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All content following this page was uploaded by Luis Germán Naranjo on 09 September 2014.
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Hidrografía
El piedemonte andino – amazónico es una importante estrella fluvial. En las montañas que
bordean la región nacen numerosos ríos de las hoyas hidrográficas del Caquetá y el
Putumayo, ambos pertenecientes a la gran cuenca del Amazonas. Entre los ríos principales
están el Fragua, Conejo, San Juan, Acae, Espinayaco, Estero, Mocoa, Orito, Rumiyaco, San
Juan y San Miguel y varios de estos ríos son fuentes de abastecimiento para acueductos
municipales y veredales. En la región hay también numerosos humedales de montaña, el
más importante de los cuales es la Laguna de la Cocha, fuente del río Guamués, declarada
como sitio de importancia internacional en el marco de la convención Ramsar1.
El piedemonte forma parte de la Cordillera Real Oriental que bordea el oeste de la cuenca
amazónica de Colombia, Ecuador y el norte del Perú, a lo largo de aproximadamente
9.500.000 ha y abarca dos ecorregiones2 terrestres: los Páramos de los Andes del Norte y
los Bosques montanos de la Cordillera Real. La primera de estas ecorregiones es un
conjunto de áreas aisladas en las porciones más altas (generalmente por encima de 3.000 m
de elevación), de las cordilleras colombianas, ecuatorianas y las montañas del extremo norte
de Perú. Por estar inmersos en medio de una matriz de bosques y otros tipos de
ecosistemas, los Páramos de los Andes del Norte mantienen una diversidad reducida de
especies en comparación con los bosques montanos. Sin embargo, la insularidad de estos
ecosistemas hace que en ellos se presenten numerosos endemismos.
En cuanto a los Bosques Montanos de la Cordillera Real Oriental, abarcan las estribaciones
orientales del Macizo colombiano, la Cordillera Oriental del Ecuador y el primer tramo
cordillerano del norte del Perú, en la franja comprendida desde los 300-800 m de elevación
hasta los 3.200 - 3.500 m. Estos bosques húmedos montanos han sido considerados como
los ecosistemas con mayor riqueza de especies por unidad de área en todo el Complejo
Ecorregional de los Andes del Norte y además tienen la más alta tasa de recambio de
especies (diversidad ß) de los ecosistemas tropicales de montaña (Kattan et al. 2001).
1 La Convención de Ramsar, relativa a los Humedales de Importancia Internacional especialmente como Hábitats de Aves Acuáticas, fue firmado en la ciudad de
Ramsar, Irán, el 2 de febrero de 1971 y entró en vigor en 1975.
2 Unidad de clasificación ecológica relativamente grande que contiene un conjunto diferenciado de comunidades naturales que comparten muchas de sus especies y
condiciones ambientales y gran parte de sus dinámicas ecológicas (Dinerstein et al, 2000). Las ecorregiones agrupan ecosistemas naturales que están estrechamente
relacionados a nivel geográfico, físico y biológico y que por lo tanto han estado sujetos a procesos evolutivos similares (WWF 2001).
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Figura 1.1. Integridad de ecosistemas y áreas prioritarias de conservación en la porción
colombiana de la Cordillera Real Oriental (modificado de Baquero et al. 2005)
Población
La región del piedemonte ha estado habitada desde hace casi 3.000 años y aunque en
décadas recientes grandes oleadas de colonos provenientes de distintas regiones del país
han llegado a estas montañas y hoy representan la mayoría de su población, la ocupación
indígena es aún considerable. La composición étnica de la población indígena es muy
variable, como resultado de la movilidad espacial, la migración y la colonización (ver Capítulo
2). Los pueblos ancestrales de la región son las etnias Cofán, Inga, Kamëntsá, Siona,
Koreguaje, Witoto y Muinane y los pueblos indígenas que han migrado a estas zonas son los
Nasa y Yanacona del Cauca, los Awa de Nariño y los Embera – Chamí del Valle del Cauca,
que hoy se encuentran desarrollando procesos de recomposición cultural y social.
Economía
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ganadería lechera, mientras que en los pisos cálidos sobresale el levante y ceba de vacunos
y el cultivo de plátano, yuca y caña panelera. En todo el piedemonte la explotación forestal
ofrece gran variedad de maderas, plantas medicinales, oleaginosas, fibrosas y resinosas y
aún persisten muchos usos tradicionales de la flora y la fauna local (ver Capítulo 5).
A partir de la década de 1990, la expansión de los cultivos de uso ilícito empezó a tomar
fuerza en el piedemonte andino – amazónico, lo cual produjo alteraciones sustanciales de la
dinámica económica de la región, con consecuencias sociales y ambientales incalculables
(ver Capítulo 7).
Vías de acceso
Comparado con otras regiones del país, el piedemonte andino – amazónico ha permanecido
relativamente aislado desde el punto de vista de las vías de comunicación, lo cual se debe en
gran parte a su baja accesibilidad (ver Capítulo 6). En la actualidad hay dos conjuntos de
vías terrestres principales de acceso a la zona. Las carreteras conectadas con la troncal del
Magdalena a lo largo de la ruta Neiva – Pitalito – Mocoa, comunican la región con el
piedemonte amazónico ecuatoriano a través del Puente Internacional de San Miguel. En
segundo lugar, están las vías que comunican a Mocoa y Puerto Asís con los municipios del
Valle del Sibundoy (Santiago, Colón, Sibundoy y San Francisco) y con la carretera
transversal del Pacífico entre el puerto de Tumaco y la ciudad de Pasto. Además hay vías
secundarias y terciarias que comunican a los otros municipios de la vertiente andino –
amazónica como Santa Rosa, Orito y San Miguel y comunicación acuática a lo largo de los
grandes ríos de la región, especialmente el Putumayo, que conecta los centros poblados del
piedemonte con el resto de la amazonia colombiana y poblaciones vecinas de Ecuador y
Perú.
Áreas de conservación
El piedemonte andino – amazónico es una de las regiones de Colombia con mayor integridad
ecológica (ver Capítulo 6). Alrededor del 85% de los ecosistemas en la Cuenca alta del río
Putumayo y el 90% de los de la cuenca alta del Río Caquetá se mantienen intactos y en esta
última cuenca, la vegetación entre 300 y 4.100 m de elevación, está prácticamente
ininterrumpida. Sin embargo, hasta finales del siglo XX, solamente existían en dos áreas con
algún nivel de protección: el Santuario de La Corota y la Reserva Forestal Protectora de la
Cuenca del Río San Juan, denominada por las comunidades indígenas Nukanchipa Alpa
Amukunapa Wasi (territorio indígena – lugar de los dioses). Sin embargo, en años recientes,
el trabajo mancomunado de las autoridades ambientales, las autoridades indígenas,
organizaciones no gubernamentales y otros actores de la sociedad civil, han abordado la
protección creciente de los extraordinarios ecosistemas de la región de diversas formas.
En mayo de 2000, el Ministerio del Medio Ambiente declaró La Cocha como Sitio Ramsar,
trabajando en colaboración con las comunidades locales, la Asociación para el Desarrollo
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Campesino (ADC) y WWF Colombia. La creación de la Reserva Nacional Natural Alto Fragua
Indi Wasi en 2002 fue igualmente el resultado de acciones colectivas en las que participaron
la Asociación de Cabildos Inganos Tandachiridu Inganokuna, la ONG Norteamericana
Amazon Conservation Team y la Unidad de Parques Nacionales Naturales.
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