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TP N 5 Subjetivemas y Modalidades
TP N 5 Subjetivemas y Modalidades
FACULTAD PSICOLOGÍA
CÁTEDRA: LINGÜÎSTICA GENERAL
AÑO: 2016
TP N 5: Subjetivemas y Modalidades
En este documento de trabajo abordaremos dos categorías de análisis del discurso: los
subjetivemas y las modalidades como “maneras en que se inscribe en el enunciado la
subjetividad lingüística” (Kerbrat-Orecchhioni, 1997: 91). En tanto que los subjetivemas hacen
referencia a la carga axiológica o afectiva de las unidades léxicas (sean estas sustantivos,
adjetivos, adverbios o verbos), las modalidades refieren a una amplia gama de procedimientos
discursivos por medio de los cuales el enunciador se posiciona de una determinada manera,
respecto del enunciatario o respecto del mismo enunciado.
La lengua tiene la propiedad de nombrar, identificar y referirse a las cosas del mundo (reales o
abstractas) pero, a su vez, en toda situación comunicativa el significado se apoya en las
elecciones del enunciador. Por ejemplo, no es lo mismo decir “el Proceso” que “la dictadura”,
para referirse al gobierno de facto que se impuso en la Argentina en 1976. De esta manera, la
lengua tiene una forma de construcción de sentido que conjuga un sistema referencial y un
mecanismo de inclusión de valores subjetivos.
Es así como todo enunciador manifiesta valoraciones al nombrar objetos (sustantivos) y sus
cualidades o estados (adjetivos). Partiendo de esta concepción es que puede decirse que en
todo acto de enunciación se ponen en juego distintas evaluaciones acerca del mundo
relacionadas con las intenciones, las competencias ideológicas, culturales y factores
psicosociales.
Podemos decir entonces que el lenguaje no es un instrumento lógico sino ideológico, portador
de la subjetividad del usuario. En este sentido, el enunciador a la hora de producir los distintos
tipos de textos, se ve obligado a ser más o menos subjetivo, de acuerdo con el consenso social
acerca de determinados discursos. Así por ejemplo, un texto literario posee una alta carga de
subjetividad en tanto uno técnico o científico puede tildarse de más objetivo.
El subjetivema, como categoría enunciativa, es una palabra o elemento léxico que adquiere
rasgos afectivos o evaluativos (rasgos bueno / malo; verdadero / falso), ya sea por valoraciones
de acuerdo con las ideologías en circulación o según la intención del hablante. Para
identificarlos es muy importante tener en cuenta el cotexto y el contexto de enunciación.
1
En los dos casos, se configura en el discurso una imagen del enunciador que puede
reconstruirse a partir de la identificación de su punto de vista respecto de lo que dice o refiere.
1)
La psicología es la disciplina que investiga sobre los procesos mentales de personas y animales. La palabra
proviene del griego: psico- (actividad mental o alma) y –logía (estudio). Esta disciplina analiza las tres
dimensiones de los mencionados procesos: cognitiva, afectiva y conductual.
La psicología moderna se ha encargado de recopilar hechos sobre las conductas y las experiencias de
los seres vivos, organizándolos en forma sistemática y elaborando teorías para su comprensión. Estos
estudios permiten explicar su comportamiento y hasta en algunos casos, predecir sus acciones futuras.
2)
Patricia Sarán, quien se catapultó a la fama como la sexy "chica del ascensor", por el comercial de jeans de
los años 80, volvió al ruedo mediático y estuvo en “Animales Sueltos”, programa conducido Alejandro
Fantino. Allí, sorprendió y conmovió con el relato de su dura (y para muchos desconocida) historia de
vida.
Sucede que Sarán atravesó un juicio contra su ex marido, Carlos Alberto Rebuffo, durante 11 años. Y
en el medio del doloroso proceso, el hombre se suicidó (supuestamente por asuntos ajenos a la ex
modelo) y ella, no obtuvo ningún bien sobre el litigio ya que Rebuffo había dejado sus bienes bajo
testaferros. Estas dramáticas situaciones juntas derivaron en un profundo pico de estrés para Patricia,
que hizo que perdiera los sentidos del gusto y el olfato.
Para el primer ejemplo, observamos que el enunciador ha tratado de borrar toda huella de
subjetividad, es decir, su presencia. En tanto para el segundo caso, vemos como el
enunciador emite claramente juicios de valor y se asume como emisor de los mismos.
2
► Evaluativos:
O bien, puede suceder que el rasgo axiológico se localice en el significado del término,
dependiendo del tono y el contexto. Es por eso que, generalmente un sustantivo neutro se
carga de sentido (como en el caso de “cafetera” para referirse a un auto viejo, lento y en mal
estado).
Ejemplos: “La codiciosa vedette resulta insoportable para la salud mental de sus colegas”.
Ejemplos: “El inmenso terreno de la calle Córdoba será construido con viviendas obreras. Es
una suerte que ello ocurra (valoración positiva de ‘inmenso terreno’) porque hoy es un
verdadero basural” (valoración negativa de ‘inmenso terreno’).
“El enorme edificio de la avenida Alem debe ser demolido. Es una pena
(valoración positiva de enorme). Era hora de que eso ocurriera (valoración negativa de
'enorme', etcétera).
► Subjetivemas verbales: Algunos verbos sirven para evaluar la acción que nombran
(y al sujeto que la ejecuta), por ejemplo:
Pero los verbos en los que más frecuentemente se muestra la subjetividad del hablante son los
que se usan para anunciar que se van a repetir las palabras de otra persona, es decir, los
verbos que introducen el discurso referido. Por ejemplo:
3
● una toma de posición del hablante acerca del valor de verdad que hay en las palabras o en la
actitud de otra persona, como es el caso de: confesar, admitir, reconocer, pretender, revelar;
● un juicio acerca de la fuerza con que se dice algo: afirmar, aconsejar, pedir, rogar;
●una descripción del modo en que se dice algo: explicar, aclarar, contar, repetir, exponer,
argumentar;
● una especificación de la realización fonética: gritar, proferir, susurrar.
El hecho de usar uno u otro verbo introductorio está relacionado con la pragmática, es decir
con los efectos argumentativos que se quieran crear. Su reconocimiento, además, por parte del
lector permite que el texto que se lee sea interpretado más ajustadamente.
Actividad:
http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-209685-2012-12-12.html
LA VENTANA
Noticias de diván
Ximena Schinca denuncia la utilización de categorías patologizantes en el ejercicio del periodismo que encubren
discriminaciones y subestimaciones.
Como un mantra, al comenzar sus estudios, los futuros psicólogos suelen repetir que “toda interpretación fuera de
sesión es una agresión”. A contramano del postulado con rima, el psicoanálisis de oficio se ha vuelto práctica
cotidiana en parte del periodismo político argentino. Mala costumbre, le dicen. Muchas veces la expresión más
subjetiva de la escritura periodística –la opinión– suele deslizarse en ese límite borroso que se abre entre la
comprensión y la interpretación antojadiza de los hechos.
Es cierto que con frecuencia, y también por los gajes del oficio, el periodismo suele incorporar categorías diversas,
interpretaciones psicológicas o taxonomías diagnósticas –incluso cuestionadas por las disciplinas que les dieron
origen– como elemento significativo para construir noticias. Haciendo uso de ese recurso y a la vanguardia de cierta
tendencia editorial, las tapas de la revista Noticias se preguntaron si Cristina Kirchner estaba bajo tratamiento
psiquiátrico (11/2006), debatieron si una paciente maníaco-depresiva o con trastorno bipolar podía gobernar un país
y se sumaron a la “preocupación” por la salud mental de la Presidenta que, según filtraciones de los expedientes
Wikileaks, inquietaba a la diplomacia estadounidense (12/2010).
En poco tiempo, parte de las columnas políticas de los periódicos se hicieron eco y se multiplicó el tono
psicoanalítico de las voces informativas. Al momento de analizar coyunturas, hablaron de la “depresiva crónica”, de
4
una mujer con “enorme dependencia psicológica y política de su esposo”, de una “desvalida a la que hay que
proteger”, de una “señora” (“la señora de Kirchner”, según insiste un columnista) que vive “bajo el imperio de las
emociones” y gestiona “entre el ataque y los nervios”. También sugirieron supuestos “desbordes” causados por su
“desorden hormonal” tras la operación de tiroides e interpretaron la falta de maquillaje como signo de una “profunda
depresión”. Y en oportunidades, comentaristas de larga trayectoria aseguraron que gobierna el país “una señora
desequilibrada”, prescribieron licencias sin consulta previa o recomendaron a los mejores psiquiatras, psicólogos y
endocrinólogos.
Ilustrada con un dibujo de la Presidenta en solitaria excitación (proveniente del clip de la hasta entonces ignota
agrupación Rockaditos), Noticias volvió a dedicar su tapa a un informe que se abochorna del supuesto “goce” de una
Cristina Kirchner “desenfadada”, con “su libido puesta en el ejercicio del poder” y un liderazgo que “exige la
sumisión de los otros” (9/2012). Todo esto a expensas de cualquier análisis político. Y sin embargo, la mayor
confusión se produce cuando se esconde, bajo el disfraz de categoría científica, la agresión deliberada, el golpe bajo
o machismo velado, que pareciera evitar expresiones de misoginia descarnada de quienes desprecian ya sea el
placer, la sensibilidad o la condición femenina. Línea editorial que muchas veces subyace a cierto uso del lenguaje,
que no es monopolio de parte del periodismo argentino. Ni del periodismo. No hace mucho, Michelle Bachelet
recordaba que, durante su campaña para la presidencia de Chile, la oposición buscaba “disminuirla” argumentando
que lograba el apoyo de la ciudadanía porque era “simpática, no competente”, y que cuando se emocionaba en un
discurso se debía a que era “histérica y no sabía controlar sus emociones”. Cruzando océanos e ideologías, y con
menos pretensiones científicas, el escote de un vestido de Angela Merkel fue sujeto a discusión por la prensa
alemana, que no perdonó a la canciller haber abandonado su sobrio estilo para la gala de una ópera. “Si fuera
hombre, mis atuendos no serían objeto de un debate”, aseguró Merkel.
Ya hace tiempo que las teorías en periodismo y comunicación aceptaron la imposibilidad humana de “reflejar” la
realidad y coincidieron con Nietzsche en que sólo hay interpretaciones. O, en el caso, construcciones en formato de
noticia. Y es por eso, y por la libertad de expresión y su ejercicio, que el desempeño profesional requiere de mayor
reflexión sobre el contenido, la forma y el contexto en el que se introducen ciertas variables a la reconstrucción de
los hechos: si la realidad no dice cómo escribirla, la responsabilidad recae sobre quien asume el rol de intérprete. En
la utilización de categorías patologizantes anidan procesos de discriminación y subestimaciones de un saber que,
ejercido a la violeta y sin reservas, agrede antes de comprender. Y tanto para construir como para interpretar, la
agresión no es psicoanálisis, pero tampoco periodismo.
3. Analizar las cargas valorativas del léxico y sus posibles efectos de sentido en
el corpus de análisis seleccionado.
Bibliografía obligatoria:
• Marín, M. (2008) Lingüística y enseñanza de la lengua. Buenos Aires: Editorial Aique. Cap. 3.
1
Marafioti, R. (Comp.) (2008) Recorridos semiológicos. Signos, enunciación y argumentación. Eudeba, Buenos
Aires.
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Más adelante esta distinción entre verdad y falsedad se va a enfocar en la noción del
conocimiento que el sujeto tiene sobre las cosas (modalidad epistémica). Estas nociones han
tenido aplicación en la lingüística, no solo en referencia a la verdad de la proposición sino a las
actitudes proposicionales.
La gramática tradicional centra el estudio de las modalidades en el modo verbal: el modo
indicativo expresa un grado alto de certeza (María viene), en tanto que el modo subjuntivo está
más relacionado con la esfera subjetiva que con lo que podemos considerar real (Ojalá María
venga. Quizás venga).
Charles Bally, considerado un precursor indirecto de la Teoría de la enunciación define la
modalidad como “la forma lingüística de un juicio intelectual, de un juicio afectivo o de una
voluntad que un sujeto pensante enuncia a propósito de una percepción o de una
representación de su espíritu”.2 Según este autor, en un enunciado es posible distinguir el
dictum, o contenido proposicional y el modus o modalidad, la actitud subjetiva ante lo dicho. En
los siguientes ejemplos podemos ver cómo el mismo contenido proposicional está afectado por
distintas modalidades:
Charles Bally sostiene que la modalidad, ya se manifieste en forma explícita o implícita está
siempre presente. En la proposición Llueve, hay modalidad asertiva que corresponde a Yo
compruebo que llueve.
Como fenómeno discursivo, la modalidad es una de las formas como la subjetividad de quien
habla se manifiesta en el enunciado. Es la manera como se dicen las cosas, es decir, la actitud
que el hablante adopta en relación con la interacción comunicativa o con el mismo enunciado.
Modalidades de enunciación
Corresponde a la relación interpersonal entre enunciador y enunciatario. Una frase no puede
recibir más que una modalidad de enunciación. Esta puede ser:
Declarativa
Interrogativa
Imperativa
Exclamativa4
2
Citado en Otaola Olano, C. (2006) El análisis lingüístico del discurso. La lingüística enunciativa. Ediciones
académicas, Madrid. (p.155).
El desarrollo de este documento de trabajo es una adaptación de las obras citadas al solo efecto de ser utilizada en
los trabajos prácticos de la cátedra.
3
Maingueneau, D, (1989) Introducción a los métodos del análisis del discurso. Hachette, Buenos Aires (pp. 125-136)
4
Las tres primeras modalidades que plantea Maingueneau, coinciden con las funciones sintácticas que menciona
Benveniste en “El aparato formal de la enunciación”: aserción, interrogación, intimación. En: Problemas de lingüística
general II. Siglo XXI. Buenos Aires, 2008.
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Estoy seguro de que el problema se va a solucionar.
Estoy impaciente porque el problema se solucione.
La relación entre la modalidad y el dictum se puede ubicar en una escala de lo implícito a lo explícito.
De lo implícito: el “modus” se confunde casi con el “dictum”. Se podría hablar de un grado cero de la
aserción que produce un efecto enunciativo de objetividad por la ausencia de marcas explícitas del sujeto
de la enunciación, ausencia asimismo de todo tipo de moralizador, empleo del presente del indicativo
como marca de no tiempo (presente genérico o de definición) y orden tradicional de la oración: sujeto,
verbo, objeto. Paradójicamente la fuente de la aserción parecería ser el sujeto ausente. El ejemplo tipo de
esta modalidad de enunciado está constituido por el discurso científico. En menor grado es la pretensión
del discurso periodístico. (…)
Lo explícito: presencia de énfasis en la aserción, marcas del sujeto explícitamente responsable, despliegue
de subjetivemas, marcas claras de modalización con adverbios moralizadores, empleo de verbos de creer
o suponer, duda o posibilidad.5
Este tipo de modalidades pueden ser vehiculizadas por distintos procedimientos lingüísticos:
5
Marafioti, R. (Comp.). Op.cit. (pp. 142-143).
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La construcción “es + adjetivo” o “es +construcción sustantiva”:
Es posible que venga.
Es lamentable que venga.
Es obvio que viene.
Es importante que venga.
Es útil que venga.
Es una pena que venga.
Actividades
a)
Violencia de género
La asimetría social entre mujeres y hombres favorece la violencia de género. Es necesario abordar la verdadera causa del
problema. Su naturaleza ideológica.
Francisca Expósito
http://www.investigacionyciencia.es/files/7283.pdf
b)
Podríamos afirmar que la educación junto con la cultura es la que en mayor medida crea “personas
maltratadoras”, he ahí el importantísimo deber de educar a los niños y las niñas en igualdad y en unos valores
de respeto mutuo y eliminación de la violencia como un medio más para solucionar los conflictos.
(…)
Abusos, malos tratos físicos, psíquicos, sociales y económicos. Los tipos de vejaciones que contempla la
violencia de género son variados. Sin embargo, todos ellos presentan un denominador común: hacen valer la
superioridad del hombre sobre la mujer, poniendo de manifiesto una desigualdad de poder, y con ello, la
discriminación del género femenino respecto al masculino.
http://blog.violenciagenero.icaalava.com/
c)
d)
El travesti
Por Rolando Hanglin
La Nación, 23-06-2009
El homosexual (sobre todo, el varón homosexual) es un arquetipo de la sociedad humana desde los tiempos clásicos.
Dicen incluso que, entre griegos y romanos, el verdadero amor se suponía que fuera entre hombres.
No lo sé. Pero lo dicen. (…)
8
Dicho todo esto, convengamos en que los últimos 20 años son el escenario de un nuevo arquetipo: el travesti. ¿Qué
es el travesti? En principio, un homosexual. En segundo término, una persona nacida varón que se feminiza
insertándose pechos de mujer e inyectándose hormonas, pero no amputa sus partes viriles. Que siguen existiendo y
funcionando; todo depende de la dosis de hormonas que se le hayan suministrado. (…)
¿Cuál es la finalidad de este proceder? Indudablemente, prostituirse. Se realiza para un enorme mercado constituido
por varones que desean probar su costado homosexual, aunque sean padres de familia y levantadores de pesas. En la
ciudad de Buenos Aires esto ha cobrado la dimensión de una industria multitudinaria: la actividad en su conjunto
mueve cientos de millones de dólares. Empecemos a calcular las botas de charol hasta la rodilla (número 43) los
ligueros, las bombachas con ventanita, la lingerie magnética, los hoteles, los departamentos privados, las tarifas por
servicios completos o parciales. En fin, todo lo que El Travesti moviliza como industria de masas. El lector no tiene
más que hojear las páginas de los diarios (Servicios Personales) o recorrer ciertas calles de su ciudad.
(…)
e)
Emilce Vuyovich Es lamentable, que estas personas sigan haciendo del otro el diferente, NO EXISTE
EL OTRO TODOS SOMOS HUMANOS, TODOS TENEMOS DERECHO!!!!!
28 de julio de 2010 a las 13:37 · Me gusta
Bibliografía obligatoria
Maingueneau, D. (1989) Introducción a los métodos de análisis del discurso. Hachette, Buenos
Aires. (pp. 125-136).