La dirección de este proceso recae en el "semblante" que el psicoanalista construye para su
paciente, suspendiendo sus propios sentimientos, inclinaciones y deseos.
Es a ésto a lo que Lacán llama ocupar el lugar del muerto.
Su único instrumento es la palabra, que se erige al rango de interpretación, como
consecuencia y efecto de la transferencia que el paciente desarrollla ineludiblemente en el
seno de esta relación tan especial.
Del lado del paciente cae la demanda. Demanda de "curación" que pronto entenderemos
como pedido de amor y reconocimiento.
Es en un más allá del discurso, donde se acomoda la acción del psicoanalista de escuchar y
también la de frustrar. Frustración de la demanda para que advenga el ser al sujeto.
La cura sería entonces aquello que Nietzsche escribió como subtítulo de "Ecce Homo". Como
llegar a ser lo que se es.
Es a través de la situación psicoanalítica, con sus dos ejes fundamentales, transferencia e
interpretación, que el sujeto adviene al ser.
En lo que hace a la transferencia, Freud escribe en su artículo"Rememoración, repetición y
elaboración", lo siguiente: "El enfermo repite todo lo que emana de las fuentes de lo reprimido e
impregna ya toda su personalidad: sus inhibiciones, sus actividades inadecuadas, sus rasgos
de carácter patológico. Igualmente repite durante el tratamiento todos sus síntomas. Y ahora
podemos observar que al poner en evidencia esa compulsión a repetir, no hemos descubierto
ningún hecho nuevo, sino que solamente hemos adquirido una concepción más coherente de un
estado de cosas.
Costatamos claramente que el estado mórbido del analizado no puede cesar desde el comienzo
del tratamiento y que debemos tratar su enfermedad, no como un acontecimiento del pasado,
sino como una fuerza actualmente actuante. Es que fragmento a fragmento, ese estado
mórbido entre en el campo de acción del tratamiento y, mientras que el enfermo lo experimenta
como algo real y actual, nuestra tarea consiste principalmente en devolver al pasado lo que
veamos."
En lo que hace al otro elemento o eje fundamental, la interpretación, hacemos referencia al
uso que de la palabra hace el psicoanalista en la sesión.
Esta palabra, sin la cual no habría psicoanálisis, es aplicada por el analista de acuerdo con
un criterio que responde a varios factores entre los que se incluye y destacan la formación
teórica, la personalidad y el estilo del que dirige el análisis.
31

En cuanto al psicoanálisis mismo, como cuerpo teórico, en el camino que va desde la


trabajosa formulación freudiana hasta la re-lectura estructuralista que hace Lacán de él,
pasa de ser la ciencia del inconsciente a ser la ciencia de lo real, inaugurando un nuevo
campo, territorio propio del psicoanálisis, que es el campo del goce.
"La curación, en definitiva, se realiza por medio de la restitución de las cadenas asociativas
que sostienen los símbolos hasta el acceso a la verdad del imconsciente, a los significantes
elementales que por metáfora y metonimia se habían propulsado a la consciencia. La curación
es la reintegración en el hilo normal del discurso de una palabra, la palabra plena, que no
había podido decirse más que deformada."

1. TRANSLABORACIÓN

La Translaboración es el proceso por medio del cual pueden superarse todas las resistencias
y asumirse los contenidos reprimidos.

Horowitz (1976), Basándose precisamente en las reacciones a la muerte repentina. De un ser


querido, describe las etapas de la siguiente manera:

Las fases que suceden a una crisis, y que conducen hasta su resolución, pueden dividirse en
cinco:

1. Desorden: Es la primera reacción ante el suceso traumático; donde pueden hacerse


presentes el llanto, la angustia, los desmayos, etc. El momento de desorganización
puede conducir a dos tipos de respuesta: la negación o la intrusión. Algunas personas
no pasan por la fase de negación y saltan directamente la siguiente, la intrusión.
2. Negación: Es un mecanismo de defensa que se expresa mediante un “no querer
pensar” o actuar como si nada hubiese sucedido.
3. Intrusión: En esta fase, abundan ideas acerca del hecho vivido. Son comunes las
pesadillas, o imágenes que regresan del pasado a nuestra mente.
4. Translaboración: Es el momento de elaboración del suceso traumático. Algunas
personas pueden hacerlo solas, y otras necesitan de ayuda.
32

5. Terminación: Es la etapa final, que implica la integración de la experiencia dentro de la


vida de la persona.

2. TRANSFERENCIA
La transferencia es un concepto complejo del psicoanálisis que designa tres aspectos muy
relacionados pero diferenciables:

 La función psíquica mediante la cual un sujeto transfiere inconscientemente y revive,


en sus vínculos nuevos, sus antiguos sentimientos, afectos, expectativas o deseos
infantiles reprimidos.
 Específicamente, la herramienta fundamental con la que cuenta el analista (S. Freud,
1915), condición necesaria, para poder conducir el tratamiento.
 La neurosis de trasferencia, descrita por Freud como momento principio del
tratamiento, en la que todos los elementos de la neurosis son actuados en presencia
del analista.

2.1 TIPOS DE TRANSFERENCIA.

 Transferencia Positiva: que son los sentimientos amistosos y afectuosos hacia el


analista. Freud señalo una diferencia entre una transferencia positiva débil, aquella
que permite el avance del tratamiento; y otra ´´híperintensa´´ o transferencia
erotizada, que en los hechos se comporta como negativa, ya que es sinónimo de
resistencia.

 Transferencia Negativa: Caracterizada por la expresión de sentimientos hostiles y


de enojo.

3. NEUROSIS DE TRANSFERENCIA:

También llamada neurosistransferencial es un término técnico del psicoanálisis que tiene un


significado doble.

 Por una parte, en la nosografía psicoanalítica designa una clase o tipo entre las


«psiconeurosis» y en este sentido, incluye al grupo que conforman la histeria (tanto la
histeria de angustia como la histeria de conversión) y las neurosis obsesivas,
diferenciándolas de un segundo grupo constituido por las neurosis de tipo narcisista.

 Por otra parte, también se denomina neurosis de transferencia a aquella neurosis


artificial que se presenta en el transcurso de la cura psicoanalítica y que se caracteriza
33

por las manifestaciones de la transferencia que ocurre en el vínculo entre el


psicoanalista y el analizando. De acuerdo con esta técnica de tratamiento, el
desciframiento de las formaciones sintomáticas que conforman esta neurosis artificial,
vale decir, el análisis de la transferencia, traería de la mano el desciframiento de las
claves inconscientes del conflicto nuclear infantil y de este modo, constituiría el factor
decisivo para la cura.

3.1 NEUROSIS DE TRANSFERENCIA EN LA CURA PSICOANALÍTICA


 La primera experiencia directa de Freud con el fenómeno de neurosis de
transferencia en el contexto de la cura se dio en 1905, en el tratamiento de  Ida
Bauer (Dora) y fue una experiencia «negativa», por cuanto significó el fin anticipado
del análisis.

 Freud se negó a ofrecerse como objeto de la transferencia amorosa de su paciente,


sin percatarse de que con su resistencia e inadecuado manejo de la situación
desencadenó una transferencia negativa de su paciente. Lo ocurrido allí solo pudo
ser analizado por Freud años después.

 En 1909 Sandor Ferenczi aportó su observación de que la transferencia es un


fenómeno que aparece en todas las relaciones humanas, en la relación que se
establece en el análisis tiene la peculiaridad de que el paciente asigna al analista
una posición parental, un hecho que sin embargo escapa totalmente a la consciencia
del primero.

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