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“Año de la universalización de la salud”

UNIVERSIDAD NACIONAL SANTIAGO ANTÚNEZ DE MAYOLO


FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

TÍTULO: INFORME SOBRE SEMINARIO DE DERECHO AMBIENTAL Y


MINERO
ALUMNA:
 CASTILLO PINEDA Sherlley Mayenne

CURSO: DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO

DOCENTE: Dr. Fidel Reyes Norabuena

HUARAZ - PERÚ

2020
SEMINARIO SOBRE ACTUALIDAD DERECHO MINERO Y
DERECHO AMBIENTAL
 MINERIA Y FISCALIZACIÓN AMBIENTAL
El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) es un organismo
público técnico especializado, adscrito al Ministerio del Ambiente, y ente rector del
Sistema Nacional de Evaluación y Fiscalización Ambiental. Esta entidad se encarga de
fiscalizar a los administrados que pertenecen a los sectores de minería (mediana y gran
minería), energía (hidrocarburos y electricidad), pesquería (procesamiento pesquero
industrial y acuicultura de mayor escala) e industria manufacturera (rubros de cerveza,
papel, cemento, curtiembre, fundición de metales, biocombustible, elaboración de
bebidas y otros). Además, como ente rector, supervisa a las entidades de fiscalización
ambiental de los ámbitos nacional, regional y local, que se encargan de fiscalizar las
demás actividades económicas; ello con la finalidad de garantizar que estas entidades
desarrollen sus funciones de manera imparcial, ágil y eficiente. Desde setiembre del
2017, el OEFA ha buscado consolidar un nuevo enfoque de fiscalización ambiental: una
fiscalización que equilibre las tensiones propias de la interacción entre el desarrollo de
actividades económicas y el derecho que tienen todos los ciudadanos de vivir en un
ambiente sano. Este nuevo enfoque tiene como eje integrador la búsqueda de un
adecuado equilibrio entre la promoción de la inversión y la protección ambiental con un
claro objetivo de sostenibilidad. No se quiere una fiscalización ambiental que signifique
un sobrecosto, que desincentive la inversión o que afecte la competitividad económica.
Tampoco se quiere una fiscalización laxa, tímida, anodina, que aliente el
incumplimiento de las obligaciones ambientales. Lo que se busca es una fiscalización
eficiente, efectiva y razonable, auténticamente disuasiva, pero lejos de la arbitrariedad o
de la confiscatoriedad. Es así que durante los años 2015, 2016, 2017 y 2018 se
implementaron una serie de mecanismos destinados a lograr una mayor protección
ambiental, sin desincentivar la inversión privada. Se ha promovido la subsanación
voluntaria de las infracciones, la corrección oportuna de los efectos generados por estas
y la remediación de los daños ambientales que la minería en general arrastrar. Se ha
asegurado la predictibilidad de las decisiones de la autoridad administrativa, reducido su
discrecionalidad y, además, se ha garantizado un ejercicio razonable y gradual de la
potestad sancionadora.
 FORMALIZACION MINERA
De conformidad con lo previsto en dicha norma, a efectos de formalizarse, los mineros
informales debían de cumplir con todos y cada uno de los requisitos indicados a
continuación en un plazo máximo de 24 meses:

1.        Declaración de Compromisos: Los mineros que tuvieran la intención de


formalizarse, debían de presentar, una Declaración de Compromisos, mediante la cual
se comprometían a formalizarse e indicaban las áreas donde venían trabajando. La
presentación de dicha Declaración de Compromisos determinaba el registro del
correspondiente minero informal en el Registro Nacional de Declaración de
Compromisos.
El efecto más importante de la inscripción en dicho registro era que otorgaba a los
mineros informales un “escudo de legalidad”, es decir, les permitía continuar realizando
actividades mineras – sin ser considerados mineros ilegales – mientras culminaban el
proceso de formalización. A cambio, el Gobierno conseguía identificar a los mineros
informales y distinguirlos de los mineros ilegales.

2.         Título o Derecho sobre la Concesión Minera: Como segundo paso, los mineros
informales debían acreditar ser los titulares de la concesión minera donde venía
trabajando o haber suscrito con el titular de la misma un Contrato de Cesión o un
Acuerdo o Contrato de Explotación.
Al respecto, es interesante notar que la referida norma estableció, en contrapartida, la
obligación de los titulares de concesiones mineras de informar al Ministerio de Energía
y Minas la presencia de mineros informales en las áreas de su concesión y precisar si
tenían la intención de llegar a un acuerdo con ellos a fin de que continúen o no
realizando actividades mineras en dicha área a efectos de cruzar información.

La manifestación del titular de la concesión minera, en el sentido que no tenía intención


de llegar a un acuerdo con el minero informal que realizaba actividades en su concesión
minera, no determinaba la exclusión automática de dicho minero informal del Registro
de Compromisos. Al menos mostraba que la voluntad del titular de la concesión minera
era tomada en cuenta.

3.         Acreditar la Propiedad o Autorización de Uso del Terreno Superficial: Siendo


que, por regla general, la concesión minera es un inmueble distinto e independiente del
terreno superficial donde está ubicada, a efectos de culminar el proceso de
formalización, el minero informal debía acreditar ser el propietario del terreno
superficial a la concesión minera donde venía trabajando o haber suscrito un contrato
con el propietario del mismo que le permitiera realizar actividades mineras. Cabe
señalar que en el supuesto que el terreno superficial fuera un terreno eriazo del Estado,
no era necesario que el minero informal cumpla con este requisito.
4.         Autorización de Uso de Aguas:  Este paso implicaba que el minero informal
debía de obtener una autorización de la Autoridad Nacional de Agua (ANA), la cual era
otorgada por un plazo no mayor a dos años.
5.         Instrumento de Gestión Ambiental Correctivo(IGAC): Este es sin dudas uno de
los requisitos más importantes que debía de cumplir el minero informal, puesto que
implicaba tener un plan para adecuarse a la normatividad ambiental vigente,
principalmente en relación a emisiones, efluentes, prácticas no sostenibles y a
minimizar los impactos negativos. Al igual que cualquier instrumento de gestión
ambiental, el IGAC era preparado por el minero informal con el apoyo de un
profesional autorizado y debía de ser aprobado por el Gobierno Regional respectivo.
6.         Autorización de Inicio/Reinicio de Actividades. La emisión de esta autorización
determinaba el fin del proceso de formalización. Una vez que el minero informal
obtenía la Autorización de Inicio/Reinicio de Actividades era considerado como minero
formal.

Considero que la dación de esta norma fue muy positiva, pues permitía ir “filtrando” a
los mineros informales que efectivamente estaban siguiendo los pasos necesarios para
formalizarse y por tanto correspondían ser apoyados en dicho proceso y distinguirlos de
aquellos que no habían podido o, en algunos casos, siquiera hayan tenido la intención de
formalizarse. Cabe precisar que aquellos mineros que no cumplían con un determinado
requisito dentro del plazo previsto, eran excluidos del Registro Nacional de
Compromisos y no podían continuar realizando actividades al amparo del “escudo de
legalidad” que otorgaba la inscripción en dicho registro. Por tanto, de continuar
realizando actividades mineras eran considerados mineros ilegales.

 CONCESION MINERA

La Ley General de Minería: Concesiones reguladas Como norma base tenemos al Texto
Único Ordenado de la Ley General de Minería, la cual comprende todo lo relativo al
aprovechamiento de las sustancias minerales del suelo y del subsuelo del territorio
nacional, así como del dominio marítimo, exceptuando al petróleo e hidrocarburos
análogos, los depósitos de guano, los recursos geotérmicos y las aguas minero-
medicinales . Asimismo, la citada norma, en armonía con el régimen previsto en la
Constitución, establece que los recursos minerales pertenecen al Estado, cuya propiedad
es inalienable e imprescriptible. Por otro lado, la norma en análisis señala que el Estado
es responsable de evaluar y preservar los recursos naturales, y a su vez, de desarrollar
un sistema de información básica para el fomento de la inversión; para el cumplimiento
de tal objetivo, la LGM regula la actividad minera a nivel nacional y establece que la
fiscalización se realiza de acuerdo con el principio básico de simplificación
administrativa. Adicionalmente, de manera objetiva con relación al aprovechamiento de
los recursos mineros, la LGM establece que éste se realiza a través de la actividad
empresarial del Estado y los particulares, por medio del régimen de concesiones. Sobre
esa misma línea, el mencionado cuerpo normativo ha previsto que las autorizaciones
para la realización de las actividades de la industria minera por parte de los privados
sean otorgadas, mediante acto administrativo, empleando la figura de la concesión, la
cual puede ser otorgada como: (i) Concesión Minera, (ii) Concesión de Beneficio, (iii)
Concesión de Labor General y (iv) Concesión de Transporte Minero; de esta manera, es
posible apreciar que mediante dichas concesiones se abarca la totalidad de actividades
que se desarrollan en diferentes momentos de la cadena productiva de la industria
minera. Respecto a ello, corresponde realizar un breve desarrollo de los diferentes tipos
de concesiones para luego proceder a realizar un análisis integral de cómo se gestiona la
actividad minera en el país. Concesiones Mineras De manera previa al desarrollo de las
concesiones mineras reguladas por la LGM, es preciso anotar que el artículo 8 de la
misma legislación hace bien en proporcionar las siguientes definiciones: - Exploración:
Es la actividad mineta tendente a demostrar las dimensiones, posición, características
mineralógicas, reservas y valores de los yacimientos minerales. –

- Explotación: Es la actividad de extracción de los minerales contenidos en un


yacimiento.

- Desarrollo: Es la operación que se realiza para hacer posible la explotación del mineral
contenido en un yacimiento.

Acto seguido, el citado artículo establece que la “concesión minera” otorga a su titular
el derecho a la exploración y explotación de los recursos minerales concedidos que se
encuentren dentro de un sólido de profundidad indefinido, limitado por planos verticales
correspondientes a los lados de un cuadrado, rectángulo o poligonal cerrada, cuyos
vértices están referidos a coordenadas Universal Transversal Mercator (UTM). Así
también, es importante acotar que la concesión minera es considerada un inmueble
distinto y separado del predio donde se encuentre ubicada. Las partes integrantes estas
son, las labores ejecutadas tendentes al aprovechamiento de las sustancias minerales y
accesorias todos los bienes de propiedad del concesionario que estén minería en
nuestro país, es realizado a través del régimen de las concesiones que se otorgan a los
privados, de tal modo que el Estado cumpla con el principio de subsidiariedad4
contemplado en la Constitución Política del Perú. En este punto, cabe anotar que el
sistema dominialista y regalista bajo el que se desarrolla la actividad minera en nuestro
país mediante el mecanismo de concesiones, genera una situación particular respecto del
régimen de “propiedad” de los recursos mineros que se ven involucrados como
consecuencia de las concesiones mineras. aplicados de modo permanente al fin
económico de la concesión de la concesión minera siguen la condición de inmueble,
aunque se ubiquen fuera de su perímetro, salvo que se pacte la diferenciación de las
accesorias en el contrato. Adicionalmente, es necesario indicar que el artículo 10 de la
LGM establece que “La concesión minera otorga a su titular un derecho real,
consistente en la suma de los atributos que esta Ley reconoce al concesionario. // Las
concesiones son irrevocables, en tanto el titular cumpla las obligaciones que esta ley
exige para mantener su vigencia.” (El resaltado es agregado). Desarrollando una
conclusión sintética de lo señalado hasta este punto, puede decirse que la concesión
minera, para fines jurídicos, es considerada un bien inmueble sobre el que recae un
derecho real, irrevocable siempre que el titular actúe conforme a ley, a favor del
concesionario, y que incluye a las partes integrantes y accesorias de la concesión. A fin
de dar mayor claridad al contexto planteado, recordemos que los derechos reales son
aquellos que vinculan al titular del derecho con la cosa y, dependiendo del derecho real
del cual se trate , confieren a su beneficiario diferentes atribuciones (uso, goce, disfrute,
disposición, reivindicación). No es motivo del presente hacer un desarrollo doctrinario
acerca de los derechos reales y su contenido, empero, más adelante se realizará un breve
análisis sobre ellos. Se considera importante pronunciarse sobre la importancia del
hecho que la norma dote a la concesión de tal naturaleza; no solo para efectos de brindar
seguridad a los concesionarios, sino también, por las implicancias económicas que esta
realidad conlleva.

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