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El daño moral está regulado en el Código Civil, entre otras normas, que consignan
de forma general el daño, sin hacer distinción respecto de su clase, al emplear las
palabras: “todo daño”; por lo tanto cualquier decisión que diere lugar a
indemnización por daño moral, es de plena aplicación en nuestro ordenamiento
legal.
La Corte Suprema de Justicia refiriéndose al daño moral ha manifestado: “El daño
moral vulnera la interioridad del individuo, no deja señales físicas como la lesión
corporal que es visualmente comprobable una vez inferida; pero los efectos
perniciosos del primero pueden perturbar el ánimo y la voluntad de quien lo recibe
de manera casi permanente sustrayéndolo del cotidiano hacer e impidiéndole que
lleve una vida normal.” Y ello es suficiente para establecer una condena por daño
moral, y al mismo tiempo establecer su cuantificación.
Por su naturaleza el daño moral, es el que ha sufrido la persona en su psiquis, en
la transgresión de los derechos personalísimos a través de un agravio a la
dignidad, honorabilidad, sosiego, integridad física, privacidad, o cualquier
elemento que altere la normalidad facultativa mental o espiritual. El daño moral
puede ser reparado, mas no es posible hacer desaparecer el sufrimiento, ni
reponer a la víctima a la situación previa a sufrir el daño, es por eso que se ha
determinado que el daño moral, bajo ninguna óptica podría considerase punitivo,
puesto que su naturaleza es resarcitoria.
El maestro argentino Zannoni, sobre el daño moral manifiesta: “El daño moral
consiste en cualquier perjuicio en la persona, dolor, angustia, aflicción física o
espiritual, humillación, desprecio y marginación. No es indispensable que el autor
del “agravio moral” que también así se llama al daño moral, haya obrado con dolo
para obligarlo a reparar (el daño) a la víctima… Por su propia naturaleza moral y
económicamente no mesurable, este daño no es susceptible de prueba directa,
debiendo acreditarse su existencia y magnitud por la vía presuncional.”
Los principios jurisprudenciales en nuestro país, en relación a la aplicación del
daño moral se han desarrollado principalmente en materia de Derecho de Familia,
Derecho Penal y Derecho.
Por lo que no se ha desarrollado la posibilidad de existencia de daños morales a
personas jurídicas. El Código Civil afirma que “todo daño” debe ser resarcido, y
esto incluiría el daño moral a personas jurídicas.
El daño moral en la persona jurídica lo constituye la lesión a la fama o la imagen
empresarial. La fama mercantil o AVIAMIENTO incide en el valor llave- derecho de
llave o goodwill-, y hace referencia a la reputación comercial, que constituye un
activo que representa un valor comercial real, que se refleja en la preferencia de
los consumidores, la credibilidad de la empresa ante el público y en su buen
nombre o prestigio.
La fama mercantil puede afectar positiva o negativamente, agregando valor o
devaluando la empresa y sus intangibles, tales como sus marcas, secretos
industriales, patentes, etc. La fama mercantil crece o disminuye también gracias al
factor humano, la dirección del negocio, su gerenciamiento entre otros.
La afectación a la fama mercantil, genera un daño irreparable, similar al que sufre
una persona natural, al ser afectada su honorabilidad. Al esparcirse una
comunicación falsa de cualquier tipo u origen, sobre la mala calidad de un
producto, la falta de higiene en un restaurante, la irresponsabilidad en la
administración de una sociedad; develar sus secretos industriales, filtrar planes de
mercadeo, o generarle cualquier tipo de daño, se afecta directamente su fama
mercantil, lo que genera un reducción de los ingresos y probablemente puede
llevar a la quiebra a la empresa.
La desconfianza y malas referencias subsiguientes generan un daño irreparable,
no cuantificable en la fama mercantil, no resarcible a través de figuras del lucro
cesante y daño emergente, es decir genera lo que en otras latitudes se reconoce
como el daño moral de la persona jurídica.
Se puede argumentar que la persona jurídica no tiene sentimientos, psiquis o
incluso honor que pueda ser dañado, sin embargo, es necesario analizar a la
persona jurídica, como un bloque fundamental en la generación de empleos,
dinamización de la economía, generación de divisas y bienestar social directo e
indirecto. Al no reconocer el daño moral a las personas jurídicas, se promueve la
competencia desleal, la especulación en el mercado y se promueve una cultura de
irresponsabilidad ante la falta de consecuencias por los actos que generan esta
clase de daños.
Hay facultad expresa al Juez de lo Civil, para dictaminar sobre un asunto en
ausencia de Ley, y el obliga a consultar la doctrina, y en defecto de ésta, inclusive
consideraciones de buen sentido y razón natural, en cuanto al análisis de la
pretensión de que se trata.
Surgen preguntas que debemos hacernos y contestar: ¿Es justo no otorgar daños
morales a las personas jurídicas? ¿Cómo afecta al estado de derecho y la
seguridad jurídica la negativa a este tipo de daño? ¿Es posible resarcir el daño a
la fama mercantil de una persona jurídica o son estos daños irreparables o de
difícil reparación? ¿Qué mensaje estamos enviando a la sociedad al no otorgar
este tipo de daños?
La discusión sobre este tema está lejos de alcanzar su final y sé que existirán
opiniones en contra de la tesis aquí expuesta, sin embargo creo que la misma
apoya los fines máximos de justicia, equidad y seguridad jurídica.
Artículo publicado en la revista “Derecho y Negocios”, 11° Edición, Año: 2010.
La letra de cambio puede ser a la orden del mismo librador. Librada contra el
librador mismo. Librada por cuenta de un tercero.
1.- Ordinario:
2.- Extraordinario:
a) En Procuración: Es el endoso al cobro que le dan a los abogados y que debe
ser expreso. El Abogado que tiene una letra es un poseedor legítimo de la letra y
puede endosarla para el cobro “en procuración del cobro”.
EL AVAL: Definición: Es una institución que constituye una garantía para el pago
de la letra de cambio. Avalar una letra de cambio es comprometerse con una
persona con fin mercantil, a pagarla en el caso de que el principal obligado
cambiariamente no efectúe el pago.
Naturaleza del Aval: El Aval es una obligación cambiaria y como tal debe
aparecer directamente en el propio instrumento, no existen obligaciones
cambiarias que no aparezcan en la propia letra, porque se trata de una obligación
instrumental, en que la posesión del título es necesaria para ejercer las acciones
derivadas del mismo y solo lo que este expresado en la letra es lo que tiene valor
cambiario.
A día fijo: debe contener el día, mes y año respectivo en que la letra de cambio
deberá ser cancelada. Ej.: 30 de junio de 2005. A cierto plazo de la fecha: el
vencimiento toma como punto de partida la fecha de emisión del título y luego
incorpora el término establecido: Ej.: a 5 meses fecha, a 90 días fecha. A cierto
término vista: conforma un vencimiento indeterminado en el momento de la
emisión de la letra, la cual deberá pasar por la aceptación del librado a objeto de
precisar dicho vencimiento. Ej.: a 90 días vista. A la Vista: deben ser presentadas
a la aceptación contando desde su fecha de emisión. la fecha de la aceptación
determina el punto de partida del lapso previsto para el vencimiento. Ej.: a 3
meses vista; estos comenzarán a correr desde el día de la aceptación, que por
supuesto deberá ser fechada.
Sujetos: El librado es el que paga haya aceptado o no. La letra debe ser
presentada al librado destinatario de la orden de pago emanada del librador aun
cuando no haya
habido aceptación en el entendido de los casos que no la requieren por ser ésta
en general facultativa o por tratarse de letras giradas a la vista, o con cláusula "no
aceptable".
A diferencia de la letra de cambio, que en todos los idiomas tiene la misma raíz
etimológica, el pagaré recibe designaciones diferentes en cada uno; pero a pesar
de provenir de una declinación etimológica diversa en todos los derechos internos
e incluso, en el internacional, cualquiera que sea la denominación que se le dé, se
hace referencia al mismo título; por ejemplo, en Latinoamérica y España se
designa pagaré; en el derecho italiano se denomina n o t a d i pagamento; en el
derecho francés, se nombre billet ordre del cual existen derivaciones importantes,
por ejemplo, el billet de fonds y billet de banque ; en el derecho estadounidense,
se conoce como p r o m i s s o r y n o t e aunque con frecuencia se le llama
simplemente note; y en el derecho inglés, se designa promissoty note. A título de
una importante referencia, cabe señalar que los términos adoptados por las
versiones española, francesa e inglesa de la reciente (1988). Convención de las
Naciones Unidas Sobre La Letra de Cambio Internacional y el Pagaré
Internacional emplean pagaré, b ille t o r d r e y promissory note, respectivamente.
Sin embargo, la razón de que, en aquellas épocas, el pagaré haya sido menos
utilizado que la letra no obedece al uso casi monopólico que los bancos hicieron
de él, sino a otros motivos de orden sociológico. En efecto, como contenía el
reconocimiento de una deuda, el pagaré era el título que más se acomodaba a la
realización de la usura, actividad que no solo era prohibida sino que era rebotada
por la conciencia de la mayoría de los comerciantes que negociaban con otra cosa
que no fuera dinero; luego, al identificarse con la usura, de preferencia no se
utilizaba el pagaré. En razón de que desde su nacimiento los pagarés fueron a la
orden, es decir, eran transmisibles por endoso, y por no estar sustentado en un
contrato, como la letra, el emisor –en palabras de Roblot –sentía repugnancia por
una obligación contraída con un desconocido, cuyo conocimiento no tendría lugar
sino hasta la fecha del pago, pues no sabía a quién le iba a pagar: pudiera ser un
competidor enemigo, un burócrata e, incluso, un usurero u otra persona no grata a
los ojos del comerciante. Éstas y otras razones similares fueron tan importantes y
persistentes que, en efecto, la regulación legal del pagaré se hizo de manera
tímida y como una tarea molesta que sólo se deseaba terminar, al grado que el
Código Bonaparte de 1807 apenas señaló algunos principios generales en sus
arts. 187 y 188, la Ley alemana de 1848, de manera análoga, en sus arts. Del 96
al 100 y, finalmente, la Ley de Ginebra, otro tanto, en sus arts. 75 a 78, aunque
ésta perfeccionó el tratamiento del pagaré en los arts. 21 y siguientes de su anexo
II.
De igual rechazo fue objeto el pagaré en el Reino Unido y los países nórdicos,
pero no por las mismas razones que en la Europa central, de claro
convencionalismo social, sino por razones de orden técnico legal. En efecto, los de
la letra, a la cual defendían a ultranza después de varios siglos de uso eficiente; y
como una manera de hacerlo rechazaban en los notes, la carencia de seguridad
jurídica que significaba el poder ser emitido al portador, y preferían condicionar su
emisión a que no fueran negociables y, de ser posible, de acuerdo con cada
negocio, a que estuvieran ligados a un contrato mercantil cualquiera. Sin embargo,
la enorme gama de posibilidades que permitía el note (pagaré) en materia
bancaria, y al ser Inglaterra, en aquella época, el origen de prácticamente la
totalidad de las instituciones bancarias, eso propicio que finalmente fuera
reglamentado de manera amplia, en la sección 83 de la Bill of Exchanges Act de
1882, incluso, como un título susceptible de ser emitido a la orden o al portador ,
con lo que ese país se convirtió una vez más, en el pionero de una estructura legal
que, por ejemplo en muchos países todavía no se acepta, a saber, el pagaré al
portador.
Al igual que en todos los títulos de crédito, los redactores del pagaré están
obligados a cumplir con ciertos requisitos formales pues, en su defecto, tal papel
no surte como pagaré. Asimismo, como en todos los títulos, en el pagaré hay
requisitos cuya ausencia provoca su ineficacia absoluta, y hay otros cuya ausencia
es presumida por la ley, es decir, la propia ley suple la omisión.
machotes o
utiliza la palabra pagaré como sustantivo, y los machote " debo y pagaré " utilizan
el término pagaré con el oficio de verbo, se han sentenciado válidos por la Corte,
siempre que se cumpla con el requisito de que su texto contenga una promesa
incondicional de pago; pero, además, las Cortes han sostenido su postura en el
sentido de que tal mención tiene como propósito fundamental la de eliminar la
posibilidad de confusión respecto de la clase de título de que se trate, confusión
que, en efecto, se elimina, y porque se cumple con la formalidad de insertar en su
texto la palabra pagaré . Una vez más la teoría de la convicción se hace presente
en las posturas de la Corte, en el sentido de que una sutileza gramatical no puede
ser suficiente para suponer que el deudor puede eximirse de un pago que
voluntariamente contrajo. .
iii.
Con buena técnica legislativa, y con una clara inspiración de la Ley Uniforme de
Ginebra, de 1930, específicamente no se refirió a la "fecha" sino a la "época" de
pago, pues ésta puede serlo la navidad, la pascua o connotaciones similares; de la
misma forma en que, por cuanto se refiere tanto a la época como al lugar, porque
además de que permiten anticipar la fecha, también, permiten la determinación del
lugar. La ausencia de tales requisitos no acarrea la ineficacia del pagaré, pues la
ley presume el defecto. Si no aparece el lugar del pago se entenderá como tal el
domicilio del que lo suscribe y si no aparece la época del pago se entenderá que
el titulo vence a la vista. Sin embargo, al ser aplicable al pagaré, por interpretación
extensiva, se entenderá que se vence a la vista,
Vi. "La firma del suscriptor o de la persona que firme a su ruego o en su nombre"
SUSCRIPTOR.
BENEFICIARIO
PAGO
PAGO VOLUNTARIO
SU UTILIDAD ACTUAL
EL CHEQUE
CONFORMACIÓN HISTÓRICA
uso del cheque está indisolublemente ligado con la existencia de los bancos de
depósito, y éstos existen como tales desde el siglo XV pero en Italia, entonces la
interpretación del origen histórico y etimológico del cheque realmente se complica.
Sin embargo, lo veremos en seguida, su origen es tan claro como interesante. Más
o menos es el siguiente:
REQUISITOS LITERALES
Como todo título de crédito, el cheque debe cumplir con cierta formalidad en su
texto, de lo contrario, no surte como tal. Igualmente que todos los títulos, el
cheque tiene requisitos indispensables porque en su ausencia pierde eficacia, y
otros que no son indispensables porque, en su caso de omisión, la ley los
presume. Sus requisitos son los siguientes.
CODIGO DE COMERCIO
504-533
II.-La expresión del lugar y del día, mes y año en que se suscribe;
Articulo º 507
I.-A la vista;
Articulo º 508
Una letra de cambio girada a uno o varios meses fecha o vista, vence
el día correspondiente al de su otorgamiento o presentación del mes
en que debe efectuarse el pagó. Si este no tuviera día correspondiente
al otorgamiento o presentación, la letra vencerá el último del mes.
Articulo º 517 Las letras pagaderas a cierto plazo vista deberán ser
presentadas para su aceptación dentro de los seis meses que sigan a
su fecha. Cualquiera de los obligados podrá reducir ese plazo,
consignándolo as! en la letra. En la misma forma el girador podrá,
además, ampliarlo, o prohibir la presentación de la letra antes de
determinada época.
Articulo º 521
SECCION TERCERA
590-630
DEL PAGARE
Para los efectos del artículo 568, el tenedor del pagaré podrá reclamar
los créditos caídos; el descuento del pagaré no vencido se calculará al
tipo de interés pactado en éste, o, en su defecto, al tipo legal; los
intereses moratorios se computarán al tipo estipulado para ellos; a
falta de esta estipulación, al tipo de rédito fijado en el documento, y en
defecto de ambos, al tipo legal.
DEL CHEQUE
SECCION CUARTA
Articulo º 603
SECCION QUINTA
SECCION SEXTA
.
Articulo º 620 El librador o el tenedor pueden prohibir que el che- que
sea pagado en efectivo mediante la inserción en el documento de la
ex- presión "para abono en cuenta". En este caso, el librado sólo podrá
hacer el pago abonando el importe del cheque en la cuenta que lleve o
abra en favor del tenedor. La cláusula no puede ser borrada.
Articulo º 627