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RECORDANDO EL TOCA DISCOS Y LOS LONG PLAY

En los últimos años, son muchas las innovaciones tecnológicas las cuales
hemos visto en todos los órdenes y en este caso para ser más específica me
enfoco en los avances tecnológicos relacionados a oír música, como son el
Disco Compacto o CD, el Mini Disc, Mp3, Mp4 y los famosos y codiciados
iPods, los cuales han ido reemplazando uno a otro con una frecuencia muy
rápida.

El día en que se hizo el lanzamiento del nuevo servicio de Internet Banking de


nuestra Cooperativa, se habló mucho sobre la tecnología y como cada día que
pasa aparecen más cosas nuevas. De repente me acordé de los Toca Discos
o Pick Up y los Long Play, una tecnología que duró mucho, pero mucho tiempo
antes de ser reemplazada.

Me motivo en buscar algo sobre la historia de este maravilloso invento y quiero


compartirlo con ustedes.

La historia comienza con Tomás Alva Edison, su creador, que al observar la


transmisión de sonidos en forma mecánica y que se podían amplificar a través
de un cono de boca ancha, construyó un cilindro de cera el cual envolvió con
papel estaño. Con un cono mediano conectado a una aguja de hierro dulce
apoyada con peso sobre el cilindro el cual hizo girar sobre su eje, logró grabar
el ladrido de su perro, el cual reprodujo haciéndolo a la inversa, girando el
cilindro con una aguja con menos peso conectada a un gran cono y sorpresa,
lo pudo escuchar.

Lo difícil para su aplicación práctica era la cantidad de cilindros que se


fabricarían, su tamaño y la temperatura para conservarlos sin alterar el
contenido, además de mecanismos para hacer girar el cilindro a gran velocidad
(78 revoluciones por minuto -R.P.M). Se optó por usar pasta de vinil la cual se
podía grabar en serie para su venta al publico y se simplificaron los
mecanismos de movimiento del disco a un plato movido por una cuerda resorte
(como de reloj), con lo cual se hicieron comercializables. Las desventajas eran
la poca duración de la cuerda (había que darle a cada rato) y de la pasta, ya
que eran los primeros plásticos así que no eran durables, distorsionaba rápido
el sonido por el gran peso de la aguja que amoldaba los surcos y si se llegaban
a caer, se rompían en mil pedacitos.

En este punto es donde la naciente electrónica llega al auxilio del tocadiscos


con movimiento con motor y amplificadores tanto a bulbos (que ya pasaron a la
historia pero daban un gran sonido) y después los primeros transistores y la
aguja cambió radicalmente, tanto de peso como de funcionamiento, ya que
entraron las pastilla de cristal piezoeléctrico que además de dar mucha mejor
fidelidad, aumentaron la duración tanto de la aguja (que se hicieron de piedras
preciosas como diamante y zafiro y al ultimo de zircón), como la del disco que
se logró fabricar en acetato de vinilo mucho mas delgado y se grababa por
ambas caras.

Nacía el long play (L.P.), se trata de una placa circular de material


termoplástico en la que se registra o graba un sonido que luego se reproduce
en un fonógrafo o tocadiscos, ya que las nuevas agujas no exigían tanta
velocidad (45 Y 33.3 R.P.M.) con la para entonces extraordinaria duración de
20-35 minutos por lado. Así duró el formato por un período de unos 40 años
hasta la llegada del Cassette compacto y el Compact Disc. Las agujas y
pastillas evolucionaron hacia las magnéticas con muy alta fidelidad.

El tocadiscos, que se encarga de reproducir el sonido grabado en el disco,


consta de un plato giratorio y una aguja que se desliza por los surcos del disco,
conectada a una cápsula generalmente magnética, ésta a un amplificador y
éste a uno o varios altavoces. Los primeros LP se comercializaron hacia 1948.
Este tipo de disco fue la principal manera de publicar música grabada durante
los años 50, 60, 70 y 80 del siglo XX.

Los últimos tornamesas se hicieron desde muy sencillo a muy sofisticados con
servocontrol (ajuste de velocidad súper rápido) en los motores para velocidad
exacta o variable lo cual fue muy útil para los Disc Jockey.

Existieron intentos poco afortunados para desplazar el tocadiscos pero solo


uno tuvo éxito rotundo: el CD.

Su origen data de 1969 donde Philips Electronics utiliza un sistema óptico para
reproducción de audio. Se usaba un disco que funcionaba como negativo de
película fotográfica, donde la señal de audio se grababa como variedades de
blanco y negro en toda la gama de grises y para leerlo se utilizaba un haz de
luz enfocado con una fotocelda sensible a los cambios de opacidad. No tuvo
éxito debido a que se necesitaban mecanismos de movimiento del lector muy
sofisticados (exactamente como los que usa ahora el CD, para mover el carro
del lente láser y enfocar, algo que es muy simple y común en nuestros días en
todos los reproductores de CD, pero que en 1969 era todo un sueño). Además
su duración era menor a los L.P. y también los rayones se traducían en
distorsión.

Lo que le dio el éxito absoluto al CD (obviamente también creación de Philips)


fue la naciente tecnología digital que permitió convertir una señal de audio por
muy compleja que fuera en trenes de señal con 1 y 0, o sea con solo dos
niveles de señal que leídos a gran velocidad y con un sistema que interprete
correctamente esta serie de unos y ceros, la alta fidelidad se volvió algo
rutinario con 80 minutos de música en 12 cm de diámetro.
Los más memoriosos habrán de recordar los imponentes combinados que
eran, algo así, como un mueble de madera bastante grande desde donde salía
mágicamente el sonido. Como su nombre lo indica “combinaba” varias
maravillas tecnológicas de la época tales como un tocadiscos con una radio. O
si prefieren, una radio con un tocadiscos (únicas combinaciones posibles).

Todo esto como ves, ya es historia sobre todo después del iPod, los Flash
mp3, el Minidisc, pero por más de 40 años dieron infinito entretenimiento al
mundo, aunque todavía son cotizados por coleccionistas, audiófilos y por parte
de algunos DJ, que argumentan que mezclan mejor la música con este
formato.

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