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Psicología Pastoral

La psicología pastoral aplica elementos propios de la psicología cuyo valor como ciencia
radica en que busca encontrar respuestas a las necesidades del individuo, sin menoscabo de
los principios bíblicos, reconociendo que la Biblia como Palabra de Dios es la que
fundamentalmente tiene la respuesta a todas las necesidades del ser humano.

Como seres tricotómicos debemos reconocer que una parte de las necesidades del hombre
radica en el alma, de ahí se hace necesaria la participación de una persona que conozca las
carencias propias del alma y sus necesidades.

Por las propias características de la labor como tal el pastor está llamado a ejercer esta
responsabilidad, de ahí que en muchos casos es denominado “consejero del alma o curador
del alma” esta función le permite tener un contacto cercano con el seres humanos,
haciéndose necesaria una adecuada preparación en cuanto a los problemas que afectan la
conducta y las emociones del hombre.

El uso de la psicología pastoral es muchas veces visto como una invasión de la ciencia en
ámbitos espirituales. Hay que reconocer que en nuestras iglesias llegan personas con
distintas carencias tanto en lo físico o corporal como en sus emociones o sentimientos. Por
lógica natural un creyente con dolencias físicas tendrá necesidad de un especialista o un
médico tratante que formalice un tratamiento adecuado que le ayude a mitigar el dolor o a
tratar de manera efectiva su patología.

Igualmente en las enfermedades o trastornos emocionales, de conducta o alguna condición


que afecte al individuo es necesario recurrir a la consejería pastoral o guía del pastor quien
ha de estar capacitado para que con la ayuda del Espíritu Santo pueda aplicar sus
conocimientos bíblicos y las herramientas de las que dispone la Psicología para confortar y
ofrecer respuestas en las enfermedades emocionales que pueden afectar al hombre.
Por tanto se hace indispensable para los pastores, ministros o líderes estar preparados en el
uso e identificación correcta de los diversos factores que pueden afectar psicológicamente
al ser humano y capacitar con técnicas adecuadas para que puedan ofrecer respuestas a la
necesidad del individuo en estos días de profundo abatimiento de nuestra sociedad. Todo
esto bajo la guía, dirección y discernimiento del Espíritu Santo y de la Palabra de Dios.

En nuestras iglesias la labor del pastor va mucho más allá de la predicación o enseñanza de
la Palabra, es habitual que en momentos de crisis, y situaciones de conflicto personal o
familiar los miembros de la iglesia busquen orientación y consejos de su pastor, este hecho
no debe sorprendernos ya que la misma Biblia registra muchos episodios en los que ha sido
necesaria las atenciones del hombre para ayudar tanto física como emocionalmente a otro
en momentos de dolor o sufrimiento emocional.

Noé, Moisés, Abraham son ejemplos en los cuales podemos comprobar el hecho de lo que
la Biblia declara ampliamente.

Lo dicho anteriormente no solo es evidente en la iglesia de Dios, en muchas ocasiones el no


creyente busca respuestas solicitando consejos de los pastores o líderes de la iglesia.

Como conclusión podemos añadir que son necesarias ciertas cualidades por medio de las
cuales el Pastor o líder a de ejercer la consejería, primeramente con misericordia pero sin
dejar de confrontar el pecado pero o de manera acusatoria sino con amor y compasión.

Dichos aspectos son fundamentales en el ejercicio de la consejería pastoral.

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