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¿Y qué culpa tiene?

Las recientes lluvias en el municipio han desencadenado un sinnúmero de eventos


desafortunados, calles inundadas, vidas perdidas, obras estancadas y muchísimas perdidas en los
cultivos de las zonas rurales. Como es de esperarse, muchas personas se apresuran a culpar a la
gobernación, a la alcaldía, al municipio o a una persona en particular sin conocer a ciencia cierta
las causas de la inmensa mayoría de los acontecimientos recientes.

Parece ser que a un grupo de desocupados se les ocurre culpar al alcalde de las lluvias, como si él,
al estilo de nuestros ancestros, se pusiera taparrabos y empezara a danzar a pedir más lluvia; para
abrirles un poco las “entendederas” y para aterrizarlos sobre las realidades geográficas,
climatológicas y sociales que ha traído la ola invernal, hay que darse un espacio para pensarlo
bien:

Empecemos estudiando la hidrografía del municipio, nuestras condiciones geográficas no son las
mejores, la construcción apresurada y la expansión sin estudios previos de la ciudad nos ha dejado
una serie de terrenos erosionables, desencauses de ríos que se convirtieron en los vertederos de
aguas negras de zonas que habían sido abandonadas por décadas y que solo hasta ahora se está
pensando en darles un alcantarillado digno, esto sumado a tener un rio que tiene cuatro giros a
noventa grados resulta ser la combinación perfecta para el desastre.

Ahora bien, la triste historia de nuestro municipio no termina allí, otro de los grandes problemas
que han generado esta serie de tragedias es el mal trabajo de la empresa de recolección de
basuras Urbaser, quien debería estar al tanto de la recolección juiciosa de los residuos de la ciudad
y que no ha dado la talla para la cobertura del servicio, dejando muchas zonas con una gran
cantidad de basuras que tapan los desagües y que generan inundaciones de las vías por las que
transitan los vehículos.

¡Ah! Pero qué sabroso se nos hace culpar a otro de nuestras desgracias, pero esperemos un
momento, falta una cereza en este pastel de porquería que ha inundado al municipio de Soacha y
esos somos usted y yo, que muy campantes botamos las servilleticas de la garulla, la colilla de
cigarro y la botellita de gaseosa en cualquier lugar en el que estemos, eso de la disposición de
residuos que nos enseñan en el colegio desde primaria y que nos repiten hasta el cansancio los
profesores de biología nos ha quedado como una simple decoración para el boletín de notas; así
las cosas, y aunque no queramos aceptarlo, lo que pasa es que nuestra cultura de limpieza es
paupérrima y nos pasa factura cada vez que llueve.

Ahora sí, y explicadito con plastilina, ¿entiende que no se puede culpar a una persona del desastre
que hemos hecho todos? Si le molestan las inundaciones haga un favor, guárdese su papelito en el
bolsillo y lo tira en la casa, así mucho ayuda para que la próxima lluvia no nos mate a alguien más.

Por: La Buriticá

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