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AR1'ROPCENTRISMO
OBRAS DE: DIEGO ALBERTO PARDO

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ARTROPOCENTRISMO
OBRAS DE: DIEGO ALBERTO PARDO
Ayuntamiento de Villena

M. I. AYUNTAMIENTO
D E V I L L E N A
Conce—¡olía de Cultura

Casa de la Cvltvra

ASA DE un.
VLTVRA

Textos: José Ayelo, Juan Luis Martinez, Concha


Reviriego y Diego Alberto Pardo.

Fotografías: Francisco Javier Garcia Acuyo y


Diego Alberto Pardo.

Maquetación: Diego Alberto Pardo.

Impresión:

Deposito Legal:

Agradecimientos:

Agradezco a mi familia por estar a mi lado y


tener tanta paciencia.

A mis amigos por ser los mejores, aportando


cada uno su granito de arena.

A los que me enseñaron el camino para llegar.

Y la Casa de la Cvultvra y especialmente a


Pepe por ofrecerme la posibilidad de realizar
esta exposición.
I',

“Este jardín de casa de muñecas era un país encantado, un bosque de flores transitado
por criaturas que yo jamás había visto. Entre los gruesos y sedosos pétalos de cada capullo
de rosa vivían arañitas como cangrejos, que se escabullían de lado si se las molestaba. Sus
cuerpecitos translúcidos tenían igual coloración que su flor respectiva: rosa, marfil, corinto
o amarillo manteca. Sobre los tallos de los rosales, incrustados de pulgón, las mariquitas se
movían como juguetes recién pintados: mariquitas rojo pálido con grandes puntos negros; mari
quitas rojo manzana con puntos pardos; mariquitas color naranja moteadas de gris y negro. Sim—
páticas y gordinflonas, rondaban comiendo por entre los anémicos rebaños de pulgones. Abejas
carpinteras como peludos osos azul eléctrico zigzagueaban atareadas entre las flores, zumbando
roncamente. Las mariposas esfinge, eficiencia, sosteniendo a ratos su aleteo borroso para inyec
tar su larga y fina trompa en los capullos. Entre las piedrecitas, grupos de grandes hormigas
negras se tambaleaban haciendo gestos en torno a extraños trofeos: una oruga muerta, un trozo
de pétalo de rosa, o una vaina seca colmada de semillas. Como acompañamiento a toda esta ac
tividad llegaba, desde los olivares más allá del seto de fucsia, el continuo, centelleante del
chirriar de las cigarras, Si la curiosa atmósfera cegadora del calor produjera un sonido pecu
liar, sería exactamente el grito extraño y monótono de estos insectos.”

Gerald Durrell , Mi familia y otros animales.


Impresiones
José Avelo Pérez

No se si alguno de ustedes ha vivido en


sueños algo parecido a lo que le ocurrió a
Gregorio Samsa, el protagonista de “La Me
tamorfosis” de F. Kafka. Yo alguna vez me
he despertado habiéndome sentido insecto,
con la angustia de haber permanecido en un
cuerpo extraño y sintiendo un gran alivio
al comprobar, que nada de lo ocurrido en
mis sueños había traspasado el estadio de
la realidad.

Ignoro si a Diego Alberto Pardo esta ob


sesión pictórica de convertir insectos en
obras de arte, le viene de sus propios sue—
nos o de leer a Kafka. Intuyo que de ambas
cosas y otras más, como el cariño a la na—
turaleza o la afición a la obra de Gerald
Durrell.

Pero una cosa es de que, o de dónde le


vienen al artista las ideas, y otra bien
diferente es la impresión que estos pensa—
mientos causan en el espectador. Por ello
considero que no es un buen camino enfren—
tarse por primera vez ante una obra de arte,
tratando de descifrar las motivaciones que
ha perseguido el autor a la hora de crear
cualquiera de las obras que nos muestra. Si
perseguimos este objetivo quizás sería me—
jor dejarlo para más adelante.

Creo que alcanzaremos mayor satisfacción si


previamente nos dejamos llevar por nuestras
propias impresiones. No deberíamos dar de—
masiada importancia a si lo que nosotros
sentimos ante la obra, coincide con lo que
el artista pretendía, o sentía, a la hora de
imaginar primero y plasmar después lo que
ahora vemos.
Disfrutemos por tanto, de la primera impre
sión que sentimos cuando vemos las obras,
sin plantearnos siquiera si se trata de
hormigas o escarabajos.

Ante la primera visión de la obra, el cere—


bro nos va a devolver una reacción espontá—
nea que sería bueno que retuviéramos, como
lo hacemos cuando probamos un alimento por
primera vez.
Pronto nos daremos cuenta que el autor nos dos estructuralmente como una mantis, pare—
va llevando a su propio terreno. Nos encon— cen estar delante de lo que el artista nos
tramos respirando el aire que Diego Alber— quiere transmitir, son sus valores los que
to quiere que penetre en nuestros pulmo— mediante la habilidad de sus manos se mani—
nes, el del mundo que envuelve su obra. De fiestan de manera reiterativa en cada obra.
pronto nos encontramos descubriendo insec—
tos (coleópteros, himenópteros, arácnidos, Sin embargo, lejos de lo que pudiera pare—
dipteros) artrópodos en general que se nos cer, Diego Alberto Pardo no trata de repro
muestran como cuadros dentro de cuadros. La ducir realidades, sino que se sirve de esas
intención del artista se aleja de la mera realidades para mostrar la destreza de sus
reproducción del artrópodo y nos acerca al ideas. Quizás las obras de “coleccionis—
propio ser vivo como elemento pictórico: mos” nos pudieran llevar a ese engaño, pero
formas, gamas, fondos, espacio, se armoni— la impresión que pudieran causarnos estas
zan para hacernos traspasar el material con obras, en cuanto a lo que a reproducción
que han sido realizados para descubrirnos de la realidad se refiere, se desvanece en
la manera en que han sido pensados. cuanto observamos el resto de la colección y
Poco importa que sean óleos, grafitos, so— descubrimos cucarachas encima de noticias,
bre papel o sobre tabla. Lo que se muestra donde la evidencia de la denuncia social
ante nosotros es un mundo compuesto de tres enriquece y no empaña la intención plásti—
atmósferas: la quietud claustrofóbica, la ca. A así también ocurre con las obras que
plasticidad del movimiento y la provocación abandonan la rigidez del soporte y la minu
mediante la aversión. ciosidad del dibujo, para adentrarse en la
espontaneidad de la mancha, expresando con
Tras habernos dejado llevar por la reac— mucha soltura la libertad del vuelo y del
ción espontánea de nuestro cerebro y haber movimiento.
respirado de la atmósfera que hace posi—
ble la obra, caemos irremediablemente en la Pero siendo estas mis impresiones, seguro
tentación de tratar de descubrir la inten— que cualquiera que se detenga ante la obra,
cionalidad de cada uno de los cuadros. Sin que se tome el tiempo necesario para dis—
embargo, como bien ocurre entre aquellos frutar de lo que Diego Alberto Pardo nos
artistas que entienden cada obra como un muestra, se verá rápidamente envuelto en
estadio de maduración artística e intelec— sus propias impresiones que coincidirán o
tual, en este caso no podemos buscar la no, con las del propio artista, eso es lo
intencionalidad de una obra sin mirar a la de menos. Lo importante es que tras la con—
que está al lado, o sin recordar las que templación detenida, algo de Diego Alberto
hemos contemplado anteriormente. No vamos a Pardo quede en nuestra cabeza dando vuel—
encontrar una intencionalidad diferente en tas.
cada cuadro, como en las teselas de un mo—
saico cada una de las obras forma parte de
una única intención.
Lo intuimos así cuando Diego Alberto recu— Villena, enero de 20í3
rre a Durrell, y en concreto al libro “Mi
familia y otros animales”, para ilustrar
lo que quiere mostrar. El propio texto del
escritor y conservacionista inglés nos da
pistas de por dónde pueden ir sus intencio—
nes. La existencia de un minúsculo mundo
que se desenvuelve a nuestro alrededor sin
que reparemos en ello; la indiferencia —y
en muchos casos el desprecio— con que el
ser humano se comporta ante seres vivos tan
bellos como una mariposa, o tan complica
Las polillas no leen Schonpenhauer. mundo en una clave que consideramos
Juan Luis Martínez Chico. compleja. Hay insectos que detectan la
proximidad de la lluvia solamente mo
viendo sus antenas. Nosotros todavía
Tengo que reconocer que los insectos me pataleamos por olvidarnos el paraguas
han provocado siempre ese desasosie en casa.
go que provoca solamente la inquietud.
Odiar los insectos es odiar nosotros Diego lo que hace no es dibujar insec
mismos, tercos homeotermos dotados de tos, lo que hace en cierto sentido es
un sistema nervioso central. El insecto convertirnos en nuestros propios Dorian
es orgullo y prejuicio. Gray delante del retrato. Sus insec
tos no son malos, no son feos, no son
Recuerdo que de pequeño me daba miedo insectos. Son unidades fuera sistema
salir de noche por la ciudad, me sentía que desconocen las cadenas tróficas. En
como si fuese a participar improvisa— ellos se observa la belleza por refiec
damente en una película de Cronenberg, ción. Nosotros nos llevamos la belleza
toda esa maresma de insectos moviéndose al mirarlos, pero dejamos en ellos, en
alrededor de nosotros, debajo de nues cerrados en el marco del dibujo nues
tros suelos, entre nuestros muros. Me tros miedos. Nuestras miradas son las
daba la sensación que sencillamente por mismas que se producen en un zoo por
el hecho de caminar estuviese interrum que “esas bestias están detrás de los
piendo la pulsación de un flujo de algo barrotes”, en este caso, sencillamente
tan inmensamente grande e inmensamente encerrados en un mundo de dos dimen
complejo que en su ruptura, en su iner siones construido con papel y grafito.
cia, me tragase. Miedos infantiles. Dejan de ser animales para convertirse
en símbolos. Símbolos de nuestros mie
Me creció el pelo, pasé bachiller, dos de cuna, de nuestro porcentaje de
tuve mis primeras relaciones sexuales, incomprensión existencial.
mis primeros fracasos emocionales, mi
primera nomina, mi primer despido. El Creo que se podría decir que los ani—
miedo hacia los insectos pasó. No con males de Diego son el orgullo de los
seguimos entender ni su forma ni su expatriados. Porque la naturaleza no
porqué. De pequeño recuerdo mis com está solamente llena de corderos, caba
pañeros de clase jugar a quitarles las llos y cachorros de tigre. También hay
“paticas” a las moscas, las muy puñete sangre, vísceras, mierda y parásitos.
ras seguían vivas aunque les hubieses Y es eso lo que lo hace más bonito. La
extirpado todas. Para un niño como vo belleza ni es perfección ni es sola
que no hacia otra cosa que leer Love mente arruga, es sencillamente un todo.
craft, con todo su bestiario de nutri Aprendámoslo.
ción imaginaria insectívora, eso te
acojona: hay veces que un pisotón no
sirve, me decía para mis adentros siem
pre.

Hay algo que siempre me ha fascinado en


la entomología. Nosotros, dos brazos,
dos ojos, dos piernas, una conexión
neuronal que nos permite descifrar el
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Ars-Anthropoda.
Concepción Reviriego Almohalla.

Las imágenes de los dibujos llenan el


espacio del cuadro. La figura cobra im—
portancia, agrandada por la mano del
dibujante, plasmada por su voluntad so
bre papel, circundada de un vacío estu
diado que se diría aire puro en el que
el insecto se mueve.

Alas translúcidas hasta confundir—


se con el fondo; cuerpos opacos, casi
negros, que no dejan pasar la luz por
donde ellos pasan, porque pasan, vue
lan, van y vienen. Son insectos en mo
vimiento. Su aparente estado de equili
brio como se aprecia en las fotografía
adjuntas, es un equilibrio sostenido,
vivo. Los trazos del grafito se deslizan
por plano con ligereza, como si qui
sieran volar a la vez que los insec
tos. Líneas sutiles seguidas de rayas
gruesas, que terminan por ser una sola.
Una sola línea en muchas ocasiones,
pocas veces recta; otras veces, cruza
y emborrona la superficie en la que se
mueve el artrópodo en cuestión. Las pa
tas, como alambres diseñadas para dar
grandes zancadas, flexibles y resisten
tes, las dibuja estilizadas, finísimas.
Las antenas, órganos móviles que apa
rentar dirigir su atención hacia algún
punto del espacio, transmiten aún más
esa sensación de vida que tienen estos
dibujos. Dibujos que representan la ma
teria, la materia con vida.
Vida expresada a través del movimiento,
que, en mi opinión, constituye la mate
ria viva del cuadro, como las personas
constituímos la materia viva de un gru
po social. Sin personas no habría grupo
y, en estos dibujos, sin movimiento no
habría vida. Diego Alberto logra tras
mitir esa idea.
Odonato.
Grafito sobre papel.
Dibujos figurativos desfigurados. Diego
112x77 cm.
2007 no copia la realidad. No le interesa.
Se siente atraído por el mundo de los
insectos no tanto desde el punto de
vista biológico, como desde una pers
pectiva humana o, quizá sería mejor de
cir, humanizadora.

Reclama la imagen del insecto para


agrandar lo despreciado y para achicar
lo ensalzado. Sus insectos no son ani
males, son símbolos.

Llena de vida sus cuadros. La vida la


fija en el movimiento de esos cuerpos
alados, cuerpos de insectos vistos con
lupa y reinterpretados al pasarlos al
papel con el grafito. En medio de todo
este proceso, está el artista. Su ojo
escrutador. Su sentir humano y, por en—
cima y englobándolo todo, unificándolo,
su capacidad creadora. Así, el artis—
ta, este artista, no copia directamente
del natural, sino que lo interpreta a
su modo y manera. Coge ese pequeño-gran
mundo de los insectos. Lo desbarata,
lo rompe, lo desarticula y lo vuelve a
componer acomodado a las exigencias que
el le impone. Lo adecua a sus queren
cias y utiliza como medio expresivo de
su pensamiento.

Los convierte en símbolos por voluntad


propia. Símbolos que dominan el plano,
el ambiente y, la yo diría que la obra
del artista en conjunto; más amplia,
como cabe suponer a los lectores, que
la pequeña muestra presentada en esta
exposición. Diego Alberto desea elevar
a los artrópodos de categoría. Recla
ma una atención inusitada para estos
animales, de pequeño tamaño, de aspec
to horrible para muchos, tremendo para
otros. Reclama que el espectador se
fije en ellos sin sentir repugnancia ni
rechazo. Ensalza su belleza, su mara
villa, prescindir de las selectivas
miradas que hacia los artrópodos han íhreb mmnmn&
dirigido otros hombres en otros lugares Ï;?É3 “mrepa”fl'
X cm.
y en otros momentos. Con estos dibujos, %m7
Diego se propone, nos propone, Ver -con presenta una idea abstracta. Lo irreal
mavúsculas-, traspasar los límites que se convierte en real. Y esa realidad
nos impone la civilización, la cultura nos la facilita el artista a su modo.
y las tradiciones acostumbradas. Este, Diego Alberto Pardo Asunción,
decide optar por la distorsión de las
De manera que los dibujos que vemos formas. Sus desfiguradas figuras hablan.
en la exposición, facultan al observa Expresan un modo especial de ser y de
dor para aprehender otra realidad, le querer estar en el mundo; de sentir la
facilitan una nueva experiencia de lo realidad y de reconstruirla. A Diego no
concreto. Concreción artística que re le basta representar el objeto tal como
lo percibe el ojo humano. Lo estudia,
se diría que lo mastica, lo digiere, lo
aprehende. Entra dentro del ser del in—
secto. Lo vive desde dentro. Lo domina.
Y, después, hace con él lo que quiere.
Ahora es cuando el artista se interpo
ne entre el insecto y el espectador. Se
convierte él mismo en un mediador en
tre ambos mundos. Hace de traductor de
atributos de los artrópodos. Nos enseña
sus cualidades transformadas por su in—
tervención, por su trabajo hábil y bien
hecho. Así, logra enseñarnos la belle
za de un vuelo, el movimiento de un
insecto, las patas de una hormiga o el
zumbido de una mosca. Cualidades atri
buidas a los insectos como: fealdad,
asquerosidad, maldad, transmisores de
enfermedades... en su mayor parte nega
tivas; él, sin desconocer la biología,
la naturaleza de estos animales y sus
consecuencias, se fija y resalta en lo
que le interesa para su arte. Se fija,
precisamente en ellas, para elevarlas
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a la categoría de arte. Consigue, sólo
auxiliado por limitados materiales,
como un trozo de grafito y unas láminas
de papel reconvertir esa aparente in—
significancia de los insectos ante el
hombre, de su mundo ante nuestro mun
do, y decirnos: ¡Ojo, señores! Lo que
ustedes laman “feo” es bello también.
También hay belleza en la “fealdad”.
Las categorías de “bello o de “feo” no
son más que eso, meras categorías. Res
Coleóptero. ponden a una cuestión de clasificaciones
Grafito sobre papel.
culturales, nada más.
54x40 cm.
20ii
-./?»?

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Himenóptero. Neuróptera.
Grafito sobre papel. Grafito sobre papel.
70x56 cm. 56x77 cm.
2011 201i
Ephemeróptera. Díptero.
Grafito sobre papel. Grafito sobre papel.
45x65 cm. 54x40 cm.
2012 2011
Díptero. Himenóptero.
Grafito sobre papel. Grafito sobre papel.
77x56 cm. 60x45 cm.
2011 2011
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I‘.
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Lepidóptero.
Grafito sobre papel.
64x50 cm.
2012

Himenóptero. Políptico Himenópteros. (Detalle, pg siguiente)


Grafito sobre papel. Grafito sobre papel.
70x56 cm. 70x56 cm.
20í1 2011
Coleccionismos.

Cambiamos radicalmente de técnica y de


estilo, adentrándonos en el óleo con
unas imágenes que se podrían considerar
hiperrealistas.

Retratos personales de cada uno de los


sujetos, con una anatomía reconocible y
clarificadora, representaciones natura
listas de los insectos, tanto en tamaño
como en forma y color.

Insectos mostrados como si de obras


de arte se tratasen enmarcados dentro
de cuadros, los cuales se exhiben al
público sin reparo, luciendo todo su
esplendor y crueldad, por que no dejan
de ser cadáveres expuestos a la vista
de todos. La paradoja del cuadro dentro
del cuadro. Juego de representaciones
donde el propio tema es el cuadro. Ve
mos el marco alrededor de la obra que a
su vez pertenece a la imagen pintada,
ésta a su vez es el contenedor de otro
cuadro.

Los insectos son colocados frente al


espectador como si fuesen trofeos de
algún Noble renacentista. Colocados de
manera que evocan los Gabinetes de cu
riosidades, lugar donde colocaban sus
“tesoros” para demostrar tanto su po
derío y su riqueza frente a otros no
bles como para disfrutarlos en privado
como colección particular. En ellas se
guardaban por igual obras de arte, ani
males disecados, restos arqueológicos,
conchas... con el paso del tiempo em
pezaron a surgir diferencias entre los
objetos conservados, haciendo diferen—
ciaciones entre los objetos naturales y
los manufacturados. Estos habitáculos
fueron los precursores de los museos
Coleccionismo l. (Limulus Polifemus y Palamnaeus actuales y a partir de ellos se desa
Fulvopes) rrollaron las galerías de arte.
Óleo sobre tabla.
24x24 cm. (Cada obra)
20ll
Coleccionismo 5 (iPad). Coleccionismo 2 (Lepidópteros).
Óleo sobre tabla. Óleo sobre tabla.
45x50 cm. 80x100 cm.
2012 2011
Coleccionismo 3 (tríptico mixto).
Óleo sobre tabla.
i10x85 cm.
20l1
Coleccionismo 7 (Homópteros). Coleccionismo 4 (Primavera).
Óleo sobre tabla. Óleo sobre tabla.
55x46 cm. 46x55 cm.
2012 2012
Coleccionismo 8 (Lepidópteros blancos). Coleccionismo 6 (Lepidópteros policromía).
Óleo sobre tabla. Óleo sobre lienzo.
65x65 cm. 50x78 cm.
2012 2012
Composición 2 (Coleópteros). Composición 3 (Odonatos).
Óleo sobre tabla. Óleo sobre cartón.
33,5x33,5 cm. (cada obra) 16x20 cm. (cada obra)
2012 2012
g ia H Mi ü
Diversidad. los tamaños para una mejor visualiza—
ción de los dibujos aquí presentados.
Obra única en el sentido de la expo
sición, ya que esta instalación deja A diferencia de la serie “coleccionis
el plano de representación, que es el mos”, aquí realmente se presenta una
papel, en un segundo lugar, para aden colección. Todos los que alguna vez han
trarse en el volumen. cazado algún bicho, los habrán metido
en botes, para conservarlos, en un in—
La idea principal de esta serie es tento por atrapar la naturaleza que nos
plasmar de alguna manera la diversidad rodea, preservarla y poder contemplarla
taxonómica de algunos grupos de artró ajena a su medio, separados de ella.
podos, como es el caso de los arácni
dos, miriápodos y hexápodos en esta
pieza. Para lo cual se eligió los órde
nes de cada una de estas clases, ilus
trando con grafito sobre papel un es
pécimen que representara dicho orden,
tras lo cual se mecanografió el nombre
del orden al que pertenece. Este hecho
hace que la obra resulte no sólo más
evidente sino también didáctica.

Realmente la diversidad de los artró


podos no es comparable con la de esta
pieza, ya que por poner un ejemplo nada
más en el orden de los coleópteros hay
mas de 300.000 especies datadas.

Otra de las diferencias que se hace


evidente en esta obra es la morfológi—
ca, donde se aprecian las anatomías de
cada uno de ellos de una manera clara
y sus diferencias entre unos y otros,
gracias a un análisis previo de las
imágenes que consigue que los dibujos
sean más objetivos en cuanto a las for
mas tratadas.

Algunas de estas criaturas son consi


derablemente más pequeñas que las mos
tradas aquí, por lo que se estandarizan

Diversidad.
Grafito sobre papel.
Papel, cristal, plástico y madera.
175X90X25 cm.
20l2 Megalóptera (Detalle de una de las piezas).
Ars-Anthropoda II

La aparición del color en esta serie


ha venido dada por la convergencia de
las dos series anteriores, es directa
mente la evolución de “Ars-Anthropoda”
influenciada por la técnica y la colora
ción de la de “Coleccionismos”

A finales de 2012 comenzó a usar no sólo


el grafito, sino también el óleo para
generar sus dibujos, produciendo de
esta manera unos insectos más natura
listas, enlazados más directamente con
sus modelos reales, lo cual no nega
ba todo el contexto que había generado
sino que lo enriquecía todavía más.

Los dibujos en blanco y negro se en


tendían como una aproximación al Ying
Yang como influencia del arte oriental,
en la cual se ponían en evidencia las
contraposiciones: vacío/lleno, materia/
espacio, claro/oscuro, Lejos/cerca...
En esta serie también se muestran esas
dicotomías, ahora con color, como el
entorno donde vivimos, haciendo de esa
manera que las obras se aproximen más
al espectador.

Es ese color característico de los in


sectos, su cromatismo, el que los hace
más vivaces, generando nuevos contras
tes internos. Cada insecto está rodeado
no solo del espacio en blanco que es el
papel, sino de unas manchas que resalta
la forma y participan tanto de la figura
como del fondo.

No es sólo el color lo que separa una


serie de la otra. En la primera la téc
nica era única, sus manchas eran pro
ducidas por la acumulación de trazos,
y en esta los óleos se mezclan con el
grafito, generando manchas más direc
Himenóptero. tas, produciendo nuevas calidades en
Grafito y óleo sobre papel.
las obras.
33x24 cm.
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Grafito y óleo sobre papel.


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W.m:mw:L:m ., l , ,.

Himenóptero.

33x24 cm.
2012
G rafito y óleo sobre papel.
Ephemeróp tera.

24x33 cm.
2012
Drthóptero. Orthóptero.
Grafito y óleo sobre papel. Grafito y óleo sobre papel.
33x24 cm. 33x24 cm.
2012 2012
Himenóptero. Neuróptera.
Grafito y óleo sobre papel. Grafito y óleo sobre papel.
43x33 cm. 43x33 cm.
2012 2012
Díptero. Díptero.
Grafito y óleo sobre papel. Grafito y óleo sobre papel.
33x24 cm. 33x24 cm.
2012 2012
Blattodea.

En esta última serie se presenta el ¡ulc,ni estudian ‘ni frabájáñ‘


orden Blattodea, al cual pertenecen las [pa ¡‘ia tiene CJ quinto porccmájr: más ‘cill‘u d¡; Lg UE ~
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cucarachas. Es la evolución crítica de J}i'¡llr ;v_ -\. —-——-—_ __ .
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“Coleccionismos”, ya que sigue tra rhn m¿n:fl°vma Enk:s
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tando de manera hiperrealista a estos mm
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insectos, utilizando los mismos medios :m:~:-"°&_:r,«’¿~
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que en la anterior. La diferencia entre .. |.'- w... .¡. ., _: ‘Í"""' ‘ ~> :u|urod\ .¡ pñm;|:w‘n .1.- mu
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ambas es que en esta los insectos son rlfn mm: ur.‘)_—1'I: .|u..'fl
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presentados sin ataduras, no hay marcos


pintados que sitúen a estos de manera
fitl3'\'fl(m‘1fi.mli|lfillfllfln
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estática, además la colocación de estos u ‘nJ‘IL-dwmrnu’l tj
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es más dinámica y natural.

En la sociedad en la que vivimos, las


cucarachas ocupan un lugar privilegiado
en seres odiados, son consideradas como
criaturas asquerosas, sucias, que pro mnn|nidnúnnlr
¡J.¡unpclnflnjek
(n’mtldflfll‘flu.
vocan repulsión. Para Diego estos seres .. ....'m¡ fl|nrl ¡.—

carecen de esta carga negativa, siguen


siendo modelos tratados como cualquiera
de los demás insectos mostrados ante
riormente. Se vale de esos sentimientos
adversos para generar un discurso crí—
tico con la situación actual.

p:mm‘.u|fi ‘lll!
El hecho de que estén situadas sobre gan lu r5'l&d'

papel de periódico muestra de manera


directa la crítica. Temas económicos, ‘ 4;—ins i¡¡mohiliafi l
münúcl Insll¡"l°:
políticos y sociales se entremezclan
en las piezas como un entorno en el que
habitan las cucarachas.

Todas las piezas están enmarcadas en


blanco, que simboliza la pulcritud,
contrastando con la grisalla que se
produce con la textura del periódico,
reflejo de la manipulación y de la poca
objetivad con la que algunos medios,
no sólo la prensa escrita tratan las
noticias, también es un reflejo de esta
etapa gris por la que pasamos, donde la
mayoría de personas se ven afectadas de
una manera o de otra.
Blattodea (Detalle).
Óleo sobre papel encolado en tabla.
Diversos tamaños
2012/l3
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Blattodea (Detalle).
Óleo sobre papel encolado en tabla.
Diversos tamaños
2012/13
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5
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Este catálogo se editó para la exposición que tuvo
lugar en la Casa de la Cvltvra de Villena
entre los días 25 de enero y 17 de febrero de 2013.
ARTROPOCENTRISMO
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