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Marquette University
Jaber F.Gubrium. University of Florida.
Traducción:, Patricia Lucilli, Lara Maksimovic y Lorena Fuentes
1. INTRODUCCIÓN
Piensen en cuánto aprendemos sobre la vida contemporánea por medio de las entrevistas.
Larry King nos presenta a los presidentes y los traficantes de influencias. Barbara Walters
dilucida las profundidades emocionales de las estrellas y las celebridades. Oprah, Geraldo y
Donahue invitan a la gente común, atormentada y extraña a “vaciar sus corazones” a
millones de televidentes, y los amigos íntimos y los expertos cuentan la historia de
“O.J.Simpson” para TV y los tablóides.
Vivimos en lo que se llama “la sociedad de la entrevista” (Silverman,1993). No sólo los
medios, sino los investigadores sociales cada vez más reciben la información a través de las
entrevistas. Se estima que un 90% de todas las investigaciones de ciencias sociales
aprovechan los datos de las entrevistas (Briggs, 1986).La entrevista parece ser el modo
universal de indagación sistemática (Imán, Cobb, Fedman, Hart & Stember, 1975), por eso
los sociólogos, psicólogos, antropólogos, psiquiatras, médicos clínicos, administradores,
políticos, encuestadores y expertos tratan a las entrevistas como sus “ventanas hacia el
mundo”.
Como de costumbre, los que tienen curiosidad sobre los sentimientos, pensamientos o
experiencias de otra persona, creen que tan sólo tienen que hacer la pregunta correcta y la
“realidad” del otro será suya. Studs Terkel, un periodista y sociólogo destacado, dice que él
simplemente prende su grabadora y pide a la gente que hable. De su brillante estudio sobre
las entrevistas de actitudes y sentimientos acerca de trabajo, escribe:
Así como tan sin pretensiones es la imagen de Terkel sobre la entrevista, es evidente en
las ciencias sociales:”La búsqueda” de los hechos y sentimientos reales que se encuentran
en el interior. Desde luego que existe una tecnología altamente sofisticada que dice a los
investigadores como hacer las preguntas, qué tipo de preguntas no hacer, el orden en el cual
hay que hacerlas y las maneras de evitar a decir las cosas equivocadas que podrían arruinar
los datos (Fowler&Mangione, 1990; Imán et al., 1975).Pero el modelo básico es similar al
que Terkel usa tan hábilmente.
La imagen del investigador de ciencias sociales muestra la entrevista como una misión
de “buscar-y-encontrar”, con el entrevistador propuesto en encontrar lo que ya está dentro
de los encuestados variablemente cooperativos. El desafío es extraer la información tan
directamente como sea posible. Las tecnologías de entrevistas, altamente refinadas, hacen
más eficiente el proceso, lo estandardizan y “hacen potable”, pero a pesar de su
sofisticación metodológica, continuamente ignoran las más fundamentales preguntas
epistemológicas: ¿De dónde viene este conocimiento y cómo se obtiene?
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Los investigadores sociales generan datos masivos pidiendo a la gente que hable de sus
vidas; los resultados, conclusiones o conocimientos provienen de las conversaciones.
Aunque esas conversaciones pueden ser configuradas de maneras diversas, como informes
sumamente estructurados, estandardizados orientados cuantitativamente, o como una
entrevista guiada de manera semi-estructurada, o como los intercambios fluidos, todas las
entrevistas son los eventos interactivos. Sus narraciones pueden ser tan truncadas como las
respuestas de elección múltiple o tan elaboradas como las historias de la vida, pero en todo
caso, son construidas in situ, y son el producto de la conversación entre los participantes de
la entrevista.
La mayoría de los investigadores admite que las entrevistas son interacciones sociales,
pero la literatura sobre la estrategia y la técnica de la entrevista, se preocupa en primer
lugar por maximizar el flujo de la información válida y confiable y, mientras tanto,
minimizar las distorsiones de lo que el entrevistado sabe (Gorden,1987).La entrevista es
formulada de esta manera como una fuente potencial de la parcialidad, error, malentendido
o malversación, una serie de problemas que hay que minimizar. La rectificación es simple:
si el entrevistador simplemente hace las preguntas debidamente el entrevistado dará la
información deseada.
Este enfoque, sin embargo, sigue tratando a la conversación de entrevista como un
conducto de transmisión del conocimiento. El “giro lingüístico” reciente en la investigación
social -un interés compartido por las perspectivas postestructuralistas, postmodernistas,
construccionistas y ethnometodologistas- ha aumentado el número de preguntas sobre la
posibilidad de reunir conocimientos en la manera que ese enfoque presupone. De
diferentes modos, estas perspectivas sostienen que ese significado es socialmente
constituido; todo conocimiento es creado por la acción que se escoge para obtenerlo.
Esto además sugiere que, lo que pasa por conocimiento es el producto mismo de la
interacción (Cicourel,1964,1974; Garfinkel,1967).Tratar la entrevista como un encuentro
social nos lleva bastante rápido a la posibilidad de que la entrevista no es simplemente un
conducto neutro o una fuente de distorsión, sino un punto productivo del conocimiento
mismo.
Charles Briggs (1986) sociolingüista dice que las circunstancias sociales de las
entrevistas son más que obstáculos para la articulación de verdades particulares de los
encuestados. Briggs nota que, como otros modos del habla, las entrevistas
fundamentalmente, no incidentalmente, dan forma y contenido a lo que está dicho.
Aarón Cicourel(1974) va más lejos, sosteniendo que las entrevistas prácticamente
imponen ciertas maneras de entender la realidad según las respuestas del sujeto. La lectura
que se revela es que los entrevistados son profunda e inevitablemente involucrados en la
creación de los significados, los cuales aparentemente, están en el interior de los
entrevistados (ver Manning, 1976).
Cicourel (1964,1974) continúa ofreciendo sugerencias perspicaces y matizadas para
hacer que las interacciones típicas de la entrevista tengan sentido. Briggs (1986) se
concentra más en como plantear las preguntas de manera que sean más apropiadas y
coherentes para los entrevistados, reconociendo que los intercambios de tipo pregunta-
respuesta proporcionan el contexto y pasan las suposiciones culturales y prácticas
lingüísticas locales. Eliot Mishler (1986,1991) presenta las complejidades contextuales y
narrativas de la entrevista, sugiriendo que la narración misma es cultural. Todos estos
autores señalan la necesidad de desarrollar el entendimiento de los significados que son
puestos en práctica por el entrevistador y el entrevistado, o para evitar malentendidos y
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errores de la interpretación o para mostrar la interpretación como una construcción social
en su propio derecho.
Esto apunta a un descuido importante del enfoque típico: las dos partes en la entrevista
son inevitablemente activas. Cada uno está involucrado en el proceso de construcción del
significado (meaning-making work).El significado no es tan sólo obtenido por las
preguntas, ni tampoco sencillamente transmitido a través de las respuestas del entrevistado;
está armado activa y comunicativamente en el encuentro de la entrevista. Los entrevistados
no son los depósitos del conocimiento-tesoros de la información que esperan ser
excavados- sino que son los constructores del conocimiento en colaboración con los
entrevistadores.
Este texto expone que todas las entrevistas son interpretativamente activas, implicando a
las prácticas que “hacen los significados” de ambos lados, entrevistadores y entrevistados.
Estamos de acuerdo que si los datos de la entrevista son inevitablemente colaborativos
(Alasuuri, 1995; Holstein & Staples, 1992), tratar de despojar las entrevistas de sus
ingredientes interaccionales sería inútil. En vez de agregar a la larga lista de las
limitaciones metodológicas, debajo de la cual las entrevistas deberían ser conducidas,
tomamos un enfoque más positivo, proponiendo una orientación por medio de la cual los
investigadores admiten las contribuciones constitutivas del entrevistador y el entrevistado,
y las incorporan, a propósito y a conciencia, en la producción y el análisis de los datos de la
entrevista.
El libro ofrece-una teoría implícita de la entrevista- más que un inventario de métodos.
No estamos sugiriendo que la entrevista “activa” es una herramienta distintiva de la
investigación; en vez de eso, usamos el término para hacer hincapié en todas las entrevistas
como constructoras de la realidad, ocasiones para “hacer significados”, sean reconocidas o
no. Ofrecemos el enfoque social constructivista (cf. Berger & Luckmann, 1967; Blumer,
1964; Garfinkel, 1967) que considera que el proceso de la producción de significado es tan
importante para la investigación social como el significado de lo producido. En otras
palabras, pensamos que entender “cómo” el proceso de hacer significado se extiende a la
entrevista es tan crítico como darse cuenta de lo “qué” es preguntado y expresado,
fundamentalmente. Los “como”, naturalmente, se refieren a los procedimientos
interaccionales, narrativos, de la producción del conocimiento, no tan sólo a las técnicas de
la entrevista. Los “que” se extienden a los asuntos que guían la entrevista, el contenido de
las preguntas y la información fundamental comunicada por el entrevistado. Volvemos a
ese interés dual de los “como” y los “que” de la producción significativa todo el tiempo en
el libro.
Nuestra perspectiva está claramente influenciada por los enfoques ethnometodológicos y
otros relacionados (ver Garfinkel, 1967;Heritage,1984;Pollner,1987;Silverma,1994).De
muchas maneras, también resuena con las críticas metodológicas y las reformulaciones
ofrecidas por una serie de especialistas feministas (ver De Vault, 1990; Harding, 1987;
Reinharz, 1992; Smith, 1987).En su manera inconfundible, la ethnometodología, el
construccionismo, el postestructuralismo, el postmodernismo y algunas versiones del
feminismo son todos interesados en temas relacionados con la subjetividad, complejidad,
perspectiva y construcción significativa. Tan valiosos y perspicaces como son esos
enfoques tienden a enfatizar los “como” del proceso social, a expensas de los “que” de las
experiencias vividas (cf. Williams, 1958/1993).Queremos dar con el justo medio entre esos
“como” y los “que” como la manera de reapropiarse de la relevancia de lo esencial y el
contenido de los estudios de los procesos de la construcción social. Auque el énfasis en el
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proceso agudizó su interés y debatió sobre el estatus epistemológico de los datos de la
entrevista, es importante no perder la pista de lo que se está preguntando en las entrevistas
y a su vez, lo que está transmitido por los entrevistados. Demasiado estrecho el foco en
“como” tiende a desplazar los significativos “que”-los significados y el material cultural-
que sirve como motivo relevante para lo que crítico de estudios culturales Paul
Willis(1990) llamaría “el trabajo simbólico” de hacer u responder las preguntas.
El libro da algunas observaciones bastante inconvencionales para la mayoría de los
estándares de las ciencias sociales. Como una explicación de los apuntalamientos teóricos y
epistemológicos de las prácticas de la entrevista en general, el libro es más un recurso de la
concientización conceptual que una formula de conducir cierto tipo de las entrevista. Por
consiguiente, el libro podía ser de interés especial a los investigadores que buscan a
entender mejor como se producen e interpretan los datos de la entrevista. Sus implicancias
de procedimiento podrían mostrarse especialmente útiles en el diseño, ejecución
interpretación de los estudios sobre las entrevistas que se concentran en producir sentido –
tanto el proceso como el producto.
Tomando la actividad de toda la entrevista como nuestro punto de partida, el libro
discute como la entrevista cultiva los significados, tanto como “busca” la información. En
los capítulos posteriores localizamos este punto de vista activo en relación con los
conceptos más tradicionales (cap.2) y examinamos las imágenes alternas del sujeto detrás
del entrevistado (cap 3). Luego hablamos de cuerpos complejos de la experimentación que
provee a los participantes con recursos de los cuales ellos formulan respuestas (Cáp.4)
mostrando como entrevistadores crean los parámetros interpretativos para los próximos
cambios y determinan la manera en la cual los temas se tratan y las respuestas se reúnen
(Cáp.5).
Proseguimos a ilustrar como los participantes conectan las observaciones, experiencias y
los conceptos para producir los horizontes del entendimiento de lo que está dicho (Cáp.6) y
explorar las bifurcaciones de reconocimientos de las voces múltiples que pueden constituir
la entrevista (Cáp.7). Por último, concluimos con el replanteamiento de los intereses
metodológicos estándar en relación con la entrevista activa. Nuestra discusión empieza
ubicando la entrevista activa en relación con las creencias más convencionales.
2. LA ENTREVISTA ACTIVA
EN PERSPECTIVA
Las entrevistas varían de manera importante en distintos tipos. C.A.Moser (1958), por
ejemplo, los distingue a través del continuo funcional. De un lado, él pone las entrevistas
cuyo propósito es interrogar, ayudar, educar o evaluar a los entrevistados-como en las
entrevistas de trabajo o investigaciones policiales. Tales indagaciones son conducidas
pensando en objetivos decididamente prácticos. Las entrevistas con las metas más
abstractas o académicas, como informes sociales de gran escala, ocupan el lado opuesto del
continuo. Eleanor y Nathan Maccoby (1954) clasifican las entrevistas según que tan
“estandardizadas“son pensando en parte si la entrevista es guiada por las preguntas
estructuradas y si está orientada a la medición o es organizada más flexiblemente y apunta a
sacar a luz los significados subjetivos.
John Madge (1965) contrasta, lo que él llama, las “entrevistas estructuradas” con las
“masivas”, clasificándolas según “si al entrevistado se le da alguna libertad a elegir los
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temas que se van a discutir y la manera en la cual serán discutidos”. (p.165).Los formatos
incluyen las entrevistas no dirigidas que el método rogeriano favorece. (Ver Rogers, 1945)
entrevistas informales e historias de vida. La mayoría de las investigaciones de gran escala
caen en la categoría de la entrevista masiva. Por lo general la clasificación se centra en las
características y objetivos del proceso de la entrevista, con poca atención puesta en cómo
difieren las entrevistas en la producción de conocimiento.
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sus interacciones, no del sujeto, que en condiciones ideales ofrece informes auténticos
cuando se le hacen señas para que así lo haga.
¿Qué sucede, no obstante, si damos vida a la imagen del sujeto que hay detrás del
entrevistado? Interpretado como activo, el sujeto detrás del entrevistado no solo tiene los
hechos y los detalles de experiencia sino que en el mismo proceso de ofrecerlos como una
respuesta, constructivamente agrega, quita y transforma los hechos y los detalles. El
entrevistado no puede “arruinar” lo que él o ella, de hecho están subjetivamente creando.
Este sujeto activado reconstruye las experiencias antes, durante y después de tomar papel
de entrevistado. Como un miembro de la sociedad, él transmite y modifica el conocimiento
que el entrevistado expresa al entrevistador; es “siempre ya” un creador activo de
significado. Porque las respuestas del entrevistado son continuamente armadas y
modificadas, el valor verdadero de las respuestas no puede ser juzgado simplemente en
cuanto corresponde con lo que yace en un recipiente de las respuestas objetivas.
Desde un punto de vista científico más tradicional, la objetividad o la verdad de las
respuestas de la entrevista podrían ser evaluadas en cuanto a la confiabilidad, hasta cierto
punto hacer preguntas produce las mismas respuestas, cuando sea y donde sea que se
realicen, y a la validez hasta el punto en que la indagación produce las respuestas
“correctas” (Kira & Miller, 1986).Cuando la entrevista es considerada como una ocasión
dinámica para hacer significados, se aplican sin embargo otros criterios, centrados en como
se construye el significado, las circunstancias de la construcción y las conexiones
significativas que son armadas para la ocasión. Aunque continúa el interés por el contenido
de las respuestas, toma en cuenta más que nada a cómo y qué el sujeto/entrevistado produce
y transmite en colaboración con un entrevistador igualmente activo, sobre la experiencia
del sujeto/entrevistado en circunstancias interpretativas. Uno no puede esperar que las
respuestas de una ocasión se reproduzcan en la otra, Porque ellas surgen de circunstancias
diferentes de la producción. De manera parecida, la validez de las respuestas no viene de su
correspondencia con los significados en la entrevista sino de su habilidad de transmitir
realidades experimentales ubicándolas en condiciones que sean localmente comprensibles.
El enfoque activo de la entrevista se pone en perspectiva mejor contrastándolo con los
enfoques más convencionales. Ofrecemos dos ejemplos que se difieren en gran medida en
sus orientaciones hacia las verdades experimentales que tienen los sujetos pasivos. Un
enfoque que expone David Silverman (1985, 1989,1983) refleja las sensibilidades de
“aclaración” que se orienta hacia el valor racional de lo que se comunicó. Se enfoca en
declaraciones fundamentales explicaciones y razones con los cuales el entrevistado articula
la experiencia. Usamos el libro “Conversaciones al azar” inusualmente sincero, de Jean
Converse y Howard Schuman (1974) como el texto ejemplo. El otro enfoque, cual, en
palabras de Silverman, refleja sensibilidades “romanticistas”, se orienta hacia valores más
auténticos, supuestamente más profundos de los sentimientos del sujeto.El énfasis aqui está
en sentimiento y emoción- el núcleo no adulterado de la experiencia humana-.Usamos el
libro “La entrevista creativa” de Jack Douglas (1985) como el ejemplo.
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entrevistadores profesionales del Centro de la investigación CON FINES DE ENCUESTA
también contribuyeron con sus observaciones, generalmente con “pequeñas reseñas”
escritas en las última página del cuestionario.
La sinceridad del libro lleva involuntariamente a la yuxtaposición de dos imágenes
perfectamente diferentes del sujeto detrás del participante de la investigación. De un lado,
se nos presenta la imagen preferente de “recipiente-de-respuestas” del sujeto.
Sin embargo, la imagen contrastante también se filtra por el libro, insinuada desde el
principio cuando los autores escriben: “No hacemos una apología de la naturaleza subjetiva
de ese material-es la razón de ser del libro-pero hacemos hincapié en que no es la intención
estar en oposición con la investigación más objetiva del proceso de la entrevista”. (p. Vii).
El libro ilustra de un modo muy rico como un entrevistado puede ser simpático y
también difícil y exasperante. Describe las personalidades interesantes y complejas y los
significados con los que los entrevistadores se encuentran mientras están entrevistando,
representándolos como “el placer de las personas” y los “entendidos de lo particular”.Pero
los autores advierten al lector que aunque será evidente desde el principio hasta el fin, que
el entrevistado puede ser bastante activo interpretativamente, eso no está en contra de la
información objetiva. Esta información, que el lector finalmente conoce, proviene del
reservorio de conocimiento que yace detrás del entrevistado pasivo. Los autores no creen
que la conducta del entrevistado implica a su sujeto en la construcción del significado. Tan
animado, desinhibido, entretenido y difícil como puede ser a veces el entrevistado, su sujeto
pasivo en última instancia contiene las respuestas buscadas en la investigación.
Converse y Schuman presentan a los entrevistadores que pensaron considerablemente en
la posibilidad de que los entrevistados representan los sujetos interpretativamente activos y
no pasivos. Un estudiante recibido como el entrevistador, preguntándose si el responderte
puede ser un sujeto de una clase diferente a la presumida por los científicos sociales dice:
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el blanco .En parte, es cuestión de controlarse uno mismo como entrevistador, así es que
uno no interfiere en lo que el sujeto pasivo esta dispuesto a dar. El entrevistador debe
deshacerse de la conciencia, de la propia identidad, ocultar la opinión personal y evitar
estereotipar al entrevistado. Aprender el papel del entrevistador es también una cuestión
para controlar la situación de la entrevista para facilitar la expresión sincera de opiniones y
sentimientos. Lo ideal sería que la entrevista sea conducida en privado.
Esto ayuda a asegurar que los entrevistados hablarán directamente de sus recipientes de
respuestas, no como consecuencia de la presencia de otros. El entrevistador experto aprende
que el así llamado “arranque da la conversación” que podría tener un a fuerza motriz
interpretativa por si sola, avivada por la subjetividad activa del entrevistado y el
entrevistador, tiene que ser dirigido de tal manera que “el empuje de la investigación” (p.
26) sea mantenido en foco.
En condiciones ideales, las presiones de la entrevista sobre la conducta que van a
producir “los datos buenos y concretos” son dirigidas por medio de una conversación
“liviana”(p. 22).
El libro de Converse y Schuman, desde el principio hasta el fin, provee puntos de vista
de cuán problemática es la imagen del sujeto pasivo en la práctica. Las ilustraciones
generosas nos dicen repetidamente que las entrevistas son conversaciones donde los
significados no sólo son transmitidos sino cooperativamente acumulados, recibidos,
interpretados y anotados por el entrevistador. El entrevistador veterano aprende a manejar
las presiones de la conversación para que los propósitos de la entrevista y la orientación
hacia una ocasión activa que construya los significados parezca ser un simple paso
epistemológico.
LA ENTREVISTA CREATIVA
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entrevistador debe establecer un clima para la revelación mutua. La entrevista debería ser
una ocasión que demuestra la buena voluntad del entrevistador para compartir sus
sentimientos y los pensamientos más profundos. Esto se hace para convencer a los
entrevistados que ellos pueden, a su vez, compartir sus propios pensamientos y
sentimientos. La profunda revelación del entrevistador da lugar y legitimiza las
revelaciones recíprocas del entrevistado. Douglas sugiere que esto es reprimido
rigurosamente por la neutralidad cultivada de la entrevista CON FINES DE ENCUESTA
estándar. Como para plantear la regla fundamental, Douglas (1985) escribe:
Douglas ofrece un conjunto de pautas bastante explícito para la entrevista creativa .Una
es que “el genio de una entrevista creativa implica un 99 % de transpiración” (p. 27); hacer
que el entrevistado se revele profundamente requiere mucho más trabajo que obtener sólo
opiniones. La segunda máxima para “dedicarse a las investigaciones profundas del alma
humana” es “investigador, conócete a tu mismo” (p.51).Es necesario el autoanálisis
continuo de parte del entrevistador, quien claro está también es el investigador, no sea que
los mecanismos de defensa propia del entrevistador trabajen en contra de la revelación y la
compresión mutua. La tercera pauta es mostrar obligadamente la revelación mutua,
expresando un interés duradero de los sentimientos. Refiriéndose al entrevistador creativo
neófito quien “ha hecho algunos estudios sobre la vida maravillosamente reveladoras”,
Douglas escribe que el entrevistador creativo es “conducido por...los sentimientos
amistosos, comprensivos y adorables, pero agrega una simpática capacidad de asombrarse
ante los misterios que se descubren. (p.29).
Las fuentes aprovechadas por la entrevista activa que son consideradas emocionales,
entran en contraste claro con la imagen racional preferida que se filtra en el libro de
Converse y Schuman. En el estilo inimitable de Douglas , él escribe que el conocimiento y
la sabiduría son parcialmente producto de las interacciones creativas –de búsquedas mutuas
de la comprensión, “la comunión de las almas” (p. 55, énfasis en el original).Mientras que
el sujeto imaginado de Douglas es básicamente emotivo, este sujeto , en el papel del
entrevistado colabora activamente con el entrevistador para crear los significados
mutuamente reconocibles, haciendo analogía con lo que sugiere el entrevistador en el libro
de Converse y Schuman. En este aspecto, lo mutual de la revelación-el carácter “creativo”
de la entrevista creativa-transmite, agrega y da forma a lo que se dijo, por derecho propio.
Lo que Douglas no reconoce, sin embargo hay que admitirlo, es que este sujeto activo
pueda constituir las fuentes de la experiencia en términos racionales u otros, no
necesariamente emocionales. Así el sujeto entrevistado de Douglas permanece
esencialmente pasivo, aunque creativamente emotivo, una fuente de experiencia,
probablemente no como el entrevistado que “se abre” mientras está tomando unos tragos
con Studs Terkel.
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Hace casi cuatro décadas, Ithiel de Sola Pool (1957), el crítico prominente de la
investigación de la opinión pública, escribió para el vigésimo aniversario de la fundación de
la publicación trimestral Opinión Pública:
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una conexión del sexo (genero) reconocible, si no universalmente aceptada. Otra residente
podía enumerar las calidades del cuidado de su centro, fría y metódicamente, sin mencionar
sus sentimientos. Ofreciendo su propio punto de vista del asunto, la entrevistada podía decir
que “ponerse emotivo” sobre “esas cosas” nubla el criterio claro, implicando un tipo
diferente del sujeto, que se parece más al entrevistado racional descrito en el texto de
Converse y Schuman. Los recursos especiales –como es el nexo cultural común entre las
mujeres y los sentimientos, o la tradición cultural entre el pensamiento claro y la
emotividad-son usados para formar el sujeto.
Esto nos trae otro tipo de la contingencia comunicativa los como de la empresa de la
entrevista. El punto de vista del cual la información se ofrece es continuamente
desarrollado en relación con la interacción del cuidado, por ejemplo, los residentes de hogar
de ancianos como los entrevistados, no solo ofrecen los pensamientos fundamentales y los
sentimientos pertinentes al tema que se está estudiando, sino controlan quienes son en
relación con las personas que les están interrogando. Por ejemplo prologando sus
comentarios sobre la calidad de la vida en su centro de hogar de ancianos informa al
entrevistador que ella quiere ser escuchada como una mujer, no como otra persona-no
simplemente una residente, una paciente de cáncer o madre abandonada. Si ella y cuando
ella comenta posteriormente,”si yo fuera un hombre en este lugar”, la residente formula sus
pensamientos y sentimientos sobre la calidad de la vida de manera diferente, produciendo
un sujeto alternativo. La entrevistada está esforzándose claramente mientras se desarrolla la
entrevista.
Los “como” de la entrevista no son arbitrarios, ni parciales. El sujeto es constituido
interactivamente en relación con los contextos que se desarrollan de la entrevista. El sujeto
activado como racional en última instancia, por ejemplo, llega a ser el recurso narrativo
para el entrevistador y el entrevistado, una señal para hacer y responder las siguientes
preguntas. En este contexto, el entrevistador tiene confianza a preguntar sobre las razones
de no tener sentimientos sobre el tema, las evaluaciones del entrevistado sobre el hogar de
ancianos y el entrevistado se vuelve a su “sujeto” de razonamiento lógico para obtener
respuestas apropiadas.
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En nuestro enfoque, la realidad se constituye en el nexo de los “como”, y los “que” de la
experiencia a través de la práctica interpretativa-los procedimientos y recursos usados para
percibir, organizar y representar la realidad (Holstein, 1993; Holstein & Gubruim, 1994).
La entrevista activa es la forma de la práctica interpretativa que afecta al entrevistado y al
entrevistador mientras se articulan las estructuras interpretativas, recursos y orientaciones
que se llevan a cabo con lo que Garfinkel (1967) llama “razonamiento práctico”.Conectar
habilidad con las contingencias fundamentales da a entender que mientras la realidad está
constantemente “en construcción”, se arma usando los recursos interpretativos a mano. El
significado no se formula constantemente de nuevo, pero refleja las condiciones locales
relativamente perdurables, como son los temas de la investigación del entrevistador,
detalles biográficos, y las maneras locales de orientación hacia estos temas (Gubrium,
1988; 1989; Holstein & Gubruim, 1994).Estos recursos son sagaz y hábilmente trabajados
para las demandas de la ocasión siendo así que el significado no es ni predeterminado ni
absolutamente único.
Pero las entrevistas no tienen monopolio sobre la práctica interpretativa. ¿Por qué es
entonces la entrevista un modo especialmente útil de investigación social sistemática? La
respuesta está en la habilidad de la entrevista para incitar la producción de los significados
que se dirigen a los asuntos que tienen que ver con las preocupaciones particulares de la
investigación. Desde el punto de vista convencional de la entrevista el sujeto pasivo se
dedica a la versión “minimalista”de la práctica interpretativa, percibiendo, guardando y
transmitiendo la experiencia cuando es apropiadamente preguntado. Nuestra concepción
activa de la entrevista, sin embargo, otorga al sujeto el repertorio fundamental de los
métodos interpretativos y la reserva de los materiales de la experiencia. El punto de vista
activo evita la imagen del recipiente esperando que le den golpecitos a favor de la noción
que la capacidad interpretativa del sujeto tiene que ser activada, estimulada y cultivada. La
entrevista es la ocasión comúnmente reconocida para hacerlo formal y sistemáticamente.
Esto no quiere decir que los entrevistadores activos simplemente convencen a sus
entrevistados de las respuestas que prefieren para sus preguntas. Antes que eso, ellos
conversan con los entrevistados de tal manera que otras consideraciones entran en el juego.
Ellos pueden sugerir orientaciones y conexiones entre los aspectos diferentes de la
experiencia del entrevistado, anunciando-incluso invitando-las interpretaciones que utilizan
los recursos, nexos, perspectivas particulares. Los entrevistadores pueden explorar los
aspectos articulados con su experiencia, alentando a los entrevistados a desarrollar temas
relevantes a su propia experiencia (De Vault, 1990).El objetivo no es establecer la
interpretación sino obtener un entorno favorable para la producción de la variedad y
complejidad de significados que se dirigen a los asuntos relevantes, y limitarse a agendas
predeterminadas. La metáfora dramatúrgica de Pool es acertada porque expresa las
condiciones estructurantes y la habilidad de la entrevista. Como un drama de personajes, su
narrativa está pautada, en tanto tiene uno o más temas, un papel distinguible y un formato
para la conversación. Pero también tiene un argumento a desarrollar, en el cual temas, papel
y formato son actualizados en el dar-y-tomar de la entrevista. Esta entrevista activa es un
tipo de “improvisacional performance” limitada//mach de improvisación limitada. La
producción es espontánea, menos organizada que la entrevista, esto es cierto solo en el
sentido en el cual tales interacciones son organizadas por otras personas que no son el
entrevistador. Las conversaciones resultantes no son necesariamente más “realistas” o
“autenticas”.Ellas simplemente toman lugar en donde son reconocidas como una posición
autóctona. Con el desarrollo de la sociedad de la entrevista, y la desprivatización cada vez
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mayor de la experiencia personal (ver Gubrium & Holstein, 1995; Gubruim, Holstein &
Buskholdt, 1994) encontramos que la entrevista se vuelve cada vez más un lugar común;
entrevistar se vuelve cada vez más una ocasión que se produce naturalmente para la
transmisión de la experiencia-una experiencia que ocurre a todo el mundo todo el tiempo.
Sin embargo, hablar sobre algunos temas, aunque sean profundamente importantes, puede
ser relativamente raro en el curso normal de la vida cotidiana, incluso en la sociedad de la
entrevista. Por ejemplo, tan ubicuo como parece hablar sobre la familia y la vida hogareña,
encontramos útil estudiar el discurso familiar en escenarios relativamente limitados, en la
mayoría de los cuales se provoca intencionalmente charla sobre la familia como parte
integral de la rutina, como en una terapia familiar, por ejemplo (ver Gubrium, 1992;
Gubrium & Holstein, 1990). Las entrevistas activas se pueden usar para adquirir práctica
interpretativa relacionada con asuntos que pueden no ser casualmente tópicos. Incitando la
producción narrativa, el entrevistador puede provocar desarrollos interpretativos que
podrían revelarse demasiado pocas veces para ser efectivamente capturados en su hábitat
natural, por decirlo de algún modo
Desde la perspectiva convencional podría parecer que el enfoque activo de la entrevista
busca formas no aceptables de tendencias.
El criticismo vale, no obstante, si uno supone una lista infinitamente limitada de la
práctica interpretativa. La parcialidad es un concepto con sentido, sólo si el sujeto posee la
comodidad preformada informacional que el proceso de la entrevista puede contaminar de
alguna manera. Pero si las respuestas de la entrevista son vistas como los productos de la
práctica interpretativa, no son productos preformados, ni siquiera puros. Son productos
prácticos. Cualquier situación de la entrevista-no importa que tan estructurada, restringida o
estandardizada es- se basa en la interacción entre los participantes. Debido a que el
significado socialmente construido es inevitablemente colaborativo (Garfinkel, 1967;
Sacks, Schegloff, &Jefferson, 1974) es prácticamente imposible liberar cualquier
interacción de esos factores que podían ser interpretados como contaminantes. Todos los
participantes en una entrevista son inevitablemente involucrados para producir significados.
Extendiendo este argumento, podríamos preguntar a quién, entre todos los potenciales
hacedores de sentido, seleccionamos para ser entrevistado activamente y ser escuchado
como una voz interpretativa competente para las experiencias del grupo? Esto implica
nuevamente al investigador. Desde un punto de vista convencional, la competencia es
entendida como una cualidad personal o capacidad que los individuos poseen o no.
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La aproximación activa, en cambio, reenmarca este concepto, considerándolo como una
categoría que es aplicada a las personas en la interacción. (Gubrium et Al, 1994).
Típicamente, en la interacción diaria competencias o atribuciones pueden ser ofrecidas
responsablemente cuando se puede argumentar que un individuo es capaz de lograr las
metas comunicativas de un acto social. Pero tales atribuciones generalmente se usan sin ser
examinadas, sin considerar sus mecanismos sociales en que funcionan o en su basamento
en categorías que tomamos por seguras, pese a que los usamos todo el tiempo.
Palabras de referencia pueden implícitamente asignar o contener competencia. Estas
clasificaciones afectan la forma en que escuchamos a los otros, llevándonos a tratar muy
seriamente a algunos y desechar otros como incapaces de decirnos algo válido.
Alguien dijo que “allways talk gibberish” por ejemplo no es probable que sea tratado como
una fuente de información útil y probablemente será ignorada/o.
Cuando las recolecciones de información formal, como interrogatorios policiales o acerca
del pasado personal, personas asignadas a categorías particulares, ex convictos, amigos
personales, o parientes por ejemplo- son considerados fuentes no confiables de
información y hasta pueden no ser consultadas. Ideas y decisiones acerca de la utilidad de
las comunicaciones son, de este modo, mediadas por definiciones de competencia personal,
que les confieren utilidad subjetiva, por decirlo de algún modo.
La palabra niño comúnmente opera de esta forma afectando como uno reacciona ante la
opinión del otro. Por ejemplo, una madre que participa en una clase sobre la efectividad de
los padres, reporto el siguiente incidente: describiendo como ella “lo manejó”.
La madre, ocupada en otros asuntos una tarde, escucho a su hijo de 5 años decir a su
hermana mayor que ella tenía enormes granos y que era fea. La hermana respondió furiosa,
gritando a su hermano y empujándolo con rudeza hacia un costado al tiempo que salía de su
cuarto dando un portazo. El niño rompió a llorar preguntando qué había dicho. Una fuerte
discusión tuvo lugar a través del pasillo, ya que ambos hermanos se gritaban desde
diferentes habitaciones. La madre entró al cuarto del hijo y lo reprendió por molestar a su
hermana. *****
Dirigiéndose a su hija, la madre le preguntó qué había sucedido mientras la consolaba.
Entre lágrimas y con voz entrecortada la joven repitió lo que su hermano había dicho y
agregó amargamente “ El siempre dice cosas como esas y lo odio!” La mujer entonces trató
de explicarle:
“Cariño, él es solamente un niño y no sabe lo que dice. Trata de recordar eso, sí? Los niños
pequeños dicen cosas como esas y si nosotros los escuchásemos seriamente, herirían
nuestros sentimientos siempre. El no sabe lo que dice, si lo supiera no lo diría. Tú eres una
chica grande y las chicas grandes saben más, o no?
En efecto, la madre estaba diciendo a su hija que no tome en cuenta las palabras de su hijo;
como es un niño “el no sabe en realidad lo que dice”. Por ende, él debe ser ignorado. Al
mismo tiempo, la madre menciona que si el chico fuese más grande y presumiblemente no
un niño, el hablaría diferente y podría garantizar que sus dichos sean atendidos seriamente.
Aquí se realizó una distinción importante entre lo que se dijo por una parte y quién lo dijo
por otra. La madre pidió a la joven que le diese un sentido particular a las palabras del hijo
debido a la clase de persona de que se trataba, un niño.
14
Esta es un modo bastante común de utilizar la categoría “niño”. Otras etiquetas son usadas
en forma similar para significar competencia e incompetencia. El otro extremo del curso de
la vida, por ejemplo, provee palabras y definiciones de uso como anciano y senil, que
pueden sugerir que aquellos a quienes se aplican no pueden expresar competentemente lo
que piensan o cómo sienten y por implicación, no pueden ser respondentes útiles.
15
vida. Mayhew rompió con esta convención al descubrir que los pobres podían en realidad
hablar competentemente acerca de la vida:
Madge (1965) sugiere que la idea de entrevistar a cualquier persona sobre su vida, dejando
de lado los pobres, no tenía precedentes hasta esa época aun cuando los pobres y la pobreza
eran tópicos de considerable debate público.
En realidad, la palabra entrevista no aparece hasta casi la época del estudio de Mayhew.
Aunque Mayhew era un periodista, la noción de entrevistar en su acepción de recolectar
hechos de la experiencia en general, para no mencionar la experiencia de la pobreza urbana,
sienta un precedente para la investigación social estableciendo un amplio espectro de
personas como narrativamente competentes.
La perspectiva emergente era que toda clase de personas, no sólo aquellos educados o ***
eran competentes para darle una voz creíble a la experiencia.
Encontramos un ejemplo paralelo en la historia de la investigación psicológica relacionada
con la palabra sujeto, Kurt Danziger (1990) compara la estructura social de
experimentación en tres laboratorios del siglo 19: la de William Wundt´s en Leipizig,
Alemania; la realizada por Alfred Binet en París, Francia y aquella a cargo de Francis
Galton en Londres, Inglaterra. Las prácticas disciplinarias asociadas con el sujeto en la
experiencia de Wundt eran distintas de aquellas que operaban en los laboratorios de Binet y
Galton. Wundt privilegiaba los sujetos “profesionales” sobre los “laicos” en la
experimentación.
El sujeto era pensado como alguien que sabía como responder eficientemente e
informativamente en tanto que objeto de un estímulo experimental.
Existía la creencia en el laboratorio de Wundt que los investigadores sabían mejor que otros
como ser sujetos. Wundt y sus estudiantes condujeron experimentos psicológicos
incluyendo estudios de la experiencia psicológica de diferencias apenas notables entre
objetos ubicados a diversas distancias uno del otro sobre la piel. Era común que los
investigadores actuaran como sujetos en los experimentos, porque se pensaba que los
investigadores podían identificar de un modo más revelador cuáles eran las diferencias.
Danziger (1990) lo explica:
Los roles de sujeto e investigador no estaban rígidamente separados, así entonces la misma
persona podía ocupar ambas posiciones en diferentes oportunidades. La diferenciación era
considerada como un asunto de conveniencia práctica, y la mayoría de los participantes en
una situación de laboratorio podían practicar ambos roles o cualquiera de ellos igualmente
bien.
16
Esta diferencia histórica en cómo el sujeto de la experimentación fue constituida señala la
importancia del rol que las palabras juegan como guías del curso de la acción.
Danziger observa que el primer uso consistente del término sujeto en psicología
experimental fue en el contexto de los experimentos clínicos de Binet.
El término adquirió posterior connotación médica en Inglaterra. La intercambiabilidad de
los roles en la experimentación en el laboratorio de Leipzig yacía en la creencia de que los
no-investigadores no eran tan narrativamente competentes como los investigadores para
informar los resultados. La experiencia de laboratorio Inglesa y Francesa, en contraste,
otorgaba una voz más importante y frecuente a la experiencia “ingenua” (naive),
distinguiéndola esta voz de la de los investigadores. El cómo los investigadores in sus
respectivos laboratorios seleccionaban a aquellos que serían eventualmente escuchados u
observados, está ligado a presunciones de competencia narrativa.
17
experiencias, los estudios feministas someten las asignaciones de competencia narrativa
tradicionales a un profundo examen.
Algunos académicos, como Carol Gilligan (1982), sostienen que la teoría psicológica ha
enmarcado la descripción y evaluación de la experiencia moral de las mujeres en términos
jerárquicos, individualizados y racionales, esto es, masculinos. Categorías relacionales,
citadas para tipificar el desarrollo de las mujeres se suprimen en este marco, silenciando
efectivamente las voces de las mujeres, y la sustancia particular de su experiencia. Otros,
como Dorothy Smith (1987,1990) proponen que las asignaciones de competencia narrativa
son condicionadas por practicas hegemónicas institucionales y textuales. Desde el punto de
vista de Smith, las experiencias de las mujeres, día a día son apropiadas más o menos
silenciosamente por las categorías descriptivas y demandas prácticas relacionadas de un
mundo organizado en términos de trabajo y ocio en la vida masculina. Smith mantiene que
si las experiencias femeninas serán representadas en términos de donde las mujeres están
ubicadas en el mundo, dicha locución debe ser un punto de partida para el análisis. .
Realizar acompañamiento terapèutico para la experiencia de las mujeres en términos
derivados de vocabularios institucionalmente creados para otro genero efectivamente niega
a las mujeres su propia experiencia vivida.
Cada uno de estos ejemplos ilustra a su modo como las asignaciones de competencia
narrativa trabajan para poblaciones especificas de valiosas para atraer la atención de los
investigadores. El tema de quien debería ser seleccionado para hablar en las entrevistas
parece preceder la pregunta de la representatividad de la muestra, yendo al corazón de que
entendemos por gente como opuesto a poblaciones. Si bien estudios sobre pobreza urbana
anteriores a Mayhew fueron ostensivos sobre la población pobre, las entrevistas y
observaciones de Mayhew alertaron al lector del siglo 19 acerca de la posibilidad de que
los pobres habían sido escasamente escuchados como personas, como narradores de sus
propias vidas Mas recientemente , los académicos feministas nos previnieron acerca del
mismo problema de selección, que ha operado para excluir las voces de las mujeres como
personas de la poblaciones investigadas. Las palabras por las cuales nos referimos a
nosotros mismos y a los otros todavía tienen una forma de afectar nuestra elección de
aquellos a quienes otorgamos voz en la investigación.
18
privilegio interpretativo a un amplio rango de voces, asignando competencia narrativa a
todos aquellos ubicados en la categoría reconociendo su valor común como seres humanos
y de allí como respondentes. Esto es algo que no concuerda con estrategias de selección de
respondentes que incluyen o ignoran personas sobre las bases de su “competencia cultural”
(Jhonson, 1990). Estas estrategias buscan voces que puedan impartir conocimiento
consensuado pero tienden a excluir aquellas que hablan de puntos de vista alternativos,
reflejando realidades diferentes. Seleccionar gente, por oposición a seleccionar
representaciones de la población, sugiere que los individuos en principio son igualmente
valiosos pese a diferencias individuales y por ello tienen valiosas historias que contar.
Aunque esto podría complicar la descripción de cultura y experiencia writ large, permite y
propicia representaciones de experiencia diversa y compleja.
Cuando Mayhew, por ejemplo, se referia a los pobres de Londres como gente, albergaba
seriamente la idea de que ellos podian ser invitados a hablar de la pobreza, su proyecto los
activaba como sujetos, incluyéndolos entre aquellos que podían ser consultados en busca de
una descripción de experiencia. En contraste, los que considerados miembros de una
población están por decirlo de algún modo, simplemente ahí, sin una voz individual. Esto
precipito a las académicas feministas a plantear convincentemente el tema de cómo el
investigador social pasa por alto la (población) “que solo esta allí” de mujeres y
especialmente el “solo-estar-allí” de la labor del ama de casa. (Smith, 1987). Marjorie De
Vault (1991), por ejemplo, plante a la pregunta de cómo las mujeres en tanto que
trabajadoras amas de casa constituyen la familia y la llevan adelante como empresa en
marcha. De Vault activamente “individualiza” el trabajo de ama de casa y el trabajo
hogareño de tal forma que en su investigación, podemos escuchar aquellas voces femeninas
que son constituyentes del sustento y el orden domestico.
En forma similar, Emily Abel (1991) individualiza el mundo de los cuidadores de personas
mayores en estado de salud delicado., haciendo visible las categorías por género y la lógica
interpersonal de las actividades de asistencia. Al describir la experiencia de cuidado desde
la perspectiva de hijas adultas, Abel relata como los asistentes por si mismos entienden sus
esfuerzos, los cuales en las experiencias femeninas, explica, inevitablemente se entrelazan
el preocuparse por y dedicarse. Estos territorios son separados regularmente en estudios
sobre asistencia. Analizando la data de las entrevista, Anne Opie (1994) implica el sentido
de que personas quienes mujeres (y hombres) son en tanto que cuidadores a través de
ilustrar como las diferencias en la practica asistencia entre géneros no pueden ser
representadas en categorías fijas. Una orientación para ambos mujeres y hombres, como
asistentes, no sólo como asistentas mujeres o asistentes hombres, revela categorías de
género constituidas a través de procesos sociales complejos, que atraviesan lazos
específicos intersexo. Usar categorías narrativamente fijas como hombre y mujer como
criterio para la selección de respondentes puede propiciar que los investigadores pasen por
alto la posibilidad de que ambos hombres y mujeres, como gente que brinda asistencia
pueden posicionarse a si mismos en las maneras en que describen la tarea de asistir.
La pregunta clave para la selección de respondentes es entonces que voces deberán ser
escuchadas y cuales silenciadas si consideramos la los individuos de maneras particulares
Aunque metodológica, la pregunta esta estrechamente ligada a la teoría en la que se
requiere un análisis critico de las categorías y vocabulario usado para identificar potenciales
respondentes. Podemos imaginar a Mayhew, por ejemplo, luchando con estos temas al
planificar su estudio de la pobreza. El extracto del prefacio, que hemos citado mas arriba lo
19
revela. Al usar la palabra gente, Mayhew expresa un interés central en el lenguaje “sin
adornos” y en la comunicación directa con aquellos que serán estudiados.
Fue a la gente pobre a quien el dirigió su atención, no simplemente a una población
existente- los pobres. Para distinguir gente de población, Mayhew estableció el estudio
activo de aquellos que pudieron dar una voz personal a la experiencia para publicar lo que
el llamo “la historia de un grupo de gente, de boca de esa misma gente”.
Seleccionar respondentes activos a una entrevista requiere reparar críticamente a las
atribuciones de competencia narrativa en el lenguaje de la investigación social. En tanto
que las palabras por las cuales nos referimos a nosotros mismos y a otros tienen un modo
de afectar a aquellos a quienes elegimos escuchar, el derecho a ser oído como
interpretativamente activo y narrativamente productivo esta en juego.
Las categorías y etiquetas pueden tener como fin la exclusión, las categorías de
investigación en particular
Una orientación crítica hacia la distinción entre gente y poblaciones trabaja en la dirección
opuesta, alertándonos sobre poblaciones que podríamos tomar en cuenta como voces de
gente.
Buscar respondentes activados es parte de un enfoque activo para el proceso de la
entrevista, no separado del o meramente un problema teórico. In la práctica, seleccionar
respondentes concientemente debido a la Asunción de que son capaces de producción
narrativa, continuamente socava el compromiso teórico de dignificar y estudiar la practica
en forma interpretativa.
Separar el interés de uno en una población particular de la preocupación por la gente
que constituye esa población podría realzar la pureza del proceso de selección de la
muestra, pero no nos ayuda a responder la pregunta de sobre quienes –esto es, que gente-
predican los descubrimientos de nuestro trabajo de investigación
Narradores de la experiencia
¿Quién es esta gente activa narrativamente? ¿Cómo son como respondentes? Si el sujeto
que está por detrás del respondente no es un pasivo depósito de respuestas, el entrevistador
no puede simplemente abrir la vasija, observando la compuerta abierta y entonces hablar. Si
el sujeto no es una tumba- no un escondite sellado de opiniones y emociones- el
entrevistador parece no representar bien el rol de “explorador” de cuáles son las mentiras
enterradas a simple vista.
¿Qué reemplaza a estas imágenes? El enmarcar la entrevista como una ocasión para la
producción narrativa sugiere una visión del respondente como un narrador de varias clases
(Bakhtin, 1981; Bruner, 1986; Myerhoff, 1992; Riessman, 1993; Sarbin, 1986; Todorov,
1984.) Como con cualquier historia, no obstante, el narrador está relatando la experiencia
en un tiempo y lugar específico, para una audiencia distintiva, con objetivos particulares en
mente (Bauman, 1986). Persiguiendo la imagen de la entrevista metafóricamente, el
narrador no está leyendo desde un texto fijo, el o ella están improvisando, hablando desde
los desafíos interactivos e informativos de las circunstancias inmediatas.
Pero el narrador no está simplemente “inventando” como él o ella siguen adelante. La
entrevista improvisada combina los aspectos de experiencia, emoción, opinión, y
expectativa, conectando partes diferentes en un todo coherente y significativo. El
responderte no sólo “inventa cosas” tal como el o ella inventivamente, juiciosamente, y
con un propósito determinado idea una narración que es verídica (true to life) - incluso si es
creativamente, espontáneamente suministrada.
20
Los narradores también crean sus audiencias. Sus relatos son ensamblados
responsablemente, con algo de concesiones mutuas (give- and- take) con los oyentes,
transmitiendo algo de lo que las audiencias quieren oir, tanto como relatando aquello que
espera meramente contarse (Gubrium & Buckholdt, 1982). Sin embargo, la entrevista
intencionalmente activa, presenta poco frecuentemente una audiencia emprendedora, al
menos en comparación con aquellos encontrados por la mayoría de los respondentes. De
hecho, el entrevistador puede requerir relatos bastante específicos y detallados sobre
aspectos particulares de la vida del narrador. Preguntas, objetivos, comentarios y
clarificaciones dirigen a los respondentes hacia tópicos particulares, invitando a
tratamientos narrativos distintivos. Las instrucciones del entrevistador pueden ser tan
generales como vagas como “Contame qué pensás sobre...” o tan demandantes o
específicas como “ En una escala del 1 al 10, decime cuan satisfecho estás con....” Por
ende, las respuestas se extienden desde elaboradas historias de vida hasta respuestas de una
sola palabra.
El narrador es colaborativo, pero no simplemente en el sentido conversacional en que los
entrevistadores hacen preguntas y los respondentes proveen respuestas. Más bien, el
intrevistador y el respondente interactúan más dinámicamente para producir relatos
significativos. Donde la visión tradicional del proceso de la entrevista marca una clara
distinción entre las tareas y roles del entrevistador y el respondente, la visión activa de la
entrevista apunta a un mayor rango de actividades interpretativas de ambas partes. Por
supuesto que el entrevistador hace preguntas, pero también el respondente. El entrevistador
sugiere tópicos de interés y modos apropiados de dirigirse a los tópicos. Pero las preguntas
y objetivos del entrevistador no son meros estímulos, son catalizadores de la producción
refleja de respuestas. Ellos son más como dispositivos contextuales que los respondentes
podrían seguir al caracterizar la experiencia, los estímulos interpretados y los temas para la
narración. Al mismo tiempo, los respondentes siguen su propia línea en la historia, como si
fueran tanto apreciando e investigando las posibilidades interpretativas que están
disponibles para direccionar las demandas narrativas de la entrevista.
Desafiados por el entrevistador, focalizado en direcciones prometedoras, y al menos
parcialmente concientes del terreno interpretativo a mano, el respondente se convierte en un
tipo de investigador de su propio derecho, consultando repertorios de orientaciones y
experiencias, conectando fragmentos en modelos, y ofreciendo “teoréticamente” coherentes
descripciones, acontecimientos y explicaciones. Lejos de meramente reproducir una crónica
de lo que ya está presente (escondido o oscurecido como podría ser), el respondente
compone activamente el significado a través de la pregunta situada y asistida.
El entrevistador no es irrelevante en este proyecto, pero sus contribuciones no son tan
específicas o determinantes como en el modelo de entrevista tradicional. El entrevistador
invita y asiste la producción narrativa, sugiriendo parámetros del tipo de narrativa
solicitada. La entrevista activa no está más dictaminada por un conjunto preestablecido de
preguntas específicas ya que está pobremente dirigida y limitada por la agenda temática del
entrevistador, objetivos y preguntas. La imagen Es más de un narrador sobre una correa
(tether) interpretativa poco firme hacia el proyecto del entrevistador, no un respondente
estrechamente asegurado a una agenda de entrevista.
En principio, todas las personas son narradores, en sus capacidades como competentes
narradores de sus vidas.
21
Como notamos al principio, nuestra perspectiva ofrece un modo distintivo de construir la
entrevista. El enfoque activo es algo más que un inventario de métodos; es una postura
teórica hacia la recolección y análisis de datos. Aún así, están implicados los
procedimientos de investigación. En este capítulo final, delineamos cómo los
procedimientos de selección son repensados en relación con la entrevista activa.
Selección de la muestra
Seleccionar una “muestra” para una entrevista activa se concibe de una manera bastante
diferente del muestreo hecho para una investigación con encuesta estandarizada. Los
enfoques tradicionales señalan a la población objeto de antemano, luego seleccionan
individuos que se asumen como capaces de hablar, confiable y válidamente por la
población en base a la representatividad y capacidad de brindar información. Pero como
22
sugerimos en el capítulo 3, el muestreo para la entrevista activa es un proceso continuo; el
designar a un grupo de respondentes es tentativo, provisional y a veces hasta espontáneo.
Respondentes adicionales, por ejemplo, podrían sumarse como parte de intereses de
investigación recientemente emergentes o de necesidades impuestas. Como las entrevistas
revelan horizontes de significado particulares asociados, decimos que, con posiciones
experimentales, físicas y culturales diferentes, el investigador podría querer solicitar
información de un expandido conjunto de gente que ocupa estas situaciones de interés o de
significancia interpretativa. La idea no es tanto capturar un segmento representativo de la
población, sino solicitar y analizar continuamente los horizontes representativos de
significado. De este modo, como si fuera el “marco de muestreo”, son los significados- los
qué de la experiencia- que emergen sólo a través de un proceso de descubrimiento atado a
la propia entrevista. Esta forma de muestreo activo ha sido descripto en detalle por Barney
Glaser y Anselm Strauss (1967).
Además, es en un sentido bastante diferente que la selección muestral es un proceso
continuo, centrado en los cómo de la construcción de significado. Esto se refiere de diversas
maneras a los posicionamientos narrativos de los respondentes, el contexto comunicativo,
la organización conversacional y las múltiples voces (multivocality) 1. Los respondentes son
capaces de articular asuntos, descripciones y evaluaciones en muchas maneras, desde más
de una voz, al hablar. Incluso cuando el respondente formalmente designado permanece
igual, el sujeto detrás del respondente podría cambiar virtualmente de comentario en
comentario. Así, por supuesto, tiene implicaciones significantivas quién o qué constituye la
muestra.
Considere las complicaciones y oportunidades encontradas en el muestreo en un estudio
de entrevista sobre la disponibilidad y calidad de los servicios de basamento comunitario
para las personas diagnosticadas como enfermos mentales crónicos. El estudio fue diseñado
para incluir una variedad de informantes dentro de la comunidad, incluyendo representantes
de las organizaciones y agencias proveedoras del servicio, clientes potenciales de esas
organizaciones, otros significativos potenciales clientes y otras personas conocedoras. Se
diseñó una muestra para obtener todos estos puntos de vista significativos.
Wellness, Inc2, un grupo de autoayuda local fue una de las organizaciones comunitarias
designadas como parte de la muestra. La directora ejecutiva aceptó actuar como
respondente, y la entrevista procedió suave e informativamente mientras ella relató detalles
de la misión del grupo, sus miembros, la base de recursos, objetivos, y así. Al tomar la
pregunta original de ser entrevistado como una invitación para hablar como directora de la
agencia y como líder grupal, la respondente desarrolló horizontes descriptivos y evaluativos
y conexiones reflejando la perspectiva del proveedor del servicio.
A mitad de camino de la entrevista, sin embargo, a la directora se le preguntó “Qué hace
que los clientes salgan del grupo?”. Aunque esto no fue anticipado explícitamente, la
pregunta sirvió como una invitación al respondente para intercambiar posiciones
interpretativas.. “Hablando como una ex paciente mental”, ella comenzó, “puedo decirle
cuan aislada solía sentirme antes de que estuvieramos juntos en el grupo”. Ella después
procedió a describir la organización desde la perspectiva del receptor del servicio.
Este reposicionamiento no sólo introdujo una complicación de voz, sino que representó
una incertidumbre muestral para los investigadores. El respondente había sido seleccionado
como un informante porque ella fue un “administrador organizacional”; los datos de su
1
Nota del Traductor: Por ‘vocality’ entendemos la libre expresión.
2
Nota del Traductor: ‘Inc.’ Término para designar ‘incorporated’ conf. LTD, PLC.
23
entrevista fueron para ser clasificados y analizados como parte de la muestra
“organizacional”. Con este cambio en la posición narrativa, el respondente ahora se
convirtió en un “cliente” del sistema de provisión del servicio, no un “proveedor”. Sus
respuestas a la entrevista parecieron absolutamente pertinentes, pero no como parte de la
original muestra organizacional. Las preguntas que se les presentaron ahora a los
investigadores fueron: ¿Quién fue el respondente? ¿En que pila debemos colocar la
estructura de entrevista de ella? ¿Cómo deberían las respuestas de su entrevista ser
codificadas? ¿Cómo analizamos sus respuestas?
La posibilidad de /cambios posicionales significa que la lata de muestreo, ocurren
durante la propia entrevista, el o ella están, en efecto, activamente modificando la muestra.
De manera similar, el respondente pone una mano en el muestreo también. Decidiendo
espontáneamente “cambiar voces”, el respondente produce también decisiones prácticas y
teóricas de muestreo. Los procesos de muestreo, entonces, son naturales (indigenous) y
nunca están bajo el completo control del diseño muestral. Esto es, por supuesto, tanto una
complicación como una fortaleza del muestreo activo; sugiere que el muestreo como un
proceso continuo involucra a todos los participantes de la entrevista – respondentes,
investigadores y entrevistadores.
Entrevista activa
24
El cultivar la actividad narrativa del respondente es un objetivo principal. El
entrevistador fomenta esto en cada oportunidad. Esto significa que los cambios de
posiciones del respondente, conexiones y horizontes de significado debe estar antes que las
conexiones tácitas y los horizontes de preguntas predesignadas que el entrevistador está
preparado a hacer. Una regla práctica para usar una guía de entrevista es dejar a las
respuestas del respondente determinar si las preguntas particulares son necesarias o
apropiadas para dirigir los marcos de referencia para la entrevista conversacional. Esto le
da un carácter improvisacional, aún focalizado, de calidad a la entrevista – precisamente la
imagen que nosotros más generalmente tenemos del proceso de construcción del
significado.
El entrevistador activo puede intervenir el mismo en la entrevista de varias maneras,
todas ellas incitan o alientan las narrativas del respondente. La reciprocidad (feed and back)
conversacional sobre temas de mutuo interés es un modo de hacer saber al respondente que
el entrevistador es sensible hacia, e interesado en, la línea de conversación continua.
Ocasionar mutuamente eventos familiares, experiencias o perspectivas no sólo asegura el
rapport o “comunión” (como podría decir Douglas, 1985) pero conversaciones fijas sobre
particulares horizontes de significado o conexiones narrativas, alientan al respondente a
elaborar.
El conocimiento previo de circunstancias relevantes para el tema de la investigación y/ o
la experiencia del respondente puede ser un recurso invaluable para el entrevistador. Si es
posible, los entrevistadores activos deberían estar familiarizados con las circunstancias
materiales, culturales e interpretativas a las cuales los respondentes se podrían orientar, y
con el vocabulario a través del cual la experiencia será trasmitida. Esto es importante, no
sólo como medio de mejorar el entendimiento de las perspectivas e interpretaciones de los
respondentes, sino también como modo de cultivar el conocimiento y experiencias
comunes que podrían ser referidas como bases para las entrevistas conversacionales. El
conocimiento previo permite al entrevistador moverse de lo hipotético o abstracto a lo muy
concreto al hacer preguntas sobre los aspectos relevantes de la vida y experiencia de los
respondentes, una tácica fructífera para promover ricas descripciones circunstanciales,
relatos, y explicaciones. El punto general es comprometer a los respondentes en una charla
significativa sobre sus mundos cotidianos en términos que deriven desde las circunstancias
de la experiencia de vida. (Smith, 1987.)
Finalmente, el entrevistador activo, conciente pero cuidadosamente, promueve multi-
voces (multivocality). Como la interacción está garantizada, el entrevistador alienta al
respondente a cambiar las posiciones narrativas, a adoptar diferentes roles, durante la
entrevista. Al pedir al respondente dirigirse a un tema desde un punto de vista, luego otro,
es una manera de activar las reservas de conocimiento del respondente, de explorar la
variedad de modos en que el respondente atribuye significado a los fenómenos en
investigación. Las contradicciones y complejidades que pueden emerger de los cambios
posicionales son repensados para señalar como horizontes y conexiones alternativos. Tales
inconsistencias podrían irritar a los practicantes de la encuesta estandarizada, pero ellos son
los eqipos (stock-in-trade) de la entrevista activa.
Estas consideraciones procedimentales son todas capitalizadas en la visión de que el
significado es dinámico, activamente ensamblado por complejos recursos en relación con
las circunstancias y contextos narrativos. Las tareas del entrevistador activo, entonces, se
extienden más allá de hacer una lista de preguntas. Implica alentar relevancias subjetivas,
impulsando posibilidades interpretativas, facilitando nexos narrativos, sugiriendo
25
perspectivas alternativas, y apreciando los diversos horizontes de significado. Debido a
esto, los métodos de la entrevista activa no pueden prescribirse estrictamente. Nuestras
sugerencias están lejos de la reglamentación. En cambio, ofrecemos una guía orientativa
para entrevistar: hacer las prácticas interpretativas principales. Todas las consideraciones
estratégicas se siguen de esto.
Recolección de datos
Análisis y Presentación
26
repondentes retratan. La actividad interpretativa de los respondentes está subordinada a
qué realidad /sustancia ellos reportan; objetiva los qué sobre los cómo.
En contraste, los datos de la entrevista activa, se analizan para mostrar la interrelación
dinámica de los qué y el cómo. La conversación de los respondentes no es vista como una
recolección de relatos trasmitidos desde un depósito fijo. En cambio, la charla se considera
desde las maneras en que se ensamblan aspectos de la realidad en colaboración con el
entrevistador. El foco está más en el proceso de ensamblaje que, en qué se ensambla. El
uso de formas de narrativa sociológicamente orientadas y de análisis discursivo,
grabaciones de conversaciones de la práctica interpretativa se examinan para revelar las
prácticas de construcción de la realidad, tanto como los significados subjetivos que se
comunican circunstancialmente. (ver De Vault, 1990; Gubrium & Holstein, 1994; Holstein
& Gubrium, 1994). El objetivo es mostrar cómo las respuestas de la entrevista se producen
en la interacción entre el entrevistador y el respondente, sin perder de vista la producción
de significados o las circunstancias que condicionan el proceso de construcción de
significados. El objetivo analítico no es meramente describir la producción situada de
conversación, sino mostrar cómo, qué se está diciendo en relación con las experiencias y
vidas en estudio.
Escribir y presentar resultados de los datos de la entrevista es en sí mismo un
emprendimiento análiticamente activo. Más que simplemente dejar que “los datos hablen
por sí mismos”, el analista activo documenta empíricamente el proceso de construcción de
significado. Con abundante ilustración y referencia a grabaciones de conversaciones, el
analista describe las actividades discursivas complejas a través de las cuales los
respondentes producen significado. El objetivo es explicar cómo los significados, sus
conexiones y horizontes, son constituidos activamente dentro del marco de la entrevista, la
cual, como nosotros notamos al comienzo, es cada vez más una “ventana al mundo”. Los
reportes analíticos no resumen y organizan lo que han dicho los participantes de la
entrevista, sino que “deconstruyen” la conversación de los participantes, mostrando al
lector los cómo de los qué de los dramas narrativos de la experiencia vivida.
REFERENCIAS
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