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Escuchar, mejorar y avanzar

Una pulsión de hartazgo acumulado contra la censura y la represión ha tenido


manifestaciones constantes, como el plantón de artistas de noviembre del 2020

13 de julio, 2021 - 00h01


Cuba ha funcionado por décadas con un sistema electoral de partido único, ayudado por el
control oficial de la información y la represión ante cualquier atisbo de protesta contra el
Gobierno de la ‘revolución’. Su pueblo fue sometido a vivir en esas condiciones. Sin
embargo, la isla no ha podido mantenerse al margen de influjos externos, como el internet,
las redes sociales y la pandemia de COVID-19, que la llevan a reclamar cambio y libertad.

El pasado domingo, los cubanos sacudieron la atención internacional con una inusual
protesta. En un país donde no se admite la disidencia, sus ciudadanos se arriesgaron a
protestar en la ciudad capital y varias decenas de localidades de un lado al otro del territorio
nacional reaccionaron de igual manera.

Analistas internacionales atribuyen el origen de la protesta a que en semanas anteriores se


multiplicaron en las redes sociales mensajes con las etiquetas #SOSCuba y #SOSMatanzas,
solicitando ayuda internacional para una “intervención humanitaria” ante la arremetida del
coronavirus en la isla, a pesar de que el Gobierno se jacta de producir vacunas.

De forma menos llamativa, una pulsión de hartazgo acumulado contra la censura y la


represión ha tenido manifestaciones constantes, como el plantón de artistas ocurrido en
noviembre del 2020, con la respectiva reacción de parte del Gobierno, que la oenegé
Human Rights Watch (HRW) denunció el 30 de junio del presente año, en su sitio web: “El
Gobierno cubano comete violaciones sistemáticas de derechos humanos contra artistas y
periodistas independientes” que lo critican (...), “estos abusos no son incidentes aislados...”.

El pasado domingo se exigía con gritos “Patria y vida”, en alusión a una canción que
reformula el viejo eslogan del Gobierno cubano, “Patria o muerte”, y critica la represión
que impera en la isla.

Tanto los gobiernos de derecha como de izquierda están llamados a prestar oído a las voces
críticas e intentar un entendimiento en beneficio del bienestar común de la población, para
mejorar y avanzar. (O)

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