Está en la página 1de 3

En este pasaje se nos dan tres mandatos que son imposibles de cumplir en nuestras fuerzas.

Imitar a Dios.

Andar en amor.

Vivir en pureza.

 Dice McDonald que Ef 4:32 es la base de la exhortación de Pablo. La conexión sería: Dios en Cristo
os perdonó a vosotros. Sed, pues, imitadores de Dios… en perdonaros unos a otros. Matthew
Henry apunta en la misma dirección, así como otros comentaristas.

Así que podriamos decir con seguridad que (entre otras cosas) en lo que Pablo nos exhorta a
imitar a Dios es en su carácter perdonador por medio de Cristo

ed pues: del verbo gínomai: hacer que sea, llegar a ser.  Se traduce como convertir en Jn


16:20 hablando de la tristeza y el gozo. 

Haba de una acción por parte nuestra. Somos en la medida que actuamos, que decidimos
ser, que ponemos de nuestra parte.

McArthur apunta que el cristiano no tiene llamado o propósito más grande que el de


imitar a su Señor. Ese es el propósito mismo de la santificación, crecer en semejanza al
Señor mientras le servimos en la tierra (Mt 5:48).

Como hijos amados: Esta es una buena razón por la que imitar a Dios. Porque somos sus hijos,
porque Él es nuestro Padre. Cada unos de nosotros fuimos hechos a imagen y semejanza  de Dios
según Gn 1:26

La filiación trae como resultado necesariamente, la imitación, siendo vano suponer el


título de hijo sin una semejanza al Padre.

Porque somos sus hijos, como todo hijo quiere, desea imitar a su padre y aún más cuando
su padre es un super héroe, alguien digno de admirar. Cuánto más Dios.

Debemos ser imitadores de Dios, como hijos amados o porque somos hijos
amados. Porque somos su imagen, su semejanza. Porque no imitar a Dios distorsionaría
nuestra imagen de Él o su imagen en nosotros.

Porque somos sus hijos, como todo hijo quiere, desea imitar a su padre y aún más cuando
su padre es un super héroe, alguien digno de admirar. Cuánto más Dios.

Porque somos amados: Así como en este mismo capítulo Pablo exorta a las esposas a someterse a
sus maridos y una de las razones es porque el esposo ama y debe amar a su esposa como Cristo a
la Iglesia. El amor es una buena razón por la cual someterse a alguien. El sometimiento (en el
mejor sentido de la palabra) nunca es costoso o difícil cuando lo que se recibe es amor genuino.
De esta misma manera, debemos imitar a Dios porque somos hijos amados, como hijos
amados. El amor recibido de nuestro Padre debería inspirarnos, movernos a desear
imitarlo. Ese amor, como hemos dicho ha sido manifestado (entre otras cosas) por medio
del perdón.

Esto haría referencia también a la parabola de los dos deudores (Mt 18:23). El amor
recibido manifestado en perdón debería haber motivado al primer deudor a comportarse
de la misma manera con su propio deudor, a imitar al rey que lo amó y lo perdonó.

Yo puedo regañar fuerte a los niños de Waimoreto. Ni ellos ni sus padres se recienten
conmigo.

¿Por qué? Porque ellos saben que yo los aprecio mucho.

Si una persona que no sea yo los regaña ellos se recienten.

Andar tiene que ver con el gr peripatéo y está hablando de andar todo alrededor, andar en
general como prueba de capacidad. Habla de vivir, moverse uno mismo, caminar, proceder, ocupar
o conducirse.

Este verbo aparece 7 veces en la carta a los Efesios: (2:2, 10; 4:1,17; 5:2,8,15).

Es el amor que no se preocupa por recibir, sino por dar. Nos volvemos objetos de este amor
independientemente de nuestros méritos y obras.

Así que teniendo en cuenta la conducta de Dios hacia nosotros que nos amó, nos perdonó,
nos hizo sus hijos a través de Cristo, debemos imitarlo ¿Cómo? Andando en amor. No se
espera de nosotros que formemos el Universo, o que traigamos solución a todos lo
problemas, pero sí que andemos en amor como una forma de imitar a Dios.

Que andemos en aquello que hemos recibido, que imitemos la manera con la que se nos
ha amado a nosotros. Que nos conduzcamos así, que vivamos en amor, en el amor
recibido de Dios.

¿Cuál debe ser nuestro ejemplo a seguir cuando de amar al prójimo se trata?

Como también Cristo nos amó: Esta es la respuesta a la conclusión anterior.


¿Cómo debemos amar? Como, igual a, de la misma manera que…  Cristo nos amó.

Y se entregó así mismo por nosotros: paradídomi nos habla de que Cristo cedió,


se arriesgó  por nosotros. Nos habla de que Cristo se expuso por nosotros

Esto crea una dependencia de nosotros hacia Cristo o hacia el Espíritu Santo pues
en nuestra naturaleza caída nos sería imposible llegar a tal nivel de amor, pero en
nuestra relación contínua con el Espíritu Santo, vamos siendo conformados a la
imagen de Cristo (2 Co 3.18; Gal 4:19).

Cristo se ofreció como una ofrenda, trajo su propia vida como una ofrenda, como
la ofrenda más abundante, más grande  y lo hizo por nosotros. Se dio, cedió a la
muerte, se expuso a la ira de Dios por nosostros.
Esto es lo que subió hasta el trono de Dios cuando Cristo se ofreció en sacrificio
por nosotros, un olor suave, fragante, gratísimo.

Lo que este texto de Ef 5:2 nos está queriendo decir es que cuando optamos por darnos a los
demás, cuando estamos dispuestos a ceder, a exponernos por amor a otros, a entregarnos a los
demás¸  eso se convierte en un olor fragante hacia Dios. Como Cristo, podemos llenar el Trono de
Dios de un olor suave, agradable. Por esto también Pablo nos anima a imitar esta conducta y no
sólo aquí en la carta a los Efesios sino que también lo hace en Filip 2:5.

También podría gustarte