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Carax, Ozon, Ducournau, Hansen-Løve y Audiard aparte, la

Sección Oficial de Cannes 2021 aún tiene más propuestas de


cineastas franceses, con una selección extraordinariamente
larga en una edición en la que hemos visto desde grandes dramas
a romances y enormes títulos de género, de lo más convencional a
lo más extremo, y donde no podía faltar el cine social más
reivindicativo.

Con tonos muy diferentes y una puesta en escena que poquísimo


tiene que ver entre sí, Catherine Corsini y Bruno
Dumont proponen sus particulares críticas sociales en un
ambiente especialmente pertinente, en esta época post-covid. La
primera, con un drama realista que pone en el centro al sistema
de sanidad pública francesa en 'La Fracture’, y el segundo con un
desternillante mazazo a los medios de comunicación en 'France'.

'La Fracture'

Pelea tras pelea, grito a grito, Julie (Marina Foïs) y Raphaëlle


(Valeria Bruni Tedeschi) están al borde de la separación cuando la
segunda resbala y se rompe un brazo. Lo que podría parecer una
intervención médica sencilla se transforma en una terrible
pesadilla cuando las urgencias del hospital colapsan
dolorosamente ante una avalancha de heridos graves
provocados por las manifestaciones que los chalecos amarillos
llevan días convocando por toda la ciudad, y en las que también
se encuentra atrapado el hijo de una de ellas.
En ese ambiente bronco, entre la crispación social y la de las
propias protagonistas, una tormenta de discusiones mantiene
dividida a una abarrotada sala de espera que no duda en tirarse al
cuello de quien piensa diferente, manteniendo una furiosa
argumentación del ideario de cada cual. En medio del caos
argumental, la paralización de los servicios médicos, ya en
huelga y sin recursos para atender correctamente todo lo que se
les viene encima.

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Con una puesta en escena a ritmo frenético, de movimientos


rápidos y donde no dejan de ocurrir cosas, Corsini se las apaña
para crear una tensión angustiosa a menudo aligerada por la
carcajada de los momentos más hilarantes de una brillante
Valeria Bruni Tedeschi, que sin duda constituye lo mejor de la
película.
En ese estilo que simula la sensación de un agotador e
interminable plano-secuencia y que recuerda a la serie francesa
'El colapso', la película recoge esa llamada de atención para
proteger los servicios médicos públicos, en una metáfora de lo
vivido en el último año durante la peor emergencia sanitaria de
los últimos tiempos. Una propuesta solvente y efectiva,
absolutamente reivindicativa, que mantiene la atención por
medio del alivio cómico.

'France'

Al otro lado de la crónica social francesa, el siempre esperado


Bruno Dumont, que llegaba en la recta final del Festival de
Cannes con una propuesta loquísima como última bomba, entre
el estupor y la incredulidad, las alabanzas y los abucheos más
feroces. Debajo del brazo, una tragicómica historia patética
sobre los medios de comunicación en la Francia actual de la
superficialidad y la hipocresía.

Una carismática periodista en la cumbre de su carrera, France (de


nuevo Léa Seydoux), está a punto de colapsar después de tener
un desafortunado accidente que le sirve de revulsivo ante su estilo
de vida y el papel que desarrolla con su trabajo.

Como no podía ser de otra forma de las líneas de Dumont, el


acontecimiento que normalmente serviría para dar un cambio de
vida y mejorar como persona, en la piel de estos personajes
siempre histéricos y mezquinos, sólo sirve para empeorar la
situación, entrando en una deriva totalmente desquiciada y
absurda.

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Como la periodista, la película se atasca en algunos de esos
pasajes donde tragedia y humor se mezclan, descolocándonos y
generando confusión sobre un tono algo desdibujado que a
ratos no termina de encajar, pero que en otras ocasiones deja
situaciones tremendamente divertidas y geniales.

Alejado de ese contexto rural extraño en el norte del país, donde


el cineasta ha desarrollado el cuerpo de una obra bizarrísima y
memorable, Dumont se pierde en ocasiones en el lado del drama,
para funcionar de nuevo en su pleno esplendor en el trazado
de esos personajes grotescos a los que nos tiene
acostumbrados y en esas situaciones cómicas de lo
absurdo que el francés domina tan bien.

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