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Comité Editor
Director: César Torres Ortiz
Malena Flores Terrazas / Kattia Rojas Yáñez
/ Franco Yupanqui Allca
Correo-e: ethnos.unmsm@gmail.com
Producción editorial
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Facultad de Ciencias Sociales
ISSN
2709-5630 (Print)
Presentación 7
Luis Millones Santa Gadea
Editorial 9
Comité Editor
Primera parte:
EXTROSPECCIÓN
Artículos y Ensayos
Segunda parte:
INTROSPECCIÓN
Artículos y Ensayos
Tercera parte:
BRICOLAGE
Reseñas
Anthropology and/as Education. Tim Ingold (2017) 197
Joel Acuña
Traducciones
La planta redescubierta: un relato del encuentro
de la ayahuasca con el pueblo Yudjá (2018) 203
Tânia Stolze Lima
Intervenciones
Entrevista a Verena Stolcke 227
Presentación
Luis Millones
Profesor Emérito
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Desde la primera vez que asumí la docencia universitaria (Huamanga 1964, lue-
go San Marcos 1971) siempre me impactó la voluntad estudiantil de asomar sus
avances y mucho más importante: sus opiniones sobre la carrera que empren-
dían. En aquellas fechas, como ahora, su decisión sobrepasaba la sorpresa o
desagrado de sus padres, parientes y amigos que quedaban desconcertados al no
entender lo que los jóvenes querían hacer en la universidad. Desoyendo consejos
que sonaban sensatos de seguir carreras tradicionales como derecho, ingeniería
o medicina y que hoy renacen en la voz de los padres como “comunicaciones” o
“turismo”.
Las revistas que vi nacer y desaparecer, generalmente, después del N° 1,
tendían a mostrar más voluntad de escribir y publicar que reflexión sobre la
Antropología, y abundaban en trabajos de campo construidos sobre la exigencia
de algún curso, refinado o reconstruido al que sumaban comentarios apresura-
dos. O en más de un caso, contenían mayor número de colaboraciones de los
docentes, que arrinconaban los artículos de los alumnos.
Los propios editores del CEAN que nos entregan esta revista, también dan
cuenta de los intentos de establecer voceros estudiantiles en tiempos no muy
lejanos. Que esto haya ocurrido no debe hacer flaquear la voluntad de volver a
intentarlo, la presente aventura se ha dado el lujo de convocar alumnos egresados
del exterior, con lo cual añade a sus méritos el desafío de competir con otras es-
cuelas, ajenas a la historia, la línea de docencia o investigación fundada por don
Luis E. Valcárcel.
Los aciertos e inconvenientes del texto que presentamos no tienen su origen
en la universidad. Hemos mencionado dos de los errores comunes, pero hay que
decir con total énfasis que tales deficiencias nos llegan de las muchas pobrezas de
la educación escolar, entre ellas la incapacidad de escribir.
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Editorial
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EDITORIAL / ETHNOS 1
Agradecimientos
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ETHNOS 1 / NEKSON PIMENTEL SÁNCHEZ
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Notas sobre espacios académicos estudiantiles
de Antropología en San Marcos
A lo largo de los años los estudiantes han jugado un rol de mucha importancia
en la trayectoria de la enseñanza de la antropología en San Marcos y en la pro-
ducción académica mediante la edición de revistas y la organización de una serie
de eventos académicos como congresos, conversatorios, y mesas de debate (EAP
2003; Gutiérrez, 1985, 1996). En las siguientes líneas se busca hacer una breve
descripción de los espacios académicos más importantes creados e impulsados
por los alumnos de la Escuela desde sus tiempos iniciales.
Una primera organización de los estudiantes fue la Asociación Peruana de
Estudios Antropológicos, formada por alumnos de los institutos de Arqueología,
Etnología, Historia, Geografía y Lingüística de la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos, y organizó el Primer Conversatorio de Antropología que se inau-
guró el 31 de octubre de 1950, con asistencia de catedráticos y estudiantes de la
Facultad de Letras, con fines de presentar el avance de sus estudios de campo,
siendo miembro consultivo el historiador Raúl Porras Barrenechea. Entre las po-
nencias y temáticas presentadas en este primer conversatorio incluyen: “La an-
tropología y los estudios en la selva peruana” (Alfonso Trujillo Ferrari); “La obra
histórica de Enrique Torres Saldamando” (Teófilo Espejo Núñez); “Observaciones
sobre el problema de la vivienda en Lima” (Luis Anglas Quintana); “La impor-
tancia de los estudios lingüísticos en el Perú” (Guillermo Escobar Risco); “La
importancia de la antropología social en el Perú” (Manuel Ñique); “Folklore y
educación” (Oscar Santisteban Tello); “Arquitectura precolombina de las culturas
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NOTAS SOBRE ESPACIOS ACADÉMICOS ESTUDIANTILES DE ANTROPOLOGÍA EN SAN MARCOS / ETHNOS 1
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ETHNOS 1 / NEKSON PIMENTEL SÁNCHEZ
Referencias bibliográficas
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Sobre los autores
Gustavo J. Santaolalla
Argentina. Estudiante avanzado de Antropología Social en la Universidad de
Buenos Aires. Con interés en la perspectiva desde los cuerpos. Realiza etno-
grafía en milongas en Buenos Aires con vistas a su tesis.
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SOBRE LOS AUTORES / ETHNOS 1
Marcio Goldman
Brasil. Antropólogo. Doctor en Antropología por la Universidad Federal de
Río de Janeiro (UFRJ) con la tesis titulada “Razão e diferença: afetividade,
racionalidade e relativismo no pensamento de Lévy-Bruhl”, publicada pos-
teriormente en 1994. Actualmente se desempeña como profesor del Museo
Nacional en la misma casa de estudios. Destacan entre sus temas de interés
dentro de la investigación antropológica la religión, la política y la episte-
mología, logrando investigaciones durante más de dos décadas en el Estado
de Bahía acerca de las religiones de matriz africana y la concepción de lo
político. Ha escrito obras como Antropologia, voto e representação política
(1996); Alguma antropologia (1999); Como Funciona Democracia: Uma Teoria
Etnográfica Da Política (2006); Mais alguma antropologia: Ensaios de geografia
do pensamento antropológico (2016) y ha contribuido con numerosos artícu-
los para otras publicaciones.
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ETHNOS 1 / SOBRE LOS AUTORES
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SOBRE LOS AUTORES / ETHNOS 1
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PRIMERA PARTE
EXTROSPECCIÓN
Artículos y Ensayos
Migraciones contemporáneas:
Formas de xenofobia en el caso francés
Resumen:
Analiza el caso de la migración contemporánea en Francia y las actitudes de la sociedad
francesa ante actores sociales extranjeros a partir de las opiniones vertidas por varios
de sus miembros que fueron recogidas fuera de su territorio, en el ejercicio del turismo
receptivo. El objetivo es dilucidar las razones que motivan a cierto sector de la población
francesa a expresar malestar con respecto a los actuales flujos migratorios, interrogándonos
particularmente por el caso de la población musulmana —por lo general proveniente de
África del norte y Medio Oriente— frente a otras migraciones, desplazando incluso otros
problemas de gran envergadura en la sociedad francesa.
Palabras clave: migración contemporánea, xenofobia, islamofobia, comunitarismo,
Francia
Abstract:
It analyzes the case of contemporary migration in France and the attitudes of French
society towards foreign social actors based on the opinions expressed by several of its
members. These opinions were collected outside their territory, in the practice of tourism.
The objective is to elucidate the reasons that motivate a certain sector of the French
population to express discomfort with current migratory flows, particularly questioning
the case of the Muslim population —usually from North Africa and the Middle East— in
face of other migrations and even displacing other major problems in French society.
Keywords: contemporary migration, xenophobia, Islamophobia, communitarianism,
France.
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MIGRACIONES CONTEMPORÁNEAS: FORMAS DE XENOFOBIA EN EL CASO FRANCÉS / ETHNOS 1
alianza con la centroderecha para así evitar la llegada al poder de Le Pen, hija del
mayor ícono vivo de la ultraderecha francesa, Jean-Marie Le Pen.
Esta tensión se manifiesta en distintos niveles y desde ambos frentes: por un
lado, de hostilidad y desconfianza de parte de las sociedades de acogida que con-
sideran su calidad de vida afectada por la situación del migrante; y por el otro, en
la aparición del comunitarismo2 entre los grupos de migrantes quienes se asocian
para mantener sus tradiciones, reivindicando no sólo sus orígenes sino también
creando lazos solidarios frente a una realidad hostil que enfrentan en común.
El presente ensayo analiza el caso de la sociedad francesa a partir de las opi-
niones vertidas por ciudadanos de dicha nacionalidad ante la problemática de
la migración, recogidas en el ejercicio del turismo receptivo3. El contexto en que
se recogen las frases y opiniones es el del ciudadano francés que sale de su país
por turismo y entabla conversación con un interlocutor extranjero (en este caso
peruano). El objetivo es dilucidar las razones que motivan a algunos sectores de
la sociedad francesa a expresar su malestar, y comprender el énfasis puesto en
la problemática de la migración musulmana frente a otras migraciones e incluso
frente a otros problemas sociales.
Para ello, indago en el contexto que da origen a las migraciones contempo-
ráneas en Francia, en particular el caso de las poblaciones que profesan el islam,
repasando además algunos casos emblemáticos de hostilidad entre franceses e
inmigrantes. Además, estudio la formación de la opinión pública frente al tema
dando una lectura al debate sobre la educación, los medios y los partidos políti-
cos que resulta clave. Preliminarmente, cabe resaltar el hecho de que la tensión
actual no sería producto de las diferencias étnicas per se, sino de un conjunto de
problemáticas que incluye los conflictos armados, el colonialismo, los modelos
económicos, la marginalidad y el oportunismo político.
Si bien este trabajo no contempla un estudio comparativo con la sociedad
peruana, sí se vuelve pertinente estudiarlo como ejemplo, ya que los casos de
xenofobia a partir de las migraciones no son nuevos en los distintos países del
mundo. El estudio de otros casos contemporáneos es una oportunidad para el
2 Acerca del fenómeno social del comunitarismo: “Se centra en señalar los efectos negativos de las so-
ciedades modernas liberales (…) pérdida de los valores comunitarios, desarraigo de los individuos res-
pecto a sus tradiciones. Para los comunitaristas, la vida de las personas no puede entenderse al margen
de su comunidad, cultura y tradiciones. (…) El sujeto político ante todo pertenece a una comunidad.
Una comunidad de memoria y creencias que le precede y a la que debe lealtad y compromiso.” (García
Rubio, 2007).
3 Según la Organización Mundial de Turismo (OMT), el turismo receptor es aquel que “engloba las activi-
dades realizadas por un visitante no residente en el país de referencia, como parte de un viaje turístico”.
Para el Perú, turismo receptivo “son las visitas que recibe un país desde otros países” (PROMPERU,
2017).
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ETHNOS 1 / ANDREA BUSTAMANTE ALFARO
Cabe aclarar que, si bien los turistas franceses pueden ser muy distintos, según
la estadística francesa se puede considerar que quienes viajan fuera del país —a
destinos lejanos— son aquellos que cuentan con empleo; principalmente los gru-
pos de altos cargos en empresas, las profesiones medias y los jubilados, por tanto,
personas con cierta estabilidad económica (Hillaireau & Khiati, 2016). El mismo
estudio sostiene que la población francesa practica el turismo mayoritariamente,
siendo más del setenta por ciento la cifra de viajeros en general, y cerca de un
veinticinco por ciento de la población francesa, el que realiza por lo menos un
viaje al extranjero por año. Por su parte, un estudio del MINCETUR señala que
los franceses son los segundos ciudadanos europeos en visitar más el Perú, con-
firmando que se trata principalmente de personas con empleo (80%), jubilados
(5%) o estudiantes (15%) mayores de quince años. Del total, cuentan con un alto
grado de instrucción, el 83% (PROMPERU, 2017).
De acuerdo con mi experiencia, hay una serie de preguntas que son formula-
das por parte de la mayoría de los turistas de tipo cultural que visitan un país por
primera vez. Por regla general, dichas dudas tienen que ver con el país al que se
visita. Sin embargo, he podido observar que el turista francés suele practicar una
mirada comparativa del destino que visita, formulando preguntas y comprendien-
do mejor las cosas al hallar un equivalente en su propia realidad, es decir, siguien-
do una lógica en la cual, si “x” es la realidad de Francia, ¿cuál sería la del Perú?
De esta manera, durante el año 2016, fueron incontables las veces en que las
preguntas formuladas por su parte —o la conversación en general— seguían el si-
guiente recorrido: “¿Aquí hay migración de otros países?”, “¿Aquí hay musulma-
nes?”, “¿Existen mezquitas en Perú?”, “¿Aquí se sabe lo que ocurre en Francia?”.
Luego de responder sobre cuál era la realidad local, fue surgiendo una conversa-
ción en la que los relatos sobre la migración en Francia cobraban distintos mati-
ces, pero que reflejaban una especie de preocupación: “[…] la France n’appartient
4 Además de estar cursando el último año en la EAP de Antropología de la UNMSM, desde el año 2007
ejerzo profesionalmente la carrera de Guía Oficial de Turismo, en la rama del turismo receptor. En esta
labor convivo días enteros con grupos de turistas extranjeros que recorren el país, lo cual me ha permi-
tido mantener conversaciones cotidianas con los mismos. Es dentro de ese marco que se reunieron las
opiniones de varios ciudadanos franceses a lo largo del año 2016 citadas en el presente ensayo y que
inspiraron esta investigación.
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MIGRACIONES CONTEMPORÁNEAS: FORMAS DE XENOFOBIA EN EL CASO FRANCÉS / ETHNOS 1
plus aux Français” (“[…] Francia ya no es de los franceses”). Esto dio origen una
preocupación propia: ¿Cuál es el origen de esta afirmación?
Sin duda, la relación que se muestra más conflictiva entre estos ciudadanos
franceses, que se consideran como tales, y los inmigrantes o sus descendientes,
es con aquellos que profesan la religión islámica. A ellos se les acusa de no querer
adecuarse al país que los recibe, de exigir respeto a sus costumbres y de no res-
petar las del país de destino. Existe un amplio desacuerdo con la proliferación de
mezquitas en el país, las mujeres portando velos que cubren su rostro, los hora-
rios de rezo exigidos por los trabajadores y todo signo visible de una religiosidad
exacerbada.
Quienes entran en más detalles sobre el tema, también acusan al migrante de
aprovechar del sistema social francés (asistencia social, seguro de desempleo, aten-
ción médica, etc.), el cual estaría siendo cotizado por la población francesa que sí
tiene empleo. Por tanto, los migrantes son considerados una población que no tra-
baja, y no aporta a la sociedad francesa; mientras consideran que el ciudadano ha
venido perdiendo espacio frente al Estado, el cual le exige cada vez más impuestos,
más años de actividad laboral para la cotización de los seguros y las jubilaciones,
así como, anunciados recortes de beneficios laborales. La situación de crisis econó-
mica llegaría a tales niveles que existirían personas a quienes más les convendría
dejar de trabajar para recibir la ayuda estatal que continuar laborando.
Algunos pocos admiten que su sociedad en realidad goza de muchos benefi-
cios a los cuales están todos acostumbrados y no dispuestos a renunciar. Admiten
también la situación de crisis económica que vive la región y que genera los recor-
tes, incrementando el desempleo entre los más jóvenes. De lo que la mayoría está
casi segura es que sin migrantes habría menos violencia y problemas en el país.
Si bien las migraciones son un hecho social desde el origen de la humanidad, hoy
en día son vistas como un fenómeno que afecta la vida de los grupos en desplaza-
miento y de la sociedad que los acoge. Esta visión puede partir de la formación de
los Estados-nación, los cuales están adscritos a un territorio delimitado por fron-
teras geofísicas y al que tienen derecho político sus habitantes originarios, quie-
nes comparten una identidad étnica en común. La llamada identidad nacional
cumpliría las funciones de definir quiénes son miembros de la comunidad, crea el
vínculo social basado en valores y tradiciones, creando un sentido de pertenencia
e identidad comunes (Smith, 1991). Frente a esta identidad nacional idealizada,
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ETHNOS 1 / ANDREA BUSTAMANTE ALFARO
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MIGRACIONES CONTEMPORÁNEAS: FORMAS DE XENOFOBIA EN EL CASO FRANCÉS / ETHNOS 1
islam y cementerios para los caídos, en donde se respeta dicho culto. Además, las
manifestaciones culturales de parte de los migrantes suelen mantenerse en priva-
do y son poco percibidas por el resto, pues en términos cuantitativos, la primera
etapa no es tan significativa como la segunda.
El segundo momento significativo de la migración es el resultado del conflic-
to bélico por la liberación argelina. Tras 132 años de conquista y varios años de
guerrilla y represión, en 1962 se firman los Acuerdos de Evian por la autodetermi-
nación de Argelia, los cuales dan inicio a la independencia de dicho país. A partir
de aquellos años se da un desplazamiento importante desde la excolonia hacia la
metrópoli. Se trató tanto de franceses nacidos en la colonia que retornan —que
con el tiempo pasan a ser conocidos con el término despectivo de pieds-noirs
(pies negros)— como de aquellos argelinos que sí reivindicaban una identidad
francesa producto de la educación recibida en el sistema colonial, muchos inte-
lectuales a los cuales se esperaba recibir en Francia; y, de aquellos miles que ha-
bían sufrido la situación colonial y de la guerra, que buscaban que el viaje resulte
en una mejora de calidad de vida (Zeraoui, 2008).
La defensa de la laicidad
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ETHNOS 1 / ANDREA BUSTAMANTE ALFARO
5 Ver Ilustración 2.
6 “Actitud de hostilidad sistemática en contra de los musulmanes, personas percibidas como tales o con-
tra el Islam” (CNCDH, 2016).
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MIGRACIONES CONTEMPORÁNEAS: FORMAS DE XENOFOBIA EN EL CASO FRANCÉS / ETHNOS 1
prueba que cuando la mano de obra era necesaria, la migración era altamente
tolerada, tal como ocurrió entre el período de las grandes guerras y los “trente
glorieuses”, los treinta años “gloriosos” posteriores a ella, en los que “la aplica-
ción del Plan Marshall para la reconstrucción de Europa provocó una demanda
excepcional de mano de obra” (Zeraoui, 2008, pág. 27). Dichos períodos se carac-
terizaron por el aumento del empleo y, hasta los años setenta, por un crecimiento
incesante de la economía nacional.
La primera crisis económica contemporánea que afecta a los franceses se da
en 1974 y con ello el “fin del recreo” para quienes habían llegado con su equipa-
je cultural encima. Según los analistas económicos (Fontan, 2013), durante las
crisis siempre hay voces que se levantan para señalar un “chivo expiatorio” del
problema. En este caso han sido por lo general los migrantes. Ellos son vistos
como quienes ocupan los puestos de trabajo de la población nativa y además
como en quienes se genera el gasto estatal. Las crisis sucesivas han ido aumen-
tando esta percepción en la sociedad francesa, lo cual al día de hoy da origen a la
opinión recogida en el prefacio del informe de la Comisión Nacional Consultiva
de los Derechos del Hombre “Los inmigrados sólo se aprovechan de la protección
social” (CNCDH, 2013).
Lo que un estudio más objetivo de la situación arroja es que el acceso a los
puestos de trabajo que se les acusa de usurpar, en realidad es casi nulo, pues la
situación de marginalidad de la mayoría de migrantes los mantiene poco califi-
cados para ellos. Lo que la población migrante sí aumenta es la proporción de
la PEA7 y a su vez la cifra de desempleados, siendo ellos los más afectados ante
situaciones de crisis. Según un criterio liberal (Fontan, 2013), la solución sería la
autorregulación del mercado en el que el aumento poblacional debería impactar
en los costos de bienes y servicios, reduciéndolos ante la mayor oferta. Sin em-
bargo, el sistema de trabajo francés es considerado rígido, siendo esta una dificul-
tad para la reducción de salarios —que exigen un pago mínimo y beneficios— que
permitiría el reajuste económico. Hoy en día se encuentra en debate una reforma
laboral y de pensiones que mantiene a los trabajadores franceses en constantes
manifestaciones en oposición a estas medidas que recortarían sus beneficios.
Por último, lo que tampoco se visibiliza es que la migración rejuvenece la
PEA y puede ayudar a diversificar la estructura productiva francesa. Las nuevas
generaciones de trabajadores migrantes aportarían a su vez a los beneficios so-
ciales comunes.
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ETHNOS 1 / ANDREA BUSTAMANTE ALFARO
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MIGRACIONES CONTEMPORÁNEAS: FORMAS DE XENOFOBIA EN EL CASO FRANCÉS / ETHNOS 1
Por otro lado, resultado de la fragilidad de las relaciones entre los diferentes
grupos étnicos y una marcada crisis económica en los últimos años, surgen movi-
mientos políticos de extrema derecha, quienes adoptan un discurso abiertamente
xenófobo y arremeten en sus discursos en contra de la población migrante. Estos
movimientos se hacen visibles después de la crisis de 1974 y cobran fuerza en
los años 80 siguiendo una tendencia continental, siendo su principal figura Jean-
Marie Le Pen, fundador del Frente Nacional.
El discurso político del Frente Nacional es el resultado de una lectura simplis-
ta ante el problema de la crisis de la cual ya se hizo referencia. El desempleo sería
provocado por el aumento de la migración, por lo tanto, existirían medidas ne-
cesarias ante ella que la detengan8. El otro mensaje recurrente es que Francia es
para los franceses, pero ¿quiénes son ellos? Por lo general, hace referencia a una
“Francia profunda” (de souche), en la cual ni los migrantes ni sus hijos están con-
siderados, ya que más bien son percibidos como una fracción social indeseable.
8 Ver Ilustración 3
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ETHNOS 1 / ANDREA BUSTAMANTE ALFARO
Reflexiones finales
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MIGRACIONES CONTEMPORÁNEAS: FORMAS DE XENOFOBIA EN EL CASO FRANCÉS / ETHNOS 1
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ETHNOS 1 / ANDREA BUSTAMANTE ALFARO
Anexo 1
La ola de ataques que ha sacudido Francia en los últimos años (El País, 2018)
Los atentados que causaron más víctimas mortales ocurrieron en 2015 y 2016:
7 de enero 2015: Ataque contra ‘Charlie Hebdo’ en París
Al menos dos de los tres atacantes entran a tiros a media mañana en la redacción del
semanario satírico y progresista Charlie Hebdo y matan a 12 personas, incluido el
director de la revista Stéphane Charbonnier.
9 de enero 2015: Ataque en el supermercado Kosher en París
El yihadista Amedy Coulibaly irrumpe con dos fusiles y varios artefactos explosivos en
una tienda de alimentos judíos en la avenida Vincennes de París y mata a cuatro personas.
19 de abril 2015: Detenido el presunto autor del asesinato de una mujer en París
Las autoridades detienen a un estudiante de informática, Sid Ahmed Ghlam, de 24
años, que guardaba tres fusiles Kaláshnikov en su habitación. Presunto autor del ase-
sinato de una mujer en la localidad de Villejuif, preparaba un “inminente” atentado
contra “una o dos iglesias” de la capital francesa.
26 de junio de 2015: Ataque a una empresa de gas cerca de Lyon
Yassine Salhi, un hombre de 35 años, decapita a su jefe y provoca una explosión en
una empresa gasística en Saint-Quentin-Fallavier, cerca de Lyon. Huye después tras
dejar en la puerta la cabeza de su víctima adornada con dos banderas islamistas. Es
detenido y se suicida en la cárcel.
13 de noviembre de 2015: Ataques simultáneos en París
Al menos 120 personas mueren y decenas resultan heridas en varios ataques terroristas
lanzados a la vez en París. Varios atacantes con fusiles de asalto y explosivos protagonizan
cinco tiroteos en la capital, además de provocar varias detonaciones cerca del Estadio de
Francia. El ataque más grave se produce en la conocida sala de conciertos Bataclan.
13 de junio de 2016: Ataque en Magnanville
Un hombre, identificado como Larossi Abballa, de 25 años, ataca a un comandante de
policía, de 42 años, a las puertas de su casa con un arma blanca y degüella a su mujer.
Abballa había jurado tres semanas antes fidelidad al jefe del ISIS Abu Bakr al Bagdadi.
14 de julio de 2016: Ataque en Niza
Un conductor francés de origen tunecino, Mohamed Lahouaiej-Bouhlel, atropella a
gran velocidad y a lo largo de casi dos kilómetros a la gente congregada para ver los
fuegos artificiales en la noche, con ocasión del Día Nacional de Francia. El ataque deja
86 muertos y más de 400 heridos.
26 de julio de 2016: Ataque en Saint-Etienne –du- Rouvray
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MIGRACIONES CONTEMPORÁNEAS: FORMAS DE XENOFOBIA EN EL CASO FRANCÉS / ETHNOS 1
El padre Jacques Hamel, un sacerdote jubilado de 86 años, es degollado por dos yiha-
distas, Abdel Malik Petitjean y Adel Kermiche, cuando oficiaba una misa.
Ilustración 1. La inmigración en Francia. Porcentaje de la población departamental de
migrantes nacidos fuera de la Unión Europea
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MIGRACIONES CONTEMPORÁNEAS: FORMAS DE XENOFOBIA EN EL CASO FRANCÉS / ETHNOS 1
Bibliografía
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El Frente Popular Agrícola FIA del Perú (FREPAP) y
la participación política de la congregación israelita
(2001-2018)1
Resumen:
La Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal (AEMINPU)
es una congregación religiosa fundada por Ezequiel Ataucusi Gamonal, un zapatero
arequipeño quechuahablante, que se presentó a sí mismo como representante divino.
Fallecido en 2000, la congregación ahora es dirigida por su hijo menor, Jonás Ataucusi.
Una de las formas por las que la AEMINPU logró hacerse más conocida, fue por su
incursión en la política, a través del Frente Popular Agrícola FIA del Perú (FREPAP),
concurriendo a las elecciones desde 1990. Sin embargo, desde 2000 y hasta la fecha, su
intervención en política se ha vuelto cada vez más irregular.
Palabras clave: Liderazgo, movimientos políticos, congregación israelita, movimientos
religiosos
Abstract:
The Evangelical Association of the Israelite Mission of the New Universal Pact (AEMINPU,
in spanish) is a religious congregation founded by Ezequiel Ataucusi Gamonal, a Quechua-
speaking shoemaker, native of Arequipa, who presented himself as a divine representative.
Died in 2000, the congregation is now run by his youngest son, Jonás Ataucusi.
One of the ways in which AEMINPU managed to become more known, was by its incursion
in politics, through the Popular Agricultural Front FIA of Peru (FREPAP, in spanish),
attending the elections since 1990. However, since 2000 and until date, his intervention in
politics has become increasingly irregular.
Keywords: Leadership, Political movements, Israelite congregation, Religious movements
Introducción
2 Sobre Ezequiel Ataucusi Gamonal (1918-2000) se han elaborado varios perfiles biográficos a través de
estudios antropológicos y reportajes periodísticos. Con una que otra variante, casi todos presentan los
mismos datos. Se trabajará con los perfiles presentados por Scott 1990 (único texto no israelita que
puede ser encontrado en las librerías de la congregación), de la Torre 2013 y Ossio 2014.
3 Sobre la cantidad de miembros de la congregación israelita no hay cifras exactas. Hacia 1981, en un
reportaje televisivo, el propio Ezequiel Ataucusi afirmaba que había un millón de israelitas en todo el
Perú. Para ese mismo año, Kenneth Scott aproximaba el número a 30 000 personas. Hacia fines de la
década de 1990, Ossio estimaba en 200 000 su número. Dentro de los investigadores en ciencias socia-
les, la última aproximación fue realizada por Arturo de la Torre en 2013, dando alrededor de 80 000
israelitas. No hay, hasta el momento, un registro estadístico fiable sobre los israelitas.
4 Los israelitas rescatan la tradición bíblica del nazareato, según la cual no se cortan el pelo de ninguna
parte del cuerpo. La indumentaria también proviene del Antiguo Testamento.
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EL FRENTE POPULAR AGRÍCOLA FIA DEL PERÚ (FREPAP) Y LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LA CONGREGACIÓN ISRAELITA / ETHNOS 1
mientos hacia esta actitud del nuevo líder, elaborados tanto por dirigentes como
por feligreses, también se enfocan hacia la nueva junta directiva de la AEMINPU,
establecida con Jonás, la cual también mantiene un desempeño hermético. Las
asambleas generales, convocadas por esta junta, en las que la congregación se
reunía para tratar y resolver asuntos referidos a la organización administrativa
de la AEMINPU, ya no se realizan de forma pública; la participación se encuentra
limitada. Producto de esta situación de incertidumbre, se han ido dado desercio-
nes de israelitas, sobre todo de miembros que desempeñaban cargos eclesiásticos
y políticos dentro las organizaciones internas5.
Como efecto de estas pugnas internas, el FREPAP ha entrado en una fase de
reestructuración, en la que se han ido renovando las estrategias de acción polí-
tica a partir de 2000. Lo que se verá a continuación será el proceso por el que
ha atravesado este movimiento bajo el liderazgo de la nueva junta directiva, y el
desempeño de su militancia en este escenario.
5 Pese a todo, cabe recalcar que aún hay un grueso de seguidores que se mantiene en la congregación;
además, se siguen sumando nuevos miembros constantemente.
6 Sucesos producidos durante este periodo, como enfrentamientos entre israelitas y hacendados, y con la
policía (que los confundía con guerrilleros) pueden ser encontrados de forma mitificada en Medina s/f.
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ETHNOS 1 / CARLOS ERNESTO RÁEZ SUÁREZ
social) que podían conformarse para acceder a éstas7. Este modelo trató de im-
pulsar la conformación de empresas o asociaciones amplias, que pudieran cubrir
el nicho dejado por los antiguos hacendados. Este sistema se vería reducido du-
rante la segunda fase de la dictadura, asumida por el general Francisco Morales
Bermúdez (1975-1980).
El discurso nacionalista del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas
atraerá mucho a los israelitas, sobre todo en lo referente a la reforma agraria. La
fundación legal de la AEMINPU, efectuada 24 días después del golpe de Estado,
no es casualidad. El Gobierno Revolucionario los reconocería al año siguiente,
viendo con agrado las propuestas cooperativistas de los israelitas en la Amazonía,
en conjunto con la idea de integrar económicamente a las regiones del oriente,
por lo que otorgó ventajas al proceso de colonización, tanto con Velasco como
con Morales Bermúdez (Scott 1990, de la Torre 2008).
Los primeros israelitas fueron justamente campesinos sin tierra y migrantes
urbanos en una situación de pobreza8, inmersos en una crisis de sentido9 (en-
marcada, a su vez, en una crisis económica y social), a quienes Ataucusi ofreció
un nuevo grupo de referencia en el cual pudieran reconstruir sus lazos sociales.
Se organizaron campañas de salud y ferias populares, en las que se vendieron
alimentos a bajo costo, donándolos en algunas ocasiones, en sus llamadas obras
de bien social, realizadas principalmente en sectores marginales tanto urbanos
como rurales. Estos actos poseían un trasfondo conversionista, en búsqueda de
ganar adeptos. A través de esta afiliación, los israelitas se verán beneficiados por
el apoyo de la AEMINPU, dentro del cual canalizarán sus deseos por integrarse a
una sociedad que les resulta adversa. Además, encontrarán un espacio en el cual
podrán redefinir su propia espiritualidad10.
Así, estos primeros israelitas, sin propiedades y con relaciones sociales frag-
mentadas, se lanzaron a la búsqueda de nuevos espacios de recomposición social,
7 Es el caso de las Cooperativas Agrarias de Producción (CAP), Sociedad Agrícola de Interés Social
(SAIS), y Empresas de Propiedad Social (EPS) principalmente, constituidas por comunidades o grupos
campesinos, así como campesinos independientes. Ver Matos Mar y Mejía 1980.
8 En las ciudades, los israelitas podían encontrarse desempeñando diversos oficios, siendo los más comu-
nes obreros, ambulantes y amas de casa. La mayoría poseía bajos ingresos y casa propia; y con respecto
a su grado de instrucción, primaria incompleta. (Ossio 1990)
9 La crisis de sentido constituye un fenómeno social ocasionado por los efectos negativos de la moderni-
zación (como la alienación y la anomia), que radican en las estructuras básicas de la sociedad moderna.
Se representa a través de crisis subjetivas e intersubjetivas. Los sistemas de valores y esquemas de inter-
pretación se relativizan, y las instituciones oficiales pierden el monopolio como entidades productoras
de sentido, de la que los sujetos partían para poder desenvolverse en los espacios comunitarios. (Berger
y Luckmann 2002).
10 Hernández define espiritualidad como el modo concreto y particular como se cree, se interpreta, se entien-
de, vive y experimenta la doctrina y todos los aspectos formales e ideales de una religión (2000:212).
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EL FRENTE POPULAR AGRÍCOLA FIA DEL PERÚ (FREPAP) Y LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LA CONGREGACIÓN ISRAELITA / ETHNOS 1
11 El propio Ataucusi definirá a la AEMINPU como “una fusión entre una concepción religiosa, y la so-
lución a los problemas económicos, es decir, que no solo sea un mensaje espiritual, sino una manera
concreta de organización social y económica”. (entrevista en Lucero de la mañana, N°1, 1985)
12 Si bien Scott lo define como un partido político, de acuerdo al testimonio de Teobaldo Aguilar, presi-
dente de la AEMINPU entre 1994 y 1997, FIA no constituyó un partido, sino un “frente” encargado de
solucionar la escasez de alimentos en el mundo.
13 En Scott 1990 se describe detalladamente su programa. Éste también se encuentra explicado en la
entrevista realizada a Jeremías Ortiz, presidente de la AEMINPU y principal organizador de la ad-
ministración israelita durante la década de 1980, en la revista Lucero de la mañana N°1, 1985. Ortiz
manifestará que “hay formas para vivir y mantenernos sin esperar todo del Estado”.
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ETHNOS 1 / CARLOS ERNESTO RÁEZ SUÁREZ
14 La elección del pez como símbolo remite a una anécdota relatada por el propio Ezequiel, en la que este
animal le salvó la vida a los dieciséis años, al llevarlo sobre su lomo, evitando que se ahogara y cayera
en la catarata de un río (Scott 1990, Ossio 2014).
15 Sobre la crisis de partidos políticos acaecida en nuestro país y en Latinoamérica, se ha escrito en exten-
so. Consultar Cavarozzi y Abal Medina 2002 y Zavaleta 2014, que sintetizan buena parte de estos textos
previos.
16 Los movimientos de este tipo se caracterizaron por llevar a candidatos de su filiación religiosa, sin tener
una ideología acorde a los partidos ya establecidos. No poseen un plan de gobierno específico, ni mili-
tantes fijos. Sobre la participación de estas agrupaciones en la escena política del Perú y Latinoamérica,
consultar Lowy 1999 y Gutiérrez 2005.
17 A nivel presidencial, el FREPAP obtuvo 1% en 1990 (69832 votos), 0,8% en 1995 (57556 votos), y 0,7%
en 2000 (80099 votos) (INFOgob).
18 Destaca Javier Noriega, el único congresista del FREPAP que pertenecía a la congregación, electo en
1995.
19 Para las elecciones de 1990, Ataucusi diría que aquella derrota había sido una orden de Dios, que
buscaba humillarlo para luego enaltecerlo (Espinoza-Benavides 2005). Otra versión que daría sería
el fraude: “Ya me han hecho dos fraudes, inclusive en el año 90 compraron el voto del pescadito a un
dólar cada uno, yo había ganado la presidencia” (en “Lo que sucederá a partir del año 2000 en adelante”,
folleto). Algunos seguidores luego acusarían al Servicio de Inteligencia Nacional de ser los responsables
de escándalos que los involucraban, tratando así de evitar el inminente ascenso de su líder.
20 En “Lo que sucederá a partir del año 2000 en adelante”, folleto.
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EL FRENTE POPULAR AGRÍCOLA FIA DEL PERÚ (FREPAP) Y LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LA CONGREGACIÓN ISRAELITA / ETHNOS 1
2. Liderazgos en transición
21 “Sucesión provocaría serios conflictos”, El Comercio 22-06-00; “Falleció ex candidato presidencial Atau-
cusi”, La República 22-06-00; “Ataucusi eligió a su hijo Ezequiel Jonás para encabezar congregación”,
“Hijo y único heredero sucederá a Ataucusi”, Expreso 22-06-00; El Comercio 23-06-00; “Pugnas internas
imposibilitan a hijo de Ataucusi convertirse en el sucesor”, La República 23-06-00; “Israelitas podrían
velar 40 días a Ezequiel Ataucusi”, La República 24-06-00; “Cuerpo de Ezequiel Ataucusi es exhibido en
urna de cristal”, El Comercio 25-06-00; “Cuando la fe es más fuerte que la razón”, La República 25-06-
00; “’Después de Moisés está Ataucusi’”, Expreso 25-06-00, “Israelitas dieron último adiós a su líder”, La
República 29-06-00
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22 En las librerías israelitas puede encontrarse esta prédica como DVD bajo el título de “El nombre de
Dios”. Lo que sí abunda en material audiovisual son las distintas prédicas dadas por su padre a lo largo
de varios años.
23 Antes de convertirse en el nuevo pastor del rebaño israelita, Jonás se desempeñaba laboralmente como
taxista. Según otras fuentes, era conductor de transporte de carga.
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24 En el artículo 56 del estatuto de la AEMINPU, inciso D, sobre las facultades de la Junta Directiva
Nacional, se menciona que para poder sus miembros manipular bienes inmuebles, “será necesario el
acuerdo de cincuenta por ciento más uno de los miembros de la Junta Directiva Nacional, el visto bueno
del misionero general y/o de la asamblea general” (la cursiva es nuestra).
25 Este concepto hace referencia al trabajo acumulado, sea en forma material o interiorizada, obtenido
de las obligaciones y relaciones sociales. Abarca la totalidad de recursos basados en la pertenencia a un
grupo. Dependerá de la extensión de la red de conexiones (Bourdieu 2001).
26 Al menos en teoría. Si en la actualidad hay israelitas que acatan el nuevo saludo, así como quienes lo re-
chazan, es fácil pensar que antes de 2000 pudo haber sucedido casos similares, ensalzando a Ezequiel.
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27 “Como toda organización, tenemos estatutos. En el estatuto acá dice que hay la sede central, y luego
está distribuido el Perú por departamentos, por provincias, por distritos, por anexos, villorios, como
debe ser. Mientras, en el caso de Lima, solamente se manejaba, no había departamental, se manejaba
directamente. Tenía provincial, pero no departamental. (…) Entonces hemos constituido AEMINPU –
Departamental de Lima.” (Entrevista con Jeremías Ortiz)
28 Destacan Jeremías Ortiz Arcos, presidente de la congregación en 5 ocasiones y 3 veces secretario ge-
neral del FREPAP; Javier Noriega, ex congresista del FREPAP; Teobaldo Aguilar, dirigente fundador
del FREPAP y candidato a la alcaldía de Lima en 2006; Juan Ataucusi, hijo mayor de Ezequiel; Raquel
Ataucusi, hija menor de Ezequiel, candidata al congreso en 2011 por Gana Perú y en 2016 por Alianza
por el Progreso.
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EL FRENTE POPULAR AGRÍCOLA FIA DEL PERÚ (FREPAP) Y LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LA CONGREGACIÓN ISRAELITA / ETHNOS 1
mantener su creencia tras el cambio de líder, o por haber perdido poder (en el
caso de los dirigentes).
29 Fueron acusados de usurpadores de terrenos por parte del Frente de Defensa de Caballococha, llegando
ésta institución a impedir el ingreso del alcalde electo Gregorio Quispe al local municipal. La policía
tuvo que intervenir para poder permitir el paso del burgomaestre.
30 Cuadros de elaboración propia, con datos tomados del portal digital del Jurado Nacional de Elecciones,
Infogob Observatorio para la gobernabilidad.
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EL FRENTE POPULAR AGRÍCOLA FIA DEL PERÚ (FREPAP) Y LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LA CONGREGACIÓN ISRAELITA / ETHNOS 1
31 Está contemplada en el estatuto frepapista la creación de frentes políticos similares en países como
Bolivia, Ecuador y Colombia En el caso de Bolivia, se llegó a crear el Frente Patriótico Agropecuario de
Bolivia, FREPAB, fundado por israelitas de ese país. Participó en las elecciones presidenciales de 2005,
con Eliseo Rodríguez Pari como candidato, obteniendo 8733 votos (0,31%), siendo su única participa-
ción hasta el momento.
32 Entendida como el conjunto de signos y símbolos que transmiten conocimientos e información, portan
valoraciones, suscitan sentimientos y emociones, que expresan ilusiones y utopías, pero que sobre todo
afectan y dan significado a las estructuras de poder (Varela 2005, p.166).
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4. Comentarios finales
33 Como el caso de Marino Chávez, alcalde israelita por Caballacocha en el período 2007-2010, que postu-
ló por una lista independiente al gobierno provincial de Mariscal Castilla en 2014.
34 Información obtenida de Infogob – Observatorio para la Gobernabilidad, https://infogob.jne.gob.pe/
Partido/FichaPartido/frente-popular-agricola-fia-del-peru-frepap_conformacion_ANJHHhMAUaA=Jh
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35 Para la realización de este acápite, se recurrió a los datos brindados por el portal de la Oficina Nacional
de Procesos Electorales (ONPE) sobre las últimas elecciones, que puede consultarse en http://resulta-
dos-erm2018.onpe.gob.pe/EleccionesMunicipales/RePro. También se consultó en el portal Infogob.
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A nivel distrital (cuadro 5), y en comparación con los dos comicios anterio-
res en los que participó (cuadros 1 y 3), notamos que el FREPAP recuperó la
alcaldía de San Pablo y Tournavista (ganadas en 2002 y 2006, respectivamen-
te). No sucedió lo mismo en las municipalidades de Yavarí (obtenida en 2002) y
Challhuahacho (2006), en donde obtuvo el segundo lugar.
Mención aparte merecen los casos de Pebas y Villa El Salvador. Pebas le re-
sultó esquivo en 2002 y 2006, elecciones en las que los israelitas se tuvieron que
contentar con el segundo lugar; esta vez triunfaron. Mientras que en el caso de
Villa El Salvador, es la primera vez que obtienen representación en un distrito de
la capital, tras lograr el segundo puesto. También son rescatables los resultados
en Santa Rosa de Quives, Papaplaya e Iberia. En los dos primeros distritos se
presentó por primera vez, mientras que en Iberia, en su única participación solo
había alcanzado el cuarto lugar en 2006.
A nivel provincial (cuadro 6), los resultados en Puerto Inca y Mariscal Ramón
Castilla prácticamente se repitieron. En el primero, el FREPAP obtuvo el tercer
puesto, lo que le asegura la presencia de un regidor. Por otra parte, reafirmó su
predominio en Mariscal Ramón Castilla, en donde se impuso por tercera vez,
habiendo participado en igual número de procesos electorales en esta provin-
cia, a lo largo del siglo xxi. Las novedades las constituyen el cuarto puesto al-
canzado en Cotabambas, lo que les garantiza representación en esta alcaldía; y
Tahuamanu, cuya única postulación (en la que quedaron relegados en el cuarto
puesto) databa de 2006.
Haciendo un balance general, este proceso ha constituido un progreso cuan-
titativo para el FREPAP. Con 35 autoridades electas se supera ampliamente los
resultados pasados: en 2002 se contó con 18 representantes, entre alcaldes y re-
gidores; en 2006, con 21.
Ante esto, no se debe desdeñar al FREPAP, y a la congregación israelita, como
actor político en determinadas regiones. Se ratifica, además, la importancia de
dicho movimiento político para la dirigencia israelita, que encontrará en éste un
importante canal de difusión doctrinaria, y que se constituirá como un espacio
en el que se sucederán pugnas por la ocupación de cargos que permitan aspirar a
cuotas de poder fuera de los límites de la AEMINPU.
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Bibliografía
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Fuentes
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La comunidad campesina entre Kukuli
e Hija de la laguna
Resumen:
Este trabajo tiene por objetivo comparar la representación de la comunidad campesina
en dos documentales etnográficos peruanos, Kukuli (1961) e Hija de la laguna (2015),
a partir de una propuesta metodológica traída desde la antropología visual. Se basa en
descomponer la producción cinematográfica en tres planos: narrativo, discursivo y teórico
para desentrañar la relación entre los documentalistas y los documentados, y así conocer
cuáles son los fundamentos de la representación de la comunidad campesina en ambas
películas. Entendiendo finalmente que la representación ha cambiado en función del
cambio en la relación entre los documentalistas y los documentados de más vertical a más
horizontal.
Palabras clave: Comunidad campesina, representación, cine, documental etnográfico,
antropología visual.
Abstract:
This work aims to compare the representation of the peasant community in two Peruvian
ethnographic documentaries, Kukuli (1961) and Daughter of the Lagoon (2015), based on
a methodological proposal brought from visual anthropology. It is based on decomposing
film production into three levels: narrative, discursive and theoretical to unravel the
relationship between documentary filmmakers and documented people, and thus know
what are the foundations of the representation of the peasant community in both films.
Finally understanding that the representation has changed based on the change in the
relationship between documentary filmmakers and those documented from more vertical
to more horizontal.
Keywords: Peasant community, representation, ethnographic documentary, film, visual
anthropology.
Introducción
Desde las alturas de Cusco, la joven pastora Kukuli emprende rumbo a la fiesta
de la Virgen del Carmen, llevando consigo obsequios de parte de sus abuelos para
su compadre en Paucartambo. En el camino conoce a Alaku, indio sin tierras y
desarraigado de la comunidad, con quien se une en servinakuy (casamiento de
prueba). Festejando su enamoramiento se unen a las celebraciones del pueblo
danzando y tomando chicha de jora. Deciden conocer su futuro, así que Alaku la
lleva donde un brujo que les pronostica un terrible final. Espantados corren hacia
Paucartambo, lugar donde aparece el Ukuku (el oso) en medio de la celebración,
este elimina a Alaku empujándolo del campanario y secuestra a Kukuli. La comu-
nidad se une en una cruzada de fe para destruir al Ukuku, resultando victoriosos,
aunque ya es demasiado tarde para Kukuli.
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LA COMUNIDAD CAMPESINA ENTRE KUKULI E HIJA DE LA LAGUNA / ETHNOS 1
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Metodología
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LA COMUNIDAD CAMPESINA ENTRE KUKULI E HIJA DE LA LAGUNA / ETHNOS 1
Una cosa es la imagen que se pretenda transmitir y otra lo que suceda de-
trás de cámaras, el documental etnográfico viene acompañado de un mensaje, es
el plano discursivo que nosotros queremos desentrañar. En este siguiente paso
buscamos comprender la relación entre los documentalistas con los documen-
tados por medio de la investigación bibliográfica, hemerográfica, y videográfica.
Queremos conocer quiénes son los financistas, los productores, los directores, los
actores, y quiénes no lo son, y por qué.
Por último, cada documental etnográfico presenta una novedad o innovación
que es justificación y propuesta del proyecto para ser llevada a cabo. El investiga-
dor debe identificar este plano teórico que oscila entre la teoría cinematográfica
y la teoría antropológica, presentada en la forma de nuevos temas, nuevos puntos
de vista, nuevos protagonistas, nuevas relaciones entre los documentalistas y los
documentados, etc.
Posterior a la investigación e identificación de los tres planos en Kukuli e
Hija de la laguna, pretendemos compararlos para enriquecer más el análisis.
Contrastando el contexto histórico en que fueron realizadas y presentadas, ali-
mentando así el debate y la agencia de la producción cultural cinematográfica en
la sociedad.
Para 1960, un año antes del estreno de Kukuli, el Estado peruano tenía en registro
oficial a 1569 comunidades campesinas. El registro se había multiplicado vertigi-
nosamente desde que, en 1926, Leguía lo aperturara reconociendo cinco comuni-
dades. En este periodo de tiempo la mayoría registrada serían comunidades halla-
das en Cusco, casi a la par con Lima (Caballero, 1992, p. 168; Trivelli, 1992, p. 28).
La condición indígena durante el primer siglo de república es conocida, no
existió reconocimiento alguno a las comunidades. A pesar de las insinuaciones
universales de ciudadanía que profesaba el nuevo orden. De hecho, es justamente
durante estos años que las comunidades indígenas sufren de mayor perjuicio y
pérdida de tierras en comparación al periodo colonial (Castillo, 1992).
Súmese la derrota en la guerra con Chile, hicieron necesario poner en cues-
tionamiento el proyecto de estado-nación peruano que se había trazado, fruto de
este debate surgieron las ideas indigenistas. Agotado el sistema de hacienda, y la
reforma agraria tocando la puerta, el indio se convertiría de repente en el prota-
gonista de los científicos sociales, literatos y artistas.
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ETHNOS 1 / JORGE CHACÓN LEMA
Plano narrativo
Producto de esta corriente aparece Kukuli, que narra el viaje de una joven
— cuyo nombre titula la película— desde las alturas de Cusco, hasta el pueblo de
Paucartambo, seno de su comunidad para celebrar al compadre de sus abuelos
con obsequios. En el trayecto su destino se trunca al unirse en servinakuy con
Alaku, un indio que perdió sus tierras. Por lo que un brujo les vaticina un destino
fatal. En el transcurso vemos a la comunidad inmersa en la minka para luego dar
paso a la fiesta de la Mamacha Carmen, opacada por la llegada del Ukuku (el oso)
que asesina a Alaku para raptar a Kukuli. Los varones de la comunidad acompa-
ñados por el cura y una cruz cristiana alcanzan al raptor dándole muerte, pero
ya es muy tarde. La última escena nos muestra el encuentro de dos llamas, una
negra y otra blanca, presumiblemente en el punto de partida.
Plano discursivo
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Plano teórico
Para 2016, un año después del estreno de Hija de la laguna, el Estado peruano te-
nía en reconocimiento a 7267 comunidades campesinas. Se habían multiplicado
por lo menos cinco veces desde 1960. De las cuales sólo 111 eran comunidades
halladas en Cajamarca (Caballero, 1992, p. 168; SICCAM, 2016, p. 6).
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Plano narrativo
Plano discursivo
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El filme sigue capítulos verídicos de las protestas alrededor del Proyecto Conga,
sigue escenas de la Marcha por el Agua realizada en Lima el 2012, donde Nélida
se manifiesta ante la multitud. A su vez, llegan a grabar momentos en los cuales la
policía junto al Ministerio Público pretenden intervenir en el terreno de Máxima
Acuña. Aquí los protagonistas están comprometidos en situaciones reales. Y aun-
que puede haber detalles elaborados para dramatizar la narración, como poner a
Nélida en una posición protagónica y exponerla como imagen de la película, las
circunstancias y locaciones son reales.
La comunidad campesina que es retratada aquí se encuentra aliada con las
ONG, a su vez tienen la posibilidad de movilizarse a las ciudades y comunicarse
en castellano directamente con las autoridades. Sorochuco está reconocida desde
1963 y titulada desde 1994 (SICCAM, 2016, p. 123). Cuenta con una organización
que le permite ser representada si va a manifestarse en la capital, también le
es útil para la creación de comités de vigilancia y designación de ronderos que
cuidan su territorio. Puede expresarse por medio de la radio, como registrar in-
cidentes inmediatamente por medio de teléfonos inteligentes para ser subidos a
YouTube, lo cual no significa perder sus características tradicionales ante la ex-
pansión del sistema capitalista como muchas veces suele asumirse (Rosas-Baños,
2013, p. 5). Tiene la capacidad de expresarse sin interlocutores y tomar posturas
sobre asuntos claves.
Cabe destacar que Máxima Acuña, campesina afectada de dicha comunidad,
fue galardonada en 2016 con el Premio Medioambiental Goldman, conocido
como el “Premio Nobel Verde”, otorgado por la defensa que hizo de sus tierras.
Lo que la pone en un foco de atención internacional. A su vez, el vídeo promocio-
nal de Hija de la laguna acumuló 22 millones de reproducciones en su web, supe-
rando a Asu Mare I & II (las películas nacionales más taquilleras de la historia).
Además, en el año 2017 fue incluida dentro del catálogo de Netflix, disponible
para 190 países y 100 millones de suscriptores. Por lo tanto, a parte de la cober-
tura realizada por los medios locales, su alcance en las redes ha sido muy amplio
a nivel internacional.
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Bibliografía
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Desarmar el habitus. Entre Bourdieu, Foucault y
Merleau-Ponty
Gustavo J. Santaolalla
gustavos108@gmail.com
Universidad de Buenos Aires (Argentina)
Resumen:
La propuesta pedagógica de la cátedra de Antropología de y desde los Cuerpos tiene el fin
de “pasar por el cuerpo” los conceptos abstractos trabajados en clases teóricas. El trabajo
final que propusimos tuvo como ejes cuatro conceptos: habitus (Bourdieu), tecnologías
del yo y micropolítica (Foulcault) y libertad situacional (Merleau-Ponty). Los articulamos
mediante una performance colectiva. Si por un lado el concepto de habitus da cuenta de
constricciones corporales socialmente aprendidas, en Merleau-Ponty existe cierta libertad
de objetivación. En esa coyuntura, el contexto de producción espacial y temporal de la
performance se configura como una organización micropolítica que permite desarmar las
corporalidades áulicas.
Palabras clave: Performance, corporalidad, habitus, micropolítica.
Abstract:
The pedagogical proposal of the chair of Anthropology of and from the Bodies has the
purpose of «passing through the body» abstract concepts worked in theoretical classes/
lesson. The final work we proposed had as axes four concepts: habitus (Bourdieu),
technologies of the self and micropolitics (Foulcault) and situational freedom (Merleau-
Ponty). We articulate them through a collective performance. If on the one hand the
concept of habitus gives an account of socially learned bodily constrictions, in Merleau-
Ponty there is a certain freedom of objectification. At this juncture, the spatial and temporal
production context of performance is configured as a micropolitical organization that
allows to disarm the aural bodies.
Keywords: Performance, body, habitus, micropolitics.
Introducción
De manera general podríamos decir que la antropología social tiene una pregunta
principal, que ha sido planteada desde diversas perspectivas teórico-metodológi-
cas en su historia. Esa pregunta es acerca del cambio. Cambio en las sociedades,
cambio en las prácticas y sentidos, etc. Este trabajo hace la misma pregunta,
pero se centra en las corporalidades. ¿Pueden cambiar?, ¿cómo lo hacen?, ¿en
qué condiciones?
Para aproximarnos a una respuesta, y como trabajo final del seminario de
Antropología de y desde los Cuerpos de la Universidad de Buenos Aires, propusi-
mos una performance experimental que intentó, de manera pedagógica, generar
las condiciones necesarias para desarmar las corporalidades áulicas, vale decir
aquellas construidas durante la biografía escolar/académica de los participantes,
y dar la posibilidad de reflexión de las constricciones que la conforman.
La perfomance
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DESARMAR EL HABITUS. ENTRE BOURDIEU, FOUCAULT Y MERLEAU-PONTY / ETHNOS 1
exagerando los movimientos, sobre todo la inercia del cuerpo con el fin de comu-
nicar corporalmente la idea de flexibilidad y de flujo.
Durante el ejercicio (unos 10 minutos) los sujetos se ubican de a uno en el
centro de la ronda, con los ojos cerrados. Los compañeros cercanos lo empujan
suavemente, y éste deja que ese impulso lo lleve a otro lado, dejando que pase
por su cuerpo, lo traslade, desarme su configuración inicial. Otros compañeros
lo reciben y lo vuelven a impulsar, hasta que éste, o la ronda decide terminar el
impulso y dar paso a otro sujeto. Finalmente, los sujetos expresan la experiencia.
Si bien para el autor hay cierta libertad de pensamiento, percepción y acción, ésta
se circunscribe a los límites que marcan las condiciones de producción del habi-
tus, es decir a límites relacionados con la historia de los sujetos, al campo social
al que pertenecen y al contexto. En nuestro caso el habitus es el de los cuerpos en
la facultad, en el aula.
Paralelamente y en el mismo sentido Merleau-Ponty punta que: “mover el
cuerpo es apuntar a través del mismo, hacia las cosas, es dejarle que responda
a la solicitación que éstas ejercen en él sin representación ninguna” (Merleau-
Ponty, 1993, p. 156). En el mundo fenomenal, de la experiencia práctica, las cosas
no generan en nosotros representaciones sino que se presentan como conjuntos,
dotados de una fisonomía típica o familiar que reclaman o solicitan de nosotros
cierto estilo de respuesta motriz.
81
ETHNOS 1 / GUSTAVO J. SANTAOLALLA
Para Foucault, las tecnologías del yo “permiten a los individuos efectuar, por
cuenta propia o con la ayuda de los otros, cierto número de operaciones sobre su
cuerpo y su alma, pensamientos, conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo
así una transformación de sí mismos” (Foucault, 1990, p. 45). Entendemos que
estas tecnologías permitirían, en su recurrencia, transformar el habitus, serían
una ventana hacia la “libertad situacional” de Merleau-Ponty. Las tecnologías del
yo son entonces experiencias en las que —aunque persisten las condiciones de
existencia asociadas a un contexto sociocultural— los sujetos efectúan procesos
de transformación de sí mismos a través de operaciones prácticas.
El contexto de producción de la performance se configura como un contexto
institucional cuya organización micropolítica favorece la eficacia de las transfor-
maciones buscadas. Esta organización micropolítica no deja de ser, paradójica-
mente, un dispositivo disciplinar, pero que busca cierta libertad-subjetivación y
no sujeción-objetivación, de los sujetos en la práctica.
En Los cuerpos dóciles, Foucault rastrea en la historia de lo que llama “dis-
ciplinas”: “métodos que permiten el control minucioso de las operaciones del
cuerpo, que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas y les imponen una
relación de docilidad-utilidad” (Foucault, 1987: 141), una disciplina que fabrica
82
DESARMAR EL HABITUS. ENTRE BOURDIEU, FOUCAULT Y MERLEAU-PONTY / ETHNOS 1
así cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos “dóciles”. Entendemos que las disci-
plinas pueden ligarse analíticamente con el concepto de habitus como “pequeñas
maneras prácticas” ya que están orientada a los detalles.
Ahora bien, nuestra performance puede analizarse como una dispositi-
vo disciplinar, pero cuyo fin es opuesto al de aquellas: crear cuerpos indóciles,
transgresores.
Por un lado, la performance está planteada como una experimentación que
permite a los sujetos una atención propioceptiva y relacionarse con otros cuerpos
de maneras extracotidianas, buscando generar las condiciones necesarias para
lograr la “libertad situacional” mencionada por Merleau-Ponty.
Pero por otro lado requiere organización espacial, temporal y de jerarquías
intragrupales para lograr el objetivo: hay un tiempo de atención individual, luego
intersubjetivo y colectivo en el ejercicio. Estos tiempos están marcados por las
fases de la performance. Al inicio, los que propusimos el ejercicio teníamos una
jerarquía mayor que los compañeros y ésta se diluyó durante la performance al
pasar las acciones a lo que la ronda decidía. Durante la segunda fase la toma de
turnos era decidida por la ronda. Las distancias entre cuerpos estuvieron defini-
das por el espacio del aula y por la configuración en ronda, pero varió de acuerdo
a los traslados.
Al final, en turnos individuales, algunos compañeros compartieron la expe-
riencia con otros, pero a instancias de nosotros, que habilitamos verbalmente esa
posibilidad de objetivación.
Conclusión
83
ETHNOS 1 / GUSTAVO J. SANTAOLALLA
Bibliografía
84
Paternidad, símbolo y sacrificio. Una aproximación
al cuento Exposición de la carta del canónigo Lizardi de
Bernardo Atxaga desde las teorías hermenéuticas
de la antropología
Resumen:
Este artículo propone la lectura de un texto literario desde algunos enunciados de la
antropología hermenéutica referentes a la idea de que la cultura puede estudiarse como se
estudia un texto. Para atender esta proposición, se parte de una división analítica del texto
en tres niveles, siguiendo los planteamientos metodológicos de Clifford Geertz. Dos niveles
son aportados por la trama interna del relato, y el tercero sitúa al investigador como
intérprete. En este último nivel se analiza el contenido desde las conceptualizaciones de
Victor Turner y René Girard sobre ritual, símbolo y asesinato fundante para desentrañar
posibles significaciones. El artículo plantea la posibilidad de vincular la antropología con
el campo de los estudios literarios.
Palabras clave: antropología interpretativa, antropología simbólica, hermenéutica,
literatura vasca, estudios literarios.
Abstract:
This article proposes the reading of a literary text from some statements of hermeneutic
anthropology concerning the idea that culture can be studied as a text is studied. To
address this proposition, it is part of an analytical division of the text in three levels,
following the methodological approaches of Clifford Geertz. Two levels are contributed
by the internal plot of the story, and the third places the researcher as an interpreter. The
latter level discusses the content from Victor Turner and René Girard’s conceptualizations
of ritual, symbol, and founding murder to unravel possible significances. The article raises
the possibility of linking anthropology with the field of literary studies.
Keywords: interpretive anthropology, symbolic anthropology, hermeneutics, Basque
literature, literary studies.
Cuando Clifford Geertz afirmó, a principios de los años setenta, que la cultura
podía ser interpretada como texto, sembró en la disciplina antropológica una
controversia que todavía motiva debates (Geertz, 2003, p. 369). ¿Qué implicó en
su momento semejante propuesta? Dicha metáfora no sólo supuso un vínculo
directo y renovado entre la antropología y las lecturas simbólicas parsonianas,
sino que también propició “extensas reflexiones críticas sobre la práctica central
de la etnografía” al posicionar al etnógrafo frente a interpretaciones sobre los
signos de la cultura provistas por sus propios informantes (Marcus & Fischer,
2000, p. 54). Como lo reconociera el propio Geertz (1995, p. 114), este desafío
al modelo funcionalista, en especial por sus audaces cruces con lo literario y lo
filosófico, fue visto con recelo. Pero no debe negarse que tal desafío fomentó una
nueva discursividad para el oficio antropológico. Esta discursividad es evidente
en un campo conceptual y semántico (llamado a veces antropología interpretati-
va o comprensiva) en el que se insertó su teoría, luego continuada dentro y fuera
de la disciplina por una larga lista de autores.
Pero, ¿qué tiene la cultura de textual o el texto de cultural? Los aportes del
propio Geertz y de Paul Ricœur (2002) ayudan a entender las uniones entre am-
bos conceptos. Una primera respuesta señala que el texto se desprende de quien
lo “escribe” de manera similar a como la acción se desprende de quien la ejecuta
al autonomizarse en la dimensión social (Ricœur, 2002, p. 178). Cuando la ac-
ción y el texto se “sueltan” en el mundo, ya no son responsabilidad únicamente
de sus artífices. En cambio, se hacen ya propiedad pública, objetos de múltiples
lecturas, ergo, de múltiples interpretaciones de quienes comparten la experiencia
interpretativa (Cf. Geertz, 2003, p. 24). En esta apertura interpretativa se empieza
a construir la idea geertziana de cultura.
Podemos llamar “texto/acción” a esta partícula de la experiencia interpretati-
va; ya no únicamente ceñida al plano discursivo de un escenario plano, limitado
y sin contingencias, sino dispuesto también en el horizonte de las prácticas no
discursivas, de aquellas acciones que riñen y disputan el poder. No con ello quere-
mos decir que en el discurso no existan diferencias jerárquicas ni que la práctica
esté libre de discursividad; esta división nunca es completa. El empleo del térmi-
no texto/acción es instrumental para hacer tangible que en la hermenéutica de
las ciencias sociales ambos ejercicios son simultáneos y mutuamente referentes.
La conjunción se rige por dos principios elementales: 1) el texto/acción remite al
mundo precisamente a través de quien interpreta; y 2) la autoría del texto/acción
86
PATERNIDAD, SÍMBOLO Y SACRIFICIO / ETHNOS 1
pierde todo sentido por el hecho de estar sustentada sobre la apertura de la cul-
tura, es decir, sobre lo público y lo colectivo.
Pero además del cuestionamiento sobre la autoría, queda en entredicho la
existencia de la originalidad, paradigma fundamental para el campo de las artes
por lo menos durante un segmento de la historia occidental. ¿Cómo pueden los
lectores de una región o país catalogar como originales unas historias que de
algún modo u otro conocen desde que tienen memoria colectiva? Podríamos se-
ñalar que sencillamente no hay originalidad pura o perfecta, pero hay elementos
que constituyen una discursividad diferenciada de lo precedente, sin que esto
signifique rechazo de lo ya establecido (Cf. Foucault, 1969). Marx, Freud, incluso
Geertz y hasta el propio Foucault se esgrimen como autores clásicos y diferentes
no en la medida en que inventen conocimientos nuevos, sino a partir del tipo de
configuración de lo precedente que exhibe su teoría en relación con situaciones y
preguntas contemporáneas. En esta clave ha de leerse la antología de Obabakoak,
del escritor vasco Bernardo Atxaga, atendiendo a su “cuestionamiento de la defi-
nición de la originalidad en el sentido romántico” (Gil-Oslé, 2014, p. 885).
Bernardo Atxaga nació en 1951, en la localidad guipuzcoana de Asteasu, cer-
ca de la frontera septentrional española. A raíz de un tradicionalismo vívido en
la educación de sus padres, Atxaga, entonces conocido como Jose Irazu, experi-
mentó de primera mano la fuerza de su “geografía imaginaria” que más adelante
bautizaría como Obaba debido a que su infancia estuvo colmada por “gente que
gustaba de contar historias sobre animales y hechos fantásticos” (Olaziregi, s.f.,
párr. 7). No siendo ésta su única fuente, Atxaga recopiló otras geografías gracias a
sus contactos con la escena cultural clandestina de la España franquista; exploró
horizontes entre la literatura de ficción inglesa, el teatro experimental vasco, los
cuentos para niños, y la filosofía, en cuyo campo se formó estando en Barcelona.
Esta amalgama de horizontes puede leerse como un terreno fértil para la conso-
lidación de una discursividad presente en su escritura, la cual nunca ha deses-
timado las canciones de cuna que las nanas vizcaínas tararean a sus pequeños.
Obabakoak (1988) fue el resultado más contundente de estos enunciados que,
tras años de experimentar y concebir imágenes claras sobre una cultura coheren-
te y autónoma, salió a la luz para darle al autor vasco fama internacional y un
reconocido prestigio entre las letras del euskera.
Esta colorida recopilación de cuentos acuñó y figuró las distintas visiones
sobre la vida que puede uno toparse de visita en Obaba, un terreno indetermi-
nado y hasta cierto punto fundamentado en retazos que cualquier lector podría
reconocer como el propio patio de juegos de la infancia. Este ejercicio es posible
87
ETHNOS 1 / VÍCTOR SOLANO URRUTIA
porque las sugerencias de lectura que hábilmente provee Atxaga son el fruto de
una intención consciente por evitar sindicar interpretaciones y señalar únicas
posibilidades, además de suponer una invitación al propio descubrimiento.
Ejemplo de esta apertura interpretativa está en las palabras de Calixto Bieito,
quien en 2017 adaptó Obabakoak al teatro: “Esto es solo una visión parcial, frag-
mentos de historias que me han conmovido. Es un puzle, un poema visual, una
cantata. La novela lo permite: al no ser una narrativa lineal ni realista, invita a
dejar volar la imaginación” (Vidales, 2017, párr. 4). La apertura de Obabakoak,
pues, permite este tipo de figuraciones: experimentos de la interpretación que
recaen por entero en quien la lee o la observa. Pero esta plasticidad, hay que de-
cirlo, se salva del patíbulo de la originalidad y de la espontaneidad.
Según un personaje de uno de los cuentos, las historias que pudieran ser
consideradas parte de la ficción de aventuras no son simples invenciones espon-
táneas, pues “los escritores no creamos nada nuevo (...). El mundo, ahora, no
es sino una enorme Alejandría, y los que vivimos en ella nos dedicamos a hacer
comentarios acerca de lo que ya ha sido creado, y nada más” (Atxaga, 2000, p.
416)1. Esta confesión resulta ser una evidencia del acto de creación literaria más
como un acto de memoria y hasta de bricolaje: todo lo que se puede escribir ya
ha sido escrito; el crear una obra literaria es recomponer los recuerdos de la pro-
pia vida, de la infancia, de la localidad en la que uno fue criado, de los valores
morales y tradicionales, de la insurrección, de la historia vasca, colombiana o la-
tinoamericana, y así ad nauseam. El texto/acción no es más que práctica cultural
e histórica.
Con lo anterior, podríamos preguntarnos si es posible pensar la literatura en
términos de experiencia hermenéutica como proceso creativo y público, como
práctica simbólica. Si las obras en tanto texto/acción se desprenden de sus crea-
dores al entrar en el mundo de las interpretaciones, quiere decir que toda lectura
las inserta en un campo amplio de potencial interpretación entre sujetos que
leen a través de símbolos del lenguaje. Este medio, en ocasiones, les permite
llegar a acuerdos (Gadamer, 2003, p. 462) o generar fricciones y distorsiones.
Evidentemente, aunque Geertz no fuera del todo consciente de las particiones je-
rárquicas entre sujetos que en un mismo plano entran en fricción ni de los condi-
cionamientos del poder sobre las formaciones culturales (Del Cairo & Jaramillo,
2008, p. 34), la discusión sobre la textualidad de la cultura provee una discursi-
1 De aquí en adelante las referencias que remitan al texto de Atxaga se resumirán con el número de la
página únicamente.
88
PATERNIDAD, SÍMBOLO Y SACRIFICIO / ETHNOS 1
vidad de gran utilidad para el tipo de vínculo entre antropología y literatura que
aquí se esboza como modelo de análisis. Exploremos esta posibilidad.
89
ETHNOS 1 / VÍCTOR SOLANO URRUTIA
90
PATERNIDAD, SÍMBOLO Y SACRIFICIO / ETHNOS 1
Este primer nivel recoge los hechos y acciones que directamente implican a
Camilo Lizardi, canónigo y autor de la carta encontrada en una localidad vasca.
En dicha carta se relata la historia de Javier, del jabalí, del pueblo de Obaba, de
los cazadores y del canónigo Matías. Además, se caracterizan algunas vivencias
y sentimientos del mismo Lizardi. Precisamente porque el autor escribe ora en
primera persona, ora en segunda, tenemos la impresión de que se trata de una
carta con una intencionalidad y un destinatario específicos, pero estas cuestiones
permanecen ocultas por lo menos en este nivel.
La narración inicia desde un punto en movimiento; no tenemos el contex-
to general de la carta, su objeto, ni claridad sobre los remitentes. En principio,
Lizardi expresa su preocupación por una cuestión teológica: la Creación como
acto descriptible por la ciencia lleva inevitablemente a la expansión y la sepa-
ración infinita de los astros, las partículas y los seres. Para Lizardi esta fría des-
cripción le induce a pensar que la vejez se comporta de igual manera: el destino
del hombre tiende a la soledad, a la distancia. Y concluye: “Sí, es muy amarga la
suerte del hombre que está solo, y aún más amarga la del que (...) se ve incapaz
de levantarse y vive trastabillando” (pp. 78-79).
Bruscamente, Lizardi introduce la situación que para él es el objeto central de
la carta: la desaparición de un muchacho llamado Javier, de once años, cuya au-
sencia de nueve meses, según Lizardi, no despertó mayor preocupación entre los
habitantes del pueblo, pese a llevar el nombre del “mártir más querido3” (p. 79).
¿Por qué entonces turbó la conciencia del canónigo? Aparentemente desde antes
de su desaparición (luego ofrecerá la opción de una huida) el canónigo ya tenía
el conocimiento de este muchacho y de su comportamiento particularmente atí-
pico; se escapaba de vez en cuando, y estas huidas obedecían a la misma clase
de conductas que llevan a los perros moribundos a escapar de sus dueños y re-
unirse, como su instinto lobezno lo exige, con su verdadera familia (p. 80). Esta
comparación que hace Lizardi de Javier con los animales, que no será la única,
es también la impresión de sus cuidadores de la hostería de Obaba, cuando seña-
lan tranquilamente que “ya regresaría cuando tuviera hambre” (p. 80). Además,
Javier nunca jugaba con los niños de su edad, se notaba rezagado y diferenciado,
entre otras cosas porque su aspecto era indistinguible: tenía una mancha violácea
que le cubría medio rostro y esto acarreaba el temor de ser tomado por burla.
91
ETHNOS 1 / VÍCTOR SOLANO URRUTIA
Hasta aquí llega la tercera página de la carta. El relato prosigue con la apa-
rición de un jabalí blanco que había descendido de repente de los bosques, pero
que no se mostraba violento sino manso, como una “criatura angélica” que ca-
minaba entre las gentes y se detenía a mirar los niños jugar (pp. 82-83). Lizardi
advierte que los residentes de Obaba, no obstante, habían logrado herir al animal
ante una señal de alerta. Reprocha que incluso a los animales más tranquilos se
les trata de cazar o perseguir, desestimando el valor de la Creación divina. Dice:
“Así de seco es el corazón de nuestra gente, en nada se parecen al buen Francisco
[¿de Asís?]” (p. 83). Luego de eso parafrasea a Matías, un anciano sacerdote ex-
tranjero que había logrado establecer una relación ciertamente próxima con el
chico y con el propio Lizardi. En sus palabras, el haber perseguido al animal les
traería consecuencias nefastas a los cazadores.
Recién Matías es introducido, nos lanza inmediatamente su hipótesis: en
efecto el jabalí y Javier son el mismo ser. ¿Llega Lizardi a creer esta idea? Matías
trata de convencerle: “¿Acaso no habéis visto cómo se ha quedado en la plaza,
mirando a los niños que jugaban con la nieve? ¿Y acaso no hacía Javier lo mis-
mo? ¿Y no tenía este jabalí, igual que Javier, una mancha violácea alrededor del
hocico?” (p. 85). Lizardi, sin embargo, se muestra reacio a creer, pero no puede
concebir cómo un hombre tan cercano a él en convicción y en fe pueda estar min-
tiendo. Inclusive rememora una historia que las madres de Obaba cuentan a sus
hijos (p. 88), de una niña que le pregunta a su malvado padre sobre el momento
de su muerte. El padre le responde que sólo morirá cuando alguien le quiebre
en la frente el huevo que yace dentro de la paloma que yace dentro de una liebre
que yace dentro de un león que habita una montaña. Efectivamente, un héroe se
presenta para librar al mundo de tan desdichado ser estrellándole un huevo en la
frente. A diferencia del héroe de la fábula, Lizardi no es capaz de resolver la duda
tan fácilmente, se siente confundido y extraviado entre conjeturas, y no halla el
hilo que ate a Javier con el jabalí del mismo modo que el huevo está atado a la
vida del malvado padre.
Es notable que después de esta ambigüedad las cosas cambien drásticamen-
te. La repentina interrupción del transcriptor supone una transformación en la
actitud de Lizardi que quizá se hace visible por la diferencia entre los fragmentos
anterior y posterior, como si en el intermedio algo hubiera hecho que Lizardi
cambiase de opinión. Pero aunque nunca afirme la creencia exacta de la transfi-
guración corporal de Javier en jabalí, su intuición lo inclina a esa idea. El jabalí,
tiempo después, regresa al pueblo y acecha durante varias noches a todos aque-
llos que casualmente maltrataron a Javier antes de su huida, incluidos los traba-
92
PATERNIDAD, SÍMBOLO Y SACRIFICIO / ETHNOS 1
jadores de la hostería. Dice Lizardi: “…sé que no es lícito atribuir a los animales
las potencias que únicamente corresponden al hombre. Y, sin embargo, estoy
tentado de hacerlo” (p. 86).
Entretanto, la población de Obaba empieza a sumirse en el pánico. En medio
de esa sensación generalizada, Matías se acerca a Lizardi: “Vengo a hacerle una
pregunta (…). ¿Puedo matar al jabalí blanco?” (p. 90). Esta solicitud desconcierta
a Lizardi, pero Matías tiene claro que le será fácil porque conoce las costumbres
de Javier. Exige ante todo su autorización. ¿Pero por qué la suya? ¿Qué lleva a
Matías, en medio de su seguridad y de su preocupación por el jabalí, a tomar esa
decisión a todas luces contradictoria con la actitud que había exhibido anterior-
mente? La respuesta es sencilla: Matías sabe que Javier sufre, es objeto de tram-
pas que le tiende la gente ruin. Plantea como necesidad el sacrificio del animal
para que su sufrimiento cese.
Evidentemente para Matías es imposible disociar al animal del muchacho,
y Lizardi exclama esta impresión: “La sonrisa que tenía en ese momento era la
de un padre que está orgulloso de las hazañas de su hijo” (p. 92). Seguidamente
cree reconocer la paternidad de Matías, pues no podría ser otra persona quien
encontrase en la muerte del animal un acto de liberación del sufrimiento terrenal:
Asentí a lo que decía, y pensé que el sentimiento de aquel hombre era legítimo;
que, llegado el último día, Dios Nuestro Señor no tendría reparo alguno en conce-
derle la paternidad que reclamaba. Sí, Matías era el verdadero padre de Javier; no
aquel que lo abandonara al nacer; ni tampoco aquel otro que, después de adoptar-
le en la hostería, sólo le ofreció mezquindad (pp. 92-93).
93
ETHNOS 1 / VÍCTOR SOLANO URRUTIA
Esta angustia le representa sólo una posibilidad: tiene que rematar al animal con
una piedra4.
Sobre el segundo nivel de análisis tenemos que decir que el relato que engloba al
transcriptor es sobrio y va al grano. Tenemos un inicio a media res; aparentemen-
te, un sujeto se encuentra de lleno con el manuscrito, sabe mucho sobre la calidad
del papel, dedica unas líneas al deterioro de la carta y emprende su transcripción.
De un momento a otro, introduce al canónigo y al pueblo de Obaba.
Aunque la carta no lleva fecha, podemos suponer que fue escrita en mil novecien-
tos tres, ya que al final de ella, en la despedida que precede a la firma, su autor
declara llevar tres años en Obaba; y todo parece indicar —así lo afirma al menos el
clérigo que ahora ocupa su puesto— que fue a principios de siglo cuando Camilo
Lizardi se hizo cargo de la rectoría del lugar (p. 75).
4 Volvemos a la preocupación teológica del inicio de la carta. Los ejemplos de muerte sacrificial que des-
cribe René Girard en Veo a Satán caer como el relámpago (2002) son lapidaciones, como el célebre caso
de Apolonio de Tiana. Las lapidaciones son formas de muerte sacrificial muy comunes en la exégesis
judeocristiana, sobre todo en el Antiguo Testamento.
5 La mención a San Ignacio de Loyola (1491-1556) puede ser otra referencia a la Compañía de Jesús.
94
PATERNIDAD, SÍMBOLO Y SACRIFICIO / ETHNOS 1
no puede haber confesión sin autoridad y sin escucha, más aún en un contexto
clerical.
Es interesante la doble función que ejerce este transcriptor: por un lado rela-
ta, por el otro, interpreta, y en su interpretación reconstruye los tejidos de aquello
que se nos escapa por el deterioro físico y el moho que exhibe la carta. Esta labor
que edifica un puente entre niveles no puede pasar por alto el hecho de que inter-
pretar es reconstruir, es volver a darle un valor a los hechos y es reclamar cierta
autoría. Para Ricœur el texto tiene un sentido inherente, es decir, que espera una
lectura, pero hipotéticamente está abierto a la articulación de discursos nuevos;
es lo que llama la “acción de interpretar”. La lectura del transcriptor no se queda
en el sentido de la escritura, porque no sólo explica. Cuando hablamos de su ope-
ración como puente, decimos que el transcriptor es un autor más dada la “capaci-
dad original de continuación” y el carácter abierto del texto que enfrenta (Ricœur,
2002, p. 140). Por ello el texto es práctica cultural y la cultura práctica textual.
Es relevante el lazo que une los hechos en los momentos más inciertos. El
transcriptor reconstruye el interim de la descripción que Lizardi hace de la rareza
del comportamiento de Javier y el momento en el que aparece, tiempo después,
el jabalí. Y este enlace artificial sirve para rescatar una palabra que, a juicio del
transcriptor, tiene un significado posible: se trata de la santateresa, nombre con
que se conoce a una mantis religiosa que “devora [a sus víctimas] lentamente y
procurando que no mueran enseguida; como si su verdadera necesidad fuera la
tortura, y no el alimento” (p. 82. En cursiva en el original). Se atreve a sugerir que
quizá Lizardi conozca a este animal, pero luego cae en cuenta de que es mejor de-
jar “estas elucubraciones”. Sin embargo, este dato nos es útil para el tercer nivel,
pues la mantis en su comportamiento se asemeja a los cazadores que persiguen
sin fundamento racional al jabalí.
Más adelante señalaremos el opuesto de esta función de enlace que ejerce
la transcripción. La primera, como dijimos, es la de operar como puente entre
pedazos inconclusos o de ambigüedad para los lectores de la transcripción. La
segunda función (opuesta) es la de separación, a modo de barrera, que supone la
intervención del transcriptor. En algunos apartados, éste señala hasta dónde es
legible la carta, y luego indica el punto en que vuelve a retomar la palabra. Es en
esos momentos en que podemos dar cuenta de la transición de un estado subje-
tivo a otro entre los personajes si consideramos el relato como ritual: hay esque-
mas que representan oposición y conflicto y en los que el objeto de disputa es el
estatus (Cf. Turner, 1988, p. 104). A nuestro juicio, esta separación hace visible la
diferencia y la transformación de las situaciones conflictivas dentro de la trama,
95
ETHNOS 1 / VÍCTOR SOLANO URRUTIA
las cuales responden al valor de la acción simbólica que marca el signo final del
relato de Lizardi.
El cuento finaliza con una última anotación del transcriptor:
…tras varias charlas con los actuales habitantes de Obaba, me parece significati-
vo. Se trata de la paternidad de Lizardi. Muchos de los que han hablado conmigo
afirman que Javier era, sin lugar a dudas, hijo suyo; creencia que, a mi entender,
queda bastante legitimada en una segunda lectura del documento (p. 96).
Tal vez esta frase motivó la escritura de este artículo, porque en este hecho se con-
densa la opacidad y la incertidumbre que rodea la figura de Lizardi. No son sólo
sus palabras, es también su actitud, sus omisiones, sus locuras y lo que la gente
de Obaba ha dicho durante décadas (no sabemos cuántas) de él y de su posible
descendencia. El transcriptor devela la unión entre todos los niveles interpretati-
vos con esta frase; llega a un sentido, a una interpretación que quizá escapa de lo
consciente o al menos de la significación pública y compartida.
Antes de pasar al último nivel que incumbe este análisis, hay que anotar una
necesidad que por razones de espacio ha de relegarse. Un nivel intermedio entre
el segundo y el tercero trasciende lo literal y los aspectos formales que encierran
el texto como escritura, porque para entender las condiciones de posibilidad de la
antología de Obabakoak, es preciso situar la escritura como práctica que produce
las representaciones encargadas de otorgar y contener el sentido de la realidad
literaria.
Además de las circunstancias subjetivas del carácter estilístico del autor, su-
gerimos echar un vistazo a las situaciones contextuales de la Iglesia Católica en
el País Vasco para los tiempos que engloban la trama y la escritura del libro.
Serán relevantes para este nivel intermedio las lecturas sobre la situación política
ibérica y sus manifestaciones en la jerarquía eclesiástica; sobre el impacto de las
tendencias del carlismo, el integrismo y el nacionalismo vasco en las poblaciones
de toda la región; sobre las simpatías entre sacerdotes y el ETA y el correspon-
diente rechazo vaticano; sobre la beatificación de Domingo Iturrate en 1983 y sus
semejanzas biográficas con la persona de Camilo Lizardi; sobre el peso de San
Ignacio de Loyola, de Francisco Xavier y de la Compañía de Jesús en el imagina-
rio colectivo de Euskal Herria, etc. Igualmente es relevante hablar de la figura de
Bernardo Atxaga, autor o compilador (título otorgado a preferencia del lector) de
las aventuras de Obabakoak. Es importante indagar por su formación literaria en
96
PATERNIDAD, SÍMBOLO Y SACRIFICIO / ETHNOS 1
El objetivo de este nivel no es otro que encontrar la relación entre ritual de sa-
crificio y la construcción del símbolo de paternidad, expresado o posibilitado a
través de los distintos niveles hermenéuticos. Los diferentes actores que parti-
cipan de estos niveles cumplen una tarea de interpretación que, directa o indi-
rectamente, contribuye a esclarecer el porqué y el cómo de los hechos. Según
como lo hemos elaborado, la narración da cuenta de un suceso extraño y a simple
vista ilógico. Pero desde Victor Turner, esta performatividad con que asumimos
la metamorfosis de Javier en jabalí puede explicar una serie de conflictos so-
ciales que son inconscientes y que escapan del contenido explícito de la carta.
El primer conflicto tiene que ver con la dicotomía entre naturaleza y cultura,
la cual no es arbitraria porque en efecto sigue la estructura de los relatos que
componen Obabakoak (especialmente en la primera parte, Infancias). El ambien-
te que se plasma en estos textos representa una ambigüedad entre lo ignoto de
los bosques y la seguridad de la villa o, incluso, del hogar. Como sostiene Mari
Olaziregi,
97
ETHNOS 1 / VÍCTOR SOLANO URRUTIA
los cazadores y las madres de Obaba conviven en esta relación, pero el canónigo,
en cambio, se muestra reacio a aceptar la metamorfosis a pesar de que su colega
le muestre insistentemente las pruebas. Además, no comprende el espíritu bélico
de los cazadores ni su afán por erradicar al jabalí sin tregua. Sólo en este persona-
je la contradicción alcanza la superficie de lo consciente y deviene en problema.
El símbolo que permite entender el vínculo mencionado entre naturaleza y
cultura es el sacrificio. Tanto Matías como Lizardi, hombres religiosos, llevaron a
cabo el sacrificio del jabalí como una forma de violencia justificada por la piedad
que les concedía su posición teológica frente a las criaturas de Dios. A diferen-
cia de los cazadores que persiguieron al jabalí, sólo Matías y Lizardi tuvieron
éxito cuando constataron la nobleza del animal como una posible encarnación
humana.
Philippe Descola recoge dos criterios mediante los cuales se puede establecer
una variable de semejanza o diferencia en la línea continua entre naturaleza y
cultura. En efecto, es continua porque resulta completamente irrisorio plantearse
una sociedad que opere sin entorno natural o sin representación de lo salvaje. La
distinción, parafraseando a Lévi-Strauss, es sólo metodológica. Los dos criterios,
especialmente trabajados desde la etnología clásica, son la interioridad (entién-
dase alma, conciencia o espíritu), y la materialidad (Descola, 2011, p. 86).
En el caso de Exposición…, la diferencia adquiere estas dos dimensiones Por
un lado, los cazadores advierten la distancia en términos materiales a través de
un código que marca la diferencia significativa en la fuerza y en el instinto taná-
tico. Como es instinto, es inmediato e inconsciente; los cazadores atacan antes
de que el jabalí presente un asomo de violencia y salvajismo. Por el otro lado,
Matías y Lizardi se aproximan a la interioridad animal que emana el jabalí con
aspectos relativamente cercanos a Javier, quizá por la proximidad a las enseñan-
zas de Francisco de Asís y sus virtudes de empatía para con todos los seres de la
Creación. Recordemos la manera como Lizardi describía, casi etológicamente,
el comportamiento extraordinario de Javier cuando miraba a los niños jugar. Es
Lizardi, además, quien reconoce a Javier como un “hijo de las zarzas” (p. 79).
Podríamos agregar que en las características del proceso ritual que describe
Turner (1988), Javier atraviesa por las tres etapas transicionales de un rite de
passage. Es separado del grupo desde su introducción en el asunto de la carta, no
sólo por estos señalamientos de Lizardi sino por la gente de la hostería, quienes
de entrada suponen que volverá a causa del hambre, como si de un animal se
tratase. Estas circunstancias no sólo impulsan el distanciamiento simbólico sino
que contribuyen a la huida de Javier hacia el bosque, lo cual es un desplazamien-
98
PATERNIDAD, SÍMBOLO Y SACRIFICIO / ETHNOS 1
7 El tiempo juega un papel simbólico: lo que hay entre Javier y el jabalí corresponde al tiempo necesario
para una gestación. Por lo tanto, se trata de un acto creativo por vía de eficacia simbólica. La naturaleza
engendra a un nuevo ser.
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En ese momento Matías se siente decidido a llevar a cabo el sacrificio, pero sólo
depende de la aprobación de Lizardi. ¿Por qué precisamente de Lizardi? En una
relación mediada por un parentesco ficticio y de corte moral, en cierta medida
Lizardi es un guía espiritual para Matías, es un padre y por eso, aunque Matías
tenga la decisión tomada, es necesario verbalizarla para obtener la aprobación.
Se verbaliza también el acto nominal en que el jabalí, agonizante, parece mencio-
nar la palabra “¡Madre!”, y es entonces cuando Lizardi termina lo que Matías no
había podido concluir. En el nivel del transcriptor entendemos, tiempo después,
que la gente de Obaba ha naturalizado la historia, y reconoce que el tal Javier era,
efectivamente, hijo de Lizardi. Con esta situación entramos al segundo conflicto,
el de la paternidad y el celibato.
Desde la perspectiva estructuralista, el parentesco pasa por el lenguaje por-
que es un sistema que se comporta con distinciones en el nivel lingüístico a tra-
vés del cual nos reconocemos como nodos de relaciones y adoptamos conductas
especiales frente a miembros específicos del grupo (Lévi-Strauss, 1995, p. 81). En
el contexto clerical es común encontrar términos como “padre”, “hermano/a”,
“hijo”, entre otros. Estos términos no sólo corresponden con una nomenclatura
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PATERNIDAD, SÍMBOLO Y SACRIFICIO / ETHNOS 1
Reflexiones finales
En cierta medida, el cuento que acabamos de revisar puede leerse como testimo-
nio cultural. Al elaborar un entramado de interpretaciones y sujetos que, como
sugiere Geertz, no es una elección moral sino epistemológica o de grado en la
aproximación metodológica (Geertz, 1994, p. 74), pudimos sugerir un modelo
que, no obstante, no se cierra con el ejercicio delimitado en estas páginas.
Pudimos anotar que los conflictos latentes entre naturaleza y cultura, y entre
celibato y paternidad, son resueltos a través de un ritual que constituye una tran-
sición social a partir del sacrificio de un jabalí a manos de un par de canónigos y
de la sociedad que los empujó dentro del acto. Definimos ese sacrificio, siguiendo
101
ETHNOS 1 / VÍCTOR SOLANO URRUTIA
9 Girard (2002, p. 104) usa el término griego pharmakós para designar este proceso ritual como una sana-
ción simbólica y metafórica a través de la cual se curan las enfermedades o taras sociales del conjunto.
10 Además porque esto representaría una contradicción entre el enfoque de Geertz y el de Turner, especial-
mente considerando el grado de consciencia o inconsciencia de los actores respecto a la interpretación
que logran formar de su propia cultura. Turner (1999) se pregunta hasta qué punto un nativo puede
dar una explicación razonable a los símbolos. Sin embargo, a este análisis no le compete determinar la
veracidad o exactitud de las explicaciones (es irrelevante si la obra se considera ficción), sino conside-
rar que la(s) realidad(es) se teje(n) entre niveles y que el antropólogo, en muchas ocasiones, no puede
comprenderla(s) por sí solo.
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¿Por qué siempre hay candomblés? Reflexiones tardías
sobre las dificultades de la Antropología brasileña
frente a las religiones de matriz africana
Why are there always candomblés? Late reflections on the difficulties
of Brazilian anthropology vis-à-vis African-derived religions
Marcio Goldman
marcio.goldman@gmail.com
PPGAS - Museu Nacional - UFRJ
Resumen:
El texto busca yuxtaponer y contrastar las teorías dominantes sobre la presencia afro e
indígena en Brasil con las «teorías nativas» mapeadas en etnografías recientes, ya sea en
el campo de la etnología indígena o en el de los estudios afrobrasileños. Las primeras,
en su proyecto por contribuir a la “construcción de la nación”, subordinan todas las
relaciones a una variable mayor, “el blanco europeo”, tratando así a la persistencia de las
fuerzas afroindígenas como una especie de misterio insondable. Por otro lado, las teorías
menores, ya sean de origen africano, indígena o afroindígena, constituyen contradiscursos
caracterizados por no asumir a la homogeneización y al sincretismo como horizonte
esencial de la interacción entre las diferencias. Así, al poner en primer plano la resistencia,
como afirmación de fuerzas, estos contradiscursos nos permiten responder a la pregunta
planteada por Roger Bastide: «¿por qué siempre hay candomblés?”
Palabras clave: Religiones afroamericanas, Estudios afroamericanos, Mestizaje,
Sincretismo, Afro-indígenas
Abstract:
This text seeks to juxtapose and contrast the dominant theories about the Afro and
indigenous presence in Brazil with the «native theories» mapped in recent ethnographies,
either in the field of indigenous ethnology or in that of Afro-Brazilian studies. The dominant
theories, in their project to contribute to the so-called “nation building”, subordinate all
relationships to a major variable, “the white European”; thus, treating the persistence of
Afroindigenous forces as a kind of deep mystery. On the other hand, the minor theories,
whether of African, indigenous or afroindigenous origin, constitute counter-discourses
characterized by not assuming the homogenization and syncretism as essential horizons
of the interaction between differences. Thus, by putting resistance at the forefront, as an
affirmation of forces, these counter-discourses allow us to answer the old question posed
by Roger Bastide: «why are there always candombles?»
Keywords: African-American religions, African-American studies, Miscegenation,
Syncretism, Afro-indigenous
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Bahía) y para aquellas más “sincréticas” (como la umbanda, por ejemplo), tam-
bién puede, hasta cierto punto, ser observado.
Se debe notar, sin embargo, que la perspectiva evolucionista, historicista,
culturalista y, a veces, racista de los trabajos más antiguos también buscaba, a
su modo, establecer conexiones con contextos sociales más amplios. Conexiones
eminentemente negativas, puesto que la cuestión crucial consistía, básicamente,
en intentar desvendar ese misterio constituido por la extraña permanencia de
esas religiones “primitivas” en un país que se modernizaba o que se debía moder-
nizar. Cuestión supuestamente resuelta con la noción de “supervivencia”, que ex-
plicaría, por medio de una especie de inercia propia de la instituciones culturales,
la permanencia de las creencias y costumbres africanas. Creencias y costumbres
que, como escribió Arthur Ramos (1934) —fiel a la máxima de Tylor (1913: 453)
según la cual “la antropología es la ciencia del reformador”—, por causa de la
“lenta obra de la cultura” se deberían extinguir progresivamente.
El problema es que, en 1970, ese «debería» aún no había ocurrido. Es claro
que los autores más modernos no podían formular el problema en los términos
de los más antiguos, ya que empleaban a estos como blanco o razón para criticar-
los. Mientras tanto, escribiendo en un momento en que las religiones de matriz
africana en el Brasil parecían estar sufriendo un proceso de crecimiento y expan-
sión, esos autores se vieron tentados, por así decir, a hacer de la necesidad una
virtud. Es decir, si el “misterio” consistía en comprender la convivencia de esas
religiones con los procesos de modernización, y si ya no era posible aplicar con-
ceptos como “supervivencia”, nada mejor que hacer de la propia modernización
la causa de la permanencia y hasta del desarrollo de estas religiones. Fue de este
modo que pasaron a enfatizar, casi exclusivamente, las relaciones externas de los
grupos religiosos, explicando sus características como efecto de estructuras más
amplias. En pocas palabras, me parece que lo que aproxima a “internalistas” y
“externalistas”, a pesar de sus diferencias, es su excesivo respeto por la historia.
Unos y otros tienden a concebir las religiones de matriz africana como entes su-
mergidos en una historicidad que no les pertenece, cuya única opción es resistir
a ese flujo temporal externo —manteniéndose, entonces, inmutables o, más fre-
cuentemente, degradándose lentamente hasta desaparecer—, o acomodarse a di-
cho flujo, pasando así a sufrir transformaciones que apenas repercuten aquellas
más fundamentales de la “sociedad mayor”.
Se trata, podemos percibir, de un procedimiento recursivo que sitúa a las
religiones de matriz africana en una historia que les es exterior para, luego, redu-
cir su estado al develamiento de su verdadero lugar en esa historia previamente
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fijada. Si aceptamos, no obstante, con Deleuze y Guattari, que “la historia sola-
mente traduce una coexistencia de devenires en sucesión”, que “todo coexiste en
perpetua interacción” y que la única manera de escapar del “tema absurdo de la
sociedad sin historia o de la sociedad contra la historia” es evitar la propia histo-
ria y tomar en cuenta la coexistencia de los elementos”, ese cuadro de referencias
puede sufrir alteraciones más o menos profundas. Los eventos históricos también
pueden ser leídos como la pura actualización en el tiempo histórico y en el mun-
do extensivo y molar, de virtualidades intensivas y moleculares en perpetuo deve-
nir. Es por esto que toda historia es contada como variación de perspectivas con
respecto a un referencial fijo, en relación al cual solo el punto de vista muda. Y es
por esa misma razón que el “internalismo” y el “externalismo” son igualmente in-
suficientes puesto que si desde un punto de vista histórico, o molar, todo es de al-
gún modo “externo” o “interno”, del punto de vista del conjunto de virtualidades
que compone la dimensión molecular de la existencia no se puede decir ni una
cosa ni la otra. Como Deleuze y Guattari también escribieron, “aquello con lo que
se hace la historia es antes que nada la materia de un devenir, no de una historia”.
Mi principal hipótesis al respecto de los estudios de las religiones de matriz
africana en el Brasil es entonces que su impulso más fundamental deriva en úl-
tima instancia de una bella pregunta formulada por Roger Bastide (1971: 231):
“¿por qué, pues, hay siempre candomblés?”. Es decir, creo que la motivación más
profunda de esos estudios proviene de una especie de sentimiento de sorpresa,
espanto y malestar con algo inexplicable e incluso misterioso, el hecho de que,
contra todas las probabilidades, esas religiones se mantienen. Me parece que el
mismo tipo de “misterio” que obsesionaba a personas como Nina Rodrigues, en
1900 —¿por qué y, a veces, cómo “sobrevive” el candomblé?— continúa vigente,
de algún modo, hasta hoy en día ¿Por qué el candomblé no se transforma de una
vez por todas en cristianismo, umbanda, espiritismo o secularismo, de acuerdo
con el gusto de cada uno? O, al menos, ¿por qué no se disipa en la forma corrupta,
simplificada y libertaria de aquello que Bastide llamaba, no sin desprecio, ma-
cumba? En pocas palabras, lo perturbador en las religiones de matriz africana es
su capacidad de resistencia —término que me gustaría usar en el sentido contra-
intuitivo propuesto por François Zourabichvilli al comentar el lugar de la política
en la obra de Deleuze: no como simple reacción sino como algo ligado a una “vo-
luntad derivada del acontecimiento que se alimenta de lo intolerable” (1998: 354).
En ese sentido, propiamente micropolítico y molecular, la resistencia es siempre
primera ante las represiones y capturas ya que estas solo pueden incidir sobre
formas de vida y fuerzas vitales que luchan siempre para perseverar en su ser.
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ETHNOS 1 / MARCIO GOLDMAN
Es por todo eso que nunca me fue fácil aceptar la versión dominante sobre la
historia de los estudios afrobrasileños y que todavía parece dominar este campo:
la de una gradual superación de preconcepciones evolucionistas, historicistas,
culturalistas, folcloristas y exotizantes, dirigida hacia un sano tratamiento socio-
político del tema. Primero, porque el modelo utilizado es el mismo, evolucionista
—en la medida en que supone un inequívoco progreso entre las falsas teorías in-
ternalistas y la revelación externalista— y, en parte, también culturalista —puesto
que, casi invariablemente, se ampara en supuestas especificidades de la sociedad
brasileña—. Segundo, porque es evidente que los trabajos de investigación más
“internalistas” siguieron siendo realizados después de la década de 1970, ya sea
bajo la forma de análisis de sistemas cosmológicos y rituales, ya sea bajo la forma
de monografías más cercanas a técnicas etnográficas y a concepciones teóricas
que rechazan, en mayor o menor medida, implícita o explícitamente, la sepa-
ración durkheimiana y estructural-funcionalista entre la base sociológica y las
representaciones colectivas. Trabajos que, de hecho, junto a otros más recientes,
proporcionan hoy una base etnográfica y conceptual mucho más amplia y sólida
de la que se disponía hace algunos años para cualquier tentativa de retomar el
proyecto de Roger Bastide (1971, 1974) que buscaba elaborar un estudio de con-
junto de las religiones surgidas de la diáspora africana en las Américas.
Por otro lado, incluso después de tanto tiempo, todavía creo que algunas ca-
racterísticas inmanentes a esas religiones nos ayudan a entender por qué su estu-
dio asumió una forma, de algún modo, tan esquizofrénica. Como bien sabemos,
esas religiones son el resultado de un proceso creativo de reterritorialización,
relativamente reciente, efectuado a partir de la brutal desterritorialización de mi-
llones de personas en uno de los movimientos que dieron origen al capitalismo; a
saber, la explotación de las Américas con la utilización de trabajo esclavo. Frente
a esa experiencia mortal, se articularon agenciamientos que combinaron dimen-
siones de diferentes pensamientos de origen africano con partes de los imagina-
rios religiosos cristianos y amerindios, y, también, formas de organización social
tornadas inviables por la esclavización con todas aquellas otras formas de existir
que podían ser utilizadas, dando origen a nuevas formas cognitivas, perceptivas,
afectivas y organizacionales. Se trató, así, de una recomposición, en nuevas ba-
ses, de territorios existenciales aparentemente perdidos, del desarrollo de subje-
tividades ligadas a una resistencia a las fuerzas dominantes que nunca dejaron
de intentar eliminar y/o capturar esas resistencias. ¿Cómo “ser capaz de habitar
de nuevo las zonas de experiencia devastadas»? como se preguntan Pignarre y
Stengers (2017: 188); o como se pregunta en lenguaje más directo Félix Guattari
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¿POR QUÉ SIEMPRE HAY CANDOMBLÉS? / ETHNOS 1
(1985, p. 114), “¿cómo es que uno consigue, en medio de toda esa mierda, crear
pedazos de territorios para sí?”.
Creo que es eso lo que explica, al menos en parte, que las religiones de matriz
africana estén atravesadas por un doble sistema de fuerzas: centrípetas, codi-
ficando y unificando los cultos, y centrífugas, pluralizando las variantes, acen-
tuando sus diferencias y engendrando líneas divergentes. Y es esa coexistencia
fundamental entre fuerzas centrípetas y centrífugas que parece nunca haber sido
evaluada con profundidad en los estudios afrobrasileños, donde se observa la
tendencia a ignorar o despreciar uno de esos conjuntos de fuerzas, tratando, al
mismo tiempo, el efecto de ese desprecio como una especie de defecto del propio
sistema.
Siguiendo el camino de la resistencia, y no el de la reacción, mi segunda
hipótesis consistiría en la necesidad de un completo abandono de todos los ra-
ciocinios apoyados en los viejos temas de la función, de la adaptación y de sus
correlatos, y en la reinserción de todos los fenómenos de ese campo en la clave de
la creatividad. Y existe todavía una tercera razón, tal vez la más importante, para
desconfiar de los relatos más triunfantes sobre los estudios afrobrasileños: el he-
cho de que la mayor parte de los autores considerados culturalistas e historicistas
nunca dejó de interesarse por las cuestiones sociopolíticas más amplias, como la
constatación de que esas cuestiones fueron los verdaderos motores de sus obras.
Eso va desde Nina Rodrigues, a finales del siglo xix, preocupado por saber si los
“africanos en el Brasil” eran capaces de integrarse a la sociedad brasileña, hasta
Roger Bastide, en la década de 1960, explorando la fascinante cuestión de lo que
puede ocurrir con un sistema de creencias y valores cuando este pierde su enrai-
zamiento social (en su sentido estricto).
En realidad, al menos en Brasil, es bien conocido el hecho de que las ciencias
sociales parecen haberse constituido, hace casi 150 años, alrededor de temas más
o menos articulados y que, de un modo u otro, todavía continúan siendo focos
de debate: los llamados problemas del “mestizaje” y del “sincretismo” —términos
generalmente aplicados al pueblo negro y a las religiones de matriz africana, pero
con variantes (mezcla, aculturación, etc.) que también fueron usadas en el caso
de las sociedades indígenas—. Y aunque el primer término haya sido general-
mente reservado para los procesos tenidos como de orden biológica y el segundo
para los fenómenos llamados culturales, una fórmula tristemente célebre de Nina
Rodrigues —el sincretismo como “mestizaje del espíritu”— ya llama la atención
sobre la dificultad de establecer esas fronteras de un modo tan nítido.
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mediados del siglo xix, la pregunta por la asimilación de los pueblos indígenas, y
a partir de 1870 con Silvio Romero, del pueblo negro, se constituye en el foco de
las preocupaciones de esos intelectuales. Y será sobre todo con Nina Rodrigues
(a partir del final del siglo xix) que esta temática pasará a ser objeto de una in-
vestigación, la cual será incitada por el problema de su “integración” dentro de
la sociedad mayor a partir de la abolición. Esto queda reflejado en este pavoroso
apartado de Silvio Romero: “el negro no es solo una máquina económica; él es
antes que nada, y a pesar de su ignorancia, un objeto de ciencia”.
Como bien se sabe, las teorías del mestizaje tienen inicialmente una base
racialista, pero las ideologías nacionalistas predicando que una misma nación
debe tener una única lengua hablada por un único pueblo perteneciente a una
única raza, estimularon otra acepción valorativa para el mestizaje, aunque man-
teniendo de cierta forma la base racialista inicial. Afirmando que la mezcla con
los blancos elevaría el nivel mental de los mestizos en relación con los negros,
políticas selectivas de inmigración fueron puestas en acción favoreciendo la en-
trada de europeos al país, fundamentando en bases supuestamente “científicas”
una política explícita de blanqueamiento que se apoyaba en los discursos de la
inferioridad intelectual de los negros y en la degeneración de los mestizos. Ese
blanqueamiento debería ser capaz de afirmar una jerarquía basada en rasgos
fenotípicos como el color de la piel, la forma del rostro, la textura de los cabellos,
favoreciendo el descenso demográfico de las camadas poblacionales vistas como
inferiores y permitiendo la cooptación de los mestizos.
Es en ese contexto histórico, político, ideológico y “científico” que se mueven,
entre más o menos 1880 y 1930, muchos autores —como Alberto Torres (1914),
Euclides da Cunha (1902), João Batista de Lacerda (1911), Joaquim Nabuco
(1883), Manoel Bomfim (1905), Nina Rodrigues (1897, 1906), Manuel Querino
(1938), Oliveira Vianna (1918, 1932) e Silvio Romero (1882)—. Al margen de sus
diferencias e incluso sus antagonismos, todos compartían, en menor o mayor
grado, la certeza de que el mestizaje es un problema para la constitución de la
nación y que alguna solución debía ser encontrada para ello.
El gran punto de inflexión de este proceso se sitúa en la década de 1930, cuan-
do la dictadura del Estado Nuevo Brasileño y una nueva generación de intelectua-
les formada en una tradición más “culturalista” que “racialista” promovieron un
abandono parcial del concepto de raza, pasando a definir la modernidad brasile-
ña como la superación de ese racialismo. Simultáneamente, se pasó a valorizar
las herencias culturales ligadas no solo a los blancos, negros e indígenas, sino
también, sobre todo, a los mestizos. Pero es crucial observar que la ecuación que
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que se denominó por convención “mito de las tres razas”. Mito, inútil recordarlo,
que elabora, justamente, la contribución de cada una de esas “razas” a la consti-
tución de la “nación brasileña”, pero según una lógica y un proceso en el que el
vértice superior del triángulo de las razas solo puede ser, claro está, encabezado
por los blancos.
Aquí es necesario regresar a la antigua y significativamente casi olvidada pro-
posición del gran pensador negro Abdias do Nascimento, quien ya en 1978, en su
libro El genocidio del negro brasileño, llamaba la atención sobre la necesidad de
distinguir entre un sincretismo de algún modo falseado, que, “lejos de resultar de
intercambio libre y de opción abierta (…) se deriva de la necesidad del africano y
sus descendientes por proteger sus creencias religiosas contra las embestidas des-
tructoras de la sociedad dominante” del único fenómeno que “merece el nombre
de sincretismo”, aquel que, de modo simétrico “envolvió las culturas africanas
entre sí, y entre ellas a la religión de los indios brasileños” (Nascimento 1978:
108-109).
Formulación que testimonia una reacción a esa nueva expresión de la lla-
mada democracia racial brasileña que constituyó un fuerte principio ideológico
durante los veinte años del régimen militar brasileño (de 1964 a 1985). De hecho,
con la llamada «democratización del país», la tensión entre un nuevo ideario
anti-racista y la ideología nacional que negaba la existencia del racismo no dejó
de aumentar, teniendo como su momento más álgido a los exacerbados debates
en torno a las políticas de acción afirmativa de cuño étnico-racial que también
permearon (y permean hasta el presente) la academia, especialmente a partir del
2006.
Desde un punto de vista histórico más general, creo posible sostener que tan-
to las teorías sobre el sincretismo como aquellas sobre el mestizaje se bifurcan en
dos tipos de perspectiva: las “negativas” que encaran los dos hechos como males
a evitar y/o combatir (ya sea por la segregación y eliminación de uno de los dos
elementos de la “mezcla”, ya sea por una mezcla dirigida, una “purificación” que
eliminaría los rasgos indeseables con la introducción de rasgos deseables y disol-
vería el elemento supuestamente inferior visto en el “superior”) y las “positivas”,
que los aceptan e incluso celebran como grandes conquistas a preservar y desa-
rrollar. Además de sus obvias y fundamentales disparidades, esos puntos de vista
parecen tener en común el hecho de adoptar una concepción de la diversidad que
supone que el destino ineluctable de cualquier agenciamiento entre diferencias
es la homogeneidad, obtenida sea por depuración y purificación, o por mezcla y
fusión.
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La pregunta que se plantea, que siempre se realizó, es, por consiguiente, cómo
librar lo que en general se denomina sincretismo y mestizaje —pero también los
estudios sobre las religiones de matriz africana en general— de la dominación y
del ofuscamiento teórico-ideológico producidos por la presencia de esa variable
mayor, los “blancos”. ¿Cómo superar la estatización y el blanqueamiento de esas
religiones y de todos los fenómenos relacionados con ellas? ¿O, en pocas pala-
bras, cómo reescribir esta historia no suprimiendo el hecho histórico, político e
intelectual de los encuentros, pero eliminando decisivamente el lugar y la función
sobrecodificadora de su vértice “más grande” —los “blancos europeos”?
A modo de conclusión, debe destacarse que, en este sentido, y en la direc-
ción opuesta a las narrativas triunfantes de los colonizadores, un gran número
de etnografías más o menos recientes vienen mostrando que muchos colectivos
investigados en el campo de los estudios afrobrasileños (pero también de la lla-
mada etnología indígena) presentan una visión bastante distinta de los procesos
de encuentro y mezcla de aquella que impera en esos saberes dominantes. Visión
que, creo, podría incluso ser tomada como un conjunto de contra discursos sobre
lo que nosotros denominamos de modo tan precario mestizaje y sincretismo.
Esos contradiscursos se caracterizan justamente por no presuponer la homoge-
neización como horizonte de interacción entre las diferencias, es decir, por no
suponer que la combinación de elementos de origen diverso deba necesariamente
desembocar ni en un proceso simple de fusión sincrética, ni en un proceso de ho-
mogeneización laminadora. Ellos preceden, muy por el contrario, por medio de
lo que podríamos denominar modulación de la diversidad, proceso de variación
continua en el cual, en la coexistencia de elementos diferentes, puede haber un
nivel en que ellos efectivamente se combinen, pero también niveles en que per-
manecen de algún modo distintos. En estos contradiscursos, múltiples elemen-
tos que, desde cierto punto de vista, pueden ser considerados diferentes y solo
artificialmente reunidos, de otro, pueden ser vistos como un conjunto dotado de
funcionalidad, estructura y belleza. Sería un tanto parecido a la culinaria, donde
como sabe todo buen gourmet, el hecho de que el sabor de un plato sea apreciado
en su conjunto no anula el placer de distinguir en él sus diversos componentes
—muy al contrario.
“¿Por qué siempre hay candomblés?”. En 1981, en el “Primer Encuentro de
Naciones de Candomblé”, patrocinado por la Universidad Federal de Bahía, en
Salvador, alguien le preguntó a Esmeraldo Emeterio de Santana, después de su
conferencia, ‘¿por qué se bate el candomblé?’. En la réplica del gran sacerdote de
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la nación Angola, podemos quizás encontrar los principios de una respuesta para
esta resistencia que supera todas las probabilidades:
“Esto es como preguntar por qué compramos pan para comer. ¿Por qué come-
mos? Porque uno tiene hambre. Ahora, el candomblé es algo que viene de miles
de años (…) Los africanos ‘batían el candomblé’ como su religión y bailaban su
samba, maculelê, capoeira, partido-alto (…). ‘Se bate el candomblé’, porque es
instrumento de ‘nación’, son los atabaques. Está hecho como una obligación, no
porque uno lo quiera hacer” (Santana 1984: 45).
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123
ETHNOS 1 / MARCIO GOLDMAN
124
SEGUNDA PARTE
INTROSPECCIÓN
Artículos y Ensayos
La música en sí misma. El análisis musical como
apertura interdisciplinaria para la antropología
peruana
RESUMEN:
En nuestro país son muy pocos los trabajos que discuten o ponen en cuestión las posturas
teóricas y metodológicas sobre cómo abordar la música —y por ende las prácticas
musicales— desde las ciencias sociales. Partiendo del análisis de las propuestas actuales
en el Perú, este trabajo tendrá como objetivo demostrar la necesidad de incluir el análisis
musical como herramienta útil para la antropología peruana, con el afán de aportar a la
iniciativa de posicionar los estudios sobre música con un carácter más holista, enlazando
las propuestas de la disciplina antropológica y la musicología formal, respetando el
universo complejo que la música en sí misma es.
Palabras clave: investigación musical, análisis musical, antropología, musicología,
interdisciplinariedad.
ABSTRACT:
In our country, there are very few works that discuss or question the theoretical and
methodological positions on how to approach music —and therefore musical practices—
from the social sciences. Based on the analysis of current proposals in Peru, this work
will aim to demonstrate the need to include music analysis as a useful tool for Peruvian
anthropology, with the aim of contributing to the initiative to position studies on music
with a more holistic, linking the proposals of the anthropological discipline and formal
musicology, respecting the complex universe that music itself is.
Keywords: musical research, music analysis, anthropology, musicology, interdisciplinarity.
Introducción
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LA MÚSICA EN SÍ MISMA / ETHNOS 1
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ETHNOS 1 / JESÚS MIGUEL FERNÁNDEZ CARRILLO
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LA MÚSICA EN SÍ MISMA / ETHNOS 1
“parte a todo” choca con un muro que impide una compresión completa de la
función de la música en la sociedad actual, ciñéndonos tan solo a la idea de que
los fenómenos sociales únicamente pueden y deben ser estudiados desde las co-
rrientes de las ciencias sociales.
Debido a su carácter complejo, el estudio de las prácticas musicales pueden
ser comprendidas desde la interdisciplinariedad; de esta manera, el análisis mu-
sical sirve para la antropología, y para las ciencias sociales en general, como la
herramienta capaz de hacernos comprender la música en sí misma, sus reglas,
sus fines, sus medios y también reconociendo sus vacíos, siendo esta cualidad
fundamental puesto que es aquí donde las nuevas propuestas emprenderán el
objetivo de generar un conocimiento emergente del tema.
Este trabajo tiene como principal objetivo mostrar un argumento que defien-
da la inserción del análisis musical como herramienta útil para la antropología
peruana, con el afán de aportar a la iniciativa de posicionar los estudios sobre
música con un carácter más holista, enlazando las propuestas de la disciplina an-
tropológica y la musicología formal, respetando el universo complejo que la mú-
sica en sí misma es. Definitivamente el aporte de ambas abrirá un nuevo abanico
de temas, puntos de los que quizás no nos habíamos percatado, así como nuevos
modelos de cómo abordar un estudio sistemático referente a las manifestaciones
musicales.
El presente ensayo consta de un repaso de las propuestas más influyentes
generadas en un rango no mayor de 40 años en nuestro país, identificando sus
métodos empleados y los puntos ciegos que no son percibidos o no recomiendan
ser visibilizados. El intervalo de años propuesto es determinado porque en él se
desarrolla el problema mencionado anteriormente. Además, intentaremos que
este procedimiento sea abordado desde cuestiones epistemológicas que discutan
tanto la cientificidad como la objetividad de cada uno de sus componentes, sien-
do este aspecto sumamente fundamental para la construcción de los argumentos
posteriores.
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LA MÚSICA EN SÍ MISMA / ETHNOS 1
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LA MÚSICA EN SÍ MISMA / ETHNOS 1
Raúl Renato Romero, principal exponente del IDE, editó Música, danzas y
máscaras en los Andes (1993) donde reúne diversos artículos que tienen en común
una interpretación extra musical de los procesos culturales al interior del país,
explicando sus contextos fundamentales que son fiesta-ritual-danza, así como las
connotaciones simbólicas que tienen los individuos para cada uno de ellos des-
de la comprensión de los imaginarios y la performance. Andinos y tropicales: la
cumbia peruana en la ciudad global (2007) es otro de sus trabajos donde menciona
que, tras las grandes oleadas de migrantes hacia la capital, las manifestaciones
musicales se modificaron al entrar en contacto con los ritmos contemporáneos
que se consumen en Lima. La cumbia peruana, como resultado de esta apropia-
ción, concentra una variedad de influencias musicales que son el reflejo sonoro
de un proceso de cholificación (véase Quijano 1964, 1980; La Cruz, 2010; Lynch,
2014) suscitado no solo en la capital, sino a nivel nacional.
Celajes, florestas y secretos: una historia del vals popular limeño (Lloréns y
Chocano, 2010) es un estudio sobre música popular desde un enfoque que, en
busca de la interdisciplinariedad, reúne propuestas teóricas y metodológicas con-
temporáneas que tienen en común lograr un análisis social completo de las prac-
ticas musicales desde sus orígenes hasta el contexto actual, y cómo los fenómenos
(o eventos) sociales que acontecieron durante este tiempo ha influido en ellas. En
palabras de los autores:
A medida que van desarrollando el texto, los autores toman algunos conceptos
del debate suscitado hace algunos años sobre la emergencia de la etnomusicolo-
gía como también los aportes tanto de la escuela británica de los estudios cultura-
les así como de las definiciones provenientes de la sociología de último cuarto de
siglo, incidiendo con mayor énfasis en ellas para abordar la música criolla -y en
particular el vals limeño- como productos culturales inmersos en una dinámica
de intercambio social debido a la fuerte relación que tienen actualmente los pro-
135
ETHNOS 1 / JESÚS MIGUEL FERNÁNDEZ CARRILLO
yectos musicales con el consumo y la economía de mercado. Por más que pueda
ser criticable esta postura, los autores argumentan así debido a que conciben el
trabajo realizado con un fin práctico y necesario: constituir políticas culturales
que ayuden a promover no solo estas prácticas musicales sino gran parte del
Patrimonio Inmaterial de la Nación.
Si bien existen más textos, hemos optado por estos referentes ya que serán
suficientes para desarrollar el objetivo del trabajo. Mencionadas las propuestas
que vamos a analizar, procedemos a identificar algunos aspectos epistemológicos
en comparación a otros textos de la región que se han tomado el trabajo de poner
en cuestión la objetividad de tratados parecidos.
La investigación social parece aislarse cada vez más estos últimos años. La irrup-
ción del giro lingüístico y la posmodernidad ha tomado por asalto el proceder
de las disciplinas sociales. Por mencionar algunos ejemplos, tanto los textos de
Jacques Derrida y Michael Foucault han definido la dirección de los trabajos de
muchos investigadores a finales del siglo pasado. La antropología se encuentra
entre dos obstáculos que impiden su desarrollo: por una parte, la excusa sin-
sentido de distanciar las ciencias “duras” de las “blandas” (Lagunas, 2011), asu-
miendo el hecho de que no se puede llegar a conclusiones rigurosas porque gran
parte de las acciones humanas son impredecibles y, en paralelo, lo inevitable del
posicionamiento del investigador frente a los fenómenos; así como el determinis-
mo que nuestra propia disciplina se ha construido para los demás en cuanto a
los métodos utilizados al momento de abordar nuestros objetos de estudio (una
crítica de ello podemos encontrar en Spiro, 1992). En este trabajo reconocemos
la existencia de un nuevo paradigma que reconoce la necesidad de un enfoque
sistémico de los fenómenos, donde las disciplinas que en un momento optaron
por la especialización y el distanciamiento, pueden volver a confluir: las ciencias
de la complejidad.
Como hemos visto en el punto anterior, los estudios actuales sobre música y
sus prácticas en gran parte del continente han sido profundamente marcados por
posturas metodológicas que salieron a la luz a fines del siglo pasado. La insur-
gencia de la posmodernidad ha modificado las técnicas con las cuales el científico
social procede en la investigación, generando un cuestionamiento en cuanto a la
validez de nuestros resultados y la influencia de estos ejercicios con la realidad
(véase Habermas, 1989; Spiro, 1992).
136
LA MÚSICA EN SÍ MISMA / ETHNOS 1
No podemos desconocer que estos trabajos han logrado situar las prácticas
musicales como un objeto de estudio novedoso y que, a partir de estos primeros
intentos, se ha buscado generar escuelas y discursos alrededor de estos, con una
funcionalidad práctica que es asegurar desde las instituciones, la preservación
del patrimonio inmaterial de la nación. Esto no significa, sin embargo, que no
dejemos de cuestionar la manera en cómo hemos venido abordando estos temas,
proponiendo y divulgando nuevas formas de cómo proceder. ¿Qué sería de la dis-
ciplina si no echa mano de la cualidad reflexiva que tanto se esmera en visibilizar?
La intertextualidad, término acuñado por Julia Kristeva en el año 1969 y
que hace referencia a “la existencia en un texto de discursos anteriores como
precondición para el acto de significación” (Marinkovich, 1998); los estudios de
performance, y el análisis de discurso, entendido como “el uso comunicativo que
integra lo verbal y lo no verbal en situaciones auténticas de producción e inter-
pretación” (Gumperz, 1982), reafirman en la búsqueda de las particularidades
-pese a que muchas veces intenten negarlo- una explicación “mecánica” de los
fenómenos, tomando en cuenta aquello que los paradigmas “modernos” no en-
fatizaron. Sobre este punto, Lagunas Arias (2008) afirmaría lo siguiente: “Este
momento posmoderno trataría de privilegiar los acontecimientos singulares y
subjetivos (el universo imaginario, por ejemplo), y en lugar de analizar y explicar
las relaciones funcionales entre las cosas la opción posmoderna consiste en inter-
pretar, incluso detenerse en cosas irrepetibles y personales, y por tanto no anali-
zables causalmente” (p. 98). El problema consiste en cuestionar que tan válidos
y precisos son tales procedimientos y que tan beneficioso podría llegar a ser un
enfoque interdisciplinar al momento de investigar las prácticas musicales.
El texto de los hermanos Montoya apunta hacia un fin taxonómico respecto a
los estilos musicales de los Andes peruanos. La construcción de catálogos desde
la etnografía, sugerido en un primer momento por el culturalismo de Franz Boas,
ha sido rebatida contundentemente por parte de Edmund Leach al negarse a rea-
lizar estudios en términos de un modelo estático, por lo que no había lugar para
constatar una tipología de sistemas fijos.
Sobre el artículo de Degregori, Golte y Oetling, una incipiente intertextuali-
dad pone en cuestión la veracidad de los postulados, más aún cuando el contexto
político sugería enrostrar a las autoridades las condiciones en que vivía el sujeto
andino. Sin embargo, en estos intereses hay que moverse con cuidado. Como una
crítica en otros países de nuestra región, escribe Carlos Reynoso sobre la musico-
logía fenomenológica argentina:
137
ETHNOS 1 / JESÚS MIGUEL FERNÁNDEZ CARRILLO
Las publicaciones de Romero, por otro lado, se enfocan más en el análisis de los
discursos para la construcción de la identidad, así como en el análisis de la per-
formance y la escenificación de una situación de la que no se sabe ciertamente su
originalidad. Esto no significa tajantemente que sea incorrecto (o falso) sino que
es fundamental delimitar el contexto e identificar las prácticas. Reynoso mencio-
naría, a propósito de la relación entre musicología y antropología:
La antropología no pide a los musicólogos que consignen mitos o rituales que ella
ya conoce y que pueden recabarse con mayor idoneidad, sino más bien que se
atenga a investigar, todo lo contextualmente que se quiera, pero sin redundancias
oscurecedoras, un terreno al que por lo común no se tiene acceso. Por otra parte,
hasta el musicólogo más aislacionista sabe ya de antemano, antes que el fenome-
nólogo pontifique sobre ello, que la performance musical adquiere una dimensión
más plena y un sentido más rico si se la sitúa en su circunstancia; en todo caso, la
afirmación de su conectividad con otros sucesos es un viejo presupuesto estruc-
turalista y funcionalista, y de ninguna manera un hallazgo original del enfoque
tautegórico (Ibíd., 84).
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LA MÚSICA EN SÍ MISMA / ETHNOS 1
Por otro lado, los textos de Lloréns, el primero que integra un análisis estructural
y el segundo que sugiere mayor importancia a los que escuchan y cómo asimi-
lan las manifestaciones musicales, se enmarcan dentro de dos momentos de la
musicología como disciplina: la post estructuralista y las post moderna respecti-
vamente (Nagore, 2004). Ambas dejan de lado la concepción misma de la música
por parte de aquellos que la ejecutan, sus fines y la función que creen que res-
ponde sus prácticas. Es como hablar sobre la fabricación de zapatos, sin conocer
antes el proceso de aprendizaje que asume cada zapatero.
Si bien este trabajo pretende cuestionar el proceder de estas investigaciones,
somos conscientes de que con el transcurso del tiempo pueden aparecer nuevas
y distintas críticas. Sin embargo, las cuestiones referidas en esta parte del texto
serán útiles para el siguiente apartado.
139
ETHNOS 1 / JESÚS MIGUEL FERNÁNDEZ CARRILLO
(Rusinek, 2003). Comprender que la música se rige bajo sus propias reglas, se
crea desde sus propias intenciones y cumple con sus propios objetivos, contri-
buirá a realizar un abordaje más completo y sistemático de las manifestaciones
musicales. Estudios que tratan sobre la composición fractal de la música (Pérez
2000), las nuevas formas de distribución de la música popular en la cultura con-
temporánea (Buil & Hormigos, 2016), o la cosmovisión dualista del mundo andi-
no en relación a la organización bipolar de los conjuntos de sikus (DeJager, 2010)
son algunos de los diversos temas que vienen siendo trabajados desde propuestas
más integrales en la actualidad.
En lo que respecta a la investigación musical, la antropología y la musico-
logía formal —con el análisis musical como estandarte— se necesitan entre sí
para comprender la música de una manera más sistémica. El análisis musical no
puede comprender por sí solo la forma cómo se produce la música. El contexto
donde se desenvuelve resulta fundamental porque influye tanto en la composi-
ción como en la misma estructura musical, determinados por ciertos movimien-
tos culturales (la influencia del jazz latinoamericano, la irrupción de la nueva
trova, las propuestas folclóricas contemporáneas, etc.), movimientos enraizados
más en un aspecto social de los grupos humanos. Por otro lado, la antropología
debe atravesar los obstáculos impuestos por los avatares posmodernos y debe
comprender que es necesario el trabajo conjunto con otras disciplinas en la ac-
tualidad, no con el sentido de que se desvanezca en el análisis o por seguir una
vanguardia, sino porque los procesos y fenómenos que se manifiestan actual-
mente son más complejos a comparación de los estudiados por la etapa clásica.
Nuevos elementos exigen nuevos conocimientos y, de la misma manera, nuevas
estrategias para su comprensión.
Por último, reconocemos que existen escuelas, que existen proyectos, pero si
estos no se construyen de la manera correcta o no se discuten una vez aparezcan
vacíos metodológicos, ¿qué sentido tiene trabajar siguiendo tal o cual propuesta?
¿Cómo aportaría estas investigaciones al desarrollo de la comunidad musical pe-
ruana? Que este texto no comprenda solamente una crítica puntual sino también
exija un ejercicio de reflexión sobre este y otros temas que responden a las disci-
plinas sociales en nuestro país.
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LA MÚSICA EN SÍ MISMA / ETHNOS 1
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LA MÚSICA EN SÍ MISMA / ETHNOS 1
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ETHNOS 1 / JESÚS MIGUEL FERNÁNDEZ CARRILLO
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¿Los gestos son innatos o aprendidos? Discusiones
para fundar una teoría científica en la Antropología
Resumen:
Lo no verbal, lenguaje no verbal o comunicación no verbal ha sido discutido por la
Antropología desde los años 50, agrupando casi todos los hallazgos dentro de una
nueva ciencia llamada la Kinésica. Esta nueva rama fue creada por el antropólogo Ray
Birdwhistell, afirmaba que los gestos universales no existían, pues son culturalmente
aprendidos. La kinésica ha afrontado la vieja cuestión dogmática antropógica: ¿cultura
o biología? El presente ensayo busca discutir, conceptualmente y epistemológicamente,
la kinésica. Para lograrlo el texto analizará los lineamientos epistemológicos usados, así
como el método construido por Ray Birdwhistell para consolidar a la kinésica dentro del
escenario científico de la década de los 60.
Palabras clave: No verbal, epistemología, gestual, interpretativismo y kinésica.
Abstract:
The non-verbal, non-verbal language or non-verbal communication has been discussed in
the anthropology community since the 50’s, collecting all the findings inside a new science
called Kinesics. This new branch was created by anthropologist Ray Birdwhistell, affirms
that the universal gestures do not exist, but they are culturally learned. Kinesics have
affronted the old anthropological dogmatic issue: culture or biology? This essay seeks to
discuss, conceptually and epistemologically, Kinesics. To achieve it, the text will analyze
the epistemological guidelines used, as well as the built method by Ray Birdwhistell to
consolidate Kinesics inside the scientific scenario in the 60’s.
Keywords: Non-verbal, epistemological, gestural, interpretivism and Kinesics
1 Dicha disciplina pretende estudiar los elementos que acompañan a las emisiones propiamente lingüís-
ticas y que constituyen señales e indicios que asimismo sugieren interpretaciones particulares de la
información propiamente lingüística.
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¿LOS GESTOS SON INNATOS O APRENDIDOS? / ETHNOS 1
concluye que los gestos no pueden ser universales, pues en sus trabajos de campo
realizadas con sociedades ágrafas halla que aun un gesto tan común como el de
la sonrisa no significa lo mismo para todas.
El mismo estado de ánimo se expresa a través del mundo con notable uniformi-
dad; y este hecho es en sí interesante como evidencia de la estrecha familiaridad
en la estructura corporal y en la disposición mental de todas las razas de la hu-
manidad. (p.126)
147
ETHNOS 1 / GRAZIELA MELE ARELLANO
las emociones, y también muestra que los observadores pueden alcanzar un alto
grado de acuerdo al juzgar emociones, si es que las expresiones faciales se selec-
cionaban cuidadosamente para lo que él creía que eran efectos faciales innatos.
La etología humana recibió con agrado la evidencia de constantes en la con-
ducta social en diferentes culturas. Autores como Ekman y Oster (1979) afirman:
“Los etólogos humanos proporcionaron los primeros catálogos detallados que
describen la conducta facial de primates en condiciones naturales” (p. 117).
Evidentemente la labor etología humana es más compleja de lo descrito, esta
rama de la Etología emite sus postulados acerca del comportamiento del hombre
a partir de comparaciones y similitudes que realiza con los primates, al menos
en su desarrollo durante el siglo pasado. Dejando un poco de lado la génesis,
las expresiones faciales entró en un enorme debate ¿un comportamiento tiene
base genética o es aprendido? (Ekman y Oster, 1979). En realidad esta pregunta
no solo movió a la etología, sino que también a la Antropología (Ibíd., p. 118).
Muchos científicos tomaron una única postura, sin embargo también existían ex-
cepciones que afirmaban que los gestos podían ser bien innatos como aprendidos
(Ibíd., p. 125). Finalmente, dentro de la Etología, se llegó a la conclusión de que,
aunque un comportamiento sea innato o aprendido, en muchas ocasiones nece-
sita de ambas: requiere aprendizaje o un conocimiento innato para su correcto
desarrollo.
Finalmente, solo queda recordar que la Antropología ha sido una de las cien-
cias que ha brindado datos a la Etología —tal como lo mencionamos en párrafos
anteriores— (Olimpio, 2015). Y, asimismo, la Antropología ha seguido muy de
cerca los hallazgos de la etología, sin descuidar la interdisciplinariedad. De esta
manera lo afirma Flora Davis (2004):
148
¿LOS GESTOS SON INNATOS O APRENDIDOS? / ETHNOS 1
tos podían tener características de ambos factores, es decir, ser innato y aprendido
al mismo tiempo (Goodall, 1986, p. 235). Finalmente, se llegó a la conclusión de
que, aunque un comportamiento fuese innato o aprendido, en muchas ocasiones
necesitaría de ambas, pues requiere de aprendizaje y de un conocimiento innato
para su correcto desarrollo: “Miembros de diferentes culturas muestran las mis-
mas expresiones faciales cuando experimentan la misma emoción a no ser que
interfieran normas expresivas específicas de cada cultura”. (Ekman, 1979, p. 119)
Investigaciones actuales. Rachel E. Jack, junto con un grupo de científicos de
las universidades de Glasgow y Fribourg, realizó una investigación transcultural
con 15 sujetos occidentales y otros 15 sujetos de culturas ajenas (Jack, Garrod,
Yu, Caldara, & Schyns, 2012). En ella, todos los sujetos tuvieron que identificar,
en personas de su etnia y de otras culturas, las emociones que transmitían 4800
animaciones de rostros que incluían las seis emociones básicas con cinco niveles
de intensidad y distribuidas equitativamente en ambas razas. Finalmente, se con-
cluyó que los movimientos faciales que percibieron los observadores reflejaron
aquellos que se suelen producir en sus entornos sociales más próximos, ya que
esas señales cumplen una función de comunicación y para ello es necesario que
todos los miembros de una misma comunidad (o cultura) utilicen los mismos
códigos u otros semejantes. El hecho de que se haya encontrado diferencias en
el modo en que observadores pertenecientes a dos culturas distintas interpretan
las señales faciales indica que las representaciones mentales de las emociones
tienen, al menos en cierto grado, un carácter cultural.
Paul Ekman fue un psicólogo social que afirmaba que los gestos universales exis-
ten. Sin embargo este autor no solo interesó a los lectores de esta disciplina, sino
que también calo en la academia antropológica norteamericana. Tan conocido
fue que incluso la propia Margaret Mead —fiel seguidora de Birdwhistell— lo
consideraba como un charlatán2 por contrariar al pobre Birdwhistell. Ekman no
siempre tuvo la idea de universalizar los gestos, sus primeras investigaciones gi-
raban en torno a las ideas propuestas por Birdwhistell y Mead. Sin embargo a
medida que avanzaba sus investigaciones las dudas en torno a las propuestas de
dichos investigadores empezaron a surgir. Finalmente, a mitad de la década de
2 Información extraída de la clase Emoción y cognición, en el curso Ciencia cognitiva, dictado por el Dr.
Carlos Reynoso en la Universidad de Buenos Aires. Ver: http://carlosreynoso.com.ar/ciencia-cognitiva-
06-emocion-y-cognicion/
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ETHNOS 1 / GRAZIELA MELE ARELLANO
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¿LOS GESTOS SON INNATOS O APRENDIDOS? / ETHNOS 1
3 Información extraída de la clase Emoción y cognición, en el curso Ciencia cognitiva, dictado por el Dr.
Carlos Reynoso en la Universidad de Buenos Aires. Ver: http://carlosreynoso.com.ar/ciencia-cognitiva-
06-emocion-y-cognicion/
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4 Información extraída de la clase Emoción y cognición, en el curso Ciencia cognitiva, dictado por el Dr.
Carlos Reynoso en la Universidad de Buenos Aires. Ver: http://carlosreynoso.com.ar/ciencia-cognitiva-
06-emocion-y-cognicion/
5 Se vio en la necesidad de mencionarlo porque es identificado como el único investigador antecesor a
Ekman que se atrevió a contradecir a la Escuela de Palo Alto.
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ETHNOS 1 / GRAZIELA MELE ARELLANO
realizarle una prueba a una persona A que pertenece a una cultura X y a una
persona B que pertenece a una cultura Y sobre cuál sería la expresión que pone
en una situación en específico, su autoinforme estaría propenso al error, ya que
los sujetos pueden fracasar al recordar o al distinguir emociones.
La segunda constante del problema de la validación independiente es que no
se puede saber si el dato que arroja es transitorio (respecto a sujetos nerviosos o
sujetos que tratan de impresionar al investigador) o permanente. En este punto
es necesario recalcar que se está de acuerdo con Birdwhistell cuando planteó que
los datos deben ser recogidos a través de películas que capturen la vida cotidiana
de los hombres pues encerrar a un individuo en un laboratorio puede manchar
los datos de la investigación. El tema de los investigadores es más complejo; pe-
dirle a un investigador que mida la actividad facial de una persona es como jugar
a la ruleta rusa: no puedes esperar que no deje de acertar en alguna pues siempre
existirá una emoción que no llegó a captar. Bien, eso se resuelve con la grabación
de películas las cuales pueden ser vistas una y otra vez para cerciorarse que nada
se pasó por alto. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando los observados disimulan y/o
confunden a los investigadores y, por ende, cualquier individuo podría equivocar-
se en la codificación y la decodificación?
La cientificidad de la kinésica es puesta en cuestión por lo ya mencionado.
Es pretencioso creer que lo que crea libremente un investigador deba ser lo único
por lo que un conocimiento deba ser aceptado como verdadero y más aún como
parte de un postulado científico. Podemos llegar a presumir que lo que fundó
Birdwhistell como la ‘ciencia kinésica’ no puede constituirse como tal, pues la falta
de postulados científicos plaga su teoría. Lo que se puede hallar factible a emplear
es lo desarrollado por Birdwhistell en torno al recojo de datos, mas no en cuanto
a su análisis. Si se hubiera replicado el método que desarrolló Ekman (viajar a
culturas específicas, incluyendo ágrafas, para grabar con perfil bajo las situaciones
cotidianas que vivían las personas), los datos podrían ser corroborables y válidos.
Birdwhistell estaba en lo correcto cuando decía que los laboratorios presionan a los
sujetos estudiados y a veces no arrojan los datos verdaderos; Ekman tenía razón al
decir que estudiar a personas de diferentes culturas podía corroborar sus hipótesis.
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¿LOS GESTOS SON INNATOS O APRENDIDOS? / ETHNOS 1
tendencia investigadora. Es por ello que al menos los antropólogos suelen incli-
narse por lo cultural, pues lo ya establecido por esta disciplina está fuertemente
arraigado al estudio de la cultura.
Sin embargo, en este ensayo nos animamos a afirmar que los gestos tienen
tanto de cultural como de biológico. Por un lado, podemos probar que son inna-
tos observando los trabajos transculturales de Ekman y, por otro, podemos ver
que la cultura influye en los gestos cuando el mismo Ekman estudió a un pueblo
de Nueva Guinea. Es decir, innatamente los gestos existen pues se llegan a repro-
ducir una y otra vez, sea en el lugar en el que se esté, sin embargo, hay convencio-
nes culturales que cualquier persona acepta y aplica cuando se encuentra dentro
de su contexto social originario.
Arriesgarse a criticar a Birdwhistell es arriesgarse a criticar a sus seguidores,
pero esto no quita el espíritu crítico que la ciencia promueve. Es necesario para
fomentar la reestructuración de la kinésica, no solo como ciencia sino también
como una subdisciplina que le dé una mirada fresca a la Antropología. Ekman y
Birdwhistell fueron investigadores del siglo xx, y aunque sus hallazgos son des-
critos por muchos tristemente en la actualidad no hay investigadores que se inte-
resen por el estudio de los gestos y lo no verbal. Chris Knight, de la Universidad
de Oxford, se acerca vagamente al tema, lo menciona un par de veces en sus
investigaciones cuando afirma que los gestos universales no existen y que todo es
definido por la cultura (Watkins, 2006). En la mayoría de investigaciones contem-
poráneas no se ha podido hallar una fuerte tendencia a tocar el tema pues parece
que el interés de la mayoría de antropólogos es el estudio del lenguaje (Ibíd.). A
todo esto solo debemos concluir que tristemente la Antropología, a través de toda
su historia no ha diversificado por el estudio de otros temas que parecen estar
ajenos a sus campos de investigación. Un futuro interés a estos temas —como
el estudio de lo no verbal— podría terminar de armar un estudio completo del
hombre. Así como brindar datos y responder a preguntas que parecían no tener
respuestas a través de un estudio antropológico.
155
ETHNOS 1 / GRAZIELA MELE ARELLANO
rrollaron el tema y a la corta bibliografía, los textos utilizados para elaborar esta
crítica constructiva no provienen de la antropología misma, sino de la psicología.
Es un tanto alarmante que la antropología no se haya ocupado de manera inten-
siva en este campo, pues la utilidad del tema puede ser vista en distintos ámbitos:
interrogatorios, diagnóstico psiquiátrico, selección de personal, identificación de
signos de engaño, interpretación gestual de discursos políticos y ruedas de pren-
sa, identificación, negociación y vigilancia, face recognition, marketing, manejo
de la impresión, performance artística y animación.
Los temas abordados en su mayoría por la antropología peruana, son lo ur-
bano, lo amazónico, el género, lo “andino”, los estudios culturales, etc. Es lo que
está de moda y lo que le interesa a los jóvenes antropólogos, sea por un tema
de autoconocimiento o de la búsqueda de la libertad. En estos temas el trabajo
de campo es necesario e inevitable. Realizar una etnografía es para lo que nos
preparan en la facultad; un mapa de actores, elaboración de encuestas, realizar
entrevistas y redactarlas es para lo que nos dicen que estamos destinados en el
ámbito laboral. No obstante, la teoría antropológica ha quedado de lado. Los
grandes debates han sido desplazados por los espacios de trabajo y de colabora-
ción entre colegas.
Lo que intento hacer en este ensayo es darle un espacio a la discusión de una
Teoría kinésica que —teniendo tanto detractores como partidarios— nos permiti-
ría brindarle a las especialidades antropológicas previamente mencionadas, una
ayuda en cuanto a la verificación de datos. En los últimos años, los estudios antro-
pológicos han buscado la verdad y lo objetivo, sin embargo, qué hay más objetivo
que, por ejemplo, la ejecución de análisis de estudios faciales en cada entrevista
que se lleve a cabo. Tal vez la antropología como disciplina podría acercarse, de
la misma manera que la kinésica, para generarse un espacio dentro de la ciencia
Finalmente, tras haberse logrado que la kinésica aporte a las necesidades
de la antropología, debemos de fijarnos en el problema de los observadores. La
recomendación que se da a este problema es que se utilicen programas de com-
putación que pudieran verificar si lo que dice el investigador es válido o no. No se
trata de una lucha entre máquinas y humanos sino de una forma de comprobar
los resultados. Proponer que una computadora lo haga automáticamente sería
permitirnos no hablar de un ciencia pues quizás lo que le espera realmente a la ki-
nésica no es más que programas de computación. No creemos ello. En todo caso,
el sistema de computadora se utilizará como una herramienta, mas no como la
base de la ciencia. Reordenar los datos y arrojar conclusiones debe ser la labor
del joven investigador.
156
¿LOS GESTOS SON INNATOS O APRENDIDOS? / ETHNOS 1
Bibliografía
157
ETHNOS 1 / GRAZIELA MELE ARELLANO
158
Etnografía, comparación y teoría antropológica
Resumen:
En este artículo examino las relaciones entre la etnografía y la comparación a fin de explorar
las características que debería presentar la teoría a que apelamos los antropólogos para ser
capaz de dar lugar a investigaciones que sean productivas en términos no sólo empíricos
sino también teóricos. Contra las tendencias particularistas y antiteóricas que predominan
en los centros hegemónicos de la disciplina, sugeriré que necesitamos disponer de
teoría que nos permita pensar de una manera acorde con la ‘perspectiva etnográfica’, un
entramado de orientaciones teóricas que implica conceptualizar a la vida social como
variable, continua y protagonizada activamente por sujetos socialmente situados.
Palabras clave: Antropología social, Teoría antropológica, Perspectiva etnográfica,
Etnografía, Comparación.
Abstract:
In this article I examine the relationships between ethnography and comparison in order
to explore the characteristics that the theory deployed by anthropologists should have in
order to give rise to empirically and theoretically productive investigations. Against the
particularist and anti-theoretical tendencies that predominate currently in the hegemonic
centers of the discipline, I will suggest that the sort of theory we need is one able to allow
us to think in a manner consistent with the ‘ethnographic perspective’ —namely, a net of
theoretical orientations that implies conceptualizing social life as variable, continuous and
actively driven by socially situated subjects.
Keywords: Social anthropology, Anthropological theory, Ethnographic perspective,
Ethnography, Comparison.
1 A fin de simplificar la exposición, en adelante escribiré simplemente ‘antropología’. Por lo demás, cabe
advertir que me considero un antropólogo social y no ‘cultural’ o ‘sociocultural’, y que escribo en tanto
tal. Con esto quiero decir que entiendo la antropología como dedicada a la explicación de las modali-
dades que asumen las relaciones sociales, los entrelazamientos de tales relaciones y, especialmente, los
procesos sociales a través de los que unas y otros son producidos y reproducidos; asimismo, considero
los hechos habitualmente atribuidos al dominio de la ‘cultura’ (desde las representaciones sociales has-
ta los procesos de producción simbólica) deben ser entendidos como simultáneamente dependientes y
tributarios de lo anterior y no como fenómenos independientes.
2 Kirsten Hastrup ofrece una versión diferente de lo que yo llamo ‘perspectiva etnográfica’: “En la antro-
pología, la ‘etnografía’ (…) no es simplemente un método (un sinónimo para trabajo de campo) ni una
descripción particularmente densa de realidades locales. Ambas cosas son subsumidas por una sensi-
bilidad particular para con el mundo, un modo de percepción que incluye, por un lado, una conciencia
reflexiva de y un respeto por las particularidades y complejidades locales, y por el otro, la intervención
teorética implicada por la representación” (Hastrup 2005: 141; las traducciones de todas las citas de
originales en lenguas extranjeras me pertenecen).
160
ETNOGRAFÍA, COMPARACIÓN Y TEORÍA ANTROPOLÓGICA / ETHNOS 1
161
ETHNOS 1 / FERNANDO ALBERTO BALBI
A pesar de que suele ser definida de manera equívoca como un intento de dar
cuenta de los fenómenos sociales desde la perspectiva de los actores,3 la etno-
grafía puede ser entendida de una manera más acabada como una práctica de
investigación que trata de aprehender una porción del mundo social a través de
un análisis que se centra estratégicamente en las perspectivas nativas y que apun-
ta a integrarlas coherentemente en sus productos (Balbi 2012). Las ‘perspectivas
nativas’ son universos de referencia compartidos por ciertos sujetos socialmen-
te situados, articulaciones cambiantes de prácticas y sentidos sólo parcialmente
verbalizables que organizan su actividad y resultan en parte de esta y en parte de
la de otros sujetos. Se trata, desde luego, de construcciones heurísticas desarro-
lladas por los etnógrafos, y no de la mera transcripción del entendimiento que los
sujetos tienen efectivamente respecto de su mundo social (Balbi 2012): en este
sentido, Rosana Guber afirma que lo que ella denomina “perspectiva del actor
(…) tiene existencia empírica aunque su formulación, construcción e implican-
cias estén definidas desde la teoría” (Guber 1991: 75).4 Ese substrato empírico
tiene una importancia fundamental porque se trata de la única base razonable
para sostener uno de los supuestos básicos de la etnografía de cuño clásico (Balbi
2012): el de que las perspectivas nativas constituyen un camino privilegiado para
acceder al conocimiento de lo social no sólo porque son parte de ello sino, parti-
cularmente, porque los actores deben necesariamente tener algún tipo de visión
162
ETNOGRAFÍA, COMPARACIÓN Y TEORÍA ANTROPOLÓGICA / ETHNOS 1
de su propio mundo social tal que les permita operar en él, lo que no significa que
sea ‘objetivamente’ válida o adecuada en términos empíricos pero sí, necesaria-
mente, que ha de guardar alguna correspondencia —a priori indeterminada en su
tipo y en su grado— con ese mundo tal que permita habitarlo.
El rasgo característico de este tipo de investigación es, pues, lo que en otro
lugar he denominado “la ‘integración dinámica’ o ‘analítica’ de las perspectivas
nativas en la descripción etnográfica” (Balbi 2012: 493), su incorporación pau-
latina, siempre incompleta, orientada a tornarlas en partes integrales de la des-
cripción analítica de una porción del mundo social. Se trata de una reiterada
confrontación (producida a lo largo de todo el período de trabajo de campo y pro-
longada hasta el momento mismo de la redacción de los resultados finales) entre
las perspectivas nativas y la perspectiva teóricamente informada del investigador
que está orientada a sacar partido de la correspondencia relativa que existe entre
aquellas y el mundo social que habitan los actores (Balbi 2012; Guber 1991). El
procedimiento consiste en
5 La exitosa integración de las perspectivas nativas es simultáneamente un requisito y —al menos hasta
cierto punto— una prueba interna de la validez de la descripción etnográfica. Importa, sin embargo, te-
ner en cuenta que, en la práctica, las investigaciones etnográficas no se cierran necesariamente cuando
sus autores creen que han alcanzado este punto sino, generalmente, cuando así lo imponen los plazos
institucionales, las restricciones presupuestarias, etc.
163
ETHNOS 1 / FERNANDO ALBERTO BALBI
para poner en tela de juicio la mirada del etnógrafo y forzarlo a revisar sus aná-
lisis parciales y las preferencias teóricas en que se basan. Primero, la aspiración
holística, entendida —de una manera contemporánea— como la predisposición a
tomar en consideración un amplio espectro de hechos, tratando de manera con-
junta cuestiones que el saber académico burgués tiende a separar a priori, como
lo son la política, la economía, el parentesco y otras modalidades de relaciones
personales, la ciencia, la religión, etc. (Shah 2017; Hastrup 2005; Guber 1991).6
Segundo, la preferencia por evitar, en la medida de lo posible, la preselección de
la información a relevar, que se refleja en la a veces abrumadora extensión de las
notas de campo de los antropólogos y en el registro, especialmente en las prime-
ras etapas de una investigación, de gran cantidad de ‘detalles’ que parecen insig-
nificantes pero que se hacen constar porque se asume que la cuestión de si son
o no relevantes sólo podrá ser resuelta más adelante, en función de los avances
del análisis detallado de la (siempre creciente) totalidad de los materiales (Sanjek
2002; Guber 1991). Y tercero, el imperativo de relevar la información, determinar
su relevancia relativa y analizarla —en un primer y fundamental nivel de aproxi-
mación— en su contexto de origen, tratándola siempre como la expresión de un
entramado de relaciones socialmente situado7 (Hastrup 2005; Guber 1991; Pitt-
Rivers 1973): el dato etnográfico, se sabe, sólo es tal en tanto y en cuanto se trata
de este modo a cada pieza de información, resistiendo la tentación de arrancarla
de su contexto originario como, al contrario, exigen hacerlo otros procedimien-
tos de uso común en disciplinas limítrofes. Estos tres procedimientos analíticos
se suponen mutuamente: un análisis holístico exige limitar al mínimo posible la
preselección de los materiales y examinar la información en su contexto ‘natural’
para poder determinar las líneas de relación que requieren ser examinadas; la
reconstrucción analítica del contexto de cualquier asunto demanda acceder a
toda la información potencialmente útil y, por ende, no segmentar los hechos por
adelantado; el relevamiento de información extenso y poco dirigido sólo es prác-
ticamente factible si se evita segmentar la realidad antes de emprenderlo y, a la
vez, cada pieza de información sólo es inteligible en la medida en que se la refiere
a otras relevadas en el mismo contexto. Así, sus efectos combinados fuerzan al
164
ETNOGRAFÍA, COMPARACIÓN Y TEORÍA ANTROPOLÓGICA / ETHNOS 1
8 Respecto de este punto, véase particularmente el análisis de Guber (1991: cap. III).
165
ETHNOS 1 / FERNANDO ALBERTO BALBI
166
ETNOGRAFÍA, COMPARACIÓN Y TEORÍA ANTROPOLÓGICA / ETHNOS 1
9 En esta sección recapitulo brevemente una parte de las reflexiones desarrolladas en trabajos anteriores.
Véanse: Balbi (2015, 2017a).
10 Como bien observa Gustavo Sorá, “la traducción es tomada por los antropólogos apenas como una
metáfora eficaz para comprender toda forma de contacto cultural” (Sorá 2017: 100; el énfasis es del
original).
11 Como he argumentado anteriormente (Balbi 2015, 2017a), entiendo que las críticas posmodernas
y postestructuralistas desarrolladas entre la segunda mitad de la década de 1970 y la primera de la
de 1990 condujeron a la instalación de ciertos tropos y la canonización de un conjunto de fuentes de
orientaciones conceptuales sumamente dispares pero no a un desplazamiento de la orientación inter-
pretativista hacia el análisis de lógicas culturales trascendentes, que ha perdurado bajo nuevas formas.
167
ETHNOS 1 / FERNANDO ALBERTO BALBI
Uno de los elementos definitorios del variado pero consistente programa in-
terpretativista ha sido la producción de un desplazamiento de los intereses predo-
minantes en antropología desde el extremo de la formulación de generalizaciones
hacia el de la producción de descripciones (Holy, 1987). Marit Melhuus describe
ese desplazamiento como “un movimiento (…) desde un énfasis en la semejanza
(orientado hacia las generalizaciones) hacia otro en la diferencia (enfatizando
lo único y lo particular)” (Melhuus 2002: 80). Aunque esta fórmula no es des-
acertada, acaso sea más adecuado modificarla para decir que ese movimiento ha
supuesto un énfasis creciente en la ‘diversidad’, entendida en un sentido amplio
que comprende tanto a las diferencias entre culturas como a la variación discer-
nible en el marco de cualquier ‘lógica cultural’ dada. Esto ha propiciado que la
comparación tienda a ser reducida a la condición de un recurso auxiliar para la
detección y el análisis de la diversidad, tarea que es concebida como la esencia
misma de la etnografía y —más o menos explícitamente— de la antropología en
cuanto disciplina: se configura, así, una situación que anteriormente he caracteri-
zado como de servidumbre de la comparación para con la etnografía (Balbi 2015).
Esta situación tiene múltiples consecuencias negativas (Balbi 2015, 2017a) pero
aquí me interesa detenerme apenas en la medida en que la subordinación de la
comparación respecto de la etnografía implica limitaciones para la productividad
teórica de esta y, más ampliamente, de nuestra disciplina.12
Dichas limitaciones surgen, en primer lugar, de que el hecho de simplemente
asumir que la comparación debe ser empleada apenas para identificar y elucidar
a la diversidad es profundamente problemático. Es claro que los hechos sociales
varían tanto ‘al interior’ de un determinado medio cultural como si se los consi-
dera ‘entre’ culturas,13 y lo mismo sucede si se los aborda sincrónicamente o a lo
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ETNOGRAFÍA, COMPARACIÓN Y TEORÍA ANTROPOLÓGICA / ETHNOS 1
14 Hablo de invariancias por analogía con las matemáticas, donde se entiende como “invariante” a una
magnitud o expresión “que no cambia de valor al sufrir determinadas transformaciones” (Diccionario
de Lengua Española – Real Academia Española; en: http://lema.rae.es/drae/?val=invariante; consultado
el 6/11/2014); la clave es, aquí, la palabra ‘determinadas’, que implica que no se supone que la invarian-
cia se mantenga bajo cualesquiera transformaciones: en este sentido, las invariancias son relativas y
podrían llamase también regularidades condicionales.
169
ETHNOS 1 / FERNANDO ALBERTO BALBI
ciones discutidas bajo el rótulo de cambio” (Barth 1967: 664), lo que significa
que el análisis de la co-variación debe ir de la mano con el de la continuidad. En
este sentido, vincular el uso de la comparación exclusivamente al análisis de la
diversidad limita los alcances de la etnografía al introducir un sesgo que dificul-
ta el análisis de las continuidades que ocurren en la vida social: y esto no sólo
supone una incitación a ignorarlas o a darlas por sentado sino que perjudica al
propio análisis de la diversidad porque, de hecho, este es lógicamente inseparable
del de la continuidad. Otro tanto puede decirse respecto del privilegio que suele
acordarse al análisis de la diversidad cultural o la diferencia por sobre el de las
invariancias cuando se contemplan casos correspondientes a medios sociales se-
parados en el tiempo y en el espacio, entre los cuales no parecen darse conexiones
relevantes. Por ejemplo, los trabajos dedicados por Jack Goody (1976, 1986, 1990,
1999) a una gran variedad de temas que antropólogos, historiadores y sociólo-
gos han tratado generalmente dando por sentada la centralidad analítica de los
contrastes existentes entre Occidente y Oriente, capitalismo y feudalismo, etc.,
muestran convincentemente que ciertos agrupamientos de variables tienden a
interactuar de maneras regulares en contextos extremadamente ‘diversos’. Estos
trabajos evidencian, por contraste, que al limitar la etnografía a las funciones de
detectar, describir y ‘traducir’ la diversidad cultural se dificulta y desestimula el
análisis de las invariancias que se presentan en la vida social, hecho que, nueva-
mente, reduce nuestra habilidad para dar cuenta de la propia diversidad ya que
ambos fenómenos deben ser entendidos como analíticamente interrelacionados.
En segundo término, las limitaciones para la productividad teórica de la et-
nografía y de la antropología devienen de la forma en que el sesgo en favor del
análisis de la diversidad debilita la utilidad de la comparación en cuanto recurso
para el establecimiento de los contextos a los que deben ser referidos los proble-
mas abordados en los análisis etnográficos. Si en su forma típica la etnografía es
una descripción analítica, es importante advertir que ello significa que se trata
de una modalidad de análisis (antes que de ‘descripción’ en un sentido estre-
cho) y que, por ende, es siempre función de ciertos problemas de investigación.
Esto significa que su desarrollo requiere de la determinación de los contextos
adecuados para el abordaje de los problemas planteados (más allá, esto es, del
contexto de origen en que la información ha sido relevada que, como ya vimos,
es significativo por definición). A fines operacionales, cabe definir a los contextos
como series de conexiones entre variables que son construidas por el investigador
en tanto relevantes en función de un determinado problema y que operan como
ámbitos que contienen y dan forma al análisis etnográfico en cuyo curso ha de
170
ETNOGRAFÍA, COMPARACIÓN Y TEORÍA ANTROPOLÓGICA / ETHNOS 1
determinarse cuáles son, específicamente, las relaciones entre variables que dan
cuenta del fenómeno bajo consideración (Balbi 2015).15 Explicar, en este sentido,
siempre es contextualizar, generalmente de una forma múltiple.
Ahora bien, como señala Melhuus (2002: 83), el “sentido es producido a tra-
vés de los contextos” y ocurre que la comparación es, precisamente, un recurso
clave —sino el recurso clave— para determinar los contextos en que es preci-
so abordar cada problema. Así, según Adam Kuper, una “manera alternativa de
pensar acerca de la comparación es como una tarea de contextualización de la
información orientada a abordar un interrogante” (Kuper 2002: 161). De manera
similar, Sanjek (2002: 295) señala la existencia de un “triángulo antropológico
formado por la etnografía, la comparación y la contextualización” que sería, “en
esencia, la manera en que la antropología socio-cultural trabaja en tanto discipli-
na para explicar e interpretar las culturas humanas y la vida social”.
En suma, la etnografía requiere del establecimiento de los contextos adecua-
dos para el abordaje de los problemas planteados y la comparación es, como
mínimo, un medio clave para hacerlo. Así, si la comparación es una herramienta
fundamental para la detección y el análisis de la diversidad, no es menos cierto
que se trata de un medio imprescindible para el desarrollo de razonamientos por
analogía, que son, precisamente, los que permiten romper con la natural tenden-
cia de cualquier etnógrafo a sucumbir al particularismo limitándose a considerar
el entorno inmediato de los hechos sociales que analiza. En efecto:
15 Lo que se entienda por ‘contexto’ varía ampliamente en función de la concepción que se tenga de la
antropología (Dilley 1999: xii).
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ETHNOS 1 / FERNANDO ALBERTO BALBI
uso de la fuerza tiende a ser monopolizado y otros en los que tiende a distribuirse
equilibradamente en cada uno de los niveles de agregación social donde existen
intereses contrapuestos—.16 Este es, precisamente, el tipo de operación de con-
textualización por la vía comparativa que la reducción de la comparación a un
instrumento de la etnografía entendida como orientada de una manera excluyen-
te a la detección y el análisis de la diversidad impide desarrollar.
Todo esto plantea problemas en relación con la relevancia de la propia antro-
pología, que recientemente ha sido cuestionada precisamente por su reducción
a la etnografía (Bloch 2005; Ingold 2008; Visacovsky 2017). Esto es así porque la
reducción interpretativista de la antropología a la etnografía conduce inevitable-
mente a su deslizamiento en dirección del particularismo, esto es, de la produc-
ción de estudios de casos per se, con poco o ningún interés por la elaboración de
teoría, entendiendo este término como referido a cuerpos de conocimiento cohe-
rentes capaces de facilitar orientaciones sistemáticas para el análisis de nuevos
casos y la formulación de nuevos problemas. Si la etnografía es concebida como
un fin en sí mismo y la comparación lo es apenas como uno de sus instrumentos
auxiliares, resulta difícil discernir aporte alguno que la disciplina pudiera hacer
al conocimiento sobre la vida social en general, más allá de la producción de des-
cripciones etnográficas condenadas a ser crecientemente redundantes porque,
como observara tempranamente Melford Spiro (1986: 278), “el particularismo
etnográfico es intelectualmente trivial”. Como afirma Melhuus (2002: 82), para
“abordar problemas más amplios y contribuir a un entendimiento más general de
la sociabilidad […] es necesaria alguna perspectiva comparativa”.
Sin embargo, semejante tarea exige de una orientación de las prácticas de
investigación por y hacia la teoría, mientras que buena parte de la antropología
actual exhibe una actitud de rechazo hacia esta en tanto fuente de orientaciones
analíticas y/o fin de la labor etnográfica en la medida en que esta es entendida,
en términos interpretativistas, como orientada de manera excluyente a la tra-
ducción de fenómenos culturales concebidos como particulares. Por ejemplo,
Aram Yengoyan afirma que las teorías son “grandes meta-narrativas” o “meta-
lenguajes” (Yengoyan 2006a: 19) que en todos los casos operan para “etiquetar”
a “eventos” y “cosas” cuya “existencia” simplemente se asume (Yengoyan 2006b:
152), y se lamenta por la necesidad de recurrir a la teoría para poder desarrollar
comparaciones, calificándola como una fuente de “peligro” y como un precio a
pagar del cual es imposible “escapar” (Yengoyan 2006b: 154). Ideas similares con-
16 Menciono como hipótesis lo que los autores consideraban, más bien, como generalizaciones empíricas
producidas por inducción.
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ETNOGRAFÍA, COMPARACIÓN Y TEORÍA ANTROPOLÓGICA / ETHNOS 1
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ETHNOS 1 / FERNANDO ALBERTO BALBI
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ETNOGRAFÍA, COMPARACIÓN Y TEORÍA ANTROPOLÓGICA / ETHNOS 1
17 He desarrollado esta cuestión más ampliamente en Balbi (2017a, esp.; 2015). Hastrup (1997) ofrece una
vigorosa afirmación del carácter teórico de la antropología desde un punto de vista diferente del aquí
planteado. Susana de Matos Viegas (2009) ofrece una discusión sobre la necesidad de producir genera-
lizaciones en antropología desde un punto de vista diferente del mío pero que también pone énfasis en
la dimensión epistemológica.
18 El filósofo Hillary Putnam (1981) presenta, a su manera, una tesis similar a la de Bachelard.
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ETHNOS 1 / FERNANDO ALBERTO BALBI
Se sigue que (c), lejos de ser instrumentos neutros, los ‘métodos’ y ‘técnicas’
mediante las cuales los hechos y sus relaciones son construidos y rectificados, son
también productos teóricos, teorías en acto. Así (d), no puede decirse, a la mane-
ra del positivismo, que las teorías proceden de los hechos sino que, más bien, es
el despliegue de la propia teoría lo que da lugar a la producción teórica a través
del camino representado por los hechos, es decir, mediante un trabajo orientado
hacia lo real y regido por la voluntad de serle fiel, por más utópico o metafísico
que pueda ser el objetivo de llegar a conocerlo.
Desde este punto de vista, pues, la investigación antropológica es inevitable-
mente teórica de cabo a rabo: lo es, de hecho, ya sea convencionalmente etnográ-
fica o se base en fuentes secundarias o en la relectura de investigaciones previas;
lo es, también, tanto si reduce a la comparación a un rol auxiliar como si la
reconoce como un recurso analítico por derecho propio; y lo es, por fin, indepen-
dientemente de si apenas se propone ‘traducir’ fenómenos culturales o si aspira a
explicarlos. Pues la investigación antropológica —como cualquier investigación
científica— construye un objeto de investigación en función de una problemáti-
ca teórica y, a lo largo de todo su desarrollo, despliega recursos heurísticos que
ponen a la teoría en acción para producir afirmaciones sobre hechos particulares
y generalizaciones que son apenas juicios de valor de carácter teórico y estricta-
mente provisionales.19 Algunos años atrás, Laura Nader afirmaba:
La etnografía, sea lo que sea, nunca ha sido mera descripción. Es también teórica
en su modo de descripción. En verdad, la etnografía es una teoría de la descripción.
(Nader 2011: 211; los énfasis son del original)
19 Esto es así tanto si quienes investigan son conscientes de ello como si no lo son. Desde luego, cuanto
más explícitamente teórica es una investigación antropológica, mayores son las posibilidades de que
quienes la desarrollan desplieguen la necesaria ‘vigilancia epistemológica’ (Bachelard 1979; Bourdieu
et al. 1986) sin la cual en las ciencias sociales resulta imposible establecer alguna medida de consisten-
cia teórico-metodológica. La inconsistencia analítica, la arbitrariedad y la preferencia por los saltos al
vacío supuestamente basados en la ‘creatividad’ o la ‘imaginación’ que se encuentran en buena parte de
la producción contemporánea de las academias centrales se relacionan frecuentemente con una inca-
pacidad para controlar adecuadamente los procedimientos analíticos que deriva del desconocimiento
de su naturaleza eminentemente teórica. De allí, también, la autocomplacencia que muestran muchos
autores en este sentido, como queda ejemplificado por el pasaje ya citado sobre los ‘experimentos’ an-
tropológicos con la filosofía.
176
ETNOGRAFÍA, COMPARACIÓN Y TEORÍA ANTROPOLÓGICA / ETHNOS 1
perspectiva etnográfica. En este sentido, resulta más adecuando decir que la pers-
pectiva etnográfica es una teoría de la descripción de lo social: en efecto, como
sostuve en las primeras líneas de este texto, esa orientación teórica general que
lleva implícita un cierta concepción de la vida social como variable, continua (en
el sentido de no segmentada empíricamente) y protagonizada activamente por
sujetos socialmente situados, es lo que guía tanto las investigaciones etnográficas
convencionales como las etnografías centradas en hechos del pasado, los análisis
comparativos de materiales y resultados finales de múltiples investigaciones pre-
vias y los trabajos de elaboración teórica que no se desarrollan en el curso mismo
de la labor etnográfica tradicional.
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ETHNOS 1 / FERNANDO ALBERTO BALBI
20 En este pasaje recapitulo mis análisis previos al respecto. Véanse: Balbi (2017a, esp.; 2015).
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ETNOGRAFÍA, COMPARACIÓN Y TEORÍA ANTROPOLÓGICA / ETHNOS 1
Este carácter tendencial de las generalizaciones —idea que remite a los escritos
metodológicos de Max Weber— es la condición de posibilidad de su uso como
orientaciones teóricas para el desarrollo de nuevos estudios de caso. Así, la sen-
sibilidad etnográfica de las comparaciones radica en que su desarrollo permita
que las generalizaciones resultantes mantengan la ‘apertura’ que implica ese ca-
rácter tendencial, negándose a enunciar conexiones mecánicas, supuestamente
‘necesarias’, entre aspectos del mundo social. Esto implica que las comparaciones
más susceptibles de ser etnográficamente sensibles serán aquellas que atiendan
a pequeños agrupamientos de variables en interacción —construidos según los
criterios de relevancia resultantes del punto de vista teórico adoptado— y tiendan
a establecer generalizaciones respecto de las características de esta: pues la res-
tricción del número de variables y relaciones entre variables facilitará la atención
a los detalles de cada caso; y esto, a su vez, exigirá formular generalizaciones
condicionales, menos abstractas y, consecuentemente, más capaces de ofrecer
179
ETHNOS 1 / FERNANDO ALBERTO BALBI
21 Más modestamente, mi trabajo sobre la dimensión moral de los procesos sociales me condujo, a me-
dida que fui explicitando y controlando mis procedimientos comparativos, a centrarme en una grilla
conformada por la mayor o menor elaboración discursiva de los valores morales, la estabilidad relativa
de los sentidos que se les asocian en un medio social, las formas en que los actores aprenden dichos
sentidos, la capacidad de los valores para orientar efectivamente el comportamiento, la eficacia relativa
de los usos prácticos en función de los cuales los actores los despliegan y, finalmente, la medida en que
dichos usos varían en el tiempo y el espacio social considerado (Balbi 2017b).
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fías en las que pueden surgir generalizaciones teóricas valiosas son aquellas —y
sólo aquellas— cuyos autores entienden la labor etnográfica como inseparable de
la de producción teórica y apelan, a ambos fines, al uso de comparaciones etnográ-
ficamente sensibles, esto es, orientadas preferiblemente hacia la formulación de
generalizaciones respecto de las interacciones que se producen entre unas pocas
variables consideradas como partes de esos pequeños agrupamientos que Goody
denominara ‘grillas’.23 Por ejemplo, en un breve pero impresionante estudio desa-
rrollado entre los pueblos Ok de Nueva Guinea, Barth analiza el surgimiento de
variaciones en su cosmología, entendida como una “tradición de conocimiento
viva” y “no como una serie de ideas abstractas consagradas en representaciones
colectivas” (Barth 1995: 84). Para ello, apela a un detallado análisis comparativo
de las ocasiones rituales en que ese conocimiento es producido. Examinando de
esta forma un pequeño puñado de rasgos centrales de la organización social que
condicionan esos rituales, Barth muestra que su combinación induce a los ini-
ciadores que los conducen a introducir innovaciones cuyos efectos acumulativos
dan lugar a las variaciones de la cosmología registradas durante su trabajo de
campo. Estos resultados etnográficos ya bastarían para justificar los esfuerzos
del autor. Sin embargo, Barth ofrece mucho más que esto. En efecto, su etno-
grafía arroja resultados teóricos igualmente significativos y aprovechables como
fuentes de hipótesis para etnografías ulteriores, de los cuales apenas mencionaré
aquí su tesis de que la creatividad, tantas veces asociada a priori a facultades su-
puestamente inherentes a la condición humana como la razón y la imaginación,
“solamente puede ser entendida como una interacción entre las partes de un sis-
tema dinámico” (Barth 1995: 87), lo que exige, “que reconozcamos la penetración
de la sociedad en lo profundo de la privacidad y la psique del individuo, y que
admitamos cuánto de todo individuo está allí afuera, disperso en las relaciones
actuales o previas de él o ella con otros” (Barth 1995: 86).
En suma, si se considera a la etnografía y la comparación como dos recursos
diferentes aunque interrelacionados del análisis antropológico, se advierte que,
para que su articulación sea teóricamente productiva, es menester que la mira-
da de quien investiga sea siempre etnográficamente sensible, esto es, que esté
orientada por alguna de las variaciones de la perspectiva etnográfica. Asimismo,
dado que la perspectiva etnográfica no es sino el entramado de orientaciones
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24 La preocupación de Bloch (2005) se centra en el desinterés de los antropólogos por las generalizacio-
nes. Su propuesta para superar este problema consiste en recuperar el interés originario de la antropo-
logía por la ‘naturaleza humana’, aportando al esfuerzo interdisciplinario análisis en los que la cultura
sea abordada como parte de los procesos ecológicos más amplios y se avance hacia la producción de
generalizaciones sin dejar de atender prioritariamente a las particularidades sociales y culturales. Para
una interesante lectura del problema que se emparenta con el planteo de Bloch pero atiende a las con-
diciones particulares de la antropología Argentina, véase: Visacovsky (2017).
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25 Sobre la incomodidad que causa la caracterización de la etnografía hecha por Ingold entre antropó-
logos de los países centrales, véanse: MacDougall (2016), Cook (2016), Shryock (2016), Da Col (2017),
Miller (2017), Shah (2017).
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ETNOGRAFÍA, COMPARACIÓN Y TEORÍA ANTROPOLÓGICA / ETHNOS 1
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o ‘equivocación positiva’ a los que dan origen” (Da Col y Graeber 2011: vii).26 Con
su énfasis en las dificultades de la traducción cultural y los heroicos esfuerzos
imaginativos o creativos que exigiría, parece claro que el enfoque de estos autores
no es sino una variante más de interpretativismo y que exhibe el mismo desinte-
rés por la coherencia y la sistematicidad analíticas que atraviesa a ese conjunto
de enfoques. Lo que Da Col y Graeber llaman ‘teoría etnográfica’ es, de hecho,
una suerte de especulación analítica asentada sobre las reacciones imaginativas
de los etnógrafos frente a los problemas que les plantea la particularidad de los
conceptos nativos. No estamos, pues, tan lejos de la postura de Ingold como pro-
bablemente uno y otros quisiera pensar: a lo sumo, puede decirse que en el caso
de Da Col y Graeber no queda demasiado claro cuál sería la participación de ‘la
gente’ en la producción del conocimiento antropológico.27
Por otro lado, cabe recordar que, como he indicado más arriba, la teoría
siempre proviene en última instancia de la teoría preexistente puesto que no
existe punto de vista alguno que no sea teórico y, en consecuencia, la ‘realidad’
que la ciencia pretende elucidar es producida por su propio despliegue. El hecho
de prestar atención a las perspectivas nativas no evita esto en lo más mínimo:
de hecho, como ya sabemos, dichas perspectivas son construcciones analíticas
de los antropólogos. Naturalmente, proponer una forma de hacer etnografía y
de teorizar que se centre en el ‘asombro especulativo’ o las ‘bifurcaciones’ que
generaría la imposibilidad de traducir ciertos conceptos nativos no ofrece ca-
mino alguno para escapar de esta lógica, que es inherente a la producción de
conocimiento. En este sentido, Da Col y Graeber son epistemológicamente muy
ingenuos cuando afirman que la “riqueza conceptual” de la antropología reside
en los “conceptos críticos que traemos del campo” (Da Col y Graeber 2011: viii),
afirmación que implica olvidar dos cosas. Primero, que las conceptualizaciones
que los etnógrafos elaboran a partir de los conceptos nativos ya no son conceptos
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ETNOGRAFÍA, COMPARACIÓN Y TEORÍA ANTROPOLÓGICA / ETHNOS 1
‘de los nativos’: esto es, que las llamadas ‘categorías nativas’ no son sino construc-
ciones heurísticas fundadas en la apropiación de conceptos y expresiones de los
nativos por el etnógrafo. Así, el hau del “Ensayo sobre el don” no es el hau de los
maoríes (de hecho, ni siquiera es el hau de su etnógrafo, Elsdon Best) ni podría
serlo de manera alguna. Y aún están más lejos del control de los actores aquellos
conceptos teóricos que los antropólogos construyen partiendo de conceptos na-
tivos y usando las palabras que los designan en las lenguas locales. La idea, por
ejemplo, de que Marcel Mauss, al construir conceptos analíticos con pretensiones
de tener un valor transcultural y transhistórico mediante el empleo de nocio-
nes nativas como las de hau, potlach o mana estaba haciendo teoría ‘etnográfica’
implica ignorar que él sólo pudo considerar relevantes, analizar, reinterpretar y
redefinir esas nociones en base a la perspectiva teórica durkheimniana respecto
de los hechos sociales en general y de las representaciones colectivas en particu-
lar, así como a la epistemología que subyace a esa mirada. En segundo término,
Da Col y Graeber olvidan que ‘campo’ es apenas una noción heurística que sirve
para caracterizar (de manera tanto prospectiva como retrospectiva) la forma en
que operamos al introducirnos en cierto flujo social con el fin de analizarlo. A
lo sumo, pues, cabe pensar al campo como un artefacto o dispositivo construido
por el etnógrafo a fines analíticos y cuya existencia es apenas heurística, jamás
empírica.28 Así, aunque ciertamente el material etnográfico proviene del artefac-
to o dispositivo llamado ‘campo’, nada puede provenir del campo en el sentido
material de la expresión, que es el que ingenuamente evocan Da Col y Graeber al
desdibujar la distinción entre los conceptos de los nativos y nuestras conceptua-
lizaciones sobre ellos.
El hecho es, en definitiva, que la teoría etnográfica tal como la entienden Da
Col y Graeber no sólo no merece realmente ser considerada como ‘teoría’ (acaso
podría hablarse de ‘teorizaciones’, si se acepta por tales a formas de pensamiento
especulativas y generalmente asistemáticas) sino que, sencillamente, nunca ha
existido ni puede existir. Por otro lado, incluso si fuera posible, no es lo que nece-
sitamos. Lo que realmente nos hace falta es recuperar la capacidad para abordar
nuestros materiales en base a formulaciones teóricas (no a doctrinas filosóficas o
devaneos especulativos idiosincráticos) explícitas y sistemáticas teniendo como
objetivo no sólo hacer análisis etnográficos sino producir generalizaciones teóri-
28 Matei Candea (2013) presenta una interesante discusión sobre el ‘sitio de campo’ como artefacto o
dispositivo. Desde un punto de vista diferente aunque no estrictamente opuesto al que he adoptado,
Hastrup (2005: 139) afirma que el “objeto antropológico es emergente más que prefijado” y sostiene que
esto “no significa que el campo es construido por el antropólogo —en oposición a ser real— sino que el
campo es contingente en relación con el objetivo analítico y con la escala”.
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Bibliografía
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ETNOGRAFÍA, COMPARACIÓN Y TEORÍA ANTROPOLÓGICA / ETHNOS 1
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TERCERA PARTE
BRICOLAGE
Reseñas
Traducciones
Intervenciones
Anthropology and/as education
Tim Ingold
Routledge, 2017
ISBN 9781315227191
1 Terrence Deacon llamaría a esta la propiedad teleodinámica de los sistemas biológicos, distinguible
de la morfodinámica de sistemas físicos auto-organizados y la homodinámica de los sistemas físicos
termodinámicos (Deacon, 2011).
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derlo, sino atenderlo. Esta actitud de atención frente al mundo y los sujetos que lo
conforman, hace que en el proceso educativos abandonemos nuestras armaduras
y seguridades, nos tornemos vulnerables, para recibir al mundo con los brazos
abiertos. Esto es a lo que Gerb Biesta ha denominado “el bello riesgo de educar”
(2014).
En el capítulo tres, Ingold va a profundizar en las diferencias de dos formas
distintas de entender la educación: una centrada en la explicación, en la defini-
ción de patrones continuos y mesurables; y otra basada en la discontinuidad, la
variación y lo no computable, por lo que Ingold la caracteriza como especulativa,
prospectiva y espontánea. Nutriéndose de dos categorías de Deleuze y Guatari
(2000), Ingold va a referirse a la primera como educación en clave mayor y a la
segunda como educación en clave menor. En el plano pedagógico, va a destacar la
importancia de promover una educación en clave menor, pues en ella el docente
atiende a sus pupilos involucrándose con sus necesidades, sus experiencias, sus
grados de habilidad y conocimientos, no para cumplir objetivos y plantes prede-
terminados, sino para que den inicio a un proceso de discusión y descubrimiento
conjunto de lo que se debe hacer.
A continuación, Ingold va a marcar distancia entre su propuesta y el cons-
tructivismo social de Vygotsky. Y es que, si bien este enfoque se encuentra alejado
los modelos ortodoxos sobre el aprendizaje al hablar de una participación guia-
da por sujetos experimentados para mejorar las habilidades y conocimientos de
otros, aún asume que la participación transforma solo a una de las partes. Desde
la propuesta de Ingold y Dewey, el proceso educativo transforma a todos los in-
volucrados, produciendo así una mirada compartida, un viaje que realizan juntos
docentes y estudiantes.
En el último capítulo, el autor expone su particular forma de entender la
antropología. Para Ingold la antropología es una indagación crítica, generosa,
comparativa y abierta, de las condiciones y potencialidades de la vida humana en
el mundo que todos habitamos. La antropología, continúa existe para expandir el
alcance de los diálogos y “hacer de la vida humana una conversación en sí mis-
ma” (2017, p. 58). Después, señala que la forma de trabajar de la antropología es
la observación participante. Durante ella, el antropólogo observa y es observado,
nunca está en control total de la situación, por lo que no sabe qué es lo que suce-
derá en el futuro. Sus preguntas suelen conducir a más interrogantes, abriendo
nuevos caminos para la continuación de la vida.
Por su parte la etnografía, aunque también utiliza cierta forma de obser-
vación participante difiere bastante del quehacer antropológico planteado por
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ETHNOS 1 / JOEL ACUÑA ZAVALETA
salidad de las diferencias, lo que debemos hacer es unirlas, pues forman parte de
un mismo proceso.
Citando a Alain Badiou, Ingold afirma que, “El mundo es precisamente el
lugar donde existe un conjunto ilimitado de diferencias ... Lejos de arrojar du-
das sobre la unidad del mundo, estas diferencias son su principio de existencia”
(2017, p. 80). En similar línea filosófica, William James habla de un universo plu-
ralista en lugar de uno monista. El multiverso está constituido no solo por lo que
los participantes tienen en común, sino también por aquello que los diferencia y
con lo que construyen comunidad y comunión. Y si es en el curso de la educación
que esta comunión se produce, entonces la universidad tiene que transformase en
una “multiversidad”. Por lo tanto, concluye Ingold, son justo las cualidades de la
antropología, como indagación crítica, generosa, comparativa y abierta, las que
servirán para redefinir el propósito educacional de la universidad y, como conse-
cuencia, cambiar el mundo.
Referencias bibliográficas
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La planta redescubierta: un relato del encuentro
de la ayahuasca con el pueblo Yudjá
Resumen:
Más un discurso que un artículo, este texto es un relato etnográfico sobre un movimiento de
recreación del chamanismo que ha animado al pueblo Yudjá en los últimos cinco años, el
cual fue provocado por su encuentro con la ayahuasca. Para desdoblar mi propio encuentro
con este encuentro, busco crear una proximidad, o afinidad, entre el movimiento Yudjá,
el concepto deleuzo-guattariano de agenciamientos y ciertas dimensiones que animan la
ecosofía Guattarina y las cosmopolíticas stengerianas.
Palabras clave: Yudjá; chamanismo; ayahuasca; cosmopolítica; amerindios.
Abstract:
More a speech than an article, this text is an ethnographic account of a movement to
recreate shamanism that has animated the Yudjá people in the last five years and which
was triggered by their encounter with ayahuasca. In order to unfold my own encounter
with this encounter, I seek to create a proximity or affinity between the Yudjá movement,
the Deleuze-guattarian concept of assemblages, and some dimensions of Félix Guattari’s
ecosophy and Isabelle Stengers’ cosmopolitics.
Keywords: Yudjá; shamanism; ayahuasca; cosmopolitics; Amerindians.
* Traducción de Luis Reyes Escate, docente de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. luisre-
yes.2703@gmail.com
1 Publicado originalmente en portugués: A planta redescoberta: um relato do encontro da ayahuasca
com o povo Yudjá. Revista do Instituto de Estudos Brasileiros, (69), 118-136 (2018) https://dx.doi.
org/10.11606/issn.2316-901x.v0i69p118-136. Este texto etnográfico es relevante para la antropología
contemporánea, y en especial para el campo de la etnología indígena, ya que en él, Tânia, a través de
las vivencias compartidas con sus amigos Yudjá, traza una línea de fuga que nos muestra el poder vital
y creativo del polo pragmático especulativo, sin dejar de lado el ya conocido polo relacional del perspec-
tivismo amerindio (propuesto por Eduardo Viveiros de Castro y Tânia Stolze Lima como una síntesis
conceptual de la matriz amazónica de pensamiento y modos de existir) (N. del T.).
Aquí en São Paulo, durante un paseo por el SESC-Ipiranga en octubre del 2015,
Mariaji (un viejo amigo Yudjá) me dijo que yo ya no reconocería la aldea Tubatuba,
—Mariri nos muestra “cosas”, nos muestra lo que nosotros tenemos, la cultu-
ra, nuestra bebida, nos muestra la música, nos muestra todo; lo que nosotros cui-
damos, el monte, la tierra, los peces, y el río también, nos muestra todo esto para
que nos quedemos tranquilos. Nos muestra lo que dejamos atrás, nos muestra
las canciones que dejamos atrás… No podemos perder nuestra cultura, podemos
sacarla adelante, somos jóvenes aún pero estamos sacándola adelante. Eso es lo
que veo que está pasando aquí [en Tubatuba]. Para mí, el mariri es muy chévere,
204
LA PLANTA REDESCUBIERTA / ETHNOS 1
nos muestra las “cosas” para que “sostengamos” nuestra tierra – es por eso que
estoy muy contento.
—¿Qué fue lo que ocurrió para provocar esa vitalidad que estoy presenciando
en la actualidad y me hace sentir tanta emoción?
Esta pregunta, en parte, era una variación de la pregunta que tantas veces
me hice en los años ochentas debido al evidente revés, sufrido por los Yudjá, en
la formación de nuevos chamanes después de la conquista de los pueblos del
Alto Xingu a mediados del siglo xx por los hermanos Villas Boas. Incluso en las
semanas en las que me dediqué a pensar en las palabras de Yabaiwa, la pregunta
se impuso como un síntoma irresistible, como una certidumbre de que, para los
Yudjá, un acontecimiento de gran importancia ya estaba en marcha. Sin embar-
go, la pregunta “¿qué fue lo que ocurrió?” no puede ser respondida. Esta imposi-
bilidad crece cuando, trasladada a lo dicho por Yabaiwa, la misma pregunta ya
no puede ser encajada en el registro de la historia, mas sí en el del devenir: “Todo
acontecimiento es una llovizna [...] Hay algo de ellos que su cumplimiento no
205
ETHNOS 1 / TÂNIA STOLZE LIMA
2 Deleuze, Gilles; Parnet, Claire. Diálogos. São Paulo: Escuta, 1998, p. 78.
206
LA PLANTA REDESCUBIERTA / ETHNOS 1
a aquello que le importa a los otros y el insulto3 . El desafío que se nos ha plan-
teado desde hace veinte años, especialmente por Isabelle Stengers, es el de cómo
comprometernos con un arte de los encuentros, desligado de la “definición antro-
pológica del hombre” propia de la modernidad, con el fin de comenzar a aprender
a pensar ante la presencia de los indígenas, a hablar enfrente de aquellos sobre
quienes estamos hablando. Ese arte de los encuentros tiene por eje a la cuestión
cosmopolítica, la cual discurre sobre las posibilidades de “coexistencia posible,
sin jerarquías”, de prácticas distintas en sus “invenciones de no equivalencia, de
valores y obligaciones” de la cual dependen sus existencias4.
3 Stengers, Isabelle. Pour en finir avec la tolérance. In: Cosmopolitiques. Tome 7. Paris: La Découverte/
Les Empêcheurs de penser en rond, 1997.
4 Ibidem, p. 74.
5 Ver: Guattari, Félix. Falação em torno de velhas estruturas e novos sistemas. In: Revolução molecular:
pulsações políticas do desejo. São Paulo: Brasiliense, 1987, p. 157-164.
6 Idem. Micropolítica do fascismo. In: Revolução molecular: pulsações políticas do desejo. São Paulo:
Brasiliense, 1987, p. 173-190. p. 157-164, p. 178-179. Selecciono este trecho, pero debo esclarecer que
no todos los agenciamientos implican grupos-sujeto... Los grupos-sujeto son tales debido, justamente,
al carácter mortífero de los agenciamientos de los que participan.
207
ETHNOS 1 / TÂNIA STOLZE LIMA
7 Stengers, Isabelle, 1997, op. cit., p. 74, nota 2. Las ideas denominadas procesualidad ontológica y
creacionismo axiológico son de Guattari, para quien los valores entre los aborígenes australianos y los
amerindios tendrían una textura ontológica. Sobre la inspiradora perspectiva ontológica creacionista
que venía desarrollando durante el año de su muerte, ver la entrevista realizada en 1992: Guatta-
ri, Félix; Uno, Kuniich. Chaosmose, vers une nouvelle sensibilité. In: Guattari, Félix. Qu’est-ce que
l’écosophie? Textes présentés par Stéphane Nadaud. Lignes/Imec, 2013, p. 83-98.
8 Deleuze, Gilles; Guattari, Félix. Mil platôs – capitalismo e esquizofrenia. V. 2. Rio de Janeiro: Editora
34, 1995.
208
LA PLANTA REDESCUBIERTA / ETHNOS 1
caraiva llegó a encontrarse con la Unión del Vegetal y su equipo médico en una
ciudad de Mato Groso llamada Alta Floresta. Mareaji me describió el impresio-
nante flujo de personas provenientes de todo Brasil y resaltó, ante todo, al equipo
de médicos-chamanes, personal altamente competente ya que a sus habilidades
le sumaban los poderes del vegetal. Asimismo, este equipo estaba dotado de gran-
des recursos financieros, buena voluntad y, además, contaban con gran interés en
asumir la responsabilidad médica por la salud indígena, incluyendo la construc-
ción de un hospital y otros proyectos similares.
Mahum, quien vive en la aldea Paquiçamba y más tarde se convertiría en el
representante de los Yudjá ante la UDV de Cuiabá, me contó que fue de él que
nació la idea de conseguir ayahuasca para que los Yudjá la tomasen dentro de la
propia Tierra Indígena. La idea de Mahum surgió en un momento en el que las
personas estaban siendo afectadas por la hechicería provocada por los hombres
de los pueblos que viven río arriba. Cuando se le ocurrió la idea, Mahum obser-
vaba a un grupo de personas imaginando lo bueno que sería encontrar la planta
de poder utilizada antiguamente, el árbol huririku. Dado este contexto, Mahum le
propuso al Apu y a las demás personas de la aldea conseguir ayahuasca, llegando
así a la Unión del Vegetal. Cuando todo el mundo se reunió en la aldea Pakaya,
comenzó la lloradera causada por el reencuentro con los más viejos ya fallecidos.
Hubo —de acuerdo a la esposa de Mahum— un saludo lagrimoso entre los Yudjá
y las almas de sus parientes muertos. Así fue como las personas conocieron la
potencia del mariri.
Durante mi investigación, no me encontré con ningún miembro de la UDV.
Pero mientras estaba en Tubatuba, a inicios de octubre del año pasado (2016), un
equipo de veintiún personas (según lo que me contó Mareaji) estuvo durante va-
rios días en la aldea Aribaru. Este equipo estaba acompañado de un gran chamán
caraiva norte-americano, quien se encontraba allí con el fin de organizar una reu-
nión sobre la Tierra. Según los rumores oídos en Tubatuba, en Aribaru se realizó
una fiesta de recibimiento, sin masato —¡No se permiten bebidas alcohólicas!—
Por medio de la divulgación de esta reunión en la internet fue que me enteré
de la existencia de la ONG Asociación Nuevo Encanto de Desarrollo Ecológico, en
cuya página se afirma que la relación con los Yudjá comenzó en el 2011 por inicia-
tiva de los voluntarios del Departamento Médico Científico del Centro Espiritista
Benéfico Unión del Vegetal. Asimismo, en la página se afirma que la relación
con los Yudjá aún se mantiene, prosiguiendo con acciones del Departamento de
Cultivos y Medio Ambiente de la UDV. No obstante, tanto en la página como en
209
ETHNOS 1 / TÂNIA STOLZE LIMA
—No era solo el mundo del Blanco que estaba ahí. El mundo del Blanco es-
taba a un lado, pero al mirar para el otro me adentraba en un mundo indígena.
Fue cuando me di cuenta que no era un mundo que estaba allí. Cuando bebí aquí
en la aldea, lo sentí diferente. Las cosas que venían a mi cabeza era cosas Yudjá,
nomás. El té lo habían preparado ellos [los Blancos], pero era en el mundo Yudjá
en el que me adentraba.—
210
LA PLANTA REDESCUBIERTA / ETHNOS 1
—De repente todo cambió dentro de mí... ¡Caray!... pensé. Si es así, tengo que
cantar, voy a cantar en mi lengua. Todo el mundo lo sentirá, todos sabrán lo que
el canto está diciendo… Así comencé a cantar nuestros cantos Yudjá—
Y las sesiones pasaron a hacer coexistir las llamadas udevistas con los cantos
recibidos por Yabaiwa. Y así, otros hombres jóvenes también fueron recibiendo
cantos, tanto en yudjá como en portugués. Como me dijo Areayaku, esos can-
tos inducen alegría en las personas Yudjá. No pasó mucho tiempo para que un
nuevo encuentro, a mediados del 2014, esta vez con chamanes Asháninka del río
Amónia, impulsase la pajelanza9 (trabajo espiritual chamánico) entre los Yudjá,
contribuyendo con nuevos cantos en la lengua de este pueblo y con modulaciones
de gestualidad introducidas por la UDV. Algunas personas recibieron, por parte
de sus compañeros oníricos o visionarios, regalos tales como nombres propios e
imágenes de coronas que pudieran ser copiadas, coronas que operan como vehí-
culos de poderes chamánicos y que también conviene usar, como dice Tawaiku,
en importantes eventos políticos del activismo indígena.
9 Al no existir un término específico para su traducción al español, he optado por españolizar el término.
211
ETHNOS 1 / TÂNIA STOLZE LIMA
—Mi abuelo... En las historias que mi abuelo me contaba, vi todo lo que estoy
sintiendo hoy… Es por eso que debo creer: No es por gusto que esas historias
permanecieron para ser contadas.
—No se ha acabado ¡Está parado pero está vivo! Está cerca de uno, solo nece-
sitamos prestarle atención y, así, se les trae de vuelta. Si se les llama, ellos vienen–
10 Lima, Tânia Stolze. Um peixe olhou para mim – o povo Yudjá e a perspectiva. Rio de Janeiro: NuTI/ISA;
São Paulo: Unesp, 2005.
212
LA PLANTA REDESCUBIERTA / ETHNOS 1
para cambiar el mundo, para hacer un mundo nuevo. De allí se desprende ese
giro para lo opuesto en la política generacional y en la ética del cuidado11.
—Los más viejos, los que cuidaban, hoy pasaron a ser como jóvenes. Ellos
están acompañando a los jóvenes, ya no es al contrario. Fue cuando entendí… Si
es así, entonces nosotros mismos nos vamos a responsabilizar.
En los últimos años, Tarinu se convirtió en un narrador tan prestigioso que pude
ver como captaba la atención de las personas incluso durante una masateada
(cauinagem). Yabaiwa dice que considera a Tarinu un historiador, que para él
es quien realiza una de las actividades más importantes pues un narrador actúa
como una raíz de las personas, de la cual depende el fortalecimiento, el poder,
esto es, el conocimiento de los orígenes, pero también, sin duda alguna, la si-
guiente notable comprensión:
Luego regresaré a Tarinu. Antes quisiera apuntar que para cualquier oído
amazonista, como es mi caso, la idea de Yabaiwa evocaría la célebre paradoja de
la narrativa mítica señalada por Levi-Strauss —una paradoja creada debido a la
ambición de la narrativa mítica de establecer con el presente una relación disyun-
tiva y, simultáneamente, una relación conjuntiva12.
“No tenemos que buscar, afirmó William James, de donde viene la idea, sino
a donde ella nos conduce”13 . El pasado que no pasó, fue señalado por Yabaiwa
no solo como la única salida que nos permitiría tener un futuro, sino también
como una “gran mirada” —lo que, según supone Yabaiwa, le está faltando a los
Blancos. Es debido a esta falta de pasado “irrelativo” que nuestro futuro común
11 Se dicen jóvenes todas aquellas personas que asumieron el camino de convertirse en chaman con las
que conversé. Ellas se encuentran, en su mayoría, en sus treintas, algunas en sus veintes.
12 Lévi-Strauss, Claude. O pensamento selvagem. São Paulo: Cia. Editora Nacional, 1976, p. 271
13 Lapoujade, David. William James. Empirisme et pragmatisme. Paris: Les Empêcheurs de penser en
rond/ Le Seuil, 2007, p. 59-60 (tradução minha).
213
ETHNOS 1 / TÂNIA STOLZE LIMA
está bajo amenaza. Esa idea de un pasado que no pasó provocó que se llevara a
cabo, entre los Yudjá, una “investigación”, un “estudio”, una “reflexión”, una ac-
tividad de pensamiento exploratorio sobre las maneras en las que los Yudjá (pero
no únicamente ellos) pueden tener un futuro.
Además de invitarnos a pensar en un tiempo en estado puro o, dicho de otra
manera, en un tiempo que nos remonta a su indivisión en categorías temporales
relativas, la idea de Yabaiwa merece ser entendida en la acepción que el término
posee dentro de la pragmática de William James. Es decir —y aquí me remito una
vez más a un interesante estudio de Lapoujade—, no se trata de abordar las ideas
como forma, mas sí como función. En otras palabras, no se trata de indagar lo
que la idea es, más sí lo que ella hace; importa menos que la idea sea pensada que
el hecho de que ella nos haga pensar. Esta sería “su propiedad esencial: producir
efectos en el pensamiento y en el cuerpo. La idea actúa; y ella no actúa sin hacer
actuar. [...] Las ideas son conductoras”14.
Es momento de volver a Tarinu, a través de quien también podemos percibir el
sentido de la idea de la pragmática especulativa inspirada gracias a una propues-
ta de Didier Debaise e Isabelle Stengers, de quien tomo la sugerencia de que el
sentido de una “operación especulativa” es justamente el de “suscitar posibles”15.
Junto a mí, Tarinu actuó como un narrador dedicado al ejercicio de la recupera-
ción de la historia del mariri. Él era sensible a las preguntas que movilizaban (y
aún movilizan) a los Yudjá con motivo de la llegada de la ayahuasca. Los Yudjá
querían saber como era posible que los blancos la hubiesen traído para ellos.
Decían que la ayahuasca los buscó tanto que ¡finalmente llegó a encontrarlos!
Fue después de un largo caminar, después de una infinidad de tiempo bus-
cando a los Yudjá, después de numerosas paradas entre los diversos pueblos in-
dígenas encontrados a lo largo de su búsqueda, que el mariri alcanzó su destino.
Aunque eso me recordara la larga búsqueda del río Xingú que la humanidad
emprendió, en el tiempo de la creación después del diluvio, no podía afirmar si
el relato de Tarinu era un estado germinal de un mito del cipó o si solamente se
trataba de una expresión de afecto y de seducción. Es decir, no sabía si se trataba
de la génesis de un mito o de un relato especulativo sobre cómo se habría dado
el encuentro del mariri y los Yudjá desde el punto de vista del cipó; esto es, como
un descubrimiento recíproco. El mariri ya no tiene motivos para seguir con su
caminar, él llegó y se fijó. Los Yudjá pertenecen al mariri y este a los Yudjá.
214
LA PLANTA REDESCUBIERTA / ETHNOS 1
Estar bajo los efectos de la ayahuasca no es, para los Yudjá, un estado de
pasividad mental; argumento que, prácticamente, usé como justificativa para de-
cirles que no había podido practicar lo que me habían enseñado. Es necesario
mantener el pensamiento activo, en un diálogo inicial consigo mismo, antici-
pando lo que se desea ver y así concentrando el pensamiento. Las fuerzas trans-
formativas metamórficas activadas por el ritual hacen que las ideas aparezcan
como imágenes visuales, como impresiones sensorio-motoras. En otras palabras,
conviene inducir a la ayahuasca a que te muestre lo que deseas ver. Igualmente,
es necesario conjurar aquellas imágenes que provocan que te sientas mal o que te
intimidan. Las imágenes son comunicativas, ellas interactúan con uno. Es man-
teniendo el pensamiento activo que uno puede contribuir a su desdoblamiento
pues, tal como me dijo Yabaiwa, ellas tienen un modo de desarrollo.
Fue de esta manera como la propia ayahuasca inspiró a Tarinu a recuperar
su historia. Respondiendo a su llamado, el creador de la humanidad se comunicó
con Tarinu. Le contó sobre el mariri, un remedio que la humanidad abandonó en
lo alto de la montaña, lugar donde había sido llevado por el creador para salva-
guardarlo del diluvio que precedió a la diversificación de la humanidad. Cuando
las aguas del diluvio bajaron y los Yudjá siguieron al creador en la búsqueda del
cauce del río Xingú, el remedio, por olvido, fue dejado en lo alto de la montaña,
siendo encontrado, tiempo después, por los Yudjá que se quedaron atrás y no
realizaron el recorrido; personas Yudjá que, con el tiempo, terminaron transfor-
mándose en otros pueblos indígenas. Es por ello que en su búsqueda de los Yudjá
actuales, el mariri recorrió el camino de la humanidad antigua hasta el Xingú.
Pertenecemos a la ayahuasca “desde el inicio de la vida”, como dice Tawaiku.
Veo en estos actos de pensamiento dedicados a la recuperación de la ayahuasca
algo parecido a una poética ingeniosa, creadora de una duplicidad inherente al
acontecimiento entre los Yudjá16 .
Recapitulando el argumento subyacente de este relato, se puede argumentar
que la secuencia de acciones e interacciones que involucran al equipo de médicos
de la UDV en la llegada de la ayahuasca a Tubatuba y los subsecuentes procesos
de experimentación ritual y onírica (los cuales pueden ser catalogados como la
cara maquínica del agenciamiento; si es que es posible pensar que esta tiene una
formalización independiente de la cara expresiva) son inseparables. Esto debe
ser entendido en el sentido de que los enunciados, motivados por las palabras
antiguas, anticipan, preparan, y promueven reorganizaciones del agenciamiento.
16 Lima, Tânia Stolze. O dois e seu múltiplo: reflexões sobre o perspectivismo em uma cosmologia Tupi.
Mana, Rio de Janeiro, n. 2, v. 2, 1996, p. 21-47. p. 39.
215
ETHNOS 1 / TÂNIA STOLZE LIMA
17 STENGERS, Isabelle. Reclaiming animism. E-flux journal#36, 2012. Disponível em: . Acesso em: 12
dez. 2017 (traducción mía).
216
LA PLANTA REDESCUBIERTA / ETHNOS 1
Los cantos tornaron su visión clara y, Tawaiku, con los ojos cerrados, pudo
ver el círculo formado por sus compañeros, todos alrededor de Tahu. Pero sus
compañeros en ese momento ya eran muy diferentes. Tawaiku estaba viendo a
otros que no eran sus compañeros e, inclusive, cuando se miró a si mismo, tam-
bién notó que él era diferente. Usaba una inmensa corona de plumas de harpía
que le quitaba todo el equilibrio característico de quien se siente con los pies
firmes en la tierra. Yabaiwa les indicó al grupo que debían cantar y sacudir los
ramos de hojas unãha para ahuyentar a los malos espíritus y crear una barrera.
Era un combate entre los malos espíritus y los espíritus cuya apariencia revestía
a sus compañeros. Los adversarios, con la fuerza de un viento, casi provocaron la
caída de Tawaiku cuando tuvo que bendecir a Tahu. No puedo decir cuantas fue-
ron las veces que las personas se reunieron para luchar por la vida de Tahu pero,
luego de que encontraran su alma y lograran devolvérsela, Tahu pudo regresar a
su aldea. Fue así que, después de este evento, se decidió formalizar un equipo de
chamanes aprendices para que curaran juntos.
Tawaiku me dijo, también, que nunca tuvo el deseo de que se le llame cha-
mán. A él le gustaría que lo reconozcan como un cientista natural. La ayahuasca,
como afirmó Yabaiwa, es una ciencia de la naturaleza, y es buena para investigar
a los pueblos indígenas y a las naciones en general. Inclusive es buena para más
que eso:
—No podemos seguir separando al Blanco y al Indígena. Claro que cada uno
nació con un espíritu, pero estamos viviendo en un mundo, únicamente. Es así
como lo siento, me paso analizando esto, es como una investigación…
217
ETHNOS 1 / TÂNIA STOLZE LIMA
del movimiento indígena. Areayaku resaltó que es muy bueno tomar ayahuasca
los domingos porque esto es algo que también sucede en muchas aldeas fuera de
Brasil y, de esta manera, todas ellas pueden conectarse.
Lo que se ofrece cuando se toma ayahuasca es una infinidad de caminos y
cruces de caminos, con desvíos, obstáculos y callejones sin salida. De acuerdo
con Yabaiwa, los caminos forman una gran red cuyas terminaciones se encuen-
tran en la cima, lugar donde reside una fuerza mayor. Tawaiku entiende que esa
red describe como el mundo (de la ayahuasca) funciona. Una mujer, Txiüñahã,
tomó el rumbo de la lluvia. Kudaki, otra mujer, tomó el rumbo de Selã’ã (ella ya
dejó de recorrerlo hace un tiempo, pero nunca me dijo nada al respecto). Mahum,
que vive en la aldea Paquiçamba, e Taradjo, de la aldea Aribaru, tomaron el ca-
mino de los espíritus muertos. Yabaiwa, y tal vez Karin, tomaron el camino del
cielo y de Kumahari. Yabaiwa también frecuenta el camino de los Asháninka y
el de otros pueblos. Areayaku tiene a la medicina caraiva como uno de sus cami-
nos, aunque también ya transitó por el camino de los Tikuna. Tawaiku está en el
camino de las plantas y también circula por el camino de los Incas. Ignoro los
caminos de Aduala, pero por lo que ella dice, supongo que por lo menos alguno
de sus caminos está relacionado con el portugués oral y escrito.
Tal vez, los mitos también sean, o tengan, sus propios rumbos. Varias per-
sonas me hicieron rememorar un ritual que tomó un mito como parte de su en-
granaje. Tarinu condujo la narrativa de la creación y algunas personas pudieron
presenciar “el inicio de la vida”, testimoniaron “como el mundo fue cambiando...”
“Es tan interesante…”
218
LA PLANTA REDESCUBIERTA / ETHNOS 1
18 Guattari, Félix. Falação em torno de velhas estruturas e novos sistemas, op. cit., p. 161.
219
ETHNOS 1 / TÂNIA STOLZE LIMA
era necesario resistir. Tawaiku, que estaba al lado de Aduala (también aprendiz
de chamán), percibió que a ella también le fue difícil mantenerse erguida en el
momento en el que Yabaiwa dio la señal para que comenzaran a bendecir a las
víctimas del rayo, a las personas que estaban enfermas y a aquellos que esta-
ban sintiéndose mal debido a la acción de algún espíritu que había venido con
la ayahuasca. Es necesario tener coraje para poder enfrentarse; las fuerzas que
causan las enfermedades luchan contra las que se alían al chamán. Es preciso
apostar. Necesitamos también ser fuertes, me dijo Areayaku, porque las almas de
los muertos vienen y nos causan llanto. Fuertes para no llorar.
Supongo que algunos chamanes estuvieron curando esa noche. Deseé poder
ver su actuación, pero deseaba aún más ver las imágenes, las figuras engranadas
unas a las otras. Sacudiendo grandes ramos de hojas de unãha, los chamanes
aprendices producían grandes efectos sonoros. Como una prolongación meta-
mórfica de la sonoridad susurrante y el ritmo acelerado de esos ramos, emergía
una linda melodía producida por el movimiento de las alas de pesados pájaros, de
gran envergadura; pájaros que mal se equilibraban a una distancia aproximada
de unos dos metros del suelo. Sentía el volumen, el peso, la envergadura, además
de la melodía alucinante de los pájaros invisibles.
Siempre vienen muchos gavilanes reales —me dijeron al día siguiente.
También vienen muchos jaguares y muchas serpientes.
Al hacer que la lluvia entre como parte del engranaje del ritual de esa noche,
Yabaiwa redujo los cantos al mínimo, pues, así como era necesario tornar pre-
sentes los poderes chamanísticos, también lo era contener la comunicación entre
el cielo y la tierra. Los chamanes tampoco usaron maracas porque buscaban,
principalmente, conjurar espíritus, y, en menor medida, convocarlos. Hubo, al
final del ritual, una larga intervención de Mahum, el representante de los Yudjá
en la UDV de Cuiabá, sobre un viaje que las personas de la UDV estaban progra-
mando para el comienzo de octubre con los Yudjá de la aldea Aribaru. Se planteó
que durante este viaje se realizara una preparación de ayahuasca y que haya una
declaración de las reglas. Asimismo, los udevistas solicitaron permiso para visitar
Tubatuba el día doce de octubre —visita que no ocurrió.
Los Yudjá insistieron mucho en que la embriaguez provocada por la ayahuas-
ca es también provocada por los cantos entonados durante el ritual, así como
por la llegada de los espíritus. De este modo, las personas que no habían bebido
ayahuasca también se emborracharon y muchas tuvieron una noche plagada de
ricos sueños. Paxiku me contó que eso ocurre gracias a la conexión entre todas
las personas de Tubatuba que efectúa el mariri. Esta conexión, inclusive, puede
220
LA PLANTA REDESCUBIERTA / ETHNOS 1
ser visualizada en el ritual: las personas creen estar conectadas unas a las otras
por los tobillos, a través de largos hilos de cipó mariri.
Dos semanas más tardes, fue mi investigación la que se vio arrastrada hacia
un pequeño ritual de chamanismo. Hacía un tiempo que quería conversar con
Karin y él quiso que mi investigación se enfocara en una cura que le haría a su
abuela, quien había caído enferma desde hacía una semana después de sufrir un
desmayo y convulsiones. La abuela de Karin venía siendo tratada diariamente
con ayahuasca y con la pajelanza del tabaco. Recuerdo que esa noche tan solo
nos encontrábamos presentes la enferma, su marido (que es el Apu de la comu-
nidad), Karin y yo. La secuencia ritual fue: Karin habló (en portugués) para que
escuchase sobre la transformación de la vida colectiva en Tubatuba, cantó para
convocar a los espíritus, extrajo enfermedades del cuerpo de la abuela, narró (en
yudjá) la historia del mariri y la chacrona para que yo pudiese profundizar en
mis conocimientos, e hizo comentarios sobre los cánticos; al final, tuve la opor-
tunidad de hacer algunas preguntas y obtener respuestas, declarar mi alegría y
presentar mis felicitaciones.
Karin cantó en yudjá, asháninka y portugués. Me interesó particularmente la
ejecución de dos antiguos cantos de chamán: uno de ellos evocaba al jaguar muy
claramente; a través del trabajo de la voz y de la respiración, mas no a través de
las palabras. Sin embargo, el cántico más fuerte, por la acción que ejerció sobre
mí, fue la súplica cantada para convocar a la divinidad Kumahari ¿Cómo podía
una frase cantada, un trabajo de voz, ser tan extraordinariamente inspiradora?
Cuando el chamán se quedó en silencio, el Apu hizo una breve y casi susurran-
te intervención intercambiando algunas palabras. Pero ¿con quién? ¿acaso con
Karin? ¿con la divinidad?
Además de una impresionante actuación en el arte del soplo, también captó
mi atención aquello que pasé a denominar cura bailada. De pie, el movimiento
y los gestos de los brazos y manos que acompañaban un canto evocaban mucho
a la harpía, sacudiendo las alas y mostrando las garras; la enfermedad era casi
como la presa del ave durante el vuelo.
Cuando nuevamente la pajelanza se desplegó hacia mi investigación, pude
indagar un poco más al respecto del sutil paso que tuvo Kumahari por mi investi-
gación. El Apu y su esposa me habían hablado, en 1989, sobre la divinidad celeste
junto a quien los antiguos guerreros fueron a vivir después de la muerte… Son
ellos quienes se convierten en gavilanes reales para circular aquí en la tierra y
aparecer en los rituales de la ayahuasca. Creo que nunca encontré en la literatura
de los pueblos amazónicos alguna referencia a una divinidad tan temida como lo
221
ETHNOS 1 / TÂNIA STOLZE LIMA
era Kumahari para los Yudjá con la excepción, tal vez, de Tupa para los antiguos
Tupi de la costa, retratado en las crónicas del siglo xvii. Kumahari es una divini-
dad de la guerra, caníbal, señalada en el pasado como verdaderamente peligrosa
para los Yudjá, un asunto cercado por el silencio19.
La fiesta en el Kubepa de la que me habían hablado y que querían que par-
ticipe, señalada como una masateada dedicada, ahora, a la pajelanza que Karin
acababa de hacer, era definida por el Apu como una fiesta del masato ofrendada
a Kumahari: se trata de una fiesta que comienza con una sesión de ayahuasca y
se desdobla en una masateada muy solemne, en la que los Yudjá beben, cantan y
bailan en medio de las divinidades.
Antes de continuar discurriendo sobre la pajelanza de Karin, me gustaría
añadir algunos comentarios sobre dos episodios que solo conozco por medio de
rumores ya que, como si no dependiese de mí superar el entorpecimiento que
estos acontecimientos provocaron en esta, no pensé en explorar la pista por ellos
dejada. El primero hace referencia a que Kumahari les exigió a los Yudjá un pago
de ayahuasca. El segundo se refiere a que Kumahari también le exigió a Yabaiwa
una esposa, bajo la amenaza de raptarlo y arrestarlo en el mundo celeste. Según
me contaba el año pasado el fallecido abuelo de Yabaiwa, una exigencia de esa
naturaleza era una conducta común de Kumahari; pero lo que no se infería de
ese accionar era que las esposas humanas de esa divinidad, las cuales dan a luz a
infantes que eran chamanes de nacimiento, también eran esposas de chamanes
humanos20. Eso explica, por lo tanto, lo que dicen que le sucedió a Yabaiwa, al
contraer un segundo matrimonio. Se dice que la segunda esposa de Yabaiwa se-
ría, también, una esposa de Kumahari y que su hijo, el infante muerto en abril,
era un niño de espíritu. Intenté hablar sobre la condición del niño con Tarinu,
abuelo del niño fallecido.
222
LA PLANTA REDESCUBIERTA / ETHNOS 1
lidiar con “la insistencia de los posibles” y poner en movimiento la pragmática es-
peculativa ahora direccionada, hasta donde puedo suponer, hacia la aprehensión
del punto de vista de Kumahari sobre todo eso.
Se dice que la gente de la UDV desaprobó, con motivo de un ritual, las segun-
das nupcias de Yabaiwa, y que este, al tomar la palabra, realizó una intervención,
la cual no fue traducida al portugués, en el siguiente tono:
—”¡Si nosotros nacemos así! ¡Si para nosotros no hay problema! ¿Por qué…?”
Hablé con él: “¡No quiero ser dueño de nadie, no quiero ser dueño de la Unión del
Vegetal, no quiero ser dueño de los Asháninka, pero quiero aprender mi dueño!
¡quiero aprender mi dueño! ¡No quiero mandar: ah así, aquí no hagas esto, aquí
haz aquello! No puedo hablarle así a un líder espiritual porque él es un investiga-
dor espiritual. Él sabe lo que hace…”—.
223
ETHNOS 1 / TÂNIA STOLZE LIMA
“los de fuera”, de modo tal que la política indígena se torne una de las formas de
existencia del chamanismo.
Karin discurrió sobre cómo la ayahuasca alteró profundamente la vida colec-
tiva en su aldea. La Tubatuba antigua vivía bajo el constante ataque de hechiceros
y a los jóvenes eso no les importaba en lo más mínimo; todo estaba muy desarti-
culado, y la cachaza tenía una fuerte presencia en la aldea. Ahora dice que es más
fácil enfrentar desafíos como son los estudios, los viajes, las reuniones políticas,
los enfermos —todo esto sin contar que los Yudjá se han fortalecido para poder
resistir a los evangélicos.
—¡La cultura eres tú! ¡Tú mismo eres la cultura! ¡Basta con solo practicar!
¡Practiquen! ¡Eres tú!
*****
224
LA PLANTA REDESCUBIERTA / ETHNOS 1
zar las propuestas que vienen siendo construidas allá afuera”, relacionadas tanto
a los pueblos indígenas como a los destinos de la vida en la Tierra.
Retrospectivamente, imagino que el ánimo, la alegría, y el deseo, afectos que
me llamaron tanto la atención y que tanto me emocionaron, tal vez me hayan in-
quietado y despertado la necesidad de entender lo que está pasando en Tubatuba
como una vida en proceso de creación, en lugar de subordinarla a las formas
culturales ya constituidas. Anular estos afectos sería mortal para lo que pretendí
aquí señalar: la creación de un problema abierto y vital. Tal vez lo que hice fue
trazar un puente, una afinidad, entre la pista ofrecida por esa importante arma
indígena llamada recuperación o reocupación, la pista de alegría en la doctrina
de Spinoza, que de ella hace, como se sabe, un afecto político, y otras pistas que
fui encontrando en el camino… Espero haber podido compartir con ustedes al-
gunas ideas sobre un agenciamiento cosmopolítico dedicado a volver habitables,
una vez más, la aldea Tubatuba, la Tierra, el Cosmos y a Sí mismos. Al final, para
homenajear la resistencia indígena, subyacente en este relato en la forma de una
“reapropiación procesual de la producción del mundo”21, quedémonos con este
memorable grito de Airton Krenak: “¡No existió una única creación del mundo y
punto! ¡Todo instante, todo momento, todo el tiempo, es la creación del mundo”22.
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226
Entrevista a Verena Stolcke1
1 El miércoles 29 de agosto del 2018, la Dra. Verena Stolcke dio una conferencia en la Facultad de Cien-
cias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, esta estuvo organizada por la Escuela
de Antropología y por el Centro de Estudiantes de Antropología, y llevaba por título “Muros en un
mundo global. Somos libres pero enseguida estamos encadenados”. A partir de este evento, se coordinó
con la Dra. Stolcke una entrevista con los estudiantes mencionados arriba para así poder ahondar un
poco más en la ponencia presentada y en otros temas. Algunas de sus publicaciones son las siguientes:
Racismo y sexualidad en la Cuba colonial. Alianza Editorial, 1992; “La ‘naturaleza’ de la nacionalidad”
en Veit Bader, London: Macmillan Press Ltd, 1997; ¿“Es el sexo para el género como la raza para la
etnicidad?”, Política y Cultura, núm. 14, 2000, pp. 25-60 (N. del C.E.).
nía mucho que ver con el hecho de que yo nací en Alemania en el 38, mi familia
migró en el 48 a la Argentina, a Buenos Aires y de ahí me mandaron de nuevo a
Alemania, es decir que ya me había de manera transatlántica, ¿no? en el mundo
y que me producía mucha curiosidad esos contextos diversos y, además, la ex-
periencia de la Segunda Guerra Mundial en Alemania. Entonces, esto de alguna
manera llevó a, por una parte, la posibilidad de estudiar, pocos años después em-
pezar a estudiar antropología, pero también el interés en la antropología.
—E: Y justo ahí viene la segunda pregunta, ¿por qué antropología? ¿Qué sig-
nifica para usted ser antropóloga?
—S: A lo largo de la docencia, a lo largo de los años que estuve dando clases
en la Universidad Autónoma de Barcelona, en un momento dado pensé «Bueno,
pero ¿cómo es esto? Yo y mis colegas, es un departamento bastante grande muy
reconocido, nunca explicamos al estudiantado qué es esto de la antropología,
Bueno, a ver, ¿cómo se podía definir de manera comprensible este campo de
conocimiento que es tan variopinto y amplio, ¿no? de manera compresible.
Entonces yo llegué a la conclusión de qué va la antropología: estudiar la experien-
cia humana en su diversidad en el espacio y en el tiempo a lo largo de la historia
y en diferentes lugares geográficos. y no me diréis que no es una explicación, una
definición clara. Entonces claro, esta concepción que desarrollé de manera muy
simple me inspiró también y todo todo que ver con esa curiosidad enorme que
tengo desde que soy jovencia en la diversidad del mundo habiendo viajado tanto.
—E: …una mujer nómade, más o menos cuando nos va contando usted su
experiencia de vida, ¿cómo esto se puede relacionar a la forma cómo usted ha
planteado sus investigaciones, por ejemplo?
—S: Más bien al revés. En estos tiempos y ya hace y más viviendo en
Barcelona, en Cataluña la cuestión nacional que está muy presente hace tiempo.
Entonces, claro yo que no soy de ahí, con una cierta frecuencia me pregunto bue-
no y a ver ¿tú cómo te consideras? Y llegué a la conclusión que no soy patriota, no
soy nacionalista, también por mis antecedentes en Alemania, la Segunda Guerra
Mundial, cómo me puedo definir. Irónicamente llegué a la conclusión que patrio-
ta soy pero del planeta, por lo tanto soy una patriota planetaria.
228
ENTREVISTA A VERENA STOLCKE / ETHNOS 1
229
ETHNOS 1 / JUAN CARLOS PONCE LUPÚ / DIEGO DÁVILA TURPO
entonces director Fausto Castillo tenía la intención de repetir esta proeza, y esta-
ba buscando a través jóvenes antropólogas, antropólogos principalmente, eso de
mujeres no tanto, internacional. Y fueron a Francia preguntado. Edmund Leach
le preguntaron si quería ir a Sao Paulo, no le interesaba en absoluto y eventual-
mente llegaron a “Peter Devie” que era mi orientador de tesis y le preguntaron a
él porque él había hecho su tesis en Brasil, y tampoco. Entonces, me preguntó a
mí, yo estaba acabando mi tesis y pensamos y reflexionaron con mi marido que
si no era una buena idea a seguir, en una época en que había trabajo por todo
sitio. Era una época muy buena. Nos preguntamos si tenía sentido ir a Brasil y
decidimos que sí. Además, que mi marido es el autor los Wachibiros, Martinez
Alier. Entonces, íbamos a Camplinas y nos instamos ahí, teníamos dos hijos pe-
queños y él se fue a Lima a buscar información, preparar la investigación sobre
los Huachimberos y él venía a visitarnos cada tanto. Y yo empecé a dar clases
en el nuevo departamento de antropología que creamos Peter Crain, que es un
africanista; Antonio Busto Arante, que tenía un doctorado de Cambridge y yo y
ahí está el departamento.
—E: Como para cerrar esta parte y conectar un poco la cuestión inicial de por
qué la antropología, qué es la antropología para usted, ¿qué propondría al que-
hacer antropológico teniendo en cuenta los nuevos contextos de globalización?
—S: Yo creo que el mundo no es hoy ni ayer. Es decir, en las últimas décadas
yo diría. Desde los setenta, cuando realmente la planteó la primera crisis interna-
cional y empezó a introducirse en Europa también controles de la migración, mi-
gración laboral: miles de españoles que fueron a trabajar a Alemania, portugue-
ses, etc. y de otros países también. Y yo creo que ese proceso de cerrazón de las
fronteras recientes, el control de la movilidad de las personas, la descalificación
de las personas que vienen de otros lugares, las discriminaciones en general en las
sociedades. Lamentablemente han desapecido las clases sociales del mapa tanto
académico como político, pero ¿qué es lo que hay en su lugar? Precisamente,
las clasificaciones raciales, fundamentalistas culturales descalificaciones de las
personas que no son próximas y no pertenecen a un estado nacional. Entonces,
yo creo que es un proceso bastante largo que nos conduce hoy la cuestión de los
venezolanos, ese un ejemplo absolutamente clásico la actitud de la gente que
hace con que pensé... es que vi dos textos: por una parte un texto que salió en la
revista de antropología Current Anthropology, que es “la” revista de antropología
que sale en Estados Unidos que se llama “Toquencacha” hablar de cultura donde
desarrollo la idea de que en la Vieja Europa hoy en día la forma de discriminar
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mundo está compuesto por un ámbito que es la naturaleza y por un ámbito que
es la sociedad movilizada, fluida, etc.
Entonces, la forma de concebir el mundo, la ontología como se dice ahora,
moderna, occidental, la denomina Descola naturalismo, la naturalización, y des-
de allí empecé a pensar justamente sobre las clasificaciones raciales y la forma de
en un mundo en el que nos concebimos como viviendo en dos ámbitos si la orga-
nización, la estructuración socio-política y la dinámica socio-política es desigual,
pero siendo un mundo en el cual supuestamente todas las personas nacen iguales
y libres, entonces, ¿cómo se compagina esa paradoja? Todos nacemos libres e
iguales, pero por otra parte todo el planeta está perseguido por múltiples des-
igualdades, entonces una forma —esto es el siglo xix y el racismo científico— de
justificar, de legitimar esas desigualdades es recurrir justamente a la naturaleza.
Las diferencias supuestamente naturales que son innatas y además hereditarias,
unos son más inmorales, otros son menos inteligentes, recurrir a estos rasgos su-
puestamente naturales que disponemos, porque dividimos el mundo en naturale-
za y cultura, nos sirven para justificar la desigualdad. Espero que quede claro esto
porque pienso que es absolutamente fundamental, y se lo agradecemos a Phillipe
Descola y su análisis de diferentes ontologías, es bastante lógico esto y su idea de
no son las diferencias reales que justifican la desigualdad, sino que se clasifican
de manera desigual a las gentes y después se inventan justificaciones recurriendo
a esto que llamamos la naturaleza o la biología.
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socio-políticos simbólicos sin tener en cuenta lo que, esto es una feminista Alice
Schwarzer, alemana, llamaba ‘la pequeña diferencia’, la pequeña diferencia entre
hombres y mujeres, ¿es una ironía, no? Hay que plantearse siempre. En este es-
tudio de la Reforma Agraria, ¿qué relevancia tiene esa pequeña diferencia? Hay
hombres y mujeres, hay niños y niñas, hay gays, puede haber —ahora ya se acep-
tan más, antiguamente no, era una cuestión—, comunidades, los comuneros, las
comunidades indígenas, todo. La vida humana en sociedad tiene un componente
que tenemos que investigar y que no es siempre lo mismo, entonces no creo que
no es que yo haya estudiado, sino que resulta que en mi libro ‘Racismo y sexua-
lidad en la Cuba colonial’ cuando estuvimos en Cuba en el 67-68, un año, tuve la
suerte de encontrar esa extraordinaria documentación en el Archivo Nacional de
La Habana gracias a un especialista sobre los chinos en Cuba, Juan Pérez de la
Riva que me llevó allá. Encontré toda esa documentación que surge a principios
del siglo xix a partir de la prohibición que viene de la metrópolis de lo que se
conocía como ‘matrimonio desiguales’, blancos y negros y tonalidades diversas.
Esto era antes, 67-68, de que el movimiento feminista nos pusiéramos realmente
en movimiento. Pero en la documentación era tan obvio que matrimonios, prohi-
biciones matrimoniales, seducciones, raptos con fines matrimoniales implicaba
indispensablemente hombres y mujeres, entonces no es que quisiera poner un
componente feminista, sino que resulta que la historia era esta, y claro, fue un
enorme aprendizaje.
—E: Ahora, hay una pregunta que surge entorno a esto de la Historia, usted
siempre ha sido muy incidente en la idea de contextualizar a todos estos sujetos
que son parte de su análisis dentro de un contexto histórico específico. ¿Cómo us-
ted relaciona estas investigaciones entre la Historia y la Antropología para enten-
der este fenómeno migratorio en un contexto de globalización donde justamente
se pierde esta variable histórica por ver al individuo como un sujeto ahistórico
en el fondo?
—S: Por una parte, y esto realmente me di cuenta más a medida que iba
trabajando con esta documentación de Cuba que, la Antropología hasta no hace
tanto tiempo es un campo de investigación y conocimiento ahistórico, ¿no? Era
siempre este argumento tan absolutamente tonto de cómo los africanos y los pue-
blos a donde iban los antropólogos ingleses a hacer trabajo de campo y no tenían
documentos, y no habían escrito su historia, entonces no se podía hacer historia,
lo cual me pareció totalmente muy lamentable pero era secundario el hombre.
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