– 18 de agosto 2016 Entrada Ofertorio AMARTE A TI, SEÑOR (C. Fones S.J.) TOMAD, SEÑOR Y RECIBID (Betsaida)
Amarte a ti, Señor Tomad, Señor y recibid
en todas las cosas la ofrenda que traigo y a todas en Ti. pan y vino al altar En todo amar y servir, que pronto se convertirá en todo amar y servir. en Tu Cuerpo y Tu Sangre don de tu santidad. Tu amor me ha dado vida, tu amor me ha dado ser, Traigo junto al pan y a este vino de Ti me viene todo la alegría que tengo de servirte, Señor, y a Ti debe volver. te pido que me aceptes con ellos, Gustoso, pues, te ofrezco gracias por invitarme a esta fiesta de amor. mi haber, mi poseer, Tu amor y gracia dame, Traigo junto al pan y a este vino demás no es menester. el dolor de las almas que no saben de ti, también las intenciones de tantos Presente en las creaturas para que los bendigas y le des de tu paz. y activo en todo estás, en mí, como en un templo, Comunión te dignas habitar. CANCIÓN A SAN ALBERTO HURTADO De Ti bondad y gracia (P. Coloma) me llueven sin cesar, mi oficio ya no es otro Alberto, hoy resuena tu nombre sino servir y amar. se escucha tu palabra encendida. Tu rostro, hoy recorre las calles Salmo Responsorial (111, 1-8) tu huella, marca un nuevo camino. R./ Donde hay amor y caridad, Dios ahí está. Profeta, que anunciaste el Reino supiste denunciar el dolor, Aclamación al Evangelio (C. Fones S.J.) reíste con un canto a la vida, Aleluya (4) mostraste un camino mejor.
El Padre me ha enviado para anunciar Alberto, contemplé tu figura
la buena nueva a los pobres, Aleluya. incendiando las calles de una oscura ciudad, Aleluya (4). y vi que mil rostros reían y otros más comprendían que era el paso de Dios. (sigue atrás) Alberto, has tocado nuestra alma Canto final y ya siento que enciendes MARÍA MÍRAME ese fuego de Dios, (Adaptación de oración compuesta por S. Tu vida fue un regalo divino, Alberto Hurtado. Música: Betsaida) una historia que hizo de este Chile un hogar. María mírame, María mírame si tú me miras, Él también me mirará. Maestro, que enseñaste a vivir la vida Madre mía, mírame, como lo hizo Jesús, de la mano llévame, mirando en los hombres que sufren, muy cerca de Él su cuerpo castigado en la cruz. ahí me quiero quedar.
Apóstol, compañero del pobre María cúbreme con tu manto
viviste en tu carne el dolor que tengo miedo, no sé rezar, de tantos que vivían despreciados y por tus ojos misericordiosos tus manos fueron pan y un hogar. tendré la fuerza, tendré la paz.
Alberto, contemplé tu figura Madre consuélame de mis penas
incendiando las calles Es que no quiero ofenderle más, de una oscura ciudad, que por tus ojos misericordiosos y vi que mil rostros reían quiero ir al Cielo y verlos ya. y otros más comprendían que era el paso de Dios.
Alberto, has tocado nuestra alma
Y ya siento que enciendes ese fuego de Dios, Tu vida, derramada en las calles se alza inmensa hacia el cielo en las manos de todos.