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Unidad 1.

El sentido ético de la
existencia humana

1.2.1 Dignidad de la persona y los derechos humanos

En una primera acepción, la idea de dignidad remite casi inmediatamente a la existencia


de algo valioso e intrínseco a todos los seres humanos que no entra en el campo de lo
disponible por parte de otras personas.

Amuchastegui explica que la dignidad “permite calificar como inhumanos- y


lógicamente inmorales- los comportamientos atentatorios contra ese algo
especialmente valioso característico de la humanidad”.
(Amuchastegui, 2004, p. 417)

La dignidad no es más que el criterio a


través del cual se atribuyen derechos
que, a título de derechos humanos,
se asignan al hecho mismo de ser
hombre, independientemente de
cualidades tales como el rango social,
la fuerza física, intelectual o moral,
las virtudes y talentos por los que los
hombres difieren unos de los otros, y
la elevación de esos derechos al rango
de principios fundamentales de la
legislación y del orden social.

El principio de la dignidad humana juega un papel determinante a la hora de fundamentar


todos los derechos humanos. La deducción lógica que puede llevarse a cabo del principio
de la dignidad es simple y, como afirma Amuchastegui, “es que todos y cada uno de los
seres humanos son valiosos en sí mismos, gozan de un carácter único, insustituible e
incomparable, disfrutan de una dignidad que no tiene precio, pues no tiene equivalente y
no es susceptible de racional intercambio.” (Amuchastegui, 2004, p. 432)

En esta idea han insistido todas las teorías de los derechos humanos y todas aquellas
concepciones morales de signo individualista que hacen de la separabilidad e
independencia moral de las personas un elemento nuclear de las mismas.

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