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Nuestra vida, desde el nacimiento mismo, está marcada por el contacto

con los demás: por las relaciones humanas. Así, queremos comprender,
explicar y predecir la conducta de los otros, su manera de comportarse; en
cierta manera acabamos siendo psicólogos: psicólogos populares. A esta
psicología popular se la ha llamado recientemente teoría de la mente.
Este término lo usaron por primera vez los psicólogos Premack y
Woodruff en una investigación de inteligencia en primates (1979), en la cual se
estudió su capacidad para predecir la acción humana. Más tarde (1983), dos
psicólogos del desarrollo, Wimmer y Perner, aplicarían este término en un
artículo sobre la comprensión de la mente de los otros por los niños. Desde
entonces esta ha sido un área de investigación muy activa en psicología del
desarrollo.
Fue Piaget el primero que investigó la comprensión de la mente por los
niños (estudia esta comprensión en fenómenos mentales como los
pensamientos y los sueños). Quiere explicar las características y la coherencia
global del pensamiento infantil y llega a conceptos clave como realismo,
animismo y egocentrismo y a la conclusión de que el desarrollo de la primera
infancia es función de las acciones y del efecto de éstas en el entorno de los
bebés. Estas investigaciones las realizó en una primera etapa de su carrera,
usando primero el método de la entrevista clínica, método que ha sido criticado
por la dificultad que entraña interpretar las verbalizaciones de los niños y por
la forma en que se realizaban las preguntas a éstos. Con los métodos utilizados
en las actuales investigaciones (básicamente la observación y el diseño de
experimentos y evaluación de la comprensión de las respuestas en estas tareas)
enmarcadas en contextos con sentido para los niños, se ha llegado a resultados
en los que se muestra que la teoría de la mente no se desarrolla tan tarde como
postulaba Piaget (afirmaba que antes de los siete años los niños no distinguen
claramente entre lo físico y lo mental).

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