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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE SANTIAGO

UTESA
RECINTO SANTO DOMINGO DE GUZMÁN
ESCUELA DE MEDICINA

Estudiante
Nayeli Carolina Peña
Matricula
2-18-4472
Asignatura
Laboratorio de Patología I
Sección
MED-305-008
Profesora
Dra. Reina Maritza Rodríguez M.
Tema
Curación por reparación
Fecha
15 de julio del 2021
Santo Domingo D.N.
ÍNDICE
Introducción
Curación por reparación
Características mediante el depósito de tejido conjuntivo
Inflamación
Angiogenia
1. Mecanismos de la angiogenia
2. Factores y receptores de factores de crecimiento implicados en la
angiogenia
3. Proteínas de la MEC como reguladoras de la angiogenia
Migración y proliferación fibroblastica
Remodelación del tejido conjuntivo
Fases de la cicatrización de una herida cutánea
1. Formación del coágulo
2. Formación del tejido de granulación
3. Proliferación celular y depósito de colágeno
Conclusión
Anexos
Bibliografía
INTRODUCCIÓN

Durante la etapa intrauterina del desarrollo de los seres humanos, en cambio, las lesiones
(también las heridas quirúrgicas producidas por la cirugía prenatal) curan mediante
regeneración completa, no produciéndose cicatriz alguna. Es como si la naturaleza fuera
consciente de que ningún patógeno amenaza nuestro organismo ni existe urgencia alguna
por recuperar movilidad (ya que todas las necesidades están cubiertas por la placenta),
con lo que puede tomarse todo el tiempo necesario para reconstruir los tejidos dañados.
En cambio, en la vida postnatal, la incapacidad que produce una herida abierta más el
riesgo de infección amenazan seriamente la supervivencia, siendo recomendable el cierre
inmediato, aun a costa de pérdida de tejido funcional.
Cuando hablamos de reparación de las heridas, teóricamente deberíamos considerar tanto
la restauración del estado original (lo que los clásicos denominaban “restitutio ad
integrum”), como el cierre de la misma mediante la adhesión de los bordes con tejido
conectivo reparador (cicatrización). Sin embargo, en el periodo adulto los traumatismos
mecánicos abiertos (heridas) sólo curan mediante la combinación de adhesión conectiva
(cicatrización) y recubrimiento epitelial (regeneración epitelial).
Dicha curación requiere de un proceso de regeneración epitelial y del restablecimiento de
la continuidad de los tejidos mediante proliferación conectiva con intención reparadora.
Pero además de estos dos procesos, puede sumarse un tercero encaminado a disminuir las
necesidades de fabricación de conectivo, para economizar tiempo y recursos. Se trata de
la aproximación de los bordes de la herida, mediante lo que se conoce como contracción
de la herida.
Curación por reparación
Si las lesiones tisulares son graves o crónicas y determinan daños en las células
parenquimatosas y en el soporte estructural del tejido, no será posible la curación
mediante regeneración. En estas condiciones, el principal proceso de curación es la
reparación por depósito de colágeno y otros componentes de la MEC, que determina la
formación de una cicatriz. A diferencia de la regeneración, que implica la recuperación
de los componentes tisulares, la reparación es una respuesta fibroproliferativa que
«parchea» el tejido en lugar de recuperarlo. Es frecuente emplear el término cicatriz
cuando se habla de curación de las heridas en la piel, pero también se emplea para aludir
a la sustitución de células parenquimatosas de cualquier tejido por colágeno, como sucede
en el corazón tras un infarto de miocardio.
No es preciso recordar que, independientemente de la localización, la reacción
inflamatoria inducida por una lesión contiene el daño, elimina el tejido lesionado e induce
el depósito de los componentes de la MEC en la zona lesionada, al tiempo que se estimula
la angiogenia. Sin embargo, si la lesión persiste, la inflamación se cronifica y esto
determina un depósito excesivo de tejido conjuntivo, que se llama fibrosis. En la mayor
parte de los procesos de cicatrización se produce una combinación de reparación y
regeneración. Las contribuciones relativas de la reparación y regeneración vienen
condicionadas por: 1) la capacidad proliferativa de las células del tejido; 2) la integridad
de la matriz extracelular, y 3) la resolución de la cronicidad de la lesión y la inflamación.

Características mediante el depósito de tejido conjuntivo


Inflamación
La inflamación es una respuesta de los tejidos vascularizados frente a las infecciones y
lesiones tisulares, que aporta células y moléculas defensivas del huésped desde la
circulación a los lugares en los que se necesitan para eliminar los agentes lesivos. Sirve
para librar al huésped de la causa inicial de la lesión celular (p. ej., microbios, toxinas) y
de las consecuencias de la misma (p. ej., células necróticas y tejidos). Algunas de las
células implicadas en las respuestas inflamatorias también residen en los tejidos, donde
actúan como centinelas que vigilan posibles amenazas. El proceso de inflamación hace
llegar leucocitos y proteínas a los invasores extraños, como los microbios, y a los tejidos
lesionados o necróticos y activa las células y moléculas reclutadas, que permiten eliminar
sustancias dañinas o no deseadas. Si no existiera la inflamación, las infecciones no se
podrían controlar, las heridas nunca se curarían y los tejidos dafiados podrían convertirse
en úlceras permanentes.

Angiogenia
La angiogenia es el proceso de desarrollo de nuevos vasos a partir de los previos. Es
fundamental en la cicatrización de las lesiones, para el desarrollo de circulación colateral
en focos de isquemia y para permitir a los tumores superar un tamaño por encima de las
limitaciones generadas por su riego inicial.
1. Mecanismos de la angiogenia

La angiogenia es un proceso fundamental que afecta a las reacciones fisiológicas (p. ej.,
cicatrización de las heridas, regeneración, vascularización de los tejidos isquémicos y
menstruación) y patológicas, como el proceso de desarrollo de tumores y de metástasis,
la retinopatía diabética y la inflamación crónica. Por tanto, se han realizado grandes
esfuerzos por comprender el mecanismo de la angiogenia y desarrollar agentes con
actividad pro- y antiangiogénica. Ahora se sabe que los vasos se forman durante el
desarrollo embrionario mediante vasculogenia, en la cual se establece una red vascular
primitiva a partir de unos precursores de las células endoteliales (angioblastos) o de
precursores dobles de las células hematopoyéticas y endoteliales llamados
hemangioblastos. La formación de vasos en adultos, que se denomina angiogenia o
neovascularización, consiste en la ramificación y extensión de vasos previos adyacentes,
pero también se puede producir mediante el reclutamiento de células endoteliales
progenitoras (CEP) a partir de la médula ósea.
A continuación se resumen los pasos fundamentales:
 Vasodilatación en respuesta al óxido nítrico y aumento de la permeabilidad
mediado por VEGF de los vasos preexistentes.
 Degradación de la membrana basal del vaso original por proteólisis mediada por
las metaloproteinasas de la matriz (MMP) y alteración del contacto intercelular
entre las células endoteliales por el activador del plasminógeno.
 Migración de las células endoteliales hacia el estímulo angiogénico.
 Proliferación de las células endoteliales, justo por detrás del frente de avance de
las células en migración.
 Maduración de las células endoteliales, que incluye inhibición del crecimiento y
remodelado a tubos capilares.
 Reclutamiento de las células periendoteliales (pericitos y células musculares lisas
vasculares) para dar lugar a un vaso maduro.

2. Factores y receptores de factores de crecimiento implicados en la angiogenia

A pesar de la diversidad de factores implicados en la angiogenia, el VEGF es el factor de


crecimiento más importante en los tejidos adultos que sufren una angiogenia fisiológica
(p. ej., el endometrio proliferativo) y una angiogenia asociada a procesos inflamatorios
crónicos, heridas en cicatrización, tumores y retinopatía diabética.
De los diversos receptores para VEGF, VEGFR-2, un receptor de tirosina cinasa, es el
más importante para la angiogenia. Se expresa en las células endoteliales y sus
precursores, en otros muchos tipos celulares y en muchas células tumorales. VEGF, o de
forma más específica sus isoformas circulantes VEGF y VEGF, transmiten señales a
través de VEGFR-2 (llamado también KDR en las personas y fl k-1 en ratones). VEGF
induce la emigración de las EPE en la médula ósea y fomenta la proliferación y
diferenciación de estas células en los focos de angiogenia. En la angiogenia originada a
partir de vasos locales previos, la transmisión de señales mediante VEGF estimula la
supervivencia de las células endoteliales, su proliferación y motilidad, dando inicio a la
formación de gemaciones en los nuevos capilares. La proliferación, diferenciación y
migración de las células endoteliales se puede estimular también por FGF-2.
Los ligandos y receptores de Notch son moléculas ligadas a la membrana y que se
conservan en las distintas especies. En los mamíferos se describen cinco ligandos de
Notch (Jagged 1 y 2 y el ligando parecido a delta [Dll] 1, 3 y 4) y cuatro receptores
transmembrana (Notch 1-4). Los receptores contienen repeticiones parecidas a EGF en la
superficie extracelular, que actúan como sitio para la unión del ligando. El ligando
parecido a delta 4 (Dll4) es específico de las células endoteliales y se expresa en arterias
y capilares, pero no en las venas; la importancia de este ligando se pone de relieve por la
mortalidad embrionaria de los ratones que carecen de un solo alelo del ligando parecido
a delta 4. Durante la angiogenia, la célula directora, que se llama célula de la punta, sufre
proliferación y emigración, pero las células del tallo conservan la conexión con el vaso
existente. VEGF induce el ligando parecido a delta 4 en las células de la punta, mientras
que Notch 1 y Notch 4 se expresan en las células del tallo. La interacción entre el ligando
parecido a delta 4 y los receptores para Notch en las células de la punta y el tallo
adyacentes activa la degradación proteolítica en dos pasos del receptor con liberación del
dominio intracelular de Notch, que se transloca al núcleo y activa los genes que
amortiguan la capacidad de respuesta a VEGF. El bloqueo de ligando parecido a delta 4
aumenta la proliferación de las células endoteliales y la formación de gemas capilares; el
bloqueo de VEGF tiene acciones opuestas y reduce también la supervivencia de las
células endoteliales.
Los agentes o trastornos que estimulan la expresión de VEGF, como determinadas
citocinas y factores de crecimiento (p. ej., TGF-β, PDGF, TGF-α), y de forma notable la
hipoxia tisular, pueden influir sobre la angiogenia fisiológica y patológica. La
transcripción de VEGF se regula por el factor de transcripción HIF, que se induce por la
hipoxia.
3. Proteínas de la MEC como reguladoras de la angiogenia

Un componente clave de la angiogenia es la motilidad y la migración dirigida de las


células endoteliales, necesaria para la formación de neovasos. Estos procesos se controlan
por diversas clases de proteínas, incluidas: 1) integrinas , sobre todo α y β, que resultan
fundamentales para la formación y mantenimiento de los vasos neoformados; 2) proteínas
de la matriz celular, incluidas trombospondina 1, SPARC y tenascina C, que
desestabilizan las interacciones entre las células y la matriz y de este modo potencian la
angiogenia, y 3) proteinasas , como los activadores del plasminógeno y las MMP , que
son importantes para el remodelado tisular durante la invasión endotelial.

Migración y proliferación fibroblastica


El depósito de tejido conjuntivo sigue dos pasos: 1) migración y proliferación de
fibroblastos hacia el foco lesional, y 2) depósito de proteínas de la MEC elaboradas por
estas células. Estos procesos se organizan mediante citocinas y factores de crecimiento
producidos a nivel local, entre los que se incluyen PDGF, FGF-2 y TGF-β. Las principales
fuentes de estos factores son las células inflamatorias, sobre todo los macrófagos
activados por la vía alternativa (M2) y que infiltran la zona lesional.
Cuando progresa la cicatrización, disminuye el número de fibroblastos que proliferan y
nuevos vasos, pero los fibroblastos van adquiriendo un fenotipo más sintético y por eso
aumenta el depósito de MEC. La síntesis de colágeno es necesaria para que la herida en
curación se vuelva fuerte y estable a nivel mecánico. La síntesis de colágeno por los
fibroblastos comienza en las fases iniciales de la cicatrización (días 3-5) y se mantiene
durante varias semanas, según el tamaño de la herida. La acumulación neta de colágeno
depende no solo del aumento de la síntesis, sino también de una menor degradación de
colágeno. Cuando madura la cicatriz, se produce una regresión progresiva de los vasos,
de forma que el tejido de granulación ricamente vascularizado se acaba convirtiendo en
una cicatriz avascular pálida.

Remodelación del tejido conjuntivo


Una vez formada la cicatriz, se remodela para aumentar su fuerza y contraerse. La
resistencia de la herida aumenta por la formación de enlaces cruzados de colágeno y el
mayor tamaño de las fibras de colágeno. Además, se produce un cambio del tipo de
colágeno que se deposita, que pasa de ser de tipo III en las primeras fases de la reparación
al de tipo I, más resistente. En las heridas cutáneas bien suturadas, se puede recuperar una
resistencia equivalente al 70-80% de la piel normal en 3 meses. La contracción de la
herida se debe inicialmente a los miofibroblastos y luego a los enlaces cruzados de las
fibras de colágeno.
Con el tiempo, el tejido conjuntivo se degrada y la cicatriz se retrae. Esta degradación de
los colágenos y otros componentes de la MEC se debe a una familia de metaloproteinasas
de matriz (MMP), que reciben este nombre porque su actividad enzimática depende de
iones metálicos (p. ej., cinc). Las MMP se producen en distintos tipos de células
(fibroblastos, macrófagos, neutrófilos, células sinoviales y algunas células epiteliales) y
su síntesis y secreción se regulan por factores de crecimiento, citocinas y otras sustancias.
Incluyen colagenasas intersticiales, que degradan el colágeno fibrilar (MMP-1, 2 y 3);
gelatinasas (MMP-2 y 9), que degradan el colágeno amorfo y la fibronectina; y
estromelisinas (MMP-3, 10 y 11), que degradan diversos componentes de la MEC,
incluidos proteoglucanos, laminina, fibronectina y colágeno amorfo.

Fases de la cicatrización de una herida cutánea


La curación de las heridas cutáneas se divide en tres fases: inflamación, proliferación y
maduración. A continuación se comenta la secuencia de acontecimientos en la
cicatrización de una herida:
1. Formación del coágulo
La aparición de heridas condiciona la activación rápida de las vías de la coagulación, con
formación de un coágulo de sangre en la superficie de la herida. Además de eritrocitos
atrapados, el coágulo contiene fibrina, fibronectina y componentes del complemento. El
coágulo permite detener la hemorragia y también sirve como andamiaje para las células
que migran y que son atraídas por los factores de crecimiento, citocinas y quimiocinas
liberadas en la zona. La liberación de VEGF aumenta la permeabilidad de los vasos y
causa edema. Sin embargo, se produce la deshidratación en la superficie externa del
coágulo, que forma la costra que tapiza la herida. En las heridas que provocan grandes
defectos de tejido, el coágulo de fibrina es más grande y se produce más exudado y restos
necróticos en la zona dañada. En 24 h aparecen neutrófilos en los márgenes de la incisión,
que aprovechan el andamiaje creado por el coágulo de fibrina para entrar. Liberan
enzimas proteolíticas que limpian los restos y las bacterias invasoras.
2. Formación del tejido de granulación
Los fibroblastos y las células endoteliales vasculares proliferan durante las primeras 24-
72 h del proceso de reparación para crear un tipo especializado de tejido, que se llama
tejido de granulación, que es una característica de la reparación tisular. El término se debe
al aspecto blando, rosado y granular de la superficie de la herida. Su característica
histológica típica es la presencia de neovasos pequeños (angiogenia) y la proliferación de
fibroblastos. Estos neovasos tienen fugas y permiten la salida de proteínas plasmáticas y
líquido al espacio extravascular. Por tanto, el tejido de granulación nuevo suele ser
edematoso. El tejido de granulación invade de forma progresiva el espacio de la incisión;
la cantidad de tejido de granulación formada depende del tamaño del defecto tisular
creado por la herida y de la intensidad de la inflamación. Por tanto, es mucho más
llamativo en la curación por segunda intención. A los 5-7 días, el tejido de granulación
rellena la zona lesionada y la neovascularización es máxima.
3. Proliferación celular y depósito de colágeno
Los neutrófilos se sustituyen en gran parte por macrófagos en 48-96 h. Los macrófagos
son elementos celulares claves en la reparación tisular responsables de eliminar los restos
extracelulares, fibrina y otros cuerpos extraños en el lugar de la reparación, y de inducir
la angiogenia y el depósito de MEC.
CONCLUSICIÓN
Si bien las cicatrices fueron consideradas por los bucaneros y por ciertas fraternidades de
estudiantes duelistas un signo visible de coraje y determinación, hoy día son
contempladas como un impedimento en términos físicos y mentales. En el presente
trabajo se abordan el proceso general de curación de las heridas, la tipología y el
tratamiento de las cicatrices, su impacto psicológico y su tratamiento.
Una caída por las escaleras, un accidente de automóvil o una operación quirúrgica:
muchos de los acontecimientos de la vida dejan sus huellas en forma de cicatrices
pequeñas o grandes. Más del 30% de la población presenta cicatrices como recordatorio
de estas situaciones. Las cicatrices no sólo pueden causar un dolor intenso, por ejemplo
cuando se sitúan en la proximidad de las articulaciones, y estorbar la movilidad, sino que
también disminuyen la confianza en uno mismo en medida tal que se precisa ayuda
psicológica, sobre todo cuando afectan a la zona facial.
A pesar de que no es posible eliminar completamente las cicatrices, se dispone
actualmente de métodos eficaces para reducirlas y «embellecerlas», de manera que la
persona afectada recupere la satisfacción en relación con «su propia piel».
ANEXOS
Angiogenia mediante la movilización de las células precursoras endoteliales (CPE) de la
médula ósea y de los vasos preexistentes (crecimiento capilar).

Fases de la cicatrización de una herida cutánea: inflamación, proliferación y maduración


BIBLIOGRAFÍA
Robbins. Patología Humana. 10ma edición. Capítulo 3: inflamación y reparación.
Página: 87-89. 2018
Robbins. Patología Humana. 8va edición. Capítulo 3: Renovación, reparación y
regeneración tisular. Página: 98-102. 2003
García Alonso. Proceso de reparación de las heridas.
http://www.oc.lm.ehu.eus/Departamento/OfertaDocente/PatologiaQuirurgica/Contenido
s/Apoyo/Cap%203%20Curaci%C3%B3n%20de%20las%20heridas.pdf
Juan Arenas. Las heridas y su cicatrización. 2003. https://www.elsevier.es/es-revista-
offarm-4-articulo-las-heridas-su-cicatrizacion-13047753

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