Está en la página 1de 132

CRÓNICAS DE LA MARACAIBO

DEL FUTURO

Carlos Víctor Pereyra


Intersección de la Avenida 5 de julio con el Milagro
Foto: Carlos Pereyra González

1
CRÓNICAS DE LA MARACAIBO
DEL FUTURO

© Carlos Víctor Pereyra González


2016

Maracaibo – Venezuela

CAPITULO I

2
Mucho se ha hablado de la Maracaibo de Ayer y lo bonita que fue, y aunque
particularmente coincido en todo lo que dicen, esta vez te quiero hablar de la otra
Maracaibo, no de la que pasó, ni tampoco de la que tenemos, sino de la que
vendrá; de esa que se está desarrollando en un espacio – tiempo, distinto al
nuestro, pero que se encuentra ligada a cada uno de nosotros por una afinidad
emocional que de momento resulta difícil de explicar, pero sí muy fácil de intuir.

Todo comenzó un sábado por la tarde, cuando regresaba a casa después de


llevar a una pareja que, al igual que muchos tantos, se quejaban de la situación
del país. En este oficio de taxista uno se entera de muchas cosas, aunque de
algún tiempo para acá todo parece girar en torno a los mismos temas: las colas, el
desabastecimiento, la inseguridad y los que se van de esta tierra buscando un
nuevo porvenir. El pesimismo se ha hecho contagioso y yo no era la excepción.

Exacerbado por la cola en las gasolineras, la falta de repuestos y con el


temor de que mi próximo cliente me fuera a quitar el carrito, bajaba con mi Renault
21 por Grano de Oro con rumbo hacia los Olivos, cuando a la altura de la Facultad
de Ciencias, una mujer me hizo señas para que detuviera el auto.

-¿Me puedes llevar hasta los lados de la Limpia? –me preguntó- y como no
representaba un mayor desvío en mi ruta, accedí a hacerle el servicio.

Aunque el trayecto era muy breve, nos encontramos con una cola inusual a
la altura del Polideportivo, al parecer un camión cisterna se había accidentado,
obstaculizando un canal de la vía. Cuando llevábamos casi 5 minutos sin avanzar,
supe que me enfrentaría a esos momentos de espera en los que uno no haya que
decirle al cliente, aunque sea para matar el tiempo.

Aspiré profundo mientras me reclinaba al asiento y fue de esa forma como


pude percibir el aroma de su perfume, era una fragancia discreta, pero a la vez
desconocida para mi olfato, parecía haber sido concebida para agradar sin
empalagar y al mismo tiempo para hacerse imperecedera a través de los sentidos.
Ni siquiera cuando trabajé de noche llevando y trayendo sifrinitos de las discos,

3
había percibido una fragancia igual. Le pregunté cuál era la marca del perfume
para acabar con el mutismo que me impacientaba.

- La marca es lo de menos –me dijo- lo difícil es conseguirlo… al menos aquí.


- Sí, eso me supongo –le contesté- con esta crisis, ya en Maracaibo no se
consigue ni aire para respirar.
- Ah, pero yo lo compré aquí, es decir, en Maracaibo, pero no en esta.
- ¿Entonces en cuál mi reina? –le dije para seguirle la corriente-
- En la Maracaibo de la que vengo… quizá la del futuro, aunque para mi es la
de un presente que coexiste con este.

Definitivamente, aquello iba a ser entretenido (y no me equivocaba), pensé


que al menos sería una plática inusual y fantasiosa que me liberaría del estrés
acumulado durante el día, así que acomodándome en mi asiento le pedí
irónicamente que me hablara de esa ciudad de la que venía a ver si valía la pena
irse para allá.

Claro que vale la pena vivir allá –me respondió- es una ciudad tan similar y a
la vez tan diferente a esta, que solo el que es maracucho puede establecer las
analogías. Lo que sigue igualito es el calor, pero otras cosas han cambiado, el
Lago, por ejemplo, se encuentra totalmente descontaminado, por lo que el Centro
Comercial Lago Mall, es, además, un balneario frecuentado por turistas de Aruba,
Curazao, Colombia e incluso Panameños, que se han venido a estudiar acá por un
convenio entre las Universidades de ambos países.

Es una ciudad emblemática por muchas razones, entre ellas por ser la
primera capital del Mundo a la que llega la Navidad, por eso varias agencias de
turismo de Centro y Sur América ofrecen cruceros por el Caribe que atracan en el
Puerto el primer viernes de noviembre para ver el tradicional encendido de luces,
que en este caso, abarca las Avenidas Bella Vista, 5 de Julio y el Milagro.

- Eso debe representar un consumo excesivo de electricidad –le dije


llevándole el juego- No quiero imaginarme como serán los apagones allá

4
Para nada -me refirió- todo eso funciona con energía solar, que es lo que
siempre nos ha sobrado a los marabinos, además, la decoración se hace con un
tipo de luces que no genera calor, es una tecnología que de momento acá no
tienen, pero que no tardará mucho en llegar.

Además de eso, Maracaibo se ha convertido en un icono cultural del País,


casi durante todo el año, hay festivales y exposiciones en las que convergen todas
las artes, lo que ha hecho de la ciudad un punto de referencia para artistas de
diversas partes del mundo. De hecho lo que es la Avenida 11, se ha convertido en
el punto de encuentro de escritores, pintores, músicos y bohemios que se reúnen
en los diferentes cafés que se encuentran a todo lo largo y ancho de boulevard, al
que desde hace algunos años le dicen “Le Petit France” en honor al primer café
que se estableció allí.

- Aja ¿Pero decime una cosa?- le pregunté asumiendo mi peculiar acento


Maracucho- ¿En esa Maracaibo de la que vos venís no hay colas ni
bachaqueros en los supermercados?
- Si de verdad queréis saber cómo son los supermercados allá vais a tener
que venir a buscarme a lo que me desocupe, porque ya llegamos –me
refirió imitando mi acento y extendiéndome algunos billetes que jamás
había visto-

Yo sé que les parecerá increíble, pero quedé tan abstraído con aquel relato
que no me percaté de que habíamos avanzado en la cola y ahora me encontraba
justo a las puertas de una casa en las adyacencias de la Avenida la Limpia.
¿Cómo llegué hasta allá? La verdad es que no lo sé. Solo les puedo decir que aún
no termino de creerle, pero me hizo tanto bien escucharla que voy a buscarla a lo
que me llame, para que me cuente como son los supermercados en esa
Maracaibo paralela del que supuestamente viene… Me prometió que me iba a
sorprender.

5
CAPÍTULO II

Pasada la medianoche llamó a mi teléfono celular para pedirme que la fuera


a buscar. Generalmente soy muy cauteloso cuando trabajo de noche, pero esta
vez sentía una confianza tan inusual hacia aquella chica que no dudé en
levantarme de la cama e ir a recogerla en el mismo lugar donde la dejé. Cuando
llegué se encontraba esperándome frente a la casa, junto a un hombre de unos
cuarenta y tantos años que yacía en una silla de ruedas. Lo besó en la boca
mientras se despedía, al tiempo que él le extendía algunos billetes.

- ¿A dónde te llevó? –Le pregunté-


- Al mismo lugar donde me encontraste, pero trata de tomar el camino más
largo para que te pueda contar lo que te prometí.

La llevé por toda la avenida 5 de Julio, con la intención de llegar hasta el


Milagro y de allí devolvernos hasta el edificio del Viejo Aeropuerto. Cuando íbamos
a la altura de un conocido supermercado, pudimos ver las colas que ya se
empezaban a formar; unas 40 personas, dispuestas en una columna que se
extendía por buena parte de la acera, aguardaban resignados para tener los
primeros puestos y conseguir los alimentos de la cesta básica. Ella me pidió que
parara el taxi, y por algunos segundos quedó abstraída en la contemplación de
aquellas personas que, visiblemente tristes y somnolientos, aguardaban el Nuevo
Amanecer.

- Esta escena es muy parecida a la que sale en los textos de historia -me
dijo-
- ¿A qué te refieres? -le pregunté-
- A los textos de historia contemporánea con los que estudié en el
bachillerato; aunque también sale en internet, cuando hablan de “La Gran
Crisis”… pero no me hagas caso, yo te prometí hablar del futuro y no del
pasado. Habíamos quedado en que te iba a contar como son los
supermercados en la Maracaibo de la que vengo, ¿Cierto?

6
“Después de la Gran Crisis, el nuevo gobierno se reunió con los empresarios
para establecer medidas de contingencia, luego de varias reuniones y evaluar las
posibles soluciones al problema, se acordó un plan emergente de abastecimiento.
Para ello, se estableció una producción social subsidiada de alimentos que la
gente llamó “tapa amarilla” porque todos los productos de este programa venían
en empaques amarillos o anaranjados. Eran alimentos muy baratos que solo se
podían adquirir con una tarjeta electrónica prepagada que se otorgó únicamente a
los estratos más pobres de la población.

No fue una dádiva o una medida populista, ya que los beneficiados debían
recargar en los bancos o establecimientos autorizados el monto de la tarjeta
prepagada, la cual tenía un límite de consumo. También se establecieron (por
consenso entre el gobierno, la ciudadanía y los empresarios), unos precios justos
en los cuales el fabricante obtendría una ganancia acorde con la inversión;
mientras que el consumidor cancelaría un monto razonable, mas no subsidiado,
por lo que adquiría. Finalmente, se acordaron los precios Premium o VIP, para
establecimientos exclusivos en los que el usuario pagaba a voluntad un
sobreprecio por los productos adquiridos a cambio de una serie de atracciones,
promociones y beneficios que se ofrecían en los supermercados basados en esta
modalidad.

Con el paso del tiempo las condiciones socioeconómicas de los Marabinos (y


de todo el país) fueron mejorando significativamente, hasta el punto que se hizo
innecesaria la producción subsidiada y sólo quedaron los supermercados
convencionales que constituyen el 85% de los que funcionan en la ciudad y los
VIP, ubicados en zonas exclusivas, donde compran los Maracuchos Creídos (que
aún existen), así como los turistas que constantemente llegan a la ciudad.

- ¿Y cómo son los supermercados Premium de los que me habláis? le


pregunté –aun sin convencerme de la veracidad de sus palabras, pero
maravillado con la historia-

7
No todos son así –me refirió- solo unos pocos funcionan bajo esta
modalidad, pero con el aumento progresivo de la calidad de vida de los Marabinos,
ya no se dan abasto y a veces las colas se forman en estos establecimientos por
tanta gente que quiere entrar allí para farandulear y sacarse fotos. La ciudad fue
pionera en este tipo de franquicias, hasta el punto que otras localidades del país
como Caracas y Valencia, no tardaron en imitar esta modalidad.

Los supermercados exclusivos tienen una serie de servicios adicionales tales


como, música en vivo, restaurantes tipo gourmet, degustaciones de productos
que pronto saldrán mercado, guarderías y atracciones para los niños. Así mismo,
realizan concursos mensuales en los que la clientela participa por entradas al cine,
cenas en restaurantes exclusivos e incluso, viajes de placer. En ocasiones, los
más reconocidos chefs internacionales, llegan allí para ofrecer mini talleres en los
que comparten con los visitantes sus trucos de cocina. Todo esto ha hecho de
Maracaibo un sitio de referencia obligada en lo que respecta a la gastronomía de
Venezuela y el Caribe.

Otra característica es que funcionan las 24 horas del día y en algunos de


ellos hay tascas o sitios de apuestas en los que los hombres pueden aguardar
mientras sus mujeres disfrutan comprando, aunque a veces pasa lo contrario. El
resto de los supermercados son sitios agradables, en los que se consiguen todos
los productos que la gente requiere, con calidad y comodidad”.

- …Como una vez lo fueron en esta ciudad y como lo volverán a ser –me dijo
para culminar su relación- Por eso es que me causa tanta tristeza ver esto,
porque los sociólogos, historiadores, e incluso muchas de nuestras abuelas
que pasaron por esto, aun lo recuerdan como un período oscuro, triste,
pero a la vez necesario.

De nuevo estábamos en nuestro punto de encuentro, aquel viejo edificio


donde una vez funcionó en Aeropuerto Internacional de Maracaibo. No dejó de
sorprenderme que a esas horas se quedara allí, por lo que le pregunté:

- ¿Seguro que vais a estar bien?

8
- Seguro -me respondió mientras me pagaba, esta vez con moneda en curso-
Te prometo que si me recoges acá mismo el próximo sábado, te hablaré de
esos billetes con los que te pagué esta tarde…

Fue entonces cuando nuevamente reparé en aquellos billetes y encendiendo


la luz interna del auto los examiné. Primera vez que los veía, y a diferencia de
todos los conos monetarios que habían salido en el país, estos tenían en el
anverso un personaje de nuestra historia contemporánea; mientras que en la parte
posterior salía el mismo hombre agarrado a una ventana de barrotes, tras la cual
se perfilaba un sol naciente que emergía para disipar las tinieblas del atraso; pero
lo que más me llamó la atención fue la inscripción en la parte de abajo: “Ciudad
Internacional de Maracaibo”

9
CAPÍTULO III

A la mañana siguiente traté de olvidar aquel asunto, intentando ocupar mi


atención en infinidad de cosas que no lograban distraerme. Era como si una parte
de mí quisiera rechazar esa historia por inverosímil; mientras la otra se afanaba en
encontrarle sentido. De más está referir que no la pude sacar de mi cabeza, quizá
por el influjo de ese “continuo ascendente” que se fue apoderando de mis sentidos
a medida que transcurrían los días.

Un continuo ascendente es una de esas sensaciones, en apariencia


insignificantes, que poco a poco se van expandiendo en la mente y los sentidos,
generando un estado armonioso o desagradable que termina en afinidad o
animadversión hacia aquella persona sobre la que se enfoca. En mi caso, era una
sensación gratificante, que sin ser empalagosa, me iba inclinando sutilmente hacia
aquella chica, de la cual no recordaba ni siquiera el rostro, ni tenía la certeza de
volver a ver.

Esta sensación se reforzaba cada vez que entraba al auto y su fragancia se


desplegaba tenuemente, como queriendo reafirmar su presencia aun en la
ausencia. Siempre que abría las puertas o encendía el aire acondicionado, aquel
aroma se esparcía como si apenas se hubiera bajado. Por momentos, parecía
haberse disipado, pero luego tornaba con la discreción suficiente para despertar
evocaciones que ya se empezaban a entretejer en mi inconsciente. Inicialmente,
pensé que se trataban de alucinaciones mías, pero cuando algunos clientes
hicieron referencia al hecho supe que no estaba delirando.

El miércoles por la noche al llegar a casa, me quedé dentro del auto por
algunos segundos, tratando de interpretar aquel aroma y estableciendo
asociaciones que me ayudarán a reconstruir el rostro de aquella chica. Sin
embargo, nada pude conseguir, pues por más que hacía memoria, era como si
nunca la hubiese visto, como si intencionalmente se hubiera escabullido de mi
memoria visual para generar más expectativas en torno al próximo encuentro.

10
En este oficio uno termina siendo buen observador y tan solo con ver el
cliente ya sabe quién entra en la categoría de los que piden rebaja; los potenciales
atracadores; las mujeres casadas que buscan aventuras, o los maridos infieles
que toman taxi para que no les pillen el carro en los moteles. También se detecta
cuando una chica entra en la categoría de bomba sexy, simpática, corriente o
simplemente carente de todo atractivo.

Son procesos automáticos que se dan en la mente del taxista y que le


permiten tomar la delantera ante el cliente; sin embargo en este caso, no sabía
cómo clasificar a esta mujer. Desde el primer momento quedé tan fascinado con
su historia que me olvidé de inspeccionarla con ojos de hombre y sólo pude
retener los matices de su voz, así como aquella fragancia que al parecer se iba a
quedar instalada para siempre en mi auto.

-¿Dónde estará mi maracucha futurista? -me pregunté- Y la respuesta la


conseguí tres días después, casi a la misma hora de nuestro primer encuentro el
sábado pasado.

_______0_________

Allí estaba, esperándome en una de las bancas que tienen habilitadas los
dueños de una frutería adyacente al viejo edificio. Conversaba amistosamente con
ellos, como si los conociera de toda la vida, cuando se despidió, la acompañaron
hasta el auto e incluso le abrieron la puerta. Pude escuchar cuando les decía: “el
próximo sábado les termino de contar”

- ¿A ellos también les hablabas de la Maracaibo del Futuro? –le pregunté con
mi habitual ironía-
- No… No lo comprenderían. –respondió con desenfado- A ellos le hablaba
de la Maracaibo de ayer, cuando en este edificio funcionaba el Aeropuerto
de Maracaibo.
- ¿A dónde te llevó? ¿Al mismo lugar del sábado pasado?
- De momento no. Llévame a un lugar donde podamos conversar.
- ¿A la Vereda del Lago?

11
- No, allí tampoco, porque te tendría que contar como va a ser en el futuro y
eso me llevaría mucho tiempo. Vamos a un lugar más discreto… Al Mirador
del Parque la Marina.

Cuando llegamos, ya comenzaba a caer la tarde, delineando un crepúsculo


inusual, donde los matices del sol poniente teñían de ocre las aguas del Lago; a
lo lejos, una bandada de yaguasas volaban rumbo a sus nidos, en una carrera
desenfrenada contra la noche. Por un momento me sentí abstraído en aquella
escena y cerrando los ojos, traté de imaginar cómo sería este mismo lugar en la
Maracaibo Futurista de la que esta chica me hablaba. Ella pareció adivinar mis
pensamientos…

Cada 14 de febrero se realiza acá una ceremonia muy bonita que se ha dado
en llamar “Renovación de los Votos”. Cientos de parejas vienen vestidas de blanco
y lanzado pétalos de rosas amarillas al Lago, agradecen a Dios por otro año de
convivencia. Muchos novios que han decidido formalizar su relación, también
acuden a este encuentro y aprovechan la ocasión para hacerlo público o
establecer la fecha de matrimonio; tampoco faltan los que deciden casarse ese
día, por lo que hay autoridades civiles y religiosas que oficializan ceremonias de
casamiento según sea el caso.

Al caer la tarde, hacen acto de presencia los “Esposos de Oro”, como les
dicen por cariño en la ciudad. Ellos fueron los fundadores de esta tradición, en
honor a una promesa que se hicieron desde niños. Se conocieron acá mismo,
cuando la ciudad y el país atravesaban por la “Gran Crisis”. Sus familias tenían
ideologías políticas diferentes y cuando las cosas se pusieron tensas, los padres
de él emigraron en busca de un futuro mejor. Ese día se despidieron lanzado
algunas flores al Lago, con la esperanza de volver a reencontrarse y así lo
hicieron.

Llegada la noche, cada grupo hace su brindis y se improvisa una pequeña


velada que se extiende por algunas horas; diferentes conjuntos musicales y
serenateros ofrecen varias rondas entre los congregados y les dedican algunas

12
canciones a las parejas, haciendo votos para que la unión se fortalezca en el
tiempo. Poco a poco las diferentes comitivas se van yendo a su casa, a continuar
la velada o a descansar. Los recién casados salen en caravanas que toman las
principales vías, armando tremendo jolgorio que impregna a la ciudad de su
habitual alegría. Y así culmina una celebración que ha sentado precedente en el
Caribe y se ha venido imitando con éxito en Santo Domingo, Barranquilla y Santa
Marta.

Mientras me relataba estos hechos, tuve tiempo suficiente para contemplarla


a mis anchas y descubrir que era más linda de lo que inicialmente suponía; sin
embargo, se trataba de una belleza discreta o hábilmente camuflada que
pretendía no relucir en todo su esplendor. Era ese tipo de chicas que al verlas por
primera vez las presumes hermosas, pero por algún inexplicable motivo se las
ingenian para pasar inadvertidas, mientras te dejan un tenue embeleso que en la
ausencia se va incrementando.

Así era ella, como esas canciones que uno escucha y después tararea sin
explicación alguna; como ese ritmo que se mete en tu cabeza y empieza a sonar
despacito, para convertirse poco a poco en una sinfonía que arrebata los sentidos
y de la que ya no se puede prescindir. Definitivamente, había algo en esa chica
que la hacía ajena a este tiempo y a este espacio, pero al mismo tiempo tan ligada
al espíritu de mi ciudad que en lo sucesivo sería imposible concebir a Maracaibo
sin ella.

Cuando íbamos a subir al auto, una niña se nos acercó y sin mediar palabra,
la abrazó y le entregó una flor, mientras otro niño nos contemplaba desde las
orillas del Lago.

13
CAPÍTULO IV

Durante el retorno me habló de aquellos billetes con los que me pagó la


primera vez. Me pidió que de momento no los mostrara a nadie, para no alterar el
curso de ciertos eventos que necesariamente tenían que suceder. Por esa razón,
no puedo dar mayores detalles sobre la persona que aparece en ellos, sin
embargo, me refirió todo lo relacionado con el la inscripción “Ciudad Internacional
de Maracaibo”. He aquí sus palabras:

El concepto de ciudad internacional ya se aplica en tu época, pues hace


referencia a aquellas urbes que son reconocidas a escala global y que se
destacan en diferentes esferas del quehacer humano. En el caso de Maracaibo,
esta distinción responde a muchos factores tales como la gastronomía, el turismo,
la música y su importante desarrollo en materia educativa, lo que ha hecho de ella
la Ciudad Universitaria de Venezuela.

Ya desde antes de la “Gran Crisis”, la ciudad tenía un importante auge


académico en lo que respecta a estudios de pregrado y postgrado; sus
universidades eran punto de referencia en el resto del país y la Costa Colombiana.
Con el paso de los años, esta fama fue creciendo y en la actualidad funcionan más
de 25 Universidades y Politécnicos entre públicos y privados. Hay una “Gran Vía
que sale desde lo que hoy se conoce como Plaza de Toros, hasta Castilletes en el
Municipio Guajira, ya que allí funciona el “Interuniversitario”…

-¿A qué te refieres con eso? –le pregunté-

Es un gran edificio en el que tienen sede 4 universidades: la Universidad de


la Guajira y la del Atlántico por parte de Colombia y la Universidad del Zulia y la
URBE en lo que respecta a Venezuela. Allí se ofrecen carreras de postgrado para
estudiantes de Panamá, Colombia, Aruba, Curazao y otros tantos de la Región
Centro Occidental del país; la gran mayoría llega hasta allá por Mar. Es por eso
que Castilletes se ha convertido en una pequeña ciudad que crece día a día por el

14
auge hotelero, el comercio de artesanía y el turismo, además de contar con un
Centro Internacional de Conferencias que lleva por nombre… (Por razones obvias
no puedo exponer el epónimo, pues trata de un personaje de su historia
contemporánea que en esta época mantiene un bajo perfil)

Por eso y muchísimas cosas más, Maracaibo ha pasado a ser una Ciudad
Internacional y en el contexto del que yo vengo, las ciudades internacionales
gozan de cierta autonomía que les permite emitir su moneda, la cual coexiste con
el cono monetario del país al que pertenecen, pero reflejando validez internacional
en el circuito de ciudades hermanadas, por lo que ostenta un valor equivalente al
de las principales divisas que rigen el mundo.

- ¿Quiere decir que estos billetes que me has entregado son equivalentes al
dólar? -le pregunté esta vez sin ironía-
- De momento no puedes comprar nada con eso, cariño, pero te aseguro que
tus hijos y tus nietos van a estar muy familiarizados con ellos. –Diciéndome
esto, prosiguió con su relación-

Existe un círculo de ciudades hermanadas en el Caribe, entre las que se


encuentran: Maracaibo, Santo Domingo, Barranquilla, Ciudad de Panamá, San
José de Costa Rica, Willemstad, Miami y otras tantas, que poseen un desarrollo
socioeconómico similar; esto les permite establecer convenios comerciales y
culturales sin mediación del gobierno central, para lo cual se rigen por estas
divisas. Lo que en resumidas cuentas quiere decir que con estos billetes puedes
comprar en Maracaibo o cualquiera de las ciudades pertenecientes al sistema,
pero es una moneda cuyo valor agregado la hace de circulación nacional,
coexistiendo con el Bolívar en el resto del país.

Además de esto, no es necesaria la visa para los Maracuchos que quieran


ingresar a los países a los que pertenecen las ciudades hermanadas, por eso es
común verlos en playas de Miami o haciendo compras en Malls de Panamá; los
extranjeros por su parte, también vienen con mucha frecuencia a la ciudad, por lo
que se hizo necesario la creación de otros dos grandes hoteles de 5 estrellas; uno

15
se encuentra entre los Limites de Maracaibo y la Concepción, que ya comparten el
mismo perímetro urbano y se llama “Ciudad Perdida” en honor al lugar donde se
encuentra…El otro, está en el extremo septentrional de Maracaibo, en un punto
estratégico que facilita el acceso de los turistas hacia el Mall Sambil; el Planetario
Simón Bolívar y los Yacht Clubs que funcionan en la Ciudad de Santa Cruz de
Mara.

- Lo bueno de saber todo esto, es que tengo la esperanza de que a mis hijos
o mis nietos no los vayan a discriminar si se van a Miami o Panamá.-le dije-
- Por eso no te preocupes –me refirió- Lo que si es cierto es que existe una
sana rivalidad entre Maracuchos y Panameños que se ha hecho muy
famosa en el Caribe…
- Eso suena interesante, ¿Por qué no me lo cuentas?
- Gratis no -me dijo ella-. Tienes que brindarme la cena…Todavía tenemos
tiempo.
- ¿Qué te gustaría comer? –Le pregunté-
- Un patacón bien exagera´o –respondió imitando mi acento-
- Entonces el mejor lugar para eso es Cecilio Acosta.

Cuando llegamos, apenas conseguí lugar donde estacionar, el local estaba


repleto y no era para menos, tratándose de un sábado por la noche. Tuvimos
suerte de conseguir una mesa y mientras esperábamos. Le dije:

- Bueno, ya cumplí con mi parte. Ahora tú háblame de esa rivalidad entre


Maracuchos y Panameños.

Iba a retomar su relación cuando un evento imprevisto alteró la calma. Dos


hombres a bordo de una moto, irrumpieron en el local y con sendas armas
amenazaron a los que allí nos encontrábamos.

- Tranquilos y todos quedamos sanos. Los celulares encima de la mesa y la


llave del Renault 21 que está allí.

16
Palidecí en ese instante, la primera vez que me robaron mi carrito tuve que
pagar 20 mil bolívares, si lo perdía ahora no me alcanzaría la vida para pagar el
rescate. Me hice el desentendido y mientras uno de los pistoleros amenazaba al
dueño para que le diera todo lo que tenía, el otro se acercó hacia mí y
apuntándome directamente al cuello me refirió:

- Papi, te tenemos pillado desde hace días, no te pongáis cómico que


sabemos que el carro es tuyo. Dame la llave.
- Ese carro no es mío –le dije en un intento desesperado por no perderlo-
nosotros llegamos acá en taxi. Podéis preguntarle a los que están acá.
- Ponete serio –me volvió a decir- ve que si no es a vos te jodo a la jeva.

Diciendo esto llevó su arma hasta ella, que a todas estas permanecía
inalterablemente serena, como si todo aquello no la inmutara en lo más mínimo.
¿Será que esta mujer no sabe lo que es un atraco? –Pensé- y cuando ya estaba
dispuesto a entregar la llave para que no le hicieran daño, un acontecimiento
inusual alteró el rumbo de las cosas. Ella centró sus ojos en él, en una actitud que
sin ser desafiante ni atemorizada, causaba un efecto turbador sobre los sentidos
de aquel sujeto.

Poco a poco fue bajando su arma y sin una razón explicable, comenzó a
llorar irrefrenablemente, al tiempo que parecía perder fuerza en las piernas y caer
postrado ante aquella chica que lo seguía mirando con esa actitud impasible, pero
a la vez desconcertante. No paraba de llorar, al tiempo que la abrazaba por las
pantorrillas, como buscando su aceptación, ella se zafó de aquellos brazos al
tiempo que le decía:

- Lárgate de acá

En ese instante su compañero, que también había depuesto su actitud, se


acercó visiblemente asombrado por la reacción de aquel hombre, quien hasta
hace poco parecía ser el que comandaba el atraco. Cuando llegó hasta nuestra
mesa también quedó impresionado ante la presencia de aquella chica y apenas
pudo reaccionar para levantarlo mientras le decía:

17
- Vení… vámonos.

Subieron de nuevo a la moto y salieron de aquel lugar sin haberse llevado un


solo centavo y ante la mirada atónita de todos los que allí nos encontrábamos.

- ¿Qué fue eso? –Alcancé a preguntar, aun sin salir del shock-
- Después te cuento… Anda a buscar la comida que tengo hambre

Y de verdad que tenía hambre, porque comió con ganas, como si nada
hubiera pasado; mientras que yo apenas pude pasar bocado. Cuando fui a pedir
la cuenta el dueño del local nos dijo que era cortesía de la casa, ya que gracias a
mi amiga se había evitado el robo. Durante el trayecto hasta la limpia, apenas
pude pronunciar palabra, mientras ella escuchaba y tarareaba algunas gaitas que
sonaban en el reproductor del auto.

Esta me la cantaba mi abuela cuando estaba chiquita, fue la primera que me


aprendí –dijo cuando escuchó una de Ricardo Cepeda- Pero cuando sonaron las
de Betulio Medina, casi se ponía a bailar dentro del auto. Aquella actitud me fue
relajando poco a poco, y ya cuando llegamos a nuestro destino, me encontraba
como si nada hubiese pasado. El hombre de la silla de ruedas la esperaba en el
frente de la casa. Cuando se despidió, me extendió algunos billetes de circulación
actual.

- No te puedo cobrar –le dije- es cortesía de la casa por haber evitado que
me robaran el carrito.
- Tranquilo, que eso nunca pasará. Pero tienes que aprender a mantener la
calma, porque vienen situaciones tensas a las que deberás hacer frente con
serenidad. Si te conservas impávido te prometo que nada te afectará. ¿Me
puedes venir a buscar mañana en la tarde?
- Por supuesto…

Diciéndome esto se despidió con un beso en la mejilla, muy cerca de la boca


que me hizo estremecer de manera inusual. Antes de arrancar, pude ver que
entraba a la casa y agachándose hasta su nivel abrazó a aquel hombre que la

18
esperaba ansioso. Lo besó en la boca y tomando el control de su silla de ruedas lo
llevó hasta el porche donde se encontraba dispuesta una mesa con dos copas,
comida y unas botellas de vino. Una música desconocida sonaba desde la sala.

A todas estas, aun no sabía cómo se llamaba esta chica, pero sentía como si
la conociera de toda la vida.

19
CAPÍTULO V

Como habíamos convenido, la fui a buscar el domingo pasadas las 4 de la


tarde. Cuando subió al auto pude notar un giro de 180 grados en su apariencia,
que la hacía ver más juvenil e incluso seductora. Llevaba un jean a la cadera muy
ajustado y una franelilla también ceñida que descubría sus brazos y se amoldaba
perfectamente a la voluptuosidad de sus pechos. A todas estas, traía el cabello
húmedo y ligeramente alborotado, por lo que se veía más oscuro de lo habitual,
expeliendo con cada movimiento la fragancia de una crema humectante que se
correspondía con su perfume. Si la hubiera visto así la primera vez, difícilmente
habría pasado desapercibida.

Antes de arrancar, pude ver como el hombre de la silla de ruedas la


contemplaba desde el porche de la casa, cabizbajo y taciturno.

- Se nota triste –le dije-


- Sí y no sabes lo que me afecta dejarlo así, pero él sabe que el próximo
sábado retornaré, porque nuestro trabajo aún no ha terminado.
- Trabajan juntos –me atreví a preguntar- ¿A qué se dedican?
- Algún día te lo contaré –me respondió evasiva y para cambiar el tema me
preguntó:
- ¿Qué te parece mi estilo retro?
- Si eso es retro, no me quiero imaginar cómo será la moda en tu época.
- Todos los carnavales me disfrazo así y en alguna ocasión gané un
concurso por mi caracterización “vintage”. –y refiriéndome esto me contó
otra historia que me dejó fascinado:

Aunque todavía no tiene la fama del que se hace en Barranquilla o Río de


Janeiro, Maracaibo ha desarrollado un carnaval con personalidad propia y que ya
es internacional. Se sigue celebrando los 5 días previos al miércoles de ceniza y
como fiesta temática, se caracteriza por hacer una retrospectiva de las diferentes
épocas que han dejado huella en la ciudad.

20
En el casco central de la ciudad, se hace honor a la época de los corsarios y
piratas, por lo que en vez de carrozas, se hacen concursos de galeones que llegan
al puerto simulando un ataque a la ciudad. Otros tantos, disfrazados de aldeanos o
aborígenes corren de un lado a otro en una representación que culmina cuando
las tropas reales reasumen el control de la plaza y los piratas son encarcelados.
Después de esta representación, todos se dirigen a la plaza Baralt donde se
presentan grupos musicales y atracciones para los niños.

Por su parte, en lo que corresponde a la Avenida Bella Vista, se hace honor


a la época de oro de los años 50 del siglo XX, se improvisan cines en los que se
proyectan las películas de Jorge Negrete, Pedro Infante y otras tantas
celebridades del Cine Mexicano de aquella época. Hay un desfile de carros
alegóricos (todos ellos construidos por aficionados) y se elige al Cantinflas y la
Tongolele del Carnaval, quienes al ser escogidos por votación popular, deben
hacer un baile en la tarima, antes de dar paso a las orquestas que, al mejor estilo
de la Sonora Matancera, la Billos o la Sans Souci, realizan un concierto con
música de la época que se extiende hasta bien entrada la madrugada.

Más al oeste, en lo que hoy corresponde a la Curva de Molina se realiza el


Carnaval de los Colombianos o “barranquillerito”, como le dicen popularmente, el
cual es una réplica en microcontexto del Carnaval de la Costa Caribe de ese país,
donde intervienen grupos de Vallenato, Porro y Papayera, eligen su reina y hasta
tienen su propio Joselito Carnaval. Al otro extremo, en la zona sur de la Ciudad,
que en este caso corresponde a lo que hoy conforman los Municipios San
Francisco y La Cañada de Urdaneta, el carnaval es una fiesta ganadera, donde
se hacen exposiciones y ventas de Caballos de Paso o sementales, también se
lleva a cabo el festival nacional de la cerveza artesanal y se exhiben productos
agrícolas y maquinarias para el cultivo que son totalmente fabricados en el país.

En ese carnaval predomina la música llanera y tradicional, mientras que las


celebraciones se extienden a todas las fincas que se encuentran alrededor con
piscinadas diurnas y nocturnas. También se organizan paseos en trencitos, donde
los niños hacen un recorrido por las principales haciendas del sector, en las que

21
se habilitan atracciones, grupos musicales y obras de teatro infantiles, como parte
de la responsabilidad social de las empresas asociadas al sector agrícola.

Por último, en la zona norte de la ciudad, se congregan los eclécticos, los


que quieren hacer honor a diferentes épocas y entre las que me encuentro yo, que
siempre he sentido una gran fascinación por esta época, es decir, tu época. Allí las
alternativas son más diversas y por lo tanto se concentran en sitios específicos.
Hay lugares que se enfocan en los años 70tas. 80tas 90tas, e incluso las
décadas que van del 2000 en adelante, allí se hace honor a la música, ropa e
iconos culturales de cada época.

En fin, el carnaval ha vuelto a ser una fiesta muy variada, por lo que resulta
atractiva para toda la familia y despierta interés en muchos turistas de Italia y
España, que de paso aprovechan para visitar a sus familiares. Finalmente, el
martes en la tarde, todos los visitantes que han llegado en los cruceros que
ofrecen las agencias de turismo, parten en carros o lanchas hasta el Puerto de
Sinamaica, donde se realiza una exposición de Artesanía Guajira en la que se
ofrecen diversidad de productos que se comercializan en Dólares o Euros.

Al día siguiente, miércoles de ceniza, los católicos se dirigen a los templos


para la habitual liturgia en la que colocan la cruz en frente, sin embargo, el
concepto de Cuaresma también ha evolucionado a un nivel más práctico e incluso
filantrópico. Ya no es necesario el ayuno o la penitencia, pues se asume que es un
tiempo de reflexión, crecimiento personal e incluso solidaridad con el prójimo,
siendo esta una temporada en la que los Maracuchos hacen un autoanálisis que
les permite crecer como personas y determinar la mejor forma de contribuir con su
entorno.

Durante esa época, llegan a Maracaibo conferencistas internacionales y de


diversas partes del país que se instalan en la ciudad durante 40 días para ofrecer
seminarios de crecimiento personal que abarcan diferentes tópicos, los cuales van
desde los temas más sencillos como las relaciones de pareja o la elección
vocacional; hasta los más complejos que tienen que ver con el desarrollo del

22
liderazgo y la armonía interior. Muchísima gente participa en estas actividades,
hasta el punto que durante esos días se flexibilizan los horarios de trabajo a fin de
ofrecerles a las personas la oportunidad de asistir.

Es un evento muy especial que se realiza en la mayoría de los ciudades de


carácter internacional y aunque en el mismo participan diversidad de iglesias y
congregaciones religiosas, en todos ellos se prioriza el papel que juega la persona
en su entorno social y los valores universales que garantizan la convivencia, por lo
que se evita el fanatismo, la confrontación, a la vez que se asume la diversidad y
solidaridad como elemento clave para para el desarrollo espiritual y social de las
personas.

________ 0___________

¿Alguna vez te ha pasado que manejas automáticamente sin tener


conciencia del rumbo que llevas? Es un estado curioso, en el que se respetan las
señales de tránsito, no se excede el límite de velocidad, se cede el paso a los
peatones y se conduce con la mayor sobriedad posible, el único detalle es que no
sabes a dónde vas, es decir conoces las calles y su desembocadura pero manejas
sin un destino predeterminado. Es como si en ese momento, el inconsciente
asumiera el control para llevarte a donde él quiere.

Pues bien, esta era la segunda vez que me sucedía y precisamente con ella.
Cuando tomé conciencia de nuestro destino, nos encontrábamos en el Sector Isla
Dorada, en una casa muy elegante y cuyo patio daba a un pequeño muelle en el
que se encontraba una lancha. Al llegar, una pareja la recibió con mucha
efusividad al tiempo que le decía: -Ya todo está listo para partir- Me pidió que la
acompañara mientras embarcaba, al tiempo que les decía:

- Este es mi buen amigo… ¿Cómo es que te llamáis vos?

Me sentí un tanto ridículo al tener que presentarme yo mismo, pero ellos me


estrecharon la mano con mucha efusividad. Antes de abordar la lancha me

23
despidió con un beso en la boca, al tiempo que deslizaba su mano sobre mi pelo y
me decía:

- ¿Podéis venir a buscarme acá el próximo sábado?


- Por supuesto –le contesté- será un placer
- Hay muchas cosas que aun debo contarte.

Cuando la lancha arrancó apenas me dio tiempo a preguntar:

- Por cierto… ¿Cómo te llamáis?


- Podéis decirme Aurora… Así como el Nuevo Amanecer.

Desde ese instante, el voseo se impuso entre nosotros.

24
Plaza de la República
Foto: Carlos Pereyra

CAPÍTULO VI

25
Que lentos pasan los días mientras no la veo, ahora comprendo porque
aquel hombre de la silla de ruedas se mostraba tan triste el domingo por la tarde
cuando la despidió. Yo, que sólo he compartido con ella algunas horas, siento un
vacío difícil de comprender y más aún de explicar mientras sobrellevo su ausencia.
Para colmo, su fragancia sigue imperecedera en mi auto, recordándome a cada
instante aquel beso fugaz que me regaló antes de subir a aquella embarcación.

También es cierto que ya no vivo con el temor de que me roben el carro; no


me estreso durante las colas que se forman después de las seis de la tarde y ni
siquiera me interesan las noticias de este presente tan gris. Tan solo anhelo verla
nuevamente en mi auto e imaginar, mientras me relata sus crónicas, esa
Maracaibo bonita de donde ella viene… Así me encontraba, abstraído en estas
divagaciones cuando una voz en la radio me sacó del letargo:

“Para complacer a Raúl de parte de Aurora… aquí va una salsa viejita pero
sabrosa, Oxigeno de Willy Chirino, para que recuerde que ya el sábado se
aproxima”.

“Cuando la vi no pude remediarlo


Se fue metiendo corazón adentro
Y cautivado no hice ni el intento
De resistir la fuerza de su encanto
Quise escuchar su voz a ver si hablando
Se provocaba en mi algún descontento
Pero señor cuando escuché su acento
Casi pensé en estarme enamorando”

Aquel evento rebasaba toda posibilidad de coincidencia, aquella Aurora


tenía que ser ella, desde dondequiera que se encontrara, porque yo estaba
convencido de ser el Raúl al que saludaban. Además de eso, la canción se
acoplaba perfectamente a su ritmo, a su esencia, a su naturaleza simpática,
magnifica, magnética y enigmática, tal y como decía la letra. La había oído
infinidad de veces y hasta me la sabía de memoria, pero ahora la escuchaba
desde otra perspectiva que me hacía intuir que antes de ella, otras tantas habían
venido para servir de inspiración, dejando una huella perdurable en el tiempo. El
sábado por la tarde corroboré aquella intuición.

26
Cuando llegué a la casa donde la había dejado la última vez, varios
vehículos se encontraban estacionados alrededor y dos lanchas permanecían en
el pequeño atracadero al fondo del inmueble. Ella salió enseguida a recibirme,
pero en vez de subir al auto me pidió que bajara.

- Hay un reunión muy importante acá y no me la puedo perder


- ¿Si queréis te puedo pasar buscando más tarde?
- No, vos también tenéis que estar presente.

Subimos a la planta alta, en la que se había improvisado una sala de


conferencias donde ya se encontraban unas 30 personas. Los dueños de la casa
me recibieron con la misma efusividad del primer encuentro, enseguida me
acercaron una silla y me preguntaron que deseaba tomar. Pedí un café y mientras
lo iban a buscar Aurora se sentó a mi lado, mientras refería:

- Es una conferencia muy importante, a pesar de las pocas personas que se


encuentran, él es un sociólogo cuyo trabajo va a tener un gran impacto
durante las próximas décadas.
- ¿Es de tu tiempo? –le pregunté-
- No, pero está siendo asistido, así como a otros tantos que desde diferentes
disciplinas vienen adelantando un trabajo que va a cambiar el rumbo actual
de la sociedad.

En ese momento un hombre de unos 50 años hizo acto de presencia y


agradeciendo a los presentes, comenzó su alocución. He aquí algunos fragmentos
de lo que dijo:

Entre la ciudad que tenemos y la que queremos existe una brecha que para
muchos parece imposible de subsanar, sin embargo, lejos de una ilusión o una
vana esperanza, la Maracaibo Bonita que todos anhelamos es una metrópolis que
ya se está construyendo en sus emociones, en sus pensamientos y en sus
deseos. No son los políticos quienes van a impulsar ese cambio, porque ellos no
son nuestros representantes, sino nuestro reflejo; tampoco van a ser las mayorías,
porque ellos solo responden a la influencia de un sentimiento generalizado que los

27
lleva a actuar de una u otra forma, a veces incurriendo en contradicciones
extremas.

Ni siquiera van a ser los empresarios o quienes manejan el poder


económico, pues en muchos casos, sus actos obedecen a un interés individual
que también varía de acuerdo a las condiciones socioeconómicas de una ciudad,
región o país (…) Señores, las ciudades que han marcado la pauta por su
desarrollo científico, turístico o cultural, se han levantado sobre la base de un
trabajo coordinado entre profesionales, intelectuales y gente de bien que aun
manteniendo un bajo perfil, van irradiando un estado de conciencia que poco a
poco se va generalizando hasta hacerse colectivo e institucionalizarse (…)

Para ilustrarles esta idea tengo que hacer referencia a dos animales: la rana
y la mariposa.

La metáfora de la rana quizá ya la hayan escuchado, en la misma se hace


referencia a uno de estos anfibios que encontrándose casi inmóvil por el frio,
estaba a punto de perecer en una olla, la cual fue puesta cocer a fuego muy
lento… Al principio, la ranita se sentía feliz porque el agua se iba tornando
agradable, poco a poco comenzó a nadar, pero casi de manera imperceptible
aquella situación la comenzó a incomodar en la misma medida que la temperatura
del agua seguía en ascenso. Pasados algunos instantes, el agua estaba
verdaderamente insoportable, hasta el punto que la pobre no se podía mover y no
tuvo fuerzas para saltar…Después de algunos minutos murió, poco antes de que
el agua comenzara a hervir, lo paradójico del caso es que con solo dar un salto
hubiera podido salvar su vida cuando aún estaba a tiempo.

Por otro lado, también habrán oído hablar del “Efecto Mariposa”, es una
teoría que dice: “El batir de las alas de una Mariposa puede provocar un huracán
en otra parte del mundo”, pues bien, ambas teorías son ciertas con el único
detalle que se han utilizado en sentido negativo, sin advertir sus implicaciones
positivas en nuestro contexto social. Es por eso que el propósito de esta reunión

28
es que tomemos conciencia de nuestro papel de Mariposas en una Ciudad de
Ranas.

Quizá parezca un poco despectivo, aunque esa no es mi intención. Sin


embargo, muchos de nosotros nos hemos acostumbrado a vivir como esas ranas
y estamos dentro de una olla que si bien no está hirviendo, ya se torna difícil de
sobrellevar. No saltamos cuando aún estábamos a tiempo y ya las fuerzas nos
impiden escapar; tampoco podemos disminuir abruptamente la temperatura
porque no soportaríamos un cambio tan brusco y de igual forma pereceríamos.

Por consiguiente, lo único que nos queda es bajar poco a poco la


temperatura y llegar al punto de equilibro del que nunca debimos salir. Resulta
paradójico hablar de una temperatura baja en una ciudad tan caliente como
Maracaibo y sin embargo, es posible ¿Cómo lo hacemos? Muy simple: batiendo
nuestras alas como buenas Mariposas, generando pequeñas consecuencias
positivas en nuestro entorno que en la medida que se vayan desplegando
aumenten su impacto y reafirmen un nuevo estado de conciencia en todos los
Marabinos.

Durante la sesión de preguntas y respuestas se levantó una chica que no


llegaba a los 30 y dijo:

- La verdad es que me siento muy identificada con sus propuestas. Mientras


usted hablaba de esa Maracaibo internacional y vanguardista, por un
momento cerré los ojos e imaginé a mis hijas y mis futuros nietos haciendo
su vida en ella. Sería el mayor legado que yo les podría dar… Pero mi duda
es ¿Cómo puedo contribuir yo a consolidar ese futuro, si no soy política ni
tengo influencias en el poder?
- ¿A qué te dedicas? –le preguntó-
- De momento, trabajo en una farmacia

Esta fue su respuesta:

29
Imagina por un momento que a la farmacia llega una persona visiblemente
triste o afligida, solicitando un medicamento… Tú se lo entregas y de paso le dices
esbozando tu mejor sonrisa: “Espero que se mejore y que pase un feliz día”- Lo
inusual del gesto lo va a sacar de su estado actual y si aparte de eso se mejora,
habrás dejado en él o ella una pequeña huella positiva. Por eso, cada vez que
necesite un medicamento te buscará a ti, ya que tu sola actitud generará
pequeñas implicaciones positivas que lo ayudarán a mejorar. Cuando hable con
sus amigos les contará la anécdota y se irá sentando un precedente que a la larga
te asociará a ti con eventos y circunstancias positivas.

En la calle te encontrarás con gente que te saludará afectuosamente, aunque


en primera instancia no sepas quienes son; muchos clientes llegarán a la farmacia
buscándote a ti y sin atribuirte cualidades de santa o sanadora, simplemente
sabrán que tu actitud incide en ellos, de una manera que no pueden explicar, pero
que les genera cierto confort, asociado a sensaciones gratas. Así funciona esto, y
si de paso, cada noche antes de dormir a tus hijas, les cuentas una historia de esa
Maracaibo Bonita con la que sueñas, iras dejando un precedente en ellas que
nunca… nunca van a olvidar. Y dirigiéndose nuevamente a los concurrentes dijo:

Los grandes eventos alteran abruptamente el curso de la historia, a veces


para bien, otras para mal, pero las pequeñas acciones tienen el poder de cambiar
la sociedad a un ritmo más lento aunque certero. Todos y cada uno de los que hoy
estamos acá, hemos estado trabajando por la Maracaibo que anhelamos, muchos
sin saberlo siquiera. A lo mejor las circunstancias nos volverán a unir en el futuro,
a lo mejor no, pero en cualquiera de los casos, les aseguro que estamos
trabajando coordinadamente.

Cuando terminó la reunión, nos sirvieron un refrigerio sencillo: galletas de


soda con “diablitos” y refresco; mientras comíamos nos sentamos a contemplar la
tarde desde el pequeño muelle. Aurora me preguntó:

- ¿Qué te ha parecido la conferencia?

30
- Las ideas excelentes, pero me parece que faltó darle más emotividad al
discurso. La gente salió convencida, más no entusiasmada.
- Es que precisamente esa es la idea –me dijo- Este conferencista es lo que
en mi contexto llamamos un líder 6.0
- ¿Qué es eso? –le pregunté-
- Es un líder que no te roba la energía, sino que activa ciertas partes de tu
cerebro, para que tú mismo la generes de manera progresiva. Es un
proceso parecido al que te ocurrió conmigo la primera vez que me viste…
¿Dime que sentiste en ese instante?
- Pues la verdad nada, solo curiosidad por tu historia.
- ¿Y que sientes ahora?
- Algo mucho más complejo y a la vez maravilloso, es como si una serie de
asociaciones positivas se fuesen entretejiendo en torno a ti para hacer tu
huella imperecedera.
- Exactamente lo mismo pasa con este instante. Aunque no lo creas, acabas
de asistir a un evento que la historia futura se encargará de reseñar. Así
como pasó con el Juramento del Monte Sacro que hizo Bolívar en Roma.
En su justa medida, por supuesto.

En ese momento comprendí cómo funcionaba aquello, una serenidad


indescriptible se había apoderado de mis sentidos, la asociación entre las ideas
que acababa de escuchar, la belleza de aquel atardecer y el sabor de las galletas
con el refresco, entretejieron en torno de aquel instante una sensación gratificante
que me hizo reconocer que era parte de un todo hacia el cual debía orientar todos
mis esfuerzos.

31
CAPÍTULO VII

De regreso, cuando veníamos a la altura del Antiguo Estadio de Béisbol


“Alejandro Borges” Aurora me dijo:

- Deberías cruzar a mano derecha, para salir más rápido por detrás del
“Parque Ambrosio Alfinger”…
- ¿Cuál es ese? Primera vez que lo oigo nombrar –le respondí-
- Sí, tienes razón… se me confundieron las épocas.
- Sabéis como es la cosa –le dije con ese acento que tanto le gustaba- Tu
amigo puede esperar mientras tomamos algo por acá mismo, así me
contáis que es eso del “Parque Alfinger”.

No respondió, pero algo en su sonrisa me hizo entrever que aquello no


había sido una confusión, sino un ardid para contarme otra de sus maravillosas
anécdotas. Cuando llegamos a “Tostadas el Reloj”, pedí un refresco familiar y
varios pasteles de pizza, ella los contempló por unos segundos y después de
comerse el primero me dijo…

- Ya sé porque este sitio es tan famoso en mi Maracaibo, todo alrededor ha


cambiado de una manera que ni te imaginas, pero esta estructura sigue en
pie y desde hace varias décadas fue declarada “Patrimonio Cultural de la
Ciudad”. Te aseguro que si me pudiera llevar algo conmigo cuando retorne
a mi tiempo serían estos pastelitos.

Pues bien, como lo prometido es deuda te voy a contar. Algunos años antes
de que Maracaibo cumpliera su aniversario 500, se formó una comisión que se
encargaría de realizar los actos de celebración del medio milenio de la ciudad. Ya
para ese entonces el país se había recuperado significativamente de la “Gran
Crisis” y el Alcalde recién electo, manejaba el concepto de “Ciudad Internacional”
Se abrió un concurso en el que participaron arquitectos e ingenieros civiles de
diferentes partes del país, bajo el nombre de “Un regalo Para Maracaibo” en el que

32
se expusieron a la consideración de los Marabinos diferentes propuestas
arquitectónicas entre las que se elegiría el nuevo ícono de la ciudad.

Hubo ideas descabelladas, como remover el Puente Sobre el Lago y crear


uno al estilo del “Golden Gate” de San Francisco; otros plantearon la construcción
de un Nuevo Aeropuerto Internacional y dejar el viejo para destinos nacionales;
también hubo quien propuso la creación de una micro ciudad en las afueras de
Maracaibo con todas las oficinas y servicios de forma que no fuese necesario salir
de allí, para ningún trámite; pero al final, ganó la iniciativa de un arquitecto
orgánico de Margarita, quien propuso la creación 5 parques en 5 puntos
estratégicos de la ciudad: noreste; noroeste; centro; sureste y suroeste, de forma
que quedaran distribuidos de una manera muy parecida a la cara 5 de un dado o
del dominó.

Fue la propuesta más viable y funcional, pues a pesar de que representaba


un mayor gasto que otras obras, en esta se fusionaba el diseño y la armonía con
el entorno, a la par que se solucionaba parcialmente uno de los grandes
problemas de Maracaibo, como lo era la falta de agua. Se aprovechó el inmenso
cráter que está a la altura del viejo estadio y se acondicionó un pequeño embalse
con su planta de tratamiento, que al poco tiempo comenzó a surtir la parte oeste
de la ciudad.

El resto de los parques actúan como verdaderos pulmones de la ciudad,


purificando el aire que llega desde los cuatro puntos cardinales y sirviendo de
espacios para la convivencia de los marabinos. El que estará acá cerca de donde
nos encontramos ahora se llamará Ambrosio Alfinger, en honor al fundador de la
ciudad; el que estará en la parte Noreste llevará el epónimo de Humberto
Fernández Morán; el de la parte Noroeste se le dará por nombre de Hesnor
Rivera, para hacer gloria a uno de los más grandes poetas que ha tenido la
cuidad. El parque del Sureste se conocerá como “Mártires de Febrero” en honor a
los estudiantes que hace mucho tiempo dieron su vida por la democracia y,
finalmente, el del Suroeste se inaugurará con el nombre de Astolfo Romero o
“Parque de las Gaitas”.

33
A medida que fue pasando el tiempo, esta obra se perfeccionó, hasta el
punto de que en mi época, hay un sistema de metros que comunican los cinco
parques, partiendo desde una central que se encontrará a unos 400 metros de
donde actualmente estamos. Esta obra une los 4 puntos cardinales de la ciudad y
en cada parada hay rutas de transporte que sirven de enlace.

- ¿Y cómo son esos parques? Le pregunté intrigado

Fueron creados bajo un concepto parecido al del Central Park, de Nueva


York y aunque su extensión es mucho más pequeña (unos 600X500 mts.
aproximadamente), los Marabinos tienen la oportunidad de organizar días de
campo sin salir de la ciudad. Cada parque posee una vegetación particular, el de
“Hesnor Rivera”, por ejemplo, se presta por su ubicación geográfica para el cultivo
de la “Palma Aceitera” que se intercala con árboles de mango o cují, de forma que
el visitante también pueda disfrutar de sombra. Allí funciona una empresa
cooperativa que se encarga de sembrar las plantas y extraer el aceite utilizando
procedimientos ecológicos que aumentan la productividad y no dañan el medio
ambiente.

En el parque de los “Mártires de Febrero” abundan los Robles y


Araguaneyes, lo que a su vez tiene un simbolismo muy particular, el roble significa
la fortaleza y el Araguaney (aparte del ser el árbol nacional), refleja el amarillo de
la bandera y de nuestras riquezas. Allí funciona un núcleo de la Facultad de
Agronomía de la Universidad del Zulia, donde se llevan a cabo experimentos con
formas de cultivos no convencionales para centros urbanos. En el “Ambrosio
Alfinger” la vegetación en tierra es diversa, pero posee (además del embalse) 3
pequeñas lagunas en las que se desarrollan infinidad de algas y otras plantas
acuáticas. Allí mismo, funciona un acuario donde el visitante puede apreciar las
diferentes especies marinas que habitan el Lago de Maracaibo.

En el Parque Humberto Fernández Moran, inicialmente se levantaron


infinidad pinos, pero el desarrollo de nuevas tecnologías ha hecho de este un sitio
experimental para el cultivo de Manzanas y otros frutos propios de tierras frías

34
como fresas e incluso almendras y nueces. Esto se logra a través de un proceso
químico que genera el frio bajo la tierra, con un uso muy reducido de electricidad
que a su vez se obtiene de una planta solar dispuesta a las afueras. Allí el frio
brota de la tierra y se levanta por algunos metros, por lo que la temperatura es
muy grata para los Maracuchos, que han optado por este lugar para pasar los
fines de semana e incluso levantar allí sus tiendas de campaña para pernoctar.
Allí, la temperatura promedio allí es de 20 º C. Finalmente, el parque suroeste o
Astolfo Romero se caracteriza por una inmensa Concha Acústica donde se
presentan agrupaciones gaiteras y se celebra el “Amanecer Gaitero” cada 17 de
noviembre, allí la vegetación está compuesta por cocoteros y otras plantas
exclusivas de la región. Este posee una extensión un tanto mayor que los otros,
debido a que para su construcción no fue necesario reubicar a muchas familias de
los alrededores; lo atraviesa un rio artificial donde niños y adultos se pueden bañar
a sus anchas.

En cada parque hay bancas, sitios de comida rápida y hasta trenecitos que
hacen un recorrido por las trillas que hay a su alrededor. Después de la Vereda del
Lago, representan el sitio más frecuentado por los turistas. Los Panameños
copiaron no hace mucho esta idea y ya están levantando una obra parecida en
conmemoración al aniversario de su independencia, lo que ha acrecentado la
rivalidad entre ellos y nosotros.

Mientras los de acá alegan que ellos nos están copiando, los panameños
dicen exactamente lo contrario, que somos nosotros quienes tratamos de imitarlos
sin éxito. Sin embargo, Maracaibo es hoy en día lo que es, por la imitación que se
hizo en su momento del Modelo Panameño, pero esa es otra historia que más
adelante te contaré.

De retorno a la limpia casi no cruzamos palabra, de nuevo las gaitas que


sonaban en el reproductor captaron su interés, al llegar, el hombre de la silla de
ruedas la esperaba impaciente, se despidió con un beso rápido e imperceptible,
pero dejándome la promesa de que me traería unas gaitas de su época…
Tampoco me pidió que la fuera a buscar y eso me llenó de una infinita melancolía.

35
CAPÍTULO VIII

Pasaron varias semanas en las que no supe de ella, ni siquiera una llamada
o un mensaje por la radio y de no ser por aquel aroma que seguía imperecedero
en mi auto, hubiera pensado que todo se trataba de un producto de mi
imaginación. Sin embargo, poco a poco aprendí a no depender de su recuerdo, a
no entregarle el control de mis emociones y a ser yo mismo el centro de mis
alegrías. Aprendí a amarla de una forma serena, relajada pero a la vez elegante,
sin apegos ni emociones desbocadas, en una sensación parecida a la que
experimenté cuando aquel líder nos habló de la ciudad que teníamos y la que
queríamos.

Aquel vacío inicial que me dejaba su ausencia, se fue llenando con pequeñas
alegrías que le daban a mi cotidianidad cientos de razones para sentirme pleno.
Por eso, cuando un pasajero se montaba en el taxi hablando de crisis o
desabastecimiento le contaba un chiste o le inventaba una anécdota y poco a
poco lograba cambiarle el ánimo; aunque en este punto, creo que la fragancia de
Aurora desplegada dentro del auto me ayudaba. Con el paso de los días, pude
notar que algunos clientes se volvieron recurrentes, llamaban a la central
solicitando mis servicios o me esperaban allí, negándose a tomar otro taxi; en
otros casos, cuando llegábamos a su supuesto destino, me pedían que me
devolviera o hiciera algunas vueltas y que no me preocupara por el dinero.

Inicialmente pensé que se trataban de simples coincidencias, hasta que uno


de ellos me dio la clave:

“La primera vez que subí a tu taxi iba a consulta con mi terapeuta, porque
desde algunos meses vengo atravesando una depresión muy severa. Ese día
específicamente, le iba a contar que tenía un pensamiento obsesivo
apoderándose de mi mente: el suicidio…Sin embargo, al montarme en tu auto,
una sensación inexplicable me comenzó a invadir, era algo tenue, apenas
perceptible, pero que de una manera sutil me hizo sentir muy relajado. Cuando
llegué a la consulta, vi todas aquellas caras tristes y amargadas que esperaban su

36
turno, decidí que no me hacía falta, llamé a una amiga, tomamos un café,
recordamos viejos tiempos y fue la tarde más maravillosa que he tenido en años.

No sé si es el aroma de ese ambientador que tienes; o la música que sonaba


en tu reproductor; o las anécdotas que me contaste; quizás fueron todas esas
cosas al mismo tiempo. Lo cierto del caso, es que cada vez que voy en tu auto,
experimento una sensación difícil de explicar, no es eufórica, es más bien serena
y no me crea dependencia, pero es gratificante, porque siento que las emociones
se equilibran, se balancean, es decir, llegan al punto exacto en el que se deben
encontrar. Esto escapa a mi lógica positivista, por eso aunque soy profesor
universitario, no te podría explicar a la luz de ninguna disciplina científica esta
experiencia”.

En otra ocasión, una ancianita que recogí a las afueras de un banco (venía
de cobrar su pensión) me dijo antes de bajarse del auto:

- Mijito, ese taxi tuyo es un oasis en medio del desierto, que Dios y la Chinta
te lo cuiden.

Así fue como descubrí que había dejado de ser taxista para convertirme en
un servidor social, pasando a formar parte de algo más grande y complejo de lo
que imaginaba, algo que solo Aurora me podría explicar.

_________O_______________

Un sábado por la noche me encontraba compartiendo con unos amigos


cuando recibí una llamada de un número desconocido a mí celular, era ella y se le
notaba triste:

- ¿Me podéis venir a buscar?


- ¿A dónde?
- Dónde me dejaste la última vez

Al llegar, me estaba esperando afuera de la casa y desde adentro, el hombre


de la silla de ruedas la contemplaba visiblemente turbado. Subió al auto y sin

37
despedirse de él me pidió que arrancara. Se le notaba tensa, inquieta, en una
actitud que contrastaba abiertamente con su serenidad habitual. Le puse las
gaitas que tanto le gustaban y aunque no pronunció palabra, pude notar como
empezaba a relajarse, la llevé a la Plaza de la República y allí terminó de
sosegarse mientras me contaba:

Este es uno de mis sitios favoritos, creo que adivinaste mis pensamientos.
Esta plaza está ligada a mis mejores recuerdos, de la infancia, la adolescencia y
ya de la etapa adulta. Me gusta porque conserva ese aire retro que tanto me
apasiona. Sigue casi idéntica a como está ahora, a excepción de una pantalla
gigante que se encuentra dispuesta en el extremo sur y la iluminación LED en
torno al obelisco. Cuando cumplió sus 100 años hubo una tentativa de
modernizarla, pero los Maracuchos se opusieron y todas las reparaciones se
hicieron en atención a su diseño original.

Los martes por la tarde hay representaciones de teatro interactivo, en las que
el público puede participar como un personaje e improvisar su papel y los jueves
por la noche, se dan clases de actuación a cielo abierto para cine o televisión, con
la participación de actores nacionales e internacionales. De hecho, un cineasta
zuliano lanzó la propuesta de hacer un remake de la película “Maracaibo” de 1958
con actores y locaciones exclusivamente zulianas, ya se empezaron a hacer las
primeras tomas, por lo que se espera que dentro de algunos meses se proyecte
en las salas del país y del exterior.

- ¿El cine venezolano ya ha alcanzado prestigio internacional? –le pregunté


sorprendido-
- Si, de hecho, Maracaibo y el Zulia han estado a la vanguardia en lo que a
cinematografía se refiere. Hasta el punto que en las afueras de la ciudad
existe un estudio de filmación creado en asociación con algunas empresas
internacionales, se llama Catatumbo Films y en la Costa Oriental existe otro
que opera con fondos gubernamentales. Hasta los momentos Venezuela
domina el mercado latinoamericano en lo que respecta a producción de
películas infantiles, comedias románticas y ciencia ficción. El 60% de estas

38
películas son realizadas por estos estudios y el restante por otras
cinematográficas que funcionan en el Centro, el Oriente y los Andes
venezolanos. Esto ha dado paso a un negocio muy lucrativo como lo es el
espectáculo, hasta el punto que la carrera de cine ya la ofrecen en las
principales universidades del país y la Escuela de Letras de la Universidad
del Zulia, se ha constituido en la cuna de los mejores guionistas y escritores
cinematográficos de Venezuela.

Cuando la gente comenzó a retirarse de la plaza, decidimos irnos nosotros


también, aunque en este caso no teníamos un destino preestablecido.

- ¿A dónde te llevó? –le pregunté dispuesto a llevarla a mi casa si me lo


pedía-
- Llévame al Hotel Kristoff –me refirió- allá hay una habitación con la que
puedo contar en cualquier momento.

Al llegar, no tuvo ningún inconveniente y hasta fue recibida con una inusual
cortesía. Uno de los camareros se le acercó y le dijo:

- Señorita Savini ¿Desea tomar algo?


- Llévenos dos cervezas al área de la piscina –Y refiriéndose a mí- ¿Me
acompañas?

Hacía una noche inusualmente fresca y entre las palmeras que bordeaban la
piscina, una luna llena dejaba entrever sus rayos que se diluían en pequeñas
ondas dentro del agua. A lo lejos, se escuchaba el sonido embriagador de los
guitarrones y trompetas acompañando algunas voces que acopladas cantaban:

“Cada vez que pienso en ti


Nace un mundo dulce y nuevo
Porque brilla en tu mirar
Una clara luz de ensueño
Que me hace comprender
La nostalgia tibia de tu amor
Es fuego que al arder cubre a los dos”

39
- No puede haber una definición más precisa de lo que tú me inspiras -le dije-
esa canción resume las emociones que giran en torno tu presencia.
- Hay canciones que están ligadas por siempre al espíritu de las ciudades –
me dijo- Aunque no sean parte de su folclor, se asocian a recuerdos bonitos
de sus habitantes, estableciendo una simbiosis difícil de explicar. Por eso
cuando un marabino escucha esa canción, aunque sea una ranchera,
enseguida la canta, la tararea, porque le vienen a la mente los matrimonios,
15 años o cualquier otra fiesta de sus seres queridos… ¿Quieres que se te
haga inolvidable ese tema? –Me preguntó-

Y presintiendo mi respuesta se acercó a mí y nos besamos, con pasión, con


ternura, con deseo, pero por sobre todo, con un amplio sentido de la libertad que
me hizo comprender que amar no es tener a la otra persona; sino ser uno mismo y
compartir la libertad a su lado. A lo lejos se seguía escuchando:

“Un milagro brilla en su mirar


Trayendo luz a mi vivir
Siento entonces que van a estallar
El sol y el mundo entero en nuestro amor”

40
CAPÍTULO IX

Aquella noche fue propicia para las revelaciones, había muchas cosas que
le deseaba preguntar y cada vez que surgían las interrogantes, algún hecho
fortuito me impedía obtener su respuesta. Lo primero que le pregunté fue por la
rivalidad entre maracuchos y panameños de la que había hecho referencia en
nuestros anteriores encuentros y cómo se había originado aquel conflicto. Ella me
miro sonriente mientras la interpelaba y luego de ordenar una botella de vino me
refirió:

- Brindemos por Maracaibo y Panamá, dos ciudades hermanas que se


encuentran unidas por una historia y un progreso muy similar.
- Salud –le respondí -

No es un conflicto y cuando te hablo de rivalidad lo hago en el buen sentido


de la palabra, aunque el término más apropiado sería el de competencia. Todo
comenzó cuando el país empezó a salir de la “Gran Crisis” y los estrategas de la
transición decidieron buscar nuevas formas para impulsar el desarrollo urbano y
rural, dejando atrás los viejos esquemas basados en el resentimiento y el
aislacionismo.

Se designó una comisión que estaría en Ciudad de Panamá por algunos


meses, (así como otras tantas que visitaron naciones que habían resurgido de sus
conflictos); la idea era estudiar su cultura organizacional, estrategias de gestión,
políticas de integración ciudadana, entre otros aspectos necesarios para la
reestructuración que se deseaba impulsar. Uno de los comisionados va a ser
aquel sociólogo que escuchamos en días pasados, que desde hace tiempo viene
estudiando el modelo socioeconómico panameño que se implementó después de
la dictadura de Noriega, así como la forma en que lograron superar ese escollo
para transformarse en una ciudad internacional, recuperando la senda que habían
iniciado desde mediados del siglo XX.

41
Cuando retronaron, trajeron muchas ideas y propuestas enfocadas en
aspectos clave como servicios públicos, atención ciudadana, seguridad,
infraestructura y reordenamiento urbano, las cuales se contextualizaron a la
dinámica de la ciudad. A los pocos meses de su aplicación, comenzaron a
impactar positivamente en los marabinos. A esto se sumó la iniciativa que ya
venía adelantando este sociólogo, basada en fortalecer la cultura organizacional
de la ciudad, enfocándose en lo que él llamó una “Conciencia Festiva”, la cual
siempre ha estado presente en los marabinos. En sus inicios, la propuesta parecía
descabellada, pues los ultra conservadores sostenían que para salir de la crisis lo
más importante era el trabajo y austeridad, sin embargo, el alcalde apostó por esta
iniciativa y los resultados fueron altamente satisfactorios, hasta el punto que en mi
época se siguen aplicando.

Se dividió el año en temporadas y al final de cada temporada se instauró una


celebración o evento cultural que motivaba a las personas, esto reimpulsó el
turismo y el comercio en la ciudad; la gente comenzó a trabajar con más ánimo y
dedicación, ya que al final de una semana de trabajo, la ciudad le ofrecía la
oportunidad de disfrutar de eventos culturales, gastronómicos y recreativos en los
que toda la familia podía participar. Poco a poco, las familias fueron saliendo de su
encierro, las calles volvieron a tornarse en el centro de interacción social por
excelencia y se dividió la ciudad en áreas claves para la recreación, el
esparcimiento y la cultura.

Se establecieron 4 zonas estratégicas: Centro Norte; Centro Sur; Oeste y


Suroeste, ofreciendo en cada una de ellas, opciones de convivencia ciudadana y
desarrollo económico.

La zona centro norte de la Maracaibo se inicia en lo que hoy conocemos


como Centro Comercial Los Niveles, hasta llegar a los límites de Santa Cruz de
Mara, que ya para mi época funcionará como una especie de ciudad satélite con
un creciente auge turístico y agroindustrial. Allí, las opciones son de carácter
cultural, por lo que al final de la avenida 11 funcionan varios teatros en los que se
exhiben obras de dramaturgos nacionales e internacionales; de igual forma, a lo

42
largo de este boulevard (además de los cafés), hay varias galerías en las que
durante todo el año presentan exposiciones de pintura, escultura y cerámica;
existe una exclusiva para el arte wayuu y de otras culturas aborígenes de la
región, donde las producciones se comercializan en divisas internacionales y es la
más frecuentada por los turistas europeos. En esta zona también se encuentra la
Calle 72, que se ha convertido en el epicentro de la vida nocturna de Maracaibo,
(algunos la comparan con la Calle 8 de Miami), pero de eso te hablaré más
adelante.

Por su parte, la zona centro sur abarca desde la Avenida 5 de julio hasta la
parte norte de la Ciudad de San Francisco, poco antes de llegar al Puente Sobre
el Lago, allí se establecieron los mejores restaurantes de la ciudad y algunos de
los automercados VIP de los que te hablé. Es el punto de encuentro para los
amantes de la buena comida. Allí se encuentra un Instituto de Artes Culinarias que
funciona como una extensión de La Universidad Federico Henríquez y Carvajal de
Santo Domingo, donde los marabinos pueden estudiar para alcanzar el título de
Chef Profesional. Aunado a ello, es la zona administrativa y política de la ciudad,
en la que se encuentran las principales instituciones gubernamentales,
embajadas, así como un creciente auge hotelero.

La zona oeste, se inicia desde la curva de Molina hasta llegar a los límites de
La Ciudad de la Concepción y también engloba todo lo que hoy comprende la
parte suroeste de la ciudad. Es una zona turística por excelencia y allí funciona el
“Complejo Recreativo y Parque Acuático la Guadalupana” que junto al “Parque
Astolfo Romero” constituyen los sitios más frecuentados de ese segmento urbano.
En este lugar se realiza durante los meses de julio y agosto el “Festival de
Verano”, en lo que hoy conocemos como el “Sector los Bucares”, para que los
niños disfruten de planes vacacionales acordes a su edad e intereses. También
hay opciones para jóvenes y adultos, por lo que cada sitio se enfoca hacia una
clientela en particular.

El resto de la ciudad comprende la parte central que se origina desde la


Plaza Indio Mara hasta llegar a las inmediaciones de la curva, extendiéndose

43
hacia el suroeste del municipio. Esto comprende la parte académica por
excelencia, donde funcionan las principales universidades, museos, bibliotecas
además de una extensa zona residencial que se despliega desde el Sector El
Samide, hasta llegar a los límites con el Municipio Mara, donde a su vez se han
construido, una gran cantidad de instalaciones deportivas, urbanizaciones y
conjuntos residenciales que actúan como ciudades dormitorio.

- Me parece maravilloso lo que me habéis contado –le dije- pero eso no


aclara mi duda inicial ¿Qué tiene que ver eso con la discrepancia entre
Marabinos y Panameños?
- Mucho… lo que pasa es que tanto los unos como los otros tienen un
sentido de identidad regional muy arraigado, por eso en la medida que
Maracaibo comenzó a perfilarse como ciudad internacional, los panameños
comenzaron a sentirse desplazados. De hecho, muchos venezolanos que
se fueron a vivir allá huyendo de la “Gran Crisis”, retornaron al país,
estableciendo su residencia en nuestra ciudad, trayendo consigo diversas
empresas dedicadas a la venta de ropa, electrodomésticos e incluso
concesionarios automotrices.

Con el paso del tiempo, se estableció cierta rivalidad entre las ciudades, por
tanto, si allá se hacía alguna obra de infraestructura, acá se tomaba la idea y se
trataba de superar. Si por el contrario, en Maracaibo se inauguraba algún icono
arquitectónico o se institucionalizaba alguna política de atención o bienestar
ciudadano, allá la retomaban y la contextualizaban. Lo cierto del caso, es que esta
competitividad se presenta en el buen sentido de la palabra, pues no conlleva a
enfrentamientos o conflictos entre ambas ciudades, que de hecho se encuentran
hermanadas y conformando un mismo circuito del que ya antes te hablé.

Tanto es así que las compañías de telecomunicaciones de ambos países


han establecido un convenio que permite la comunicación entre estas dos
ciudades sin necesidad de cambiar el número de teléfono o pagar impuestos de
larga distancia. Es por ello que los marabinos que están allá pueden seguir
usando sus números de teléfonos móviles y viceversa.

44
______0_________

Lo otro que deseaba preguntarle era por qué se había disgustado con el
hombre de la silla de ruedas y cuáles eran los vínculos que la ligaban a esa
persona, pero consideré que no era el momento oportuno para interrogarla sobre
ese aspecto. La madrugada ya estaba muy avanzada y lo más prudente sería
descansar, me despedí de ella con un beso en la boca y aunque no la sentí mía,
comprendí que los dos éramos parte de algo que nos trascendía. De retorno a
casa puse la radio y una vieja canción me hizo presentir que todo marchaba bien,
era de un grupo de rock español de los años 80, que nunca había venido a esta
ciudad y sin embargo le habían dedicado una canción:

“Si un día he de morir


Que sea aquí donde yo nací
Que sea aquí en Maracaibo.
Mi vida en Norteamérica
Es un desierto de amor
Trabajo duro de sol a sol
Oye mi reina yo quiero estar
Donde se juntan selva y mar”.

En alguna ocasión escuché la anécdota de esa canción, al parecer, los


vocalistas del Grupo de Rock Español “La Unión”, iban saliendo de una entrevista
en una emisora de radio en la ciudad de Nueva York y el taxista que los llevó
(maracucho por cierto), les relató sus experiencias en la Gran Manzana y la
nostalgia que sentía por volver a su tierra. Fue así como les dio la inspiración para
componer esta Canción… Me sentí identificado con aquel taxista.

45
CAPÍTULO X

Los días siguientes a nuestro último encuentro fueron convulsionados, no


sólo en Maracaibo, sino en las principales ciudades del país, la escasez y el
desabastecimiento, ya habían afectado a un significativo porcentaje de la
población venezolana y en algunas entidades se registraron intentos de saqueo
por parte de una población enardecida que aun con dinero, no podía tener acceso
a los principales productos de la cesta básica. Las calles atestadas de basura,
colas y anarquía eran el reflejo ineludible de un modelo fracasado que nos había
llevado al colapso, viviendo en un estado muy similar al de una guerra civil.

Hasta hace algunos meses, aquello hubiera sido suficiente para exacerbar mi
rabia contra el gobierno o sumergirme en uno de esos recurrentes estados
depresivos de los que era cada vez más difícil escapar, sin embargo, ahora todo
parecía indicar que mis pensamientos y emociones se encontraban surcando en
otro nivel. Era como si me hubiese convertido en el espectador de una película de
la que ya conocía su final feliz. A la par de todo esto, las circunstancias parecían
confabularse en mi favor, creando en torno a mí presencia una especie de halo o
burbuja protectora que me hacía imperturbable ante las condiciones del entorno y
me permitía cobijar a quienes estaban cerca de mí.

No era indiferencia o insensibilidad social; me dolía contemplar lo que


pasaba a mí alrededor, pero lo asumía como un proceso inevitable y necesario
que generaría una nueva conciencia y un sentido de ciudadanía que nos llevaría
hacia los umbrales de aquella ciudad de la que me hablaba Aurora. Empecé a
sentirme un maracucho universal e intemporal, en un proceso continuo y
ascendente que se había gestado en mí desde el momento en que escuché a
aquel líder dando la conferencia sobre la ciudad que teníamos y la que queríamos.

Deseaba ver a Aurora para comentarle de aquella sensación, estaba seguro


de que me daría una explicación acertada de todo aquello y me diría porque hasta

46
el perfil de mis clientes había cambiado. Cada vez que llegaba a la central
conseguía tres y hasta cuatro personas esperándome, todos convenían en hacer
un servicio compartido y hasta se alegraban cuando eran los últimos a los que iba
a llevar. Afuera podía haber crisis, caos e intolerancia, pero dentro de las 4
puertas de mi Renault, parecía haberse instalado un pedacito de esa Maracaibo
del futuro que todos se empeñaban en descubrir.

Llegó a ser común que la gente se conociera dentro de mi auto,


intercambiaran números de teléfono o correos electrónicos, como si estuvieran
predestinados a encontrarse. Poco a poco dejaron de ser clientes para convertirse
en amigos, resultaba difícil que llegará a un lugar sin recibir un saludo afectuoso o
una sonrisa de bienvenida, algunos me conocían personalmente, otros por
referencia, lo cierto del caso es que el Renault 21 se hizo tan famoso en la ciudad
que hasta los malandros lo respetaban.

Una tarde en la que inusualmente me encontraba sin pasajeros, una chica


me paró en la entrada de la URBE, se le notaba un tanto afligida y desmotivada,
por lo que enseguida presentí que se trataba de una decepción amorosa. A los
pocos metros un chico también me hizo señas para que me detuviera, ni siquiera
tuve que preguntarle si aceptaba un servicio compartido, ella misma me sugirió
que lo recogiera y como obra del destino, los dos se dirigían hacia la zona sur de
la ciudad, en un trayecto largo y propicio para conocerse.

Fue una de las pocas veces en las que no tuve ni siquiera que hablar, la
música en el reproductor y aquel aroma inconfundible que se había instalado en
mi auto, propiciaron una conversación amena en la que ambos desnudaron sus
corazones y se contaron sus historias: Ella había descubierto que su novio (con el
que estaba próxima a casarse), le era infiel con una de sus amigas y él, acababa
de terminar con su novia que se había ido con sus padres a residenciarse en los
Estados Unidos.

También descubrieron que ambos eran fanáticos del Beisbol y de las Águilas
del Zulia; ella cantaba en el coro de su iglesia, mientras que él era vocalista de un

47
grupo de música bailable que amenizaba matrimonios y 15 años; ella estudiaba
comunicación social mención publicidad en la URBE y él diseño gráfico en la
Universidad del Zulia, pero lo que más los impresionó, fue el infinito amor que
ambos sentían por los perros, ella por su pastor alemán de tres años, “Sasha” y el
por su Collie de 5 años al que había bautizado como “Rudolf”.

Ella fue la primera en bajarse, pero antes le dejó su número de teléfono y


como localizarla en las redes sociales, él se bajó unas cuantas cuadras después y
en el momento en que me cancelaba ambos servicios me dijo:

- Gracias a ti acabo de conocer a mi futura esposa, hasta hace algunos


minutos no podía ver más allá del recuerdo de mi ex, y ahora parece como
si todo aquello hubiese sido cosa de un pasado distante. Con razón este
taxi es tan famoso en la ciudad. Cuando te paré no creí que se tratara del
mismo, pero ya veo porque eres una leyenda.

Me preguntó cómo podía localizarme y cuando le entregué mi tarjeta me


dijo:

- No vayas a cambiar de número telefónico y si lo haces, por favor me lo


notificas… Quisiera que fueras el padrino de nuestra boda.

Se le notaba muy convencido…

___________O________________

Cuando me volví a encontrar con Aurora le relaté aquellas experiencias, ella


me escuchó receptiva, pero sin sorprenderse, al momento de preguntarle las
causas de tan inusuales circunstancias me refirió:

- El día que fuimos a aquella reunión en Isla Dorada tú, junto a todos los que
allí se encontraban, pasaron a convertirse en lo que dentro de algunos años
se conocerá como los “Embajadores de la Maracaibo del Futuro”, un grupo
selecto que servirá de empalme entre la cultura ciudadana que existe en
este presente y la nueva ciudadanía que se debe gestar para amoldarse a

48
la dinámica de la ciudad que viene. Todo ello es el resultado de procesos
globales e históricos, pero mi misión es referirte solamente el impacto de
esas trasformaciones en tu entorno inmediato.

Fue entonces cuando reparé que hasta aquel instante, todas nuestras
conversaciones sobre la Maracaibo del Futuro se basaban en la infraestructura y
la economía de la ciudad o sus alrededores, pero nunca habíamos ahondado en la
forma de ser de los Maracuchos de aquella época. Como siempre, ella ya se había
adelantado a mis elucubraciones y justo antes de que le preguntara me refirió:

Si ves a un maracucho o una maracucha de mi época, sabrás aun sin


tratarlo, que es de tu misma ciudad. Existe una huella indeleble que nos identifica
en el tiempo y en el espacio, una huella que se revela en la jovialidad, el sentido
de pertenencia, la forma única de ver el mundo, y aunque hoy parezca un tanto
opacada por la crisis, es “un algo” que se encuentra latente dentro de cada uno,
para aflorar en el momento oportuno y brillar con la luz que siempre nos ha
caracterizado. Es como si te trasladaras al año de 1955 y hablaras con la gente de
la época, los reconocerías inmediatamente a pesar del tiempo.

- Estoy ansioso por conocer a los maracuchos de tú época -le dije-


- Sólo tienes que venir a buscarme acá a las 9 de la noche –me refirió
mientras nos deteníamos en la casa donde la dejé la primera vez-

Esperé mientras entraba y pude observar como el hombre de la silla de


ruedas la abrazaba fervientemente mientras lloraba, (no sé si de alegría o tristeza)
afianzando su rostro sobre su vientre. Ella lo acariciaba con evidente ternura y al
cabo de algunos segundos tomó control de la silla y lo llevó hasta dentro…

49
Avenida El Milagro
Foto cortesía de Roberto Molinares

CAPÍTULO XI

50
(El Eclipse)
Pasadas las nueve de la noche recibí una llamada a mi móvil desde un
número desconocido, enseguida supe que era ella y como me encontraba cerca
no tardé en recogerla. Al llegar la vi sentada muy cerca a la puerta de salida,
menos ofuscada que la última vez, pero mucho más impaciente. Desde el auto
pude observar como el hombre de la silla de ruedas le rogaba para que no se
fuera, pero ella sin brusquedad, aunque con mucha firmeza, logró zafarse de sus
manos y salir hasta donde me encontraba.

Aquella situación ya comenzaba a intrigarme de sobremanera, así que le


pregunté sin rodeos, ni medias tintas que lazos la ataban a aquel hombre y si
acaso él sabía de dónde provenía. Aurora me miró por algunos segundos para
constatar mi resolución, al percatarse de que no aceptaría evasivas me preguntó:

- ¿Alguna vez llegaste a sentir una admiración tan grande por una mujer que
podrías amarla sin que existiera pasión o deseo?
- Creo que no –le respondí- se puede desear y admirar a una misma
persona, pero sustentar el amor en un idealismo me resulta complejo.
- Es normal que penséis así y no te cuestiono por eso, pero ese hombre que
acabamos de dejar, llorando triste y desconsolado cual si fuera un niño, ha
sido mi mayor inspiración. Desde que conocí su obra en la universidad,
quedé fascinada por la trascendencia de su pensamiento. Es un filósofo y
estadista, de momento incomprendido y relegado por quienes se creen
dueños absolutos de la verdad, pero en sus ideas ya se perfilan algunos de
los lineamientos que a escala global propiciarán la transformación que
demanda este mundo en el que nos encontramos. Sin embargo, al leerlo
conocí al pensador, mientras que ahora he conocido al hombre… Quizá sea
ese choque entre las dos perspectivas lo que me tiene así.

No quise seguir ahondando para no afectarla más de lo que ya se


encontraba. Comprendí que estaba experimentado una decepción terrible, pero
necesaria; se había enamorado de unas ideas, de unos pensamientos, de unas
propuestas que contrastaban con aquel hombre ensimismado y posesivo que
51
trataba de aferrarla a él a través del chantaje emocional. Amar puede ser complejo
cuando no se cuenta con la estabilidad necesaria para ser el centro de la propia
felicidad, es entonces cuando el apego termina robándose la energía.

En estos pensamientos me encontraba mientras rodábamos sin un aparente


rumbo fijo; sin embargo, cuando pasábamos por la 70 en las inmediaciones de
Bella Vista, me pidió que cruzara a la izquierda y avanzara algunas cuantas
cuadras hasta llegar a una casa de dos pisos que se encontraba semi oculta entre
dos inmensos árboles de guayacán. Para mi sorpresa tenía la llave, así que
pudimos entrar y sentarnos al pie de una pequeña fuente, mientras escuchábamos
una inusual música que nos llegaba desde un punto desconocido.

- ¿De quién es esta casa? –le pregunté- ¿No estamos invadiendo propiedad
privada?
- No te preocupéis, estamos en un enclave –me respondió- de hecho, hemos
estado en varios desde que nos conocemos.

Cuando la interrogué sobre lo que era un enclave, esto fue lo que me


respondió:

Un enclave es una parte de la Maracaibo de mi tiempo que se encuentra


inserta dentro de esta época, sirviendo como puente entre los dos entornos. A
través de estas puertas yo puedo pasar a tu época y vos podéis ingresar a la mía,
bien sea de forma emocional o presencial. Ingresáis emocionalmente cuando tu
estado anímico se acopla a la dinámica de la ciudad de la que te hablo y
presencialmente cuando te trasladáis a ese lugar, así como yo lo hago en este
momento.

Estos portales siempre han existido y nadie sabe a ciencia cierta cómo se
crearon los primeros; sin embargo, los avances en la física cuántica, sustentados
en los aportes de varios científicos, logaron darles una utilidad práctica en la que
no se afecta la estabilidad física o emocional del viajero, siempre y cuando se
encuentre bien preparado. Estos puntos también pueden ser de origen artificial,
como lo es el caso de tu auto, que ya ha pasado a ser un enclave emocional en el

52
que vos y tus pasajeros entran en sintonía con la dinámica de la ciudad del futuro,
percibiéndola aunque no la vean. Pero no me pidáis más información sobre estos
aspectos, porque tendría que entrar en detalles que de momento no te puedo
aportar. El propósito de traerte acá es para que tengáis una aproximación a la
Maracaibo de mi época y de esa forma comprendáis como son los marabinos.

____________ o _______________

No sé si fueron sus palabras o aquella música desconocida que llegaba a


mis oídos, a lo mejor fue la combinación de varios elementos inusuales que
actuaron como distractores de mi conciencia, impidiéndome percibir el momento
exacto de la transición, pero en cuestión de un abrir y cerrar de ojos, me
encontraba en otro entorno de ese mismo espacio. Permanecíamos sentados en
la misma fuente, pero ahora la música sonaba con más claridad, eran ritmos
tropicales y en español, sin embargo, la temática de las letras, así como algunos
de los acordes eran imposibles de identificar para mí.

Desde donde me encontraba, solo podía ver un segmento de la calle por el


que eventualmente pasaban algunos autos y personas. Algunos vestían de
manera formal y conservadora con predominio de los colores blancos y ocres;
varios de ellos llevaban una especie de sombrero de ala ancha al que no le
encontraba ninguna justificación siendo de noche; otros, vestían de manera más
jovial con ropas ligeras, cortas u holgadas, en las que predominaban los colores
cálidos como el verde, el amarillo y el naranja.

Justo al frente de donde nos encontrábamos, ahora se vislumbraba un


restaurant del que entraban y salían con cierta regularidad distintas clases
personas, entre todos aquellos me llamó la atención una extraña pareja, él llevaba
una chaqueta negra muy parecida a un frac aunque un tanto más larga y holgada,
lo cual alternaba con un pantalón negro; camisa beige claro y unos zapatos de un
material muy brillante como el charol; ella por su parte, llevaba una especie de
franelilla muy ceñida que dejaba traslucir buena parte de su espalda y la totalidad
de sus brazos; acompañándola con una falda corta en la que se alternaban el

53
amarillo, el naranja y el verde de manera desigual y caprichosa. Se les veía muy
enamorados y al reparar en nuestra presencia saludaron afectuosamente a
Aurora.

- Hacen una linda pareja –me refirió- Él es elegante y ella bucólica


- ¿Qué significa eso? –le pregunté-

En esta Maracaibo (me explicó aludiendo a su presente), existen diversidad


de tendencias en las que se refleja el estilo de vida de cada persona, en tú época
le decían tribus urbanas en atención a su atuendo o la música con la que se
identificaban. En este tiempo, ese concepto sigue vigente, ya que es parte de la
naturaleza humana identificarse con ciertas tendencias en atención a sus gustos
particulares, sin embargo, no representan grupos aislados o segregacionistas, sino
simplemente el reflejo de una forma particular de ver la vida y de exponer al resto
sus gustos e intereses.

Aunque existen muchas tendencias e individualidades, los dos estilos que


más predominan y caracterizan a los marabinos son estos dos: los elegantes y los
bucólicos. Los primeros se identifican por su formalidad, tienen un lenguaje más
meticuloso y prefieren la música suave, romántica o “indi”; los otros son más
espontáneos, reflejan más la esencia caribeña, caracterizándose por esa
jovialidad y extraversión que en tiempos pasados les dio tan mala fama a los
marabinos.

El hombre bucólico es más elocuente, exagerado, no le cuesta trabajo hacer


nuevas amistades, su estilo de vestir es más extravagante, le apasionan los
colores llamativos, sin embargo, es respetuoso y formal cuando las circunstancias
lo ameritan; le gusta la gaita, la música tropical, es buen bailarín y tiene un sex
appeal que atrae a las mujeres, sobre todo a las elegantes. Su naturaleza
particular los hace proclives para las labores prácticas por lo que pueden ser
albañiles, choferes de autobús, pero también médicos o ingenieros, son más
dados a la acción, por lo que su capacidad de respuesta es más rápida y oportuna
en caso de ser necesaria.

54
La mujer bucólica, es muy sensual, le gusta la ropa corta o ceñida, es
extravertida, sociable y puede ser el centro de atención en cualquier parte a la que
llega; también le gusta bailar y se caracteriza por ser directa en lo que quiere o lo
que siente. Algunas son estilistas, otras cosmetólogas, pero también las hay
abogadas e incluso profesoras universitarias. Aunque a primera vista parezcan
superficiales son muy sensibles y le apasionan los placeres sencillos de la vida.

La mujer elegante posee un estilo más sobrio, aunque también puede ser
sensual si se lo propone, tienen una mayor sensibilidad y capacidad de
abstracción que les permite ser artistas, intelectuales o periodistas, aunque la
profesión es solo un aditamento que no identifica a la persona. Son más complejas
en sus emociones y en sus reacciones por lo que es un reto conocerlas y
redescubrirlas cada día.

El hombre elegante es más formal y cauteloso en el trato, a veces pasa por


tímido, pero en realidad está analizando las características del grupo en el que se
encuentra antes de entrar en confianza. Pueden ser divertidos y espontáneos
cuando se encuentran en su ambiente, pero en un primer acercamiento lo que
más lo identifica es la prudencia. En algunos casos, pueden ser excéntricos en el
buen sentido de la palabra, los caracteriza su gusto por el teatro, las artes y la
buena literatura y al igual que las mujeres se destacan en diferentes campos
profesionales.

En todo caso, pertenecer a uno u otro grupo es solo la punta del iceberg, ya
que cada quien se asume como un ser único e irrepetible. He conocido chicas que
son bucólicas en su forma de vestir, pero tienen una sensibilidad y gusto por el
arte que ya lo envidiarían las más elegantes. También tengo un amigo que es
plomero y albañil, todos los jueves lo puedes ver en los teatros de la avenida 11 o
en las exposiciones de pintura, hasta ha creado algunos cuadros que está próximo
a exponer en una galería. Otros tantos, sólo por diversión, cambian el estilo
durante los carnavales en una especie de juego de roles en el que desempeñan
un papel contrario al habitual.

55
Sin embargo, estas diferencias de estilo no separan a las personas. Al
contrario las acercan más, partiendo del supuesto de que los opuestos se atraen.
No obstante, por encima de todo esto, el maracucho promedio de esta época es
una persona bilingüe que domina con mucha precisión el español e inglés; ha
tenido la oportunidad de viajar por diferentes países y culturas, por lo que es
tolerante con la diversidad, pero muy orgulloso de su identidad y gentilicio. El
voceo lo utiliza a donde quiera que llegue, pues le encanta que lo identifiquen
como maracucho. A todas estas, el tuteo prácticamente ha desaparecido, y sólo
se utiliza el usted en situaciones formales.

En ese momento Aurora miró hacia el cielo y señalándome la luna me refirió:

- Es el final de un ciclo, la transición ha terminado acá y apenas comienza en


tu mundo.

No sabía a qué se refería, pero cuando miré, me percaté que había un


eclipse total de luna, que la hacía ver roja y un tanto más grande de lo usual. Ella
volvió su vista hacia mí al tiempo que me refería:

- Bueno, creo que ya hemos terminado por hoy, han sido muchas
revelaciones para una noche tan breve
- Estoy de acuerdo con vos… ¿A dónde queréis que te lleve?
- De momento a ninguna parte, estoy en mi tiempo y en mi casa. Sólo una
última cosa por esta noche.
- Decime…

Y acerándose hacia mí, me besó, la besé y nos besamos, de la forma más


extraña en la que se haya conjugado este verbo en presente y en futuro. A
diferencia de los besos anteriores, este tuvo un sabor extraño que me hacía
preludiar la intemporalidad de nuestras almas coexistiendo en un mismo espacio y
subsanando las barreras temporales a partir de un sentimiento común de libertad y
desapego. Cuando crucé el umbral de su puerta volví a mirar al cielo para
encontrarme con una luna similar a la que presenció nuestro beso.

56
Un eclipse total matizaba de rojo la luna maracaibera, inspiración de tantos
bardos y gaiteros. De nuevo estaba en mi época, frente a una casa aparentemente
deshabitada, me quedé por algunos segundos contemplando aquel fenómeno,
cuando un anciano se me acercó y me dijo:

- Somos afortunados al poder contemplar este fenómeno, esta noche


además del eclipse, la luna se va a ver más grande y resplandeciente de lo
habitual… ¿Será este es el inicio de un ciclo?
- De seguro que sí –le respondí- es el principio de la transición hacia la
Maracaibo que queremos.

CAPÍTULO XII

57
Al caer la tarde del viernes me dirigía por la Doctor Portillo a la altura de Las
Delicias, cuando inesperadamente la encontré justo al frente de Tostadas el 25.
Se mostraba esplendorosa con aquel atuendo que la hacía elegante y casual al
mismo tiempo. Traía una falda un tanto corta y ceñida a su cuerpo que mostraba
una sensualidad muy por encima de la que inicialmente revelaba; llevaba además
una blusa beige de una textura muy similar a la seda para complementar ese aire
semi formal que la hacía ver como una secretaria que salía de su trabajo o una
profesional ejecutiva.

Cuando subió al auto me abrazó con una inusual efusividad y después de un


beso breve pero afectuoso, me dijo:

- Hoy me vais a complacer en algo muy importante para mí… Quiero


escuchar gaitas, tomarme unas cervezas con vos y disfrutar de una noche
maravillosa.
- Tus deseos son órdenes… Te voy a llevar a la cuna de los gaiteros.
- ¿Dónde es eso? –me preguntó-
- Ya lo veréis… -le dije al tiempo que dirigía el rumbo hasta Santa Lucía-

Llegamos poco antes de caer la noche, por fortuna pude encontrar un


puesto para estacionar justo al lado de la plaza y en pleno Boulevard, aunque ya a
estas alturas dudaba si era suerte o una conspiración del Universo para hacer
imperecederos todos aquellos momentos junto a ella. Coloqué en el reproductor
del auto las gaitas de Maracaibo 15, porque sabía que eran sus preferidas y
destapando dos cervezas le dije:

- ¿No me vais a contar como será esto dentro de varias décadas? Cada vez
que vengo acá trató de imaginarme como era esto en el pasado, pero
nunca pasó por mi mente imaginar cómo será en el futuro.
- Con lo que te voy a relatar van a quedar satisfechas ambas dudas –me dijo-
y esta fue su relación:

Cuando Maracaibo comenzó a despuntar como ciudad turística e


internacional, este se convirtió en uno de los sitios más concurridos por propios y

58
extraños, lo que generaba congestionamientos viales en los alrededores, así como
una aglomeración inusual de autos y personas que no permitían disfrutar a
plenitud de las atracciones que se ofrecían cada fin de semana. Para solucionar
esta problemática el Gerente Municipal (lo que antes se conocía por alcalde),
presentó un proyecto que enseguida fue aceptado y aprobado por las mayorías:
Reubicar a todos los vecinos que estuviesen dispuestos a vender sus casas y
transformar progresivamente el sector en un sitio de interés turístico, comercial y
religioso.

Para ello, se construyó la segunda etapa del Conjunto Residencial Santa


Lucía, en el que se habilitaron 5 torres para trasladar a los vecinos que vendieron
sus casas y otros tantos que levantaron sus negocios acá. Las viviendas que se
iban desocupando fueron reestructuradas en atención al diseño arquitectónico
original, en una propuesta similar a la que se hizo con la Calle Carabobo, pero a
mayor escala.

También, se construyó un estacionamiento de varios pisos en el que los


visitantes dejan su auto antes de ingresar al lugar, ya que solo se puede acceder
caminando o en unos carritos de alquiler muy parecidos a los de jugar golf,
provistos de una pequeña maleta en la parte trasera donde se pueden depositar
las compras. Alrededor del vecindario se construyó una especie de parque,
rodeado de pinos y eucaliptos, de forma que toda Santa Lucía quedó como una
especie de Isla u oasis dentro de la ciudad.

En las calles se levantaron isletas o se acondicionaron jardineras de forma


que la vegetación cubriera la mayor cantidad posible de espacio, brindando
sombra durante las horas críticas del día. Camuflados entre los árboles, hay
altavoces en los que se reproducen gaitas durante todo el día a un volumen
discreto como en los centros comerciales o supermercados. Mi abuela le dice “Mi
Vieja Maracaibo”, porque así se llamaba un sitio parecido que se encontraba en un
Mall al que ella iba cuando era apenas una niña.

59
Lo cierto del caso es que aquí, en Santa Lucía se retomará ese concepto,
para crear un lugar en el que los marabinos puedan tener una visión de cómo era
la ciudad a principios del siglo XX, pero con todas las comodidades e intereses del
siglo XXI. Acá se encontrarán tiendas de ropa, cafés, tascas, restaurantes, ventas
de instrumentos musicales, artesanía, bisutería y perfumes, todo hecho en el Zulia
o en Venezuela, ya que los comerciantes deben ofrecer al cliente la garantía de
que el producto adquirido es ciento por ciento venezolano.

Se puede venir las 24 horas del día e incluso dormir acá si lo desean, ya que
varios establecimientos fueron habilitados como posadas temáticas donde los
muebles y la vestimenta de los empleados son similares a las que se usaban en
1915 o incluso antes. Durante las festividades de Santa Lucía, se desarrollan
actividades culturales y recreativas en torno a la Iglesia, las cuales atraen a una
gran cantidad gente. Algunos historiadores y cronistas de la ciudad ofrecen una
retrospectiva de cómo era Maracaibo en épocas pasadas y mientras relatan esos
eventos, un grupo de actores dramatiza las escenas.

Por las calles empedradas, de vez en cuando pasa un sereno con su habitual
vestimenta, pregonando en cada esquina: “las tres y todo en calma”, también hay
un ocioso que me pone los pelos de punta cuando grita: “Bartooooolo traéme el
cayuco”, asustándome aun sabiendo que sólo se trata de una leyenda. Y justó
acá, detrás de donde nos encontramos ahora, habrá una pantalla gigante en alta
definición, en la que se publicitan las tiendas y establecimientos de la zona,
además de transmitir en vivo los conjuntos gaiteros que se presentan en las
tascas o las tradicionales tiendas en las que se expende licor.

Yo me encontraba abstraído con estas revelaciones, visualizando como sería


ese futuro prometedor del que me hablaba, cuando el repique de unos tambores
me sacó del letargo. La música provenía de “A que Luis” donde se encontraban
unos gaiteros (entre profesionales y aficionados), improvisando algunos temas
para amenizar a la concurrencia. Ni siquiera me dio tiempo a que se lo propusiera
y agarrándome del brazo me llevó hasta allá.

60
Aquello estaba repleto a más no poder, pues entre los cantantes se
encontraban Ricardo Portillo y Betulio Medina que estaba de paso por Maracaibo.
Juntos interpretaron varios temas a dúo o como solistas y cuando tomaron un
receso para “libar” algunas frías y aclarar las voces, el animador comenzó a instar
a los concurrentes para ver quien se animaba a cantar…

- Son dos mil bolívares al ganador… esta noche estamos buscando la voz
revelación de la gaita y Betulio me acaba de decir que el triunfador tiene un
contrato por toda la temporada.

Nadie se animaba a participar, pues reconocían que sus voces no se


acoplarían a las de esos dos bardos que habían desplegado lo mejor de su
repertorio. El animador comenzó a impacientarse, pues necesitaba voluntarios
para que la gente no se fuera, por eso ante la negativa del público, comenzó a
seleccionar entre los espectadores…

- A ver, el caballero de camisa a cuadros, se le nota que sabe de gaitas,


pase adelante y sorprenda a las damas con su voz…

El hombre le indicó con sus gestos que no estaba dispuesto a hacer el


ridículo.

- Entonces la señorita… vente mi reina, vamos a demostrar que las mujeres


son las que mandan –le dijo a una chica visiblemente apenada que
enseguida se zafó y retornó al público-

De repente clavó sus ojos en Aurora y acercándose a donde nos


encontrábamos la tomó de la mano y dijo:

- Aquí tenemos una voluntaria…Esta ejecutiva nos va a demostrar que


también es buena para las gaitas.
- Yo no soy muy buena para esto –se excusó- no me sé muchos temas.
- No importa mi cielo, lo que tú les pidas, los muchachos te lo tocan -le
respondió con la característica picardía maracucha-
- Bueno, entonces que se toquen “Flor de la Habana número 1”

61
- ¿Seguro? Porque también te pueden acompañar con una más sencilla.-le
advirtió-
- Prefiero esa - le dijo resuelta –

Y entregándome una cámara me pidió que la filmara:

- Esta va pa´ vos Raúl…

“Hoy recuerdo las zulianas


Tiendas que en el Saladillo
-Viva la Flor de la Habana
Y el famoso cigarrillo-
Vendieron los cigarrillos
De aquella Flor de la Habana”

Aquella noche “A que Luis” retumbó de una manera inusual, los que estaban
afuera se adentraron intrigados por ver quién era aquella mujer que se había
atrevido a cantar una de las gaitas más difíciles del género, interpretándola con
una cadencia que hasta al Propio Ricardo Aguirre le causaría admiración. Había
en los matices de su voz un “algo” que trascendía las barreras del tiempo y que
nos hacía sentir Maracuchos universales e intemporales; era una forma novedosa
de entonar la gaita, respetando su esencia, pero imprimiéndole un sentimiento y
armonía que resultaban desconocidos, aun para los más versados.

Mientras cantaba, sus gestos y sus movimientos también le otorgaban un


nuevo aire a la reina del folclor zuliano, demostrando cierta sensualidad implícita
en la música que la hacía más multifacética e internacional. Los espectadores no
tardaron en contagiarse de aquel entusiasmo y cuando ella se los pidió, todos
comenzaron a entonar el coro de aquella gaita del pasado, que sonaba en nuestro
presente, cantada por una chica del futuro. Al escucharla, sentí como la piel se
me erizaba sin poderlo contener y supe que podría vivir en cualquier época,
siempre y cuando fuese en Maracaibo.

Los dos mil bolívares fueron un vil engaño del presentador, sin embargo nos
brindaron dos cervezas y el reconocimiento de los concurrentes que no se

62
cansaban de felicitarla. Cuando estábamos a punto de salir, Ricardo Portillo se
acercó hasta ella y abrazándola fuertemente le dijo:

- Muchacha Dios te guarde esa voz que tenéis… Esa forma de cantar es lo
que le hace falta a la gaita para que salga de nuestras fronteras de una vez
por todas.

Detrás de Ricardo Portillo vino Betulio Medina, quien después de una


felicitación cordial y afectuosa pidió hablar a solas con Aurora. Cuando retornamos
a la plaza le pregunté

- ¿Qué te dijo Betulio?


- Nada… quería saber si estaba dispuesta a irme a Caracas con él, para
unas presentaciones con su grupo.
- ¿Y qué le respondiste?
- Le dije la verdad, que me hubiera gustado mucho, pero tenía que retornar a
mi futuro. Entonces me felicitó nuevamente, me dio su tarjeta y me dijo que
si algún día volvía del exterior lo llamara.

En ese instante no pude resistir la tentación de decirle:

- Cuando estabas frente a esa gente, pude notar la euforia que les trasmitías,
algunos cantaban con pasión el coro, aunque no se supieran muy bien la
letra; otros usaron la botella de cerveza como charrasca y no faltaron
quienes repiquetearan en el mostrador; desencadenaste en ellos
sensaciones imprevistas y eso es algo que hasta ahora no ha logrado
ningún gaitero… Sin embargo, vos lo hiciste y aun así estáis tan tranquila y
serena, como si estuvieras acostumbrada a eso.

Ella me miró con su habitual serenidad y mientras deslizaba sus brazos


sobre mi cabello me dijo:

- Cuando habéis cantado una gaita en Ciudad de Panamá, en Miami o en


Madrid, logrando que la gente se entusiasme y hasta salga a bailar, te

63
acostumbráis a esa sensación y reconocéis que la gaita es un ritmo tropical
de exportación.
- ¿Vos lograste eso? –le pregunté asombrado-
- Sí, y te prometo que en el momento oportuno me volveréis a escuchar
cantándote una gaita como lo hice hoy, con la única diferencia de que vais
a estar en mi época.

En ese instante mientras nos besábamos, en esa misma plaza se presentaba


en una pantalla gigante full HD, el video de Aurora Cantando la Gaita de Ricardo
Aguirre y aunque nosotros no lo pudimos ver, otros Maracuchos que se
encontraban en ese mismo espacio, pero en otro tiempo, se deleitaron con su
interpretación que emergía desde un pasado que solo conocían por referencias
históricas.

64
CAPITULO XIII

De regreso, me pidió que la dejara en el hotel y cuando veníamos bajando


por las inmediaciones de una reconocida institución educativa, hizo que detuviera
el auto frente a la fachada para contemplarla por algunos segundos. Se notaba
sucia y deteriorada, atestada de grafitis obscenos que reflejaban la ausencia de
valores y sentido de conservación, la basura se amontonaba casi obstruyendo la
entrada, mientras que un aire de decadencia se esparcía por aquel edificio
abandonado a su propia suerte.

- Aquí estudié mi secundaria –refirió- En una ocasión, cuando la institución


celebraba su centésimo aniversario, una ex alumna dio una conferencia
sobre la condiciones socio-económicas durante la Gran Crisis y todos los
embates que tuvo que afrontar el liceo para salir adelante. Desde ese
momento empecé a sentir curiosidad por esta época, lo que influyó en mis
estudios siguientes.
- Yo también estudié acá hace un par de décadas – le dije- por eso cada vez
que paso por el frente me tomo mi tiempo para contemplarlo y recordar
aquella época bonita en la que aún se podía estudiar.
- Pues te aseguro que le época bonita de esta escuela aún no ha
comenzado.

Intuyendo que me contaría otra de sus apasionantes historias le sugerí que


diéramos algunas vueltas por la ciudad antes de regresar al hotel, para que así me
relatara como sería aquel liceo en el que estudié mi bachillerato y del que
conservaba los mejores recuerdos de mi adolescencia. Esto fue lo que refirió:

Mientras el país avanzaba en la superación de la “Gran Crisis” se


comenzaron a establecer planes de contingencia para frenar los altos índices
delictivos que afectaban a la sociedad. En algunos casos, se acordaron medidas
radicales pero efectivas, sin embargo se reconoció que el principal problema

65
estaba en el modelo educativo, permisivo y facilista que se venía aplicando por los
gobiernos de turno. Por ello, uno de los presidentes que gobernaron durante la
transición, asumió una medida arriesgada, pero emergente, la cual le costó
muchas críticas que posteriormente se tradujeron en reconocimientos.

Se modificó el ordenamiento jurídico en materia de protección a niños y


adolescentes, de forma que se establecieran sanciones más contundentes contra
aquellos menores que cometieran delitos graves, separándolos la mayoría de los
casos, de aquellos que si deseaban aprender y superarse en la vida. Aunado a
esto, se designó un ministro de educación de acá de Maracaibo, que durante el
período de la “Gran Crisis” se caracterizó por su postura enérgica y contundente
en contra de las arbitrariedades y desaciertos del sistema, a esta persona se le
otorgó cierta autonomía para gestionar en materia escolar.

Lo primero que hizo fue crear un modelo educativo experimental que se


comenzó a aplicar en Maracaibo. Para ello, se construyeron dos grandes
Instituciones de enseñanza secundaria, una basada en la excelencia y otra de
carácter correccional; el resto siguieron funcionando bajo las modalidades
educativas convencionales. Para enseñar y dirigir en estos dos tipos de
instituciones, se designaron los docentes más capacitados y reconocidos del
estado, a quienes se les llegó a cancelar hasta 4 veces su salario de base,
además de gozar del respeto y reconocimiento de todos los estamentos de la
sociedad.

La institución correccional se estableció en las afueras de la ciudad, allí los


adolescentes con problemas de predelincuencia, acoso escolar o agresividad, se
sometían a una disciplina militar y en función de su comportamiento gozaban de
ciertos beneficios que se iban incrementando hasta su reinserción al sistema
educativo convencional. En otros casos, las faltas se sancionaban con trabajo
comunitario los fines de semana o permanencia absoluta en el centro sin derecho
a visitas. Para evitar la deserción de su proceso educativo, aquellos estudiantes
que abandonaran su escolaridad eran remitidos a establecimientos de arresto
preventivo o reorientación.

66
Por su parte, la primera institución basada en la excelencia se habilitó en la
Vereda del Lago, muy cerca de donde ahora funciona la Universidad Rafael
Urdaneta. Allí, los estudiantes contaban con una serie de beneficios adicionales
como piscinas, salas de cine educativo, emisoras de radio para ejercer el
periodismo escolar; laboratorios de primera y hasta dormitorios bien equipados
para quienes quisieran pasar la noche en la institución, estudiando o compartiendo
con sus compañeros. En estos centros, la educación era más intensa y exigente,
pero siempre tomando en consideración el desarrollo cognoscitivo, social y
afectivo de los estudiantes. Los fines de semana, se organizaban excursiones,
visitas guiadas a museos, a sitios turísticos o recreativos como complemento de
su proceso formativo.

Aunado a ello, se les ofrecieron becas de estudio y otros beneficios sociales


que les garantizaban su acceso a la educación superior y su inserción al campo
profesional en la administración pública o privada. Esto conformó una generación
de elite que algunas décadas más tarde impulsó las acciones y transformaciones
que le dieron a Maracaibo el sitial que actualmente ocupa.

Para evitar que esta propuesta se comercializara o se establecieran


arbitrariamente escuelas de primera o de segunda. El Estado se reservó el
derecho absoluto de crear y administrar estas instituciones a las que ingresaban
cada año un 70% de estudiantes provenientes de instituciones públicas y un 30%
de centros privados, en función de su promedio académico en enseñanza
primaria. Si alguno desmejoraba en su rendimiento o disciplina, retornaba al
sistema educativo convencional y su cupo se le otorgaba a otro que evidenciara
un mayor progreso.

Cuando el sistema comenzó a demostrar resultados, se fue implementando


en otras ciudades y acá en Maracaibo se habilitaron nuevas sedes basadas en la
excelencia, una de ellas fue esa misma en la que vos y yo estudiamos. Es por eso
que si la vieras tal como se encuentra en mi época, no pensarías que se trata de
la misma, es un sitio agradable que transmite mucha serenidad, no solo por su
acondicionamiento, sino por la calidad humana de sus docentes y estudiantes. La

67
entrada se encuentra cubierta por varios árboles frondosos y un extenso
engramado en el que los estudiantes se sientan o se acuestan para estudiar o
conversar. Ellos mismos se encargan de darle mantenimiento como parte de su
servicio ciudadano.

En la parte interna hay una piscina habilitada para el esparcimiento y las


clases de natación que se han incluido en el plan de estudios de educación
secundaria, en vista de las condiciones turísticas que presenta la ciudad. Allí
pueden permanecer los estudiantes al terminar la jornada escolar o mientras
esperan a sus padres, hay mesas playeras como las de los hoteles y hasta
pueden tomar un refrigerio si lo desean.

En los pasillos hay altavoces que llenan de música las horas del receso y
pantallas HD en las que se transmiten programas de televisión realizados por los
propios estudiantes; también se reacondicionó el auditorio para la escenificación
de piezas teatrales o presentación de grupos musicales, todos ellos integrados por
adolescentes entre 12 y 16 años. En el cafetín, se encuentran varias mesas
provistas de su respectiva mantelería y cubiertos, como si se tratara de un
restaurant; allí cuentan con un mesonero que les da la bienvenida y hasta les
presenta el menú del día o la semana. Este personaje es uno de los más queridos
en la escuela y debe ser tratado con el mayor de los respetos como parte de las
políticas de convivencia de la institución.

Cada salón cuenta con internet y varias computadoras portátiles para los
estudiantes, por lo tanto, casi no se utilizan cuadernos o libros para evitar gastos y
contaminación innecesarios. La mayoría de la información es transmitida a través
del ordenador y los estudiantes solo realizan en papel las caligrafías o los textos
que ellos mismos redactan, esto con el fin de que no se pierda la escritura manual.
El acceso a internet es por cableado a fin de evitar las radiaciones propias de este
servicio y sólo en ocasiones especiales se habilita el Wi – Fi

Algunos fines de semana hay verbenas o ferias estudiantiles, en las cuales


los niños o adolescentes comparten con sus padres y familiares, siendo atendidos

68
por un personal especializado al que se ha dado en llamar “docentes a cielo
abierto”, ya que todas las actividades las organizan en los espacios verdes de la
institución. Lo cierto del caso, es que la aplicación de este modelo ha tenido un
impacto significativo en la cultura organizacional del marabino y del venezolano en
general. Se pudo demostrar el Estado Puede ser eficiente en Materia Educativa y
competir con la educación privada sin necesidad de eliminarla o restringirla.

Por su parte, las correccionales fueron desapareciendo progresivamente en


la medida que se minimizaron los índices delictivos, hasta el punto que las pocas
que quedaron se habilitaron como instituciones de enseñanza militar para aquellos
jóvenes que voluntariamente quisieran ingresar a organismos de seguridad y
atención ciudadana, así como a las “Fuerzas Adiestradas de Cooperación”

- Querréis decir “Fuerzas Armadas de Cooperación” –le corregí-


- No, -me respondió- son “Fuerzas Adiestradas”, porque en mi época
Venezuela no tiene Ejército… Ya que no es necesario, pero esa es otra
historia.

Culminando esta relación, nos encontrábamos a las puertas del Hotel


Kristoff, estaba a punto de bajarse del auto cuando me refirió:

- Nos veremos la próxima semana en el enclave de Isla Dorada. Allí


comenzaremos tu adiestramiento… claro si así lo deseáis
- ¿Qué me estáis queriendo decir? .pregunté intrigado-
- Una pequeña capacitación que te permitirá venir por unos días a la
Maracaibo del futuro y así tener una referencia en primera persona de cómo
será la ciudad. Eso te ayudará terminar tu libro.
- ¿Cómo sabéis que estoy haciendo un libro?
- Porque estaba previsto que fuera así.

De retorno a mi casa no podía contener la emoción, iba a ser parte de todo


aquello. La ciudad que solo conocía por referencias se iba a perfilar ante mis ojos,
viajaría en el tiempo para interactuar con mis paisanos del futuro y lo mejor del
caso, podría dejar un testimonio para que en esta generación se reconociera el

69
enorme compromiso que teníamos con nuestros hijos y nietos, quienes sin duda
vivirían en esa Maracaibo Vanguardista e Internacional de la que Aurora me había
hablado.

70
CAPÍTULO XIV

De acuerdo a lo convenido, llegué a la casa de Isla Dorada el lunes a primera


hora. Allí se encontraban los dueños del inmueble y unas 15 personas de las
cuales más de la mitad habían estado en la reunión que se hizo algunos meses
atrás; a otros era la primera vez que veía, pero por alguna extraña razón me
sentía identificado con ellos. Aurora salió a recibirme y tras el efusivo saludo al
que ya me tenía acostumbrado me preguntó:

- ¿Tomaste las previsiones para ausentarte por unas semanas de tu rutina


habitual?
- ¡Por supuesto! –le respondí- acá traje una maleta con mi equipaje. En el
trabajo y a mi familia les dije que me iba a un seminario de crecimiento
personal que me había ganado en un concurso por internet.
- Perfecto… a excepción del concurso, en todo lo demás estás diciendo la
verdad, te aseguro que después de esta experiencia no volverás a ser el
mismo.

Al entrar, lo primero que encontramos fue una mesa con el desayuno


servido, la mayoría de esos platos resultaron desconocidos para mí, pero después
de degustarlos imaginé que eran parte de la gastronomía de la Maracaibo del
Futuro. Mis suposiciones se confirmaron cuando uno de los anfitriones nos dijo:

- Esperamos que hayan disfrutado de este desayuno, que además constituye


un primer acercamiento a la Maracaibo que hoy empezaremos a conocer.
Fue especialmente preparado por uno de los chef más destacados de la
ciudad.

Seguidamente, pasamos a la sala de conferencias, donde ya se encontraban


dispuestas varias mesas para la interacción en equipos; frente a ellas, un monitor
de 46 pulgadas colocado sobre un podio habilitado para el conferencista. De
fondo, se escuchaba una música que inmediatamente asocié con gaitas zulianas,

71
por el inconfundible sonido de la tambora y el cuatro alternándose con otros
instrumentos electrónicos y de percusión que jamás había escuchado.

La temática de aquellas letras hablaba de la región, de la ciudad, pero


también del Caribe y Latinoamérica; en otros casos, abordaban tópicos que me
resultaban desconocidos por no estar familiarizado con el contexto. Esperamos
durante algunos minutos en los que aprovechamos para conocernos, lo que me
permitió constatar que se trataba de un grupo multidisciplinario; al momento,
Aurora se apareció para presentar a los oradores:

- Reciban todos y todas una cordial bienvenida, gracias por su presencia y


por formar parte de esta propuesta que de seguro va a cambiar sus vidas.
Tengo el honor de presentarles al Doctor Ismael Simancas, director general
del proyecto Latinoamérica 6.0 y al Sociólogo Henrique Bustamante al que
ya conocen y que es el coordinador general de la propuesta para esta
región.

Los oradores agradecieron la asistencia y antes de comenzar la capacitación


presentaron un video introductorio de la Maracaibo del Futuro. Lo que vi en esas
imágenes rebasó mi capacidad de asombro y de no ser por la presencia icónica
del Puente Sobre el Lago y la Basílica de Nuestra Virgen de Chiquinquirá, me
habría resultado imposible relacionar aquella ciudad con la Maracaibo que
transitaba a diario a bordo de mi taxi. A todas luces era una ciudad cosmopolita,
vanguardista y ecológica, las avenidas repletas de árboles, prácticamente
sombreaban el tránsito vehicular y peatonal, la arquitectura orgánica imperaba en
todos los sectores a excepción del casco central, donde aún se conservaban
varias edificaciones del siglo XX como parte del acervo histórico de la ciudad.

Las plazas eran verdaderos espacios de convivencia ciudadana, en la


mayoría de ellas se encontraban pantallas digitales en las que se proyectaban
videos musicales, información de la región y el país, el estado del tiempo, además
de una serie de datos históricos de la ciudad. Algunas de ellas estaban provistas
de lagunas artificiales o pequeños cafés que funcionaban las 24 horas del día. A

72
las avenidas principales que ya conocíamos, se habían sumado otras tantas que
junto a los corredores viales, llevaban el nombre de varios personajes de nuestra
historia contemporánea y que de momento no se pueden mencionar por razones
obvias.

Pude ver algunos sectores conocidos por los que a diario transitaba como la
Victoria y los Olivos, en los que ahora funcionaban oficinas administrativas,
centros comerciales, hoteles y hospitales, también me asombró comprobar que
existía un Barrio Chino en las adyacencias de la limpia y otro Italo – Hispano en la
zona norte. Todas las señales de tránsito y avisos publicitarios estaban en español
e inglés, lo que respondía a una ordenanza vigente para todas las ciudades
internacionales. En los cajeros automáticos el usuario tenía la opción de retirar
Bolívares, Dólares, Euros o la Moneda que emanaba la banca de Maracaibo y que
circulaba en todas las ciudades hermanadas en el área del Caribe.

Al caer la tarde, se podían ver por la Vereda del Lago turistas de diferentes
partes del Mundo, paseando en bicicletas o en una especie mini kart que les
permitían hacer el recorrido por las 4 etapas de este parque emblemático de la
ciudad. También se expusieron imágenes de la vida nocturna que se enfocaron
en la calle 72, a la que popularmente llamaban “Calle Latina” porque a lo largo y
ancho de su extensión se encontraban restaurantes, cafés, tascas y bares en los
que el visitante podía hacer un recorrido por la música, gastronomía y cultura de
todos los países desde México hasta la Argentina.

Otras imágenes mostraban muchos de los lugares a los que Aurora me había
hecho referencia como los 5 parques que bordeaban la ciudad; el Sistema
Interconectado de Metros; las galerías de arte de la Avenida 11; el Hotel de
Ciudad Perdida y el Mall de Santa Lucía. Al verlos en alta definición y a todo color
pude comprobar que mis visualizaciones estaban muy por debajo de la realidad.

Finalmente, el video hizo un recorrido por las afueras de la ciudad en las que
se encontraban los principales huertos para la agricultura urbana, las plantas de
energía solar, los reservorios de aguas servidas y para el consumo humano, así

73
como la zona industrial que operaba bajo los más sofisticados criterios de
sustentabilidad ecológica. Al final de la presentación y con una música que me
hizo erizar la piel, se dejó colar la frase: BIENVENIDO A MARACAIBO CIUDAD
DE LIBERTAD, TRADICIÓN, PROGRESO Y VANGUARDIA… AYER HOY Y
SIEMPRE, TIERRA DEL SOL AMADA.

Cuando se encendieron las luces después de la presentación del video, pude


notar el asombro de todos los concurrentes. Los coordinadores del proyecto nos
miraron satisfechos y tomando la palabra Ismael Simancas refirió:

- Lo que acaban de ver no es una utopía, sino la semblanza de la ciudad


posible, esa de la que nosotros venimos y en la que sus hijos y nietos
convivirán. Lo primero que deben saber es que no se trata de un tiempo
interconectado, por lo tanto, todo lo que ustedes hagan o dejen de hacer no
afecta los acontecimientos de nuestro entorno, pero si será decisivo para
sus descendientes. En sus manos está rechazar esta posibilidad o
consolidar una ciudad incluso mejor que esta; lo cierto del caso es que
todos los acontecimientos históricos que se están desarrollando en este
presente nos llevan a pensar que vamos por el camino correcto y esa es la
razón por la que estamos acá brindándole nuestra asistencia.

Henrique Bustamante, era el sociólogo que dio la conferencia la primera vez


que estuve en aquel lugar, era la mano derecha de Ismael Simancas, un psicólogo
social costarricense que voluntariamente se había instalado en nuestro tiempo
para impulsar los cambios necesarios para consolidar lo que él llamaba una
Sociedad Latina 6.0, un proyecto que abarcaba varias ciudades de Latinoamérica,
entre las que se encontraba Maracaibo y que durante los próximos 60 años
tendrían la responsabilidad de cambiar el escenario social, económico y político a
fin de crear una nueva cultura organizacional que redimensionara los paradigmas
establecidos, impulsando un nuevo modelo de ciudadanía a escala global, basado
en la conservación del medio ambiente y el aprovechamiento sustentable de los
recursos.

74
El hecho de que ustedes se encuentren acá – refirió Bustamante- es porque
hemos venido monitoreando su trabajo, sus actitudes y sus aptitudes desde hace
algún tiempo, llegando a la conclusión de que son el enlace entre la Maracaibo de
hoy y la del mañana. Durante los próximos días estarán recibiendo un
entrenamiento multidisciplinario que les permitirá interactuar con los marabinos
del futuro y traer algunas ideas que se deberán introducir en esta época a fin de
acelerar los cambios necesarios para que Maracaibo y su sociedad, sean dentro
de 60 años el reflejo de lo que van a presenciar.

Cada quien trabajará desde su área, es por ello que en este grupo tenemos
tecnólogos, artistas, escritores, políticos, docentes, músicos y demás
profesionales. Todos recibirán una formación general y otra específica de acuerdo
a su área de trabajo, la cual será complementada con una visita guiada a la
Maracaibo del año 2075.

75
CAPÍTULO XV

Permanecimos en aquel lugar durante toda una semana en la que tuvimos la


oportunidad de conocer diversidad de aspectos relacionados con la dinámica de la
ciudad que nos acogería. Esto nos permitiría pasar desapercibidos mientras
interactuábamos con nuestros coterráneos del futuro. Después del video
introductorio, pasamos a un cuarto de música en el que escuchamos las
transmisiones de radio y televisión de la época, así como los principales ritmos
que sonaban en la ciudad. Las gaitas ocupaban un sitial de preferencia, no sólo en
el Zulia, sino en toda Venezuela y el área del Caribe, sin embargo, nuestra
máxima expresión había tenido que pasar por algunos cambios en su estructura
para amoldarse a la dinámica de los tiempos y no quedar relegada al olvido y los
museos de historia.

También recibimos algunos fundamentos de fonética, fonología y


pronunciación, a fin de acoplar nuestro dialecto al que escucharíamos en la
ciudad. Algunas palabras como ¡Qué Molleja! y ¡Vergación!, permanecían
incólumes; otras tantas como “Mardito” o “Malparido”, prácticamente habían
desaparecido de argot y sólo se pronunciaban eventualmente por algunas
personas mayores de 70 años. Otros aspectos como la nasalización de las
vocales o la sustitución de la “l” por la “r” (Como en “miarrrrrma serán argunos”),
también habían desaparecido de la pronunciación estándar del marabino, lo que
establecía cierta similitud con el dialecto de algunos países centroamericanos. Por
su parte, el uso del voseo se había generalizado, siendo constante en eventos
formales, transmisiones de radio o televisión; avisos publicitarios e incluso en los
textos periodísticos donde fuese necesario utilizar la segunda persona del
singular.

El habla coloquial se había enriquecido con diversidad de anglicismos y


palabras provenientes del papiamento arubeño y curazoleño; también se habían
incorporado modismos de Panamá y San José de Costa Rica como resultado de

76
la integración cultural y comercial con estas ciudades, sin embargo, al
generalizarse su uso entre la población, muchas de estas expresiones adquirieron
una pronunciación “marabinizada”… Por cierto, esta última palabra ya ha sido
incorporada a la Academia Venezolana de la Lengua Española como un adjetivo
que designa la cualidad de marabino.

En lo referente a la vestimenta, pude constatar muchas de las impresiones


que había adquirido cuando me aproximé al futuro desde el enclave en la casa de
Aurora: Los Marabinos Bucólicos o Elegantes habían desarrollado un estilo acorde
a su filosofía de vida, donde los colores o el estilo de las prendas se diferenciaban
significativamente; los sombreros de copa que en aquel entonces habían captado
mi atención, eran protectores contra las ondas wi – fi que se encontraban en
muchos lugares de la ciudad. Algunas modas eran totalmente novedosas (y hasta
graciosas desde mi perspectiva), como los pantalones estampados para hombres;
en tanto otras, parecían retornar desde el siglo pasado como las camisas con
botonadura y sin cuello o los jeans de “falda acampanada” para las mujeres.

Sin embargo, los cambios más vertiginosos se notaban en la gastronomía,


algunos platos como las tradicionales “Mandoquitas” seguían engalanando el
paladar de los Marabinos; otros como los patacones, los pastelitos y las
inconfundibles “cabimeras” habían desaparecido de los restaurantes o puestos de
comida a fin de preservar la salud y la sana conducta alimentaria de los Zulianos.
No obstante, su elaboración y comercialización era permitida en determinadas
épocas del año como una forma de recordar las tradiciones. Para sustituir el
consumo de grasas o carnes procesadas, se incorporaron una gran cantidad de
platos de origen vegetal y a base carnes blancas, lo cuales se fortalecieron con la
creatividad de los grandes Cheff de la ciudad, para llevar nuestra cocina a un sitial
de honor a nivel internacional.

También tuvimos que incorporar nuevas normas de cortesía, como inclinar


brevemente la cabeza ante una persona mayor o dar una palmada para evidenciar
una sorpresa positiva; otros ademanes novedosos (muy parecidos al lenguaje de
señas actual), se habían adherido al habla cotidiana, como una especie de sub

77
discurso, para evidenciar las emociones o sentimientos que complementaban la
oralidad.

De manera muy general, se nos enseñó a manejar algunos dispositivos


tecnológicos parecidos a las actuales Tablet, pero con la capacidad de poderse
doblar para guardar en el bolsillo o desplegar para su uso, como si se tratara de
una cartulina, pero con una textura un tanto más gruesa e imposible de arrugar.
Los teléfonos móviles funcionaban con una tecnología similar, por lo que al estar
replegados actuaban como un reloj pulsera y al desplegarse tras un comando de
voz, le presentaban al usuario una pantalla de unas 7 pulgadas que se podía
reducir a voluntad. La información sobre el software y la tecnología bajo la cual
funcionaban estos dispositivos se les dio a los científicos y tecnólogos del grupo
como parte de su capacitación específica.

Para efectos de esta capacitación especial se conformaron tres grupos de


control; el número 1 estaba integrado por los tecnólogos y científicos; el número 2
por los escritores, músicos y artistas, mientras que el grupo 3 quedó constituido
por educadores, psicólogos y profesionales afines a las ciencias de la salud con
gran dominio de la inteligencia emocional.

Yo pasé a conformar el grupo número 2. Como parte de mi capacitación


específica tuve acceso a varios poemas, cuentos, novelas y escritos diversos de
los autores de la región; también pude presenciar las manifestaciones artísticas y
musicales de la época. Si algo pude establecer en común a todas ellas, fue la
sensación que dejaban una vez que terminaban… Era algo así como un
sentimiento de “inconclusión”, como si un “no sé qué” les faltara, dejando que las
interrogantes revolotearan en la cabeza sin una aparente respuesta. No obstante,
lejos de decepcionar, aquella incongruencia propiciaba un sentimiento de relax
que se iba fortaleciendo después de haber estado en contacto con la obra.

Con el paso de las horas, las interrogantes o expectativas que dejaba la


creación artística se iban aclarando en la mente del espectador, como
consecuencia de una serie de asociaciones inconscientes que al final dejaban la

78
sensación gratificante de haber culminado un proceso. Cuando se lo comenté a
Aurora me dijo que se trataba de una nueva concepción del arte, la cual operaba a
un nivel interactivo subconsciente. A través de ella, la obra establecía un dialogo
positivo con el espectador sin que el mismo se diera cuenta. Desde ese momento,
mi mayor aspiración fue escribir una novela bajo esa noción.

El siguiente lunes a las tres de la mañana, fuimos despertados para que nos
alistáramos, ya que en una hora zarparíamos hacia la Maracaibo del Futuro. Se
nos hizo entrega de un bolso en el que había ropa para 4 días y otros efectos
personales, todos de la época; también se nos entregó una tableta como la que
habíamos manipulado en nuestro entrenamiento y se nos sugirió a los 7 hombres
que la guardásemos en el bolsillo; mientras que a las 8 chicas que la colgaran de
su cuello, de forma que al estar replegadas simulara un dije que llegaba casi hasta
el ombligo. Cuando salimos por detrás de la casa, nos encontramos con dos
embarcaciones cuyas formas y dimensiones me resultaron completamente
desconocidas, por lo que intuí que venían desde el futuro. Subimos a ellas y al
separarnos unos cinco kilómetros de la costa comenzamos a dar vueltas alrededor
de un perímetro de 400 metros, aproximadamente. Aquella maniobra me pareció
extraña, pero Aurora (que como siempre se adentraba en mis pensamientos) me
refirió:

- Estamos entrando al enclave… dentro de poco cambiaremos de


escenario…

Pasados algunos minutos, una espesa neblina comenzó a inundar el entorno


y en la medida que se hacía más densa, las embarcaciones acrecentaban la
velocidad, hubo un instante en el que resultaba prácticamente imposible
vislumbrar más allá de nuestras narices, fue en ese entonces cuando el escenario
cambio. Un sol radiante sucedió a la penumbra en la que habíamos salido,
resplandeciendo sobre las cristalinas y azul verdosas agua de un Lago que
parecía nunca haber estado contaminado. A la par, un nuevo aire se respiraba, tan
puro y degustable en su textura, que daban ganas inhalarlo y no botarlo nunca.

79
A pocos metros de la embarcación pude ver algunos delfines que
merodeaban en torno a nosotros, uno de los pilotos de la unidad les arrojó algunos
peces mientras me decía:

- Son toninas de agua dulce, estuvieron a punto de extinguirse desde finales


del siglo pasado hasta principios de este, pero la recuperación del Lago ha
hecho que se vuelvan a repoblar. Éstas, particularmente son muy
amistosas porque están acostumbradas a que los turistas les arrojen
alimento.

Al cabo de algunos minutos comencé a vislumbrar la ciudad, según las


coordenadas que marcaba el GPS de la Tablet y las referencias que aparecían en
la pantalla, estaríamos llegando a pocos metros de lo que en nuestro tiempo se
conoce como el Centro Comercial Lago Mall, en un atracadero para pequeñas
embarcaciones que llevan y traen turistas desde el centro de la ciudad y la Costa
Oriental del Lago. Lo primero que captó mi atención fue una inmensa pantalla que
se veía desde el lago y en la que se suministraban los siguientes datos:

BIENVENIDO A MARACAIBO CIUDAD DE LIBERTAD, TRADICIÓN,


PROGRESO Y VANGUARDIA… AYER HOY Y SIEMPRE, TIERRA DEL SOL
AMADA.

Temperatura Promedio: 29º C


Probabilidad de Precipitación: 10%
Humedad: 62%
Viento a 15 KM/h
Viernes 15 de Noviembre de 2075
Hora 11:11 AM
…Disfrutá de la Feria Internacional de la Chinita, la Gran Fiesta de los Zulianos y
decretada por la UNESCO Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad

80
Avenida Bella Vista. Años 50ta.
Foto cortesía de José Rivas.

81
CAPÍTULO XVI

(Viernes 15 de noviembre de 2075)

Enseguida desembarcamos, una extraña sensación se apoderó de mí; me


seguía sintiendo en el mismo lugar, como si nunca hubiera salido de la ciudad,
aunque inmerso dentro de otro ambiente al que no pertenecía, pero con el cual me
identificaba de sobremanera. Creo que mis pulsaciones se aceleraron de forma
inusual, al tiempo que no podía contener las ganas de llorar tras una repentina
euforia que se me agolpaba en el pecho, como si buscara desenfrenadamente una
salida. Miré a mí alrededor y todos mis compañeros parecían estar atravesando
por un estado similar.

Aurora, Ismael y Enrique se encargaron de darnos asistencia; nos sentaron


en unas bancas dispuestas alrededor de lo que parecía una plazuela y nos dieron
a tomar un refresco de consistencia gaseosa muy parecido a lo que hoy
conocemos como 7up, pero con un sabor un tanto más amargo y mucho menos
dulce. Aquello pareció calmarnos, pero aun así no reunía las fuerzas para
ponerme en pie o poder articular algo coherente. Comencé a preocuparme por
aquella situación, pero cuando Aurora me sonrió, me transmitió una buena dosis
de serenidad que me hizo suponer que todo aquello era un proceso normal.

- Es el influjo de los tiempos me refirió.


- ¿A qué te referís? -Pude por fin preguntarle-
- El cima emocional de la ciudad no se acopla a tus preconcepciones, por lo
que tu cuerpo reacciona como un mecanismo de defensa… Tus emociones
están disparadas y tenéis que aquietarlas, en este caso resulta oportuno
ocupar tu mente con pensamientos neutros o incluso tristes, para nivelar el
exceso de euforia que estáis experimentando…

Le hice caso y empecé a evocar los momentos más tristes de mi existencia,


las situaciones más duras que me había tocado enfrentar, muchas de las cuales
apartaba de mi pensamiento para que no removieran tristezas, frustraciones o

82
remordimientos, sin embargo, en este nuevo escenario las podía evocar desde
una perspectiva disociada, sin que me afectaran, llegando, incluso a darme cierta
serenidad emocional que me hacía recuperar la calma. Al rememorarlas de esa
manera también pude sentir como perdían su influencia en mí para siempre.

Poco a poco fui recobrando el aplomo, me levanté, respiré profundo y pude


avanzar con la ayuda de Aurora, fue entonces cuando me percaté de aquel “dron”
que sobrevolaba sobre mí, a unos tres o cuatro metros de altura. Parecía no
perderme pisada, a veces alejándose un poco y a ratos acercándose a una
distancia prudencial como para no estorbar, pero sin pasar desapercibido. Cuando
Aurora se percató de que aquel artefacto comenzaba a incomodarme, desplegó la
Tablet que colgaba sobre su pecho e introdujo un comando alfanumérico que hizo
que la aeronave se retirara a una gran velocidad.

- Son Drones de seguridad –me refirió- Tienen la capacidad de leer tu


temperatura corporal y las reacciones químicas que experimenta tu cuerpo
por las emociones, procesándolas como “actitudes sospechosas”. Gracias a
esta tecnología se ha podido eliminar la delincuencia y todo acto terrorista.
Le envié un comando de información para demostrarle que todo estaba
bien y yo sólo te brindaba asistencia, pero tenéis que regular tus emociones
para que no te pase lo mismo a lo que transitéis por la ciudad.

Cuando llegamos a Lago Mall pude apreciar una gran cantidad de personas
bañándose en las aguas del Lago, así como varias sillas y paraguas dispuestos
alrededor de la orilla. El centro comercial prácticamente se había convertido en un
Balneario, por lo que a la edificación principal se le había añadido otro piso que
funcionaba como hotel. De igual forma, se había habilitado una pasarela en pleno
Lago que comunicaba el Mall con el Hotel del Lago, provista de tres canales para
la movilización eléctrica o física de las personas que iban o venían.

Entramos al Mall para echar un vistazo, en su interior se divisaban una gran


cantidad de tiendas dedicadas a la venta de ropa, tecnología, artesanía y otros
tantos bienes que en una buena parte eran producidos en el país. Algunos

83
establecimientos tenían avisos digitales en los que garantizaban que toda la
mercancía era “Hecha en Venezuela”; otras tantas se identificaban como
“Producción 100% Zuliana”, lo que al parecer era un aval de calidad para los
compradores.

En las personas también se podían evidenciar cambios significativos que


contrastaban abiertamente con los “Maracuchos” a los que estaba acostumbrado a
tratar. Se les notaba más serenos, mesurados en el hablar y en el actuar, parecían
estar acostumbrados a lo novedoso, pero también a la diversidad. Una nueva
cultura se evidenciaba en aquella gente, donde el regionalismo había sido
asumido en el mejor sentido de la palabra y con una visión global.

Al cabo de algunos minutos, salimos al estacionamiento donde nos


esperaban 7 autos para conducirnos a nuestro destino. Eran totalmente eléctricos,
aunque mucho más pequeños que los actuales, sin embargo tenían la facultad de
engranarse para formar una especie de minibús, o separarse para seguir un
rumbo individual. Tomamos la avenida el Milagro que se encontraba
completamente arborizada, hasta el punto que algunos tramos estaban
absolutamente cubiertos por los ramajes. Los semáforos y la señalización eran
totalmente digitales y estaban coordinados con el sistema GPS del auto, de forma
que al pasar por alguno de ellos, los pasajeros con limitaciones visuales podían
escuchar por donde se encontraban.

Pude reconocer algunos edificios que mantenían su estructura original, como


el famoso “Bancomara”, donde nuevamente funcionaba una sede del banco de
Maracaibo, esta vez con el nombre de “Maracaibo Banco Universal”. Allí también
se encontraba el teatro y una galería de arte de pintores y escultores zulianos. El
Cerro sobre el que se encontraba enclavada la edificación, había sido trabajado en
bajorrelieve y grabado con motivos típicos de la región. Otras construcciones eran
completamente novedosas para mí, estaban basadas en el concepto de
arquitectura orgánica, el cual según Aurora, había adquirido un grandioso impacto
desde hacía algunas décadas.

84
También comprobamos que el sistema de alumbrado público había
cambiado significativamente, los postes ahora eran curvados en la parte superior,
simulando un bastón clásico y en la parte contraria a la bombilla contaban con un
panel para la absorción de energía solar, lo que permitía alimentar la luz y la
cámara de seguridad. De igual forma, se nos dijo que el alumbrado cambiaba de
color dependiendo el día de la semana, lo cual propiciaba en los conductores y
pasajeros un estado de relax sustentado en algunas teorías del comportamiento
humano que aún no se conocían en mi época.

Cuando llegamos a la intercepción del Milagro con 5 de Julio, observamos


una especie de Arco Triunfo, un tanto más pequeño que el de Carabobo,
precedido de la inscripción: “A la Memoria de todos aquellos que con su vida,
esfuerzo y dedicación nos concedieron la segunda libertad”. Desplegué mi tableta
para obtener información sobre aquel lugar y pude constatar que era un
monumento conmemorativo a todos aquellos que durante “La Gran Crisis” habían
luchado por la restauración del Orden Constitucional.

Seguimos avanzando por toda la avenida hasta llegar a la Plaza Indio Mara y
posteriormente al Cuartel El Libertador, ahora convertido en el “Museo de las
Armas”, donde por fin nos detuvimos. En lo que otrora fue el estacionamiento,
ahora se encontraban varios tanques de guerra, artillería pesada y hasta dos
aviones modelo Sukhoi, todos ellos de mi época, lo cual me llamó poderosamente
la atención. Apenas entramos una guía uniformada de Beige nos dio la
bienvenida:

- Buenas Tardes, bienvenidos al Museo de las Armas, anteriormente Cuartel


El Libertador… Iniciaremos un recorrido por la Venezuela de Principios de
Siglo y conoceremos un poco de nuestra historia contemporánea.

A continuación presento parte de su exposición:

“Durante los primeros años del siglo XXI, Venezuela se ubicó entre los
países más violentos del Mundo, factores como el narcotráfico, el crimen
organizado y la polaridad política, prácticamente habían dividido a la población.

85
Todo ello generó una espiral de caos que devino en lo que la historia reconocerá
como “La Gran Crisis”, periodo de recesión económica e inestabilidad social que
llevó al país al borde de un abismo. Sin embargo, con el resurgimiento de la
democracia y una serie de acontecimientos a escala global, los mandatarios del
país se comprometieron a desmotar los ejércitos y al desarme de la población civil,
para lo cual se contó con tecnología robótica proveniente de Asia y Europa.

Las fuerzas armadas, fueron reemplazadas por fuerzas de cooperación, las


cuales se encargaron de diversas áreas relacionadas con la logística, prevención
del delito, administración de desastres y servicio a la comunidad. Con el tiempo,
estos nuevos oficiales sustituyeron a los anteriores, generando una nueva
percepción en la ciudadanía y estableciendo las bases de una cultura de paz. El
armamento se fue desincorporando progresivamente, para lo cual se habilitaron
los cuarteles. Con el tiempo, estos sitios se trasformaron en museos a los que se
anexó una gran cantidad de archivos y registros relacionados con ese periodo de
nuestra historia”

Mientras la guía explicaba todo esto, noté como una niña de unos siete años
le señalaba un retrato a su madre al tiempo que le preguntaba:

- Mami ¿Quién es este señor?


- Hija… ese fue el responsable de la “Gran Crisis”, gracias a él se vivió un
periodo muy triste en Venezuela, pero gracias a eso nuestros padres y
abuelos pudieron comprender que un líder no es el que crea falsas
esperanzas para que luego se derrumben… Un líder es aquel que activa en
tu corazón la semilla del liderazgo de manera casi imperceptible.

Aquella última frase quedó resonando en mi cabeza.

CAPÍTULO XVII

86
Cuando salimos del Museo de las Armas tomé conciencia de la nueva ciudad
que se perfilaba ante mis ojos, resultaba difícil relacionar este nuevo panorama
con aquel que estaba acostumbrado a ver y transitar en mi auto. Sólo el edificio
del Antiguo Aeropuerto (y posterior Facultad de Ciencias) permanecía ajeno al
paso de los tiempos, e incluso remozado, ya que al ser declarado patrimonio
arquitectónico de la ciudad, se le había construido una fuente en su entrada
siguiendo el diseño original de la que tuvo inicialmente.

Pasamos por el Parque Ambrosio Alfinger, del cual Aurora me había hecho
referencia en nuestros encuentros, y pude constatar que la obra superaba con
creces a la descripción que me había ofrecido. Los lagos artificiales se veían
desde la carretera, bordeados por infinidad de árboles de diferentes tamaños y
especies; en el extenso engramado, la gente departía amistosamente o
almorzaban antes de reiniciar la faena laboral. Un clima de festividad y alegría
parecía desplegarse en aquel entorno para contagiar a propios y extraños de una
reconfortante sensación de plenitud.

Hicimos otra parada en el “Hangar de Grano de Oro” para entrar a Expozulia,


que ahora se extendía unos cinco kilómetros a la redonda, abarcando lo que en mi
época se conoce como el Polideportivo y la Facultad de Humanidades. En la
estructura original se exponían dispositivos tecnológicos y electrodomésticos
construidos en la región; había ordenadores que superaban en velocidad y
resistencia a los actuales modelos con una capacidad prácticamente infinita de
almacenamiento y transmisión de datos, muchos de ellos podían incluso operar
bajo el agua. Teléfonos móviles y tabletas con una tecnología completamente
desconocida en mi época y con más de 5 mil aplicaciones, entre las que se
encontraban medidor de presión arterial o glicemia, radio internacional, pagos y
recepción de dinero que se sumaban o debitaban a la cuenta bancaria del
portador, entre otras.

Allí se quedó el grupo de los tecnólogos y científicos junto con Ismael


Simancas para recibir una explicación detallada sobre el uso de esos dispositivos
y su empalme con la tecnología de nuestros tiempos; Henrique Bustamante se fue

87
con el grupo 3 hacia la Facultad de Humanidades, donde se ofrecía una
conferencia sobre los enfoques pedagógicos para una formación sistémica de
niños y adolescentes; en tanto los del segundo equipo, nos dirigimos con Aurora
hacia las Exposiciones Culturales que se desarrollaban en las instalaciones del
Polideportivo.

Las edificaciones de este centro deportivo se habían conservado como parte


del patrimonio cultural de la ciudad, así como para exposiciones y eventos de
asistencia masiva. Las actividades deportivas nacionales e internacionales, se
desarrollaban en un nuevo complejo construido en la parte noroccidental de la
ciudad en los límites con el Municipio Mara. A nuestro paso, pudimos apreciar
representaciones teatrales, danzas, música, recitales de poesía, exposiciones de
pintura y escultura, todas a cielo abierto. Era el punto de encuentro para los
artistas noveles o emergentes, quienes exponían su arte a los turistas,
compradores o cazatalentos que convergían en aquel lugar durante esos días.

Allí pude escuchar los nuevos ritmos urbanos que captaban la atención de
adolescentes y jóvenes, acompañados con instrumentos electrónicos
completamente desconocidos para mí, pero que emitían notas muy parecidas a la
de un sintetizador con muchas más posibilidades de alterar ritmos y sonidos.
Según Aurora, aquellos instrumentos (cuyas dimensiones no excedían las de una
guitarra eléctrica) podían emitir y combinar 10 “notas musicales” (siete conocidas y
tres nuevas), lo que acrecentaba significativamente la cantidad de ritmos,
pudiendo incluso intercalarlos dentro de una misma composición en la que
fácilmente se sucedían dos y hasta tres géneros musicales.

Pasadas algunas horas, los tres grupos de control nos reencontramos en la


parte noroccidental de la ciudad, en un sector residencial completamente
desconocido para mi época al que popularmente le decían “La Doble L” como
abreviatura del nombre y apellido de un reconocido personaje de la Historia
Contemporánea. Ocupamos tres casas que se encontraban en una misma cuadra,
allí nos bañamos, cambiamos de ropa, descansamos y comimos antes de iniciar
nuestra segunda excursión por la ciudad.

88
Aquellas casas entraban dentro del promedio de las viviendas Marabinas,
por lo que su descripción arrojaba una idea de cómo eran las condiciones de vida
en la ciudad en el año 2075. En la parte de la acera se estacionaba el auto, de
forma que si se iba a utilizar permanecía afuera, de lo contrario, se sumergía en
una cabina subterránea dispuesta como garaje. Esto dejaba más espacio para la
interacción familiar y la decoración de jardines. La mayoría de las viviendas eran
de dos pisos y en la parte superior tenían un panel solar que proveía un 30% de
su consumo eléctrico. Otras viviendas tenían una especie de terraza en la parte
superior, provista de su propio jardín y en el que se podían desarrollar árboles
decorativos cuya altura no superase los dos metros.

En su interior contaban con un aire acondicionado integral que operaba con


un reducido porcentaje de electricidad y bajo una combinación de procesos físico -
químicos que generaban una temperatura agradable durante las 24 horas del día.
El agua llegaba a través de dos canales, uno para uso general y con un
tratamiento similar al que se ofrecía en mi época y otra exclusivamente para el
consumo humano; así mismo, en cada cuadra existía un hidrante al que llegaban
aguas servidas que habían sido tratadas para su utilización con fines de riego.

El servicio de internet llegaba por cable o por satélite, dependiendo de las


preferencias de las personas; la televisión y la radio eran completamente
digitalizadas lo que extendía su cobertura a escala mundial. A este respecto
Aurora nos refirió que la ciudad de Maracaibo contaba con más de 30 estaciones
de televisión; mientras que las emisoras de radio superaban 800, ya que a las
comerciales se sumaban las comunitarias, de forma que cada sector o vía
principal contaba con su estación radial para entretener, informar y dar a conocer
todo lo que pasaba a su alrededor.

Pasadas las nueve de la noche, nos alistamos para salir e impregnarnos del
ambiente de feria que invadía a la ciudad. Al reunirnos en la cuadra, observamos
una figura inusual que se desplazaba por los cielos, era un ángel que a ratos se
detenía y luego reanudaba su marcha batiendo sus alas rítmicamente, Aurora se

89
percató de nuestro asombro y antes de que empezáramos a especular sobre
aquel hecho nos dijo sonriente:

- Es el “Angelito de Amparo” ¿No lo reconocen?... La antena sobre la que se


levantó este icono de la ciudad aún permanece en pie y aunque ya no se
encuentra operativa, se dejó exclusivamente, para este símbolo de la
Navidad Zuliana. Las luces con las que actualmente opera, responden a
otra tecnología, cambiando constantemente de color o tornándose
intermitente, pero manteniendo la figura original del ángel. Esto que ven
ahora es una representación holográfica que utiliza el cielo marabino como
una inmensa pantalla, dando la impresión de que el ángel sale de su
plataforma en Amparo y se desplaza por toda la ciudad.

Aclarada la duda, tomamos los autos que de nuevo se alinearon para


conformar un solo vehículo. En el trayecto pudimos ver como en cada sector se
había habilitado una tarima en la que se presentaban agrupaciones de la región y
el país, de manera que la feria no se concentraba en un solo lugar, sino que se
desplegaba de manera itinerante por toda la ciudad. Por las calles transitaban
gran cantidad de personas, algunos a pie, otros en unas segways o pequeñas
patinetas eléctricas, como las que usan algunos cuerpos policiales, sin embargo,
no se generaban congestionamientos o aglomeraciones, ya que las opciones de
entretenimiento se encontraban repartidas por toda la ciudad, e incluso el Estado.

Avanzábamos desde la zona noroeste hasta el suroeste, por lo que aquellas


calles y sectores aun no existían en mi Maracaibo, no obstante, pude reconocer a
lo lejos el Parque Astolfo Romero del que Aurora me había hablado, así como
algunas estaciones del metro que unía los 5 puntos estratégicos de la ciudad.
Aquel tramo de la capital se encontraba compuesto en su mayoría por sectores
residenciales, aunque también contaba con entidades bancarias, parques, plazas,
restaurantes, sitios de esparcimiento y centros comerciales que me hacían
suponer la existencia de una ciudad dentro de la propia ciudad.

90
Cuando llegamos al Sector “Ciudad Perdida” nos detuvimos en el Nuevo
Hotel 5 Estrellas que se había habilitado para satisfacer la creciente demanda de
visitantes que llegaban a la ciudad con fines turísticos o por negocios. La
edificación de unos 12 pisos se encontraba totalmente rodeada por un parque
provisto de dos pasarelas eléctricas que giraban en ambos sentidos y alrededor de
los cuales se encontraban las tiendas, restaurantes, tascas y sitios nocturnos, así
como el acceso a las 4 piscinas que ofrecía el hotel.

Aprovechando que el grupo se había ido con Ismael y Henrique a departir en


una de las tascas, Aurora y yo decidimos dar un paseo alrededor del parque. Era
una noche clara y preciosa, engalanada con una luna espectacular que iluminaba
los trayectos más oscuros de la travesía. Mientras nos desplazábamos por las
pasarelas, escuchábamos la música (a ratos alegre, a ratos romántica) que
provenía de las tiendas. Aquel ambiente, en parte bucólico y a la vez cosmopolita,
se tornaba propicio para las confesiones amorosas.

Mientras enhebraba en mis pensamientos los argumentos más apropiados


para confesarle mi amor, Aurora logró sintetizarlo todo con una pequeña frase:

- A este tramo del trayecto le dicen “El puente de los Suspiros” como en
Venecia, porque se supone que las parejas que se besan acá quedan
unidas más allá del espacio… y del tiempo.

Y fue así como fluyeron las cosas, sin mediar palabras ni buscar argumentos,
la besé con pasión, con ternura, pero también con un amplio sentido del
compromiso. Le confesé mi amor y le pedí su consentimiento para amarla más allá
del tiempo y las sociedades que nos separaban. Ella no respondió a mi petición,
pero esbozando su mejor sonrisa me tomó de la mano y me pidió que nos
sentáramos en una banca, al pie de un farol que tenuemente iluminaba el entorno.
A lo lejos, un trio se desplazaba por los alrededores ofreciendo lo mejor de su
repertorio musical a las parejas que en aquel momento se prodigaban su amor.

- Cuando viajé a tu tiempo –me dijo- sólo tenía en mente dos cosas, la
primera, colaborar con este proyecto para el que me había preparado

91
desde que culminé mi pregrado universitario y la segunda, conocer a aquel
hombre de la silla de ruedas cuyo pensamiento y obra habían influido
significativamente en mí. Apenas puse un pie en tu época, una ilusión
comenzó a desmoronarse mientras otra se formaba casi de manera
imperceptible. Con él conocí la decepción y la tristeza y aunque lo sigo
considerando un hombre excepcional para su época, no pude resistir la
dependencia emocional que comenzó a experimentar hacía mí. Poco
después apareciste vos, justo en aquella tarde cuando consideraba que era
mi última visita a tu tiempo y en la que estaba dispuesta a cancelar algunos
asuntos antes de abandonar definitivamente este proyecto.
Me demostraste que si era posible amar sin depender y lo que en principio
sólo era el cumplimiento de una misión, poco a poco se fue transformando
en una ilusión bonita, sencilla y reconfortante que me estimulaba a ir a tu
época. No puedo ocultar que te amo, aunque quizás sea de una forma muy
diferente a la de tu tiempo; con una pasión serena que me permite adorarte
en la distancia y estar ligada a vos a través de una afinidad emocional que
rebasa todo momento o espacio.

Fue esa noche cuando nuestras almas se desnudaron y allí mismo en el


hotel, nos unimos para sellar un compromiso que transcendía las barreras de
aquel tiempo que dentro de poco nos separaría. En ese instante comprendí que la
verdadera naturaleza del amor es el desapego y aunque algún día yo me llegase a
unir a otra mujer y ella a otro hombre, siempre existirían lazos tan fuertes entre
nosotros, que nos permitirían amar y hacer felices a otras personas en la misma
medida que consolidábamos nuestro amor.

CAPÍTULO XVIII

(Sábado, 16 de noviembre de 2075)


92
La agenda de este día se iniciaría con una visita a la Vereda del Lago, el sitio
turístico por excelencia de la Maracaibo de mi época y al parecer de esta también.
De nuevo nos encontrábamos reunidos en la cuadra en espera de los autos,
cuando Ismael nos pidió que desplegáramos las Tablet que se nos habían
entregado al tiempo que nos decía:

- Cada uno de ustedes tiene recargado un total de 600 dólares. Con este
dispositivo no requieren de efectivo. Ese dinero lo pueden utilizar para
adquirir comida o servicios, pero no deberán comprar ningún objeto, a
menos que después de usarlo, lo dejen en este tiempo. Cuando vayan a
cancelar cualquier cosa, deberán introducir un código que les dará el
vendedor, así accederán a la descripción del producto y a su valor
aproximado.

Cuando llegamos a la Vereda apenas si la pude reconocer, una extensa


vegetación se interponía entre la entrada y la orilla de nuestro Reservorio
Lacustre. En el trayecto se encontraba el Parque Acuático, varias lagunas
artificiales, tiendas de abarrotes, restaurantes y hasta una posada con capacidad
para albergar unos 60 turistas. También encontramos a nuestro paso un espacio
dotado de sillas, toldos y pantallas táctiles interactivas en las que el usuario
cómodamente podía consultar el estado del tiempo, revisar las noticias más
importantes del día y obtener información sobre los eventos que se realizarían en
la Vereda y en toda ciudad.

A los pocos minutos, un joven uniformado se nos acercó y nos preguntó si


deseábamos un recorrido guiado por las instalaciones, así como el idioma en el
que preferíamos la relación. Henrique le dijo que no era necesario y con una
agradable sonrisa se marchó. Seguimos avanzando y observamos un nutrido
grupo de personas que se concentraban en torno a una tarima donde todos los
fines de semana se presentaban agrupaciones nacionales e internacionales. Por
motivo de la Feria, el itinerario de este día había comenzado más temprano y se
presentaba un grupo dominicano de corte retro con el que nos sentimos muy
identificados, ya que en su repertorio tenían todas aquellas canciones que

93
escuchamos cuando adolescentes y otras tantas que en nuestro tiempo estaban
de moda.

Todo el suelo se encontraba engramado y maravillosamente verde, apenas


había pavimento en algunas veredas por las que transitaban pequeños vehículos
electrónicos dispuestos para las personas adultas o minusválidas. Por la hora no
pudimos apreciar la iluminación, pero Aurora nos refirió que aquellas veredas se
iluminaban a partir de las 6 de la tarde, ofreciendo desde el mirador un
espectáculo maravilloso al cambiar de color o intensidad.

Las gradas que ofrecían vista al Lago, habían sido reestructuradas con un
modelo más acorde a la época y se dividían en dos secciones: una con aire
acondicionado y otra al aire libre para aquellos visitantes que deseaban recibir la
brisa y los olores del Lago. Justo detrás de ellas, se encontraba un mirador de
unos 380 metros al que no vacilamos en subir a través de un ascensor externo.
Jamás olvidaré el espectáculo que se presentó ante mis ojos: Todo el estado y
gran parte del Occidente Venezolano se veía desde lo alto.

A todo lo largo de la cabina superior del mirador, se encontraban unos


potentes telescopios digitales, ubicados en atención a los puntos cardinales y sus
bisectrices, a los que solo había que introducir las coordenadas o el nombre del
lugar que se deseaba ver para tener una panorámica en pantalla de lo que estaba
aconteciendo en ese entorno. Allí pude ver la Virgen de la Paz en el Estado
Trujillo, así como el tránsito vehicular en la intersección de la Avenida Humboldt
con Las Américas en Mérida. Viendo en dirección al Lago, pude contemplar la
Ciudad de Cabimas e incluso buena parte de Barquisimeto. Aquellos telescopios
estaban conectados a un sistema de drones que surcaban las principales
ciudades del país, lo que permitía acceder a la panorámica en tiempo real de las
diferentes capitales de Venezuela e incluso, de la Costa Caribe Colombiana.

Cuando bajamos, ya era hora de almorzar, por lo que decidimos seguir la


sugerencia de Aurora quien nos recomendó ir a “La Piragüita”, un barco
restaurante que hacía un recorrido lacustre por las inmediaciones de las ciudades

94
de Maracaibo, Santa Cruz y el Mojan, amenizando los almuerzos con música en
vivo. La embarcación estaba dividida en dos secciones una cerrada por una
cabina de vidrio en la que se habilitaba propiamente el restaurante y una terraza
con sillas, paraguas, toldos e incluso cocoteros artificiales, a la que se iba a
departir después de comer o mientras culminaba el paseo.

Retornamos a la residencia pasadas las tres de la tarde, con el propósito de


descansar y alistarnos para nuestro recorrido nocturno. Aproveché ese tiempo
para conocer a mis compañeros en esta maravillosa aventura, ya que con ellos
mantendría un contacto frecuente una vez que retornáramos a nuestra época.
Entre las chicas había una maestra de educación inicial, una artista plástico, una
ingeniera de sistemas, una psicóloga, dos sociólogas y una arquitecto. Entre los
caballeros nos encontrábamos un ingeniero civil, dos licenciados en computación,
un médico, un profesor de educación física, un economista y yo… un taxista con
delirios de escritor.

Algunos se tornaban más extravertidos que otros, pero en cada uno de sus
rostros pude ver el compromiso que tenían con aquel proyecto y las ganas de
cambiar la dinámica de la ciudad para consolidar lo que Henrique Bustamante
había denominado una “Sociedad Latina 6.0”. Las chicas tenían ese atractivo
discreto que ya había advertido en Aurora y que se iba desplegando sutilmente
hasta envolver en su totalidad. De todas ellas, la ingeniera de sistemas despertaba
en mí un cierto interés que de momento no me podía explicar, había en sus
actitudes, expresiones y movimientos una sensualidad muy sutil que no la hacía
pasar desapercibida, también percibí todos los matices de una feminidad que
trascendía a su tiempo.

Aurora lo detectó de inmediato y a la primera oportunidad que tuvimos de


estar solos me refirió:

- Hacen muy buena pareja


- ¿A qué te referís? –le pregunté fingiendo asombro-

95
- A esa chica y vos… he notado ciertos cruces de miradas que me hacen
suponer que hay una atracción que cada uno se empeña en reprimir.
- Sólo son impresiones tuyas –le dije evasivo-

Y tomándome de la mano me pidió que la acompañara hasta una plazuela


que se encontraba en las adyacencias del conjunto residencial. Allí nos sentamos
y después de algunos segundos de expectante silencio me dijo:

- Una vez que ustedes culminen esta visita, ya no podré volver a tu tiempo.

Aquella confesión me agarró desprevenido, pues pensaba que siempre nos


veríamos con alguna regularidad y aunque el apego no me dominaba, sentí una
gran tristeza mientras le preguntaba:

- ¿Quiere decir que después de estos días perderemos todo contacto?


- Yo no he dicho eso, sólo que no podré interactuar en tu tiempo como lo he
venido haciendo en estos días. Sin embargo, podremos contactar a través
de los enclaves, también desde tu auto vais a poder verme y hablar
conmigo por medio de unos dispositivos que te entregaré oportunamente…
pero ese no es el punto.
- ¿Entonces cuál es el punto? Decime.
- El punto es que vos debéis hacer tu vida con una chica de tu tiempo,
amarla, ser feliz a su lado y procrear juntos. Eso no niega el amor que nos
profesamos, al contrario, lo reafirma. Durante todos estos momentos que
hemos compartido, me habéis demostrado que sois una persona capaz de
amar con intensidad y sin apego, esa es la razón por la que vos estáis acá
y no Rodrigo… aquel hombre de la silla de ruedas.
- Comprendo tu punto -le dije- pero eso no explica tu actitud con relación a la
chica.
- Soy Antropóloga con un master en Psicología Social, a lo que debéis sumar
60 años de evolución en lo que respecta a las ciencias sociales y el estudio
del comportamiento humano. Eso te puede explicar algunas cosas, como la
reacción de aquel hombre que quería robar tu carro y las afinidades que he

96
percibido entre esa chica y vos. En todo caso, te prometo que esta noche
vos y yo vamos a construir el momento más sublime e inolvidable de
nuestras vidas.
- ¿A dónde me vais a llevar? –pregunté-
- Es una sorpresa.

Pasadas las 8 de la noche después de cenar, Aurora nos pidió que


buscáramos entre la ropa que se nos había provisto aquella con la que nos
sintiéramos más cómodos para salir en la noche. Me costó trabajo seleccionar el
atuendo, ya que no me identificaba con ninguna de aquellas prendas, en última
instancia, opté por un pantalón gris de una tela muy parecida al jean, una camisa
blanca sin cuello, con aplicaciones bordadas digitalmente en la parte delantera y
unos mocasines negros y grises de una textura muy parecida a la piel de Nobuk.

Cuando vi a Aurora apenas pude disimular la sorpresa, vestía un pantalón


beige, ajustado a las caderas y los muslos y extremadamente ancho en la parte de
las pantorrillas, llevaba además, una blusa verde oliva de mangas largas e
igualmente anchas en la parte del antebrazo y que dejaba traslucir buena parte de
su vientre en la que destacaba un piercing provisto de 3 luminiscencias que a
ratos cambiaban de color. Se veía preciosa, hasta el punto que desee eternizar
aquel instante para impregnar todos mis sentidos con su presencia, apenas salí de
mi asombro le pregunté:

- ¿A dónde vamos?
- Primeramente a las corridas de toros y después a donde nos lleve la noche.

Mientras decía esto pude notar la cara de frustración que mostraron algunos
de los que integrábamos los equipos. Yo tampoco estaba de acuerdo con un acto
tan cruel como el de las corridas, pero no la quise contrariar en aquel momento.

Cuando llegamos al coliseo, reconocimos que era el mismo que estábamos


acostumbrados a ver en nuestra época. La edificación seguía fiel a su diseño
original y en la entrada decía “Centenaria Plaza de Toros Monumental de
Maracaibo”. De la parte superior de las gradas salían 4 hologramas con mensajes

97
alusivos a la Feria de la Chiquinquirá y el itinerario de las corridas, los cuales se
expandían a varios metros de altura.

Me extrañó no ver a los grupos de defensores de animales que en mi época


se congregaban antes de cada corrida para crear conciencia en la población.
Adentro, todo el mundo celebraba al son de los pasodobles y música de la época,
sin que se notara el más mínimo remordimiento por parte de los concurrentes.
Mientras transcurría la corrida, pude notar a nuestro alrededor como la gente
exaltaba al matador sin la más mínima conmiseración por aquel pobre animal que
después de algunos intentos fallidos cayó al suelo exhalando su último aliento al
tiempo que le cortaban las orejas.

En ese momento, Verónica, (la ingeniera de sistemas del grupo) se levantó


dispuesta a salir de la plaza, mientras decía en voz baja… “Podrán estar muy
adelantados y todo lo que quieran, pero en esto siguen siendo tanto o más
ignorantes que en mi tiempo”. Y se hubiera ido, de no ser por Ismael que la
sostuvo del brazo al tiempo que le decía:

- Espera al menos a que concluya el acto, falta la reflexión final del “Mataor”.

A los pocos segundos, el torero solicitó un micrófono y dirigiéndose a los


concurrentes expresó:

“Hasta principios de siglo, las Corridas de Toros fueron consideradas un acto


cruel y despiadado, en el que se jugaba con la vida de un animal inocente hasta
dejarlo inerte de una forma inhumana. Hoy, gracias a los aportes de un insigne
zuliano hemos podido mantener un espectáculo tradicional y excitante sin que
represente ninguna forma de maltrato animal, por eso pido un gran aplauso para el
Doctor Ernesto Savini, quien ha diseñado estas máquinas que reproducen
fidedignamente los movimientos y actitudes de un toro de lidia, con la única
diferencia que no tienen vida ni sensaciones. La ciudad de Maracaibo es pionera
en este tipo de espectáculos que ya se han extendido a nivel nacional e
internacional”. ¡Señoras, señores, NO al Maltrato animal!

98
En ese momento la Plaza de Toros retumbó de los aplausos, aquel hombre
que había acabado con el sufrimiento animal no era otro que el padre de Aurora,
que en compañía de su hija bajaba a recibir aquellas orejas sintéticas de manos
del torero y el reconocimiento del público asistente, entre ellos varias comunidades
de ambientalistas y protectores de los animales. Verónica se levantó
entusiasmada a aplaudir al tiempo que gritaba:

- “Braaaavoooo Mataoooor”

99
CAPÍTULO XIX

Después de la corrida, Ismael fue con el grupo de los tecnólogos para


mostrarles como era el funcionamiento del toro “robot” que se había utilizado en la
faena, por lo que Verónica quedó con ellos, al tiempo que el resto nos dirigimos
con Aurora y Henrique a la “Calle Latina” como se le conoce en esta época a la
Calle 72. Se le llama así, porque a lo largo de su extensión se encuentran
restaurantes, tascas, cafés, discotecas y establecimientos temáticos que hacen
alusión a todos los países de Latinoamérica, el Caribe y alguno que otro, de
España e Italia.

El orden en el que se encuentran estos sitios también guarda relación con la


ubicación geográfica que tienen sus países en el mapa. Es por ello que la
intersección donde se inicia la calle, se encuentra dedicada a los establecimientos
propios de la Argentina. Alrededor de estas cuadras, las fachadas de los edificios
hacen alusión a los principales íconos arquitectónicos de este país; aquí se
encuentra la Famosa Heladería Argentina, la Parrillada el Gaucho y un Café al
estilo Porteño en el que se puede consumir mate y alfajores a toda hora.

En la medida que el transeúnte va avanzando, se encuentra con los


establecimientos que corresponden a Chile, Uruguay, Paraguay, Bolivia, y así
hasta llegar al final de la calle en Sector de La Lago, donde se encuentran los
restaurantes de comida mexicana, las taquerías ambulantes e incluso una
pequeña réplica de la Plaza Garibaldi donde se congregan los mariachis de la
ciudad para ofrecer sus servicios e interpretar su repertorio al público concurrente.
Algunos países como Argentina, Brasil, Italia y Perú han habilitado mini galerías
en los que el visitante puede apreciar sus elementos característicos y en sus días
de fiesta nacional disfrutar de eventos artísticos y culturales.

Por consenso decidimos hacer el recorrido caminando para no perdernos de


ningún detalle, pero al llegar a la altura de la Avenida las Delicias, nos detuvimos
frente a una especie de tranvía, con un diseño parecido al que hay en nuestra
época circulando por los sitios de interés que ofrece la ciudad. Al principio

100
imaginamos que se trataba de un transporte turístico que cubría el tramo restante
de la calle, sin embargo, Aurora se encargó de disiparnos la duda.

- No es precisamente un tranvía como el de su época, pero cuando llegue el


grupo que está con Ismael, sus dudas se van a aclarar y les aseguro que se
van a sorprender.

Después de unos 15 minutos de espera, llegaron los chicos que se


encontraban con Ismael, quien a su vez nos congregó a todos para informarnos de
que se trataba aquel transporte:

- Este vehículo, representa una de las mayores atracciones que ofrece la


ciudad a propios y extraños. Su recorrido se extiende por unas 8 cuadras,
en las que los usuarios creen estar inmersos en una realidad virtual
reconstruida a partir de videos en 3D, pero en realidad, representa un
enclave entre dos tiempos. Cuando ustedes suban allí, podrán apreciar lo
que está pasando en este mismo instante en su época. Sin embargo, no
podrán intervenir en los eventos que se estén generando, ya que su
presencia en el 2015 no va a ser física sino mental.

Dentro del vehículo, todo parecía similar al de un auto de nuestra época, sin
embargo, la cabina del conductor se encontraba completamente separada de la
entrada para los usuarios. Los asientos se extendían a ambos lados del interior y
por las ventanas se podía apreciar claramente lo que pasaba afuera. Todo parecía
indicar que se trataba de un simple recorrido, pero cuando iniciamos la marcha los
vidrios cambiaron repentinamente de color, adquiriendo una tonalidad grisácea,
como la de un fondo de pantalla de un teléfono o una Tablet.

A los pocos segundos, un nuevo panorama se fue perfilando a nuestro


alrededor, hasta adquirir total nitidez y precisión. Seguía siendo la misma calle,
pero toda la escena había cambiado para trasladarnos de nuevo al año 2015, al
tiempo que unos altavoces, colocados a ambos extremos del interior, nos
permitían escuchar el ambiente que se generaba desde afuera.

101
Una sensación extraña se apoderó de mí y me imagino que algo similar
estaría pasando con mis compañeros. Era como volver a nuestro presente para
contemplarlo desde una óptica diferente, disociándonos de él para asumirlo como
algo fugaz y transitorio. De nuevo estábamos frente a la calle por la que tantas
veces habíamos pasado, los edificios y los autos se acoplaban perfectamente al
ritmo de la época; otra vez el reggaetón y la música electrónica marcaban la pauta
en la noche marabina; los jóvenes entraban o salían de las discos con su habitual
plasticidad y las chicas hacían gala de una sensualidad que resultaría muy
graciosa para el espectador de esta época.

Apenas llevaba dos días en el futuro y ya podía contemplar mi


contemporaneidad desde una perspectiva más etérea, menos personal e incluso
más serena. En cierta forma, era una sensación reconfortante que me libraba del
temor al presente para poder asumirlo con esa tendencia habitual de quien
recuerda gratamente el pasado. Si hubiese pensado que se trataba de una
reconstrucción en 3D a lo mejor no habría experimentado aquellas emociones tan
contrapuestas, sin embargo, mi impresión llegó al extremo cuando pude ver a mi
hermana entrando a que “Alvarito” de la mano de su novio, precisamente con
aquella blusa que hace pocos días le había regalado.

Y pensar que eso mismo estaba pasando en mi época, al tiempo que yo


podía estar allí, sin estarlo, como un testigo omnisciente de los tiempos. Sólo
quien ha vivido el influjo de dos épocas puede comprender esta experiencia sin
necesidad de palabras. A partir de esa experiencia puede reafirmar nuevamente
mi carácter universal e intemporal de Marabino y supe que cualquier época podría
ser mi momento.

Cuando terminamos el recorrido, nos encontrábamos en las cercanías de


Bella Vista. Allí nos encontramos con una gran cantidad de personas que
disfrutaban de los alumbrados al tiempo que se contagiaban da aquel ambiente
festivo que se respiraba en la ciudad. Toda la Avenida se encontraba iluminada
con un sistema parecido al LED, pero a un menor costo energético y con

102
refulgencias digitalizadas que imprimían al entorno diferentes matices y
tonalidades que por momentos transformaban la percepción del espacio.

Aquellas luces tenían la propiedad de cambiar su color, de forma que los


diferentes tramos quedaban cubiertos por matices que iban desde el azul intenso
hasta el violeta claro o el lila. En las intersecciones de la Avenida, se habían
habilitado tarimas a manera de pasarelas o pequeños puentes que no
obstaculizaban el tránsito vial, permitiéndoles a quienes iban en sus autos
contemplar las agrupaciones, sin necesidad de detenerse. Algunos robots
cumplían las funciones que habitualmente desempeñaban los vendedores
ambulantes, quienes a su vez los controlaban desde varias cabinas habilitadas
para tal fin. Con relación a este punto, Henrique nos refirió que Maracaibo era una
de las tantas ciudades en las que estaban prohibidos los androides con formas
humanas a fin de no desvirtuar la condición del hombre y la mujer.

Al llegar a la intersección de la 67, nos dispersamos en pequeños grupos de


2 ó 3 personas, a fin de contemplar a nuestras anchas los espectáculos que se
ofrecían en las inmediaciones. Sería nuestra primera oportunidad para interactuar
directamente con la gente de la época. Acordamos vernos antes de las 3 AM, en
este mismo punto para retornar a la residencia. En ese momento, Aurora me tomó
del brazo al tiempo que me decía:

- Te dije que esta noche iba a ser inolvidable y te voy a cumplir mi palabra.

Sin darme tiempo a reaccionar, me encontraba caminando a su lado hacia


un destino incierto (al menos para mí). En ese instante, pude ver como Verónica e
Ismael se perdían entre la muchedumbre, quizás en un plan muy parecido al
nuestro. Aquello me incomodó en cierta medida, pero Aurora se encargó de
disipar esa sensación con un beso y una caricia sobre mis cabellos, al tiempo que
me decía:

- Jamás… jamás permitáis que el apego te robe la tranquilidad, el amor es


sereno, espontáneo, pero a la vez oportuno. Cuando tiene que llegar llega y
con quien tiene que estar, está.

103
Aquellas palabras quedaron resonando en mi cabeza, quizá por sí solas no
habrían significado mayor cosa, pero combinadas con aquel beso y su tono de
voz, generaban en mí una sensación de plenitud que me adentraba en las infinitas
posibilidades del amor. Intuitivamente comprendí que la pasión y la serenidad no
se contraponen cuando se ama con el espíritu, se goza con la carne y se asume
sin complicaciones la exquisita dualidad de la naturaleza humana.

CAPÍTULO XX

104
(Domingo 17 de noviembre de 2075)

Pasadas las 12 de la noche, llegamos a un edificio en las inmediaciones de


la Avenida el Milagro, su arquitectura orgánica se acoplaba perfectamente al estilo
de la ciudad. Tendría unos 20 pisos entre los cuales se encontraban intercalados
espacios para las áreas verdes, sobresaliendo espontáneamente por la fachada.
Subimos a través de un ascensor externo hasta llegar a un apartamento decorado
al estilo “años 10”, una tendencia generalizada en entre algunos marabinos y con
la cual se hacía honor a la segunda década del siglo XXI.

Me sentí muy familiarizado con aquella decoración, el mobiliario y los


electrodomésticos tenían una forma muy similar a la de mi época, aunque estaban
programados para cumplir funciones más complejas y diversas. Sobre una mesa
rectangular, habilitada a un extremo de la sala, se encontraban varios
portarretratos digitales con imágenes en movimiento que se correspondían a su
tiempo y al mío, también pude ver uno en el que se reproducían algunos de los
momentos que compartimos en el 2015.

- A tu derecha hay un mini bar –me dijo- ¿Podrías preparar un trago para vos
y otro para mí?

Muchas de aquellas bebidas me resultaron familiares; otras tantas me eran


completamente desconocidas. Sin embargo, para no complicarme decidí recurrir a
un clásico: Ron, refresco de Cola y un toque de limón que tuve que buscar en su
nevera. Aurora tomó el primer sorbo y cerrando los ojos me dijo:

- ¿Será que tenéis el don de adentrarte en mis pensamientos y predecir mis


deseos?
- ¿A qué te referís? –le pregunté-
- Hace algunos años probé este trago en una exposición temática que se
hizo sobre la Maracaibo de Principios de Siglo. El barman era un viejito que
ya pasaba los 80 años al que le decían el Poeta, porque mientras
preparaba los tragos les recitaba poemas a las chicas. Me preguntó que

105
deseaba tomar y cuando le pedí que me sorprendiera, empezó a hacer este
trago al tiempo que recitaba:

Para una mujer hermosa


Hay un trago sin igual
Con un sabor especial
Que deleita hasta una diosa
Y aunque no le dé una rosa
Yo le doy mi admiración
Con una copa de ron,
Coca cola bien helada,
Y la cascara picada
Que da el toque del limón.

Me sorprendió mucho aquel estilo de poesía, tanto como el trago. Después


supe que se trataba de una décima, un tipo de composición muy generalizada en
la Maracaibo del Siglo XX, con el que se expresaba la cotidianidad de las
personas y los eventos que causaban revuelo en la sociedad. A partir de allí
comenzó mi pasión por el pasado, lo que al cabo de algún tiempo me llevó a
formar parte de este proyecto por el que te pude conocer.

- Sin embargo, a ese barman le faltó decirte un detalle –le expresé-


- ¿Cuál?

Y acercándome hasta ella le susurré…

- Qué es un trago afrodisiaco…


- Pues no te creo –me respondió en tono sugerente-
- ¿Te lo demuestro?
- Mmm…

Y sin perder un instante, deslicé mis brazos por su cintura, al tiempo que mis
pasos la impulsaron hasta aquel sofá que se encontraba a un extremo de la sala.
Nos tumbamos y quedé sobre ella para entretejer una cadena de besos que se
iniciaron en su cuello y terminaron en su boca. Durante algunos segundos
permanecimos en silencio, mirándonos fijamente y acoplando nuestras

106
respiraciones a un ritmo común que nos hizo danzar sin necesidad de
movimientos. Intenté despojarla de su blusa para coronar de besos cada uno de
sus pechos, pero ella me lo impidió sutilmente:

- Esperá un momento…

Cuando logró zafarse, dio un par de palmadas con las que se activó un
reproductor de sonido estilo “vintage”, que para mí época sería de última
generación. La música de fondo era de Julio Iglesias.

- ¿Julio Iglesias? –pregunté extrañado-


- ¿No te gusta?
- Sí, claro que sí, sólo que me parece inusual para tu tiempo.
- Él es lo que pudiéramos llamar un artista 6.0. Tanto así que muchos
intérpretes de esta época han asumido su estilo, además, su música se
estudia en los conservatorios de todo el mundo.
- ¿Qué es un “artista 6.0”? –Le interrogué-
- Es un cantante que al escucharlo por primera vez no te causa mayor
impresión, tampoco desata euforias, como en su tiempo pudieron
desencadenar los artistas de moda, sin embargo, la cadencia de su música
queda impregnada en los sentidos, despertando a nivel inconsciente,
sensaciones serenas, pero a la vez excitantes.
- ¿Cómo se pueden acoplar la serenidad y la excitación? –pregunté
extrañado-
- Ya lo vais a saber – me dijo poco antes de cerrar la puerta para perderse en
la habitación-

Al cabo de algunos minutos reapareció para rebosar mis expectativas, traía


un baby doll de lencería transparente, por el que se traslucía sin recelo la armonía
de sus formas. Aquella mujer tenía la facultad de mostrarse sencilla y
desapercibida o atractiva y voluptuosa con solo cambiar de atuendo o de actitud.
En ese momento terminó la canción “Quiéreme” y comenzó a sonar “Todo el amor
que te hace falta”, era la que estaba esperando para empezar a bailar.

107
Comenzó a desplazarse con movimientos sugerentes en los que se
alternaban la sensualidad, la elegancia y la improvisación, todo ello con su estilo
particular y un toque clásico. Enseguida supuse que se trataba de una nueva
tendencia de baile erótico capaz de superar al “striptease” de mi época. La
sensación al contemplarla también resultó inusual; mientras mi mente consciente
admiraba la sincronía y delicadeza de aquellos movimientos, en mí inconsciente
se desataban asociaciones complejas que me hacían desearla de una forma única
e imperecedera, una forma capaz trascender las épocas que nos separaban.

Al final de cada vuelta o cada secuencia de movimientos, sus ojos


terminaban clavándose en los míos, como si aquel gesto fuera parte de la danza.
Yo permanecía tumbado en el sofá, absorto en la contemplación de aquella mujer
que a través de su baile parecía hablarle a mi alma y mis pensamientos, creando
un nuevo idioma donde las palabras y la semántica se expelían de su cuerpo para
chocar con el mío.

Una excitación moderada fue dando paso a una creciente, el deseo de


poseerla se me planteaba en cuatro dimensiones: alma, cuerpo, mente y
emociones, así pude comprender aquello que supuse la primera vez que
estuvimos juntos: “hacerle el amor a una mujer como ella solo se puede comparar
con una experiencia holística donde el paroxismo es más sutil, pero a la vez más
prolongado”.

Cuando terminó la danza, se plantó frente a mí, entreabriendo ligeramente


las piernas y colocando ambas manos sobre sus caderas, otorgándole un primer
plano a su sexo y perfilándolo a escasos centímetros de mi cara. En ese
momento, una reacción involuntaria me llevó a colocar mis manos sobre las suyas,
al tiempo que reinicié la escalada de besos desde su vientre hasta llegar a sus
labios, al posarme allí, degusté el sabor de su excitación, aquel elixir de
pertenencia, que me hizo sentir suyo en la misma medida que la experimentaba
mía; así, sin sufrimientos, sin ataduras, sin apegos, pero a la vez entrelazados en
una sola alma que se había bifurcado en dos cuerpos y dos tiempos.

108
Por segunda vez intenté despojarla de sus vestiduras, pero de nuevo me lo
impidió, dándome una razón más convincente…

- Aquí no…
- Y entonces ¿Dónde?

Tomando mis manos me llevó hasta un balcón ubicado en la parte posterior


del apartamento. Desde allí se apreciaba una excelente panorámica de la ciudad:
las luces de Bella Vista alternando sus colores y tonalidades, el holograma del
Ángel de Amparo desplazándose por los cielos y otros tantos edificios provistos de
iluminación digitalizada, por los que se le había conferido a la ciudad el título de
“Capital Refulgente de Venezuela”. Desplazando sus manos sobre las mías, las
llevó hasta más abajo de su vientre, al tiempo que yo acomodé mi rostro junto al
suyo, para regalarle una retahíla de susurros confidentes que se desvanecerían al
filo de la madrugada.

- ¿Sabéis lo que más me gusta de este departamento? -me refirió- Que tiene
un balcón con vista al Lago y otro a la ciudad. Siempre que miro hacia
Maracaibo me identifico con mi presente, con el influjo de mi época; pero al
mirar al Lago comprendo la relatividad de los tiempos y siento que el
pasado, el presente y el futuro se pueden sintetizar en un instante único y
trascendente… en un instante como este. ¿Entendéis lo que te quiero
decir?
- Sí, lo sé…

Y diciéndole estas palabras la besé por el cuello, por la espalda, por el


alma. Construimos el amor con los sentidos y no con las sensaciones. Por lo que
al penetrar en su sexo pude sentir que la tocaba en su esencia misma de mujer, al
tiempo que los efluvios de su feminidad sublimizaban mi hombría para marcarme
de una manera indeleble y eterna. Con el orgasmo comprendí toda su
multidimensionalidad de hembra, de mujer y de dama; en cierta forma también
supuse que ella me comprendía. Nos amamos desde otra perspectiva en la que
se abolieron las barreras del tiempo y sólo por ese instante (fugaz, etéreo e

109
imperecedero), sentí que nuestros cuerpos poblaban un tiempo neutro de un
espacio en común: Maracaibo.

110
Atardecer Marabino
Foto Cortesía de: María Andreina Urbaneja

CAPITULO XXI

(Homenaje al Parroquiano)

Pasadas las 3 de la mañana la calma parecía retornar a la ciudad, las calles


se veían parcialmente solas y algunas luces se comenzaron a apagar para dar

111
paso a la alborada; la música también había cesado en el apartamento y un
apacible silencio invitaba al descanso. Aun así, me dispuse a vestir para retornar
al punto de encuentro que habíamos establecido. Al verme en aquel momento,
Aurora me preguntó:

- ¿A dónde vais?
- A reencontrarme con los otros para ir a la residencia.
- Allí no va a estar nadie, te lo aseguro.
- ¿Qué te hace suponer eso? –Pregunté-
- Esta noche se han construido muchas historias, se han entretejido muchos
destinos y el nuestro es tan sólo uno de ellos.

Y abriendo la puerta de su habitación me invitó a compartir su lecho en una


cama de gel, donde experimenté el descanso más placentero de mi vida. Al
acostarme, sentí como todas las tensiones acumuladas por el día y la faena
amorosa se desvanecían en cuestión se segundos, aquello era como permanecer
tendido sobre sobre varias capas de gelatina sin hundirte, al tiempo que una leve
ondulación provocaba un vaivén constante del cuerpo que actuaba como el mejor
de los somníferos. Pocos segundos bastaron para sumergirme en un sueño
profundo, largo e imperturbable que culminó a las diez de la mañana cuando
Aurora me despertó con un copioso y reparador desayuno, luego me dijo:

- Alistáte que nos vamos


- ¿A dónde?
- A reunirnos con el resto en el Parque de las Gaitas.

Justo al mediodía llegamos a nuestro destino, el Parque Suroeste o Astolfo


Romero, como también se le conoce. A la entrada se encuentra una estatua en
tamaño real del “Parroquiano” con su cuatro en la mano y realizada bajo una
técnica aún desconocida en mi época que le confiere un extremo realismo. Por un
momento sentí que de nuevo estaba frente al más grande de los gaiteros y
recordé aquella noche que al encontrármelo en la Calle Carabobo y le pedí que
me autografiara un CD suyo que llevaba en mi auto.

112
En su interior, el parque se haya rodeado de una extensa vegetación que
hace honor a la geografía zuliana, la entrada se encuentra bordeada por dos
hileras de cocoteros, mientras que a ambos extremos se aprecia un extenso
engramado en el que se alternan robles, cayenas, guácimos y cujíes, bajo los
cuales se tienden los marabinos a descansar, comer o simplemente esperar a que
se presente su agrupación favorita. Justo en el centro, se levanta la Concha
Acústica de unos 6 metros de alto por 12 de ancho, en el que se presentan las
agrupaciones en el “Amanecer Gaitero” o “Día de la Venezolanidad” como se le
está empezando a llamar desde hace algún tiempo debido al “Festival de la
Venezolanidad” que se desarrolla en sus instalaciones.

Desde hace algunos años, este parque representa el epicentro de las


festividades de Feria; a partir de las nueve de la mañana comienzan a presentarse
las agrupaciones folclóricas de Venezuela: la música llanera, el golpe tocuyano,
los galerones margariteños y hasta el calipso de la zona oriental, hacen acto de
presencia en un extenso recorrido por toda la geografía musical de Venezuela.
Este primer bloque se extiende hasta las 2 de la tarde, cuando se hace un
paréntesis para reiniciar el espectáculo dos horas después.

Pasadas las 4 se inicia el segundo bloque con música “no folclórica” y


alternativa que se produce en el país. Las agrupaciones noveles y consagradas
se reúnen para exponer su producción musical. Durante estas horas, hacen gala
los diferentes ritmos que se producen en Venezuela y cada año se invitan 3 ó 4
agrupaciones internacionales que estén generando nuevas propuestas musicales.
Es la oportunidad perfecta para que las agrupaciones “Indi” expongan su
producción, ya que muchos críticos y productores musicales de Latinoamérica y el
Caribe se congregan acá en la búsqueda de nuevos talentos.

Llegadas las 9 de la noche se hace un último “break”, para dar paso


propiamente al “Amanecer Gaitero” en el que se presentan las agrupaciones
zulianas, venezolanas e internacionales que cultivan el género. Un jurado
calificador evalúa todos los grupos y “orquestas” para determinar cuales se
llevarán el Premio Astolfo Romero de cada año. Esta última ronda se extiende

113
hasta las 7 de la mañana, después el jurado hace un pequeño receso y antes de
las 9 da el veredicto con las agrupaciones galardonadas.

Llegamos hasta unos toldos ubicados a las orillas del rio artificial, en el que
ya se encontraban bañándose algunos de los compañeros de grupo, entre ellos
Verónica que lucía un traje de baño de la época en una sola pieza y que parecía
estar delineado a pincel sobre su cuerpo. Aprovechando la ausencia de Aurora,
que se había ido a ensayar con su agrupación, me dediqué a contemplar a mis
anchas a aquella mujer que poco a poco había empezado a ejercer un efecto
inusual en mí.

Era un poco más baja que Aurora (si se me permite la comparación), también
era un tanto más blanca y en sus facciones se evidenciaba ese aire misterioso que
acrecentaba su “sex appeal”. Su cabello de un rojo cobrizo, armonizaba
perfectamente con sus ojos negros de una intensidad impenetrable. Pocas veces
la había visto sonreír, sin embargo su rostro traslucía una serenidad que
evidenciaba un perfecto equilibrio interior.

Cuando salió del agua y se tendió en una de las sillas que se encontraban
alrededor, un chico de la época se le acercó y estuvieron conversando por espacio
de varios minutos, hasta que ella con una excusa se levantó para retornar al
grupo. Mientras los contemplaba en aquella interacción, comprendí que esa chica
se había acoplado perfectamente al ritmo de la época, hasta el punto de pasar sin
ningún inconveniente por una mujer del 2075. Había en sus actitudes,
expresiones corporales (y me imagino que sus palabras), las características de
una maravillosa intemporalidad que la hacía pertenecer a cualquier tiempo sin
mayores complicaciones, de no haberla conocido me habría resultado imposible
relacionarla con mi época. Sin embargo, mientras yo me debatía en estas
disquisiciones, otros ojos también se encontraban clavados en ella con cierta
impaciencia, los de Ismael, a quien parecía importunarle su conversación con
aquel hombre.

114
Después de almorzar en uno de los tantos restaurantes ubicados las
inmediaciones del parque, me senté en la hierba debajo de un inmenso árbol de
eucalipto para contemplar a mis anchas el devenir de aquella sociedad con la que
me sentía tan identificado, pero a la vez tan distante. Los Marabinos del 2075
rompen en muchos aspectos con el estereotipo de mi época, sin embargo siguen
conservando varias características que los hacen inigualables en el país y
Latinoamérica.

Como constaté la primera vez me trasladé parcialmente a esta época,


muchos Maracuchos siguen reflejando ese aire jocoso y exagerado que los ha
caracterizado a través del tiempo, solo que ahora le dicen bucólicos y tienen plena
conciencia e identificación con su estilo. Aunque las modas han cambiado,
mantienen su preferencia por los colores cálidos y llamativos; las chicas son
sensuales por naturaleza y donde llegan son el centro de la atención; sin embargo,
su extraversión no se contrapone con la cultura, las buenas costumbres y el
respeto hacia sus semejantes.

Por un momento detuve mis ojos ante una chica que a todas luces cultivaba
este estilo, su ropa corta y ceñida traslucía sin mayor reparo la voluptuosidad de
sus formas, sin embargo, tendida en la hierba junto a su novio, le leía algunos
poemas al parecer de su autoría, cuyo estilo y elegancia denotaban un amplio
dominio de referentes culturales y literarios. Él, por su parte, la escuchaba
embelesado, al tiempo que deslizaba sus ojos de su rostro hacia un papel donde
al parecer la estaba dibujando.

Por otro lado, los marabinos elegantes, demuestran una mayor sobriedad en
su estilo, algunos hombres han vuelto a usar el bigote delgado, como los artistas
de cine de los años 50 y prefieren los colores ocres o claros que impusieron los
alemanes de principios del Siglo XX en Maracaibo. La mujer de este estilo, posee
una sensualidad discreta y (al igual que Aurora y Verónica) tienen la capacidad de
pasar inadvertidas o desplegar todo su encanto con tan solo cambiar de vestuario
o de actitud.

115
Analizando estas diferencias entre mis coterráneos del futuro, llegué a la
conclusión de que se trata de dos estilos que siempre han estado presentes en
nuestra sociedad y que ha sido el punto de inflexión entre “Marabinos” y
“Maracuchos”, sin embargo, en esta época se nota que cada quien ha asumido
plena conciencia de sus preferencias para reforzar los aspectos positivos y
atenuar los menos deseables. El resultado de esta elección se evidenciaba en un
nuevo concepto de ciudadanía donde la diversidad no era sinónimo de oposición
sino de complemento.

Es por ello que si tuviera que seleccionar lo que más me ha impactado de


esta Maracaibo por la que estoy de paso, no sería su arquitectura; ni la limpieza
de sus calles y plazas; tampoco sería su música o su gastronomía que le han
dado renombre internacional; lo que definitivamente me ha causado la mayor
impresión es su gente, que ha aprendido a convivir placenteramente en medio de
su diversidad, manteniendo en todo momento una noción de humildad y sencillez
que en nada se contrapone a un estilo bien definido y una autovaloración muy
clara.

CAPITULO XXII

(domingo 17 – lunes 18 de noviembre de 2075)

Casi sin darme cuenta el tiempo se fue pasando… durante horas permanecí
como un espectador silente, contemplando la interacción entre las personas de

116
este tiempo. Habría jurado que solo fueron algunos minutos, pero Aurora me hizo
ver que ya eran más de las 8 de la noche y dentro de poco se iniciaba
propiamente el “Amanecer Gaitero”. Tomándome de la mano, me llevó hasta la
Concha Acústica donde ya comenzaban a prepararse las primeras agrupaciones
que abrirían la noche.

Al principio me costó establecer alguna relación entre aquellos músicos y los


gaiteros que estaba acostumbrado a ver y escuchar en mi época. Algunos se
estructuraban como agrupaciones que no pasaban de los 10 integrantes; mientras
que otras, se perfilaban como verdaderas orquestas superando las 20 personas.
Casi toda la instrumentación era eléctrica y aunque tenía algunos referentes por lo
que había visto en los días previos, solo ahora tomaba plena conciencia de ello.

Cuando comenzaron a cantar, también percibí significativas diferencias: la


estructura de estas gaitas no era tan rígida, en su métrica ni en su temática; los
versos no estaban sometidos a una rima rigurosa que les restara calidad o
expresión literaria, por eso sonaban más libres, más fluidos y cargados de una
emotividad que se impregnaba en los sentidos.

Algunas gaitas cantaban al amor, otras a la cotidianidad de la vida, algunas


simplemente no tenían una temática específica, pues solo predominaba el ritmo y
la cadencia para bailar, para ello disponían de un interludio musical en el que los
arreglistas hacían gala de sus habilidades. El sonido de la tambora y el furro
seguían presentes, aunque la instrumentación fuera distinta y más tecnificada. Yo
escuchaba entusiasmado aquellos intérpretes, contagiándome de esta nueva
cadencia que había adquirido nuestra máxima expresión musical. Al verme en
aquella actitud, Aurora me refirió:

- Esta nueva tendencia para cantar la gaita surgió a partir de la tercera


década de este siglo y fue una propuesta musical que en sus comienzos
tuvo que enfrentar muchos obstáculos por parte de los críticos
conservadores que en cierta medida seguían controlando la producción de
las agrupaciones. Sin embargo, poco a poco fue ganando aceptación entre

117
los jóvenes, pues ofrecía alternativas para todos los gustos, tanto para los
que deseaban escuchar letras cargadas de sentimiento o romanticismo, así
como para aquellos que solo querían bailar y contagiarse de entusiasmo.
Después de 5 años, el género tuvo gran aceptación en el país y la demanda
del público incidió para que se empezara a escuchar durante todo el año. A
partir de allí, se comenzó a exportar. En la actualidad, existen agrupaciones
gaiteras en Panamá, Miami, Madrid y en varias ciudades hispanohablantes,
muchas de ellas se presentan hoy acá, lo que te puede dar una idea de la
trascendencia de este evento.

En ese momento se presentaba una agrupación de Maracaibo que abría con


el tema “Noches Latinas”, me sorprendió la cadencia de su ritmo y de su letra:

Noches latinas
Con aromas de gaita y de bachata
Con sabor a merengue y a nostalgia
Noches de pasión
Entre luces de neón
De callecitas estrechas
Donde el romance te acecha
Debajo de algún Farol.

Fue en una noche latina


De palmeras ondulantes…
Entre acordes embriagantes
Que tú llegaste a mi vida…
Y tu presencia festiva
Se me coló por el alma
Renovando la ilusión…
Con un beso en el malecón

Noches latinas
De sábado largo y gaita serena
Tú bailaste al ritmo que siempre suena
En una eterna ciudad… universal y latina
No sé si en México en Argentina
Si en Maracaibo o en Bogotá.

Aquella temática e incluso la estructura de la interpretación, rompían con el


concepto tradicional de una gaita (al menos el que yo tenía), pero para los

118
maracuchos del 2075 era una canción que los hacía cantar a coro. Los sonidos
tradicionales que identificaban al género, se complementaban perfectamente con
los sintetizadores y otros instrumentos desconocidos para mí, confiriéndole un aire
más universal, más trascendente, pero a la vez más etéreo que en ese momento
me trasladaba hacia lo que podría llamar “una intemporalidad maracucha”.

A pesar del tiempo que nos separaba, me sentía identificado con aquellas
gaitas y como una vez lo dijo Don Pedro Colina, “se me infló el pecho de orgullo al
saberme maracucho”. Ver a tantas personas congregadas en torno a la Cocha
Acústica, algunas cantando, otras bailando y todas disfrutando, me hizo reconocer
que así como nuestra gaita se había acoplado a las pautas que imponían los
tiempos para sobrevivir y popularizarse; de esa misma manera, nosotros
teníamos la posibilidad de abrirnos a los cambios, a ese infinito abanico en el que
convergen todas las alternativas y en el que se orquestan los sucesos que
conllevan a la innovación.

Pasadas las once de la noche, una de las agrupaciones hizo un alto en su


presentación al tiempo que el vocalista principal se dirigía al público:

- En esta ocasión quiero interpretar una gaita que se ha convertido en un


ícono de la libertad y el progreso de nuestro país y aunque es viejita, aun
nos sigue erizando la piel cada vez que la oímos. La primera vez que la
escuché, fue por boca de mi madre, quien me la cantaba para calmarme
cada vez que rompía en llanto, desde allí se convirtió en un referente
obligado de todas mis presentaciones… mi gente, “Se Acabó la Dictadura”:

“Se acabó la dictadura


Se terminó el comunismo
Volvemos a ser los mismos
Sin temores ni ataduras
Y aunque la cosa está dura
La patria hay que refundar
Todos juntos a luchar
La victoria está segura”

119
Al tiempo que sonaba este coro, todos cantaban con la misma pasión y
vehemencia con las que en mi época se entonaba “La Grey Zuliana” o “Sin
Rencor”, aquel tema parecía ser un clásico y por el contenido de su letra, hacía
clara referencia a la transición de la crisis que en mi época se estaba viviendo.
Después de un interludio musical, el solista comenzó a interpretar las estrofas:

“Por el Centro y el Oriente


Se avizora la esperanza
Como una Patria naciente
Que renueva su confianza
En Occidente y el Llano
Ya claman a viva voz
Para la Gloria de Dios
Yo si soy venezolano”.

Debo confesar que en este punto toda la piel se me erizó, aquella gaita se
asemejaba mucho a la que estaba acostumbrado a escuchar, lo que me hizo
suponer que pertenecía a un futuro próximo con relación a mi época. En ella se
exaltaba el optimismo de un pueblo que renacía de sus cenizas, que sin temores
ni resentimientos retomaba la senda del progreso, la tradición y la vanguardia. Por
algunos segundos, el vocalista estuvo jugando con este estribillo, cantando una
parte y dejando que los concurrentes entonaran la otra. Cuando pasó a la
siguiente estrofa, las emociones se desbocaron, hasta el punto que algunos
lloraron de alegría, mientras evocaban una parte de nuestra historia que no les
había tocado vivir, pero que conocían por referencia de sus padres o abuelos.

“Hoy cantamos al amor


A la vida y a la suerte
Patria socialismo o muerte
Ya no infunde más temor
Recordamos el fervor
De aquella lucha bravía
Cuando el pueblo defendía
Su derecho a estar mejor”

Al momento que se entonaba la gaita, en una pantalla adjunta a la Concha


Acústica, se reflejaban algunas imágenes de lo que para ellos era su historia

120
contemporánea, mientras que para mí representaban fragmentos de mi realidad
cotidiana y de un futuro inmediato que anhelaba con todas mis fuerzas. Allí pude
ver muchos eventos que me habían marcado en los últimos años y otros tantos a
los que no puedo hacer referencia para no condicionar una serie de sucesos que
deben desarrollarse. Sin embargo, puedo asegurar que todos los acontecimientos,
(aun los que parecen incongruentes), responden a un orden preestablecido y por
el que ahora estamos surcando satisfactoriamente.

La última estrofa de la gaita refería:

“Hoy somos un pueblo unido


Con una sola visón
Impulsar nuestra nación
Por el rumbo establecido
Ya no existen divisiones
Ya no hay resentimiento
Venezuela yo presiento
Que vienen tiempos mejores”

Después vino un coro alternado, en el cual el solista repetía el primer verso


y el resto de los vocalistas remataban con otro verso, al igual que en la salsa. Esto
le confería una mayor extensión a la gaita y se utilizaba para animar la
presentación e interactuar con el público. Cuando terminó el tema, uno de los
animadores del evento se dirigió al público para decirles:

- “Señores ya es 18 de Noviembre, un aplauso a Nuestra Virgen” -al tiempo


que se escuchaba el Himno de Nuestra Santa Patrona-

“Gloria a ti
Casta Señora
De mi pueblo bravo y fuerte
Que en la vida y en la muerte
Ama y lucha,
Canta y ora”

- Definitivamente hay cosas que nunca van a cambiar –dije para mí mismo
sin saber que me escuchaban-
- Por eso son tradiciones –me susurró una voz a mi espalda. -Era Verónica-.

121
En ese momento un despliegue de “fuegos digitales” engalanaron el cielo
Marabino, aquella combinación de efectos, colores y sonidos sobrepasaban con
creces a todo lo que estábamos acostumbrados a ver. Ismael aprovechó la
oportunidad para explicarnos cómo funcionaba esa tecnología:

- Es una técnica asiática que utiliza el cielo como una inmensa pantalla de
proyección, al tiempo que los sonidos se emiten desde puntos estratégicos
para darle un mayor realismo. La ventaja de este dispositivo, es que no
contamina, no pone en riesgo la integridad física de quienes lo manipulan y
las posibilidades de combinar imágenes y sonidos son muchísimas.

Y así, entre gaitas, naturaleza y esperanzas, experimenté el mejor amanecer


gaitero de mi vida. Pasadas las tres de la madrugada, se presentó Aurora con su
agrupación, sorprendiéndome con la popularidad que tenía entre propios y
foráneos; también aproveché para conversar con Verónica y constatar que
compartíamos muchas cosas en común, lo que me hizo corroborar las
impresiones que me había formado en torno a ella. Llegadas las seis, los albores
de la mañana me hicieron recordar aquella gaita de Renato Aguirre,
magistralmente interpretada por Ricardo Cepeda que dice:

Fresca está la madrugada


Y en la Aurora Maracucha
Una inmensa voz se escucha
Es el Bardo que en parranda
Cantando sus Gaitas anda
Deleitando a quien lo escucha

CAPITULO XXIII

Después de dormir hasta las 3 de la tarde, quienes profesábamos la Fe


Católica decidimos ir hasta la Basílica a homenajear a Nuestra Santa Patrona la
Virgen de Chiquinquirá, el resto se quedó en la residencia a ver televisión y
documentarse un poco más sobre los aspectos de la época. Aurora nos

122
acompañó, al tiempo que nos iba detallando algunas facetas de la ciudad que no
habíamos tenido tiempo de percatar.

Cuando llegamos al casco central, quedé sorprendido con las


transformaciones que se habían operado en su estructura urbana. Lo que en mi
época era una zona predominantemente comercial, se había convertido ahora en
un sector administrativo y político, donde tenían sus principales sedes la banca
pública y privada que operaba en el país. A lo largo de la Avenida Libertador se
encontraban las embajadas de todos los países con representación diplomática en
Venezuela, las cuales habían sido trasladadas desde Caracas como una reforma
para la descentralización del poder.

Así mismo, el Malecón se encontraba completamente remodelado, lo


atravesaba una pasarela rodeada a ambos extremos por sillas, farolas y una
estratégica vegetación que invitaba al esparcimiento de quienes allí llegaban para
esperar las embarcaciones con rumbo a Aruba, Bonaire, Curazao u otras ciudades
de la Costa Caribe Colombiana y Venezuela.

En la Plaza Bolívar, seguían funcionando las oficinas del gobierno estatal y


municipal, así como el Teatro Baralt, donde cada año se desarrollaba durante el
mes de Abril la Temporada de Ópera Centroamericana y del Caribe. En el Centro
de Arte Lía Bermúdez, funcionaba el Ministerio de la Cultura, como resultado de
otra medida de descentralización que se empezó a aplicar durante la transición
con el propósito de ubicar los ministerios en aquellas ciudades más propicias para
sus competencias.

La arquitectura orgánica alcanzaba en esta zona sus mayores expresiones,


alternándose con viejas edificaciones que se habían declarado patrimonio artístico
de la ciudad. Predominaban los colores cálidos, las avenidas amplias y una
extensa arborización integrada en su mayoría por cujíes robles y palmeras, como
una forma de resaltar el carácter tropical de la ciudad. En la Avenida Padilla, se
encontraban los mejores restaurantes para complacer a todos los gustos y
presupuestos. También seguía en pie el Centro Comercial Ciudad Chinita y el

123
Diario Panorama, aunque ambas edificaciones habían sido reestructuradas por
completo, a fin de responder a las tendencias arquitectónicas y el
aprovechamiento inteligente de los espacios urbanos.

Lo que si permanecía igual (o al menos casi igual), era la Basílica de Nuestra


Virgen Chinita. Cuando me encontré frente a ella, sentí que de nuevo me
transportaba a mi tiempo. En su interior, las bancas habían sido cambiadas por
otras más confortables y acolchadas; la iglesia también disponía de aire
acondicionado y permanecía abierta las 24 horas debido a su interés religioso y
turístico, por lo que prácticamente desfilaban feligreses a toda hora. Cuando
nuevamente me encontré frente a la tablita de nuestra Virgen, renové mi fe como
lo hacía cada vez que pasaba por su casa, sin embargo, pude notar que Aurora no
compartía aquel fervor.

- Vos no sois católica, ¿cierto?


- Soy creyente –me refirió- como la inmensa mayoría de la gente en esta
ciudad y en este mundo, sin embargo, no te puedo decir que sea católica.
El desarrollo de ciertas tendencias han redimensionado la percepción de
Dios y del Universo que se maneja en este tiempo. Las creencias han
cambiado mucho en estos sesenta años que nos separan, pero lo que si te
puedo asegurar es que el concepto de Dios se ha reafirmado en muchas
personas que originalmente eran ateas o agnósticas.
- Pero decime –pregunté intrigado- ¿Cuál es la religión predomina en esta
Maracaibo?
- La tolerancia. –respondió enfática, pero a la vez evasiva- Las iglesias
siguen existiendo, siguen congregando a la gente, pero todas han
reconocido que no tienen la exclusividad de la salvación. Existe un grupo de
filósofos, teólogos y científicos a escala mundial, que se han dado a la tarea
de realizar un trabajo multidisciplinario para dar una aproximación a lo que
ellos han dado en llamar “El Gran sistema Universal”. La base de esas
teorías es lo que ha impulsado el desarrollo social, espiritual y cultural que

124
se evidencia en esta época, pero no estoy autorizada para hablarte de ello
en este momento.

Y como una forma de desviar la conversación y cumplir con sus planes me


dijo con picardía:

- Para lo que si estoy autorizada es para otras cosas…


- ¿Para cuáles? -le pregunté mientras seguía su juego-
- Acompañame y veréis.

Nos apartamos del grupo y fuimos caminando por todo el “Paseo Ciencias”,
ahora convertido en caminería turística y ciclo vía, hasta llegar al malecón. La
tarde iba cayendo al paso que delineaba un hermoso crepúsculo sobre las aguas
del Lago; las gaviotas en desbandada, retornaban a sus nidos y un apacible
ambiente propiciaba las confesiones amorosas:

- Sabéis que te amo ¿Verdad? –le dije sin preámbulos ni medias tintas-.
- Yo empecé a sospechar que me enamoraría de vos desde la primera vez
que me subí a tu taxi.
- Siempre me pregunté cómo sería una relación en la distancia, pero nunca
me pasó por la cabeza una relación en el tiempo. –le dije-
- Si compartimos el mismo espacio, ya es suficiente para que podamos
seguir unidos.
- ¿Pero cómo? –le pregunté-
- Cuando estéis en alguna parte de la ciudad y una sensación de tierna
calidez se te presente en el pecho… tené por seguro que estamos en el
mismo lugar. Cuando escuchéis un susurro indescifrable que parece traer el
viento, es porque yo te estaré hablando desde mi época; si una ráfaga de
aire se cuela por tus labios, será porque te estoy besando, y no te estoy
hablando precisamente en sentido metafórico, sino de una manera
estrictamente literal, aunque suenen poéticas mis palabras. Sin embargo,
me tenéis que prometer algo.
- Lo que me pidáis –le recalqué-

125
- Que vais a ser muy feliz con Verónica.
- ¿Qué te hace suponer que voy a tener algo con ella?
- Muchas cosas, primero la afinidad emocional que existe entre ustedes y
segundo, porque tiene que ser así: vos y ella han sido parte de una
experiencia única, y a partir de mañana van a tener una misión en común,
transformar la dinámica de la ciudad en la que viven para sentar las bases
de lo que en su futuro será algo muy similar a lo que vivieron acá.

Diciendo esto, me recostó sobre sus piernas, al tiempo que contemplábamos


las primeras estrellas que comenzaban a poblar el firmamento. Al besarla por
última vez la sentí más mía que nunca, pero en el fondo comprendía lo que ella
me quería decir. A partir de mañana transitaríamos por sendas diferentes y yo
necesitaba configurar mi vida en lo sucesivo. Para ello, Verónica resultaba la más
apropiada, aunque de momento no tenía la certeza de sus impresiones.

En ese instante no resistí las ganas de preguntarle:

- ¿Vos tenéis pareja?


- Sí, es Ismael

Aquella confesión me agarró desprevenido, quizá porque esperaba escuchar


un no como respuesta, o a lo mejor porque nunca percibí entre ellos alguna señal
que delatara atracción, como sí lo había notado cuando Ismael miraba a Verónica.
Quedé atónito, sin nada que argumentar, pero ella lejos de incomodarse comenzó
a reír, al tiempo que me decía:

- Nos separan 60 años y una serie de cambios científicos, filosóficos y


culturales que han dado un giro vertiginoso a la sociedad. En tu mundo
resulta incongruente que una mujer pueda amar a otro hombre mientras su
pareja permanece indiferente ante los hechos, sin embargo, acá hemos
asumido sin mayores contratiempos que la afinidad puede darse entre dos
cuerpos que se atraen o entre dos almas que se buscan en el tiempo… o a
veces las dos cosas al mismo instante.
- Lo mismo le pasa a Ismael con Verónica, ¿Cierto?

126
- Así es, ellos son almas complementarias, como lo somos vos y yo. Durante
estos días han vivido un idilio muy parecido al nuestro y en este preciso
instante deben estarse despidiendo como lo estamos haciendo acá.
- ¿Ya ella sabe que su destino se encuentra ligado al mío? –le pregunté-
- Es posible que Ismael se lo esté diciendo, aunque estoy segura que ella lo
ha asumido sin mayores complicaciones. En muchos sentidos, Verónica se
ha sabido acoplar a la dinámica de este tiempo con más facilidad que vos, y
aunque no me lo haya dicho, sé que a Ismael le va a afectar cuando se
vaya.

De nuevo callamos, para que cada quien se entregara a sus pensamientos,


la noche ya cubría el entorno y una suave brisita preludiaba la cercanía de
diciembre. Por el Lago transitaban una gran cantidad embarcaciones, imprimiendo
un colorido ondulante a sus aguas. De alguna de estas barcazas se desprendía
una suave música que incitaba al romance, la quietud y la evocación. Durante los
días que había permanecido acá, no había escuchado ese ritmo y no podía
identificar el idioma en el que se cantaba, sin embargo, aquella tonada tenía la
facultad de transportarme hacia otras épocas y sumergirme en una eterna noche
de los tiempos donde se fusionaban presente, pasado y futuro.

Je say von macredí


Le cuas ret sheramon
Vou sans tres neparsí
Neoki reu, neoky reon

Era una tonada en Jarokí, un dialecto que nació en las aguas del Lago de
Maracaibo, como consecuencia de la interacción entre marineros provenientes de
diferentes partes del mundo que arribaban a la ciudad. Lo que al principio surgió
como una especie de papiamento, se convirtió en un fenómeno lingüístico muy
particular, fue la primera lengua nacida y hablada en el agua, una especie de
“aguapalabra” (como diría el Poeta Blas Perozo Naveda). De acuerdo a las últimas
investigaciones realizadas por Aurora, que era una fanática de aquel fenómeno, ya
el alcance de esta lengua se había extendido hacia las aguas del Golfo de
Venezuela y algunos sectores del Caribe Colombiano.

127
- Esa tonada en particular –me dijo- habla de un amor entre dos mundos
paralelos que se separan por el espacio, pero se entrecruzan por las
emociones… Un amor como el nuestro.

Aquella tonada fue lo último que escuché de la Maracaibo del Futuro, pero
su cadencia y sus acordes quedaron impresos en mi mente y emociones de una
manera indeleble, hasta el punto que en algunas madrugadas despierto con la
impresión de acabarla de escuchar.

__________o__________

Alrededor de las 11 de la noche, nos congregamos en el mismo lugar al que


habíamos arribado 84 horas atrás: Las inmediaciones del Centro Comercial Lago
Mall, allí estaban las embarcaciones que nos habían traído a esta época y que en
este momento tenían la misión de devolvernos a nuestro tiempo, para que nos
convirtiéramos en lo que estábamos predestinados a ser: Embajadores de la
“Maracaibo 6.0”. En los rostros de mis compañeros pude denotar la misma
emoción que había en mí, lejos de la nostalgia, predominaba el compromiso, el
deseo de trabajar por esa ciudad posible que ya se empezaba a gestar en el
tiempo y en el espacio.

Por eso, cuando las embarcaciones iniciaron su habitual giro en torno al


Lago, no sentimos que volvíamos al atraso, sino que retomábamos un
compromiso tácitamente adquirido y que nos daba la oportunidad de
redimensionar las estructuras preestablecidas, esta vez sobre la base de una
experiencia exclusiva que nos facultaba para determinar el rumbo de la ciudad en
los años y décadas siguientes.

Cuando retornamos a nuestra Maracaibo, un inusual alboroto nos hizo caer


en cuenta que no solo había cambiado el año, sino también el mes. Acá era el
primer domingo de diciembre de 2015 y la algarabía de los carros y la gente
celebrando en las calles, era el reflejo de que habíamos dado el primer paso para
esa transición a la que varias veces había hecho referencia Aurora. Pocos

128
segundos bastaron para que nos contagiáramos de esta euforia que al fin de
cuentas, también nos pertenecía.

Casi de manera inconsciente, me acerqué a Verónica y la besé en los labios,


en la boca, quizá en su alma… la besé con la certeza de que era tan mía como yo
era de ella, con ese desapego que Aurora me había enseñado a mí y que de
seguro Ismael le había transmitido a ella. Ella correspondió a mi beso de esa
manera que sólo podemos comprender quienes hemos experimentado un amor
futurista, sereno y fundamentado en la afinidad de dos almas que reconocen su
trascendencia en el espacio.

FIN

EPILOGO

Maracaibo 6.0

Quienes tuvimos la oportunidad de vivir aquella maravillosa experiencia en la


Maracaibo del año 2075, decidimos conformar un equipo multidisciplinario al que
dimos por nombre Maracaibo 6.0. Nuestro objetivo es realizar trabajo discreto,
pero a la vez sostenido, encaminado a impulsar los cambios que requiere nuestra
ciudad para transformarse en la URBE internacional y turística que está llamada a

129
ser. Sin pretensiones políticas ni económicas, simplemente aportando nuestro
esfuerzo para cambiar algunos aspectos de la cultura organizacional del marabino
e institucionalizar otros, que de alguna manera, siempre han estado latentes en la
conciencia de quienes nacimos, vivimos y queremos a esta hermosa ciudad.

De más está referir que me casé con Verónica y ya estamos esperando


nuestro primer hijo, según la ecografía de ultrasonido va a ser hembra, por lo que
hemos decidido llamarla Victoria. Una tarde, mientras veníamos de la consulta con
el médico, la pantalla del reproductor del auto se encendió, eran Aurora e Ismael
que se comunicaron con nosotros desde su época. Me alegró mucho saber que
ellos también estaban esperando su primer retoño que al parecer sería varón.

Estoy casi convencido de que aquel hijo que iba a tener Aurora era el
resultado de esa noche idílica que vivimos en su apartamento, así como la niña
que esperaba Verónica era la hija de Ismael. Me llenó de satisfacción saber que
de alguna forma permanecíamos entrelazados a través del tiempo y que nuestros
descendientes estaban predeterminados a ser en enlace entre esas dos
“Maracaibos” (perdón por el plural) por las que nos había tocado transitar.

Henrique se quedó en este tiempo, continuando el trabajo que había iniciado


Ismael. Oficialmente reside en Maracaibo, aunque constantemente viaja por
diferentes países del continente, impulsando el Proyecto Latinoamérica 6.0, del
cual nosotros formamos parte acá en la ciudad. Gracias a él hemos entrado en
contacto con otros grupos en las ciudades de San José de Costa Rica,
Barranquilla, Ciudad de Panamá, La Paz, Rio de Janeiro y Bogotá, que han vivido
experiencias similares a las nuestras y que se encuentran plenamente avocados
en esta empresa de transformar el orden actual para dar paso a una “Sociedad
Latina 6.0”, fundamentada en los principios de: Igualdad en la Diversidad, Armonía
con el Medio Ambiente, Solidaridad con el Prójimo, Respeto por las Diferencias y
el Reconocimiento de Dios como un Gran Sistema Universal, del cual formamos
parte sin dogmatismos, pero también sin pretensiones de poseer la verdad
absoluta.

130
Sigo trabajando como taxista, porque esa es mi contribución a la sociedad,
cada vez que monto a un nuevo pasajero, estoy consciente que las circunstancias
lo han llevado hasta mí, bien sea para integrarse a nuestro equipo de trabajo o
porque necesita cambiar sus percepciones en torno al mundo que le rodea. De
vez en cuando visito al hombre de la silla de ruedas, quien persiste en la espera
de Aurora, y aunque le digo que ya ella no volverá (al menos en la forma que él la
espera), sigue aferrado a su pasado y las pasiones incontroladas que se formó en
torno a ella. Lo he invitado a trabajar con nosotros, pero prefiere seguir con su
trabajo de manera aislada.

Para “no finalizar”, sólo me queda referirles que estamos transitando por la
senda correcta, las circunstancias espacio-temporales se están dando de acuerdo
a un esquema preestablecido que nos llevará a un futuro prometedor que nada
tiene que ver con el famoso “nuevo orden mundial”, ni con las visiones
apocalípticas que constantemente avizoran videntes o científicos. Los grandes
eventos que cambian el curso de la historia, son el resultado de pequeñas causas
positivas que gente como tú y como yo generamos cada día. En tus manos está el
ser artífice de las causas que institucionalizarán la Maracaibo del año 2075, por
eso, siempre que tengas la oportunidad visualiza, siente o repite esta frase:
“BIENVENIDO A MARACAIBO CIUDAD DE LIBERTAD, TRADICIÓN,
PROGRESO Y VANGUARDIA… AYER HOY Y SIEMPRE, TIERRA DEL SOL
AMADA”.

131
SOBRE EL AUTOR

Carlos Pereyra (Maracaibo 1974). Licenciado


en Letras (LUZ 1999) y Licenciado en
Educación (LUZ 2008). Profesor de Castellano
y Literatura en la E.T.C.R Rómulo Gallegos.
Asesor de Tesis, trabajos académicos y
producción escrita de diversa índole.
Administrador del Grupo: De “Maracaibo”…
Sus Vivencias, sus chistes y sus fotos.
Creador del Grupo: Feria de la Chinita Hacia
sus 50 años; Colaborador de la Asociación
Civil Cultural “A Que Te Cuento”.
Obras: Bienvenida a Venezuela, Verónica; El
Cielo que te Tienen Prometido; El Gran
Sistema Universal; Mensaje en la Botella;
Noches Latinas, La Renovación de los Votos
entre otras.
Contactos:
carlos_victor74@outlook.es
https://twitter.com/50_feria
https://www.facebook.com/carlos.v.gonzalez1
Teléfonos: 04162610004 – 04164625805

132

También podría gustarte