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Los conceptos de “agenciamiento”, “régimen de signos” y “molar/molecular”: indagación teórico-crítica del aporte de

Gilles Deleuze y Felix Guattari a la Teoría Social Contemporánea.

1- Objetivos:
Generales:
-Evaluar el resultado de la reconsideración de un número de problemáticas nodales y específicas de la teoría social
contemporánea desde la óptica implícita en un número correlativo de conceptos de G. Deleuze y F. Guattari.

Específicos:
1) -a Analizar críticamente y sistematizar el concepto de agenciamiento, así como la compleja ontología social que se
sostiene en él.
-b Evaluar críticamente su originalidad y potencial desplazamiento respecto de dicotomías tradicionales de la
teoría social.
2) –a Analizar críticamente y sistematizar la concepción del lenguaje expresada en el concepto de régimen de signos,
considerando especialmente su contexto de justificación.
-b Determinar el estatuto concedida al lenguaje en dicha teoría social y examinar sus resultados en relación con
el panorama teórico contemporáneo.
3) a- Analizar críticamente y sistematizar la concepción de la realidad social articulada por los conceptos de
tendencias potenciales o “moleculares” y formas actuales o “molares”.
-b Evaluar el resultado a título de un hipotético desplazamiento de la problemática en torno a las relaciones entre
estructura y agencia.
4)- Analizar, examinar críticamente y reconstruir de modo explícito la lógica con la que estos conceptos se integran
en una teoría crítica capaz de integrar los elementos de poder y desigualdad en las sociedades contemporáneas.
5)- Evaluar la posibilidad de construcción de un enfoque general de investigación a partir los resultados del análisis y
sistematización, con independencia las especificidades inherentes a la elaboración histórica de los conceptos en
cuestión.

2- Antecedentes:
El presente proyecto pretende enfocar cuestiones fundamentales de la teoría social contemporánea desde una
óptica teórica general desarrollada en la filosofía social de Gilles Deleuze y Felix Guattari. La propuesta de conjunción
de directrices filosóficas para el abordaje de problemáticas teóricas de las ciencias sociales en general y de la
sociología en un sentido amplio no es arbitraria, sino que reconoce antecedentes notables en la constitución del
propio campo disciplinar, y en ulteriores apuestas de renovación de sus horizontes teóricos.
Dicha relación es reconocida de modo general en relación al horizonte pre-disciplinar de los “padres fundadores”
de la teoría social: Weber, Durkheim y Marx, cuyas teorías se nutrieron en la confrontación con ópticas filosóficas
específicas (Nietzsche, Kant y Hegel) que dejan en ellas una impronta insoslayable (cf. por ejemplo, Nobre 2003;
Durkheim 2006 Ralws, 1996; Corcuff 2007). En el marco contemporáneo, en tanto afectado por los desafíos de la
interdisciplinariedad e incluso los interrogantes en torno a la post-disciplinariedad (Jessop y Sum, 2001; Sayer 2003)
pueden identificarse un número importante de intentos vigorosos de (re)conceptualizar la teoría social en diálogo con
la filosofía. A modo de ejemplo pueden identificarse el diálogo continuo y más o menos explícito con sus fuentes
filosóficas por parte de los autores pertenecientes al último florecimiento teorético en la década de los ochenta (cf.
Alexander 1988;): Bourdieu, Luhmann, Habermas, Giddens, Elster, Boudon, Alexander, etc (cf., a modo de ejemplo,
Philipse, 2002; Boudon, 1999; Habermas, 2008; Thornhill, 2012). Finalmente, en el panoarama actual es factible
identificar intentos dispersos por renovar y robustecer los fundamentos teóricos de los estudios sobre la sociedad,
intentos que de un modo u otro se presentan como un diálogo con la filosofía contemporánea (cf. por ejemplo:
Corcuff, 2013; DeLanda, 2006; Hostaker, 2014; Ogien, 2007; Pinto, 2014; Rusche y Tilman, 2007).
Por otra parte, numerosos conceptos de Deleuze y Guattari, algunos de los cuales se han seleccionado en la
presente propuesta, han sido investigados de modo creciente desde el pasado reciente, precisamente en función de
sus aspectos políticos, sociales y culturales. En primer lugar cabe identificar un desplazamiento en los estudios
filosóficos deleuzeanos, que describe un movimiento a partir de los aspectos ontológicos, estéticos y éticos de su
pensamiento a los aspectos políticos del mismo. Descrito en términos de “un giro político” este cambio de foco
supone la acentuación de en conceptos comunes tanto a la filosofía, la ciencia y la economía políticas como a la
teoría social en general, tales como capitalismo, Estado, instituciones, constitución de subjetividad, etc. (cf. Antonelli,
2011:58 para las referencias a un buen número de autores –Mengue, Thoburn, Patton, Ferreyra, Antoniolli, Silbertin-
Blanc, entre otros- que participarían de este movimiento).
En segundo lugar, quizá de modo paralelo, el interés por el pensamiento de Deleuze y Guattari ha ido creciendo
desde comienzos del presente siglo desde el interior mismo de los estudios sobre cultura y sociedad (cf, a modo de
ejemplo, la compilación a cargo de Fuglsang y Sorensen, 2006, pero también De Landa, 2006 y Hostaker, 2014). Al
interior de este proceso de diálogo analítico y crítico entre la teoría social y el pensamiento deleuzeano y guattariano
conviene distinguir dos perspectivas generales. Por un lado, encontramos una apropiación de determinados
elementos de esta filosofía para la aplicación y la eventual renovación conceptual de campos específicos de la
investigación social. A este respecto cabe mencionar los trabajos de P. Zarifian en el ámbito de la sociología del
trabajo (Zarifian, 1995; 2009); un número de autores suecos y noruegos centrados en la utilización del pensamiento
deleuzeano en el campo de la sociología de las organizaciones (cf. Protevi 2008:145; Fuglsang y Sorensen 2006), la
asimilación y apropiación del pensamiento de Deleuze en la construcción del concepto de “red” en el marco de los
estudios de antropología de las ciencias promovidos por la obra de M. Callon y B. Latour –(Dosse, 2009: 658). En un
nivel mayor de especificidad cabe considerar un gran número de estudios heterogéneos que ofrecen una explicitación
del aporte de la filosofía deleuzeana para con los métodos de investigación científica tanto en las ciencias naturales y
sociales (Coleman y Ringrose, 2013). Por otro lado pueden identificarse trabajos que por su orientación más general
convergen con nuestra propuesta de analizar conceptos centrales de la filosofía de Deleuze como un aporte posible
en reformulación de problemáticas actuales y acuciantes en la teoría social contemporánea. Cabe señalar aquí tres
autores respecto de los cuales es preciso distinguir nuestra propia apuesta: M. De Landa, M. Lazzarato y R. Hostaker
(cf. infra). La distinción de nuestra propuesta respecto de estos antecedentes, cercanos en cuento a sus horizontes
generales y su apuesta epistémico-teórica, requiere, en primer lugar, una explicitación de los problemas respecto de
los cuales consideramos que la filosofía deleuzeana constituye un aporte teórica para la teoría social contemporánea
y, en segundo lugar, un desarrollo esquemático del modo en que el pensamiento de Deleuze y Guattari supone un
desplazamiento o una reformulación de los mismos.
El proyecto propuesto asume en primer lugar, y a modo de supuesto, la pertinencia y la importancia en el campo
de la teoría social de tres temas o problemas que ameritan un desarrollo teórico: el problema acerca del estatuto del
lenguaje en una concepción compleja y explicativamente fértil de la sociedad, el problema que se deriva del modo en
que se plantean las relaciones entre estructura y agencia (o entre reproducción y cambio social), y el problema de la
determinación explícita de la ontología que subyace a las propuestas teóricas sobre la sociedad. En segundo lugar, y
a modo de hipótesis, se asume que los conceptos seleccionados de la obra de Deleuze y Guattari permitirán dar
cuenta de un enfoque alternativo respecto de estos mismos problemas.
Desarrollaremos primero nuestros supuestos. El primero de los problemas seleccionados corresponde con la
incidencia en la teoría social de distintos “giros lingüísticos” de origen filosófico que afectaron las diferentes ciencias
“humanas”. Cabe distinguir al menos tres gramáticas diferentes y coetáneas en el interior de este giro, que
conducirán a problematizaciones dispares: un giro analítico, apoyado en la segunda filosofía de Wittgenstein, un giro
hermenéutico, apoyado en la filosofía de Heidegger, Gadamer, y el deconstruccionismo derrideano; un giro
estructuralista, apoyado en la lingüística saussuriana y del círculo de Praga, apropiado por parte de la antropología
de Levi-Strauss y el psicoanálisis lacaniano (cf. Dosse, 2007). Pese a sus diferencias de contenido y de impacto
estos giros han colocado al sentido y al significado en el centro de la inquietud teórica sobre la sociedad al punto en
que, siendo casi inconcebible su omisión, se ha hablado del “imperialismo” de la cuestión lingüística (Jessop y Sum
2014; cf. Hacking, 1999 y Corcuff 2013). Allende esta historia efectual, otros problemas señalados con frecuencia,
desde gramáticas teóricas muchas veces contrapuestas, son el relativismo, el historicismo radical y particularismo
que exige una sociología orientada únicamente por este horizonte teórico, características que contrastan con la
generalidad, complejidad y comprensividad que caracterizan cualquier empresa teórica. En este sentido puede
identificarse un esfuerzo por mantener la importancia del lenguaje y la producción de sentido en la conceptualización
de diversos aspectos de la realidad social, al tiempo en que se pretende evitar los reduccionismos y las
simplificaciones de las posiciones más extremas a este respecto (Jessop y Sum 2014, Corcuff 2013, Hacking 1999;
Rojek y Turner 2000, Bonell y Hunt 2000, Alexander 2000).
Seleccionamos también un problema relativo al anterior, acerca de qué tipo de entidades se incluyen en una
determinada teorización, de cómo están constituidas y de qué relación mantienen con la teoría que pretende dar
cuenta de ellas. El término “ontología social” ha comenzado a establecerse para referir este tipo de problemáticas,
distinguidas así de los problemas metafísicos que caracterizaron la filosofía clásica (existen numerosos grupos de
investigación y revistas especializadas que se reconocen bajo este término, especialmente en los medios
angloparlantes y germanicos). A partir del reconocimiento del objeto de estudio de la sociología como el resultado de
una construcción teórica, se deriva el tema de la necesaria revisión de la ontología subyacente o explícitamente
elaborada en una teoría determinada, de la lógica que dicha ontología exige y de los problemas inherentes a ella. A
este respecto pueden identificarse un número en aumento de estudios (cf. Archer 1995; Sayer 2000; Nellhaus, 1998;
DeLanda 2006:1-3).
La actualidad del tratamiento del estatuto del lenguaje y la cultura ha rehabilitado también, por otra parte, el
resurgimiento de la problemática tradicionalmente planteada en términos de las relaciones entre estructura y agencia
(Cf. en Corcuff, 2013 una selección bibliográfica sobre esta relación). Si bien la desaparición del paradigma
estructuralista permitió un retorno a la cuestión de la subjetividad como concepto decisivo en la explicación del
cambio social y como contraparte de una época marcada por una atención casi exclusiva a la cuestión de la
reproducción social (cf. Dosse 2005), pueden identificarse en la actualidad numerosas expresiones de la necesidad
de un replanteo de la cuestión capaz de acoger equilibradamente ambos elementos, fundamentales para la
comprensión de las sociedades contemporáneas, lo que da cuenta de la vigencia del problema (Corcuff, 2013; Dobry,
1993, Dubois, 1999; Martin y Dennis, 2010; Jessop y Sum 2014).
Partimos de la hipótesis de que el análisis de un determinado número de conceptos de Deleuze y Guattari
permitirá dar cuenta de los problemas antes señalados, desde una óptica alternativa y novedosa que supone, no su
resolución directa sino un “desplazamiento” de la perspectiva con que se los plantea, al punto en que dejan de
resultar problemáticos (sobre la noción de desplazamiento cf. Corcuff 2013: 131-134. Cf. infra: sección metodología).
La obra de Deleuze ha sido identificada desde su aparición y hasta la actulidad precisamente como un intento de
desplazamiento por fuera de las fronteras temáticas y problemáticas de las grandes escuelas filosóficas en la Francia
de la segunda mitad del siglo XX: el existencialismo, la fenomenología, la hermenéutica y el estructuralismo (Foucault
1970, Dosse 2009), sin embargo, esta tentativa teórica no ha quedado confinada al espacio de la filosofía académica,
sino que ha sido presentada e interpretada como un diálogo entre la filosofía y las ciencias sociales (Mengue 2008,
Jameson 1997, Dosse 2009, Deleuze 1995: 132, Díaz, 2014), lo que justifica de modo global nuestra hipótesis.
Desarrollamos a continuación una justificación estructurada en relación a los problemas y conceptos seleccionados.
Con respecto a la oposición entre estructura y agencia, proponemos el análisis crítico y evaluativo del par
conceptual molar/molecular, mentado para distinguir en el análisis de la realidad social el nivel de las formas
definidas (los grupos constituidos, las instituciones) del nivel complejo de las múltiples tendencias (ya en divergencia,
ya en convergencia) cuya definición excluye la posibilidad de ser asignadas directamente a un sujeto social ya
constituido (Deleuze y Guattari 1988: 219-221; Deleuze 2014: 162). En efecto Deleuze y Guattari conciben la relación
entre estructura y agencia y entre reproducción y cambio en términos de las interacciones entre dos niveles sui
generis de análisis: el nivel complejo de las fuerzas y tendencias, para cuyo análisis proponen una lógica de
“causalidad no lineal” (cf. Bunge 1979: 101) y el nivel de las formas delimitadas, en el cual es factible identificar
sujetos (individuales o colectivos) que se constituyen como cristalización temporal de directrices potenciales no
subjetivas (Díaz 2015: 16; 2014:19, cf. Deleuze y Guattari 1988: 228-229). De este modo no es la subjetividad la que
funda la agencia mientras que la objetividad de la estructura opera como un condicionamiento externo, ya sea a
modo de constreñimiento o de posibilidad. Este enfoque pertenecería a un esquema moderno clásico, vigente desde
Descartes (y antes aún, de modo germinal en el pensamiento cristiano-platónico) hasta el existencialismo de los años
60 y que resurgirá en las ciencias sociales, de modos diversos y hasta contrapuestos, tras la caída del
estructuralismo a fines de los 70 (bajo teorizaciones muchas veces divergentes, pero de matriz eminentemente
moderna-clásica como la teoría de la acción comunicativa, la teoría de la acción racional, el regreso de los
individualismos ontológico y metodológico, cf. Dosse 2005: 395-423) . El enfoque de Deleuze y Guattari puede ser
considerado, desde esta óptica, como “post-estructuralista” en tanto ello significa un intento por avanzar más allá del
paradigma estructuralista sin negarlo completamente, aceptando su crítica del concepto de sujeto (Dosse 2009: 283,
Hostaker 2014: 3).
Con respecto al problema relativo a qué estatuto conceder al lenguaje en la concepción de lo social, la
conceptualización de Deleuze y Guattari se presenta, en el contexto histórico del desarrollo y la expansión conjunta
de las lingüísticas estructural y chomskiana, como un antecedente del giro pragmático y sociolingüístico que
caracteriza la continuación de los estudios del lenguaje (Dosse 2005: 364, Auroux 2000; Deleuze y Guattari 1988: 83,
117; Lazzarato 2006: 143-177; Dosse 2009: 236). Las tesis de Deleuze y Guattari sobre el lenguaje, anudadas en el
concepto de régimen de signos, son tanto índices precursoras del derrotero posterior que asumirán los estudios del
lenguaje a partir de la década del ochenta como advertencias críticas de los excesos que un giro en este sentido
podría acarrear (Deleuze y Guattari 1988: 142-144). El cambio en el foco de interés que proponen supone no sólo la
recuperación de la subjetividad y la historia –ambos proscritos en el programa de investigación precedente-, sino la
acentuación de la importancia de los factores “extra-lingüísticos” (sociológicos, políticos, históricos) como un modo de
imputar el postulado según el cual toda la complejidad de lo social disuelve en el análisis del sistema significante,
pero también del acto lingüístico y de su performatividad, en un intento por aceptar el “giro cultural” en las ciencias
sociales sin caer en un idealismo que desconoce el elemento material y extralingüístico en la comprensión de las
sociedades. (Deleuze y Guatari 1998 passim; 1988: 112). El concepto de régimen de signos, construido sobre
conceptos de la lingüística hjemsleviana, (Deleuze y Guatari 1988: 114, Dosse, 2009: 293-296) apunta precisamente
a resaltar la importancia de elementos no lingüísticos en las operaciones de producción de sentido y las interacciones
complejas entre ambas instancias.
El interés por el aporte posible del pensamiento deleuzeano y guattariano a la teoría sociológica ha reconocido
parcialmente estos elementos, pero se ha centrado sobre todo en el plano de la ontología social, expresada en gran
medida por el concepto de agenciamiento (De Landa 2006: passim; Lazzarato 2006: 25-40; Fuglsang y Sorensen
2006). Este concepto, en efecto, constituye una manera novedosa de considerar las entidades sociales desde una
ontología realista pero no esencialista (DeLanda 2006: 28, Sayer, 2000), que supera el escollo de las oposiciones
tradicionales entre el organicismo y el individualismo ontológicos. Mientras que el primero explica la existencia de
propiedades emergentes como característica primordial de las entidades a considerar en sociología, al costo de
eliminar la singularidad de las partes constituyentes al definirlas en virtud de su pertenencia al conjunto, el segundo
conserva el estatus ontológico de las partes componentes al costo de negar la existencia de propiedades emergentes
(cf. DeLanda, 2006; O’ Connor y Wong 2015). Esta delimitación polémica del concepto lo distingue tanto de los micro-
reduccionismos en los que la sociedad es un mero agregado de individuos, sin especificidad ontológica, sin
propiedades inherentes propias como conjunto, como de los macro reduccionismos en los que la sociedad como
conjunto tiene propiedades específicas, pero en las que sus elementos componentes sólo pueden definirse en
función de la totalidad de la que forman. La formulación del concepto de agenciamiento pretende resolver esta
cuestión en la conceptualización de un tipo de “ensambles” diferentes tanto de los agregados como de las totalidades
orgánicas (cf. DeLanda 2006:1-53).
El proyecto propuesto encuentra al menos tres trabajos que se presentan como antecedentes próximos; sin
embargo se distingue de ellos en virtud tanto de su enfoque como de la lógica de análisis propuesta y de los
conceptos seleccionados. En primer lugar cabe mencionar el libro de R. Hoskater (Hostaker 2014), donde se propone
una renovación de los horizontes teóricos en sociología, por fuera de una concepción “tradicional” que se extiende
hasta la obra de Alexander (Alexander 1985). Sin embargo se distingue de nuestra propuesta en la medida en que
recurre indistintamente tanto a la obra de Deleuze y Guattari –exclusivamente aquella elaborada en conjunto- como
a la de Latour. Sin proponernos marcar los límites que definen y separan a los primeros del segundo, nuestro
proyecto se centra exclusivamente en la obra de Deleuze y Guattari, tanto en conjunto como en solitario y evita por
tanto los problemas exegéticos a los que conduce la comparación y analogía entre fuentes teóricamente
diferenciadas. Por otro lado adoptamos la decisión metodológica de incluir la obra en solitario de ambos autores
franceses a fin de aclarar y enriquecer el análisis, según convienen también un número de estudiosos de esta
singular obra (Dosse 2009: 667, Lazzarato 2006: 18, Patton 2013: 18, Zourabichvili 2007: 12). Otras características
que distinguen nuestra propuesta del trabajo de Hostaker derivan de, por un lado, nuestra determinación de exponer
y evaluar críticamente la lógica con la que los conceptos seleccionados se relacionan con el concepto de poder, lo
que ofrece a la teoría su elemento crítico y operatividad como analítica del presente histórico. Por otro lado, nuestra
estrategia y metodología conceptual-problemática se diferencian del modelo comparativo utilizado por el autor.
Otro antecedente digno de mención es la propuesta teórica de M. De Landa, consistente en elaborar una teoría
propia, nutrida por los conceptos de Deleuze y Guattari, pero que difiere de ella en algunos aspectos considerados
problemáticos. Lo que distingue nuestro proyecto de esta tentantiva no es tanto la diferencia al nivel de la
hermenéutica de las fuentes consultadas como la supresión, por parte de DeLanda, del elemento crítico presente en
la conceptualización de los autores franceses (cf. Clough et al. 2007: 388). Otra diferencia que distingue ambas
propuestas, estriba el estatus otorgado, dentro de la idea deleuzeana de “expresión” a al fenómeno semiótico.
Mientras que nosotros seleccionamos ese espacio teórico como objeto privilegiado para el análisis y la evaluación del
enfoque deleuzeano y guattariano respecto de una temática central en la teoría sociológica, DeLanda omite esta
cuestión y recurre, por tanto a temáticas ajenas al sistema considerado, como la distinción entre razones y motivos,
etc. (DeLanda 2006: 39-40)
En tercer lugar cabe mencionar la singular tentativa de M. Lazzarato de ofrecer un marco teórico para la sociología,
alternativo respecto del derrotero efectuado a partir de las obras fundacionales de Marx, Weber y Durkheim, a partir
de lo que denomina “filosofía del acontecimiento”, una tradición alternativa pero coetánea a la de la sociología
tradicional, encarnada por las figuras de G, Tarde, H. Bergson y W. James. Lazzarato identifica la obra de tanto
Deleuze y Guattari como la de Foucault dentro de esta corriente. Si bien este particular recurso habilita a la vez tanto
una reconsideración de la cuestión ontológica como de la cuestión del lenguaje, se distingue de nuestra propuesta
por una serie de características que enumeramos sintéticamente. Indicaremos, en primer lugar, la singular síntesis y
selección de fuentes teóricas, que rebasa ampliamente las expectativas de un proyecto para un lustro. Para
continuar, señalamos dos diferencias teórico exegéticas que mantenemos con Lazzarato: una primacía, por un lado,
del elemento potencial connotado por la idea de un nivel de análisis “molecular” sobre el elemento actual referido por
en plano “molar”. Por otro lado, y en relación con lo anterior, la exploración del fenómeno de agencia conlleva la
omisión de los elementos estructurantes de la misma, conduciendo a una serie de problemas teóricos (Lazzarato
2006 passim). En esta obra, contrariamente a la propuesta explícita de los autores considerados, la atención para
con un plano de análisis va en detrimento del otro (cf. Deleuze y Guattari 1988: 221).

3- Actividades a desarrollar y metodología:

-Metodología:
Tras el derrumbe de la concepción positivista de la ciencia, las diferentes innovaciones teóricas han tenido especial
cuidado de presentarse como superaciones en relación con un corpus unívoco del saber científico, a riesgo de
expresar una concepción continuista y desarrollista del conocimiento científico. En este marco, se ha consolidado un
lenguaje perspectivista y discontinuista (cf. Dawson 1985, Foucault 1969) para referir las modificaciones teóricas
sustantivas y los puntos de inflexión que permiten identificar “paradigmas”, “programas de investigación” o
“epistemes” diferentes, cuyos referentes teóricos abrevan especialmente en las obras de T. Kuhn, G. Bachelard, I.
Lakatos y M. Foucault. Utilizamos aquí el término desplazamiento, perteneciente a este giro perspectivista y
discontinuista por tratarse de un término ya utilizado en el medio (cf. Alexander 1988: 273; Corcuff 2013: 131-134;
Passeron 2006: passim). En este sentido, asumimos a modo de hipótesis de trabajo que determinados conceptos de
Deleuze y Guattari permitirán efectuar este desplazamiento de la perspectiva en relación con los problemas
identificados y seleccionados.
En lo que respecta al modo de trabajo que nos proponemos, cabe destacar que el análisis crítico y sistematización
de los conceptos seleccionados implican, como un momento sustantivo de su realización, la explicitación y la
evaluación con la que estos conceptos están interrelacionados. De este modo, se prevé evitar una lectura puramente
instrumental que oblitere aspectos significativos e insoslayables de los mismos conceptos, presentes en su
materialidad textual y relativos a la dimensión holística-hermenéutica de todo trabajo con fuentes textuales. Sin
embargo, esta precaución metodológica no tiene por finalidad garantizar una labor fundamentalmente exegético-
descriptiva, sino al contrario, compensar las unilateralidades potenciales una empresa principalmente analítico-crítica,
que parte ya de una selección, organización metodológicas del material fuente.
Nuestra hipótesis a este respecto es que la búsqueda de la lógica que unifica la conceptualización de Deleuze y
Guattari de la sociedad requerirá atender la ubicación singular que presenta aquí el concepto de poder. Esta hipótesis
se apoya en dos razones. La primera de ellas atiende a nuestro trabajo previo con la filosofía social de Deleuze y
Guattari, del que una de sus conclusiones provisionales es la exhibición del concepto de poder como el de un agente
de producción de subjetividad (cf. Díaz 2014 y 2015). Esta definición, que deberá confirmarse en la investigación
propuesta, da cuenta de la posición estratégica del concepto en la lógica que relaciona los problemas seleccionados:
en tanto productor de subjetividad el poder se encontrará presente tanto en la cuestión ontológica -al definirse por
ejemplo, lo que se entiende por sujeto y por aquello que lo produce: el tipo de procedimiento, los materiales, la
finalidad, el resultado-, en la cuestión lingüística –cuáles son las relaciones entre poder y lenguaje en esta
producción-, así como en la cuestión relativa a las relaciones estructura y agencia –por ejemplo si la producción de
subjetividad está asociada a uno de estos polos y de qué modo. La segunda razón de nuestra hipótesis
metodológica se apoya en que, de modo convergente con nuestro trabajo y a pesar de las diferencias tanto formales
como de contenido, los antecedentes más significativos de apropiación de conceptos del pensamiento deleuzeano y
guattariano para el horizonte problemático de la teoría social han destacado la importancia del concepto de poder en
la lógica general que unifica este pensamiento social o han sido criticados por omitir este aspecto (cf. Lazzarato 2006:
73-98; Hostaker 2014: 192-196; Clough et al. 2007: 389 y 392)
Precisamente porque nuestra finalidad no estriba en efectuar un comentario de los aspectos de la filosofía de
Deleuze que supongan alguna utilidad para la teoría social, sino analizar y críticamente un conjunto de conceptos y
una lógica de análisis que supone un potencial desplazamiento del enfoque respecto de problemas centrales para la
teoría social contemporánea, es que pretendemos, como horizonte de trabajo sistematizar nuestros resultados en
una producción teórica independiente tanto del contexto de justificación que permite el estudio histórico de sus
fuentes como de las particularidades de los sujetos históricos y psicológicos de enunciación.

-Actividades a desarrollar:
/ Semestre Sem Sem Sem Sem Sem Sem Sem Sem Sem Sem
Actividad / 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Cursos de doctorado. X X X X X X
Actualizaciòn de bibliografía secundaria, constitución definitiva X
de corpus.
Análisis bibliográfico y conceptual. X X X X
Sistematización del análisis y evaluación de resultados. X
Comunicación de avances en revistas y congresos científicos. X X
Redacción de Tesis. X X

4- Factibilidad:
Las condiciones de factibilidad de nuestro trabajo están dadas por los tres tipos de recursos: humanos, de
infraestructura y bibliográficos/documentales. El lugar de trabajo escogido reúne sobradamente los requerimientos a
estos tres respectos. El Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS), unidad ejecutora del
CONICET donde se radicará esta investigación, está emplazado en calle Rondeau 467 (PB, pisos 1ro. y 3ero.), y se
configura como un espacio multidisciplinar equipado y adecuado para el trabajo de investigadores y becarios. 1
En este centro trabaja el director del presente proyecto, quien dirige además el Programa en Teoría Social
Contemporánea en el que se enmarca y se radica el grupo SECyT B que integro, “La cuestión del poder en la teoría
social contemporánea”. Allí también se radica el grupo SECyT A “Política y postfundacionalismo: hacia la
construcción de un marco teórico-metodológico", dirigido el Dr. E. Biset, director de mi tesis de licenciatura, con el
que se realizan frecuentes intercambios desde una perspectiva de colaboración interdisciplinar. El lugar de trabajo
escogido integra así recursos humanos y de infraestructura para la realización del proyecto.
Por otra parte, nuestro trabajo previo de licenciatura sobre los autores cuyos conceptos confrontaremos críticamente
contribuye también a facilitar la realización de este proyecto, así como la formación prevista en nuestro doctorado,
propuesto en el área de la Sociología y las Ciencias Sociales.

5- Bibliografía:
ALEXANDER, J. C. (1985) Theoretical Logic in Sociology, Routledge, Londres.
------------------------- (1988) “El nuevo movimiento teórico”, en Estudios Sociológicos, v. 6, n. 17, pp. 259-307.
------------------------- (2000). Sociología cultural: Clasificación en sociedades complejas. Barcelona, Antrhopos.
ANTONELLI, M. (2011), “El capitalismo según Gilles Deleuze: inmanencia y fin de la historia”, Cuadernos de Filosofía, n. 57, pp.
57-66.
ARCHER, M. (1995) Realist Social Theory. The morphogenetic approach. Cambridge, Cambridge University Press.
AUROUX, S., (2000) Histoire des idées linguistiques. Liége. Margada.
BONELL, V. y HUNT, L., (2000) Beyond the Cultural Turn. New directions in Studies of Society and Culture. California, University
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BOUDON, R., (1999) Les sens des valeurs. Paris. PUF.
BUNGE, M. (1979) Causality and modern science. New York, Dover.
CLOUGH, P.et al. (2007). “A new Philosophy of Society: Assamblage Theory and Social Complexity. Book Review.” en Theory,
Culture & Society, vol. 24, n. 7-8, pp. 387-393.
COLEMAN R., y RINGROSE J., (2013) Deleuze and research methodologies. Edinburgh, Edinburgh University Press.
CORCUFF, Ph. (2007). “Stirner, Marx, Durkheim et Simmel face á la question individualiste : entre sociologie et anthropologies
philosophiques”, en Amri L., (comp) Les changements sociauz en Tunisie, 1950-2000, Paris, L’ Harmattan,
------------------- (2013). Las nuevas sociologías. Principales corrientes y debates, 1980-2010. Buenos Aires, Siglo XXI.
DAWSON, G., (1985) “Perspectivism in Social Sciences”, en Philosophy n. 60, Cambridge University Press, pp.373-380.
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DELEUZE, G., (1995) Conversaciones. Valencia. Pre-Textos.
------------------- (2014) El poder. Curso sobre Foucault, tomo II. Buenos Aires. Cactus.

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