Está en la página 1de 13

Curso “Los partidos políticos en América del Sur: trayectorias y actualidad”

¡Bienvenidas y bienvenidos a un nuevo curso de Gestar Virtual! En esta oportunidad nos


dispondremos a transitar un camino apasionante: el de conocer los sistemas de partidos políticos
en América del Sur. Este viaje comenzará por Brasil, para luego continuar por Colombia y Venezuela.
Más tarde cruzaremos el Amazonas hacia el sur hasta encontrarnos con los hermanos y hermanas
de Chile y Uruguay, para finalizar estudiando a la querida Bolivia. Esperamos que sea de su agrado,
¡Muchas gracias por elegir nuevamente Gestar Virtual para formarse con nosotros!

A continuación les dejamos unas palabras de bienvenida e introducción a la clase de Tomás


Bontempo, Licenciado en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador (USAL),
Magíster en Integración Latinoamericana por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF),
Director de la Maestría en Relaciones Internacionales (USAL) y doctorando en Ciencias Sociales de
la Universidad de Buenos Aires (UBA), quien será uno de los docentes a cargo de este curso:

https://youtu.be/sXeENfCoAZk

Clase 1: El sistema político Brasilero: una evolución cambiante

Introducción

Brasil es un caso particular dentro de América Latina por múltiples razones. Si nos
remontamos a la historia, resulta llamativo que desde su independencia en 1822 hasta casi
finalizado el siglo XIX estuvo gobernado con mayor o menor estabilidad por una monarquía imperial.
A su vez, se verifica en la mayor parte del recorrido histórico que analizaremos – al menos hasta
mediados del siglo XX- una falta de partidos políticos orgánicos y de alcance nacional a excepción
(aunque no demasiado relevante) del Partido Comunista del Brasil, existiendo una fuerte
disgregación y regionalización de las distintas facciones que disputarán la conducción de los destinos
del país. Otra afirmación que podemos contemplar es que, como menciona Waldo Ansaldi en su
texto “Un caso de ficción de organización partidaria o la política sin partidos: Brasil, 1889-1945”
(1995), es que “no existen hoy partidos que hayan sido creados antes del golpe militar de 1964”1.
También es preciso señalar que los partidos son mayoritariamente creados “desde arriba hacia
abajo” o directamente desde el Estado: tales son los casos del Partido Social Democrático (PSD) y el
Partido Laborista (Trabalhista) Brasilero (PTB) creados en 1945 bajo el gobierno de Getulio Vargas,
o los partidos ARENA y MDB durante la dictadura militar iniciada en Brasil a mediados de los 60’.

1
Ansaldi, Waldo (1995): “Un caso de Ficción de organización partidaria o la política sin partidos: Brasil, 1889-
1945”, www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal . Publicado originariamente en Secuencia, Revista de Historia y
ciencias Sociales Nº 32, México DF, mayo-agosto d 1995, pp. 57-94.
Otra categorización de partidos que podemos mencionar a lo largo de la historia brasilera es la que
hace Marilena Chauí (1984)2, citada por Ansaldi, que clasifica a los partidos del Brasil en tres tipos:
clientelistas (fundados con prácticas clientelares en las que el favor y el elitismo

predominan en el comportamiento partidario), populistas (con una visión más progresista y una
ampliación mayor en la representatividad de tipo “tutela”), y vanguardistas, los cuales consideran
a su sujeto político como un agente de transformación de la realidad.

Para tener un panorama general de las distintas etapas del sistema de partidos del Brasil, a
continuación les presentamos un esquema en el que nos basaremos para abordar esta clase,
dividiéndolo en cinco períodos de tiempo distintos, a saber:

Etapas del sistema de partidos de Brasil

La etapa del Imperio del Brasil (1822-1889)

Brasil es uno de los países de América del Sur que más


demora en independizarse, lográndolo recién en 1822.
Previamente formaba parte de los dominios del Imperio
Portugués. Como en el caso del resto de los territorios de América
del Sur, los sucesos que ocurrían en Europa no le eran para nada
ajenos. En 1808, tras el avance del emperador de Francia
Napoleón Bonaparte sobre Portugal, la familia real portuguesa
encabezada por el Rey Juan VI escapó de la invasión francesa en
barco a través del Océano Atlántico, estableciéndose en la ciudad

Imagen de un joven Pedro II

2
Chauí, Marilena (1984): “Cultura e democracia”. Moderna, Sao Paulo, 3º edición.
de Río de Janeiro, hoy la segunda más poblada de nuestro país vecino. Una vez finalizadas las guerras
napoleónicas en Europa, el Rey Juan VI vuelve a Portugal en 1821, dejando en Brasil a su hijo Pedro
como Príncipe Regente, quien luego se convertirá en el emperador Pedro I tras la independencia en
septiembre de 1822. La muerte del Rey Juan VI abrió una disputa por la sucesión del trono
portugués, el cual obligaría a Pedro I a regresar a Portugal en 1831, quedando su hijo Pedro II como
único heredero al trono con apenas 6 años de vida. Durante años Brasil sería gobernado por un
consejo de Regencia mientras Pedro II alcanzaba la mayoría de edad, la cual sería considerada a los
15 años, cuando se coronó formalmente como emperador el 18 de julio de 1841. El mandato de
Pedro II durará nada menos que hasta 1889.

Durante la etapa monárquica existirán dos movimientos políticos: El Partido Liberal y el


Partido Conservador. A pesar de su denominación, estos no serán partidos políticos en el sentido
tradicional. Ansaldi menciona que no tienen estructura orgánica ni ningún tipo de disciplinamiento
o ideología, sino que son grupos que actúan dentro del parlamento, y no siempre articuladamente.
Es más, las disputas muchas veces se daban más a nivel estatal o local hacia adentro de estos
“partidos” y no tanto entre partidos distintos. En esa lucha de elites, serían los fazendeiros o
hacendados (propietarios rurales) y los burócratas y/o profesionales quienes integrarían tanto la
facción conservadora (con mayoría de hacendados) como la facción liberal (con mayor predominio
de profesionales y burócratas). Emilia Viotti Da Costa, historiadora brasileña, distinguirá también a
su vez que tanto los liberales como los conservadores tendrán dentro alas moderadas (relacionadas
con las elites agrarias tradicionales) y alas radicales (vinculados a los nuevos intereses que irán
emergiendo hacia la segunda mitad del siglo XIX). Estos enfrentamientos intra-partidos y entre
partidos, que irán variando en intensidad según región y tendencias, generarán varios momentos
de inestabilidad en el sistema de partidos, momentos en que los cuales se recurrirá al emperador
Pedro II para calmar las turbulencias.

En 1870 se producirá la creación del primer Partido Republicano, con base en Río de Janeiro
y treinta miembros fundantes. Más tarde harán lo propio nuevos partidos republicanos en Sao Paulo
(1873), Rio Grande do Sul (1882), y Minas Gerais, que será fundado oficialmente en 1887. Estos
partidos republicanos estarán conformados por una base más urbana, ya que en buena medida eran
producto de distintas divisiones que habían tenido lugar en los distintos partidos liberales. La
cantidad de profesionales también irá en aumento, lo cual no implica que no fuesen propietarios de
extensiones rurales ya que muchos de sus miembros provenían de las familias más acaudaladas del
Brasil. Lo particular de estos partidos republicanos es que, a los estudiantes y los profesionales, se
les sumarán también algunos industriales, lo cual les irá dando un aroma modernizador. Los
Partidos Republicanos serán también sumamente regionales, sin demasiada articulación orgánica
entre ellos, ya que se conformarían también por varios de los mismos miembros de las distintas
elites tradicionales de cada región. Para darnos una idea, el Partido Republicano de Sao Paulo (hoy
la ciudad más poblada de Brasil) tenía en 1880 sólo 900 afiliados, lo cual es un indicador de la
distancia entre estos agrupamientos políticos y la población en general en dicho momento histórico.
Los Republicanos serán mucho más poderosos en los estados del sur del Brasil.
Los Partidos Republicanos irán tendiendo lazos pero siempre con una impronta fuertemente
federal, por lo cual irán configurando en principio una federación de partidos republicanos y no un
Partido Único a nivel nacional. Su proyecto de país era, como es de esperarse, también de corte
republicano y federal, lo cual los llevará a confrontar con los últimos gabinetes conservadores de los
gobiernos imperiales. Este caldo de cultivo se conjugará con el descontento de los terratenientes
esclavistas con el Imperio por la abolición de la esclavitud en 1888, la necesidad de mayor
protagonismo de las elites militares tras la victoria contra el Paraguay en la Guerra de la Triple
Alianza en conjunto con Argentina y Uruguay (1864-1870), y la resistencia a que una mujer como
Isabel (hija mayor de Pedro II) fuese emperadora del Brasil. Todo ello llevó al levantamiento civil y
político republicano el 15 de noviembre de 1889, tras el cual Pedro II y su familia abandonaron el
Brasil y fue Proclamada la República.

La República Vieja (1889-1930)

Con el inicio de esta etapa ya tenemos configurado un mapa político, con los antiguos
Partidos Conservador y Liberal de la época imperial prácticamente desaparecidos. El Conservador
había sufrido un debilitamiento debido a la desaparición de las viejas burocracias gobernantes del
imperio, así como también el debilitamiento de muchas zonas de agricultura que habían
experimentado un auge en décadas anteriores, como los estados nordestinos de Pernambuco y
Bahía que vieron afectada su producción de azúcar por grandes sequías. Este pacto entre
magistrados y terratenientes de agricultura de exportación había sido el principal sostén elitista en
términos políticos del Imperio del Brasil. Por otro lado, Partido Liberal estará fuertemente afectado
por la huida de las elites regionales hacía los flamantes Partidos Republicanos. También deberán
tomarse en cuenta las burocracias militares, que serán de gran importancia durante las primeras
décadas del siglo XX. De esta manera se configurará un virtual monopolio federal de Partidos
Republicanos, solo desafiados por las elites políticas de Río Grande do Sul (estado ubicado más al
sur de todo Brasil) que conformaron el Partido Federalista y el Partido Republicano Democrático a
principios del siglo XX (1908 para ser más exactos). En cuanto a los derechos ciudadanos, podemos
distinguir entre una ciudadanía activa (con derechos políticos y civiles) y una ciudadanía pasiva,
solo con derechos civiles. Los derechos políticos sólo estaban reservados a una minoría, ya que el
voto bajo el dominio republicano excluía a los pobres, analfabetos, mendigos, mujeres, menores de
21, alistados en el ejército y miembros de órdenes religiosas.

Con la presencia de partidos republicanos con arraigos fuertemente estatales se irán


configurando una serie de pactos inter-oligárquicos entre estos partidos regionales que se irán
traduciendo en distintos acuerdos para conducir los destinos del Brasil. En ese marco se configura
también el coronelismo como relación de dominación política hacia adentro de los estados, en la
que cada gobernador reclutaba a los hacendados locales para que conformen verdaderas policías
estatales que respondían al gobernador. Esta política de los gobernadores configuraba poderes
estaduales realmente fuertes, en los que el poder central de Brasil debía negociar sin mucha
posibilidad de meterse en sus asuntos internos.
Desde finales del siglo XIX se fue conformando una alianza entre las elites republicanas del estado
de Minas Gerais (con la producción de ganado vacuno como actividad económica principal) y las
elites de Sao Paulo, estado productor de café, en lo que se denominó el pacto del café con leche
(café com leite en portugués), el cual consisitía en que ambas facciones se alternaran en el poder
a nivel nacional. Aquí Torcuato Di Tella, en su libro “Historia de los Partidos Políticos en América
Latina, Siglo XX” (1993) observa que hay un indicio de cierto bipartidismo configurado por el
dominio de los dos agrupamientos mencionadas. A esta discusión también se va a sumar el Partido
Republicano Conservador, creado por un senador de Río Grande do Sul llamado José Gomes
Pinheiro Machado, coronel del ejército, aliado con representantes legislativos de los estados del
noreste brasileño que buscaban recuperar el poder perdido en épocas del auge de la producción
azucarera, por lo que ahora tenemos como predominio a tres partidos republicanos que buscarán
disputarse el poder a nivel nacional. En 1910 el pacto del café con leche entrará en crisis, y los
representantes de Minas Gerais se impondrán a los republicanos paulistas con la ayuda del ejército
y los republicanos de Rio Grande do Sul denominados gauchos, imponiendo al general Hermes da
Fonseca. En 1914 la alianza entre Minas Gerais con los republicanos de Sao Paulo volverá a la escena,
en un nuevo pacto denominado el Pacto de Ouro Fino, alcanzando la presidencia con el minheiro
Wenceslau Bras.

Hacia la década del 20 surgirán nuevos actores políticos: por un lado, se crea el Partido Comunista
de Brasil en 1922. Por otro lado se conforma el denominado tenentismo, un movimiento de oficiales
del ejército descontentos con el sistema coronelista de dominación oligárquica que conforman los
gobernadores, y buscarán la creación de un estado nacional unitario, buscando disminuir a los
poderes regionales. También en San Pablo se producirá una conmoción política con la creación del
Partido Democrático, que surgirá como un partido con miembros de la clase media urbana paulista
conformado por sectores universitarios, disidentes del Partido Republicano y miembros del diario O
Estado de Sao Paulo, pero que serán subordinados a una conducción de miembros de un sector la
burguesía paulista que buscaba generar reformas de apertura democrática ante nuevas agendas
como la social, ya que consideraban necesario un cambio democrático en la forma de dominación
política oligárquica, aunque ello no implicaba anularla: buscaban realizar reformas para no tener
que reprimir movimientos políticos emergentes surgidos de las diferencias de clases. Consiguen
crear Partidos Democráticos en estados como Paraná, Río de Janeiro o Pernambuco, consiguiendo
luego en 1927 crear el Partido Democrático Nacional (PDN). También suman partidos opositores a
los republicanos de Rio Grande do Sul como el Partido Federalista o el Partido Republicano
Democrático, que se suman al PDN en 1928.

Todos estos nuevos actores serán fundamentales cuando estalle un nuevo conflicto político, esta
vez en 1929, año en que el presidente paulista Washington Luis Pereira de Sousa viola el la
tradicional alternancia minheiro-paulista en el poder (Café con leche), proponiendo como su
sucesor también a un paulista: Júlio Prestes, por entonces gobernador del estado de Sao Paulo,
quien sería el impulsado para las elecciones que tendrían lugar en marzo de 1930. Frente a esto las
facciones de Río Grande do Sul y Minas Gerais impulsan la Alianza Liberal, con la fórmula Getúlio
Vargas-Joao Pessoa, que también se incorpora al PDN sumando una “pata paulista”. Las elecciones
se realizan dando como ganador a Prestes, pero la alianza opositora denuncia fraude masivo a nivel
nacional orquestado por los paulistas y sus aliados, ya que tampoco se dejaba asumir a los diputados
electos por las listas de la Alianza Liberal. En este período de conflictividad política se destaca
también el asesinato de Joao Pessoa, integrante de la fórmula de la Alianza Liberal y gobernador
(“presidente” en términos brasileros) del estado de Paraíba, situado al noreste de Brasil. Su muerte
a manos de un militante afín a los paulistas detonó finalmente el alzamiento militar que depuso al
presidente Washington Luis y formó una junta de gobierno provisoria, que luego designaría a
Getulio Vargas como nuevo presidente del Brasil.

De esta manera finalizaría la etapa que denominamos como Republica Vieja (Velha), la cual
Fernando Henrique Cardoso (ex presidente de Brasil) considera como una etapa con las siguientes
características:

- Una fuerte preeminencia presidencial sobre los otros dos poderes del estado (judicial y legislativo).

- Mayorías parlamentarias garantizadas por los gobernadores, quienes envían al congreso a


dirigentes afines para garantizarle apoyo al presidente de la república.

- Los gobernadores garantizan apoyo al presidente a cambio de que el gobierno federal sofoque y/o
niegue apoyo a oposiciones locales.

La política de masas (1930-1964)

La asunción de Getulio Vargas como Presidente en 1930


tras un alzamiento militar se verá severamente afectada por la
crisis económica mundial que tuvo lugar en Estados Unidos en
1929, la cual produjo una fuerte caída en los precios de muchos
productos de intercambio, entre ellos el café, producto de
exportación por excelencia de Brasil en ese entonces. El nombre
de Vargas, que antes de asumir había sido gobernador de Río
Grande do Sul, será fundamental en la política brasileña hasta
nada menos que 1954, cuando decida poner fin a su vida
mediante el suicidio. Los primeros años serán denominados
como Gobierno Provisorio (1930-1934), período en que se
destaca la reforma del código electoral de 1932, que establece
el voto directo y universal, el voto femenino, la representación
Getulio Vargas
proporcional para el congreso, y reforma la justicia electoral para darle mayor
imparcialidad. Esta reforma del código llama la atención debido a que se produce en una etapa de
gobierno de facto de Vargas, en lo que significa un claro gesto de apertura hacia las oligarquías de
Sao Paulo, Minas Gerais y Río Grande do Sul, que se habían unificado en Frentes Únicas ante el
emergente tenentismo, que como ya vimos era un movimiento militar de oficiales que venían
teniendo protagonismo político y que impulsaba a Vargas hacia posiciones más corporativas y
menos democráticas. La reunificación oligárquica tiene poca solidez, ya que en 1932 se produce un
levantamiento de estos sectores en Sao Paulo que es fuertemente reprimido por el gobierno federal
causando más de 700 muertos. Las facciones de Minas Gerais y Rio Grande do Sul no apoyan lo
suficiente (o casi nada) y terminan adhiriéndose al liderazgo de Vargas.

Las elecciones para la Asamblea Constituyente en 1933 también constituyen un nuevo gesto
de Vargas hacia las oligarquías regionales que pedían mayor apertura democrática. En esa línea se
dieron los resultados electorales, con un predominio de los representantes de las fuerzas estaduales
y federales. Estos resultados evidencian una renovada vitalidad de las fuerzas de la República Velha
u oligárquica. Vargas se recostará sobre estas facciones en detrimento del tenentismo para
conseguir su elección como presidente por parte de la Asamblea Constituyente. La Constitución
Nacional de 1934 tendrá una fuerte componente estatista, con un capítulo que otorga atribuciones
tales como la nacionalización de la explotación de las riquezas del suelo, participación estatal en
distintas industrias estratégicas y la posibilidad de regular el mercado laboral. En este período los
tenentes buscarán crear un partido a nivel nacional llamado Unión Cívica Nacional, pero que no
tendrá mayor alcance que en los estados del norte y noreste. Las oligarquías estaduales reactivarán
sus viejos partidos republicanos como el PRP y el PRM, y buscarán también crear nuevos tales como
el Partido Progresista (PP) en Minas Gerais y el Partido Republicano Liberal en Río Grande do Sul.
Por otro lado se crean partidos en línea con tendencias mundiales como el auge del fascismo y de
tendencias de base marxista como el comunismo. En ese sentido surgirán la Acción Integralista
Brasilera (AIB, creada en 1932 de claro corte fascista que buscará captar militantes del tenentismo
y militares descontentos con la marcha del gobierno provisional de Vargas) y la Alianza Libertadora
Nacionalista (ALN, creada en 1935, que buscará ser un movimiento de izquierda con fuerte
movilización de masas). La AIB, por citar uno de estos últimos casos, logrará juntar entre 600.000 y
1.000.000 de adherentes, nada despreciable si tomamos en cuenta que la política en Brasil venía
siendo “cosa de pocos” en décadas anteriores. De este modo tendremos dos nuevas corrientes de
masas (una marxista y otra filo fascista), a las que se suma el autoritarismo desmovilizante de
Getulio Vargas. Algunos politólogos como Hélgio Trindade señalan que Vargas no pudo cooptar a
los dos primeros debido a su fuerte estructura orgánica, ideologizada y movilizante. Este factor en
combinación con el miedo de las oligarquías a la movilización en aumento de la izquierda mediante
la Alianza Libertadora Nacional influyen en la sanción de la Ley de Seguridad Nacional de 1935, la
cual le da mayores poderes represivos al gobierno federal, llevando a la proscripción de la ALN. Esto
genera un alzamiento de civiles y oficiales del ejército de filiación comunista, el cual es rápidamente
reprimido debido a que solo tuvo importancia en ciudades del noreste tales como Natal o Recife.

De cara a las elecciones de 1938 irán surgiendo nuevos candidatos, con el gobernador de
Sao Paulo Armando de Salles Oliveira como principal representante de la Unión Democrática
Brasileira, frente que enarbola la bandera del constitucionalismo liberal y social aunque fuerte
como para resistir movimientos radicales de izquierda y de derecha. Por otro lado el gobierno de
Vargas propondrá a José Américo de Almeida, del estado de Paraíba. El tercer candidato será Plínio
Salgado, de la filo fascista AIB. Las dudas de Vargas y su círculo con su candidato “delfín” Almeida
en conjunto con la vuelta del ejército a la participación política en primer plano llevan a un nuevo
golpe de Estado el 10 de noviembre de 1937, mediante el cual Getulio Vargas buscará legitimarse
como creador del Estado Novo, un estado nacional fuerte como búsqueda de terminar
definitivamente con el período de dominación de las oligarquías estaduales.

El Estado Novo (1937-1945) será el terreno en donde Vargas sembrará las bases de una
nueva institucionalidad del estado moderno en el Brasil, buscando terminar con la imagen de que
el estado nacional era “capturado” por las oligarquías regionales. Es un proyecto conservador en lo
político ya que prohíbe los partidos políticos y cierra el Congreso, pero es modernizador en lo
económico: se crea el Consejo Nacional del Petróleo (hoy la petrolera estatal Petrobras), la
compañía minera Vale do Rio Doce (hoy Vale S.A.), la Compañía Siderúrgica Nacional, y la Fábrica
Nacional de Motores, por citar algunos de sus emprendimientos industrialistas. También consolida
las bases burocráticas del estado nacional brasileño, creando el Departamento Administrativo del
Servicio Público. Ahora en palabras de Azevedo Amaral hay un “partido del Estado, que es también
el partido de la Nación”. Se elimina la existencia de partidos intermediarios entre el gobierno y su
pueblo, procurando la forma de organización corporativa de los distintos sectores de la sociedad
para representar sus intereses.

Sin embargo, las demandas de democratización comenzarán a presionar sobre el régimen


varguista, conformándose hacia 1943 tres corrientes principales: los liberales, las antiguas
oligarquías regionales y los comunistas, quienes ya habían sido proscriptos en varias ocasiones pero
a los cuales Vargas les otorgaría la personería legal en 1945 en un gesto de acercamiento. En
términos generales, volverá a configurarse la Unión Democrática Nacional (UDN), que había estado
conformada por opositores al alzamiento de 1930, y por el lado de Vargas se alentará la creación de
dos partidos: el Partido Trabalhista Brasilero (PTB) de corte sindical corporativo y el Partido Social
Democrático (PSD) más relacionado con las estructuras burocráticas regionales delegadas del
gobierno varguista. Otro actor afín al gobierno era el movimiento social del Queremismo,
denominado así por su expresión de cabecera “Queremos Getulio”. Finalmente la presión de la
UDN, los comunistas y sectores de las fuerzas armadas terminarán llevando a la renuncia de Getulio
Vargas en 1945. Sin embargo, su Estado Novo había significado la reivindicación definitiva del Estado
Nacional contra los poderes oligárquicos regionales, culminando el proceso que se había iniciado en
1930, donde el Estado Nacional fue objeto de disputa política y diferencias en su forma de
organización hasta la instalación definitiva de un estado hegemónico en el período 1937-1945.

Tras la caída de Vargas quedará configurado por primera vez un sistema de partidos
realmente de alcance nacional, sin anular los poderes regionales pero ya sin el gobierno nacional
como “botín de guerra” de oligarquías estaduales. Las instituciones modernas definitivas del
estado nacional moderno del Brasil habían sido construidas en el período 1930-1945. Este sistema
de partidos políticos a nivel nacional comienza a crearse en 1945, y tendría como primeros actores
a la UDN, el PTB y el PSD, que ya estaban posicionados desde los últimos años del primer período
varguista (recordemos que los últimos dos habían sido creados desde el Estado). El Partido
Comunista brasilero sigue vigente pero volverá a ser proscripto en 1947. Recordemos también que
la finalización de la Segunda Guerra Mundial en 1945 generó una nueva ola democrática en Europa,
por lo que parte de las elites brasileñas (sobre todo las militares) comenzarían a mirar con más
apego las formas democráticas en detrimento de las autoritarias.

El Período 1945-1964 se conoce como República Nova, una etapa democrática de corte
liberal. Tras la caída de Vargas y un período presidencial de Eurico Dutra (del PSD, quien había sido
Ministro de Guerra del gobierno de Vargas pero luego se había alejado del mismo), es el mismísimo
Getulio quien vuelve al poder en las elecciones de 1950, apalancado por la alianza del PSD con el
PTB. Durante su segunda etapa buscará tender relaciones con la Argentina de Juan Domingo Perón,
quien impulsaba una Unión Económica que inicialmente estaría conformada por Argentina, Brasil y
Chile (por eso se lo denominaba como Proyecto ABC). Si bien Argentina logra firmar un acuerdo con
Chile conocido como el Acta de Santiago de Chile en 1953 con el visto bueno del gobierno de Brasil,
Getulio Vargas no logra conseguir apoyo político interno para adherirse formalmente a la unidad
con los otros dos países, encontrando resistencia no sólo en las elites ligadas a la UDN sino también
dentro de sus propio gobierno (con su canciller Joao Neves da Fontoura como impulsor político del
boicot). Finalmente, el golpe de Estado sufrido por el gobierno de Perón en 1955 y el posterior
suicidio de Vargas en 1954 debido a una fuerte crisis política interna terminarían de sepultar el
proyecto de Unión Económica entre estos países hermanos.

Tras la muerte de Vargas la alianza PTB-PSD seguirá siendo uno de los principales puntos de apoyo
(sino el principal) del sistema de partidos hasta el golpe militar de 1964. Estos dos partidos
concurrirían a elecciones en alianza contra la UDN, siendo el PSD el que inicialmente colocaría al
presidente. Sin embargo, como afirma el politólogo Hélgio Trindade, la “paz partidaria” irá
tambaleando a medida que el PTB (a quien las elites del PSD y la UDN temían por “populista”) vaya
ganando en poder político y empiece a perturbar –nuevamente- a los sectores más conservadores
de las Fuerzas Armadas. A los gobiernos del PSD entre 1955 y 1961 (con Juscelino Kubtischek como
mayor exponente) sobrevendrá la asunción de Joao Goulart, líder del PTB, quien había sido
vicepresidente de Brasil. Es aquí donde los sectores opositores (“antipopulistas”, dirigentes de la
UDN, empresarios, militares), en conjunto como países como Estados Unidos (quienes veían con
desagrado un aumento de las relaciones con países aliados de la Unión Soviética miembros del Pacto
de Varsovia), comenzarán a articularse para forzar la caída de Goulart. La hipótesis de Trindade en
su texto “Partidos Políticos y Transición Democrática: el populismo y el antipopulismo en la política
de Brasil” (1992) es que “la causa principal de las crisis en el sistema brasileño de partidos en los
últimos cincuenta años fue la reacción de los defensores del statu quo en contra de la tendencia
de que un partido con arraigo populista se convirtiera en hegemónico”3. En ese sentido, se veía al
PTB no solo como amenazante del predominio de un partido conservador mayoritario como el PSD
sino que ponía en riesgo los usos y costumbres en las relaciones de poder de la política brasilera.

3
Trindade, Helgio (1992): “Partidos Políticos y Transición Democrática: el populismo y el antipopulismo en la
política de Brasil”.
El Régimen militar (1964-1985)

Tras el golpe de estado de 1964 a Joao Goulart, la dictadura militar brasileña implantó un
sistema bipartidista hecho a medida: por un lado crea a Alianza Renovadora Nacional (ARENA), que
aglutinaba a toda su base política (principalmente simpatizantes de la UDN y sectores del PSD), y
por el otro lado al Movimiento Democrático Brasileño (MDB), el partido de “oposición aceptable”.
Habrá elecciones “tuteladas” en las que el vencedor siempre será de la ARENA. La preocupación del
régimen militar será el ascenso del MDB, que en 1974 se llevará 16 de las 22 bancas del senado en
juego. En 1979 la dictadura reforma el “sistema de partidos” disolviendo el bipartidismo reinante y
creando el Partido Democrático Social como nuevo partido gubernamental, el Partido Popular
como aglutinador de disidentes de la ARENA y liberales del MDB, haciendo de “fuerza auxiliar” de
centro que garantizara contención en caso de una fuga de votos de apoyo al gobierno. En el caso de
la oposición se crea el Partido del Movimiento Democrático Brasilero (PMDB) como una nueva
versión del MDB, y el Partido Democrático Trabalhista (PDT), como aglutinador del viejo obrerismo
varguista y el sindicalismo polarizado que luego se irá nucleando en el Partido de los Trabajadores
(PT) fundado en 1980. La supresión del bipartidismo era, curiosamente, una de las demandas de la
oposición. El gobierno militar también otorgó en 1979 la amnistía general a los presos políticos, así
como la elección directa de gobernadores en 1982. A criterio de Trindade esta es la primera de las
tres etapas de la transición hacia la democracia, a la cual le proseguirá una fuerte movilización civil
y una oposición abierta de los gobernadores federales electos en 1982 al autoritarismo militar. Las
elecciones presidenciales de 1985 fueron la bisagra definitiva: si bien se realizaron de manera
indirecta mediante el colegio electoral amoldado al régimen, la potencia del PMDB estaría
impulsada por su alianza con el Partido del Frente Liberal (PFL), creado por desertores del oficialista
PDS disconformes con la candidatura de Paulo Maluf. La fórmula opositora Tancredo Neves – José
Sarney por la denominada Alianza Democrática (PMDB + PFL) terminaría arrasando en el Colegio
Electoral por 480 votos contra 180 de Maluf. Neves fallece por problemas de salud y no llega a
asumir en el cargo, por lo que finalmente termina asumiendo José Sarney la presidencia de la
nación. Con la promesa a los militares de no investigar las atrocidades en materia de derechos
humanos cometidas por el régimen 1964-1985, Sarney impulsa la democratización definitiva,
convocando a elecciones en 1986 para una nueva Asamblea Nacional Constituyente que se llevaría
a cabo en 1987 con los senadores y diputados electos el año anterior (con una victoria arrasadora
en ambas cámaras de la alianza PMDB y PFL), que devolvería en una nueva Constitución Nacional
sancionada en 1988 a las elecciones libres y directas para todos los cargos electivos que se elegirían
en las elecciones de 1989. Así comenzaba la transición definitiva hacia la primera elección
presidencial directa en casi cuatro décadas.

La Nova República (1985 – Actualidad)

Brasil llega a las elecciones de 1989 atravesando una severa turbulencia económica con
altísimos niveles de inflación en paralelo con una crisis de deuda similar a la que habían sufrido
prácticamente todos los países de América del Sur. Estas elecciones fueron ganadas por Fernando
Affonso Collor de Mello (candidato del Partido de la Reconstrucción Nacional), quien si bien no
había sido un dirigente prominente a nivel nacional de ningún partido relevante fue Alcalde de la
ciudad de Maceió, Diputado Federal y Gobernador del estado nordestino de Alagoas antes de llegar
a la presidencia en 1989. Su rival en el ballotage fue nada menos que Luis Inácio Lula da Silva,
candidato del Partido de los Trabajadores en alianza con el Partido Socialista Brasilero y el Partido
Comunista, que habían sido legalizados nuevamente bajo el gobierno de Sarney. La victoria de Collor
de Mello en el ballotage fue por sólo 7 puntos.

La súbita caída en la popularidad de Mello por un fuerte plan de ajuste y privatizaciones de


empresas del Estado en conjunto con fuertes denuncias de corrupción que lo llevarían a renunciar
en 1992 (dejando a su vice Itamar Franco a cargo hasta las elecciones de 1994) irán abriendo paso
al ascenso del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el cual encabezado por Fernando
Henrique Cardoso vencerá en las elecciones de 1994 nuevamente a Lula da Silva, pero esta vez por
un margen tan holgado (más del 50% contra el 27% del PT) que no hubo necesidad de segunda
vuelta. Aquí se irá gestando el contorno bipartidista PT-PSDB que predominará en la política del
Brasil hasta 2016, aunque en el marco de un multipartidismo a nivel general si consideramos la
considerable dispersión partidaria representada en ambas cámaras del Congreso.

El éxito del Plan Real, que había sido diseñado por Fernando Henrique Cardoso cuando fue
nombrado en 1993 como Ministro de Hacienda por el presidente Itamar Franco, hizo que la
estabilización de la economía lograda catapulte a Cardoso hacia una nueva reelección en las
elecciones de 1998, donde nuevamente obtendría más del 50% de los votos por sobre el PT. El
predominio del PSDB finalizaría en 2002, cuando finalmente Lula alcance la presidencia en 2002, la
cual logrará renovar hasta 2010 en las elecciones de 2006. Su gestión estará caracterizada por un
fuerte impulso a la economía y al combate contra la pobreza mediante planes como el Bolsa Familia
o el Fome Zero, que se basaban en ayudas alimentarias o económicas para compras en artículos de
primera necesidad. También dará un fuerte impulso a la cooperación regional, siendo un fuerte
aliado de la Argentina en la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).

Su sucesora será Dilma Rousseff, también


del PT, quien fue Ministra de Minas y
Energía y Ministra de la Casa Civil de
Brasil durante los gobiernos de Lula.
Dilma experimentará un gobierno
durante el cual la economía comenzará a
estancarse (y luego a caer) con respecto
al meteórico crecimiento del Producto
Bruto Interno experimentado durante los
primeros dos gobiernos del PT. Para 2010
el PT incorpora a la alianza electoral al
PDMB, el cual coloca a Michel Temer
como vicepresidente. Esto les permite
imponerse al candidato del PSDB José Lula Da Silva, Dilma Rousseff y Fernando Henrique Cardoso
Serra por 12 puntos de diferencia en la segunda vuelta. Esta fórmula oficialista se repetirá en 2014,
cuando en una ajustada elección venzan a Aécio Neves (PSDB, hijo del ex presidente electo Tancredo
Neves) en segunda vuelta por apenas tres puntos de diferencia. Las complicaciones económicas del
segundo mandato de Rousseff se ven empeoradas cuando designa como Ministro de Hacienda a
Joaquim Levy, ex técnico de organismos financieros como el FMI y el BID, además de Secretario del
Tesoro durante el primer mandato de Lula, quien por su posicionamiento más liberal en términos
económicos no es visto del todo bien por sectores internos del gobierno y del PT. A la recesión y el
fuerte programa de ajuste fiscal lanzado por Levy se suman dos frentes político-judiciales: la
acusación de pedaladas fiscales, es decir maniobras contables para “maquillar” el déficit fiscal por
el pago a los bancos por distintos programas sociales, y la explosión del escándalo del Lava Jato, una
supuesta red de corrupción en torno a la petrolera Estatal Petrobrás, que también fue
complementada con denuncias de sobornos a políticos por parte de la constructora brasileña
Odebrecht. El PMDB se monta en las acusaciones de pedaladas fiscales contra Dilma Rousseff,
traicionando la alianza de gobierno, y los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado
(Eduardo Cunha y Michelle Temer, ambos del PMDB) impulsan un impeachment (o juicio político)
contra Dilma con la participación de prácticamente todo el arco opositor parlamentario,
destituyendo a la presidenta en 2016. El Vicepresidente Michelle Temer (también envuelto en las
múltiples acusaciones de corrupción de Petrobrás y Odebrecht) cumplirá los dos años de mandato
que le restaban al gobierno del PT.

Las elecciones de 2018 marcarán una nueva etapa del sistema de partidos, que aún hoy parece
inconclusa. Jair Bolsonaro, un ex militar y diputado federal, fue consolidándose como una figura
externa a los partidos que tradicionalmente habían dominado la política brasileña desde la vuelta
de la democracia. Lo llamativo será que se presenta a las elecciones por el Partido Social Liberal,
un partido fundado en 1994 sin demasiada preponderancia en la arena política nacional. Por otro
lado el PT impulsará la candidatura de Fernando Haddad, ex ministro de educación de los gobiernos
de Lula y Dilma. La fuerte campaña política y judicial en contra de Dilma y Lula será denominada por
distintos analistas políticos como lawfare, el cual supone el uso de la justicia como herramienta
política para eliminar a opositores de la contienda electoral. La prisión de Lula da Silva previa a las
elecciones de 2018 irá en ese sentido. Otra figura emergente será Ciro Gomes, ex Ministro de
Hacienda de Fernando Henrique Cardoso y ex Ministro de Integración Nacional de Lula da Silva. La
victoria será para Bolsonaro por más de 16 puntos de diferencia por sobre Haddad, lo cual no
impidió que debiese realizarse la segunda vuelta, en la cual triunfó nuevamente Bolsonaro con el
55% de los votos contra el casi 45% de Hadad. Otro dato para destacar es la mala actuación del
PSDB, quien con su candidato Geraldo Alckmin sólo obtuvo el 4,76% de los votos. El candidato del
MDB, Henrique Meirelles, obtuvo solamente el 1,2%. De esta manera, vemos como el sistema de
partidos brasileño “canibalizó” a dos partidos protagonistas en las últimas décadas como el PMDB
y el PSDB, y el PT sufrió una merma de votos (aunque mantiene aún un fuerte apoyo)
probablemente de sectores medios urbanos que antes no dudaban en votar a Lula por su discurso
contra la “corrupción del viejo sistema”.
De esta manera, el sistema de partidos políticos del Brasil parece estar en una etapa de
reconfiguración y alta dispersión, en la que a excepción del PT no aparece ningún partido sólido con
una fuerte masa de votos leales a lo largo del tiempo. Quedará analizar el devenir del gobierno de
Bolsonaro (el cual se encuentra actualmente acusado de intervención en la Justicia por
investigaciones de corrupción de su entorno y de la participación de allegados al crimen de la
concejala de Río de Janeiro Marielle Franco, y por otorgar sobreprecios en la compra de vacunas de
la pandemia del Covid-19) para observar como partidos históricos y partidos más “nuevos” como
Demócratas (que continúan históricamente al PFL), y tienen fuerte presencia en el Congreso.

La vuelta definitiva a la arena política de Lula da Silva tras la anulación de todas sus sentencias
judiciales por parte del Supremo Tribunal de Brasil por considerar entre otras causas la manifiesta
parcialidad del Juez Sergio Moro (luego Ministro de Justicia de Bolsonaro) tras filtrarse
conversaciones de chat con los fiscales de la causa “Lava Jato” será otro de los factores a tener en
cuenta. Lula ya se ha reunido durante este año con ex presidentes como José Sarney y Fernando
Henrique Cardoso, con quien emitió un comunicado nada menos que cuestionando la intención de
Bolsonaro de reducir el Arancel Externo Común del MERCOSUR en por lo menos un 20%. Esto último
no es un tema menor ya que, por citar un caso, Cardoso no solo había sido competidor electoral de
Lula en sucesivas elecciones presidenciales sino que también había avalado con declaraciones a la
prensa el golpe parlamentario a Dilma Rousseff.

Finalmente, la relación entre el presidente Bolsonaro y el Congreso será también otro factor que
determinará como se realineen los partidos de cara a las elecciones de 2022, las cuales serán según
se dice en nuestro país “para alquilar balcones”.

Muchas gracias por habernos acompañado durante la clase, ¡Los y las esperamos en la próxima
donde analizaremos los sistemas de partidos políticos de Colombia y Venezuela!

Lecturas Recomendadas

1) Waldo Ansaldi (1995), "Un caso de ficción de organización partidaria o la política sin partidos:
Brasil, 1889-1945", en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal; publicado originariamente en
Secuencia. Revista de Historia y Ciencias Sociales, Nueva Época, nº 32, Instituto Mora, México DF.

2) Cardoso, Fernando Henrique (1985): "Dos governos militares a Prudente - Campos Sales", en Boris
Fausto (Dir.), História geral da civilizaçâo brasileira, tomo III, O Brasil republicano, vol. 1º, Difel, Sâo
Paulo, pp. 13-50.

3) Trindade, Helio (1989); “Partidos políticos y transición democrática: el populismo y el


antipopulismo en la política del Brasil”, en Meyer y Reyna (comp.), Obra citada (1989).

4) Meneguello, Rachel (2003); "El impacto de la democratización del Estado en el desarrollo de los
partidos brasileños", en Cavarozzi, Marcelo y Abal Medina (h) (comp.), obra citada, Rosario.

También podría gustarte