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com/doc/287962233/Cuadro-Comparativo-
Desarrollo-Social
Qué es Educación para el Desarrollo para el CED-UNIMINUTO
Rigoberto Solano Salinas
[…]Educación que lo coloque en diálogo constante con el
otro, que lo predisponga a constantes revisiones, a análisis
críticos de sus “descubrimientos”, a una cierta rebeldía, en
el sentido más humano de la expresión; que lo identifique,
en fin, con métodos y procesos científicos.
(Freire, 1969, p. 84-85)
Para comenzar, podemos formular varios interrogantes: ¿qué es exactamente la Educación para el
Desarrollo? ¿Un modelo? ¿Un enfoque? ¿Una apuesta política? ¿Quiénes participan de ella? ¿Qué
fines persigue? ¿Cómo se hace? ¿Para qué sirve? ¿Por qué ese tipo de educación y no otro?
Para comenzar, es importante considerar que en la visión de UNIMINUTO se indica que este Sistema
Universitario será reconocido, entre otros aspectos, por “[…] su contribución al desarrollo del país a
través de la formación en Educación para el Desarrollo” (UNIMINUTO, 2010). De otra parte, en la
misión se indica que UNIMINUTO busca “[…] formar profesionales altamente competentes,
éticamente responsables y líderes de procesos de transformación social; para construir un país justo,
reconciliado, fraternal y en paz” (UNIMINUTO, 2010).
¿Cómo lograr semejantes propósitos, particularmente los que aluden a la formación de profesionales 1
comprometidos con construcción de un país mejor? En el CED creemos que esto se logra desde la
Educación para el Desarrollo.
En primera instancia, es preciso indicar que la Educación para el Desarrollo es un enfoque pedagógico
que, en otras palabras, se refiere al sustento ideológico, las creencias en las que se basa una
propuesta de formación (Parra, 2002). Lo anterior significa que la EpD se refiere a una manera
particular de comprender la educación como estrategia para transformar la sociedad. Así, tenemos
que para el CED:
La Educación para el Desarrollo (EpD) es un enfoque pedagógico que, desde una perspectiva
ciudadana y democrática, promueve reflexiones y acciones individuales y colectivas para
contribuir a la transformación social. La EpD entiende el desarrollo como un proceso complejo,
que integra diferentes escalas (de lo local a lo global y viceversa) y dimensiones de la vida
humana (cultural, ambiental, política, económica, entre otras).
(Solano & Ortiz, 2010, pág. 28).
La anterior definición tiene múltiples implicaciones, pues todos los esfuerzos de la EpD apuestan a la
transformación social, por medio del desarrollo de capacidades que posibiliten en las personas el
ejercicio de una ciudadanía crítica, activa y socialmente responsable. En palabras de Miguel Argibay y
Gema Celorio, es “[…] una educación activa que promueve la cooperación solidaria, compromete a
profesorado y estudiantes en la defensa de los derechos humanos, de la paz, de la dignidad de las
personas y de los pueblos, oponiéndose a cualquier tipo de marginación por credo, sexo, clase o etnia.
Pretende que quienes participan […] incorporen el sentido crítico a través de este proceso de
enseñanza aprendizaje que les permite desarticular prejuicios e impulsar actitudes solidarias” (Argibay
& Celorio, 2005, p. 54).
Lo anterior insta a una reflexión permanente desde la EpD acerca de si se forma para la obediencia o
la indiferencia, o para la autodeterminación y la participación ciudadana activa, crítica y socialmente
responsable en procesos de desarrollo. La respuesta es que la Educación para el Desarrollo es un
enfoque que busca el posicionamiento crítico y activo de quienes participan en el proceso pedagógico,
así como su capacidad de comprender la realidad como multidimensional y en clave de analizar
permanentemente las relaciones de interdependencia entre Norte y Sur, así como entre lo local y lo
global. Esta mirada entiende a los ciudadanos como seres compuestos de razón y emoción, personas
en construcción permanente, por medio de su interacción con otros que son diferentes, a la vez que
co-responsables de la construcción de la realidad que se vive.
¿Cómo lograr estos propósitos? Como afirma el célebre refrán “Del dicho al hecho hay mucho trecho”,
respecto a la concreción de la Educación para el Desarrollo como enfoque, surgen a su vez distintas
preguntas, de las que daremos cuenta en este documento:
Si bien en la Educación para el Desarrollo los participantes en el proceso pedagógico asumen unas
funciones (como ser estudiante o docente) éstas no son determinantes de su proceso de aprendizaje.
Esto quiere decir que estudiantes, docentes, líderes de organizaciones sociales, miembros de
comunidades vulnerables, entro otros, son sujetos de aprendizaje, pues la formación de ciudadanos
críticos, activos y socialmente responsables es un proceso colectivo y a la vez autónomo que va más
allá de las aulas y el conocimiento letrado 1, también se encarna en los saberes populares, en los
movimientos sociales, en los aspectos emocionales de los seres humanos, en la cotidianidad misma.
Así, los sujetos de la EpD son tan diversos como la humanidad misma y esa condición propone un
campo de juego ideal para valorar y negociar las diferentes formas de ver y actuar en el mundo con un
sentido de interdependencia, pues como lo planteara Paulo Freire “Todos nosotros sabemos algo.
Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre” (Freire, 1970, p. 23).
Dado que toda formación ha de tener una estructura mínima, en general, los procesos de Educación
para el Desarrollo se estructuran así:
1
Un saber académico o científico que, eventualmente, podría marginar a muchas personas.
En consecuencia, estas etapas han de entenderse como cíclicas, pues el ser ciudadanos críticos,
activos y socialmente responsables implica un constante cuestionamiento de la realidad y de cómo
actuar para mejorarla.
Los contenidos
En primer lugar, en Educación para el Desarrollo hay que elegir contenidos adecuados para las
condiciones educativas, de edad, y de género, entre otras características, de los implicados en el
proceso pedagógico; esto quiere decir que no hay currículos rígidos, sino que deben ajustarse a las
características de los involucrados. Segundo, en cuanto al tratamiento de los contenidos, es
fundamental: 1-mostrar distintas perspectivas ideológicas de un mismo tema 2 y 2-abordar el
contenido en clave de lo local y lo global 3, así como de lo multidimensional, en donde se comprenda
que cualquier tema, contenido o problemática social abordados están relacionados con las
dimensiones ambiental, político-administrativa, económica y cultural de sus contextos.
Así, entre los principales temas de la EpD para el Centro de Educación para el Desarrollo se
encuentran: a) pobreza, desigualdad y exclusión, b) Derechos Humanos, c) equidad de género, d)
conflicto, paz y noviolencia, e) medio ambiente, f) interculturalidad, g) comercio justo y consumo
responsable, h) gobernanza global, y otros de importancia que inciden en las relaciones políticas de la
humanidad.
Dada la vastedad de estos contenidos y en virtud de que existen distintas posiciones ideológicas sobre
ellos, el compromiso político de la Educación para el Desarrollo con los participantes en los procesos
pedagógicos es mostrar los distintos puntos de vista a fin de potenciar en las distintos sujetos de 4
aprendizaje su capacidad crítica y argumentativa para que fundamenten mejor sus decisiones y
acciones.
Los escenarios
En EpD, el lugar en el que se aprende va más allá de los muros de una institución u organización social.
Esto significa desarrollar la habilidad para leer los contextos en los que se da la formación y explorar
las potencialidades de los participantes. Por ejemplo, el uso de TIC, las salidas de campo, comentar las
noticias del día, invitar especialistas o a personas que compartan sus experiencias y palabra,
establecer contacto con universitarios de otros países para analizar problemáticas comunes, son sólo
algunas de las posibilidades que propone y, de hecho, exige la Educación para el Desarrollo.
De igual manera, es importante generar ambientes de aprendizaje relacionados con distintos procesos
y proyectos sociales con comunidades, en donde los participantes tengan que asumir un papel cada
vez más protagónico y autónomo en su contribución al desarrollo local, como en el caso de las
Acciones Socialmente Responsables4 realizadas en el marco de Desarrollo Social Contemporáneo o el
2
Por ejemplo, sobre las preferencias sexuales hay posiciones religiosas, de derechos humanos, entre otras… es importante entonces que en una formación
desde la EpD se muestren esas distintas opciones ideológicas a fin de enriquecer la discusión, el debate y, por ende, el aprendizaje.
3
En donde, por ejemplo, si se tratara el tema de interculturalidad, desde la EpD se haga el ejercicio de relacionar problemas de orden global como las
confrontaciones entre gobiernos islámicos y occidente y si, eventualmente tienen relación con problemas de discriminación racial en Colombia.
4
En el investigación pedagógica Desarrollo Social Contemporáneo: El rediseño curricular como proceso de investigación y la investigación como generadora de
contenidos y prácticas pedagógicas se indica que “[…] A partir de la formación dada durante las 16 sesiones que componen este proceso, varios subgrupos, por
trabajo permanente que desarrollan los estudiantes en organizaciones sociales de Bogotá a través de
Práctica en Responsabilidad Social5. Todo lo anterior va orientado a vivir el ejercicio ciudadano como
una práctica cotidiana, que trasciende el ámbito universitario. En este tipo actividades los docentes
son facilitadores del aprendizaje.
A la hora de pensar en medios y recursos que faciliten el aprendizaje es importante que, como afirma
Rafael Grasa: “[…] Hagamos autocrítica, pensemos en qué imponemos […] y qué tenemos que
transformar de nuestras propias prácticas” (Grasa, 2005, p. 12). Esto es un llamado a emprender
varias acciones como:
Reflexionar sobre las prácticas pedagógicas, sobre lo hecho, para cuestionar los propios métodos
y sugerir caminos innovadores y eficaces para generar mejores formas de aprender.
Generar diálogos permanentes entre los grupos de formadores acerca de sus prácticas, en donde
se compartan metodologías, dificultades y logros.
5
De cualquier manera, con respecto a los medios y recursos lo más importante es reflexionar
permanente sobre las distintas didácticas y materiales que permitan mejorar el aprendizaje.
La evaluación
Este es un tema capital en cualquier proceso pedagógico, pero particularmente en el enfoque de EpD:
¿cómo evaluar la formación de ciudadanos críticos, activos y socialmente responsables?
Definitivamente no se puede reducir a la certificación del conocimiento de unos determinados
contenidos. Es preciso que desde la EpD se dé un salto cualitativo hacia la evaluación formativa,
descentrada del docente como árbitro exclusivo del proceso.
curso, deciden planear y emprender una acción socialmente responsable que cuenta con la participación de: a) organizaciones comunitarias y sus respectivos
agentes transformadores, b) el equipo de docentes del CED, y c) las familias, amigos y en algunos casos, empresas en las que trabajan los estudiantes. Estas
acciones tienen como propósito materializar algunos de los aprendizajes construidos a lo largo del semestre. […] Cabe señalar que para el desarrollo de las
temáticas de cada módulo, se pretende que el estudiante realice un análisis integral de la realidad y de las diversas formas de intervenir en ella para modificarla”
(Ortiz & Solano, 2010, p. 45).
5
En otra investigación del CED en la que se sistematiza la experiencia de sus procesos pedagógicos, sobre la Práctica en Responsabilidad Social se evidencia
como “[…] a los estudiantes esta experiencia parece subirles el autoestima tanto profesional como personalmente. Profesionalmente, se dan cuenta que son
capaces de trabajar de manera independiente, de llevar a cabo proyectos o actividades diseñadas por ellos y que tienen buen recibimiento por las personas de la
comunidad a donde van a trabajar; relacionado con esto, se dan cuenta que pueden aportar mucho desde sus respectivas carreras y dándoles un nuevo sentido a
lo que hacen. Por otra parte, personalmente se transforman en cuanto a su manera de relacionarse con otros, de entender contextos y realidades distintas,
haciendo que valoren de una manera diferente sus propias vidas. En muchos casos, también el afecto que se genera en el trascurso de la práctica tiene un
impacto positivo sobre ellos” (Botero, 2011, libro en proceso de publicación).
Valorar el aprendizaje implica, en primera medida un ejercicio auto-reflexivo del estudiante sobre su
proceso en términos intelectuales, pero también emocionales y éticos; de otra parte, es importante
que la evaluación sea también un ejercicio de corresponsabilidad entre los mismos estudiantes, pues
ello les permite desarrollar capacidades críticas a la vez que la capacidad de reconocimiento y
valoración del trabajo de sus pares; finalmente la evaluación de un docente o de un experto que
profundiza en las claves para mejorar el aprendizaje es la que más fortalece y humaniza a los
estudiantes que participan en una determinada clase o proceso social. Esas lógicas de hetero-
evaluación referidas anteriormente, lo que reitera el principio de que la realidad es construida, que los
seres humanos somos interdependientes, como lo plantea el enfoque de Educación para el Desarrollo.
Bibliografía
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http://www.belatzak.org/public/articulos/educarDesarrolloRafael.pdf
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Ortiz, Y. & Solano, R., (2010). Desarrollo Social Contemporáneo. Bogotá: Corporación Universitaria
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Solano, R (2011). Ponencia: ¿Cuál educación para que desarrollo desde el Sur?: Reflexiones y retos a
partir de un estado del arte sobre Educación para el Desarrollo. En Memorias VII Encuentro
Internacional de Investigadores de la RLCU. Disponible en:
http://alejandria.poligran.edu.co/data/publ/memorias/0001/flip/29.pdf
UNIMINUTO (2009). Modelo Curricular para Programas Tecnológicos y Universitarios. Bogotá:
Corporación Universitaria Minuto de Dios.