Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología (2017) 37, 1---3

Revista de

LOGOPEDIA, FONIATRÍA y AUDIOLOGÍA

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EDITORIAL

La lectura en el autismo
Autism and reading

El autismo es un trastorno bien conocido por sus limitaciones
en el desarrollo social y por alteraciones comportamentales
y cognitivas como conductas ritualistas, intereses restrin-
gidos o hipersensibilidad a ciertos estímulos. Aunque el
trastorno del espectro del autismo viene acompañado fre-
cuentemente de un trastorno del lenguaje, las dificultades
en este ámbito han dejado incluso de ser un criterio diag-
nóstico para la Asociación Psiquiátrica Americana (2014).
Todo ello hace que el estudio del lenguaje no siempre haya
ocupado un lugar destacado dentro del campo del autismo,
especialmente en el caso del escrito. Aunque la lectura y
la escritura no han sido el centro de las miradas de los
investigadores y profesionales, el desarrollo de la lectura
es tan importante para estos niños como lo puede ser para
cualquier otro. Además, incluso el relativamente pequeño
número de publicaciones nos indica que la lectura en el
autismo quizá tenga algo de especial que la haga merece-
dora de mayor atención.
¿Son los lectores con autismo diferentes?
Pese a que sin duda muchas personas con autismo leen y
comprenden perfectamente el texto escrito, es posible que
exista un perfil específico más frecuente entre ellas que en
otros trastornos o en las personas con desarrollo típico. Se
caracterizarían por una discrepancia mayor de la esperable
entre la capacidad de decodificación y la comprensión lec-
tora. Nation, Clarke, Wright y Williams (2006) encontraron
que, entre los niños con autismo, un 34% presentaba una
diferencia entre las puntuaciones en comprensión lectora y
decodificación de más de una desviación tipo. La cifra se
reducía al 11% en el caso de la población escolar típica que
estudiaron. Además, mientras que solo un niño con autismo
de toda su investigación mostraba una decodificación supe-
rior a la comprensión lectora, esto sucedía en el 37% de los
niños y niñas sin autismo. Sus datos apuntan a una limitación
relativa en la comprensión lectora en el autismo que, aun-
que quizá no sea universal, sí parece presentarse con una
prevalencia considerable.
Claro que, en realidad, se podría enfocar la cuestión a la
inversa: se podría interpretar que el nivel de decodificación
de estos lectores es superior al que cabría esperar dado su
lenguaje receptivo. Se trata de las 2 perspectivas con las
que se ha abordado esta cuestión: como una superhabilidad
de lectura de palabras, o como un déficit en la comprensión
de textos (Nation, 1999). La literatura que ha partido del
primer enfoque ha calificado a muchos de estos niños como
hiperléxicos. Son niños con una capacidad sorprendente de
lectura de palabras, a menudo desarrollada de forma tem-
prana y en presencia de importantes limitaciones cognitivas,
combinada con una comprensión limitada. Los estudios que
han puesto el énfasis en el déficit en la comprensión de
textos, habitualmente en niños y adultos con mejor nivel
cognitivo y lingüístico, han empleado preferentemente el
término de pobre comprensión.
En el caso de la hiperlexia se han explorado con inten-
sidad los procesos por los que los niños con autismo
alcanzaban niveles aparentemente prodigiosos de decodi-
ficación, frecuentemente sin instrucción alguna. Durante
cierto tiempo se pensó que había algo especial en el modo
en que estos niños y niñas leían, quizá de alguna forma apo-
yándose menos en el procesamiento fonológico, a modo de
lectores «visuales». Sin embargo, no parece que la lectura
de estos niños y niñas transcurra por vías cualitativamente
diferentes (Saldaña, Carreiras y Frith, 2009).
En el ámbito de la comprensión, la atención se centró
muy pronto en el ámbito de las inferencias. Así, los prime-
ros trabajos de Joliffe y Baron-Cohen (1999, 2000) pusieron
de manifiesto los problemas de los lectores con autismo en
la producción de inferencias locales ----como las inferencias
puente o las necesarias para la correcta pronunciación de
homógrafos---- y las más globales ----referidas a las motivacio-
nes de los personajes de una narración, por ejemplo.
El panorama algo confuso sobre las inferencias
Sin embargo, más recientemente, la visión existente sobre
los problemas de las personas con autismo para producir

http://dx.doi.org/10.1016/j.rlfa.2017.01.001
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2 EDITORIAL
inferencias se ha vuelto más confusa. En lugar de utili-
zar las tradicionales pruebas estandarizadas o cuestionarios
para valorar la respuesta a preguntas inferenciales, diver-
sos estudios han incorporado paradigmas experimentales
psicolingüísticos o registros de movimientos oculares para
analizar qué sucede durante la lectura (Brock, Norbury,
Einav y Nation, 2008; Saldaña y Frith, 2007; Sansosti, Was,
Rawson y Remaklus, 2013). Estos trabajos han puesto de
manifiesto que los lectores con autismo, incluso en los casos
en los que podrían ser etiquetados como lectores con pobre
comprensión, son capaces de realizar inferencias locales,
como las inferencias puente. Es posible que las pruebas de
comprensión empleadas en la investigación y en la práctica
clínica y educativa no estén valorando adecuadamente sus
habilidades.
Menos clara es la situación en lo que respecta a la cons-
trucción de una adecuada representación mental del texto
en su conjunto. Tanto los lectores con autismo y problemas
de comprensión como los chicos y chicas con dificultades de
comprensión lectora sin autismo chocan con limitaciones a la
hora de elaborar un modelo situacional del texto cuando es
necesario mantener activa la información necesaria para las
inferencias más allá de algunas oraciones (Tirado y Saldaña,
2016). Asimismo, los lectores con autismo son incapaces de
responder correctamente a preguntas sobre las emociones
de ciertos personajes, incluso cuando sus tiempos de lec-
tura a lo largo de la tarea indican que sí están detectando
inconsistencias en relación con estas emociones.
¿Puro efecto de la lengua oral?
Ahora bien, estas limitaciones no implican en sí mismas
que exista nada específicamente «autista» en la pobre com-
prensión. De hecho, gran parte de la variabilidad en la
comprensión lectora en los lectores con autismo puede atri-
buirse a sus diferentes niveles de lenguaje oral receptivo
(Lucas y Norbury, 2014). Sin embargo, aunque es obvio que
el nivel de lenguaje oral y la presencia de trastornos del
lenguaje comórbidos van a impactar sobre el nivel lector,
algunos otros datos también apuntan a que podría haber
algo más relacionado específicamente con el autismo en
sí mismo. Así, se observa que, aun descontando el efecto
del lenguaje oral, existe una cierta variabilidad explicable
solo por el diagnóstico de autismo (Norbury y Nation, 2011).
Del mismo modo, en un trabajo reciente encontramos que
lectores con autismo mostraban un patrón de movimientos
oculares sutilmente diferenciado del de los participantes
controles, equiparados en lenguaje oral y diversas varia-
bles cognitivas (Micai, Joseph, Vulchanova y Saldaña, 2016).
Ahora bien, qué hay de más, de menos o de diferente en
el procesamiento de textos en las personas con autismo no
está todavía del todo claro.
La intervención: asunto pendiente
¿Qué se puede hacer, a la vista de estos datos, para ayudar
a los niños y niñas con autismo a mejorar su lectura? Lo
cierto es que la base de evidencias para apoyar cualquier
intervención es algo escasa.
En lo que respecta a la decodificación, la recomenda-
ción genérica de intervención es utilizar procedimientos de
carácter más bien analíticos, partiendo de la idea de que
los lectores con autismo cuentan con un estilo cognitivo
más visual. En este sentido, la propuesta de intervención
de Ventoso (2001) cuenta con amplia aceptación entre pro-
fesionales en nuestro país. Sin embargo, sería necesario
avanzar en la obtención de más estudios experimentales
para valorar su efectividad y, sobre todo, abordar las difi-
cultades en el procesamiento fonológico que entorpecen la
plena adquisición de la decodificación en muchos niños. En
el caso de la comprensión, la mayor parte de las propues-
tas que se han realizado consisten en la mera traslación de
recomendaciones para las dificultades de comprensión gené-
ricas al campo del autismo (Fernandes, de la Higuera Amato,
Cardoso, Navas y Molini-Avejonas, 2016).
Se puede pensar que el campo no parece especialmente
maduro para el desarrollo de intervenciones, habida cuenta
la falta de investigación concluyente sobre las causas de las
dificultades de los niños y niñas con autismo. Sin embargo,
la demanda existe y será necesario trabajar en ambos fren-
tes simultáneamente. Quizá el camino sea el abordaje de
estudios de intervención focalizados y bien diseñados que
permitan responder a las 2 preguntas a la vez: ¿qué les pasa a
los lectores con autismo que no comprenden y qué podemos
hacer para ayudarles?
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David Saldaña
Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación,
Universidad de Sevilla, Sevilla, España
Correo electrónico: dsaldana@us.es