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Protocolo de Kioto

Este protocolo compromete a los países industrializados a estabilizar las


emisiones de gases de efecto invernadero.
El PK, fue estructurado en función de los principios de la Convención. Establece
metas vinculantes de reducción de las emisiones para 37 países industrializados y
la Unión Europea, reconociendo que son los principales responsables de los
elevados niveles de emisiones de Gases Efecto Invernadero GEI que hay
actualmente en la atmósfera, y que son el resultado de quemar combustibles
fósiles durante más de 150 años. En este sentido el Protocolo tiene un principio
central: el de la «responsabilidad común pero diferenciada».
El Protocolo ha movido a los gobiernos a establecer leyes y políticas para cumplir
sus compromisos, a las empresas a tener el medio ambiente en cuenta a la hora
de tomar decisiones sobre sus inversiones, y además ha propiciado la creación del
mercado del carbono.
En general el Protocolo de Kyoto fue considerado como primer paso importante
hacia un régimen verdaderamente mundial de reducción y estabilización de las
emisiones de GEI, y proporciona la arquitectura esencial para cualquier acuerdo
internacional sobre el cambio climático que se firme en el futuro. Ya concluyó el
primer período de compromiso del Protocolo de Kyoto en 2012 y se amplió hasta
el 2015, tiempo en el que tiene que haber quedado decidido y ratificado un nuevo
marco internacional que pueda aportar las severas reducciones de las emisiones
que según ha indicado claramente el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre
el Cambio Climático (IPCC) son necesarias.
En la Reunión de las partes que se realizará en Paris a finales de 2015, se espera
quede establecido ese nuevo protocolo, vinculante y con contribuciones
ambiciosas y significativas de los países miembro para iniciar nuevamente en el
2020 y luchar para que la temperatura del planeta no supere los 2 grados,
evitando con esto consecuencias que ponen en riesgo nuestra vida en el planeta.
 
Principios de PK
El Protocolo de Kyoto tiene los mismos objetivos y principios que la Convención,
pero la refuerza de manera significativa ya que a través de él las Partes incluidas
en el anexo I se comprometen a lograr objetivos individuales y jurídicamente
vinculantes para limitar o reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Sólo las Partes en la Convención que sean también Partes en el Protocolo (es
decir, que lo ratifiquen, acepten, aprueben o se adhieran a él) se ven obligadas por
los compromisos del Protocolo.
Los objetivos individuales para las Partes incluidas en el anexo I de la Convención
se enumeran en el anexo B del Protocolo de Kyoto. Entre todos suman un recorte
total de las emisiones de gases de efecto invernadero de al menos el 5% con
respecto a los niveles de 1990 en el período de compromiso de 2008-2012.
Las metas cubren las emisiones de seis gases de efecto invernadero, a saber:
Dióxido de carbono (CO2)
Metano (CH4)
Óxido nitroso (N2O)
Hidrofluorocarbonos (HFC)
Perfluorocarbonos (PFC)
Hexafluoruro de azufre (SF6)
La cantidad máxima de emisiones (medidas como el equivalente de dióxido de
carbono) que una Parte puede emitir a lo largo del período de compromiso con el
fin de cumplir su meta de emisiones es lo que se conoce como «cantidad
atribuida» de la Parte.
Al igual que la Convención, el Protocolo reconoce las necesidades y los problemas
específicos de los países en desarrollo, especialmente los de los más vulnerables.
Por tanto las Partes en el anexo I deben informar de sus esfuerzos por cumplir sus
metas de reducción de las emisiones al mismo tiempo que reducen todo lo posible
los efectos adversos que sufren los países en desarrollo.

  Objetivos y características[editar]
El objetivo principal del Protocolo de Kioto es disminuir el cambio
climático antropogénico cuya base es el incremento forzado del efecto
invernadero.22 Según las estimaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos
sobre el Cambio Climático (IPCC), si se mantienen las emisiones de gas de efecto
invernadero (GEI) al ritmo actual o a uno superior causarían un calentamiento
global mayor e inducirían numerosos cambios en el sistema climático mundial
durante el siglo XXI.23
Los países industrializados del «Anexo 1» pueden cumplir sus objetivos de la
manera que les decidan, incluso mediante el intercambio de carbono. El protocolo
también posee dos instrumentos únicos, conocidos como el Mecanismo de
Desarrollo Limpio (MDL) y la Implementación Conjunta. Así, al invertir en
proyectos de tecnología limpia en economías en desarrollo o en los Estados
postsoviéticos, las economías avanzadas obtienen bonos de carbono que pueden
vender, o ser compensadas por sus cuotas de emisiones. 24
En el Protocolo de Kioto la energía nuclear no fue incluida entre las formas de
energía que pueden considerarse en los mecanismos financieros de intercambio
de tecnología y emisiones 25 aunque se trata de una energía no generadora de
emisiones de GEI.26 Así, el IPCC en su cuarto informe, recomienda la energía
nuclear como una de las tecnologías clave para la mitigación del calentamiento
global, a pesar de los graves accidentes ocurridos en varias centrales nucleares,
del problema no resuelto del almacenamiento de los residuos y también a pesar
de que la extracción de uranio puede llegar a su cénit.27
El IPCC promovió también la generación de un desarrollo sostenible, de tal forma
que se utilicen también energías alternativas y así disminuya el calentamiento
global.
¿Qué es el Protocolo de Kyoto?

El Protocolo de Kyoto fue aprobado el 11 de diciembre de 1997. Debido a un


complejo proceso de ratificación, entró en vigor el 16 de febrero de 2005.
Actualmente, hay 192 Partes en el Protocolo de Kyoto.

En concreto, el Protocolo de Kyoto pone en funcionamiento la Convención Marco


de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático comprometiendo a los países
industrializados a limitar y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero
(GEI) de conformidad con las metas individuales acordadas. La propia Convención
sólo pide a esos países que adopten políticas y medidas de mitigación y que
informen periódicamente.
El Protocolo de Kyoto se basa en los principios y disposiciones de la Convención y
sigue su estructura basada en los anexos. Sólo vincula a los países desarrollados
y les impone una carga más pesada en virtud del principio de "responsabilidad
común pero diferenciada y capacidades respectivas", porque reconoce que son
los principales responsables de los actuales altos niveles de emisiones de GEI en
la atmósfera.

En su Anexo B, el Protocolo de Kyoto establece objetivos vinculantes de reducción


de las emisiones para 36 países industrializados y la Unión Europea. En
conjunto, esos objetivos suponen una reducción media de las emisiones del 5 %
en comparación con los niveles de 1990 en el quinquenio 2008-2012 (el primer
período de compromiso).

Los mecanismos de Kyoto


Un elemento importante del Protocolo de Kyoto fue el establecimiento de
mecanismos de mercado flexibles, que se basan en el comercio de permisos de
emisión. En virtud del Protocolo, los países deben cumplir sus objetivos
principalmente a través de medidas nacionales. Sin embargo, el Protocolo también
les ofrece un medio adicional para cumplir sus objetivos mediante
tres mecanismos de mercado:
 Comercio Internacional de Emisiones
 Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL)
 Aplicación conjunta
Lo ideal sería que estos mecanismos alentaran a que la reducción de los GEI
comenzara donde fuera más eficaz en función de los costos, por ejemplo, en el
mundo en desarrollo. No importa dónde se reduzcan las emisiones, siempre y
cuando se eliminen de la atmósfera. Esto tiene los beneficios paralelos de
estimular las inversiones verdes en los países en desarrollo e incluir al sector
privado en este esfuerzo por reducir y mantener las emisiones de GEI a un nivel
seguro. También hace que el salto, es decir, la posibilidad de saltarse el uso de la
tecnología más antigua y sucia para obtener una infraestructura y unos sistemas
más nuevos y limpios, con evidentes beneficios a largo plazo, sea más económico.

Seguimiento de los objetivos de emisiones


El Protocolo de Kyoto también estableció un riguroso sistema de seguimiento,
revisión y verificación, así como un sistema de cumplimiento para garantizar la
transparencia y hacer que las Partes rindan cuentas. En virtud del Protocolo, las
emisiones reales de los países deben ser supervisadas y se deben llevar registros
precisos de los intercambios realizados.

Los sistemas de registro supervisan y registran las transacciones de las Partes en


el marco de los mecanismos. La secretaría de las Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático, con sede en Bonn (Alemania), lleva un registro de
transacciones internacionales para verificar que estas se ajustan a las normas del
Protocolo.
Las Partes presentan a intervalos regulares inventarios anuales de emisiones e
informes nacionales con arreglo al Protocolo.
Un sistema de cumplimiento garantiza que las Partes cumplan sus compromisos y
les ayuda a cumplirlos si tienen problemas para hacerlo.
Adaptación
El Protocolo de Kyoto, al igual que la Convención, también tiene por objeto ayudar
a los países a adaptarse a los efectos adversos del cambio climático. Facilita el
desarrollo y el despliegue de tecnologías que pueden ayudar a aumentar la
resistencia a los impactos del cambio climático.

El Fondo de Adaptación se estableció para financiar proyectos y programas de


adaptación en los países en desarrollo que son Partes en el Protocolo de Kyoto.
En el primer período de compromiso, el Fondo se financió principalmente con una
parte de los ingresos procedentes de las actividades de proyectos del MDL. En
Doha, en 2012, se decidió que, para el segundo período de compromiso, el
comercio internacional de derechos de emisión y la aplicación conjunta también
proporcionarían al Fondo de Adaptación una parte del 2 % de los fondos
devengados.

Ministra de Ambiente instaló taller sobre Cambio Climático. Colombia cuenta con
45 proyectos elegibles al Mecanismo de Desarrollo Limpio. A la fecha el MAVDT
ha firmado cinco Memorandos de Entendimiento con los Países Bajos, Canadá,
Francia, España y el Banco de Cooperación Técnica de Japón (JBIC).
La ministra de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, Sandra Suárez Pérez,
presentó un positivo balance de la gestión del Gobierno Nacional en materia del
Protocolo de Kyoto, que entró en vigencia el pasado mes de febrero.
“Colombia cuenta actualmente con un portafolio de proyectos elegibles al
Mecanismo de Desarrollo Limpio de aproximadamente 45 proyectos, los cuales
representan un potencial de reducciones de Gases Efecto Invernadero de 70.7
millones de dióxido de carbono (CO2) equivalente”, señaló la ministra.
Así lo precisó hoy durante la instalación en Bogotá del Taller “Cambio Climático y
el Protocolo de Kyoto: El Mecanismo de Desarrollo Limpio, organizado por la
Cámara de Comercio de Bogotá y la Corporación Ambiental Empresarial.
COLOMBIA Y EL PROTOCOLO DE KYOTO
Colombia, a pesar de ser uno de los países que no cuenta con compromisos de
reducción de emisiones en el primer período de cumplimiento (2008-2012), le ha
dado alta prioridad al problema del cambio climático. El país reconoce la
oportunidad que el Protocolo ofrecen para fortalecer los lazos de cooperación e
integración con la comunidad internacional y para contribuir al desarrollo
sostenible.
Por ello, el Gobierno Nacional ha destinado los recursos y ha ejecutado las
acciones para participar activamente, con un portafolio de proyectos, en el
mercado de reducción de emisiones entre los países industrializados y los países
en vía de desarrollo, conocido como Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL).
Colombia cuenta actualmente con un portafolio de proyectos elegibles al
Mecanismo de Desarrollo Limpio de aproximadamente 45 proyectos, los cuales
representan un potencial de reducciones de Gases Efecto Invernadero de 70.7
millones de dióxido de carbono (CO2) equivalente.
Dentro de las actividades adelantadas por Colombia para mitigar el cambio
climático, se definieron los lineamientos de la política y las siete estrategias para
responder a esta amenaza, cumplir los compromisos internacionales asumidos y
potenciar las oportunidades, entre ellas la promoción de actividades de reducción
y captura de emisiones de gases de efecto invernadero.
Un documento Conpes y la Resolución 0453 de 2004, aprobaron la estrategia y
las acciones para venta de servicios ambientales de mitigación del cambio
climático y los criterios de evaluación de los mismos.
También se conformó en el Ministerio, el Grupo de Mitigación del Cambio
Climático, encargado de la estructuración y el mercadeo del portafolio colombiano
en el mercado de reducción de emisiones y se aprobaron incentivos tributarios.
En efecto, la Ley 788 de Reforma Tributaria, en su artículo 18 establece que está
exenta de renta por 15 años “la venta de energía con base en los recursos eólicos,
biomasa o residuos agrícolas, realizada únicamente por las empresas
generadoras”.
Así mismo, el artículo 95 determina que la importación de maquinaria y equipos
destinados a proyectos que generen certificados de reducción de gases de efecto
invernadero está exenta de IVA.
La prioridad que este Gobierno le ha dado al tema es tal que el Plan Nacional de
Desarrollo 2002-2006 propone para el cuatrienio la ejecución de ocho proyectos
de venta de servicios ambientales de mitigación de cambio climático en los
sectores de energía, transporte, gestión de residuos y forestal, valoradas en ocho
millones de dólares.
A la fecha se han firmado dos Acuerdos de Compra Venta de Reducciones
Certificadas de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero. Uno entre Empresas
Públicas de Medellín y el Fondo Prototipo de Carbono del Banco Mundial por un
monto de $3.2 millones de dólares, por concepto de la venta de reducciones de
GEI del proyecto Parque Eólico Jepirachi, ubicado en la Alta Guajira. Este
proyecto fue inaugurado por Empresas Públicas de Medellín, su promotor, el 21 de
diciembre de 2003.
Otro acuerdo de compra fue suscrito entre Hidroger S.A. y el Fondo Prototipo de
Carbono por un monto de $18 millones de euros por concepto de la compra de los
certificados provenientes del proyecto Río Amoyá, una hidroeléctrica a filo a agua,
ubicada en Chaparral, Tolima.
Actualmente, está en formulación el Proyecto “Piloto de Adaptación Nacional
Integrado – INAP”, que será el primer proyecto de adaptación al cambio climático
a nivel mundial, tendrá una duración de cinco años y un costo total de 12.250
millones de dólares. El INAP permitirá consolidar a Colombia como uno de los
referentes mundiales en materia de capacidad para estimar la vulnerabilidad e
implementar medidas de adaptación al cambio climático.
Para financiar este proyecto, el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), a
través del Banco Mundial, suministrará 4 millones de dólares; Colombia 2.4
millones en especie y los recursos complementarios provendrán de una donación
del gobierno japonés por 400.000 dólares.
El Proyecto de Carbono de Amoyá, actualmente en curso, financiará otros 4
millones de dólares del INAP y entidades como Conservación Internacional,
aportarán los restantes 1.8 millones de dólares.
El objetivo del INAP, proyecto que será presentado ante el Consejo del GEF para
su aprobación en diciembre próximo, es apoyar los esfuerzos de Colombia para
definir medidas para enfrentar los impactos esperados del cambio climático en
ecosistemas de alta montaña, áreas insulares del Caribe colombiano y en la salud,
en lo que respecta al dengue y la malaria.
Adicionalmente, con el apoyo del Banco Mundial, el IDEAM concretó la
colaboración del Meteorological Research Institute (MRI) y el acceso a los
resultados del modelo de simulación del cambio climático desarrollado por este
centro de investigación. Este modelo que es procesado por el computador más
potente del mundo, permitirá predecir el clima del futuro en algunas de las
regiones más vulnerables de Colombia, convirtiendo al país en el primero en tener
acceso a este tipo de tecnología.
A la fecha el Ministerio también ha firmado cinco Memorandos de Entendimiento
con el Reino de los Países Bajos, Canadá, Francia, España y recientemente con
el Banco de Cooperación Técnica de Japón (JBIC). Se espera próximamente
suscribir dicha herramienta con Austria.
Esos Memorandos de Entendimiento constituyen una herramienta que busca
facilitar el encuentro entre formuladores de proyectos que optan al Mecanismo de
Desarrollo Limpio e inversionistas internacionales, reduciendo los costos de
transacción y aumentando la competitividad de los proyectos colombianos que
optan al MDL.

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