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EVALUACIÓN DEL CURSO

CIERRE DEL PROCESO

JOHANN ALBERTO GARZON

CÓDIGO: 2234857

GRUPO: 100003 - 99

PSICOLOGIA

JANETH GONZALES PULIDO

TUTORA

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA – UNAD

CEAD IBAGUÉ – ECBTI

PROGRAMA DE INGENIERÍA INDUSTRIAL

IBAGUÉ – TOLIMA

MAYO DE 2017
INTRODUCCION

Quererse a uno mismo no es señal de egoísmo, sino de una persona emocionalmente sana, con

capacidad para relacionarse, y sentirse bien contigo mismo. No sólo con los demás, si no con

nuestro propio ser. La baja autoestima es un problema que nos impide realizarnos, y hacer

muchas de las cosas que quisiéramos. Nuestros padres nos han educado en la falsa modestia, en

no decir lo que valemos, porque esto se identifica con el egoísmo. Pero es fundamental tener una

autoestima alta para poder ser más felices y que nuestra mente esté sana.

También debemos tener en cuenta que la manera en que nos tratan los demás es el fiel reflejo de

cómo nos tratamos Nosotros mismos. Por eso, es necesario que aprendamos a tener un buen

concepto de Nosotros, y que a la vez, seamos realistas, porque deben verse los defectos y las

virtudes.
Redactar un ensayo sobre el amor a sí mismo y el amor hacia los demás, como condición

indispensable para la convivencia.

El amor a sí mismo es el sitio de partida desde el cual una persona localiza el propio respeto a sí

mismo y en virtud de ese respeto y bienestar se relaciona con el prójimo. Pensamos y decimos

que es necesario amarse a sí mismo como el opuesto al desprecio de sí mismo, es decir, cuando

no nos valoramos suficientemente, pensamos que somos poca cosa, y en general, nos sentimos

hundidos.

¿Dónde erradica esta necesidad de hallar respeto y satisfacción con uno mismo?

En el nivel de conciencia de un individuo, en el que se empieza a comprender mejor a sí mismo,

es el de la percepción de la existencia del ego.

El ego es nuestro yo interior que nos reclama más en la vida, una suerte de instinto de

conservación crecido, que ambiciona y desea aquellas cosas que percibe como buenas. Ante la

carencia de las mismas surge un vacío que sirve de alimento de desánimos, insatisfacciones,

depresiones. Y es que el hecho de ambicionar algo ocasiona como mínimo la conciencia de una

carencia -somos conscientes que nos falta “algo” – que en el mejor de los casos se suple con “la

esperanza de algún día alcanzar lo que se pretende” y en el peor de los casos con una funesta

desesperanza o resignación.
Vivimos en una sociedad de consumo donde incluso el amor se ha convertido en un bien más que

puede ser “comprado”. Hoy día muchas “redes sociales” de internet se venden así; “entra, paga y

encuentra el amor de tu vida”. Así pues nuestra sociedad y los valores que la conforman son

ideales para crear personas frustradas que no alcanzan el modelo ideal de vida que nos venden los

medios de comunicación a través del cine, anuncios, internet.

El contrapeso al vacío que sentimos es el buscar el reconocimiento interior de que somos valiosos

y que merecemos lo mejor. Sin embargo como todo en esta vida, los extremos son peligrosos y si

la insatisfacción con lo que es uno mismo no representa sino un mal que tiene su raíz en el

egoísmo de la misma manera el amor por nosotros mismos acaba convirtiéndose igualmente en

otra enfermedad del egoísmo con otros síntomas y otros efectos negativos.

¿Qué significa amarse a uno mismo?

El principal problema del amarse a uno mismo estriba en que de entrada plantea una actitud

interior que tiene igualmente al ego como foco principal. Igual que una persona con baja

autoestima se mira a sí mismo y extrae su baja consideración sobre lo que es, quien se considera

posee una autoestima elevada, o incluso simplemente adecuada, parte de ese mismo enfoque

interior que estriba en tener una visión interior de lo que uno es, que en este caso resulta ser algo

satisfactorio.

Es obvio que es mejor sentirse bien antes que estar deprimido, pero sucede que la egolatría no

procura la felicidad. Como nuestro naufrago, sucede que en ambos casos estamos asidos al
mismo madero, que es el ego, lo único que cambia es si el oleaje parece que nos va arrastrar al

fondo marino o si el mar se ha calmado y la tormenta ha pasado… pensamos que el madero al

cual estamos asidos es nuestra tabla de salvación y al él nos aferramos hercúleamente para

conservar la vida.

El amor por uno mismo tiene una muy considerable influencia en cómo nos relacionamos con los

demás. El trato con las personas, familia, amistades, conocidos generan roces; el amor por uno

mismo frecuentemente tropieza con el amor por los demás. De hecho el amor por uno mismo no

es sino una manifestación del egoísmo que es la antítesis del amor, donde existe el uno no puede

existir el otro y estamos hechos para amar- que frase tan fácil de escribir pero tan difícil de

entender-.
CONCLUSIONES

El aprecio por uno mismo choca frontalmente con todos los caminos que llevan al amor porque

fomenta, en mayor o menor medida, la vanidad, el orgullo, la soberbia nos llena de arrogancia.

Incluso puede ser mucho peor; la egolatría nos lleva de la mano a analizar con lupa el ver cómo

nos trata la gente, desarrollando una sensibilidad que exige respeto, cariño, dedicación, en un

grado inalcanzable por quienes nos rodean.

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