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La crisis producto de la pandemia que se desató a nivel mundial afectó también a Paraguay.

Dado este contexto, el proceso de recuperación económica que se esperaba para este año
2020, tras un 2019 con crecimiento estancado, se vio suspendido y el gobierno paraguayo
tuvo que elegir entre priorizar la economía o la salud pública, optando por la salud dejando
de lado a la economía.
Las decisiones políticas y económicas del gobierno ante la crisis sanitaria generaron
grandes impactos, entre ellos la subida del dólar. La moneda estadounidense es una de las
más utilizadas en el comercio internacional y es la divisa de referencia para Paraguay que la
cotiza en su moneda nacional, el guaraní (GS). En nuestro país la conversión de la divisa
está relacionada principalmente con las necesidades de la actividad agrícola y el comercio
internacional, y el tipo de cambio se define por la oferta vs la demanda del dólar, es decir el
mercado lo define. Tenemos un régimen cambiario intermedio combinando diversos grados
de flexibilidad restringida con intervención en el mercado cambiario. El BCP interviene
inyectando o sacando dólares para mantener el cambio estable.
Las empresas del Paraguay han tenido una notable disminución de la demanda externa e
interna, especialmente en servicios, como resultado de las medidas de distanciamiento
social para frenar la expansión de la pandemia. Actualmente muchas empresas están
tomando decisiones drásticas a partir de esta crisis mundial, y la incidencia del tipo de
cambio en las empresas está haciendo que aquellas con compromisos en esta moneda deban
hacer recortes o reajustes en otros costos para amortiguar el impacto, en tanto que las
empresas importadoras eventualmente irían subiendo sus precios si el precio del dólar se
mantiene en alza o bien disminuyendo importaciones, las cuales de enero a mayo de este
año están en un -20%, comparado con el mismo periodo del año pasado. En Ciudad del
Este no llegan las cargas por problemas que se tienen en proveer todos los pedidos en
China, lo que causa problemas en el comercio de frontera. La industria farmacéutica
también registra problemas para la provisión de insumos chinos.
Por otro lado, como en Paraguay exportamos materia prima las empresas del sector
agropecuario pueden verse beneficiadas con esta devaluación del guaraní, aunque también
debemos tener presente que éstas a su vez pagan insumos en dólares lo que disminuye la
rentabilidad.
La divisa estadounidense repuntó 20 puntos en su cotización frente al guaraní en el cierre
de operaciones de la semana, y no hay expectativas de que este comportamiento cambie
pues responde mayormente a factores externos y no a situaciones que se registren en el
mercado interno:
Como el dólar es el principal refugio de la economía latinoamericana y mundial, las
monedas de nuestros países vecinos también han perdido valor en la medida que empeoran
las perspectivas económicas, las caídas se aceleran ante la fuga de capitales a destinos más
seguros por la incertidumbre financiera que genera la enfermedad.
Con respecto al sistema que utiliza Argentina, debido al cepo cambiario que implementa el
gobierno de dicho país algunas empresas buscan triangular sus operaciones. Ejemplo: abren
filiales en Paraguay, envían los productos a un precio más bajo para exportar a otros países
aprovechando ser miembro de Mercosur con poca tasa impositiva, los venden desde
Paraguay al país que desean y mantienen su dinero en cuentas paraguayas.
Básicamente, un cepo cambiario es una restricción a la compra o adquisición de una divisa
de otro país. El objetivo que busca es evitar que la moneda local se deprecie, es decir, que
pierda valor y que aumente la inflación. El cepo funciona en base a una serie de medidas
restrictivas que pueden variar dependiendo de las resoluciones que se quieran tomar, por
este motivo muchas empresas empezaron a entrar en default, una de ellas es el caso actual
de Vicentin con su sobreendeudamiento. Este caso ofrece una buena medida de la magnitud
de los problemas que tiene el país, el fracaso de la empresa es producto de una época: la de
Mauricio Macri, pues hasta diciembre del 2015 era una empresa próspera y sólida. Pero la
solución que propuso el kirchnerismo empeoró las cosas.
Los productores agropecuarios realizaron ventas anticipadas por temor al gobierno de
Alberto Fernández suba las retenciones, lo que obligó a Vicentin a acelerar las compras de
materia prima, la compra de mercadería se incrementó porque los productores querían
liquidarla antes del cambio de gobierno. La devaluación también impactó, lo que condujo a
que la cadena financiera se viera afectada. El día de ayer justamente en Argentina hacían
manifestaciones por este tema, pues el gobierno quiere expropiar la empresa.
Algo parecido sucedió esta semana con la retirada de Latam del país. Hasta diciembre del
2015, Latam era una empresa próspera, ganaba dinero. Los problemas serios de Latam
empiezan con la devaluación de Mauricio Macri, que le hizo perder cerca de 300 millones
de dólares entre 2018 y 2019. Sin esas pérdidas, seguramente hubiera tenido espalda
suficiente para enfrentar el golpe de la pandemia.
Para Argentina la caída de exportaciones y baja en los precios de los productos que le
vende al mundo son inminentes. Ni el cepo cambiario ni el aislamiento financiero ayudarán
a la economía a suavizar esos efectos y aún no queda claro cómo el nuevo panorama
impactará en la renegociación de la deuda.
Ya empezó a verse afectada la venta de carne a China, que fue el destino donde más habían
aumentado los despachos en los últimos años. Y otras compañías alimenticias deberán
buscar nuevos mercados para vender ante la crisis global. El problema es que a casi todos
los países con producción primaria les pasará lo mismo. El turismo también se verá
duramente afectado. Los hoteles recibirán menos extranjeros en los próximos meses y eso
repercutirá también en restaurantes y en los comercios especializados.
En cuanto a Brasil, se está llevando la peor parte de la historia, pues el real brasileño llega a
su mayor % de depreciación en lo que va del año:
La devaluación en Brasil tiene distintas causas. La más relevante es el impacto de la
desaceleración económica en China, más la incertidumbre por el efecto del coronavirus.
Desde 2009, China es el principal destino de las exportaciones brasileñas: el 27% de sus
ventas externas van a China. El segundo destino es Estados Unidos, con el 12%.
Ante un contexto global que luce más recesivo este país anuncia la nueva orientación de la
política económica: tasas de interés bajas y dólar alto. Los bajos tipos de interés y el buen
desempeño de la economía estadounidense mantienen deprimida la moneda nacional, el
mínimo histórico daña a los consumidores y favorece a los exportadores. Además, afecta al
sector turismo el cual es uno de los más importantes para el país (No lo favorece?).
Si bien anteriormente tanto Brasil como Argentina se encontraban en un régimen de tipo de
cambio fijo, es interesante analizar qué instrumento era preferido por la banca central para
estabilizar al tipo de cambio. En el caso de Brasil es evidente que se utilizaba
preferentemente la tasa de interés, mientras que la autoridad monetaria argentina utilizó en
mayor medida sus reservas internacionales como herramienta para estabilizar al tipo de
cambio.
Entonces, por un lado, el tipo de cambio en Argentina y Brasil aumentó su flexibilidad ante
la adopción de un régimen cambiario de mayor flexibilidad que una paridad completamente
fija. En el caso de Argentina se demuestra que efectivamente se transitó de un régimen de
tipo de cambio fijo, específicamente uno de junta monetaria, a un régimen de flotación
controlada. En el caso de Brasil, si bien aumentó la flexibilidad del tipo de cambio ante la
adopción nominal de un régimen de flotación libre, es notorio que el Banco Central de
Brasil sigue interviniendo en el mercado cambiario.
Gracias a estas políticas monetarias, las economías de mayor influencia en nuestro país
enfrentan escenarios con problemas graves en el caso de Argentina, y un futuro poco
promisorio en Brasil. Argentina en recesión, Brasil con poco crecimiento y Paraguay deja
de crecer con esta crisis.
En Paraguay, pese a la reactivación de varios sectores con la fase 3, no se espera un
significativo dinamismo al menos hasta el año que viene pues se estima baja actividad y
alto desempleo. La justificación del pesimismo que persiste alrededor de las expectativas
económicas radica en que no se espera un ritmo de demanda de productos y servicios que
acompañe a los esfuerzos del mercado por reactivar la oferta.
El Ministro de Hacienda aseguró que, de ir bien con la cuarentena inteligente, Paraguay
tendrá una caída en su economía entre el 2 y el 3%. No obstante, sería menor a la caída de
muchos países del mundo, de hecho, la revista The Economist realizó un ranking sobre las
economías emergentes en el mundo y en la región nuestro país se ubica en el segundo
puesto como una de las economías emergentes y de mayor fortaleza financiera, por detrás
de Perú, que en el ranking global figura en la posición número 4. Esta publicación evaluó la
deuda pública, la deuda externa, el costo del endeudamiento y las reservas de cobertura.

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